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LA CONCENTRACION DE LA PRODUCCION Y MONOPOLIOS

La concentración de la producción y los monopolios son conceptos que Lenin


desarrolló en su obra "Imperialismo, fase superior del capitalismo", publicada en 1916.
Según Lenin, el imperialismo es la etapa más avanzada del capitalismo, caracterizada
por la concentración de la producción y el surgimiento de monopolios.

Lenin argumentaba que en esta etapa del desarrollo capitalista, los grandes
monopolios y conglomerados empresariales se apoderan de sectores clave de la
economía, eliminando o absorbiendo a competidores más pequeños. Esto lleva a la
concentración de la producción en manos de unas pocas empresas dominantes. Estos
monopolios tienden a ser transnacionales y operan a nivel global, aprovechando los
recursos y mercados de diferentes países.

Según Lenin, esta concentración económica es impulsada por la búsqueda de


mayores ganancias y por la competencia entre los monopolios. Las grandes
corporaciones buscan expandirse para obtener más beneficios y para asegurar el
control de los mercados y los recursos necesarios para su producción.

Además, Lenin argumentaba que esta concentración de la producción y los


monopolios conducía a una estrecha colaboración entre el capital financiero y el
Estado. Las grandes corporaciones ejercen una influencia significativa sobre los
gobiernos, utilizando su poder económico para obtener privilegios y protección estatal.
Esto crea una estrecha relación entre el capitalismo y el Estado, conocido como
capitalismo monopolista de Estado.

Lenin veía al imperialismo como una etapa decadente del capitalismo, marcada por la
explotación y la opresión de los países colonizados y dependientes. Argumentaba que
los monopolios capitalistas se apoderaban de los recursos y las materias primas de
estas regiones, explotando a la población local y manteniendo una relación de
dominación económica.

En resumen, según Lenin, la concentración de la producción y los monopolios son


características fundamentales del imperialismo. Estas tendencias económicas
conducen a la dominación de unos pocos gigantes corporativos y a una estrecha
colaboración entre el capitalismo y el Estado

LOS BANCOS Y SU NUEVO PAPEL


En el contexto del imperialismo de Lenin, los bancos desempeñan un papel
fundamental como instituciones financieras clave en la consolidación y expansión del
capitalismo monopolista. Lenin sostuvo que los bancos se convirtieron en uno de los
pilares del sistema imperialista, junto con los monopolios industriales.

Según Lenin, en la etapa del imperialismo, los bancos adquieren un poder económico
y político considerable. Esto se debe a su capacidad para controlar el capital y
financiar las actividades de las grandes corporaciones y monopolios. Los bancos se
convierten en los principales actores que dirigen y coordinan las inversiones en la
economía, así como en intermediarios financieros entre los propietarios del capital y
los productores.

Los bancos, a través de la concentración del capital, pueden otorgar préstamos a


empresas y monopolios para expandir sus operaciones, adquirir competidores más
pequeños y penetrar en nuevos mercados. Esta función de los bancos facilita el
proceso de concentración de la producción y el poder económico en manos de unas
pocas empresas dominantes.

Además, Lenin argumentaba que los bancos también desempeñaban un papel político
crucial en el imperialismo. A medida que los monopolios se expanden y buscan
asegurar sus intereses, necesitan el respaldo del Estado para proteger sus inversiones
y mantener su dominio económico. En este sentido, los bancos actúan como
intermediarios entre el capital financiero y el Estado, influenciando las políticas
gubernamentales a través de su poder económico.

En resumen, en la visión de Lenin sobre el imperialismo, los bancos adquieren un


nuevo papel como instituciones financieras centrales que respaldan y benefician a los
monopolios capitalistas. Su capacidad para controlar el capital y financiar la expansión
de los monopolios contribuye a la concentración de la producción y el poder
económico en manos de unas pocas empresas, fortaleciendo así el sistema
imperialista.
EL CAPITAL FINANCIERO Y LA OLIGARQUIA FINANCIERA
En la teoría del imperialismo de Lenin, el concepto de capital financiero y la oligarquía
financiera desempeñan un papel importante en la comprensión de la concentración del
poder económico y político en manos de un grupo reducido de grandes banqueros y
financieros.

El capital financiero se refiere a la fusión o la estrecha colaboración entre el capital


industrial (monopolios y grandes empresas) y el capital bancario. Lenin argumentaba
que en la etapa imperialista, el capital industrial y el capital bancario se combinan,
dando lugar a una forma de capitalismo en la que el poder económico y financiero se
concentra en un pequeño grupo de grandes bancos y financieros.

Esta fusión del capital industrial y bancario ocurre a través de la participación de los
bancos en la propiedad de las grandes corporaciones y monopolios, así como en la
financiación de sus operaciones. Los bancos se convierten en accionistas principales
de las empresas industriales y monopolios, lo que les otorga un control significativo
sobre la producción y las decisiones empresariales.

En cuanto a la oligarquía financiera, Lenin sostuvo que un grupo reducido de grandes


banqueros y financieros ejerce un dominio económico y político sobre la sociedad.
Estos oligarcas financieros son quienes controlan y dirigen el capital financiero y, por
lo tanto, tienen una influencia considerable sobre la economía y las políticas estatales.

La oligarquía financiera utiliza su poder económico y su control sobre los medios


financieros para obtener beneficios y mantener su dominio. Ejercen influencia sobre
los gobiernos y las políticas estatales, asegurando la protección de sus intereses y
promoviendo condiciones favorables para la acumulación de capital. Además, se
benefician de la explotación de los países colonizados y dependientes, controlando el
flujo de capital y los recursos naturales de estas regiones.

En resumen, en la teoría del imperialismo de Lenin, el capital financiero y la oligarquía


financiera son elementos clave que contribuyen a la concentración del poder
económico y político en manos de un grupo reducido de grandes bancos y financieros.
Esta concentración de poder está estrechamente relacionada con la fusión del capital
industrial y bancario, así como con la influencia de la oligarquía financiera sobre los
gobiernos y las políticas estatales
LA EXPORTACION DE CAPITAL
En la teoría del imperialismo de Lenin, la exportación de capital desempeña un papel
crucial. Según Lenin, en la etapa del imperialismo, los países capitalistas avanzados
exportan capital a los países menos desarrollados o colonizados, con el objetivo de
explotar sus recursos naturales, mano de obra barata y mercados emergentes.

La exportación de capital implica la inversión de capital excedente de los países


capitalistas en el extranjero. Los bancos y las grandes corporaciones invierten en la
construcción de infraestructuras, la explotación de recursos naturales, la creación de
fábricas y empresas en los países colonizados o dependientes. Esta inversión
extranjera busca obtener beneficios y garantizar el control económico de estos países.

Según Lenin, la exportación de capital está impulsada por varias razones. En primer
lugar, los países capitalistas desarrollados, al haber alcanzado altos niveles de
concentración de capital y producción, buscan nuevos mercados para sus productos.
La inversión en el extranjero les permite acceder a nuevos consumidores y evitar la
saturación del mercado interno.

En segundo lugar, la exportación de capital busca aprovechar los recursos naturales y


la mano de obra barata de los países colonizados o dependientes. Las grandes
corporaciones invierten en la explotación de minerales, petróleo, cultivos agrícolas,
entre otros recursos, a precios más bajos de los que encontrarían en sus propios
países.

Además, la inversión extranjera permite el establecimiento de empresas y fábricas en


los países colonizados, lo que a su vez garantiza la obtención de mano de obra barata
y la explotación de los trabajadores locales. Los salarios bajos y las condiciones
laborales precarias en estos países aumentan los beneficios de las empresas
extranjeras.

Según Lenin, la exportación de capital contribuye a la perpetuación de la dependencia


económica y la opresión de los países colonizados o dependientes. Los beneficios
generados por la inversión extranjera no se reinvierten en el desarrollo local, sino que
se extraen hacia los países capitalistas avanzados, acentuando así la desigualdad y el
subdesarrollo en estas regiones.

En resumen, en la teoría del imperialismo de Lenin, la exportación de capital es un


aspecto clave. Los países capitalistas avanzados invierten capital en los países
colonizados o dependientes para explotar sus recursos y mano de obra barata,
garantizando así el control económico y la perpetuación de la dependencia.
EL REPARTO DEL MUNDO ENTRE LAS ASOCIACIONES DE CAPITALISTAS
En la teoría del imperialismo de Lenin, el reparto del mundo entre las asociaciones de
capitalistas se refiere a la división y control territorial que ejercen las potencias
imperialistas sobre diferentes regiones del mundo. Según Lenin, en la etapa del
imperialismo, las grandes potencias capitalistas se reparten y dominan áreas
geográficas específicas para asegurar su control económico y político.

Lenin argumentaba que, debido a la concentración de la producción y la formación de


monopolios, las grandes potencias capitalistas competían por el acceso a recursos
naturales, mercados y áreas de inversión en diferentes regiones del mundo. Esta
competencia llevaba a la formación de asociaciones de capitalistas, donde empresas y
bancos de un país se unían para dominar una determinada región o sector económico.

Estas asociaciones de capitalistas, respaldadas por sus respectivos Estados,


utilizaban diferentes métodos para controlar y explotar las regiones que les eran
asignadas. Esto incluía la inversión extranjera directa, la imposición de acuerdos
comerciales desfavorables, la intervención política y militar, y la creación de colonias,
protectorados o esferas de influencia.

El objetivo de estas asociaciones de capitalistas era asegurar el acceso preferencial a


los recursos y mercados de las regiones dominadas, así como garantizar la
explotación de mano de obra barata y el control económico. Estas potencias
imperialistas establecían una estructura de dominio y subordinación económica en las
regiones colonizadas o dependientes.
Según Lenin, el reparto del mundo entre las asociaciones de capitalistas conllevaba
una rivalidad entre las potencias imperialistas y era una fuente de tensiones y
conflictos. Estas rivalidades a menudo desencadenaban guerras imperialistas y la
reorganización del control territorial entre las potencias capitalistas.

En resumen, en la teoría del imperialismo de Lenin, el reparto del mundo entre las
asociaciones de capitalistas se refiere a la división y control territorial que las potencias
imperialistas ejercen sobre diferentes regiones del mundo. Estas asociaciones buscan
asegurar el control económico y político de áreas específicas mediante la
competencia, la inversión extranjera y la imposición de su influencia sobre los países
colonizados o dependientes.
EL REPARTO DEL MUNDO ENTRE LAS GRANDES POTENCIAS
En la teoría del imperialismo de Lenin, las principales potencias capitalistas que se
repartieron el mundo fueron identificadas como Reino Unido, Francia, Alemania,
Estados Unidos y Japón, en su época.

Reino Unido: Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, el Imperio británico fue la
potencia imperial más extensa, con colonias y territorios en todas las regiones del
mundo, incluyendo África, Asia, el Caribe y Oceanía. Reino Unido dominaba una vasta
red de colonias y protectorados, y su control se extendía desde India hasta África
Oriental y del Sur, así como partes del Medio Oriente.

Francia: Francia también tenía un extenso imperio colonial, especialmente en África y


el sudeste asiático. Tenía colonias en África Occidental y Ecuatorial, como Senegal,
Costa de Marfil y Congo Francés, así como en Indochina (Vietnam, Laos y Camboya).

Alemania: A finales del siglo XIX, Alemania se embarcó en su propia búsqueda


imperial y adquirió colonias en África, como Togo, Camerún y Namibia. También tenía
posesiones en el Pacífico, como Samoa y Nueva Guinea.

Estados Unidos: Aunque llegó tarde a la carrera imperial, Estados Unidos se convirtió
en una potencia imperial importante en el siglo XX. Adquirió territorios en el Pacífico,
como las Filipinas y Guam, tras la Guerra Hispanoamericana en 1898. Además,
Estados Unidos ejerció una gran influencia económica y política en América Latina.

Japón: A principios del siglo XX, Japón también buscó expandirse imperialmente y
adquirió territorios en Asia. Anexó Taiwán y Corea, y se apoderó de Manchuria en
China durante la década de 1930.
Estas potencias capitalistas se involucraron en la competencia por el control de
territorios y recursos en diferentes partes del mundo, y el reparto del mundo entre ellas
llevó a la formación de esferas de influencia y áreas de dominio económico. Este
reparto y control territorial fueron elementos clave en la teoría del imperialismo de
Lenin.
EL IMPERIALIMSO FAAS PARTICULAR DEL CAPITALISMO
Para Lenin, el imperialismo representa una fase particular del desarrollo del
capitalismo. En su obra "El imperialismo, fase superior del capitalismo", Lenin analiza
las características económicas, políticas y sociales de esta etapa del capitalismo y
argumenta que el imperialismo surge como resultado de las contradicciones internas
del sistema capitalista.

Según Lenin, el imperialismo se caracteriza por las siguientes características


principales:

Concentración del capital: En esta etapa, se produce una concentración masiva del
capital en manos de monopolios y grandes empresas. Los bancos desempeñan un
papel crucial al fusionarse con el capital industrial, creando el capital financiero. Esta
concentración del capital lleva a la formación de poderosas oligarquías financieras que
ejercen un control dominante sobre la economía.

Exportación de capital: Las potencias capitalistas avanzadas exportan capital


excedente a países colonizados o dependientes. Esta exportación de capital tiene
como objetivo explotar los recursos naturales, la mano de obra barata y los mercados
de estos países. La inversión extranjera directa se convierte en una forma de asegurar
el control económico y político sobre estos territorios.

Reparto del mundo: Las grandes potencias imperialistas se reparten el mundo


mediante la ocupación directa, la colonización, la creación de áreas de influencia y la
imposición de condiciones comerciales desfavorables. Esto genera rivalidades y
conflictos entre las potencias, que a veces desembocan en guerras imperialistas.

Lucha por la hegemonía: Las potencias capitalistas compiten por la dominación


económica y política mundial. La lucha por la hegemonía se manifiesta en el ámbito
económico, político y militar, y se caracteriza por alianzas y rivalidades entre diferentes
potencias.

Exacerbación de las contradicciones del capitalismo: Según Lenin, el imperialismo no


resuelve las contradicciones inherentes al sistema capitalista, sino que las exacerba.
La competencia económica y la búsqueda de mercados y recursos pueden llevar a
conflictos y guerras. Además, la explotación de los países colonizados o dependientes
crea desigualdades económicas y sociales.
En resumen, para Lenin, el imperialismo representa una fase particular del capitalismo
en la que la concentración del capital, la exportación de capital, el reparto del mundo,
la lucha por la hegemonía y la exacerbación de las contradicciones del sistema son
características fundamentales.
EL PARASITISMO Y LA DESCOMPOSICION DEL CAPITALISMO
En la teoría del imperialismo de Lenin, el parasitismo y la descomposición del
capitalismo son conceptos que se refieren a los efectos negativos y destructivos que el
imperialismo ejerce sobre la economía y la sociedad capitalista.

Según Lenin, en la etapa imperialista, el capitalismo se encuentra en un estado de


decadencia y descomposición. Esta descomposición se manifiesta de varias formas:

Parasitismo económico: Lenin argumentaba que el imperialismo genera una clase de


capitalistas monopolistas que se benefician de la explotación de los países
colonizados y dependientes. Estas oligarquías financieras, al concentrar el capital en
sus manos, obtienen beneficios a expensas de la clase trabajadora y de los países
más débiles económicamente. Lenin consideraba que esta explotación y parasitismo
eran una manifestación de la decadencia del sistema capitalista.

Corrupción política: Lenin señalaba que el capital financiero, al tener un poder


económico y político dominante, corrompe y subvierte las instituciones políticas y
democráticas. Las grandes corporaciones y bancos ejercen una influencia indebida
sobre los gobiernos, manipulando las políticas a su favor y perpetuando su dominio
económico.

Crisis económicas y guerras imperialistas: Lenin sostenía que el imperialismo conduce


a una intensificación de las contradicciones económicas y sociales del capitalismo,
generando crisis económicas recurrentes. Además, las rivalidades y competencias
entre las potencias imperialistas pueden desencadenar guerras imperialistas, que
tienen graves consecuencias económicas y humanas.

Desigualdades y opresión social: El imperialismo, según Lenin, profundiza las


desigualdades sociales dentro de los países capitalistas y entre los países
imperialistas y los colonizados. Los beneficios generados por el parasitismo y la
explotación de los países colonizados se concentran en manos de una pequeña élite,
mientras que las masas trabajadoras sufren las consecuencias de la opresión
económica y social.

En resumen, según Lenin, el parasitismo y la descomposición del capitalismo son


características intrínsecas del imperialismo. El enriquecimiento de una minoría a
expensas de la mayoría, la corrupción política, las crisis económicas y las guerras
imperialistas son señales de la decadencia del sistema capitalista en su fase
imperialista.
LA CRITICA DEL IMPERIALISMO
La crítica del imperialismo en la teoría de Lenin se basa en varios aspectos
fundamentales. A continuación, se presentan algunas de las críticas principales:

Explotación y desigualdad: Lenin critica el imperialismo por su naturaleza explotadora,


donde las potencias imperialistas aprovechan los recursos y la mano de obra de los
países colonizados o dependientes para beneficiarse a expensas de las masas
trabajadoras locales. Esta explotación conduce a una mayor desigualdad económica y
social tanto en los países imperialistas como en los colonizados.

Competencia y guerra: Lenin critica la competencia y rivalidad entre las potencias


imperialistas, que a menudo resulta en guerras imperialistas. Estas guerras son
impulsadas por la búsqueda de dominio económico y político y generan sufrimiento
humano, destrucción y pérdida de vidas.

Corrupción política: Lenin señala la corrupción política y la influencia indebida del


capital financiero en los gobiernos y las instituciones políticas. El poder económico de
las oligarquías financieras permite manipular las políticas en beneficio propio y
perpetuar su dominio, socavando la verdadera democracia.

Crisis económicas: Lenin argumenta que el imperialismo exacerba las contradicciones


y crisis inherentes al sistema capitalista. La búsqueda constante de nuevos mercados
y recursos, así como la sobreproducción, lleva a ciclos económicos de auge y caída
que afectan negativamente a la clase trabajadora y a la estabilidad económica en
general.

Desestabilización global: Según Lenin, el imperialismo genera inestabilidad y


desestabilización en el orden global. La rivalidad y la lucha por el dominio económico y
político entre las potencias imperialistas pueden desencadenar conflictos y
desequilibrios geopolíticos que tienen repercusiones negativas a nivel mundial.

En general, la crítica de Lenin al imperialismo se centra en la explotación económica,


la desigualdad, la corrupción política, las crisis económicas y las consecuencias
negativas para la estabilidad global. Lenin considera que el imperialismo es una fase
decadente y descompuesta del capitalismo que debe ser superada mediante la lucha
de la clase trabajadora y el establecimiento de un sistema socialista.
EL HISTORICO DEL IMPERIALISMO
El lugar histórico del imperialismo de Lenin se sitúa en el contexto del período de
transición entre el siglo XIX y el siglo XX, específicamente en la primera mitad del siglo
XX. El análisis y la teorización de Lenin sobre el imperialismo surgieron en un
momento en el que las potencias capitalistas avanzadas estaban en competencia por
la dominación económica y política a nivel mundial.

El imperialismo de Lenin se desarrolló en un momento en el que el capitalismo se


había consolidado en varias naciones industriales y las contradicciones internas del
sistema comenzaron a manifestarse con mayor intensidad. Lenin observó cómo las
principales potencias capitalistas se estaban embarcando en la búsqueda de nuevas
colonias, recursos y mercados para alimentar su crecimiento económico y expandir su
influencia.

La época en la que Lenin desarrolló su teoría del imperialismo estuvo marcada por una
intensa rivalidad y competencia entre las potencias capitalistas. Esta rivalidad llevó a
conflictos geopolíticos y a la carrera armamentista, culminando en la Primera Guerra
Mundial (1914-1918), que Lenin consideraba una guerra imperialista por la
reorganización del mundo entre las potencias capitalistas.

El imperialismo de Lenin también se enmarcó en el contexto de la Revolución Rusa de


1917. La teoría del imperialismo de Lenin fue un componente fundamental de su
análisis de la etapa del capitalismo y proporcionó una base teórica para la lucha
revolucionaria contra el sistema capitalista.

En resumen, el lugar histórico del imperialismo de Lenin se encuentra en la primera


mitad del siglo XX, en un momento en el que las potencias capitalistas estaban en
competencia por la dominación económica y política a nivel mundial. Su teoría del
imperialismo proporcionó una explicación de las contradicciones y los problemas
inherentes al sistema capitalista en esa época y fue un componente importante de su
enfoque revolucionario en la Revolución Rusa.

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