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Avocamiento
6. Control sobre las sentencias dictadas por vía de avocamiento y por la interpretación
constitucional.
Asimismo, el avocamiento procede solo cuando no existe otro medio procesal, capaz de
restablecer la situación jurídica infringida, en caso de graves desórdenes procesales o de
escandalosas violaciones al ordenamiento jurídico, que perjudiquen ostensiblemente la
imagen del Poder Judicial, la paz pública o la institucionalidad democrática. Por tanto, debe
ser ejercido con suma prudencia, en estricta observancia de lo estipulado en los artículos
107, 108 y 109, todos de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia.
Los recursos son el medio de defensa previsto por la ley para impugnar los actos dictados
en un procedimiento judicial o administrativo, con los que no se esté conforme, y que
tiende a lograr la revocación o la modificación de dichos actos.
La acción es el poder jurídico de hacer valer la pretensión. Ese poder jurídico existe en el
individuo, aun cuando la pretensión sea impugnada. Entonces se entiende que la acción es
un derecho, subjetivo, público. Es un derecho porque tiene como correlativa la obligación
del órgano estatal al cual se dirige, de resolver afirmativa o negativamente. Es un derecho
subjetivo porque constituye una facultad conferida al gobernado por el derecho objetivo
para reclamar la prestación del servicio jurisdiccional. Y es un derecho subjetivo público
porque significa una facultad del gobernado frente al Estado como entidad de derecho
público y porque el contenido del objeto que se persigue (la obtención del servicio
jurisdiccional) es de carácter público.
En cuanto a los efectos que puede llegar a producir el avocamiento, al ser admitido por
alguna de las Salas del Tribunal Supremo de Justicia, que como es lógico, la primera de
ellas, es que habrá una suspensión del procedimiento en el Tribunal de instancia que esté
llevando la causa, indistintamente en el estado en que se encuentre, lo que trae a su vez que
se le impida al justiciable que realice actos o diligencias, debido a esta decisión cautelar que
surge como consecuencia del pronunciamiento de admisibilidad.
Entonces, al declararse con lugar el avocamiento, cada Sala con su función de juzgar de
acuerdo a su determinada materia, en lo sucesivo tendrá el control del proceso que antes
cursaba en un tribunal de inferior jerarquía; por tanto, dictará un pronunciamiento dirigido a
solventar la situación infringida, enmarcada en lo que prevé el artículo 109 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, tal como se muestra a continuación:
Artículo 109. “La sentencia sobre el avocamiento la dictará la Sala competente, la cual
podrá decretar la nulidad y subsiguiente reposición del juicio al estado que tenga
pertinencia, o decretar la nulidad de alguno o algunos de los actos de los procesos, u
ordenar la remisión del expediente para la continuación del proceso o de los procesos en
otro Tribunal competente en la materia, así como, adoptar cualquier medida legal que
estime idónea para el restablecimiento del orden jurídico infringido.”
En conclusión, es menester indicar que la potestad que otorga la ley para ejercer la
pretensión mediante la institución del avocamiento, no puede ser entendida como un
mecanismo ordinario de revisión de procesos o sentencias, pues debido a su prudencia y
excepcionalidad, no constituye per se un remedio procesal ante cualquier acto o decisión
que fuere adversa a las partes, mucho menos, si tales situaciones pueden ser impugnadas a
través del trámite de incidencia o con los recursos ordinarios establecidos para tales efectos.
Como ciudadanos, debemos conocer cuáles son los medios establecidos para hacer valer
nuestros derechos ante los organismos competentes, bien sea judicial o administrativo.