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EL TRABAJO EN EQUIPO EN LA BIBLIA: UN MODELO EFECTIVO

“Mejor dos que uno, pues obtienen mayor recompensa en sus fatigas. Porque, si caen, uno
levantará al otro. Pero, ¡ay si uno cae sin tener a nadie que lo levante!”
Eclesiastés 4:9-10
En cada congregación desarrollamos el servicio al Señor a través de voluntarios que aman darlo
todo. En esta nota compartiremos la base bíblica para el trabajo en equipo de cada ministerio.

Así como las distintas partes del cuerpo humano se necesitan unas a otras para realizar mejor su
trabajo, el Cuerpo de Cristo necesita funcionar de manera interdependiente, como un equipo
(Romanos 12: 4-8; 1 Corintios 12: 12-27). Dios diseñó la Iglesia de tal manera que «crece y se
edifica en el amor, ya que cada parte hace su obra» , tal como lo refleja Efesios 4:16).

Muchos líderes, debido a su personalidad y antecedentes, pueden querer hacerlo solos. Otros
son más independientes o perfeccionistas que se sienten amenazados por la gente que quieren
hacer las cosas de una manera diferente a la que cumple con tus estándares.
Independientemente de su inclinación, cada uno de ellos deben recordar que Dios diseñó la
iglesia para operar de esta manera: en equipo.

Trabajo en equipo: ¿cuál es la base bíblica?

Desde antes de la creación del mundo. ¿Cómo? Dios mismo dio el ejemplo a través de la
Trinidad, y no solo vermos en Génesis 1, sino a través de toda la Biblia. 
Por otro lado, en la Palabra de Dios encontramos diferentes ejemplos de trabajo en equipo, ya
sea de dos, tres o hasta un pueblo entero, como en el caso de Israel.
Al conocer sus historias vemos que, si bien muchas veces había dificultades, trabajar en equipo
hacía que las posibilidades de cumplir la meta aumentaran.
En el Antiguo Testamento encontramos a Noé, trabajando con su familia para lograr la
construcción del Arca. Jamás lo hubiera podido hacer solo.
Fue necesario contar con cada mano y pie que participó, y juntos lograr hacer realidad la
voluntad de Dios (Génesis 6:14 ). Otro de los ejemplos es Moisés. En Números 11:14-17, Moisés
le cuenta a Dios lo difícil que era guiar a Israel solo.
 El Señor Jesús lo sabía, y le pide que reúna a 70 hombres de entre los ancianos, que a partir de
ese momento lo asistirían. El trabajo en equipo ayuda a dividir las cargas y hacerlas más ligeras.
De igual manera, en Éxodo 17, vemos que mientras Moisés mantuviera los brazos arriba, Israel
derrotaría a los amalecitas. En plena batalla, Moisés estaba cansado y no podía solo. Pero
Aarón y Jur lo ayudaron, sosteniendo sus brazos y fueron una parte fundamental para lograr la
victoria. Estos personajes nos han mostrado que, aunque no siempre es fácil, trabajar en equipo
lo hace todo mejor, reconforta el alma y nos recuerda que no estamos solos.
“Mejor dos que uno, pues obtienen mayor recompensa en sus fatigas. Porque, si caen, uno
levantará al otro. Pero, ¡ay si uno cae sin tener a nadie que lo levante!”
Eclesiastés 4:9-10
LA IMPORTANCIA DE DELEGAR Y FACULTAR.
¿Qué significa la palabra delegar en la Biblia?
Delegar significa dar a una persona la responsabilidad y la autoridad de llevar a cabo cierta tarea
por la cual nosotros somos responsables. Así es que la tarea asignada se transforma en una
mayordomía. Edificar el Reino de Dios sobre la tierra es un trabajo glorioso, pero no puede ser
hecho por una sola persona.

Según la Real Academia Española. Delegar es el dicho de una persona, autorizar (a otra) para
que haga algo en su lugar. Otras definiciones establecen que, delegar es dar a una persona
poder para que la represente y lo ejerza en su nombre.

Básicamente, delegar tiene que ver con realizar una asignación establecida por una persona en
su nombre y bajo sus créditos. Es importante destacar que en esta acción no hay autonomía,
solo el cumplimiento de la tarea o función ordenada.
Delegar es importante dentro cualquier organización o equipo de trabajo, es un tabulador de
competencia y compromiso. Además de conectar al equipo con la visión, estimula el alcance de
resultados y la eficiencia.

Facultar
Es dar autoridad, poder o derecho a alguien para hacer algo. En esta acción la persona puede
ejercer una gestión propia con el fin de cumplir la tarea o requerimiento asignado.
Cuando se faculta no se marcan directrices, solo se fija una meta. Esta acción da espacio a la
creatividad y el talento de la persona. Esto permite que pueda desarrollarse con pleno criterio y
uso de sus conocimientos.

Es importante para toda organización aplicar ambas acciones, pues desarrollan potencialmente
el talento y la capacidad del equipo de trabajo. Además, abre una brecha importante en el
desarrollo colectivo y las mejoras del servicio.
Tanto facultar como delegar forman parte del ejercicio del liderazgo, a través de ellas, se puede
medir la capacidad de las personas y expone las habilidades de cada persona que compone el
equipo de trabajo.

 Siguiendo el diseño de Dios, podrás:

 Lograr más que si se trabaja solo en términos de cantidad y calidad


 Tener diferentes perspectivas traídas ayudan a ver más claramente
 Brindar un sentido de responsabilidad a cada persona que participe en el equipo
 Afirmarse y animarse mutuamente en su caminar con Dios
¿CÒMO FORTALECER EL TRABAJO EN EQUIPO EN EL LIDERAZGO Y SERVICIO CRISTIANO?

Filipenses 2: 19-20 (NVI), Pablo escribió: “Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo,
para que yo también sea animado cuando reciba noticias sobre ustedes. No tengo a nadie como
él, que se preocupe genuinamente por tu bienestar».

Pablo confiaba en que Timoteo lo representaría en la iglesia de Filipos. Pablo sabía que Timoteo
sería fiel para cuidar de la iglesia y llevarle noticias a Pablo.

- La Importancia de la Confianza al delegar responsabilidades:

1-La confianza se construye

¿Qué genera ese tipo de confianza?

 Consistencia. La confianza es mutua, de unos con los otros. Cuanto más tiempo pasen
juntos los voluntarios y líderes más confianza desarrollarán.
 Lealtad. Creo que la lealtad es fundamental. Es un compromiso apoyarse y defenderse. La
lealtad genera confianza.

También es importante un entorno donde pueda florecer el estímulo y la aceptación mutua. El


adversario constantemente buscará arruinar el espíritu de equipo por medio de actitudes y
acciones que llevan a la competencia entre los integrantes del liderazgo. Para resistir esto, cada
uno debe funcionar “con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”
(Romanos 12:10).  
 
Un espíritu genuino de amor y respeto, hará mucho para compensar por ejemplo: las diferencias
de edad, experiencia, caracteres, dones y talentos que se pueden encontrar en un equipo de
trabajo.
 Principios bíblicos para guiar un trabajo en equipo:

1. Evalúa y utiliza las fortalezas/dones únicos que cada miembro aporta al equipo,
aprovechándolo con sabiduría: pueden ser personalidad, dones espirituales, experiencia,
capacitación previa, etc.). Efesios 4:16: “de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido
entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
2. Acepta las diferencias de opinión como un activo valioso porque no es algo negativo para tu
equipo. A medida que trabajes a través de las diferencias, obtendrás un mayor potencial
para llegar a lo que es mejor para todos. Filipenses 2: 1-4: “Por tanto, si hay alguna
consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún
afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo
el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él
mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros”.
3. Asume actitudes de servicio. No se trata de que una persona ascienda a la cima y controle,
el trabajo en equipo en la iglesia no es una jerarquía en acción.  Filipenses 2: 5-8: “  Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz.
4. Reconoce a Dios en todo lo que haces. Proverbios 3: 6-7: “Reconócelo en todos tus
caminos, Y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová,
y apártate del mal. Al trabajar en Equipo es importante estar unidos a través de la oración,
confiando en Dios, pidiéndole su dirección en todo lo que hacemos. No es buena opción
depender de uno mismo.  Trabaja con el plan y los propósitos a los que crees que Dios te ha
puesto en tu rol de liderazgo y suma a ellos a todos integrantes del equipo. Alinea a todos
en Dios sobre la conformidad de participar y hacer, porque crecer juntos y enfocados en Él,
será una fortaleza para evitar luchas internas o permitir que el ego se interponga en el
camino. Isaías 48:17 “Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová
Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes
seguir”.

Cuando sigues estos principios, construyes:

 Camaradería centrada en el Señor, no en lo que tienen en común. Se generan instancias


para compartir y pasar un tiempo de recreación juntos. Lo cual es muy importante, pues
permite descansar, renovar fuerzas y conocerse mejor.
 Comunicación basada en la honestidad.
 Colaboración destinada a encontrar lo mejor para servir a Dios, trabajando en equipo.

 Finalmente para pasar de la teoría a la pràctica, y lograr que el trabajo en equipo funcione sin
problemas, cada integrante deberá estar comprometido con el equipo y dispuesto a sacrificarse
personalmente por el bien de todos. Pero esto debe ser más que teoría; debería manifestarse en
la cotidianidad al cuidar de los asuntos de la iglesia con diligencia.
 
2 Pedro 1:10
Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección {de
parte de Dios;} porque mientras hagáis estas cosas nunca tropezaréis;
Proverbios 13:4
El alma del perezoso desea, pero nada {consigue,} mas el alma de los diligentes queda
satisfecha.

Según la doctrina cristiana, ser diligente significa ser responsables y consecuentes en nuestro


compromiso con Dios, y honrarlo en la oración, las promesas y los mandamientos, sin apartarnos
de su palabra.
 
Los conflictos en el Servicio Cristiano y còmo Resolverlos.
 
La mayoría de las cosas no se preservan dejando “que la naturaleza siga su curso”, y las
relaciones no son una excepción. Como en un matrimonio, oración intensa es necesaria, así
como un esfuerzo consciente para salvaguardar las amistades. Las siguientes son algunas
sugerencias para prevenir que el espíritu de equipo se vuelva amargo. 
 
1. Acepten sus diferencias. Observe lo diferentes que eran los doce discípulos elegidos por
el Señor Jesús, y él nunca comparó un discípulo con otro. Versículos como 1 Timoteo 5: 17
muestran con claridad que hay diferencias entre los ancianos 
2. Trabajen continuamente buscando equilibrio en el equipo. Es verdad que las
personalidades fuertes nunca intercambiarán su lugar con hermanos más tranquilos, y eso está
bien. Pero no permitan que el equipo se vuelva asimétrico por una o dos voces fuertes
dominantes en todo. Esfuércese por destacar las fortalezas tranquilas de hermanos que pueden
estar contentos escondiéndose en el trasfondo. 
3. No importa la cantidad de luchas sobre asuntos difíciles que puedan ocurrir a puertas
cerradas; demuestren una postura de unidad frente a la iglesia. Esto no es hipocresía sino un
valioso ejercicio en buscar áreas de común acuerdo, así sean pequeñas. La Palabra sigue
siendo necesaria hoy: “Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos...” (1 Pedro
2:17 NVI). 
4. No permitan que las cosas se añejen. Hay maneras creativas de renovar al grupo.
Realicen un retiro, tómense un año sabático, reúnanse con ancianos de otras asambleas para
incorporar nuevas ideas, aprovechen el magnífico abanico de recursos disponibles hoy mediante
buenos libros, seminarios o por Internet. 
5.  Insistan en involucrar a la próxima generación, no importa cuán renuentes se puedan
mostrar. Ninguna estructura de iglesia contribuye más a equipar a los santos y a la capacitación
de líderes que la verdadera iglesia del Nuevo Testamento, con su ejercicio práctico del
sacerdocio de todos los creyentes y la ausencia del clero profesional. Inclusive podría
considerarse un límite de edad autoimpuesto a los ancianos.
Evitr conflictos y resoluciòn
 
Resulta generalmente imposible adelantar y evitar todos los riesgos de conflicto posibles, Sin
embargo, podemos ayudarle a identificar riesgos potenciales de conflicto y a prevenirlos,
estableciendo mecanismos que eliminen, si es posible, o en su caso, reduzcan la aparición
del conflicto posterior.

La razón por la que la resolución de conflictos es tan difícil, es porque somos reacios a
colocarnos en situaciones incómodas. A menudo, tampoco estamos dispuestos a humillarnos lo
suficiente para admitir que podríamos estar equivocados, o hacer lo que sea necesario para
reparar el daño si estamos equivocados. Aquellos que hacen lo mejor para la resolución de
conflictos, a menudo son quienes prefieren no confrontar a otros acerca de su pecado, pero aun
así lo hacen por obediencia a Dios. Si el asunto es relativamente menor, lo mejor que se podría
hacer es practicar la tolerancia y pasar por alto la ofensa (Proverbios 19:11). Si no se puede
pasar por alto, uno debe buscar la reconciliación. La paz con Dios y con los demás, están
estrechamente unidas y es un asunto muy importante para Él (Mateo 5:23-24).

El otro pasaje donde se aborda explícitamente es Lucas 17. En los versículos 3 y 4, Jesús dice:
"Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere,
perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me
arrepiento; perdónale". Una parte esencial de la resolución de conflictos es el perdón. El objetivo
final de cualquier tipo de procedimiento disciplinario, debe tener siempre la restauración de la
persona que ha pecado.

A veces el conflicto tiene que ver con las preferencias de estilo o enfrentamientos de
personalidad, más de lo que tiene que ver con el pecado, como tal. En tales casos, haremos bien
en revisar nuestros propios motivos y recordar: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria;
antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Filipenses 2:3-
4). Si tenemos un verdadero desacuerdo con alguien sobre preferencias de estilo, como por
ejemplo: la mejor forma para lograr una determinada meta del ministerio, el presupuesto de la
iglesia, cómo debería fluir un servicio en la iglesia, etc., debemos entablar un debate y llegar a un
acuerdo mutuo. En Filipenses 4:2-3 Pablo le ruega a Evodia y a Síntique, "que sean de un
mismo sentir en el Señor" y que otros les ayuden. Debemos humillarnos para escuchar
realmente al otro, haciendo un esfuerzo por buscar la paz dentro del cuerpo de Cristo (Romanos
12:16, 18). También debemos buscar la sabiduría y la dirección de Dios (Santiago 1:5).

La resolución de conflictos en el cuerpo de Cristo es crucial por varias razones. El evitar los
conflictos sin hacer ningún esfuerzo para resolverlos, posterga una respuesta adecuada y agrava
el problema, porque si se permite que los conflictos empeoren y se queden sin resolver, siempre
aumentarán y tendrán efectos negativos en las relaciones dentro del cuerpo. El objetivo de la
resolución de conflictos es la unidad, y la unidad en la iglesia constituye una amenaza para el
diablo, quien utilizará cada oportunidad para tomar ventaja de asuntos sin resolver,
especialmente en temas relacionados con la ira, el rencor, la autocompasión y la envidia. Estas
emociones están presentes en la mayoría de los conflictos de la iglesia. Las escrituras nos dicen:
"Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia" (Efesios
4:31). El no obedecer este mandato resulta en división en el cuerpo de Cristo y tristeza al
Espíritu Santo. También se nos dice que no permitamos que una "raíz de amargura" brote entre
nosotros, para que nos seamos estorbados y contaminados (Hebreos 12:15). Claramente, se
necesita un método bíblico para la resolución de conflictos.

El nuevo testamento tiene varios mandatos para los creyentes que demuestran el vivir en paz el
uno con el otro. Siempre se nos instruye a: amarnos los unos a los otros (Juan 13:34; Romanos
12:10), vivir en paz y en armonía unos con otros (Romanos 15:5; Hebreos 12:14), resolver las
diferencias entre nosotros (2 Corintios 13:11), ser pacientes, amables y benignos los unos con
los otros (1 Corintios 13:4), considerar a los otros antes que a nosotros mismos (Filipenses 2:3),
llevar las cargas de los demás (Efesios 4:2), y regocijarnos en la verdad (1 Corintios 13:6). El
conflicto es la antítesis del comportamiento cristiano tal como se describe en las escrituras.

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