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EL ESTADO EN EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

¿Qué es un Estado?

Un Estado es una entidad política soberana que cuenta con un territorio definido, una
población, un gobierno y la capacidad de mantener relaciones internacionales con
otros Estados.

¿Por qué es importante el Estado en el derecho internacional público?

El Estado es un actor fundamental en el derecho internacional público, ya que es la


unidad básica de la comunidad internacional y la principal fuente de derechos y
obligaciones internacionales.

Requisitos para la existencia de un Estado

• Territorio: un Estado debe contar con un territorio definido y reconocido por la


comunidad internacional.
• Población: un Estado debe contar con una población permanente que habite
en su territorio.
• Gobierno: un Estado debe contar con un gobierno que tenga el control efectivo
sobre su territorio y su población.
• Capacidad de mantener relaciones internacionales: un Estado debe tener la
capacidad de mantener relaciones internacionales con otros Estados.

Ahora bien, los Estados no son todos iguales, y pueden darse de acuerdo a diferentes
formas que permiten su clasificación. Cuando hablamos aquí de “formas”, nos
referimos a su organización interna: su modelo de organización territorial, su modelo
de organización política o incluso su sistema de gobierno. Dependiendo del criterio
que elijamos, tendremos unas u otras formas de Estado, de la siguiente manera:

Según su organización territorial, podemos distinguir entre Estados unitarios,


Estados regionalizados, Estados federales, Estados dependientes y Confederaciones
o uniones.
Según su organización política, podemos diferenciar entre Repúblicas
parlamentarias, Repúblicas presidencialistas, Repúblicas semipresidencialistas,
Repúblicas unipartidistas y Monarquías parlamentarias y absolutas.
Según su sistema de gobierno, podemos hablar de democracias, autocracias
y dictaduras.

Tipos de Estado según su organización territorial

Tomando en consideración el modo en que se organiza su territorio, podemos


diferenciar entre:
• Estados unitarios, en los que existe un gobierno único y central, ubicado
en la capital del país, que rige sobre el territorio todo de manera
homogénea. Aun así, este tipo de Estados pueden ser centralistas, en los
que el gobierno único es rígido y total, o pueden ser descentralizados, en
los que existe un cierto margen de autonomía regional concedido por la
autoridad central. Por ejemplo: Colombia, Perú, Nueva Zelanda.
• Estados regionalizados, que son antiguos estados unitarios
descentralizados que paulatinamente fueron cediendo mayor y
mayor soberanía a sus regiones o provincias, hasta reconocerles un
estatuto político de autonomía, pasándose a llamar así “regiones
autónomas”. Por ejemplo: España, Italia o Serbia.
• Estados federales o federaciones, que consisten en la unión de Estados
de menor rango, que ceden a un gobierno centralizado (llamado federal)
una cuota importante de su autoridad y sus funciones políticas, pero
retienen buena parte de su autonomía y sus disposiciones legales. Por
ende, en estos Estados existen dos instancias de ley: las locales o
regionales, y las federales o comunes. Por ejemplo: Argentina, Brasil,
Alemania, Rusia.
• Estados dependientes, que carecen de autonomía y soberanía plena
sobre sus territorios, ya que la han otorgado (o se las ha arrebatado) un
Estado más grande y poderoso. En estos casos, los Estados operan como
satélites del principal, acatando sus leyes y obteniendo a cambio ciertos
beneficios. Por ejemplo: Puerto Rico, las Islas Cook, la República de Palaos.
• Estados confederados o confederaciones, que son agrupaciones de
Estados independientes similares remotamente a las federaciones, con la
salvedad de que retienen un importante margen de autonomía y soberanía,
a punto tal de que podrían separarse de la confederación con tan solo
desearlo. Mientras formen parte de ella, sin embargo, gozan de políticas
comunes con los demás Estados y responden como una unidad política y
territorial.

Tipos de Estado según su organización política

Tomando en consideración el modo en que se organizan políticamente, podemos


distinguir en primer lugar entre repúblicas y monarquías.

Las repúblicas son sistemas políticos en los que el poder público está
repartido entre instituciones que componen tres ramas diferentes, autónomas y
encargadas de sostener un equilibrio interno: el ejecutivo (el gobierno),
el legislativo (la asamblea o congreso) y el judicial (la justicia).

Por su parte, que las monarquías son sistemas políticos en los que el poder
político recae sobre un monarca o regidor vitalicio, ya sea de manera total o
parcial.

A su vez, existen diferentes tipos de repúblicas y monarquías:


• Repúblicas presidencialistas, aquellas en las que la rama del poder
ejecutivo recae sobre un presidente electo democráticamente, encargado
de dirigir el país políticamente, y cuyos poderes son delimitados por los
otros dos poderes públicos. Este es el caso de países como Venezuela,
Argentina, Brasil o Filipinas.
• Repúblicas semipresidencialistas, aquellas en las que la figura del
presidente encargado del ejecutivo es compartido con un primer ministro,
a menudo designado por él, pero que responde ante la cámara
parlamentaria. Así, la jefatura de gobierno es compartida y no recae
enteramente sobre el presidente. Este es el caso de países como Senegal,
Haití, Polonia, Francia, Rusia o Taiwán.
• Repúblicas parlamentarias, aquellas en las que el poder ejecutivo no
recae sobre un presidente, sino de un primer ministro electo entre los
partidos que integran el parlamento. Esto significa que la población vota
indirectamente por su primer ministro, pero también que el poder ejecutivo
y la conducción del Estado se someten en mayor medida al poder legislativo
y al debate entre las fuerzas políticas del país. Este es el caso de países
como Alemania, Croacia, Israel o India.
• Repúblicas unipartidistas, aquellas en las que la totalidad del gobierno
está en manos de un mismo y único partido político. Estas repúblicas no
suelen ser democráticas y la estructura de gobierno suele ser la misma del
Estado, es decir, Estado y gobierno son una sola y misma cosa. Es el caso
de Cuba, China, Vietnam, Eritrea o Corea del Norte.
• Monarquías constitucionales, aquellas en las que el Rey o Monarca se
ocupa de la Jefatura de Gobierno, es decir, del poder ejecutivo en pleno,
pero su poder está siempre sometido y restringido, de modo que su
autoridad no es absoluta ni está por encima de la ley. De hecho, el poder
legislativo y el judicial existen y son autónomos. Se considera un paso
intermedio en la historia entre la monarquía absoluta y la parlamentaria.
Este fue el caso de países como Francia posrevolucionaria o el Japón de
inicios del siglo XX.
• Monarquías parlamentarias, similares a las constitucionales, con la
salvedad de que el Rey o Monarca ocupa más bien un papel ceremonial, y
el poder ejecutivo recae en cambio en manos de un Primer Ministro electo
entre los partidos que integran el parlamento, aunque al mismo tiempo
avalado por el Rey. Es el caso de Gran Bretaña, Japón, Suecia, Bélgica o
Malasia.
• Monarquías absolutas, aquellas en las que el poder político y la soberanía
recaen enteramente en la figura del Rey o Monarca, sin que existan poderes
públicos ni leyes que puedan limitarlo o contradecirlo. Es decir, el Rey es la
autoridad política absoluta en materias ejecutivas, legislativas y/o
judiciales, aunque también es posible que existan instituciones públicas
encargadas de cada una de dichas ramas (un parlamento, por ejemplo, y
unos tribunales), pero su poder jamás puede contradecir ni sobrepasar al
del rey. Este es el caso de Catar, Omán, Suazilandia o Arabia Saudita.
Tipos de Estado según su sistema de gobierno

Por último, juzgando según el sistema de gobierno que posean (democrático o no),
podemos distinguir entre:

• Democracias, en las que la soberanía reside en la voluntad popular, o sea,


en la decisión de las mayorías, quienes ejercen su derecho al voto para
decidir o influir en los asuntos de importancia pública. Además, en la
actualidad, para poder ser una democracia, en un país deben respetarse
los derechos humanos universales y respetarse el imperio de la ley (o sea,
el Estado de derecho).
• Dictaduras, formas de gobierno no democráticas, en las que un pequeño
grupo ejerce el poder político a su antojo y mediante la fuerza,
imposibilitando el cambio político y social, y a menudo imponiendo de
manera sangrienta un orden establecido, sin importar ni derechos
humanos, ni imperio de la ley, ni otra cosa que los intereses del grupo en
el poder.
• Autocracias, formas de gobierno más o menos intermedias entre
democracia y dictadura, en las que se sostiene una fachada democrática
pero las instituciones propias de una democracia son socavadas,
penetradas y manipuladas a su antojo por los sectores poderosos de la
sociedad. Este tipo de regímenes suelen degenerar rápidamente en
dictaduras.

DERECHOS Y DEBERES DE LOS ESTADOS EN EL ÁMBITO INTERNACIONAL

Los Estados tienen una serie de derechos y deberes en el ámbito internacional que
están establecidos en el derecho internacional público. Estos derechos y deberes son
fundamentales para mantener la paz y la seguridad internacionales y para proteger
los derechos humanos a nivel mundial.

DERECHOS DE LOS ESTADOS

1. Derecho a la autodeterminación: los Estados tienen el derecho a determinar


libremente su estatus político, económico, social y cultural, sin interferencia
externa.
2. Derecho a la igualdad soberana: todos los Estados son iguales en cuanto a su
soberanía y su derecho a participar en las relaciones internacionales.
3. Derecho a la defensa propia: los Estados tienen el derecho a defenderse a sí
mismos contra cualquier amenaza o ataque.
4. Derecho a la cooperación internacional: los Estados tienen el derecho a
cooperar con otros Estados y con organizaciones internacionales para
promover el desarrollo y la seguridad internacionales.

DEBERES DE LOS ESTADOS


1. Deber de respetar el derecho internacional: los Estados tienen la obligación de
respetar las normas y los principios del derecho internacional público,
incluyendo el derecho humanitario y los derechos humanos.
2. Deber de no intervenir en los asuntos internos de otros Estados: los Estados
tienen la obligación de respetar la soberanía de otros Estados y no intervenir
en sus asuntos internos.
3. Deber de resolver conflictos pacíficamente: los Estados tienen la obligación de
resolver los conflictos internacionales de manera pacífica, a través de la
negociación y el diálogo.
4. Deber de proteger los derechos humanos: los Estados tienen la obligación de
proteger los derechos humanos y garantizar que no se violen en su territorio.
5. Deber de cooperar en la solución de los problemas internacionales: los Estados
tienen la obligación de cooperar en la solución de los problemas
internacionales, como el cambio climático, el terrorismo y la pobreza.

¿QUÉ ES LA INTERVENCIÓN?

La intervención se refiere a la interferencia directa o indirecta de un Estado en los


asuntos internos de otro Estado sin su consentimiento. Esto puede incluir la
imposición de sanciones económicas, la intervención militar, la presión diplomática y
otras formas de presión política. La intervención puede ser justificada en ciertas
circunstancias, como la protección de los derechos humanos o la prevención de
conflictos armados, pero también puede ser considerada como una violación del
derecho internacional si se realiza sin una justificación legítima.

¿QUÉ ES LA NO INTERVENCIÓN?

La no intervención es el principio fundamental del derecho internacional que


establece que los Estados no deben intervenir en los asuntos internos de otros
Estados. Esto significa que los Estados tienen el derecho a elegir su propio sistema
político, económico y social, y que otros Estados no deben interferir en estas
decisiones internas. La no intervención es un principio clave en la preservación de la
soberanía y la independencia de los Estados.

APLICACIÓN EN EL DERECHO INTERNACIONAL

La intervención y la no intervención están reguladas por el derecho internacional, y


su aplicación depende de las circunstancias específicas de cada caso. En general, la
intervención se considera ilegal si se realiza sin el consentimiento del Estado afectado
o sin una justificación legítima, como la protección de los derechos humanos o la
prevención de conflictos armados. La no intervención es un principio fundamental del
derecho internacional y se aplica en la mayoría de las situaciones, pero hay algunas
excepciones, como la intervención humanitaria en casos de crisis humanitarias.

EL RECONOCIMIENTO
El reconocimiento de Estados es una institución del derecho internacional público
mediante la cual uno o más Estados hacen constar la existencia en un determinado
territorio de una sociedad políticamente organizada e independiente, poniendo de
manifiesto su voluntad de considerarla un miembro más de la sociedad internacional.

El reconocimiento de un Estado es un acto discrecional que realiza un Estado frente


a una realidad externa preexistente, es decir, el reconocimiento por parte de otros
Estados no es una condición necesaria para la existencia de un Estado, siendo
únicamente una declaración de voluntad de mantener unas relaciones de
cooperación.
El reconocimiento implica que entre el Estado reconocido y el que reconoce se
establece un mínimo de cooperación activa. El reconocimiento se desarrolla dentro
de los límites implícitos de su naturaleza discrecional, voluntaria y relativa;
produciendo efectos exclusivamente entre los Estados que reconocen y el reconocido,
ya que como se ha dicho, el reconocimiento es a discreción de cada Estado, no
influyendo en las relaciones con terceros Estados.
La relatividad del reconocimiento sirve como protección ante la utilización con fines
políticos del reconocimiento, como por ejemplo el reconocimiento en casos de guerra
civil o de movimientos de liberación colonial. La utilización del reconocimiento con
fines políticos es una práctica muy extendida y en ningún caso determina la existencia
o inexistencia de un Estado, que produce por sí misma efectos jurídicos.
Aunque el reconocimiento no determina la existencia de un Estado, las relaciones de
cooperación plenas sí que requieren de un reconocimiento mutuo, además, el
reconocimiento de un Estado refuerza su personalidad jurídica internacional, incluso
respecto de aquellos Estados que no le reconozcan.
Con el desarrollo de las relaciones internacionales y su paulatina institucionalización,
surgen nuevas cuestiones en torno al reconocimiento de Estados, surge la cuestión
de si la admisión de un país en organizaciones internacionales como la ONU implica
un reconocimiento por parte del resto de miembros; la realidad indica que la inclusión
de Estados en organizaciones internacionales no implica su reconocimiento, dado que
de lo contrario se estaría vulnerando el principio de discrecionalidad, no siendo viable
por tanto una institucionalización del reconocimiento a través de organizaciones
internacionales.
Otra cuestión es el reconocimiento interesado realizado por únicamente un país,
normalmente, con objeto de influenciar en la realidad política exterior, ejemplo de
ello es el «Estado chipriota turco», reconocido únicamente por Turquía o
los Bantustanes creados artificialmente por Sudáfrica para sustentar el apartheid.
En algunos casos la discrecionalidad para reconocer no existe, en ocasiones en las
que órganos internacionales desaconsejan reconocer determinadas situaciones de
hecho, como por ejemplo la invasión de Kuwait por Irak, considerada nula por
el consejo de seguridad de la ONU (resolución 662 de 9 de agosto de 1990). Por
tanto, el reconocimiento y su discrecionalidad puede estar condicionada por la
concurrencia de situaciones anti jurídicas como el uso ilícito de la fuerza armada
(proscrito por la resolución 2526 de la asamblea general
Formas
El establecimiento de relaciones diplomáticas conlleva el reconocimiento de un
Estado, por lo que, de la práctica de actos de reconocimiento unilaterales, se ha
pasado a declaraciones conjuntas de reconocimiento mutuo que establecen una serie
de condiciones iniciales para las relaciones mutuas y provocan el intercambio de
misiones diplomáticas, por ejemplo, el comunicado conjunto Hispano-israelí de 17 de
enero de 1986:
De conformidad con el principio de universalidad de relaciones entre Estados, y
teniendo presentes los antiguos y profundos vínculos que unen al pueblo español y
al pueblo judío, los dos Gobiernos han decidido establecer relaciones diplomáticas
entre España e Israel a partir de esta fecha. Consecuentemente, se procederá a la
apertura de Embajadas en Tel Aviv y Madrid y al nombramiento de los respectivos
embajadores.

Comunicado conjunto hispano-israelí, La Haya, 17 de enero de 1986

El reconocimiento de un estado se refiere al acto por el cual un estado reconoce


la existencia y la soberanía de otro estado. A continuación, proporcionaré un ejemplo
del reconocimiento de un estado:

En 2020, el Gobierno de Sudán del Sur decidió reconocer la soberanía del Estado de
Palestina. El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, hizo el anuncio en una reunión
con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, en la ciudad de Juba. Durante la
reunión, Kiir dijo que su país reconocía el derecho del pueblo palestino a tener su
propio estado y apoyaba los esfuerzos de Palestina para convertirse en un estado
independiente.

Este es un ejemplo del reconocimiento de un estado, en este caso, Sudán del Sur
reconoció a Palestina como un estado soberano. El reconocimiento de un estado por
parte de otro estado es un acto político y no siempre es automático o universalmente
aceptado. Los estados pueden reconocer o no a otros estados por diversas razones,
como motivos políticos, económicos o culturales. En general, el reconocimiento de un
estado es un proceso importante para el establecimiento de relaciones diplomáticas
y el fomento de la cooperación internacional. El reconocimiento internacional de
Israel fue un proceso gradual que se inició en 1948, cuando Israel declaró su
independencia de la administración británica del Mandato de Palestina. El
reconocimiento internacional de Israel se produjo a lo largo de los años siguientes, a
medida que los países iban reconociendo su existencia como un Estado soberano.

Inmediatamente después de la declaración de independencia de Israel, varios países,


incluyendo los Estados Unidos y la Unión Soviética, reconocieron a Israel como un
Estado independiente. Otros países, sin embargo, se opusieron a la creación de Israel
y no lo reconocieron. Esto condujo a una guerra entre Israel y los estados árabes
vecinos en 1948.
En las décadas siguientes, muchos países reconocieron a Israel, incluyendo la
mayoría de los países occidentales. Sin embargo, algunos países árabes y
musulmanes siguieron sin reconocer a Israel y mantuvieron hostilidades hacia el
Estado judío.

En la actualidad, Israel es reconocido por la mayoría de los países del mundo,


incluyendo muchos países árabes y musulmanes. El proceso de reconocimiento
internacional de Israel ha sido un tema polémico y ha generado controversia en todo
el mundo, especialmente en el contexto del conflicto israelí-palestino.

EL TERRITORIO ESTATAL:

El territorio estatal es el espacio físico que ocupa un estado y sobre el cual ejerce su
soberanía. Está compuesto por el territorio terrestre, la superficie marítima y el
espacio aéreo que se encuentra sobre él. El territorio terrestre incluye tanto la tierra
como las aguas interiores y el espacio aéreo que se encuentra sobre ellas. La
superficie marítima está compuesta por el mar territorial, la zona contigua, la zona
económica exclusiva y la plataforma continental. El espacio aéreo se extiende hasta
una altura determinada por el estado y se encuentra sobre su territorio terrestre y
sus aguas interiores.

El territorio estatal es un elemento fundamental de la identidad y la soberanía de un


estado. Es sobre su territorio que el estado ejerce su poder y autoridad, y establece
sus leyes y normas. Además, el territorio estatal es un recurso valioso que puede ser
utilizado para el beneficio económico y social de la población del estado.

La gestión y la protección del territorio estatal son responsabilidades fundamentales


del estado. Esto incluye la definición de sus límites, la delimitación de sus fronteras
y la implementación de políticas y regulaciones para la protección y el uso sostenible
de sus recursos naturales. En algunos casos, el territorio estatal puede ser objeto de
disputas entre estados vecinos, lo que puede generar tensiones y conflictos
internacionales.

En el derecho internacional público, los límites y las fronteras son elementos


fundamentales para la delimitación y la protección de la soberanía de los estados.
Los límites son las líneas imaginarias o físicas que separan el territorio de un estado
de otro. Por otro lado, las fronteras son las zonas geográficas que se encuentran
alrededor de los límites, en las cuales se pueden aplicar diferentes medidas y
políticas.

El derecho internacional público establece que los estados tienen el derecho y la


responsabilidad de establecer y proteger sus límites y fronteras. Esto se hace a través
de tratados bilaterales o multilaterales, y la creación de organismos especializados
encargados de la delimitación de las fronteras.

La delimitación de los límites y las fronteras es un tema de suma importancia en el


derecho internacional público, ya que su violación puede conducir a conflictos
armados y tensiones internacionales. Además, la delimitación de las fronteras
también es importante para la protección de los derechos humanos y la lucha contra
el tráfico ilegal de personas y bienes.

Guatemala es un país ubicado en América Central, que limita al norte y al oeste con
México, al este con Belice, el Golfo de Honduras y el mar Caribe, al sureste con
Honduras y El Salvador, y al sur con el Océano Pacífico.

Los límites y fronteras de Guatemala están definidos por diversos tratados y acuerdos
internacionales. Algunos de ellos son:

• Límite con México: Guatemala y México comparten una frontera de


aproximadamente 871 km. El límite está definido por el Tratado de Límites
entre México y Guatemala, firmado en 1882.
• Límite con Belice: La frontera entre Guatemala y Belice es objeto de una
disputa territorial. Ambos países han firmado diversos acuerdos y tratados
internacionales para intentar resolver esta controversia. Actualmente, la
frontera está definida por una línea imaginaria que se extiende desde el río
Sarstoon hasta el oeste de la frontera terrestre.
• Límite con Honduras: Guatemala y Honduras comparten una frontera de
aproximadamente 256 km. El límite está definido por el Tratado General de
Paz y Amistad firmado en 1996.
• Límite con El Salvador: Guatemala y El Salvador comparten una frontera de
aproximadamente 203 km. El límite está definido por el Tratado de Límites
entre El Salvador y Guatemala, firmado en 1992.
• Límite marítimo: Guatemala tiene una frontera marítima en el Océano Pacífico
y en el Caribe. En el Pacífico, Guatemala tiene una zona económica exclusiva
de 12 millas náuticas. En el Caribe, Guatemala tiene una frontera marítima con
Belice, que también está sujeta a una disputa territorial.
Las fronteras pueden clasificarse de diversas formas según los criterios utilizados. A
continuación, se presentan algunas de las clasificaciones más comunes:

1. Según su naturaleza: las fronteras pueden ser naturales o artificiales. Las


fronteras naturales son aquellas que están definidas por elementos
geográficos, como ríos, montañas o mares. Las fronteras artificiales, en
cambio, son aquellas que se establecen por acuerdos entre los estados, sin
que exista un elemento geográfico que las delimite.
2. Según su función: las fronteras pueden ser políticas, económicas o culturales.
Las fronteras políticas se establecen para delimitar la soberanía de los estados.
Las fronteras económicas se establecen para regular el comercio y la
circulación de personas y bienes. Las fronteras culturales, por su parte, se
establecen para delimitar las diferencias culturales entre los pueblos.
3. Según su grado de control: las fronteras pueden ser abiertas o cerradas. Las
fronteras abiertas permiten el libre tránsito de personas y bienes entre los
estados vecinos. Las fronteras cerradas, en cambio, restringen o prohíben el
paso de personas y bienes.
4. Según su evolución histórica: las fronteras pueden ser estables o cambiantes.
Las fronteras estables son aquellas que se han mantenido a lo largo del tiempo
sin grandes cambios. Las fronteras cambiantes, en cambio, son aquellas que
han sufrido modificaciones a lo largo de la historia, ya sea por acuerdos o por
conflictos armados.

DOCTRINA DEL UTI POSSIDETIS

La doctrina del uti possidetis es un principio del derecho internacional que establece
que los nuevos estados surgidos de procesos de descolonización deben tener como
límites territoriales aquellos que tenían antes de obtener su independencia. Es decir,
los nuevos estados deben mantener la posesión de los territorios que tenían antes
de su independencia, de acuerdo a las fronteras coloniales previamente establecidas.

El origen de la doctrina del uti possidetis se remonta al siglo XIX, en el contexto de


la independencia de los países latinoamericanos. En ese momento, se consideró que
los nuevos estados debían mantener los límites territoriales que tenían en el
momento de su independencia, para evitar conflictos entre ellos y mantener la
estabilidad en la región.

Posteriormente, esta doctrina se extendió a otros contextos de descolonización en el


siglo XX, como en África y Asia. En estos casos, se consideró que la doctrina del uti
possidetis era una forma de preservar la integridad territorial de los nuevos estados
y evitar conflictos por disputas territoriales.

El derecho marítimo es una rama del derecho que se ocupa de las relaciones jurídicas
que se generan en el ámbito del mar y la navegación. Se encarga de regular las
actividades comerciales, pesqueras, de transporte y turísticas que se realizan en el
mar y las costas, así como la seguridad de la navegación, la protección del medio
ambiente marino y la resolución de conflictos en el ámbito marítimo.

El derecho marítimo se basa en una serie de tratados internacionales, como la


Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que establece las
normas fundamentales para la explotación de los recursos marinos, la navegación, la
protección del medio ambiente y la resolución de conflictos. Además, cada país tiene
su propia legislación marítima, que complementa las normas internacionales y regula
cuestiones específicas de la actividad marítima en su territorio.

Entre las materias que abarca el derecho marítimo se encuentran:

• El contrato de transporte marítimo de mercancías y de pasajeros.


• La responsabilidad civil en el ámbito marítimo, incluyendo los daños causados
por colisiones, contaminación, etc.
• La seguridad de la navegación y la prevención de accidentes marítimos.
• La protección del medio ambiente marino, incluyendo la prevención de la
contaminación del mar y la regulación de la explotación de los recursos
marinos.
• La legislación pesquera y la protección de la biodiversidad marina.
• La regulación de la propiedad y el uso de los puertos y las costas.
• La solución de conflictos marítimos, incluyendo la jurisdicción y el arbitraje en
controversias relacionadas con la navegación y el comercio marítimo.
Existen varias convenciones y tratados internacionales relacionados con el derecho
del mar, algunos de los cuales son:

1. Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS): es el


tratado más importante sobre derecho del mar, que establece los derechos y
obligaciones de los Estados en el uso de los océanos y sus recursos. Fue
adoptado en 1982 y entró en vigor en 1994, y actualmente cuenta con 168
Estados Partes.
2. Convenio Internacional para la Prevención de la Contaminación por los Buques
(MARPOL): es un tratado internacional adoptado en 1973 y modificado en
varias ocasiones, que establece las normas para prevenir la contaminación del
mar por los buques. Actualmente cuenta con 154 Estados Partes.
3. Convenio Internacional sobre la Seguridad de la Vida Humana en el Mar
(SOLAS): es un tratado internacional adoptado en 1974, que establece las
normas de seguridad para proteger la vida humana en el mar. Actualmente
cuenta con 167 Estados Partes.
4. Convenio Internacional sobre la Búsqueda y Salvamento Marítimo (SAR): es
un tratado internacional adoptado en 1979, que establece las normas para la
coordinación de los servicios de búsqueda y rescate marítimo. Actualmente
cuenta con 163 Estados Partes.
5. Convención Internacional sobre la Responsabilidad Civil por Daños Debidos a
la Contaminación por Hidrocarburos (CLC): es un tratado internacional
adoptado en 1969, que establece las normas de responsabilidad civil por los
daños causados por la contaminación del mar por hidrocarburos. Actualmente
cuenta con 136 Estados Partes.

Estos son solo algunos ejemplos de las convenciones y tratados internacionales


relacionados con el derecho del mar. Cada uno de ellos aborda diferentes aspectos y
temas relacionados con la navegación, la explotación de los recursos marinos, la
protección del medio ambiente marino y la seguridad en el mar, la pesca, entre otros.
ESPACIO AÉREO

El espacio aéreo es el espacio situado por encima de la superficie terrestre, que es


utilizado para la navegación y el transporte aéreo. Desde el punto de vista del derecho
internacional público, el espacio aéreo está regulado por una serie de normas y
principios que establecen los derechos y obligaciones de los Estados en relación con
su uso y control.
Entre los principales aspectos regulados por el derecho internacional público en
relación al espacio aéreo, podemos mencionar:

1. El principio de soberanía: cada Estado tiene soberanía sobre el espacio aéreo


situado por encima de su territorio, lo que significa que tiene el derecho
exclusivo de autorizar o prohibir el sobrevuelo de su territorio por aeronaves
extranjeras.
2. El derecho de paso inocente: los Estados tienen el derecho de sobrevolar el
espacio aéreo de otros Estados en tránsito hacia su destino, siempre y cuando
no violen la soberanía del Estado sobrevolado y cumplan con las normas y
procedimientos establecidos.
3. La responsabilidad de los Estados: los Estados son responsables de los daños
causados por las aeronaves registradas en su territorio, así como por los daños
causados por aeronaves extranjeras en su territorio.
4. La regulación de la navegación aérea: existen normas y procedimientos
internacionales que regulan la navegación aérea, incluyendo la señalización y
el control del tráfico aéreo, la seguridad de la aviación, y la prevención de
colisiones en el aire.
5. La protección del medio ambiente: el derecho internacional público establece
normas para la protección del medio ambiente en relación con la aviación,
incluyendo la limitación de emisiones contaminantes y la regulación del ruido
de las aeronaves.
Por ejemplo: El Convenio de París, adoptado en 2015, se enfoca principalmente
en el cambio climático y la reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero, por lo que no incluye disposiciones específicas en relación al
espacio aéreo.

Sin embargo, la lucha contra el cambio climático y la reducción de emisiones


de gases de efecto invernadero también tienen implicaciones en la industria
aérea y el uso del espacio aéreo. Por ejemplo, se están desarrollando
tecnologías para hacer que los aviones sean más eficientes en términos de
combustible y emisiones, lo que reduciría la huella de carbono de la aviación.
Además, algunos países están considerando establecer impuestos sobre el
combustible de aviación como una forma de desalentar el uso excesivo del
espacio aéreo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El Convenio sobre Aviación Civil Internacional, comúnmente conocido como el


Convenio de Chicago, es un tratado internacional que estableció las normas básicas
para la regulación del transporte aéreo internacional en todo el mundo. Fue firmado
en 1944 por los representantes de 52 países en la ciudad de Chicago, Estados Unidos.

El Convenio de Chicago establece los derechos y responsabilidades de los Estados en


el uso del espacio aéreo, la seguridad de la aviación, el registro y certificación de
aeronaves, el reconocimiento de licencias y certificados de pilotos, el control del
tráfico aéreo, la protección del medio ambiente y otros temas relacionados con la
aviación civil internacional. El tratado también establece la Organización de Aviación
Civil Internacional (OACI), un organismo especializado de las Naciones Unidas
encargado de promover la seguridad y la eficiencia de la aviación civil internacional.

El Convenio de Chicago es considerado como uno de los tratados internacionales más


importantes en el derecho aéreo, y ha sido ratificado por la mayoría de los países del
mundo. Como resultado, ha establecido un marco común de normas y prácticas para
el transporte aéreo internacional, y ha ayudado a fomentar la cooperación y la
armonización en la industria de la aviación a nivel mundial.

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