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El control de la respiración, con los ojos cerrados y prestando atención a cada una de las sensaciones

del cuerpo, es una de las medidas más eficaces para estimular el funcionamiento del sistema nervioso
parasimpático —que, regula el equilibrio interno o homeostasis, activa los órganos que mantienen el
organismo en situaciones de calma e inhibe aquellos que preparan al organismo para las situaciones
de emergencia o tensión.

Cuando uno consigue mantener su atención enfocada en la respiración, en el presente, en el aquí y el


ahora, desechando cualquier pensamiento que le dirija hacia el pasado o le enfoque hacia el futuro, va
logrando poco a poco, con cada respiración relajarse y recuperar la serenidad y la confianza perdidas.

Unas sencillas claves para afrontar tus miedos y la ansiedad son:

— Aprende a reconocerlos. Sé consciente. No los anules, ni ocultes; toda emoción reprimida retorna
por la puerta trasera y puede ser el origen de heridas y sufrimientos físicos y psicológicos.

— El miedo se supera sintiéndolo y dando un paso adelante. El miedo se vence cambiando.

— Insisto, no temas en volver al origen, acude a desenmarañar los principios y causas de tus
inseguridades, pero, ¡ojo!, cuidado con las «terapias imposibles» que acaban perjudicando más que
ayudando,

— Intenta entender tus miedos, podrás enfrentarlos mejor y superarlos. Cuando entendemos algo,
sabemos afrontarlo y el miedo disminuye.

— El miedo siempre va a existir, aprende a ser optimista y encuentra la salida al bucle tormentoso de
pensamientos que te bloquean. No olvides que el miedo es un gran embustero, disfraza la realidad
siempre peor de lo que es.

— Confía en ti. La manera en la que te proyectas tiene la capacidad de poner en marcha la mejor
versión de tu cerebro. La confianza en ti mismo, ilusionarte con conseguir tus objetivos, activa tu
creatividad, tu capacidad de resolver problemas y percibir la vida con más ilusión.

— Mejora tu capacidad de atención. Los miedos, la ansiedad… se cronifican cuando uno no tiene
capacidad de enfocar su atención de forma correcta.

— Educa tu voz interior. ¡Que sirva para animarte y no para hundirte o influirte negativamente!
Esquiva los pensamientos tóxicos que vienen para llevarte de nuevo a las crisis de angustia o para
maximizar los miedos.

— Cuida la alimentación. Te doy un ejemplo, los episodios de hipoglucemia tienen la capacidad de


alterarte profundamente y activar el miedo. Prescinde de la cafeína y del alcohol.
— Descansa. La falta de sueño nos hace más vulnerables a los miedos. Nos lleva a interpretar la
realidad de forma más amenazante de lo que es.

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