Partiendo de que la responsabilidad internacional es entendida como la institución
dirigida a la restauración del orden internacional y del desarrollo regular de la vida de los miembros de la comunidad internacional, ante conductas lesivas atribuibles a determinados sujetos de derecho internacional que deben ser reparadas; existen diversas clasificaciones, que, dependiendo del criterio empleado, establecen diversos tipos de responsabilidad internacional. Rousseau (1966), establece que la responsabilidad internacional, según quién comete la falta, puede ser directa o indirecta. La directa, se da cuando "es el propio Estado quien comete la falta a sus obligaciones internacionales" (p. 354), abarcando en este concepto las faltas que podrían ser cometidas por sus agentes, funcionarios y órganos. Por su parte, habla de responsabilidad internacional indirecta, cuando un Estado asume la obligación de reparar los daños ocasionados por la violación de otro Estado a una norma de derecho internacional, por un vínculo jurídico especial entre estos; lo que podría aplicarse en los casos de: Un Estado federal, por actos ilícitos realizados por los Estados particulares. Un Estado protector, por ilicitudes imputables a su Estado protegido. Un Estado mandatario, por actos cometidos por la colectividad sometida a su mandato. Las potencias administradoras, por daños a terceros en los territorios bajo fideicomiso. Por otro lado, Barboza (2006), al igual que diversos doctrinarios, hace la distinción entre la responsabilidad internacional como consecuencia de cometer un hecho ilícito y la sine delicto, basándose en la doctrina moderna recogida en la Resolución AGNU 56/83 de la Comisión de Derecho Internacional. En la responsabilidad internacional derivada de un hecho ilícito deben considerarse de igual forma el daño moral o material y la relación causal entre uno y otro (culpa), contrario a la teoría de la responsabilidad objetiva de Anzilotti que consideraba este último factor como irrelevante. Así mismo, este tipo de responsabilidad es atribuible al Estado, por conductas hechas por personas o entidades que son órganos del Estado, ejercen atribuciones del poder público o actúan bajo la dirección o control del Estado o lo hacen en ausencia o defecto de las autoridades oficiales. La responsabilidad internacional sine delicto, es la que se genera en ciertos casos donde se causa un daño sin violación de obligación, abarcando los riesgos derivados de alguna actividad, ella es recogida en numerosos tratados en los que la responsabilidad se canaliza hacia el explotador y en algunos casos el Estado tiene una responsabilidad residual, como en la responsabilidad por objetos lanzados al espacio, el transporte de petróleo por mar, las actividades nucleares, las espaciales, el transporte de materiales radiactivos, entre otros. Aquí, las conductas que originan el daño no se atribuyen al Estado, y las obligaciones que a éste incumben nacen simplemente porque dichas actividades se desarrollan bajo su jurisdicción o control. BIBLIOGRAFÍA: Barboza, J. 2006. La responsabilidad internacional. Disponible en: http://www.oas.org/es/sla/ddi/docs/publicaciones_digital_XXXIII_curso_derecho_internacio nal_2006_Julio_Barboza.pdf Rousseau, C. 1966. Derecho Internacional Público. Barcelona, España. Editorial: Ariel.
Introducción al derecho internacional privado: Tomo III: Conflictos de jurisdicciones, arbitraje internacional y sujetos de las relaciones privadas internacionales