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Respecto a la tasa de descuento que debe utilizarse para descontar los flujos netos de
caja dependerá exclusivamente de las circunstancias de cada caso particular. Si se trata
de un flujo de caja del proyecto financiado, la tasa de descuento relevante es la del costo
de capital del inversionista, es decir, se debe evaluar de acuerdo al costo de oportunidad
que tienen los recursos que el inversionista está destinando a la materialización del
proyecto, esto porque el costo de la deuda se ha incorporado dentro del flujo en el ítem
correspondiente a los intereses. Si se trata de un flujo de caja del proyecto puro donde
aun no se han identificado las posibles fuentes de financiamiento, como una primera
aproximación se puede utilizar como tasa de descuento la rentabilidad promedio de la
industria o de proyectos similares, o bien, el costo de oportunidad del inversionista,
entendido para inversiones con riesgo similar. Luego, siguiendo con el caso del flujo neto
de caja del proyecto puro, si ya se tienen identificadas posibles fuentes de financiamiento,
se debe utilizar una tasa de descuento ponderada, lo que constituye un promedio de los
costos relativos a cada una de las fuentes de financiamiento que se están considerando
para el proyecto. La ecuación Nº 3, entrega la forma de calcular la tasa de descuento
ponderada.
K p∗P K d∗D
i= +
I I
Donde:
Por ejemplo, si la empresa está pensando en llevar a cabo un proyecto cuya inversión
total es de $300.000, de los cuales $210.000 corresponden a recursos propios, los que
tienen un costo de oportunidad del 10%, Y $90.000 a un crédito al 13% anual, la tasa de
descuento ponderada quedaría determinada por:
0,10∗210.00 0,13∗90.000
i= +
300.000 300.000
Según Sapag (2007), el VAN es el método más conocido, mejor y más generalmente
aceptado por los evaluadores proyectos. Mide la rentabilidad deseada después de
recuperar toda la inversión. Para ello, calcula el valor actual de todos los flujos futuros de
caja, proyectados a partir del primer período de operación, y le resta la inversión total
expresada en el momento cero.
Si el resultado es mayor que cero, mostrará cuánto se gana con el proyecto, después de
recuperar la inversión, por sobre la tasa i que se exigía de retorno al proyecto; si el
resultado es igual a cero, indica que el proyecto reporta exactamente la tasa i que se
quería obtener después de recuperar el capital invertido; y si el resultado es negativo,
muestra el monto que falta para ganar la tasa que se deseaba obtener después de
recuperada la inversión.
Ecuación Nº 4. Valor actual neto (VAN)
Calcule el VAN, suponiendo que un proyecto con una inversión inicial de $5.000.000. Los
flujos netos de fondos serán: $1.000.000; $1.500.000; $2.000.000 y $2.500.000 en los
años 1, 2, 3 y 4 respectivamente. Considere la tasa de rentabilidad de 5 % anual.
• Si se mantienen las demás variables, con el fin de analizar la relación entre el VAN
y la tasa de rentabilidad, se tiene que a mayor tasa de rentabilidad, el VAN es
menor. Ver figura Nº 11.
VAN
Figura Nº 11. Relación entre la tasa de rentabilidad y el valor actual neto (VAN)
• Si se mantienen las demás variables, con el fin de analizar la relación entre el VAN
y la inversión, se tiene que a mayor inversión, el VAN es menor. ver figura Nº 12.
VAN
INVERSIÓN
• Si se mantienen las demás variables, con el fin de analizar la relación entre el VAN
y los flujos netos de fondos, se tiene que a mayor flujos netos de fondos, el VAN es
mayor. ver figura Nº 13.
VAN
FNF
Figura Nº 13. Relación entre los flujos netos de fondos y el valor actual neto (VAN)
TASA INTERNA DE RETORNO (TIR)
Un segundo criterio de evaluación lo constituye la tasa interna de retomo (TIR), que mide
la rentabilidad como porcentaje. En el ejemplo anterior, cuando se exigía el 5% de retorno
a la inversión, el VAN mostró que el proyecto rendía eso y $1.097.357 más. Es decir, que
daba al inversionista una rentabilidad superior al 5% exigido.
Esto indica que se puede exigir al proyecto una ganancia superior a esa tasa. La máxima
tasa exigible será aquella que haga que el VAN sea cero. Esta condición se cumple, en el
ejemplo anterior, con una tasa del 7,45%, que representa la TIR del proyecto.
La TIR tiene cada vez menos aceptación como criterio de evaluación, por tres razones
principales:
• No sirve para comparar proyectos, por cuanto una TIR mayor no es mejor que una
menor, ya que la conveniencia se mide en función de la cuantía de la inversión
realizada; y
• Cuando hay cambios de signos en el flujo de caja, por ejemplo por una alta
inversión durante la operación, pueden encontrarse tantas tasas internas de
retorno como cambios de signo se observen en el flujo de caja.
La TIR se calcula muy fácilmente en una planilla electrónica, como Excel, donde se la
opción Función del menú Insertar, se selecciona Financieras en la Categoría Función y se
elige TIR en el Nombre de la Función. En el cuadro TIR se selecciona el rango de valores
que se desea actualizar, a partir del momento 0, y marcando la opción Aceptar, se obtiene
la tasa interna de retorno.
PERÍODO DE RECUPERACIÓN DE LA INVERSIÓN (PAY-BACK)
La columna correspondiente al flujo acumulado debe desarrollarse hasta que el valor sea
igual o superior a cero, indicando de esta manera el período en que se recupera
completamente la inversión inicial. En caso que esto no ocurra y que llegado al flujo
actualizado acumulado del período n, éste siga siendo negativo, quiere decir que dentro
del horizonte de evaluación no es posible recuperar la inversión inicial. Es necesario notar
que el flujo actualizado acumulado en el período n corresponde exactamente al VAN del
proyecto, tal como se mostrará en el siguiente ejemplo, donde se ha utilizado una tasa de
descuento del 20%.
8 ANÁLISIS DE RIESGOS
Según Sapag (2007), los resultados que se obtienen al aplicar los criterios de evaluación
no miden exactamente la rentabilidad de proyecto, sino sólo la de uno de los tantos
escenarios futuros posibles. Los cambios que casi con certeza se producirán en el
comportamiento de las variables del entorno harán que sea prácticamente imposible
esperar que la rentabilidad calculada sea la que efectivamente tenga el proyecto
implementado. Por ello, la decisión sobre la aceptación o rechazo de un proyecto debe
basarse más en la comprensión del origen de la rentabilidad de la inversión y del impacto
de la no ocurrencia de algún parámetro considerado en el cálculo del resultado que en el
VAN positivo o negativo.
Como señala Patricio del Sol, un buen proyecto siempre es vulnerable a la reacción que
tendrán los competidores que intentarán imitar u ofrecer sustitutos al producto exitoso, los
proveedores que tratarán de participar en este éxito subiendo los precios de los insumos
e, incluso, los propios trabajadores que presionarán por mejoras salariales ante los
positivos resultados del negocio. La posibilidad de estas reacciones debe preverse
mediante el análisis de sensibilización de la rentabilidad a cambios, dentro de rangos
probables, en los supuestos que determinaron las estructuras de costos y beneficios.
Anticipar estas variaciones permite a la empresa no sólo medir el impacto que podrían
ocasionar en sus resultados sino también reaccionar adecuadamente creando, por
ejemplo, las barreras a la entrada de nuevos competidores o tomar medidas .para
enfrentar la presión de proveedores y trabajadores, como la opción de internalizar
procesos provistos por terceros o hacer outsourcing de tareas internas cuando su costo
sea superior al contrato externo.
El principal problema de los modelos de riesgo para enfrentar esta situación radica en que
básicamente consideran información histórica para suponer, por ejemplo, probabilidades
de ocurrencia que podrían asignarse a los flujos de caja proyectados.
A pesar de lo señalado, los métodos que incorporan el riesgo no son malos, sino
insuficientes para agregarlos por sí solos a una evaluación. Por ello surgen los modelos
de sensibilización como una alternativa interesante de considerar para agregar
información que posibilite decidir más adecuadamente respecto de una inversión.
Dos son los principales métodos de sensibilidad que, si bien en ciertos casos
reemplazarán a los de riesgo, se proponen como un complemento de aquellos, siempre
con la finalidad de mejorar la información que se le proporcionará al inversionista para
ayudarlo en su toma de decisión. Ambos métodos muestran el grado de variabilidad que
pueden exhibir o, dependiendo del modelo utilizado, resistir la proyección del flujo de caja.
Esto permite identificar cuáles son las variables más críticas y los puntos más débiles
sobre los que se debe concentrar la búsqueda de más información para determinar las
posibilidades de que se alcancen esos puntos críticos.
La aplicación de este modelo, por su simplicidad, conduce a veces a elaborar tal cantidad
de flujos de caja sensibilizados que, más que convertirse en una ayuda, constituyen una
limitación al proceso de decisión.
Una simplificación de este modelo plantea que se debe sensibilizar el proyecto a sólo dos
escenarios: uno optimista y otro pesimista.
La definición de las variables en estos escenarios tiende a ser sesgada por las
expectativas que se tengan sobre el resultado de la inversión, entre otras variables. La
principal ventaja que se le asigna es que permite trabajar con cambios en más de una
variable a la vez.
Por ejemplo, si con la cantidad a producir y vender estimada en el flujo de caja original, el
VAN del proyecto es positivo, la sensibilización estimará la cantidad mínima que hace que
el proyecto siga siendo elegible. Esto es, hasta dónde puede bajar la cantidad para que el
VAN se haga igual a cero.
Una planilla electrónica, como Excel o el software Crystal Ball, por ejemplo, permite
resolver ambos modelos de sensibilización con mucha rapidez.
SAPAG, N. Proyectos de inversión, formulación y
evaluación, Pearson, México, 2007.
SAPAG, N. y R. SAPAG. Preparación y evaluación de
proyectos, McGraw-Hill, México, 2008.