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UNIVERSIDAD

ALAS PERUANAS

ALUMNA:

DOCENTE: Sara Luisa Huaripata Laurente.

CURSO: Lógica Jurídica.

CICLO: VIII

1. Defina la argumentación en la antigüedad


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Desde la antigüedad, la argumentación ha sido objeto de interés en todas las áreas
donde se practica el arte de hablar y de escribir de manera persuasiva. En la
actualidad, el estudio de la argumentación ha recobrado vigencia debido a la gran
influencia que los medios de comunicación tienen sobre la sociedad. Esta influencia se
manifiesta en el planteamiento de estrategias argumentativas para convencer al público
acerca de ciertos valores e ideas. Ejemplo de esto son los discursos argumentativos
relacionados con la publicidad o el pensamiento político. Así pues, la principal
motivación del estudio de la argumentación (por parte de los argumentadores) consiste
en establecer si el razonamiento planteado es verosímil, es decir, si quien es objeto de
la argumentación estará dispuesto a aceptarla.
Un argumento no es solamente la afirmación de algunas opiniones, ni tampoco
simplemente es una disputa. Son intentos de apoyar opiniones con razones.
De este modo son esenciales. Lo es así porque es una forma de tratar de
documentarse acerca de qué opiniones son mejores que las demás, ya que no todos
los puntos de vista son iguales para las personas. Algunas conclusiones pueden
apoyarse en buenos razonamientos, mientras que otras tienen un sustento más débil,
pero frecuentemente se desconoce cuál es cuál. Por ello, se tienen que dar
argumentos en favor de las conclusiones, para luego valorarlos y considerar cuán
fuertes y verdaderos son.
Por lo tanto, argumentar es importante por otro motivo, ya que una vez que se ha
llegado a una conclusión apoyada en razones se explica y se la defiende mediante
argumentos.

2. Defina la argumentación de acuerdo con lo expuesto por 03 autores


en la materia.
 Perelman y Tyteca (1989) muestran que la argumentación es retórica8, así
como Eemeren y Grootendorst (1984) señalan que la argumentación es un
conjunto de actos del discurso9. Nosotros, entendemos que ambas afirmaciones
tienen la misma base. La argumentación se construye sobre una base
retórica10: los caracteres y estados del orador (ethos) y su auditorio (pathos),
estableciendo entre ellos una interacción pragmática. Pero, la argumentación es
sobre todo retórica porque en el centro se sitúa el ser humano con su
pensamiento, sus sentimientos y sus acciones. Y, por ejemplo, aunque es difícil
separar estos tres elementos (pensamiento, sentimiento y acción) en el uso de la
lengua, una de las cartas (The need for better understanding) del texto
correspondiente a la página de Internet mencionada anteriormente (Defeat
Depression): “LA NECESIDAD DE UNA MEJOR COMPRENSIÓN La depresión
es una de las formas más comunes de enfermedad y se ha convertido en uno de
los trastornos más fáciles de tratar. Muchas personas pueden encontrar un alivio
adecuado en un entorno de atención primaria. Es lamentable que con
demasiada frecuencia este trastorno pase desapercibido y, a menudo, los

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pacientes no pueden comunicar claramente su angustia a sus médicos. Doy la
bienvenida a este sitio web que estoy seguro ayudará a lograr una mayor
comprensión de estos trastornos, y con una mejor comunicación entre el
paciente y el médico, se puede erradicar mucha angustia innecesaria”.
 Moeschler (1985: 56-9) señala tres condiciones necesarias a la noción de «acto
de argumentación»:
1. El carácter intencional, presentando intencionalmente un argumento
relacionado a una conclusión, y de lo cual deriva un valor argumentativo.
2. El carácter convencional, asociado a las marcas argumentativas: marcas
axiológicas (de orientación positiva o negativa), operadores argumentativos
(dentro de la misma oración), conectores argumentativos (entre oraciones),
y responsables de la actividad argumentativa.
3. El aspecto institucional, imponiendo un conjunto de normas en el cuadro de
la interacción, y obligando al interlocutor a sacar un determinado tipo de
conclusión. Pero, además, la argumentación es un proceso que implica:
una interacción discursiva entre interlocutores, y la utilización y producción
de un texto lingüístico. Este proceso podría ser definido como social,
cognitivo y lingüístico.
 Anscombre y Ducrot (1988)13, haciendo intervenir a la enunciación como base
de la argumentación, y teniendo en cuenta más su base lingüística, conciben a
la argumentación como un enunciado E1 (o un conjunto de enunciados)
destinado a hacer admitir otro enunciado E2 (o un conjunto de enunciados). Y
para que esto pueda suceder no basta con que E1 dé razones para E2, sino que
la estructura lingüística de E1 debe de satisfacer ciertas condiciones para que
pueda constituirse, en un discurso, un argumento para E2. La lengua presenta
unas exigencias para esta relación, ya que, según sus investigaciones, algunos
enunciados E1, aún proporcionando las mejores razones del mundo para hacer
admitir otros enunciados E2, son sin embargo incapaces, en un discurso, de
servir de argumentos a favor de E2. Pero, es un rasgo constitutivo de muchos
enunciados orientar al interlocutor hacia un cierto tipo de conclusión (por el
hecho de que se excluye otro tipo de conclusión). Consideran que los posibles
encadenamientos argumentativos en un discurso están ligados a la estructura
lingüística de los enunciados y no únicamente a las informaciones que ellos
llevan. también diferencian entre acto de argumentar y valor argumentativo. En
un discurso, a los enunciados que pueden autorizar una conclusión, se les
reconoce un cierto valor argumentativo (orientado por la presencia o no de
operadores y conectores argumentativos), pero el acto argumentativo es
realizado a partir del valor argumentativo que es dirigido hacia la conclusión. En
este proceso actúa el acto de orientación argumentativa, que consiste en dar,
explícita o implícitamente, una orientación (intención) argumentativa a un
enunciado. Aquí, entendemos que, si el acto de argumentar es tal acto porque
conduce a una conclusión, esta conclusión no tiene necesariamente que ser
impuesta, sino que puede orientar el discurso hacia un tipo de conclusión y hacia

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la exclusión de otras: Cuando nosotros hablamos de argumentación, nos
referimos siempre a unos discursos que comportan, al menos, dos enunciados
E_ y E_, donde uno es dado para autorizar, justificar o imponer al otro; el
primero es el argumento, el segundo la conclusión. […] Puede, por otra parte,
hacerse que el enunciado conclusión esté puramente implícito, pero que pueda
ser, en este caso, reestablecido fácilmente (Anscombre y Ducrot, 1988: 163;
traducción nuestra).

3. ¿Qué es la argumentación jurídica? Definida por autores.


Miguel Carbonell: El objetivo fundamental, meta o propósito de toda argumentación
jurídica es convencer, porque un abogado que no sepa persuadir no será bueno en su
profesión, consideró Miguel Carbonell, reconocido abogado y docente, durante su
participación en la 32 Feria Nacional del Libro. Al concluir su conferencia “Retos para
los abogados en el siglo XXI” recibió un reconocimiento por parte del Rector Alfonso
Esparza Ortiz, quien le agradeció compartir sus conocimientos con la comunidad
universitaria. 
En el auditorio de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, el experto señaló que
actualmente se necesitan procesos judiciales que estén más enfocados en la ciencia y
en el conocimiento empírico duro, lo que a su vez conlleva a pruebas periciales que no
están basadas solo en un testigo, sino en la presencia de material genético, el
resguardo de los hechos, la metodología del forense y el correcto levantamiento de los
indicios, entre otros aspectos debidamente llevados a cabo.
Ante cientos de estudiante del área jurídica, consideró que otro de los retos de los
abogados es mantenerse actualizados porque “nunca dejarán de ser estudiantes y
tienen que desarrollar un espíritu de autoaprendizaje y seguir preparándose para ser
mejores”.
“La gran tarea de un buen abogado no es pelear por todo, judicializar todo, sino que su
gran desafío es resolver problemas, negociar las posibilidades”, dijo.  Al citar cifras del
INEGI, refirió que cada año se inician en nuestro país más de 710 mil procedimientos
judiciales sobre materia familiar y la realidad es que muchos de estos se podrían
arreglar, en parte, “si los abogados hiciéramos una tarea de mediación, de negociación,
en lugar de pelearse por muchas cosas que evitan llegar a un acuerdo”. 
Otro de los retos que destacó está relacionado con el marketing jurídico.  Ante un
mercado laboral muy saturado, este concepto ayudará a que el futuro abogado se
destaque ante el cliente, a que lo conozca y sepa que cuenta con una buena práctica
profesional, “ningún cliente te va a contratar sino sabe que existes, por eso te debes
hacer visible”.  
Finalmente mencionó que, como profesionistas, los abogados deben escribir bien y
tomar en serio el uso correcto del lenguaje, así como mantenerse informados de todo lo
que sucede a su alrededor, porque de lo contrario se corre el riesgo de fracasar. 

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“Ustedes, los estudiantes y futuros profesionistas son el motor para lograr esta práctica
permanente, esta disciplina que los acompañará por el resto de sus vidas y nosotros
como maestros en el proceso de su formación universitaria les podemos acercar agua,
pero nunca les podremos generar esa sed de triunfar, de pasión por aprender, de tener
éxito profesional. Esa sed que tiene que estar dentro de cada uno”.
Robert Alexy: En la teoría de la argumentación jurídica hemos creído encontrar claves
suficientes como para poder hablar de una verdadera "Teoría" que explique el origen,
validez y límites del hecho jurídico, desde una triple vertiente: analítica, normativa y
descriptiva. Esta teoría pretende superar las carencias del positivismo jurídico a la hora
de abordar los problemas de la sociedad actual, siendo su objeto a la elaboración de un
procedimiento que asegure la racionalidad de la aplicación del derecho.
Metodológicamente la argumentación jurídica puede concebirse como "el lenguaje del
derecho resultante de la aplicación actual de reglas y principios a la solución de
conflictos prácticos que la sociedad se plantea en el ámbito del derecho". El autor la
concibe de sede una triple perspectiva: racional, práctico moral y jurídica. La
argumentación jurídica puede ser considerada como un caso especial de la
argumentación práctica general, subordinada a la ley, la dogmática y el precedente.
Estructuralmente comprende tres niveles: el de los principios, el de las reglas y el del
procedimiento; o, lo que es lo mismo, los dos primeros han de complementarse con un
tercero: una argumentación jurídica propiamente dicha que, sobre la base de ambos
niveles, asegure una decisión racionalmente fundamentada. El análisis de estos
supuestos nos lleva a considerar como conclusión que "el discurso jurídico tiene tres
momentos: ideal, racional y real, en los que se constituye y se fundamenta. Tesis esta
no imputable el autor objeto de estudio, aunque sí compatible con su planteamiento.
Creemos que constituye un paso más en la tarea de explicar la naturaleza última de la
argumentación jurídica, pudiendo ser considerada como tesis provisional de una futura
fundamentación.

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