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Estudios sobre las odas de fray Luis de León | EMILIO ALARCOS LLORACH
EL FRUTO
a potenciar, continuar e impulsar los diferentes (las jarchas mozárabes, Gonzalo de Berceo, aspectos de la filología románica, estudioso
estudios por él iniciados. el Libro de Aleixandre, Juan Ruiz, Sem Tob, Quevedo, concienzudo de otras lenguas y dialectos his-
pánicos (el catalán, los bables asturianos y
CIERTO
Montengón, Flaubert, Baroja, Jorge Guillén, Dámaso
Alonso, José Hierro, Delibes, Cela, García Pavón, leoneses, el español de América), conocedor
Muñoz Molina). profundo de la historia de la lengua en todas
Estos estudios que ahora se publican son el fruto sus dimensiones (fonología, gramática, léxico),
cierto al que aludía complacido fray Luis de León Estudios sobre las odas documentado conocedor de las literaturas me-
dieval y clásica, sagaz comentarista de escri-
de fray Luis de León
cuando consideraba su labor en el huerto ameno. La
lectura y análisis de los versos del agustino a lo largo tores actuales, escrutador de nuevos valores
de toda una vida han cuajado en unos estudios plenos literarios…
de rigor y acierto.
Cátedra
Emilio Alarcos
Llorach
emilioalarcos.com
EL FRUTO CIERTO
Estudios sobre las odas
de fray Luis de León
EMILIO ALARCOS LLORACH
EL FRUTO CIERTO
Estudios sobre las odas
de fray Luis de León
Edición
Emilio Martínez Mata
Prólogo
Alberto Blecua
oviedo
2023
Cátedra
Emilio Alarcos
Llorach
patrocina
«En una esperanza que salió vana» de Luis de León [oda XVII] 89
La oda VI 155
Prólogo
Alberto Blecua
[9]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 10 ]
prólogo
[ 11 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Cronología
[ 12 ]
prólogo
[ 13 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[…] aquí se imagina y allí se ve; aquí las sombras de las cosas
nos atemorizan y asombran; allí la verdad asosiega y deleita;
esto es tinieblas, bullicio, alboroto; aquello es luz purísima
en sosiego eterno.
[ 14 ]
prólogo
La edición
[ 15 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 16 ]
prólogo
[ 17 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
La sustancia de contenido
[ 18 ]
prólogo
La forma de expresión
[ 19 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 20 ]
prólogo
[ 21 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 22 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Sostiene José María Micó que fray Luis de León fue el pri-
mer poeta catedrático de nuestras letras. Por ello —o pese
a ello—, el agustino fue hombre capaz de conjugar un saber
fuera de lo común y una envidiable claridad de estilo. Asimis-
mo, podemos relacionar con el oficio académico de fray Luis
uno de los intereses principales de sus odas: el estudio como
remanso en los torbellinos de la vida y como modo de alcan-
zar una felicidad serena. En efecto, las célebres odas I («¡Qué
descansada vida!»), II («Virtud, hija del cielo»), III («El aire se
serena»), V («En vano el mar fatiga»), VI («Elisa, ya el precia-
do»), VIII («Cuando contemplo el cielo»)‚ IX («No te engañe el
dorado»), X («¿Cuándo será que pueda?»), XI («Recoge ya en
el seno»), XII («¿Qué vale cuanto vee?»), XIII («Alma región
luciente»), XIV («¡Oh ya seguro puerto!»), XV («No siempre
es poderosa») y XVII («Huid, contentos, de mi triste pecho»)
son otras tantas invitaciones al recogimiento provechoso, a la
virtud tranquila que ofrece el trabajo en las letras. «El tiempo
nos convida / a los estudios nobles», propone la oda a Juan de
Grial (XI, vv. 16-17). «No siempre es poderosa» la maldad, ni
tampoco la envidia, aclara la XV (vv. 1-3).
Por todas estas razones —erudición, claridad, elogio del es-
tudio—, las odas del agustino seducen particularmente a los de
su gremio. De hecho, llama la atención la calidad del elenco de
filólogos que las han estudiado. Limitándonos primeramente
a sus editores, tenemos a Francisco de Quevedo y a Marcelino
[ 23 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 24 ]
prólogo a la segunda edición
[ 25 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 26 ]
prólogo a la segunda edición
[ 27 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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prólogo a la segunda edición
[ 29 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 30 ]
prólogo a la segunda edición
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 32 ]
prólogo a la segunda edición
[ 33 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 34 ]
prólogo a la segunda edición
[ 35 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 36 ]
prólogo a la segunda edición
[ 37 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 38 ]
prólogo a la segunda edición
[ 39 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Introducción
Emilio Martínez Mata
[ 41 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 42 ]
introducción
[ 43 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 45 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 46 ]
«en el texto de fray luis»
[ 47 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 48 ]
«en el texto de fray luis»
[ 49 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
que de mí la fama diga.») por los dos puntos («y quieren que de
mí la Fama diga: / Dichoso el que jamás ni ley, ni fuero»). En
el primer caso, el ‘diga’ con el que concluye la oración tendría
el valor de ‘hable, cante’. En cambio, Alarcos entiende que los
seis tercetos siguientes (vv. 46-63) están puestos en boca de la
Fama personificada. Razona para llegar a esta conclusión, por
una parte, que en esos tercetos el tono elocutivo es totalmente
distinto del de los anteriores, con la sustitución de las referen-
cias de primera persona por las de la tercera y, por otra, que son
frecuentes en fray Luis las ocasiones en las que el poeta cede
la voz a otro personaje (Apolo en la oda IV, la Magdalena en
la VI, el Tajo en la VII, la Sirena en la IX, Felipe Ruiz en la XII).
Su tarea como filólogo no se limita a tratar de restituir el
texto más próximo posible al original, sino también a esclarecer
el sentido del mismo. En sus estudios, antes del comentario de
la oda, Alarcos se ocupa siempre de estos dos aspectos siguien-
do el mismo proceso: proporcionar un texto, discutiendo los
loci critici y razonando sus propuestas, y explicar el sentido
literal, aclarando alusiones difíciles de comprender para el lec-
tor de hoy y el significado de algunos términos con un valor
distinto del actual. Un ejemplo de esto último es la aclaración
que hace en «¡Repuestos valles de mil bienes llenos!» (VIII, 80),
en donde repuestos no significa ‘abastecidos, abundantemente pro-
veídos’, como han creído algunos editores, sino ‘apartados, retira-
dos’ (en su valor etimológico —repositus—, que pasa también al
italiano riposto).
A través de estos ejemplos hemos podido hacernos una idea
de la finura de sus análisis filológicos por estar cimentada en
su conocimiento de la poética de fray Luis y de sus usos lin-
güísticos y literarios. Sólo desde esa sabiduría y desde la íntima
comprensión del poema se explica el riguroso trabajo que llevó
a cabo.
[ 50 ]
emilio alarcos llorach
EL FRUTO CIERTO
Estudios sobre las odas
de fray Luis de León
[ 51 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 53 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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una oda de fray luis de león
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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una oda de fray luis de león
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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una oda de fray luis de león
[ 59 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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una oda de fray luis de león
[ 61 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Al capitán romano
la vida, y no la sed, quitó el bebido
tesoro persiano;
y Tántalo, metido
en medio de las aguas, afligido
[ 62 ]
una oda de fray luis de león
[ 63 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero.
No da reposo al pecho,
Felipe, ni la India, ni la rara
esmeralda provecho,
[ 64 ]
una oda de fray luis de león
… de tormento
mi boca y red de enojos
les dé besos sin cuento,
El cuerpo delicado, / … /
tu gracia y bien sagrado,
tu luz, tu continente,
a sus dichosos siglos represente,
No te engañe el dorado
vaso ni, de la puesta al bebedero
sabrosa miel, cebado,
[ 65 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 66 ]
una oda de fray luis de león
no velará en tu lecho;
ni huirás la cuita, la agonía,
el último despecho; 15
ni la esperanza buena en compañía
[ 67 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
y ni tendrá clavada
la rueda, aunque más puedas, voladora
Y quedarás sumido
en males no finibles y en olvido. 30
[ 68 ]
una oda de fray luis de león
[ 69 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
y ni tendrás clavada
la rueda, aunque más puedas, voladora
del Tiempo hambriento y crudo
que con orden habitual diría «y, por más que puedas, no ten-
drás detenida la rueda voladora del Tiempo». En cuanto al enla-
ce abrupto entre estrofa y estrofa (aparte de que casi toda la oda
constituye un enunciado único), acabamos de ver un caso (la
rueda… voladora / del Tiempo, versos 24 y 25), y se encuentran
estos otros: entre las estrofas 3.ª y 4.ª (versos 12 y 13),
… ni el espanto
no velará en tu lecho;
… la alta y fiera
y diestra mano armada.
[ 70 ]
una oda de fray luis de león
[ 71 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Intactis opulentior
Thesauris Arabum et diuitis Indiae,
Caementis licet occupes
Tyrrhenum omne tuis et mare Ponticum:
Si figit adamantinos
Summis uerticibus dira Necessitas
Clauos, non animum metu,
Non mortis laqueis expedies caput.
[ 72 ]
una oda de fray luis de león
[ 73 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 74 ]
una oda de fray luis de león
Y quedarás sumido
en males no finibles y en olvido.
[ 75 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Tú dende la hoguera
al cielo levantaste al fuerte Alcides,
tú en la más alta esfera
con las estrellas mides
al Cid, clara victoria de mil lides. 10
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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la oda «virtud, hija del cielo» de luis de león
[ 79 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 80 ]
la oda «virtud, hija del cielo» de luis de león
I. Virtud, (vocativo)
II. Tú levantaste a Alcides, tú mides al Cid (sujeto)
III. Por ti el paso desvía… y crece (agente)
IV. Por tu senda… traspasa… Portocarrero (posesivo).
[ 81 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
otros significantes acordes: hoguera (v. 6), estrellas (v. 9), res-
plandece (v. 12), claro día (v. 13), y destacándose del error de
la negrura: escuro suelo (v. 3), profunda noche (v. 12). Las dos
liras, II y III, por tanto, vienen a ser desarrollo de la luz de
la I, corporeizada de nuevo con dos parejas: Hércules (ejem-
plo clásico de la mitología) y el Cid (prototipo de la gloriosa
tradición hispánica) en la estrofa II, y Cástor y Pólux y Gon-
zalo Fernández de Córdoba en la III. Son hechos cumplidos.
Y he aquí, agora, en la lira IV, el nuevo héroe que acomete la
senda de la virtud expresada en la estrofa I: Portocarrero. En
esquema:
senda
por la que traspasa Portocarrero (v. 17) (IV)
(empresa)
[ 82 ]
la oda «virtud, hija del cielo» de luis de león
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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la oda «virtud, hija del cielo» de luis de león
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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la oda «virtud, hija del cielo» de luis de león
13 Casi todos los editores señalan que esta lira traza los límites de Galicia.
Es cierto, pero más bien los de la Gallaecia romana, o los del antiguo
reino suevo, que los administrativos actuales. Notemos, de pasada,
que fray Luis, como de costumbre, acepta los datos de la antigüedad
(Galicia = fin del orbe conocido, Océano = mar monstruoso abierto al
abismo de lo ignoto), pero combinándolos con los actuales de la tradi-
ción hispana y cristiana: Covadonga = fiel montaña, fiel por partir de
ella la oposición al infiel Islam.
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 90 ]
«en una esperanza que salió vana» de luis de león
del terceto (estrecha, cierra, es, sube) indican que los dos sus-
tantivos de este verso forman una unidad de contenido, con
la cual se compadece mejor la primera lección: es la inocencia
mía y la pureza.
9. En el verso 37 son posibles las dos variantes en mí su ley
y su ley en mí; pero acaso es preferible la segunda (que evita el
hiato entre mudó y en mí), ya que en el verso 38 hay sinalefa:
Mudó su ley en mí naturaleza / y pudo en mí dolor lo que no
entiende. Por otro lado, no debe interpretarse el mí de este verso
como posesivo de dolor, que es sujeto.
10. En el verso 40, aunque ambos posibles, es preferible
cuanto a cuando, pues es más corriente la construcción «cuanto
más…, más…».
11. En el estragado verso 59 no se adelanta mucho sustitu-
yendo en la corrección la sencillez en pechos de oro la preposi-
ción en por con (según Alcalá y San Felipe).
12. El verso 45 suele cerrarse con punto: y quieren que de mí
la Fama diga., interpretando este diga por ‘hable, cante’ o cosa
parecida. Si se tienen en cuenta ciertos procedimientos de fray
Luis, ahí son precisos dos puntos, porque los versos siguientes
(46-63) los pone el poeta en boca de la Fama personificada. El
tono elocutivo es totalmente distinto del de los tercetos anterio-
res, de acuerdo con la sustitución de las referencias personales
del «yo», típicas del resto del poema, por las de tercera persona,
propias de estos seis tercetos. Habría, pues, que abrir comillas
y leer así: … y quieren que de mí la Fama diga: / «Dichoso el
que jamás ni ley ni fuero… / … y el gozo, cuyos ojos huye el llo-
ro». El cambio de «hablante» es bastante frecuente en las odas
luisianas. Recuérdense los pasajes de la oda IV (en el verso 35
el poeta cede la voz a Apolo: … y con divino canto ansí decía:
«Desciende en punto bueno…»), de la VI (v. 66, el poeta intro-
duce las palabras de la Magdalena: Decía: «Solo amparo…»),
de la VII (vv. 5-6, tras el poeta habla el Tajo: … y le habló desta
[ 91 ]
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«en una esperanza que salió vana» de luis de león
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«en una esperanza que salió vana» de luis de león
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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«en una esperanza que salió vana» de luis de león
[ 97 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
«destierro» (v. 5).15 Hay una fuerte trabazón causal de los conte-
nidos de terceto en terceto y de verso en verso: si «mi pecho» es
«triste» (v. 1) se debe a que en él jamás «pudieron asentarse los
contentos» (2-3); volver a él es «engaño», porque hay que recor-
dar que ya fueron «desterrados» (v. 5); «mi comarca y reinos»
son «tristes» (v. 6), porque en ellos no hay más que «nublados»,
«viento», «torbellino», «lluvia fiera», «suspiros» y «cuidados»
(vv. 7-9); y, ahora, centrándose en el aquí (y sugiriendo implí-
citamente el allí que se rechaza mediante negaciones: no pinta,
no dora, no canta vv. 10-12), el poeta especifica e intensifica
las dos notas características de su «comarca» (lo material y lo
espiritual, las circunstancias y el yo) con rigurosas correspon-
dencias de contenido:
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«en una esperanza que salió vana» de luis de león
[ 99 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 100 ]
«en el texto de fray luis»
(34-36) La inocencia — Es
cuando sube — entonces vengo
(37-39) Naturaleza — mudó — su ley
y dolor — pudo — lo que.
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 102 ]
«en el texto de fray luis»
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 104 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
No te engañe el dorado
vaso ni de la puesta al bebedero
sabrosa miel cebado;
dentro al pecho ligero,
Querinto, no traspases el postrero 5
[ 105 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Pasó tu primavera,
ya la madura edad te pide el fruto
de gloria verdadera.
¡Ay! Pon del cieno bruto
los pasos en lugar firme y enjuto, 20
No fíes en viveza:
atiende al sabio rey Solimitano;
no vale fortaleza,
que al vencedor Gazano
condujo a triste fin femenil mano. 35
[ 106 ]
«las serenas» de luis de león
Decía conmoviendo
el aire en dulce son: «La vela inclina
que del viento huyendo
por los mares camina,
Ulises, de los griegos luz divina. 45
»Allega y da reposo
al inmortal cuidado, y entretanto
conocerás curioso
mil historias que canto,
que todo navegante hace otro tanto. 50
»Todos de su camino
tuercen a nuestra voz, y, satisfecho
con el cantar divino
el deseoso pecho,
a sus tierras se van con más provecho. 55
Si a ti se presentare,
los ojos sabio cierra; firme atapa
la oreja, si llamare;
[ 107 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
si prendiere la capa,
huye, que solo aquel que huye escapa. 70
[ 108 ]
«las serenas» de luis de león
siguiente. Pero parece mejor unirla como suelen hacer los edi-
tores, teniendo en cuenta la concordancia de prado y florido.
En el v. 14 algunos manuscritos dan florece en lugar de aplace;
dice el P. Llobera que «aplace es muy apropiado, ya que se trata
del placer» (p. 178) y además evita la reiteración fonética y se-
mántica con el florido del v. 12. En el v. 15, otras lecciones dan
el engañoso lazo está escondido. Como ve bien Llobera (p. 178),
con esta lectura queda suelto y con poco sentido el metido del
verso anterior, que —añadimos— es forzosamente adyacente
de está. Quizá por esto, el P. García, que prefiere engañoso (a pe-
sar de repetirse en v. 21) a peligroso, adopta una lección híbrida:
el engañoso lazo está y tendido. De manera que entenderemos:
«Allí donde complace más el prado, está oculto y tendido el
peligroso lazo».
Versos 19-20. Nuevo hipérbaton: «pon los pasos en lugar
firme y enjuto del cieno bruto». El cieno bruto es una de tantas
variaciones con que despectivamente designa el agustino las
cosas de este mundo; en otras odas tenemos, por ejemplo, el
mundanal ruido (I, 2), el escuro suelo (II, 3), aqueste bajo y vil
sentido (III, 35), esta cárcel baja, escura (VIII, 15), el bajo y torpe
suelo (VIII, 37), este valle hondo, escuro (XVIII, 2).
Versos 21-25. No es necesario recordar que la maga Circe,
en la Odisea, convirtió a los compañeros de Ulises en bestias.
Un leve problema textual es decidir entre las variantes junte-
ajunte-ayunte en el v. 25. Acaso las connotaciones comunes con
manada hagan preferible ayunte.
Verso 26. Aunque el P. Llobera dice que «no vería dificul-
tad en tomar asienta por se asienta» (p. 179), probablemente el
verbo no es intransitivo: es Circe quien asienta a alguien en su
antro.
Versos 29-30. Es latinismo frecuente el uso de sustantivos
en la función de atributo propia de los adjetivos. Aquí tenemos
arde oso y (con construccion más explícita) hecho jabalí gime.
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emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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«las serenas» de luis de león
[ 111 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
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«las serenas» de luis de león
II
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«las serenas» de luis de león
[ 115 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
III
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«las serenas» de luis de león
por 3.ª persona) no vale fortaleza 33. Macrì (1964: 52) ya apunta
esta «stretta continuità drammatica per imperativi, esortativi»
como rasgo común de nuestra oda con la ya citada VI y con la
VII (Profecía del Tajo). Pero lo que interesa es subrayar que los
doce consejos en serie, dirigidos a Querinto, insisten en una
misma intención. Macrì piensa que estas apelaciones ensarta-
das ascienden en clímax hasta la estrofa 8.ª que concluye en el
«lungo verso» 40 (en realidad más lento que largo, y además
enfático con sus machacones acentos de las sílabas pares: por
dó por síglos míl su fáma suéna), y cree por ello que la última es-
trofa (vv. 66-70) «è inutile, sembra aggiunta», a pesar del verso
final huye, que solo aquel que huye escapa, «sentenza definitiva».
Sin embargo, aceptando esta continuidad de desarrollo,
existen matices diferenciales entre las siete primeras liras de
la oda (vv. 1-35) y las siete postreras (vv. 36-70), que se inician
precisamente con el momento climático (Imita v. 36). En efecto,
se podría dividir el poema en dos zonas: una en que las exhor-
taciones se caracterizan en común por proponer al interlocutor
la abstención de algo; otra, reducida a la recomendación de
cuatro actitudes conducentes a resultados positivos. Tenemos,
así, de un lado: no te engañe, no traspases, ten dudosa, retira el
pie, pon (lejos del cieno), no fíes, atiende, no vale fortaleza; y de
otro: imita, cierra, atapa, huye. Simplificando, se diría que la
primera parte señala lo negativo de que hay que abstenerse, y
la segunda lo positivo que hay que imitar.
La admonición no es abstracta. Se ilustra con ejemplos. En
cada parte figura uno central proveniente de la tradición clási-
ca, en concreto de Homero: los encantos de la engañosa Circe
en dos estrofas de la primera (vv. 21-30), y la seductora tentación
de las sirenas en cinco liras de la segunda (vv. 41-65). El ejemplo
de Circe se presenta actualizado como un peligro latente que
hay que sortear para no incurrir en sus nefastas consecuen-
cias, y por ello se configura con perspectiva de presente (que
[ 117 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 118 ]
«las serenas» de luis de león
[ 119 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 120 ]
«las serenas» de luis de león
[ 121 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
IV
[ 122 ]
«las serenas» de luis de león
[ 123 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 124 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
A Ignacio Aguilera
Ignacio: No podíamos faltar los Alarcos a la hora de tu homenaje. Y aunque
se lo impide al Senior, en sus lúcidos 84 años, la mengua de luz en sus ojos,
he aquí al Junior que acude puntual. No es propiamente montañés lo que
te dedico, pero sí sobre el poeta más querido del Fundador de tu Biblioteca:
el gran Luis de León, aquel «ánimo constante» que, ceñido de adversidad
(como el tuyo), «querrás hundille y crece mayor que de primero».
[ 125 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
20 De esta oda II («Virtud, hija del cielo») nos ocupamos en otra parte
(Archivum, XXVII-XXVIII, 1977-1978, pp. 5-15).
21 Las discrepancias de nuestro texto pueden cotejarse con la edición y
aparato del P. Vega (1955: 496-500). En el v. 6 tan buena lectura puede
[ 126 ]
«la cana y alta cumbre» de luis de león
y juntas en tu pecho
una suma de bienes peregrinos, 20
por donde con derecho
nos colmas con divinos
[ 127 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Porque te ha salteado 25
en medio de la paz la cruda guerra
que agora el Marte airado
despierta en la alta sierra
—lanzando rabia y sañas
en las infieles bárbaras entrañas—, 30
[ 128 ]
«la cana y alta cumbre» de luis de león
de pecho no vencido,
por lo más peligroso
se lanza discurriendo vitorioso
Testigo es la fragosa
Poqueira, cuando él solo, y traspasado
con flecha ponzoñosa, sostuvo denodado,
y convirtió en huida,
mil banderas de gente descreída. 65
[ 129 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Ilíberi» = Sierra Nevada vv. 1-2; «el Lieo» = Baco v. 9; «la mora-
dora de la fuente Cabalina» = una de las musas vv. 10-11, etc.), o
en ciertas perífrasis elusivas (como «infieles entrañas» = moris-
cos v. 30; «santo baño» = bautismo v. 35, etc.). Sólo convendrá
fijarse en la estrofa primera, particularmente en los versos 3-4:
«contiene en sí tu lumbre ya casi un siglo entero». Los comen-
taristas, en su mayoría, piensan que la locución temporal ya
casi un siglo entero hace referencia concreta al período en que
Portocarrero permaneció retenido en Granada por el accidente
bélico de su hermano Alfonso. Alguno interpreta siglo como
«año»22 y, en consecuencia, calcula que la oda se escribiría «casi
un año» después de la acción de Poqueira, por tanto, a fines de
1569. Otros, creyendo escrito el poema a raíz de las heridas de
don Alfonso, puntualizan que don Pedro, entonces canónigo
de Sevilla, no llevaba un año con sus familiares de Jaén y Gra-
nada y, por tanto, consideran que se trata de una «Expresión
muy castiza para indicar un tiempo largo, sobre todo para el
que espera con ansia una cosa».23 En efecto, los versos 7-8 de
la oda permiten imaginar que a fray Luis y demás amigos del
«apolíneo sacro coro» salmantino se les hacía larga la ausencia
de Portocarrero. Pero con el modo solemne y respetuoso de la
22 Así LIobera, p. 347, a quien siguen los más (Macrì, Vega, etc.). El sabio
jesuita cree que la ecuación un siglo = un año queda corroborada por
la traducción de la égloga VII de Virgilio, donde «Si mihi non haec
lux toto iam longior anno est» (v. 43) es trasladado así por fray Luis
(vv. 77- 78): «Si no se me figura haber crecido / un siglo aquesta luz
odiosa y fea». En este pasaje la hipérbole está justificada, puesto que
el poeta estima subjetivamente el tiempo, y tanto más da decir «año»
que «siglo» (además se insiste en ello; fray Luis dice «figura»). En nues-
tra oda, en cambio, si fuese hipérbole el siglo (y por tanto estimación
vaga), no tendría sentido la puntualización casi. Hay que aceptar que
ya casi un siglo entero es una mención objetiva, si bien poco precisa,
del tiempo transcurrido desde las campañas de conquista de Granada
(ca. 1484) hasta la lucha de las Alpujarras (1569).
23 Vega, p. 496, nota 4.
[ 130 ]
«la cana y alta cumbre» de luis de león
24 No vale aducir aquí los vv. 34-35 de la oda II: «enciende lumbre / va-
liente a ilustrar más alta cumbre», que tienen otro sentido.
25 Véanse referencias en Hernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Ca-
tólicos, ed. Carriazo, II, 1943, índices.
[ 131 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 132 ]
«la cana y alta cumbre» de luis de león
figura
(los gozos que) el deseo y — en tu vuelta.
determina
[ 133 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
el Lieo
(a do vendrá) y la moradora de la…
y Apolo con la…
[ 134 ]
«la cana y alta cumbre» de luis de león
[ 135 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
inducido de…
Alfonso — se lanza — por lo más peligroso — como el león…
discurriendo vitorioso
desordena armado
Alfonso — y rompe — las haces — relumbrando
y persigue aventurando
[ 136 ]
«la cana y alta cumbre» de luis de león
solo
(cuando) traspasado — sostuvo — mil banderas
y convirtió
denodado
[ 137 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 139 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 140 ]
«no siempre es poderosa» de luis de león
[ 141 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
No siempre es poderosa,
Carrero, la maldad, ni siempre atina
la envidia ponzoñosa,
y la fuerza sin ley que más se empina
al fin la frente inclina; 5
que quien se opone al cielo,
cuando más alto sube, viene al suelo:
testigo es manifiesto
el parto de la Tierra mal osado,
que, cuando tuvo puesto 10
un monte encima de otro y levantado,
al hondo derrocado,
sin esperanza gime
debajo su edificio que le oprime.
Si ya la niebla fría 15
al rayo que amanece odiosa ofende
y contra el claro día
las alas escurísimas estiende,
no alcanza lo que emprende,
al fin y desparece 20
y el sol puro en el cielo resplandece,
[ 142 ]
«no siempre es poderosa» de luis de león
ni la inocente vida,
ni la fe sin error, ni la pureza, 25
por más que la fiereza
del tigre ciña un lado
y el otro el basilisco emponzoñado.
el ánimo constante
—armado de verdad— mil aceradas,
mil puntas de diamante
embota y enflaquece y —desplegadas
las fuerzas encerradas— 40
sobre el opuesto bando
con poderoso pie se ensalza hollando.
[ 143 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 144 ]
«no siempre es poderosa» de luis de león
[ 145 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
niebla rayo
fría claro
odiosa día
3. ofende sol
no puro
II. escurísimas resplandece
fiereza llaneza
tigre inocente vida
4. basilisco fe sin error
emponzoñado pureza
odio
poder oro
5. falso engaño crisol
ciegos de ira tesoro
daño
III.
aceradas constante
puntas verdad
6. opuesto poderoso
hollando ensalza
[ 146 ]
«no siempre es poderosa» de luis de león
sierpe ligero
tigre corona
IV. 7. fiero gozo
daño gloria
vencidos vencedor
[ 147 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 148 ]
«no siempre es poderosa» de luis de león
Es testigo — el parto
que puesto y
—cuando tuvo —un monte…
levantado
gime —derrocado —al hondo
—sin esperanza
—debajo su edificio
que le oprime.
[ 149 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
—fría
—ofende —al rayo que amanece
—odiosa
—y extiende las alas… —contra el claro día
la niebla
—no alcanza lo que emprende
(Si ya) y
—y desaparece
el sol —resplandece —puro —en el cielo.
[ 150 ]
«no siempre es poderosa» de luis de león
[ 151 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 152 ]
«no siempre es poderosa» de luis de león
[ 153 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 154 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
La oda VI
A Francisco Ynduráin
[ 155 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 156 ]
la oda vi
Elisa, ya el preciado
cabello, que del oro escarnio hacía,
la nieve ha variado.
¡Ay! ¿Yo no te decía
«Recoge, Elisa, el pie, que vuela el día»? 5
[ 157 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
el cielo fatigaste
con gemido importuno,
por quien nunca tuviste acuerdo alguno 25
de ti mesma? Y agora,
rico de tus despojos, más ligero
que el ave huye: adora
a Lida el lisonjero;
tú quedas entregada al dolor fiero. 30
[ 158 ]
la oda vi
y toda derrocada
a los divinos pies que la atraían,
lo que la en sí fiada
gente olvidado habían
sus manos, boca y ojos lo hacían: 60
[ 159 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
preséntote un sujeto
tan malamente herido, cual conviene
do un médico perfeto
de cuanto saber tiene
dé muestra, que por siglos mil resuene». 90
[ 160 ]
la oda vi
[ 161 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 162 ]
la oda vi
[ 163 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 164 ]
la oda vi
[ 165 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
(ahora)
1.ª lira (Elisa) Ya la nieve ha variado
(v. 3)
(antes)
el cabello que hacía escarnio del oro
(v. 2)
(ahora)
2.ª lira (amantes) Ya ingratos se desvían
(v. 8)
(antes)
los que prometían durar eternamente
(vv. 6-7)
[ 166 ]
la oda vi
[ 167 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 168 ]
la oda vi
amor ferviente las llamas apagó del fuego ardiente (vv. 44-45 y
su variación intensificadora: las llamas del malvado amor con
otro amor más encendido vv. 46-47 = «con el arrepentimiento
borró sus pecados»).
Se ve que el intento del poeta, forzosamente sujeto a los
datos evangélicos, se orienta, más que a adornar el breve relato
tradicional, a repristinarlo, a intensificar sus valores éticos me-
diante un realce expresivo meditado, vario y sugerente, aunque,
claro es, con recursos heredados (tales como el juego de conno-
taciones del fuego, de las llamas y el amor). Del conciso texto
de Lucas (7, 38) «et stans retro secus pedes eius, lacrymis coepit
rigare pedes eius, et capillis capitis sui tergebat, et osculabatur
pedes eius…», Luis de León se fija (eliminando la alusión al un-
güento) sólo en las tres actividades de «llorar», «secar» y «besar»
y reconstruye la escena hábilmente, apuntando con sobriedad
a los datos del contexto, variando la perspectiva verbal entre
los presentes de actualización (que se refieren a los propósitos
íntimos de la pecadora: penetra, ofrécese, olvida vv. 51-55) y los
imperfectos demorados y descriptivos de las actitudes exter-
nas (hacían, lavaba, limpiaba, daba, decía vv. 56-65). La lira
11 (vv. 51-55), con enorme concisión, presenta la entrada de la
Magdalena en casa de Simón; tres notas se suceden con perfec-
to paralelismo: la intención interna de la mujer, sus acciones y
el ambiente opuesto que ignora o desafía:
[ 169 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
(Magdalena) (Jesús)
Lavaba en lloro al que su torpe mal lavando estaba
Limpiaba con el oro a su limpieza
Daba paz a su paz.
[ 170 ]
la oda vi
[ 171 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 173 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 174 ]
la oda a grial de luis de león
[ 175 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
atahona ocupado siempre en las letras de que menos gusto y cada día
con más deseo de salir de ellas y de todo lo que es Universidad, y vivir
lo que resta en sosiego y en secreto aprendiendo lo que cada día voy
olvidando más».
38 Hay sinalefa en el verso 2 (el campo su hermosura…); que haya hiato
en otros pasajes no quiere decir que fray Luis aspirase la h (así en v. 4:
verdor, y hoja a hoja). Riman sordas y sonoras en X, 56-60 (hermosas:
osas: medrosas), en XXIII (casa: compasa: pasa), en una atribuida (Vega
1955: 578: ojos: rojos), y b con v en XII, 52-55 (cabe: sabe: llave) y aquí en
vv. 31-33 (Febo: nuevo).
39 Así en VII, 51-52 (El Eolo derecho / hinche la vela en popa), en XII,
26-28 (Si resplandece el día, / si Eolo su reino turba, ensaña). Es verdad
que en estos dos pasajes Eolo es trisílabo, mientras que en la oda XI
hay que considerarlo bisílabo (Eolo) o efectuar sinalefa (ya-E). Pero el
paralelismo con el verso 6 (Ya Febo inclina el paso) hace preferible en
el 9 la lección ya Eolo al mediodía. Así, en ambos versos tenemos «ya
+ deidad» y el mismo ritmo acentual 2-4-6 (ya-fé-boin-clí-nael-pá-so,
yae-ó-loal-mé-dio-dí-a).
[ 176 ]
la oda a grial de luis de león
[ 177 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
41 En VIII, 16-20, opone bien fingido a bien divino: «¿Qué mortal desatino
/ de la verdad aleja ansí el sentido, / que de tu bien divino / olvidado,
perdido, / sigue la vana sombra, el bien fingido?».
42 He aquí un recordatorio conciso: v. 6 Febo = el sol; v. 7 resplandor egeo
= la constelación de Capricornio (por tanto: «se aproxima el invierno,
cuando en su aparente curso el sol se acerca [o, en rigor, se acercaba] a
ese signo zodiacal»); v. 9 Eolo = el viento; vv. 10-11 el ave vengadora del
Íbico = las grullas (cuya presencia obligó a delatarse a los asesinos
del poeta de Samos); v. 19 del sacro monte = no el Parnaso (F. García)
ni el templo de la gloria (Vega), sino el Helicón, monte de Beocia sa-
grado a las Musas, cuya fuente (v. 25) es la Caballina (la Cabalina, que
cita León en XXII, 10-11) o Hipocrene, donde Grial ha de satisfacer
su ardiente gana, y a la que no llegará la postrer llama (v. 20) de la
«ispirazione sensuosa e volgare» (como dice Macrì 1950: 184); vv. 26-28
[ 178 ]
la oda a grial de luis de león
[ 179 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Recoge ya en el seno
el campo su hermosura, el cielo aoja
con luz triste el ameno
verdor, y hoja a hoja
las cimas de los árboles despoja. 5
[ 180 ]
la oda a grial de luis de león
Ya el ave vengadora
del Íbico navega los nublados
y con voz ronca llora;
y, el cuello al yugo atados,
los bueyes van rompiendo los sembrados. 15
No cures si el perdido
error admira el oro, y va sediento
en pos de un bien fingido;
que no ansí vuela el viento
cuanto es fugaz y vano aquel contento. 30
[ 181 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 182 ]
la oda a grial de luis de león
[ 183 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 184 ]
la oda a grial de luis de león
se acerca a Capricornio.
el sol
acorta los días.
II. (Lo astral-atmosférico) …
el viento arrastra nubes.
[ 185 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 186 ]
la oda a grial de luis de león
[ 187 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
El tiempo —
— convida a los estudios (S-V-A)
La fama a la subida llama —— (S-A-V)
[ 188 ]
la oda a grial de luis de león
[ 189 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 190 ]
la oda a grial de luis de león
[ 191 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
de un el
— acometido —— —— — amado
torbellino plectro
he
Yo y y
quebrado
del del
—— derrocado — — las alas ——
camino vuelo
[ 192 ]
la oda a grial de luis de león
47 Otros casos análogos: oda VI, vv. 45-46: … las llamas apagó del fuego
ardiente. Las llamas del malvado amor…; vv. 85 y sigs.: … y lo que me
condena te presento. Preséntote un sujeto…; oda IX, vv. 50 y sigs.: … que
todo navegante hace otro tanto. Todos de su camino…; oda XIII, vv. 25 y
sigs.: … con dulce son deleita el santo oído. Toca el rabel sonoro…; oda
XXII, vv. 6 y sigs.: … detiene nuestros gozos y alegría. Los gozos que el
deseo…; vv. 36 y sigs.: … teñimos para nuestro mayor daño. Para que el
nombre amigo…
[ 193 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
A Antonio Vilanova
[ 195 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 196 ]
notas a la oda iv de luis de león
voice to that of the poet. The fusion of body and soul, which is
Apollo’s theme, is complete with the men’s eyes that will fall in
love with Tomasina’s beauty and virtue. The final stanza intro-
duces a change of imagery, a concluding imperative to the young
plant to grow in happiness. The poet seems to me to be speaking
here in propria persona, in a sort of envoi» (1983: 23-24).
o, si te place agora
en la región contraria hacer manida,
detente allá en buen hora,
que con la luz nacida
podrá ser nuestra esfera esclarecida. 15
[ 197 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
De tu belleza rara
el envidioso viejo mal pagado
torció el paso y la cara,
y el fiero Marte airado
el camino dejó desocupado. 30
[ 198 ]
notas a la oda iv de luis de león
generosa grandeza,
claro saber, fe llena de pureza. 50
[ 199 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 200 ]
notas a la oda iv de luis de león
***
Comentaremos a continuación algunos puntos del texto
de la oda.
Verso 5. Entre las dos lecciones quevedianas, Llobera pre-
fería la segunda:
[ 201 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
que siguió Macrì en 1950. Arjona prefería sal y verás que aceptan
F. García y Alcina. Vega, como luego Macrì, se inclinó por sal
ya verás. Parece que la última versión de Macrì es la adecuada:
[ 202 ]
notas a la oda iv de luis de león
[ 203 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 204 ]
notas a la oda iv de luis de león
[ 205 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 206 ]
notas a la oda iv de luis de león
[ 207 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 208 ]
notas a la oda iv de luis de león
[ 209 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 210 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 211 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 212 ]
la oda viii de luis de león
aquí se imagina y allí se ve; aquí las sombras de las cosas nos ate-
morizan y asombran; allí la verdad asosiega y deleita; esto es tinie-
blas, bullicio, alboroto; aquello es luz purísima en sosiego eterno.
[ 213 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 214 ]
la oda viii de luis de león
[ 215 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 216 ]
la oda viii de luis de león
Noche serena
el amor y la pena
despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente,
Olarte, y digo al fin con voz doliente: 10
«Morada de grandeza,
templo de claridad y hermosura,
el alma, que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel baja, escura? 15
[ 217 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 218 ]
la oda viii de luis de león
»rodéase en la cumbre
Saturno, padre de los siglos de oro;
tras él, la muchedumbre
del reluciente coro
su luz va repartiendo y su tesoro), 60
»inmensa hermosura
aquí se muestra toda, y resplandece
clarísima luz pura
que jamás anochece;
eterna primavera aquí florece. 75
[ 219 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 220 ]
la oda viii de luis de león
rodeado — de noche
suelo sepultado — en sueño
— en olvido
[ 221 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 222 ]
la oda viii de luis de león
[ 223 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 224 ]
la oda viii de luis de león
[ 225 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 226 ]
la oda viii de luis de león
[ 227 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
[ 228 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Obras citadas
Alarcos Llorach, Emilio, «La oda Virtud, hija del cielo de Luis de
León», Archivum, XXVII-XXVIII (1977-1978), pp. 5-15.
—, «En una esperanza que salió vana de Luis de León», en Estudios
sobre literatura y arte (dedicados al profesor Emilio Orozco Díaz),
ed. A. Gallego Morell, A. Soria y N. Marín, Universidad, Granada,
1979, pp. 11-20.
—, «Las serenas de Luis de León», Anuario de Estudios Filológicos,
III (1980), pp. 7-19.
—, «La cana y alta cumbre de Luis de León», en Homenaje al Iltmo. Sr.
D. Ignacio Aguilera y Santiago, Institución Cultural de Cantabria,
Santander, 1981, pp. 37-47.
—, «No siempre es poderosa de Luis de León», Academia Literaria
Renacentista. I. Fray Luis de León, ed. V. García de la Concha,
Universidad, Salamanca, 1981, pp. 11-22.
—, «Tres odas de Luis de León», Archivum, XXXI-XXXII (1981-1982),
pp. 19-63.
—, «La oda a Grial de Luis de León», en Homenaje a José Manuel
Blecua, Gredos, Madrid, 1983, pp. 59-72.
—, «Notas a la oda IV de Luis de León», en Homenaje al Profesor
Antonio Vilanova, eds. A. Sotelo y M. C. Carbonell, Universidad,
Barcelona, 1989, I, pp. 1-12.
—, «Una oda de fray Luis de León», Castilla, 15 (1990), pp. 7-17.
—, «La oda VIII de Luis de León», Príncipe de Viana, Anejo 18 (2000),
pp. 37-48.
Alcina, Juan Francisco (ed.), Fray Luis de León, Poesía, Cátedra,
Madrid, 1986.
Alonso, Dámaso, Poesía española, Gredos, Madrid, 1950.
—, «Vida y poesía de fray Luis de León», en Obras completas, II,
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Bell, Aubrey F. G., Fray Luis de León. Un estudio del Renacimiento
español, Araluce, Barcelona, 1927.
[ 229 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
Blecua, José Manuel (ed.), Fray Luis de León, Poesía completa, Gredos,
Madrid, 1990.
Coster, Adolphe, Luis de León (1528-1591), 2 vols., E. Arrault, Nueva
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—, Luis de León. Poésies originales, Lestair, Chartres, 1923.
Entwistle, J. William, «Fray Luis de León’s Life in his Lyrics: a New
Interpretation», Revue Hispanique, 71 (1927), pp. 176-224.
García, Félix (ed.), Fray Luis de León, Obras completas castellanas,
BAC, Madrid, 1951 (2.ª ed.).
Herrera, Fernando de, Obra poética, ed. J. M. Blecua, Anejos del
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Lapesa, Rafael, «Las odas de fray Luis de León a Felipe Ruiz», en
Studia Philologica: Homenaje ofrecido a Dámaso Alonso, Gredos,
Madrid, 1961, II, pp. 301-318.
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Lázaro Carreter, Fernando, «Imitación compuesta y diseño retórico
en la oda a Juan de Grial», Anuario de Estudios Filológicos, II
(1979), pp. 89-119.
Llobera, José (ed.), Obras poéticas de fray Luis de León, Madrid, 1932.
Macrì, Oreste (ed.), Fray Luis de León, Poesie, Sansoni, Florencia, 1950.
—, Fray Luis de León, Poesie, Vallecchi, Florencia, 1964.
—, Fray Luis de León, Poesías, Crítica, Barcelona, 1982.
Menéndez Pelayo, Marcelino, Poesías de fray Luis de León, con
anotaciones inéditas de…, RAE, Madrid, 1928.
Merino, Antolín, Obras del M. Fray Luis de León, VI, Ibarra,
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Michelena, Luis H., Apellidos vascos, Biblioteca Vascongada de los
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Rico, Francisco, «Tradición y contexto en la poesía de Fray Luis
de León», en Academia Literaria Renacentista, I. Fray Luis de
León, ed. V. García de la Concha, Universidad, Salamanca, 1981,
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Rivers, Elías L., Fray Luis de León: The original Poems, Tamesis,
Londres, 1983.
[ 230 ]
obras citadas
[ 231 ]
emilio alarcos llorach | el fruto cierto
«Una oda de fray Luis de León», Castilla, 15 (1990), pp. 7-17 [las
primeras páginas de la versión aquí publicada son inéditas].
«La oda Virtud, hija del cielo de Luis de León», Archivum, XXVII-
XXVIII (1977-1978), pp. 5-15.
«En una esperanza que salió vana de Luis de León», en Estudios sobre
literatura y arte (dedicados al profesor Emilio Orozco Díaz), eds.
A. Gallego Morell, A. Soria y N. Marín, Universidad, Granada,
1979, pp. 11-20.
«Las serenas de Luis de León», Anuario de Estudios Filológicos, III
(1980), pp. 7-19.
«La cana y alta cumbre de Luis de León», en Homenaje al Iltmo. Sr.
D. Ignacio Aguilera y Santiago, Institución Cultural de Cantabria,
Santander, 1981, pp. 37-47 [con una nota nueva procedente de
«Tres odas de Luis de León»].
«No siempre es poderosa de Luis de León», Academia Literaria
Renacentista. I. Fray Luis de León, ed. V. García de la Concha,
Ediciones de la Universidad de Salamanca, Salamanca, 1981,
pp. 11-22.
«La oda VI», en «Tres odas de Luis de León», en Archivum, XXXI-
XXXII (1981-1982), pp. 48-63.
«La oda a Grial de Luis de León», en Homenaje a José Manuel Blecua,
Gredos, Madrid, 1983, pp. 59-72.
«Notas a la oda IV de Luis de León», en Homenaje al Profesor
Antonio Vilanova, eds. A. Sotelo y M. C. Carbonell, Universidad,
Barcelona, 1989, I, pp. 1-12.
«La oda VIII de Luis de León», Príncipe de Viana, anejo 18 (2000),
pp. 37-48.
[ 233 ]
EL FRUTO CIERTO. Estudios sobre las odas de fray Luis de León | EMILIO ALARCOS LLORACH
EL FRUTO
a potenciar, continuar e impulsar los diferentes (las jarchas mozárabes, Gonzalo de Berceo, aspectos de la filología románica, estudioso
estudios por él iniciados. el Libro de Aleixandre, Juan Ruiz, Sem Tob, Quevedo, concienzudo de otras lenguas y dialectos his-
pánicos (el catalán, los bables asturianos y
CIERTO
Montengón, Flaubert, Baroja, Jorge Guillén, Dámaso
Alonso, José Hierro, Delibes, Cela, García Pavón, leoneses, el español de América), conocedor
Muñoz Molina). profundo de la historia de la lengua en todas
Estos estudios que ahora se publican son el fruto sus dimensiones (fonología, gramática, léxico),
cierto al que aludía complacido fray Luis de León Estudios sobre las odas documentado conocedor de las literaturas me-
dieval y clásica, sagaz comentarista de escri-
de fray Luis de León
cuando consideraba su labor en el huerto ameno. La
lectura y análisis de los versos del agustino a lo largo tores actuales, escrutador de nuevos valores
de toda una vida han cuajado en unos estudios plenos literarios…
de rigor y acierto.
Cátedra
Emilio Alarcos
Llorach
emilioalarcos.com