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CLASICA
George Ritzer
Universidad de Maryland
T ra d u c c ió n
MARIA TERESA CASADO RODRIGUEZ
Revisión técnica
AMPARO ALMARCHA BARBADO
Facultad de Ciencias Políticas y Sociología
Universidad Complutense de Madrid
M cGraw-Hill
MADRID • BUENOS AIRES • CARACAS ♦ GUATEMALA • LISBOA . MEXICO
NUEVA YORK • PANAMA • SAN JUAN • SANTAFE DE BOGOTA • SANTIAGO • SAO PAULO
AUCKLAND • HAMBURGO . LONDRES • MILAN • MONTREAL • NUEVA DELHl • PARIS
SAN FRANCISCO • SIDNEY • SINGAPUR • ST. LOUIS • TOKIO * TO R O N TO
CAPITULO
MAX WEBER
METODOLOGIA
Historia y Sociología
Verstehen
Causalidad
Tipos ideales
Valores
SOCIOLOGIA SUSTANTIVA
¿Qué es ia Sociología?
Acción social
Clase, estatus y partido
Estructuras de autoridad
Racionalización
La religión y el nacimiento del capitalismo
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246 TEORIA SOCIOLOGICA CLASICA
Max W eber (1 864-1920) es probablem ente la figura m ejor conocida y más in
fluyente de la teoría so cio ló g ica1. Prolífico escritor y com plejo pensador, lo
que contribuyó a su fama, su obra es difícil de resum ir en un único capítulo. Si
abundantes son sus obras, m ayor aún es la producción de sus críticos y estudio
sos. W eber no sólo es conocido por su aproxim ación a la teoría general, sino
tam bién por un sinnúm ero de ideas particulares que, en sí m ism as, han genera
do un considerable acopio de estudios y críticas. Por ejem plo, una gran parte del
trabajo en sociología de las organizaciones procede de su trabajo sobre la buro
cracia. Asim ism o, sus ideas acerca de la relación entre el protestantism o y el
capitalism o son extraordinariam ente polém icas. La m agnitud, diversidad y com
plejidad de la obra de W cber dificulta bastante la síntesis; dicho problem a se
agudiza debido a su inconsistencia y a su incapacidad para decir exactam ente lo
que pensaba. Así pues, aunque en sí m ism a su obra es provocadora y rica, desa
fía un simple resum en y análisis.
Tan variada y sujeta a m últiples interpretaciones es ésta, que ha influido en
todos los frentes de la teoría sociológica. Ciertam ente influyó en el funcionalis
mo estructural, especialm ente a través de T alcott Parsons, en la tradición del
conflicto (R. C ollins, 1975, 1990) y en la teoría crítica, donde ha provocado casi
tantos estudios como la orientación de Marx, y sobre todo en la de Jurgen Ha-
berm as, principal heredero de la tradición de la teoría critica. Los intcraccionis-
tas sim bólicos se han visto afectados sobre todo por las ideas de W eber acerca
de la verstehen. Alfred Schutz, de quien hablarem os en el capítulo décimo, lo
fue asim ismo en lo que se refiere a significados y m otivos, y él, a su vez, jugó
un papel crucial en el desarrollo de la fenom enología y la etnomctodología.
Dado que es necesario entender claram ente las ideas de W eber (1903-17/
1949) en torno a la m etodología y las ciencias sociales para llegar a su teoria
sustantiva, com enzarem os el capítulo con una discusión de éstas. Se opuso a la
utilización del razonam iento abstracto puro, prefiriendo siem pre una investiga
ción em pírica y a m enudo histórica. Su m etodología m odela su investigación, y
la com binación de am bas fundam enta su orientación teórica.
M E T O D O L O G IA
Historia y sociología
W eber tendía a quitarle énfasis a los factores m etodológicos, considerándolos
com o «la precondición de un fructuoso trabajo intelectual» (1903-17/1949: 115;
véase tam bién M arianne W eber, 1975: 309). Se centraba en lo sustancial: «Las
ciencias solam ente pueden ser establecidas y pueden desarrollar sus métodos
1 Durante algún tiempo su postura se vio amenazada por un creciente interés por el trabajo
de Karl Marx, que era ya mucho más conocido por el público en general y en otros campos. Pero
con el fracaso del comunismo la posición preeminente de Weber parece estar asegurada otra
MAX WEBER 247
2 Irónicamente, Weber parecía, como verem os más adelante en este capítulo, argüir en su
trabajo sustantivo que existen tales agentes causales en la racionalización de la sociedad.
MAX WEBER 251
Verstehen
Weber creía que los sociólogos tenían una ventaja sobre los científicos natura
les. Esta ventaja residía en la capacidad de los sociólogos para comprender
fenómenos sociales, m ientras el científico natural no podía conseguir una com
prensión sim ilar del com portam iento de un átom o o de un com ponente quím ico.
La palabra alem ana para comprensión es verstehen. W eber le daba a este térm i
no un uso especial en sus investigaciones, lo que hacía de él una de sus m ás
famosas, y sin duda la más controvertida, de sus aportaciones a la m etodología
de la sociología contem poránea. D ebem os aclarar lo que W eber quería decir
con verstehen y tam bién recalcarem os algunos de los problem as que im plica
esta conceptualización. La controversia suscitada por el térm ino verstehen y
algunos de los obstáculos que nos encontram os al interpretarlo trascienden al
pensamiento m etodológico weberiano. Según Thom as B urger (1976; ver tam
bién Hekman, 1983: 26) W eber no fue ni sofisticado ni coherente al pronunciar
se sobre la m etodología. Tenía cierta tendencia a ser descuidado e im preciso en
lo que se refiere a estos problem as, porque pensaba que sólo estaba repitiendo
252 TEORIA SOCIOLOGICA CLASICA
ideas bien conocidas en su día entre los historiadores alem anes. Más aún, min
ea reflexionó profundam ente acerca de estas cuestiones, com o ya apuntam os
arriba.
Las ideas de W eber sobre la verstehen eran relativam ente com unes entre
los historiadores alem anes de su tiem po y se derivaban de un cam po conocido
como hermenéutica (M ueller-VoJlmer, 1985). Esta constituye un acercam iento
especial a la com prensión e interpretación de los escritos publicados. Su objetivo
era com prender el pensam iento del autor, así com o la estructura básica del texto.
Tanto W eber com o otros autores, (por ejem plo W ilhelm Dilthey) intentaron
am pliar esta idea, llevándola desde la com prensión de textos a la de la vida
social:
«Una vez que nos hemos dado cuenta de que el método histórico no es ni más ni
menos que el método clásico de interpretación aplicado a las acciones abiertas en
lugar de a los textos, un método dirigido a identificar los proyectos humanos, la
«significación» que se oculta tras los acontecimientos observables, no debemos
tener dificultad en aceptar que éste puede ser aplicado tanto a la interacción huma
na como a los actores individuales. Desde este punto de vista toda la historia es
interacción, y debe ser interpretada en términos de los programas opuestos de los
distintos actores».
(Lachman, 1971: 20)
En otras palabras, W eber trató de usar las herram ientas de la herm enéutica
para entender los actores, la interacción y asim ism o toda la historia de la hum a
nidad 3.
Una m ala concepción del térm ino verstehen, muy com ún, es aquella que se
refiere sim plem ente a la «intuición» del investigador. De este m odo, m uchos
críticos lo han tom ado com o una m etodología de la investigación «blanda»,
irracional y subjetiva. No obstante, W eber rechazó categóricam ente la idea de
que la verstehen im plicara el significado de intuición, participación arm ónica o
em patia (1903-17/1949). Para él, llevaba consigo la elaboración de una búsque
da sistem ática y rigurosa más que una sim ple im presión sobre un texto o sobre
la vida social. Es decir, para W eber (1921/1968) verstehen es un procedim iento
de estudio racional.
La cuestión clave al interpretar lo que W eber entendía por verstehen es si
éste pensó que era la aplicación más apropiada para los estados subjetivos de
los actores individuales o para los aspectos subjetivos de las unidades de análi
sis de gran escala, por ejem plo, la cultura. Podem os encontrar elem entos de la
obra de W eber que apoyan las dos concepciones, y entre sus intérpretes encon
tram os defensores de am bas posturas.
Causalidad
Otro aspecto im portante de la m etodología w eberiana es su em peño por el estu
dio de la causalidad. W eber se inclinó a ver el estudio de las causas de los
fenómenos sociales dentro del dom inio de la historia, no de la sociología. Aun
cuando pensaba que la historia y la sociología no podian separarse claram ente
— y ciertam ente no aparecen separadas en su trabajo - la cuestión de la causa
lidad es im portante para la sociología. La causalidad es asim ism o importante
porque, com o verem os, supone otro espacio en el que W eber intentó combinar
sus aproxim aciones idiográficas y nom otcticas.
W eber (1921/1968) entendía por causalidad sencillam ente la probabilidad
de que un acontecim iento fuera seguido o acom pañado por otro. No es suficien
te, desde esta perspectiva, fijarse en las constantes, las repeticiones, las analo
gías y los paralelos históricos, com o algunos historiadores se contentan con
hacer. En lugar de ello, el investigador tiene que observar tanto las razones
com o el significado de los cam bios históricos (Roth, 1971). Aunque la opinión
más generalizada es que W eber proponía un m odelo causal de una única direc
ción — a diferencia del modo dialéctico de razonar de M arx— en su sociología
sustantiva siempre ha conjugado las interrelaciones de economía, sociedad, política,
organización, estratificación social, religión, etc. (Roth, 1968).
W eber fue bastante explícito acerca de su postura sobre la causalidad múl
tiple en el estudio de la relación entre el protestantism o y el espíritu del capita
lismo. Aunque se le ha interpretado de muy diferentes m aneras, W eber (1904
05/1958) afirm aba que la ética protestante fue uno de los factores causales de la
aparición del m oderno espíritu del capitalism o. Tachó de «estupidez» la idea de
que el protestantism o fuera la única causa. Igualm ente «estúpido» era pensar,
desde el punto de vista de W eber, que el capitalism o pudiera crecer sólo como
resultado de la reform a protestante; otros factores pueden haber llevado al mis
mo resultado. Esta es la forma en que W eber se pronunció:
«Debem os aclarar lo más posible el modo y la dirección general en que... los mo
vim ientos religiosos han influido en el desarrollo de la cultura material. Solamente
cuando hayamos determinado este planteamiento con una seguridad razonable se
puede hacer una tentativa para estimar hasta qué punto puede el desarrollo históri
co de la cultura moderna ser atribuido a esas fuerzas religiosas y hasta qué punto
a otras».
(Weber, 1904-05/1958: 91-92; cursiva añadida)
cias sociales es diferente del de las ciencias naturales. Así lo apunta W eber al
decir: «La conducta hum ana ‘significativam ente interpretable’ (la acción) es
identificable mediante referencias a ‘valoraciones' y significados. Por ello, nuestro
criterio para una explicación causal solam ente queda satisfecho con la explica
ción histórica de tal ‘entidad’! 1903-06/1975: 185). Así pues, el conocim iento
causal del científico social es distinto del del científico natural.
Las ideas de W eber sobre el concepto de causalidad están ínfim am ente uni
das a sus esfuerzos por resolver el conflicto entre el conocim iento nom otético e
idiográfico. Aquellos que se adscriben al punto de vista nom otético sostienen
que existe una relación necesaria entre los fenóm enos sociales, m ientras los
defensores de la perspectiva idiográfica se inclinan a ver reJaciones aleatorias
entre esas entidades. Como de costum bre, W eber toma una posición sincrética,
que se resume en su concepto de «causalidad adecuada». Esta noción supone
que lo mejor que se puede hacer en sociología es establecer proposiciones pro-
babilístícas acerca de la relación entre los fenóm enos sociales; o lo que es lo
mismo, si ocurre x entonces es probable que ocurra y. El objetivo es «estim ar el
grado en que cierto efecto es ‘favorecido’ por determ inadas ‘condiciones’»
(Weber, 1903-17/1949: 183).
Tipos ideales
El tipo ideal es una de las m ás famosas contribuciones de W eber a la sociología
contemporánea (Hekman, 1983; M cK inney, 1966). Com o hemos visto, W eber
creía que era responsabilidad del sociólogo crear instrum entos conceptuales
que pudieran ser usados m ás tarde tanto por los historiadores como por los
sociólogos. La más im portante de estas herram ientas conceptuales es el tipo
ideal.
«Un tipo ideal está formado por la acentuación unidimensional de uno o más pun
tos de vista y por la síntesis de gran cantidad de fenómenos concretos individuales
difusos, distintos, más o menos presentes, aunque a veces ausentes, los cuales se
colocan según esos puntos de vista enfatizados de manera unilateral en una cons
trucción análitica unificada... Dicha construcción mental, puramente conceptual,
no puede ser encontrada empíricamente en ningún lugar de la realidad.»
(Weber, 1903-17/1949:90)
«esencialm ente una vara de m edir» (1971: 26). W eber apunta a propósito: «Su
función consiste en com pararla con la realidad em pírica a fin de establecer sus
divergencias o sim ilitudes, de describirla por m edio del más inteligible e in
equívoco de los conceptos , y de com prenderla y explicarla causalm ente» (1903
17/1949: 43). Los tipos ideales son aparatos heurísticos destinados a ser usados
en el estudio de las porciones de la realidad histórica. Por ejem plo, los científi
cos sociales construirían un tipo ideal de burocracia a partir de su análisis de los
datos históricos. Este tipo ideal puede ser entonces com parado con la burocra
cia actual. El investigador buscará divergencias en el caso real respecto al tipo
ideal exagerado. El paso siguiente constituye la búsqueda por parte del científi
co social de las causas de las desviaciones. Algunas de estas causas típicas de
desviación son:
Para tom ar otro ejem plo, un tipo ideal m ilitar en una batalla delinea los
com ponentes principales de tal batalla — arm as de los oponentes, estrategias,
m aterial del que disponen, tierra disputada (tierra «de nadie»), refuerzos y ba
jas. com andos centrales, y cualidades de los líderes. Las batallas actuales no
tienen necesariam ente que contar con todos esos elem entos, y esta es una de las
cosas que el investigador debe saber. La cuestión está en saber que los elemen
tos de una batalla m ilitar particular pueden ser com parados con los elementos
identificados en el tipo ideal.
Los elem entos de un tipo ideal (com o esos com ponentes de la batalla militar
típica ideal) no se han reunido juntos de forma arbitraria; se han combinado en
razón de su com parabilidad. Hekm an apunta que «Los tipos ideales no son el
producto del capricho o de la im aginación del científico social, sino que son
conceptos construidos lógicam ente» (1983: 32).
D esde el punto de vista de W eber, el tipo ideal está destinado a ser derivado
inductivam ente del m undo real de la historia social. W eber no pensaba que
fuera suficiente con ofrecer un aparato de conceptos cuidadosam ente definidos,
sobre todo si se habían extraído deductivam ente de una teoría abstracta. Los
conceptos tienen que ser em píricam ente adecuados (Roth, 1971). Por lo tanto,
con el fin de producir tipos ideales, los investigadores han de sumergirse prime
ro ellos m ism os en la realidad histórica, y después derivar los tipos de esa rea
lidad.
En línea con sus esfuerzos para encontrar un campo intermedio entre el
conocim iento nom otético e idiográfico, W eber argum enta que los tipos ideales
MAX WEBER 257
W eber desarrolló claram ente gran núm ero de variedades de tipos ideales, y
la riqueza de su trabajo estriba en su diversidad, aunque lo común de todos ellos
sea el modo de construirlos.
Valores
El pensam iento sociológico m oderno en los Estados Unidos de Am érica se ha
visto en gran medida m odelado, en lo que se refiere al papel de los valores en
las ciencias sociales, por la interpretación, a m enudo sim plista o errónea, de la
noción w eberiana de una sociología Ubre de valores. Una percepción común de
la postura de W eber es que los científicos sociales no tienen que dejar de ningu
na m anera que sus valores personales influyan en su investigación científica.
Como verem os, el trabajo de W eber a propósito de los valores es mucho m ás
com plicado, y no debe reducirse a una noción sim plista el hecho de que dichos
valores se m antenga fuera de la sociología.
liado y la persona que actúa y evalúa com ienza a hablar» (W eber, 1903-17/
1949: 60). Cuando expresan su posición respecto a los valores, los investigado
res sociológicos deben siem pre m antenerse a sí mismos y a sus audiencias ente
rados de dichas posiciones.
Hay una discontinuidad entre lo que W eber dijo y lo que realm ente hizo.
Este no tuvo m iedo de expresar un juicio de valor, incluso en el centro del
análisis de los datos históricos. Por ejem plo, dijo que el estado rom ano sufrió
una enferm edad convulsiva de su cuerpo social. Se puede argüir que, en el
trabajo real de W eber, los valores no eran únicam ente un artificio básico para
seleccionar tem as de estudio, sino que tam bién estaban im plicados en la adqui
sición de un conocim iento significativo del m undo social.
La m ayoría de los sociólogos estadounidenses considera a W eber com o el
exponente de la sociología libre de valores. Lo cierto es que la m ayor parte de
estos sociólogos se adscribe a la idea de libertad valorativa y encuentra útil
invocar el nom bre de W eber com o soporte de su postura. Com o hem os visto, sin
em bargo, la obra de W eber está repleta de valores.
Otro aspecto de la obra de W eber respecto a los valores digno de m ención
es el que se refiere a sus ideas sobre el papel de las ciencias sociales como
ayuda para que el hombre elija entre varias posiciones de valor últimas. Básicamen
te, la postura de W eber es que no hay m odo de elegir entre posiciones de valor
alternativas. Por tanto, los científicos sociales no pueden presum ir de elegir por
la gente. «Las ciencias sociales, que son precisam ente ciencias em píricas, son
las m enos adecuadas para presum ir de que que le ahorran al individuo hacer
elecciones» (W eber, 1903-17/1949: 19). El científico social debe derivar ciertas
conclusiones fácticas de su investigación social, pero esta investigación no puede
decirle a la gente lo que «debe» hacer. La investigación em pírica puede ayudar
a la gente a elegir un significado adecuado para un fin, pero no debe ayudarlos
a elegir ese fin en vez de otros fines. W eber dice, «Proveer de normas obligatorias
e ideales, desde las que se pueden derivar orientaciones para actividades prácticas
inmediatas, nunca puede ser la tarca de una ciencia empírica» (1903-17/1949: 52).
S O C IO L O G IA S U S T A N T IV A
Nos volvem os ahora hacia la sociología sustantiva de W eber. Com enzarem os,
com o hizo W eber en su m onum ental Economía y sociedad, por los niveles de
acción e interacción, y muy pronto encontrarem os la anom alía básica de su
o b ra 4: a pesar su com prom iso con la sociología de los procesos a pequeña esca
la, su trabajo se sitúa prim ordialm ente en los niveles a gran escala del mundo
social.
¿Qué es la sociología?
Al discutir lo que W eber entendía por sociología, así como las incohcrcncias
entre sus declaraciones program áticas y su sociología sustantiva, debemos re
cordar que su trabajo a propósito de la sociología fue tardío de por sí en su
carrera; para entonces ya había efectuado sus investigaciones históricas. Puede
ser que los resquicios c incoherencias que aparecen en su obra sean debidos a
las diferencias inherentes entre sociología e historia y no sim plem ente a las
diferencias entre sus program as y su trabajo sustantivo.
Al dar forma a su perspectiva de la sociología, W eber se pronunció a m enu
do en contra de la sociología evolucionista, del organicism o, que dom inaba la
disciplina en aquellos m om entos. Por ejem plo, W eber dijo: «Me he convertido
en alguien (un sociólogo) con el fin de acabar con las nociones colectivistas. En
otras palabras, la sociología incluso puede ser practicada procediendo desde la
acción de uno o varios, pocos o m uchos individuos, es decir, em pleando un
método estrictamente ‘individualista’» (Roth, 1976: 306). A pesar de que se
adhirió a un m étodo individualista, W eber se vio forzado a adm itir que es im po
sible eliminar totalm ente de la sociología las ideas co lectiv as5. Pero incluso
cuando hubo adm itido la significación de los conceptos colectivos, los redujo
esencialmente a patrones y a regularidades de la acción individual: «Para la
interpretación subjetiva de la acción en el trabajo sociológico, estas colectivi
dades han de ser tratadas com o únicamente los resultantes y los m odos de orga
nización de los actos particulares de seres individuales, desde el m om ento en
que éstos pueden ser tratados com o agentes en el curso de una acción subjetiva
mente com prensible» (1921/1968: 13). A escala individual, W eber estuvo pro
fundamente interesado por el significado y por la m anera en que éste se produ
ce. Hay pocas dudas de que W’eber creia en la m icrosociologia y estaba dispuesto
a practicarla. ¿Pero, es esto realm ente lo que hizo? Guenther Roth, uno de los
más famosos intérpretes de la obra de W eber, nos ofrece una respuesta inequí
voca con su descripción de la orientación global de Economía y Sociedad : «la
primera comparación estrictam ente empírica de la estructura social y del orden
normativo a escala histórica mundial» (1968: xxvii). Mary Fulbrook señala di
rectamente la discontinuidad en la obra de Weber:
Acción social
Si tom am os las palabras de W eber al pie de la letra, toda su sociología se basa
en su concepción de la acción social (S. Turncr, 1983). W eber diferenciaba
entre acción y conducta puram ente reactiva. El concepto de conducta está re
servado, tanto entonces com o ahora, (Ritzer, 1975a) al comportamiento auto
m ático que im plica procesos no pensados. Un estím ulo se presenta y entonces la
conducta se origina, con poca intervención entre estím ulo y respuesta. Tal com
portam iento no tiene m ucho interés para la sociología de W eber. Este estaba
más interesado en la acción, que supone claram ente la intervención de procesos
reflexivos (y en la acción resultante significativa) entre el origen del estímulo y
6 Udehn argumenta que una excepción es el análisis del comportamiento de los líderes de
Weber.
MAX WEBER 263