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COMUNICACIÓN

4° AÑO

¡Vamos a leer!

Juntos leeremos un relato escrito por Ricardo Palma.


• Por el título, ¿de qué crees que tratará el texto?
• ¿Cómo imaginas los romances de la época
colonial?
• ¿Qué opinas de la venganza por despecho?
¿Justificas este tipo de reacciones?

Las orejas del alcalde


I quien cuenta la fama que era capaz de
poner en subasta la justicia, a trueque
La villa imperial de Potosí era, a de barras de plata.
mediados del siglo XVI, el punto Su señoría era también goloso de la
adonde de preferencia afluían los fruta del paraíso, y en la imperial villa
aventureros. Así se explica que cinco se murmuraba mucho acerca de sus
años después de descubierto el rico trapisondas mujeriegas. Como no se
mineral, excediese su población de había puesto nunca en el trance de que
veinte mil almas. el cura de la parroquia le leyese la
famosa epístola de San Pablo, D.
«Pueblo minero -dice el refrán-, Diego de Esquivel hacía gala de
pueblo vicioso y pendenciero». Y
pertenecer al gremio de los solterones,
nunca tuvo refrán más exacta verdad,
que tengo para mí constituyen, si no
que tratándose de Potosí en los dos
una plaga social, una amenaza contra
primeros siglos de la conquista.
la propiedad del prójimo. Hay quien
afirma que los comunistas y los
Concluía el año de gracia 1550, y
solterones son bípedos que se
era alcalde mayor de la villa el asimilan.
licenciado D. Diego de Esquivel,
hombre atrabiliario y codicioso, de

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Por entonces hallábase su señoría


encalabrinado con una muchacha
potosina; pero ella, que no quería
dares ni tomares con el hombre de la
ley, lo había muy cortésmente
despedido, poniéndose bajo la
salvaguardia de un soldado de los
tercios de Tucumán, guapo mozo que
se derretía de amor por los hechizos
de la damisela. El golilla ansiaba, pues,
la ocasión de vengarse de los desdenes No fue bobo el alegrón de D.
de la ingrata, a la par que del Diego, cuando constituyéndose al otro
favorecido mancebo. día en la cárcel, descubrió que uno de
los presos era su rival, soldado de los
Como el diablo nunca duerme tercios de Tucumán.
sucedió que una noche se armó gran
pendencia en una de las muchas casas -¡Hola, hola, buena pieza!
de juego, que en contravención a las ¿Conque también jugadorcito?
ordenanzas y bandos de la autoridad
pululaban en la calle de Quintu Mayu. -¡Qué quiere vueseñoría! Un pícaro
Un jugador novicio en prestidigitación dolor de dientes me traía anoche
y que carecía de limpieza para levantar como un zarandillo, y por ver de
la moscada, había dejado escapar tres aliviarlo, fuí a esa casa en
dados en una puesta de interés; y otro requerimiento de un mi paisano que
cascarrabias, desnudando el puñal, le lleva siempre en la escarcela un par de
clavó la mano en el tapete. A los gritos muelas de Santa Apolonia, que diz que
y a la sanfrancia correspondiente, curan esa dolencia como por ensalmo.
hubo de acudir la ronda y con ella el
alcalde mayor, armado de vara y -¡Ya te daré yo ensalmo, truhán! -
espadín. murmuró el Juez, y volviéndose al otro
preso, añadió: -Ya saben usarcedes lo
-¡Cepos quedos y a la cárcel! -dijo. que reza el bando; cien duros o
cincuenta azotes. A las doce daré una
Y los alguaciles, haciéndose vuelta y... ¡cuidadito!
compadres de los jugadores, como es
de estilo en percances tales, los El compañero de nuestro soldado
dejaron escapar por los desvanes, envió recado a su casa y se agenció las
limitándose, para llenar el expediente, monedas de la multa, y cuando regresó
a echar la zarpa a dos de los menos el alcalde halló redonda la suma.
listos.

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-Y tú, malandrín, ¿pagas o no


pagas? Poco después el carcelero Antúnez
con cuatro de sus pinches o satélites
-Yo, señor alcalde, soy pobre de sacaron al hidalgo aherrojado, y a
solemnidad; y vea vueseñoría lo que presencia del alcalde le administraron
provee, porque, aunque me hagan cincuenta bien sonados zurriagazos. La
cuartos, no han de sacarme un cuarto. víctima soportó el dolor sin exhalar la
Perdone, hermano, no hay que dar. más mínima queja, y terminado el
vapuleo, Antúnez lo puso en libertad.
-Pues la carrera de vaqueta lo hará
bueno. -Contigo, Antúnez, no va nada -le
dijo el azotado-; pero anuncia al
-Tampoco puede ser, señor alcalde que desde hoy las orejas que
alcalde; que aunque soldado, soy lleva me pertenecen, que se las presto
hidalgo y de solar conocido, y mi por un año y que me las cuide como a
padre es todo un veinticuatro de mi mejor prenda.
Sevilla. Infórmese de mi capitán D.
Álvaro Castrillón, y sabrá vueseñoría
que gasto un Don como el mismo rey
que Dios guarde.

-¿Tú, hidalgo, don bellaco? Maese


Antúnez, ahora mismo que le apliquen
cincuenta azotes a este príncipe.

-Mire el señor licenciado lo que


manda, que ¡por Cristo! no se trata tan
ruinmente a un hidalgo español.
El carcelero soltó una risotada
-¡Hidalgo! ¡Hidalgo! Cuéntamelo estúpida y murmuró:
por la otra oreja.
-A este prójimo se le ha barajado el
-Pues, Sr. D. Diego -repuso furioso seso. Si es loco furioso no tiene el
el soldado-, si se lleva adelante esa licenciado más que encomendármelo,
cobarde infamia, juro a Dios y a Santa y veremos si sale cierto aquello de que
María que he de cobrar venganza en el loco por la pena es cuerdo.
sus orejas de alcalde.

El licenciado le lanzó una mirada


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desdeñosa y salió a pasearse en el Hagamos una pausa, lector amigo,
patio de la cárcel. y entremos en el laberinto de la

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historia, ya que en esta serio de No eran ciertamente halagüeños


Tradiciones nos hemos impuesto la los auspicios bajo los que se encargó
obligación de consagrar algunas líneas del mando el marqués de Mondéjar.
al virrey con cuyo gobierno se Principió por adoptar una política
relaciona nuestro relato. conciliadora, rechazando -dice un
historiador- las denuncias de que se
Después de la trágica suerte que alimenta la persecución. «Cuéntase de
cupo al primer virrey D. Blasco Núñez él -agrega Lorente- que habiendo un
de Vela, pensó la corte de España que capitán acusado a dos soldados de
no convenía enviar inmediatamente al andar entre indios, sosteniéndose con
Perú otro funcionario de tan elevado la caza y haciendo pólvora para su uso
carácter. Por el momento e investido exclusivo, le dijo con rostro severo:
con amplísimas facultades y firmas en «Esos delitos merecen más bien
blanco de Carlos V, llegó a estos gratiticación que castigo; porque vivir
reinos el licenciado La Gasca con el dos españoles entre indios y comer de
título de gobernador; y la historia nos lo que con sus arcabuces matan y
refiere que más que a las armas, debió hacer pólvora para sí y no para vender,
a su sagacidad y talento la victoria no sé qué delito sea, sino mucha virtud
contra Gonzalo Pizarro. y ejemplo digno de imitarse. Id con
Dios, y que nadie me venga otro día
Pacificado el país, el mismo La con semejantes chismes, que no gusto
Gasca manifestó al emperador la de oírlos».
necesidad de nombrar un virrey en el
Perú, y propuso para este cargo a D. ¡Ojalá siempre los gobernantes
Antonio de Mendoza, marqués de diesen tan bella respuesta a los
Mondéjar, conde de Tendilla, como palaciegos enredadores, denunciantes
hombre amaestrado ya en cosas de de oficio y forjadores de revueltas y
gobierno por haber desempeñado el máquinas infernales! Mejor andaría el
virreinato de México. mundo.

Hizo su entrada en Lima con Abundando en buenos propósitos,


modesta pompa el marqués de muy poco alcanzó a ejecutar el
Mondéjar, segundo virrey del Perú, el marqués de Mondéjar. Comisionó a su
23 de septiembre de 1551. El reino hijo D. Francisco para que recorriendo
acababa de pasar por los horrores de el Cuzco, Chucuito, Potosí y Arequipa,
una larga y desastrosa guerra, las formulase un informe sobre las
pasiones de partido estaban en pie, la necesidades de la raza indígena;
inmoralidad cundía y Francisco Girón nombró a Juan Betanzos para que
se aprestaba ya para acaudillar la escribiera una historia de los incas;
sangrienta revolución de 1553. creó la guardia de alabarderos; dictó
algunas juiciosas ordenanzas sobre

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policía municipal de Lima, y castigó


con rigor a los duelistas y sus padrinos. El ultraje inferido a D. Cristóbal
Los desafíos, aun por causas ridículas, había quedado en el secreto; pues el
eran la moda de la época y muchos se alcalde prohibió a los carceleros que
realizaban vistiendo los combatientes hablasen de la azotaina. Acaso la
túnicas color de sangre. conciencia le gritaba a D. Diego que la
vara del juez lo había servido para
Provechosas reformas se proponía vengar en el jugador los agravios del
implantar el buen D. Antonio de galán.
Mendoza. Desgraciadamente, sus
dolencias embotaban la energía de su Y así corrieron tres meses, cuando
espíritu, y la muerte lo arrebató en recibió D. Diego pliegos que lo
julio de 1552, sin haber completado llamaban a Lima para tomar posesión
diez meses de gobierno. Ocho días de una herencia; y obtenido permiso
antes de su muerte, el 21 de julio, se del corregimiento, principió a hacer
oyó en Lima un espantoso trueno, sus aprestos de viaje.
acompañado de relámpagos,
fenómeno que desde la fundación de Paseábase por Cantumarca en la
la ciudad se presentaba por primera víspera de su salida, cuando se lo
vez. acercó un embozado, preguntándole.

-¿Mañana es el viaje, señor


III licenciado?
Al siguiente día D. Cristóbal de
Agüero, que tal era el nombre del -¿Le importa algo al muy
soldado, se presentó ante el capitán de impertinente?
los tercios tucumanos, D. Álvaro
Castrillón, diciéndole: -¿Que si me importa? ¡Y mucho!
Como que tengo que cuidar esas
-Mi capitán, ruego a usía me orejas.
conceda licencia para dejar el servicio.
Y el embozado se perdió en una
Su majestad quiere soldados con callejuela, dejando a Esquivel en un
honra, y yo la he perdido. mar de cavilaciones.

D. Álvaro, que distinguía mucho al En la madrugada emprendió su


de Agüero, le hizo algunas viaje al Cuzco. Llegado a la ciudad de
observaciones que se estrellaron en la los incas, salió el mismo día a visitar un
inflexible resolución del soldado. El amigo, y al doblar una esquina, sintió
capitán accedió al fin a su demanda. una mano que se posaba sobre su
hombro. Volviose sorprendido D.

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Diego, y se encontró con su víctima de hombre fantasma, que ya no le dirigía


Potosí. la palabra, pero que le lanzaba a las
orejas una mirada elocuente. No había
-No se asuste, señor licenciado. medio de esquivarlo. En el templo y
Veo que esas orejas se conservan en su en el paseo era el pegote de su
sitio y huélgome de ello. sombra, su pesadilla eterna.

D. Diego se quedó petrificado. La zozobra de Esquivel era


constante y el más leve ruido lo hacia
Tres semanas después llegaba estremecer. Ni la riqueza, ni las
nuestro viajero a Guamanga, y acababa consideraciones que, empezando por
de tomar posesión en la posada, el virrey, le dispensaba la sociedad de
cuando al anochecer llamaron a su Lima, ni los festines, nada, en fin, era
puerta. bastante para calmar sus recelos. En su
pupila se dibujaba siempre la imagen
-¿Quién? -preguntó el golilla. del tenaz perseguidor.

-¡Alabado sea el Santísimo! - Y así llegó el aniversario de la


contestó el de fuera. escena de la cárcel.

-Por siempre alabado amén- y se Eran las diez de la noche, y D.


dirigió D. Diego a abrir la puerta. Diego, seguro de que las puertas de su
estancia estaban bien cerradas,
Ni el espectro de Banquo en los arrellanado en un sillón de vaqueta,
festines de Macbeth, ni la estatua del escribía su correspondencia a la luz de
Comendador en la estancia del una lámpara mortecina. De repente,
libertino D. Juan, produjeron más un hombre se descolgó
asombro que el que experimentó el cautelosamente por una ventana del
alcalde, hallándose de improviso con cuarto vecino, dos brazos nervudos
el flagelado de Potosí. sujetaron a Esquivel, una mordaza
ahogó sus gritos y fuertes cuerdas
-Calma, señor licenciado. ¿Esas ligaron su cuerpo al sillón.
orejas no sufren deterioro? Pues
entonces hasta más ver. El hidalgo de Potosí estaba delante,
y un agudo puñal relucía en sus
El terror y el remordimiento manos.
hicieron enmudecer a D. Diego.
-Señor alcalde mayor -lo dijo-, hoy
Por fin, llegó a Lima, y en su vence el año y vengo por mi honra.
primera salida encontró a nuestro

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Y con salvaje serenidad rebanó las


orejas del infeliz licenciado.

IV
D. Cristóbal de Agüero, logró
trasladarse a España, burlando la
persecución del virrey marqués de
Mondéjar. Solicitó una audiencia de
Carlos V, lo hizo juez de su causa, y
mereció, no sólo el perdón del
soberano, sino el título de capitán en
un regimiento que se organizaba para
México.

El licenciado murió un mes


después, más que por consecuencia de (De Tradiciones Peruanas, Barcelona 1893)
las heridas, de miedo al ridículo de
oírse llamar el Desorejado.

SOBRE EL AUTOR

Ricardo Palma (1833-1919) nació en Lima. Tuvo una vida


azarosa, pues en su juventud naufragó como marino. Sus
Tradiciones Peruanas le dieron fama en todo el continente y
Europa. Escribió narraciones, poesías y crítica literaria. Sus
relatos resultan de unir el humor, la historia y algo de ficción.
Se preocupó por anotar los hechos que la historia oficial jamás
iba a recoger. Falleció en Lima

SOBRE LA OBRA

El relato Las orejas del alcalde forma parte de las Tradiciones


peruanas, un conjunto de 453 relatos que están inspirados en
hechos históricos ocurridos en nuestro país. El autor incorpora elementos de ficción con
algo de humor en cada uno de ellos. Esta tradición forma parte de la segunda serie
publicada en Barcelona (España) en 1893.

… Potosí –o Villa Imperial de Potosí– es una ciudad


del suroeste (sur occidente) de Bolivia. Fue
declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por
II. COMPRENSIÓN DEL TEXTO
la UNESCO en 1987

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FICHA DE LECTURA
I. VOCABULARIO
1. Escribe en tu cuaderno el significado que corresponda al sentido que se le da en la
lectura a cada palabra, luego escribe una oración con cada una de ellas.
- pendenciero - bípedos - mancebo - moscada
- atrabiliario - encalabrinado - pululaban - ensalmo
- trueque - golilla - prestidigitación - malandrín

2. Escribe el significado que en el texto se da a las siguientes frases:


- veinte mil almas - jugador novicio - veinticuatro de Sevilla
- trapisondas mujeriegas - levantar la moscada - cobarde infamia
- plaga social - hidalgo español - amplísimas facultades

II. COMPRENSIÓN DEL TEXTO


1. Elabora un cuadro comparativo sobre don Diego de Esquivel y Cristóbal de Agüero.
Compara aspectos tales como: cargos personales, actitudes, rasgos positivos y negativos.
2. ¿Qué otros personajes intervienen en el relato? ¿Qué rol les corresponde?
3. ¿En qué lugar ocurren los hechos? ¿Cómo era la villa en aquel entonces?
4. ¿De qué manera don Cristóbal trata de evitar los azotes?
5. Luego del castigo sufrido por don Cristóbal, ¿de qué forma cumplió su venganza?
6. ¿De qué forma don Cristóbal acosaba a don Diego de Esquivel?

III. APRECIACIÓN Y COMENTARIO


1. ¿Consideras razonable la forma de actuar de don Cristóbal luego de sufrir el azote?
2. ¿Qué hubieras hecho tú en el lugar de don Diego si te encuentras en una posición de
ventaja frente a tu rival de amores?
3. Escribe qué impresión te causó el desenlace de esta tradición de Palma.

IV. COMPOSICIÓN
Escribe un cuento de tu invención o una anécdota que recuerdes sobre algún episodio en el
que sea evidente que la venganza nunca es buena consejera. No olvides ponerle un título a
tu creación.

CRITERIOS DE EVALUACIÓN

Aspecto formativo Puntualidad Limpieza Orden


Caligrafía y Copia las Usa dibujos o
Aspectos formales
ortografía preguntas imágenes
Respuestas Explicación Apreciación
Aspectos de fondo
detalladas profunda argumentada

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