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De ahí que la información que resalta del proceso evaluativo sea la base para establecer los
lineamientos, las políticas y las estrategias que orientan la evaluación de este nivel educativo.
Es por ello que los datos recopilados a partir de las evaluaciones del aprendizaje proporcionan
información, perspectivas y pruebas fundamentales para la toma de decisiones relativas a la
certificación y validación del aprendizaje, la mejora de los planes de estudio y la pedagogía y la
asignación de recursos entre un conjunto de partes interesadas, incluidos los educandos y sus
familias, los docentes, los administradores escolares, los proveedores de servicios y las
comunidades locales. Junto con otros datos educativos que se analizan y contextualizan, también
proporcionan valiosos conocimientos y pruebas para establecer las orientaciones y diseñar las
intervenciones que permitan abordar los problemas y desafíos sistémicos.
Con ello también observamos que los Indicadores nacionales de la mejora continua de la
educación, además de actualizar y ampliar el análisis de indicadores y estadísticas presentados en
2020, incorporan otros de carácter coyuntural que pueden ser de interés para autoridades
educativas de los distintos niveles de gobierno, investigadores, académicos y, desde luego, para
las comunidades escolares y la sociedad en general.
Sin embargo uno de los principales desafíos para las instituciones involucradas en la recopilación
y el análisis de la estadística educativa es solventar las carencias de información en algunos
tópicos educativos tales como: educación inicial; formación inicial y continua de docentes y sus
procesos de evaluación diagnóstica; evaluaciones diagnósticas de los aprendizajes; e información
relacionada con los comités escolares de participación social, entre otros.
Por esta razón es que creemos que el propósito y único fin de crear instrumentos de evaluación
docente debe concentrarse en determinar cómo aprenden los estudiantes, qué aprenden y qué
conocimientos requeridos tienen. También sirve para promover un aprendizaje significativo. Se
puede evaluar procesos de pensamiento, estrategias de resolución de problemas, uso de
materiales y recursos, comunicación oral y escrita, actitudes, entre otras cosas. Permite que el
docente pueda mejorar el proceso de enseñanza, evaluar las tareas que propone y su actuación. La
evaluación se puede realizar a través de diferentes instrumentos: prueba diagnóstica, diario del
docente, rubricas, diario del estudiante y exámenes, como lo hemos visto y analizado de manera
continua, poniendo como foco de análisis la prueba PISA.