12:1-25 Herodes Agripa y la iglesia: el fin de una era
1-3 El rey Herodes de quien se habla es Herodes Agripa I, nieto de
Herodes el Grande. Una vez más vemos la actitud realista de Lucas en relación con el primer período de la iglesia cristiana. Nos habla no sólo de las liberaciones milagrosas de la prisión, sino también de los retrocesos y martirios como el de Jacobo, a quien se hizo matar a espada. Eso debe haber agradado a los judíos de Jerusalén, quienes ya no eran neutrales después del discurso de Esteban. 4-11 Se asignaron cuatro escuadras de cuatro soldados cada una como guardias para cada una de las vigilias de la noche, de modo que había cuatro hombres de turno en cada período. Pedro estaba durmiendo entre dos soldados y otros dos delante de la puerta vigilaban la cárcel. Se habían tomado esas cuidadosas precauciones, quizá porque las autoridades habían tenido problemas para retener a Pedro en el pasado (<440522>Hechos 5:22-24). Apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda pero esto no bastó para despertar al apóstol dormido de modo que el ángel le dio un golpe con lo que finalmente lo logró. Sin embargo, a pesar del golpe y de que hubieran caído las cadenas y la orden de arreglarse las ropas, Pedro no comprendía que lo que hacía el ángel era realidad, sino que le parecía que veía una visión. Sólo cuando el ángel lo dejó y se encontró libre en las calles de Jerusalén, se dio cuenta de que realmente estaba despierto. 12-17 Pero aunque él lo creyó, tuvo problemas para convencer a los demás. Fue a la casa de María, que se identifica con una referencia a su hijo, probablemente por su importancia posterior en la historia de la iglesia (ver también <441225>Hechos 12:25; 13:5, 13; 15:36-40; era primo de Bernabé, <510410>Colosenses 4:10). Es el mismo Juan Marcos a quien se considera generalmente como autor del Evangelio que lleva su nombre. Rode, la criada que contestó a la puerta, reconoció la voz de Pedro pero de puro gozo no abrió la puerta sino que corrió adentro. La ironía del episodio es encantadora. Muchos estaban congregados y orando, siendo obvio que la situación de Pedro era uno de los temas que les ocupaban (5), sin embargo, a él lo dejaron en la calle mientras que los que estaban reunidos decían a Rode que estaba fuera de sus sentidos o que había visto al espíritu o ángel guardián de Pedro. (Había una creencia de que el espíritu o ángel guardián de una persona podía estar rondando por sí mismo o ser confundido con la persona; ver <401426>Mateo 14:26 para otro caso cuando se presumió la presencia de un espíritu al estar una persona en una situación improbable; ver <401810>Mateo 18:10 y <580114>Hebreos 1:14, sobre la idea de “ángeles guardianes”.) Cuando finalmente permitieron a Pedro que entrara, él les pidió que lo hicieran saber a Jacobo y a los hermanos. Jacobo, el hermano de Jesús, tenía una posición de autoridad en la iglesia (<441513>Hechos 15:13; ver también <442118>Hechos 21:18). Cuando se dice que se fue a otro lugar, puede ser simplemente que Pedro buscó dónde esconderse. En ese momento no volvió a hablar valientemente como lo había hecho luego de su liberación milagrosa en 5:21. En este caso no tenía instrucciones de hacerlo y la situación en Jerusalén era muy diferente. 18, 19a No debe haber sido considerado demasiado cruel que Herodes interrogara a los guardias y los ejecutara. Era lo usual cuando perdían a un prisionero que se les aplicara el castigo que estaba destinado a aquél (ver <441627>Hechos 16:27; 27:42) y Herodes no hubiera tenido placer alguno en perder una oportunidad de mejorar su popularidad (<441203>Hechos 12:3, 4). 19b-23 La historia de la muerte de Herodes Agripa parece relacionada sólo indirectamente con el interés principal del autor, que es la expansión y desarrollo de la iglesia. El contraste entre las acciones y actitudes de Herodes y las de los apóstoles es notorio. Se describe a Herodes en un momento particularmente triunfal: los que habían estado luchando en su contra pedían la paz y él se presentó vestido de sus vestiduras reales y se sentó en el tribunal y les arengaba con un discurso que fue recibido con entusiasmo. La exclamación ¡voz de un dios y no de un hombre! contrasta con las palabras de los apóstoles de que ellos siempre estaban prestos a decir que sólo eran hombres (<440312>Hechos 3:12; 10:26; 14:15) que hablaban la palabra de Dios. Los detalles de la muerte de Herodes son registrados con leves diferencias por Josefo, pero los relatos se complementan. El hecho de que Lucas mencione a un ángel del Señor no significa necesariamente que se trató de una muerte rápida y claramente sobrenatural, sino más bien que, en última instancia, Dios era responsable de lo que pudo haber parecido una muerte natural. La descripción de Herodes por Lucas de que fue comido de gusanos probablemente se relaciona con los dolores abdominales que se mencionan en el relato de Josefo. 24, 25 Contrastando con la declaración del pueblo de que Herodes era la “voz de un dios”, la verdadera palabra de Dios crecía y se multiplicaba. Bernabé, Saulo y Juan Marcos (ver sobre <441212>Hechos 12:12-17) volvieron a Antioquía desde Jerusalén.