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a) Cuando une oraciones con distinto sujeto:


Pedro Ángel Palou publicó una novela sobre San Pablo, y tú no me lo habías comentado.
b) Cuando relaciona una oración con sentido positivo y otra con sentido negativo:
Mi equipo de futbol gana en canchas ajenas, y pierde siempre como local.
c) Cuando el último elemento de una secuencia antecedido por y, tiene un significado distinto al del resto de
la enumeración:
En la librería había obras poéticas, textos infantiles, diccionarios, enciclopedias, y me dispuse a leer las
novedades en su acogedora cafetería.

• Se usa coma para separar el vocativo del verbo de la oración. Un vocativo es una palabra o
palabras que se emplean para dirigirse a una persona o llamar su atención.

Vocativo, resto de la oración .

, vocativo, .

, vocativo.

Mexicanos, debemos estar unidos en estos momentos de adversidad.


Debemos estar unidos, mexicanos, en estos momentos de adversidad.
Debemos estar unidos en estos momentos de adversidad, mexicanos.

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La familia Belville
Los guardianes del tiempo
Daniel Martín Reina
Hubo un tiempo en que se vendía la hora exacta.
La rutina de Ruth Belville era simple. Todos los
lunes por la mañana acudía al Observatorio Real
de Greenwich, llamaba a la puerta y entregaba
su cronometró/cronómetro a unos asistentes.
Mientras Ruth disfrutaba una taza de té con el
portero, el asistente iba a una de las salas del ob-
servatorio, comparaba la hora del cronómetro
con la hora del reloj maestro y corregía el cronó-
metro si era necesario. Luego le devolvía a Ruth
el reloj junto con un certificado que acreditaba
que su cronómetro estaba ajustado a la hora de
Greenwich. Entonces Ruth regresaba a Londres
y daba la hora a los más de 40 clientes que tenía
repartidos por toda la ciudad.
El negocio/negoció de vender la hora de
Greenwich no era nuevo. Lo había empezado
su padre, John Henry Belville, asistente segun-
do del Observatorio Real. Él fue quien estable-
ció este original sistema de distribución de la
hora durante la primera mitad del siglo xix. A la
muerte de John Henry en 1856, el negocio que-
dó en manos de María, su mujer, quien se encargo/encargó de llevar la hora de Greenwich
a la clientela hasta 1892. Con más de 80 años, María se retiró y su hija Ruth la sucedió.
A pesar de los avances tecnológicos de la época —el telégrafo, la radio y el teléfono—
Ruth continúo/continuó con las visitas semanales a sus clientes durante la primera mitad
del siglo xx. A los londinenses les fascinó tanto su historia que la llamaban “la dama de la
hora de Greenwich”. Ruth terminó con el servicio de los Belville alrededor de 1940, po-
niendo punto final a una curiosa tradición familiar que duró más de 100 años.

¿Cómo Ves? Revista de divulgación de la ciencia de la unam (marzo de 2012).


Año 14, núm. 160, p. 26 (fragmento).

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Memoria que no se usa, se atrofia
Cristina Heine

¿Cuánto recuerdas de lo que te enseñan en la escuela, so-


bre todo años después? Quizás no recuerdes cómo resolver
ecuaciones de segundo grado ni los elementos de la tabla
periódica en orden, pero con seguridad sí recuerdas cómo
escribir. Esto se debe, al parecer, a que la memoria, como
los músculos, necesita ejercicio para mantenerse vigorosa.
Cada recuerdo se manifiesta en el cerebro como patrones
de señales eléctricas y químicas que viajan entre las células
nerviosas. Cada pensamiento, acción y percepción sensorial
estimula diferentes grupos de células nerviosas de sustancias
químicas en el cerebro. Las células nerviosas, o neuronas, se
comunican con otras células a través de conexiones llamadas
sinapsis, creando una densa red de sendas y circuitos que se entrelazan en el cerebro y llevan
a cabo cada aspecto del pensamiento y de la conducta humana.

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Según investigaciones recientes hay en el cerebro unas células llamadas astrocitos que
actúan como un pegamento. Estas células cerebrales son más numerosas que las neuronas
y son reguladores esenciales para la comunicación sináptica, capaces tanto de recibir como
de enviar señales químicas a las neuronas.
¿Cómo se registra la memoria en nuestro cerebro? Cuando, por ejemplo, practicamos
un instrumento musical y tocamos una melodía repetidamente, activamos varias veces el
mismo circuito de sinapsis. Después de varias repeticiones, las sinapsis se van fortalecien-
do. La eficiencia del circuito aumenta y las señales nerviosas se transmiten mejor.
Esos cambios son una muestra de la plasticidad del cerebro, de su capacidad de cambiar
y de adaptarse con la experiencia. Así, si una sinapsis en particular no se activa con regula-
ridad, se debilita y termina por desaparecer de la senda neurológica; recordemos el dicho:
“órgano que no se usa, se atrofia”. Los investigadores del cerebro sostienen que la mejoría a
largo plazo está integrada por patrones específicos de sinapsis en la corteza cerebral.

¿Cómo Ves? Revista de divulgación de la ciencia de la unam (junio de 2012). Año 14, núm. 163, p. 35 (fragmento).

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El chofer de Einstein

Cuentan por ahí que cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por sus
teorías científicas era con frecuencia solicitado por las universidades para dar confe-
rencias. Dado que no era nada bueno al volante —y, sin embargo, el coche le resultaba muy
cómodo para sus desplazamientos—, contrató los servicios de un chofer de taxi que pasaba
por él cada vez que asistía a este tipo de eventos. El chofer lo llevaba, escuchaba la
conferencia y lo regresaba a su casa.
Después de varios viajes, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo
mismo una y otra vez.
—Si quiere —le dijo él— lo puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia
tantas veces que la puedo repetir de memoria.
Einstein le tomó la palabra y, antes de llegar al lugar donde conocía su siguiente
discurso, intercambiaron sus ropas: el chofer
se desaliñó y se despeinó; Einstein, por su
parte, se colocó la casaca, el gorro y se puso
al volante. Llegaron a la sala y, como ninguno
de los académicos presentes conocía en
persona al afamado científico, no se
descubrió el engaño.
El chofer expuso, de forma fluida, la
conferencia que había escuchado tan-
tas veces repetir a Einstein, mientras este lo
observaba desde la última fila con una gran
sonrisa. Todo iba muy bien, hasta que al
final, un profesor de la audiencia hizo una
pregunta que, evidentemente, el chofer no
podría contestar. Por un instante titu-
beó, pero de pronto tuvo un golpe de inspi-
ración y le respondió:
—La pregunta que usted me hace es
tan obvia y sencilla que dejaré que mi cho-
fer, que se encuentra al final de la sala, se la
responda.

Algarabía. Diccionario de anécdotas. De boca en boca (2009).


México: Lectorum, pp. 55-56.

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´ dormir
El espejo que no podia

Habia´ una vez un Espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie
´ en él se sentia
se veia ´ de lo peor, como que no existia,
´ y quizá tenia
´ ra-
zón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches
los guardaban en el mismo cajón del tocador dormian ´ a pierna suelta
satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico.

Monterroso, Augusto (1986). Obras completas y otros cuentos.


México: sep (Colección Lecturas Mexicanas), segunda serie, p. 29.

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Que´ risueño contacto

¡Que´ risueño contacto el de tus ojos,


ligeros como palomas asustadas a la orilla del agua!
¡Que´ rápido contacto el de tus ojos
con la mirada!

´ eres tú? ¡Que´ importa!


¿Quien
A pesar de ti misma,
hay en tus ojos una breve palabra
enigmática.
No quiero saberla. Me gustas
mirándome de lado, escondida, asustada.
Así puedo pensar que huyes de algo, de mí o de ti, de nada…

Sabines, Jaime. 24 poetas latinoamericanos (1997). Coedición latinoamericana, p. 172.

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´
Como
Chico Novarro

´ imaginar
Como ´ consolar
Como
que la vida sigue igual a la rosa y al jazmín
´ si tus pasos
como ´ si tu risa
como
ya no cruzan el portal ya no se oye en el jardín.
´ pretender esta realidad
como ´ he de mentirles
Como
´ si hasta ayer
como que mañana volverás
brillaba el sol en tu mirar. ´ despertar si tú no estás.
como

Millán, Carlos (1998). Las canciones más famosas. Editorial Diana. México, p. 178.

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CIERTA PUBLICACION LITERARIA DE LONDRES PROMOVIO ENTRE SUS LECTORES
UNA ENCUESTA SOBRE EL LIBRO FAVORITO DE CADA UNO. EL PLANTEAMIENTO
DE LA ENCUESTA ERA EL SIGUIENTE: “SI USTED FUERA UN NAUFRAGO EN UNA
REMOTA Y AISLADA ISLA DESIERTA, Y PUDIERA SOLICITAR UN UNICO LIBRO PARA
ENTRETENERSE… ¿QUE TITULO ESCOGERIA?” RAPIDAMENTE LOS LECTORES CU-
BRIERON CON SUS PROPUESTAS UN AMPLIO ESPECTRO DE GENEROS Y EPOCAS,
MENCIONANDO TODO TIPO DE OBRAS: ALGUNAS DE SHAKESPEARE, TRAGEDIAS
GRIEGAS, LIBROS DE EPOCA, LA BIBLIA, ETCETERA.
SIN EMBARGO, CUANDO LOS REDACTORES HICIERON LA PREGUNTA DE QUE
LIBRO SE LLEVARIA A UNA ISLA REMOTA AL ESCRITOR BRITANICO GILBERT KEITH
CHESTERTON (1874-1936), ESTE RESPONDIO CON GRAN PRESTEZA:
—PUES NADA ME HARIA MAS FELIZ QUE UN LIBRO TITULADO MANUAL PARA
LA CONSTRUCCION DE LANCHAS.

Doval, Gregorio. Anecdotario universal de cabecera (2003). Ediciones del Prado, Madrid, p. 52.

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Con qué confeccionaban sus ropas nuestros antepasados
La forma de vestir de los primeros pobladores cambió radicalmente en el Neolítico, hace
unos 4 000 años. Hubo un cambio al considerar como anticuados los atuendos elaborados
con pieles de animales curtidas que usaron los hombres del paleolítico. Aquellas primeras
sociedades optaron por la lana para fabricar prendas más favorecedoras y duraderas. Este
logro fue posible gracias a uno de los inventos más destacados de este periodo: el telar. Las
modistas de aquella época trabajaban sobre un bastidor construido con robustas ramas
unidas entre sí con fibras vegetales. En ese armazón ataban los hilos en los que después
trenzarían la lana para diseñar sus vestidos. Para el huso, usaron ramas o huesos, donde
hilaban esas fibras vegetales. Ese fue el comienzo de la industria textil.

Muy especial. Año XXVIII, núm. 75, p. 38 (adaptación).

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Vendo lujoso departamento
Confortabilidad, apacibilidad, honoravilidad
Vivir como se lo merece:

• Sin subir escaleras


• Sin exhivir la ropa tendida
• Sin recibir a molestos vendedores y vagavundos
• Sin olores nauseabundos

Informes al 01800 800 007 Sra. Pudibuda

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Las fobias más peculiares


Una fobia —del griego ‘miedo’— es un temor intenso y persistente, excesivo e irracional,
desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos.
Las más comunes son miedo a volar o a los aviones —aviofobia o aviatofobia—; a la
altura —acrofobia, altofobia o hipsofobia—; a ciertos animales o insectos —insectofobia o
entomofobia—, como la aracnofobia; a estar en espacios cerrados —claustrofobia—; miedo a
la oscuridad —ocluofobia, ligofobia, escotofobia, mictofobia o nictofobia— e, incluso, miedo
a ingerir determinadas comidas o medicamentos, o hasta a bañarse —ablutofobia.
La exposición al estímulo fóbico provoca, casi invariablemente, una respuesta de
miedo que puede tomar la forma de crisis de pánico. La persona reconoce que este miedo
es excesivo e irracional, pero no puede controlarlo. Las situaciones que provocan fobia se
evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar.
No vamos a hablar aquí del origen o tratamiento de las fobias, sino del hecho de que
cada día se vuelven más famosas, quizá porque en varios países, como Estados Unidos, les
ha dado por ponerles nombre y por eso podemos encontrar una gran lista de estas bien
delimitadas, entre las que se encuentran:

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Acusticofobia miedo a los ruidos
Alectorofobia a los pollos
Aliumfobia al ajo
Antofobia a las flores
Apotemnofobia a las personas con amputaciones
Autodismofobia repulsión a heder o tener mal olor
Bibliofobia a los libros
Bromidrosofobia o bromidrofobia a los olores corporales
Cainofobia a cualquier cosa nueva
Caliginefobia a las mujeres hermosas
Catisfobia a sentarse
Ceronofobia a los truenos

“Las fobias más peculiares”, en Algarabía (2008). Lectorum, México, pp. 117-118.

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Virus contra bacterias

Hace pocas semanas, navegando por el ciberespacio en busca de libros viejos, me encontré
con eBay, a un precio irrisorio, la versión en inglés de un libro clásico de la época de oro de
la microbiolojía escrito por el científico franco-canadiense Félix d’Herelle. El libro, publica-
do en 1926, se titula El bacteriófago y su comportamiento. Una vez en mis manos, ojeándolo,
recordé las importantísimas aportaciones que hizo este hombre a la microbiología y, en
general, a la ciencia. Posiblemente las de mayor trascendencia sean el descubrimiento de
los bacteriófajos —los virus que afectan y usualmente matan a las bacterias—, y el haber
propuesto su utilización para combatir las infecciones de origen bacteriano, algo que el
propio d’Herelle realizó con éxito.
Los bacteriófagos, palabra que literalmente significa “comedores de bacterias”, son los
entes biolójicos más abundantes sobre la Tierra. Además, los bacteriófagos o fagos, como
actualmente se acostumbra denominarlos, están presentes en todos los ecosistemas. Se ha
calculado que en cada gramo de suelo puede haber unos 100 millones de fagos y que en
un mililitro de agua de mar podríamos contar hasta un millón: esto significa que por cada
célula que existe en este planeta hay por lo menos 10 fagos.

Miguel Ángel Ceballos. ¿Cómo ves? Revista de Divulgación de la Ciencia de la unam.


Año 15, núm. 172, marzo de 2013, pp, 10-11 (fragmento).

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Universidad Enerjía del Cosmos
Ofrece sus nuevos cursos

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• Nuevas técnicas y metodolojías odontológicas para prevenir odontaljias
• Estratejias pedagójicas para la clase de metalurgia
• Magia con varita y grafología para principiantes.
Informes en:
www.univenercosmos.edu

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La migala
La migala discurre libremente por la casa, pero mi capa-
cidad de horror no disminuye.
El día en que Beatriz y yo entramos en aquella barra-
ca inmunda de la feria callejera, me di cuenta de que la
repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme
el destino. Peor que el desprecio y la conmiseración bri-
llando de pronto en una clarra mirada.
Unos días más tarde volví para comprar la migala,
y el sorprendido saltimbanqui me dio algunos informes
acerca de sus costumbres y su alimentación extraña. En-
tonces comprendí que tenía en las manos, de una vez por todas, la amenaza total, la máxima
dosis de terror que mi espíritu podía soportar. Recuerdo mi paso tembloroso, vacilante,
cuando de regreso a la casa sentía el peso leve y denso de la araña, ese peso del cual podía
descontar, con seguridad, el de la caja de madera en que la llevaba, como si fueran dos
pesos totalmente diferentes: el de la madera inocente y el del impuro y ponzoñoso animal
que tiraba de mí como un lastre definitivo. Dentro de aquella caja iba el infierno personal
que instalaría en mi casa para destruir, para anular al otro, el descomunal infierrno de los
hombres.
La noche memorable en que solté a la migala en mi departamento y la vi correr como
un cangrrejo y ocultarse bajo un mueble, ha sido el principio de una vida indescriptible.
Desde entonces, cada uno de los instantes de que dispongo ha sido recorrido por los pasos
de la araña, que llena la casa con su presencia.

Arreola, Juan José (2005). Tres días y un cenicero y otros cuentos.


Punto de lectura, México, pp. 81-82.

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El hier berito
Señora, señorita, caballero, joven transeúnte:
Para ese dolor de estómago para ese malestar intestinal, un tecito de hier babuena es la
solución.
Para ese cólico, para ese tirón en la barriga, un tecito de hier baluisa es la solución.
No utilice cualquier hier bajo, cualquier hierba que se encuentre por ahí.
No acuda a cualquier hier bero ni a cualquier hier bería, que los elegantes llaman her-
boristería. Venga con el hier berito y me dará la razón.

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El hombre de hierro

Gigliola Zecchin de Duhalde (Canela)

Había una vez un hombre de hierro. Era fuerte. Sus músculos eran de hierro, podía hacer
cualquier trabajo. Sus piernas eran de hierro, podía caminar incansablemente. Su cabeza era
de hierro, podía ser golpeada sin sentirlo. Sus pensamientos eran firmes como el hierro. Sus
manos eran de hierro, podían tomar con firmeza lo que quería. Su pene era de hierro y siem-
pre estaba herguido. Su corazón también era de hierro, sus sentimientos le pesaban mucho.
A veces le resultaban insoportables.

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Un día el hombre de hierro se enamoró de una mujer
de seda. La mujer de seda tenía la piel casi transparente.
Sus ojos, su mirada, eran de seda. Sus manos de seda po-
dían realizar los más delicados trabajos. Sus pies de seda
pisaban sin dejar huella. Sus brazos de seda eran impal-
pables cuando abrazaban. Su pelo de seda caía como una
cascada sobre sus frágiles hombros de seda. Su vagina era
un hueco de seda hincandescente. Su voz de seda a veces
no podía expresar la compleja hurdimbre de su corazón
de seda.
El hombre de hierro tomó a la mujer de seda entre sus brazos y quedó envuelto en ella.
Caminó por el campo, comenzó a llover. Llovió mucho. La mujer de seda quedó hempapada,
pegada al hombre de hierro. El hombre de hierro seguía caminado con los pies metidos en
el barro. Su peso lo hundía cada vez más. Trató de desprenderse de la mujer de seda para
que no se hundiera con él. Pero ella estaba hanudada a su cuello de hierro. El viento sacu-
día a la mujer de seda como un jirón lastimado. Cesó la lluvia. El cuerpo de la mujer de seda
se desplegó en el aire y comenzó a flamear. Como una bandera, como una llama de color.
Fue una señal para los otros. Pronto llegarían a rescatar al hombre de hierro que ya
estaba casi hundido en la tierra.

Cuentos breves latinoamericanos (2002).


Secretaría de Educación Pública – CIDCLI. Libros del Rincón.
Colección Espejo de Urania, México, p. 25.

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Ayuno
En algunas regiones, el ayuno es la mortificación individual y solidaria de
los creyentes , sobre todo en las monoteístas.
En la religión católica incluye a todas las personas desde los 18 hasta los 60 años
y obliga a hacer una sola comida fuerte al día y casi nada en la mañana y en la noche. Los
viernes de Cuaresma son días de ayuno y el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, de
ayuno y abstinencia, se debe descartar la carne del menú.
Los musulmanes también tienen su mes de ayuno , es el noveno del calenda-
rio lunar que los rige y durante todos los días de este mes están obligados a prescindir,
desde la salida del sol hasta su ocaso, no solo de todo alimento, sino también de fumar
o yacer con mujer.
En la religión judía el ayuno se impone todos los viernes desde la puesta del sol has-
ta el momento en que, al amanecer del día siguiente, aparecen tres estrellas en el firmamento.
Nuestra lengua, basada principalmente en el latín, ha tomado la palabra ieiunum o jeju-
nus: ayuno, para sintetizar un estado de vacío o falta de alimento.
Jimeno Jaén, Anina (2008). El sabor de las palabras. Aguilar, pp. 48-49.

Paella
Se llamaba paila y es una palabra con antecedentes franceses, viene de paele que los fran-
ceses tomaron del latín patella. Los catalanes también se aferraron al francés y decidieron
llamar paella a esta vasija grande, de metal, redonda y poco profunda. Así, el nombre
de este suculento plato conocido y ponderado internacionalmente no tiene nada que ver
con sus ingredientes, sino con la sartén que en definitiva eso es lo que es una paella ,
el recipiente donde se cocina. Se usa también decir paellera al caldero y paella al contenido,
pero en realidad, paella son ambas cosas y paellera es una señora que hace paellas.
…La paella es una comida de campo, se cocina en el campo y sus ingredien-
tes son los que da el campo, como verduras, hortalizas, legumbres, conejo, liebre, cer-
do, pollo , caracoles, aceite de oliva, sal y azafrán. Hasta el combustible para guisar-
la es del campo, pues se hace con fuego de leña.
Jimeno Jaén, Anina (2008). El sabor de las palabras. Aguilar, pp. 209-210 (fragmento).

Va ll as de Jalisco
Una va ll a es ideal para proteger su casa, su terreno o su campo de ba y as.
Va y a a la segura. Somos los mejores
Plaza de los Sauces, local 6

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Psicología
El nombre de esta disciplina fue creado en el siglo xsi por el humanista alemán Philipp Me-
lanchthon (1497-1560). La palabra proviene del radical griego psykho (alma) y del sufijo
-logía (ciencia, disciplina, tratado).
Melanchthon se refería así al “estudio del alma”, pero el sentido actual de este vocablo
como “estudio del funcionamiento de la mente humana” le fue dado a partir del siglo s iii,
aunque los pensadores de esa época se resistieron a aceptar a la Psicología como ciencia.
La Psicología comenzó a ser aceptada en el ámbito científico a partir del segundo
cuarto del siglo xix, con el desarrollo del “conductismo”, principalmente en los Estados
Unidos, y los trabajos médicos sobre la histeria que se llevaron a cabo en Europa y que
desembocaron en el surgimiento del Psicoanálisis .
Fueron los médicos franceses del hospital de la Salpetrière quienes crearon en 1842 el
término psiquiatría , para denominar la parte de la medicina que trata de las enferme-
dades mentales.
Soca, Ricardo (2007). La fascinante historia de las palabras.
Tomo I. Asociación Cultural Antonio de Nebrija. 3ª ed. Río de Janeiro, pp. 211-212. (Adaptación)

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Chayote

“¡La co s echa de chayotes nunca se acaba!”, a s í cantaban con escolar rego c ijo los chicos
de la prensa y de los medios que viajaban, con cargo al erario, en el avión pre s iden c ial.
El cántico ritual coin c idía con el solemní s imo momento de la entrega de sobres. Apa-
re c ía un alto dignatario de “Comunica c ión So c ial” y de su portafolios iba extrayendo
aquellos sobres que contenían dinero supuestamente destinado a “viáticos y gastos de via-
je”; pero que constituía (y constituye) un cohecho, es de c ir, un modo directí s imo de
comprar, de s esgar, de anular la libre opinión de algún comunicador.
El primer chayote que documenta la historia lo re c ibió el poeta Virgilio de manos
de Me c enas, ese gran operador. Lo otorgaba Octavio C ésar Augusto que soli c itaba de
Virgilio un poema que tangen c ialmente hablara del origen divino de Augusto. Así na c ió
“La Eneida”.

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Los chayoteros actuales no corren el peligro de escribir la Eneida. Sus mejores ga-
nan c ias las obtienen no de lo que publican, sino de lo que no publican. De nuevo, la gran
finan c iadora de la corrup c ión es la so c iedad que paga sus impuestos y que re c ibe a
cambio desinforma c ión y/o informa c ión tenden c iosa e interesada.
¿Nunca acabará la co s echa de chayotes? Si queremos que acabe, nos espera un largo
trabajo. El flore c imiento de diversas fuentes de información ayudará en mucho a erradi-
car el tradicional “chayo”.

Dehesa, Germán (2002). ¿Cómo nos arreglamos? Prontuario de la corrupción en México.


Diana, México, p. 37.

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Agüitas
A algunos se nos bota la canica, otros juegan a las canicas o las coleccionan, otros más han
hecho con ellas su fortuna.
Se conjetura que las canicas más antiguas son unas esferas de barro encontradas en
una tumba egipcia; lo que sí está documentado es que se jugaban canicas en Europa en el
siglo xs . La canica de vidrio es relativamente moderna; la historia oficial empieza en 1846
con la invención de unas tenasas con las cuales era posible moldear y cortar una barra de
vidrio fundido.
Una empresa mexicana, que antes producía canicas de barro, actualmente se dedica
a fabricar canicas de vidrio: primero las agüitas (transparentes) y luego los tréboles (con
franjas de colores). La fábrica produce unos veinte millones de piezas al día de 60 tipos
distintos.
El prosedimiento, tanto industrial como artezanal, consiste básicamente en fundir, in-
yectar, cortar y enfriar. Primero, se funde arena, hidróxido de calcio y sodio, sílice o vidrio
molido en un horno a 1 260 ºC por hasta 28 horas. Luego esta mescla pasa a un tanque
donde se le inyecta vidrio fundido coloreado para darle su toque distintivo, ya sea teñir
todo o bien introducir venas de color: óxido de hierro para el verde, cobalto para el azul,
manganeso para el morado… Posteriormente, se corta en partes iguales y se depositan las
bolas en un tanque de flujo, estas se enfrían antes de pasar por un procezo de templado.
Las canicas no solo sirven para jugar, también tienen usos industriales, como en las
latas de pintura en aerosol y en los dezpachadores de algunas bebidas alcohólicas. Nuestro
país es un gran productor y exportador de canicas para distintos fines. Así, al fondo de las
botellas de Tequila Canica, hay tres esferas de vidrio. ¡Agüitas!

¿Cómo Ves? Revista de divulgación de la Ciencia de la unam.


Año 14, núm. 197. Octubre de 2012, p. 20.

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La mexicana, la científica y la incógnita

Xicoténcatl, Xochimilco, Max y Uxmal son algunos ejemplos de palabras que se escriben con
equis y que se pronuncian de distinta manera; es decir, a la x le damos distintos valores fo-
néticos: /jicoténcatl/, /sochimilco/, /máks/ y /ushmál/. Así se las gasta la vigesimoquinta
letra del español y vigésima consonante.
De esta manera la ñ resulta muy española, porque, además de inventarla, España la
lleva en su nombre, podemos decir que la x es muy mexicana. Aunque no la inventamos,
le dimos un uso extraordinario al ser la ejecutora de la fonética indígena y, más aún, al lle-
varla en nuestro nombre. Ninguna letra de la palabra México es tan representativa como la
x, como lo prueba nuestro sufijo de Internet: ‘mx’. Donde quiera que se vea, esta singular
parejita denota y connota toda la identidad tricolor que nos embarga la ‘noche del grito’ o
cada vez que juega la selección —gane o pierda—. Y a eso todavía le podemos sumar todas
las marcas mexicanas que se apropiaron del mex para vendernos desde gasolina o teléfonos,
hasta jugos e infinidad de cosas.

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El náhuatl y el maya, por ejemplo, emplean esta letra para representar sonidos que, al
parecer, eran ajenos al español, así que todos los ‘fray algo’ recurrieron a ella hace cientos
de años cuando intentaron fijar estas lenguas por medio de la escritura. Originalmente la
x se empleó para sustituir el sonido /sh/, como en mexica, /meshica/ o ixtle, /ishtle/, tal
como los yucatecos pronuncian, /boshito/ boxito, y, por añadidura /shavier/ los hijos de
aquellos que decidieron una calurosa mañana —como todas las del mayab— que Javierino
iba a escribir su nombre con x, como en español antiguo.
(…) Su forma en cruz, su aspecto extraño y su baja participación en el español le dan
un carácter muy especial y se le asocia de forma inequívoca a la ciencia y a la vanguardia,
empezando por los ya conocidísimos rayos X; por Xe, que es el símbolo del xenón, y la xe-
rografía —que no es otra cosa que una fotocopia hecha con máquina Xerox—. Los nombres
de las medicinas se desprenden de sustancias como naproxeno y todos los xilenos. Usando a
la x como sufijo de cualquier palabra (…) como en bótox, unix, mátrix, látex, vórtex o variex.
No podemos descartar su uso matemático, tan temido por todos los niños de segundo
de primaria, que aprenden las tablas de multiplicar —‘x’ es el símbolo de la multiplica-
ción—; peor aún si no se las aprenden y sacan un tache, como los que le ponía el Maestro a
la Señorita Cometa.
Esta x tan ocupada, tan voluble y tan cambiante, además, es misteriosa, es el signo con el
que, en los cálculos, representa a la incógnita o a la primera incógnita —en caso de que
el misterio se amplía—: calculamos el valor de x, despejamos la x, tenemos el eje de la x,
pertenecemos a la generación X, partimos del punto x, la causa x, el desconocido Señor X,
una personalidad equis —menos mal que hubo chelas XX—; su misterio se multiplica si en-
contramos cosas como 2x, x2, x3 y la inconmensurable xx. Paradójicamente, X tiene un valor
conocidísimo, es el diez en los números romanos y así, por consecuencia, XX es 20 y XXX
es 30, aunque también —volviendo un poco al misterio— XXX es información clasificada,
solo para adultos muy adultos, amantes de los amantes.

García Jolly, Victoria (2011). El libro de las letras. Otras inquisiciones. México, Algarabía Editorial, pp. 198-201.

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Manuel González en su libro Vida de Sarmiento relata una anécdota ocurrida al escritor
y periodista argentino Domingo Faustino Sarmiento, quien además fue presidente de su
país en 1873. Cuando Sarmiento fue inspector de educación, llegó a una escuela en la que
los alumnos destacaban en todas las materias, menos en gramática. Ahí se da este diálogo
entre él y el profesor de la clase.
—No creo que sean importantes los signos de puntuación.
—¡Que no!... —respondió Sarmiento—. Le daré un ejemplo. Tomó una tiza y escribió en el
pizarrón:
“El maestro dice, el inspector es un ignorante.”
—Yo nunca diría eso de usted, señor Sarmiento.
—Pues yo sí, dijo tomando una tiza y cambiando de lugar la coma. La frase quedó así:
“El maestro, dice el inspector, es un ignorante.”

Gálvez, Manuel (1945). Vida de Sarmiento. El hombre de autoridad. Emecé Editores. Buenos Aires, p. 247.

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El paraíso de los glaciares

África siempre se ha considerado como una tierra exóti-


ca que nunca deja de sorprendernos pues esconde algu-
nos de los mayores tesoros naturales del mundo(.) Una
de sus atracciones más imponentes es la cumbre nevada
del Kilimanjaro, en plena sabana africana( . ) Situado al
noroeste de Tanzania, esta montaña está formada por
tres volcanes inactivos: el Shita, el Mawenzi y el Kibo,
cuyo pico, el Uhuru, se eleva hasta los 5 891.8 metros y
se considera como el punto más alto del continente afri-
cano(.) Seguro en esta cumbre encontrarás lo necesario
para liberar tu espíritu aventurero ( ) y sacar al explo-
rador que todos llevamos dentro.

Esta montaña se ha convertido en referencia del turismo de aventura ( ) y su ascen-


sión es una fascinante experiencia que atrae a cientos de excursionistas al año(.) Para llegar
hasta el pico más alto solo necesitas buena condición física, la aclimatación adecuada y una
gran determinación (.) En realidad, todos pueden alcanzar la cima ( ) pues no se requie-
ren conocimientos de alpinismo y se trata más bien de senderismo a gran altura(.) Además,
los cocineros y guías locales te acompañarán en todo el recorrido ( ) permitiéndote dis-
frutar y centrarte en el ambicioso objetivo de conquistar la cumbre y sentarte a admirar el
amanecer( .) El Parque Nacional Kilimanjaro alberga una selva tropical que a medida que
asciende ( ) se convierte en un paisaje lunar(.) Este es el destino perfecto para disfrutar
de una de las montañas más grandes de la Tierra.

Domingo, Revista semanal del periódico El Universal. Núm. 38, agosto de 2012, p. 60.

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Latente

Es habitual dar equivocadamente el significado de actual o presente al adjetivo la-


tente, vocablo que el Diccionario de la Lengua Española le da el siguiente y único
significado: oculto, escondido o aparentemente inactivo. Ejemplos de uso: Pese a la
aparente tranquilidad y calma, los conflictos no se han solucionado y permanecen
latentes; uno de estos días se van a manifestar nuevamente.
El término latente se utiliza de manera errada para hacer notar, por ejemplo, que
un acontecimiento noticioso está despertando el interés de la opinión pública por su
vigencia e intensidad. En este caso, lo aconsejable es emplear los adjetivos patente o
palpitante, pero nunca se debe usar el vocablo latente.
La palabra latente tiene su origen en la voz latina latens que se traduce al caste-
llano como invisible, escondido.

Velis-Meza Héctor (2012). 365 días para enriquecer el lenguaje. Martínez Roca, México, p. 200.

Uno de los problemas


ortográficos de la vida,
es no saber poner un punto final.

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El eclipse

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo la
selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva ante su ignorancia
topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte quiso morir allí, sin ninguna es-
peranza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el con-
vento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia
para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Aal despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se
disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en
que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Ttres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas in-
tentó algo dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Eentonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura uni-
versal y de su arduo conocimiento de Aristóteles recordó que para ese día se esperaba un
eclipse total de sol y dispuso en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar
a sus opresores y salvar la vida.
S me matáis —les dijo— puedo hacer que el sol oscurezca en su altura.
—si
Llos indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos
vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
D dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente
sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras
uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas
fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad
maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

Monterroso, Augusto (1986). Obras completas y otros cuentos. La oveja negra.


sep Lecturas Mexicanas, segunda serie. No. 32, México, pp. 147-148.

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El sueño del rey El gesto de la muerte


Lewis Carroll Jean Cocteau

—Ahora está soñan- Un joven jardinero persa dice a su príncipe:


do. ¿Con quién sueña?. —¡Sálvame!. Encontré a la Muerte esta mañana.
¿Lo sabes? Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por mila-
—Nadie lo sabe. gro, quisiera estar en Ispahán.
—Sueña contigo. Y El bondadoso príncipe le presta sus caballos.
si dejara de soñar, ¿qué Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le
sería de ti?. pregunta:
—No lo sé. —Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardi-
—Desaparecerías. nero un gesto de amenaza?.
Eres una figura de su —No fue un gesto de amenaza —le responde—
sueño. Si se despertara sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Is-
ese rey, te apagarías como pahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en
una vela. Ispahán.
Borges, Casares y Ocampo (1987). Antología de la literatura
fantástica. Hermes. México, pp. 149-150.

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¿Últimas noticias sobre las tropas de Napoleón?

En marzo de 2001, en Vilna, Lituania, se iba a construir un complejo residencial. Al excavar


se encontraron las antiguas trincheras que rodearon la ciudad durante la ocupación napo-
leónica. Dentro de ellas estaban los cuerpos de 2 000 soldados de Napoleón muertos de
hambre y de frío en el invierno de 1812, que registró temperaturas de 35 grados bajo cero.
Con el hallazgo se ha comprobado que las tropas del emperador estaban formadas por
soldados franceses, alemanes, ingleses, portugueses, polacos, italianos y españoles.
Al realizar las investigaciones fueron de gran utilidad los restos de ropa, zapatos, boto-
nes, hebillas, cabellos, notas y sellos en español, cuyo análisis determinó que los soldados
eran prácticamente niños de entre 14 y 24 años.

Masiá, Concha (2012). Anécdotas y curiosidades de la historia.


Albor libros. España, pp. 268-269 (adaptación).

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El peligro de lo dulce

Consumir azúcar en exceso provoca daños a la salud tan graves que se justificaría tratarla
como sustancia controlada, como sucede con el alcohol y el tabaco, según una investigación
realizada en la Universidad de California, en San Francisco.
El azúcar se considera un producto alimenticio de bajo valor nutritivo. Por si fuera
poco, evidencias médicas demuestran que el azúcar en exceso puede alterar el metabo-
lismo, aumentar la presión arterial, causar desequilibrios hormonales y dañar el hígado:
efecto muy parecido a los que se producen después de beber demasiado alcohol.
(…) Cada vez se encuentran en el mercado más productos elaborados con altas cantida-
des de azúcar: refrescos, helados, una gama increíble de caramelos , donas y otros pastelitos.
Como resultado, el consumo anual mundial de azúcar promedio por persona pasó de 10 kg
a principios del siglo xx a cerca de 50 kg a principios del xxi.

¿Cómo Ves? Revista de divulgación de la ciencia de la unam.


Año 14. Núm. 18, marzo de 2012, pp. 7 (fragmento).

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Las fragancias del copal

La historia del incienso es tan antigua como la vida de la humanidad. Cuando el hombre
descubrió el fuego, al mismo tiempo se dio cuenta de que al colocar algunas sustancias so-
bre este, desprendían diferentes olores que agradaban al olfato; estos aromas se distinguían
por ser dulces, raros o amargos, y unos más penetrantes que otros. Poco a poco fue usando
la diversidad de fragancias para distintos fines como alejar malos espíritus, a manera de
agradecimiento a los dioses, para limpiar el lugar donde se hacía algún ritual, como medio
de oración, para neutralizar olores en las inhumaciones, para elaborar perfumes, en reme-
dios de uso medicinal, y para para modificar estados de ánimo pues los aromas despiertan
sensaciones y recuerdos muy particulares. En México, el incienso más conocido es el copal
que se utiliza para diversas aplicaciones, pero muy especialmente para honrar a los espíri-
tus en el Día de Muertos.

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Tras la huella de Sherlock

Las agencias de viajes ofrecen tours sherlockianos por Londres, con parada en la comisaría
de Bow Street, donde Holmes resolvió el caso de El hombre del labio retorcido ; el Café Royal,
donde le atacaron en La aventura del cliente ilustre; el antiguo hotel Northumberland, donde
se alojó su cliente Henry Baskerville; el Criterion Bar, donde Watson oyó hablar de Holmes
por primera vez, y el restaurante Simpson’s, donde ambos celebraban sus éxitos con un
buen rosbif. Sin olvidar, por supuesto, el Sherlock Holmes Museum, que reproduce con
devota exactitud sus habitaciones del 221B de Baker Street.

“Tras la huella de Sherlock”, en Historia y vida. Núm. 526. Año XLIII, p. 43 (fragmento).

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Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos


Estimable señor:

Como he pagado a usted tranquilamente el dinero que me cobró por reparar mis zapa-
tos, le va a extrañar sin duda la carta que me veo precisado a dirigirle.

En un principio, no me di cuenta del desastre ocurrido. Recibí mis zapatos muy con-
tento, augurándoles una larga vida, satisfecho por la economía que acababa de realizar: por
unos cuantos pesos, un nuevo par de calzado. (Estas fueron precisamente sus palabras y
puedo repetirlas).
Arreola, Juan José (2010). Tres días y un cenicero. Gandhi ediciones. México, p. 69.

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Murciélagos en peligro

En el Neotrópico ( región que comprende a México, Centroamérica y Sudamérica ), los mur-


ciélagos polinizan entre 800 y 1 000 especies de plantas, para las cuales, estos animales son los
principales o únicos polinizadores ( el murciélago con labios de tubo de Ecuador es el único
polinizador conocido de las flores de Centropogon nigricans). Las plantas “buscan” ser polini-
zadas por murciélagos porque pueden transportar polen en su pelo por grandes distancias
( tarea que desempeñan mejor que los colibríes ), ayudando a la propagación de las es-
pecies de plantas que visitan y a la regeneración de los bosques. A diferencia de otros poli-
nizadores, como los insectos, los murciélagos pueden atravesar campos de cultivo, pueblos
y otras barreras creadas por el hombre, para polinizar plantas que de otra forma estarían
aisladas de otros individuos similares, lo que impediría su reproducción. La polinización
por murciélagos parece ser tan buena para las plantas que hasta 44 familias de América tie-
nen especies que son polinizadas por estos mamíferos. Muchas de estas son aprovechadas
de diversas formas por el ser humano, como los plátanos y los agaves; en todo el mundo se
conocen hasta 450 plantas económicamente importantes que dependen de los murciélagos
para reproducirse o dispersar sus semillas.

Especies. Revista sobre conservación y biodiversidad. Enero-febrero de 2012, pág. 10 (fragmento).

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El gerente
(Pieza en un acto)
Dante del Castillo
Personajes
Blanca (secretaria)
Mendoza (empleado)
Espinosa (jefe de almacén)
Señor Kódac (gerente. Puede hablar con acento extranjero)
(La acción en México, D.F.
Época actual.
Escenario: Un despacho de gerencia lujosamente amueblado. Dos escritorios y una puerta
practicable. Destacándose un gran ventanal que da al patio de la fábrica.)

(Al subirse el telón se oye el murmullo de muchas voces provenientes del patio.)
BLANCA.—(Vestida de negro, está muy nerviosa hablando por teléfono). Un momento,
por favor… (Deja la bocina encima del escritorio. Se levanta y va hacia la ventana para ce-

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rrarla. El ruido disminuye un poco, regresa al escritorio y cuando va a tomar nuevamente
la bocina, suena la alarma contra accidentes; espera a que termine para reanudar la conver-
sación) Bueno… no, ya le dije que no es precisamente huelga, solo hacen paros y suenan
la alarma contra accidentes a cada momento, también han puesto una manta en el patio,
donde piden se aclaren las cosas… Únicamente han estado llamando del sindicato… El se-
cretario general… sí, nada más él… ¿De la policía?... No, no ha llegado nadie… Desde luego
que estoy segura… ¿A quién?... (Pausa larga) Sí, inmediatamente me voy a comunicar con
él o iré a buscarlo personalmente al almacén… Hasta luego, señor Kódac. (Cuelga. Duda un
momento. Después descuelga nuevamente el teléfono y marca solo dos números) ¿Señor
Espinosa?... El señor Kódac ha estado tratando de comunicarse con usted… Se le necesita
aquí con urgencia… No tarde.
(Cuelga, abre después uno de los cajones del escritorio y comienza a buscar algo con
mucho interés, por fin saca unos papeles y los lee detenidamente.)

MENDOZA. —(Entra sin anunciarse) ¿Para qué me necesitas?


BLANCA.—(Sorprendida, guarda rápidamente los papeles en el cajón.)¡Qué susto me
diste. Creí que eras Espinosa!

Carballido, Emilio (2003). Teatro joven de México. Editores


Mexicanos Unidos. México, pp. 151-152 (fragmento).

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Que dejen a Líbano tranquilo


Laura J. Varo
El País
Beirut ha temblado este viernes. La explosión de un coche bomba en uno de los puntos
más céntricos y concurridos de la ciudad ha sacudido la tranquilidad de la que gozaba hasta
ahora la capital libanesa. (…)
Los primeros minutos tras la explosión han sido desconcertantes. Las líneas telefónicas
se han colapsado y, sin embargo, nadie renunciaba a intentar contactar con sus familiares.
Blanca, una activista española residente en la zona, se encontraba en ese instante en casa
de unos amigos, solo a un par de calles del lugar de la explosión. “Todos los vecinos han
empezado a abrir las puertas y a preguntar si estábamos bien”, explica. El atentado les
ha sorprendido en mitad de una clase de árabe. “Leíamos un texto sobre el asesinato de
[ el ex primer ministro ] Rafiq Hariri [ en 2005 ] que decía: ‘Estábamos
todos sentados tranquilamente y de repente se escuchó la bomba”, cuenta, “luego hemos
oído la explosión y hemos dado un salto. Estaba muy cerca”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/19/actualidad/1350667689_036170.html (fragmento).

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Objetos indígenas de mil años de antigüedad fueron


encontrados en Paraguay

Asunción. Piezas de alfarería de mil años de antigüedad fueron halladas en la reserva


ecológica de la hidroeléctrica Itaipú Binacional.

La arqueóloga paraguaya Mirtha Alfonso explicó que “se trata de muestras que refle-
jan las técnicas de acabado de piezas utilizadas en la tradición tupí guaraní —pueblos
que se asentaron en Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil—, y que tienen un valor cul-
tural muy elevado, porque datan de hace más de mil años.” Entre las piezas halladas
hay “algunas herramientas de piedra como los raspadores, que eran utilizados para
limpiar animales, por ejemplo los pescados, ya que estamos hablando de una zona
cercana al río, o para limpiar cueros”.

A partir de: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2012/10/20/


155637393-hallan-objetos-indigenas-de-mil-anos-de-antiguedad-en-paraguay

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—¿Siempre has tenido vocación?


—Cuando seas mayor entenderás por qué una mujer no debe andar sola por el mundo.
—¿Según tú, una mujer, si no puede casarse, no tiene más remedio que entrar en el
convento?
—No es esa mi idea.
(Se removió inquieta)
—Pero es verdad que solo hay dos caminos para la mujer. Dos únicos caminos honro-
sos… Yo he escogido el mío, y estoy orgullosa de ello. He procedido como una hija
de mi familia debía hacer. Como tu madre hubiera hecho en mi caso… Y Dios sabrá
entender mi sacrificio…
Laforet, Carmen (2009). Nada. Destino Libro. México, p. 101.

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El defecto de esta teoría es que la expresión “la casa de usted” a la que se anteponen los adjetivos
“pobre” o “humilde”, se usa, en la mayoría de los casos, en un contexto que nada tiene que ver con
una invitación. Se usa por ejemplo en la narrativa:
— Cuando salí de la casa de usted estaba lloviendo a cántaros.
— En la pobre casa de usted tenemos tres perros.
Cuando hay una invitación, es en términos tan vagos que queda invalidada:
— Un día de estos, cuando haya oportunidad, quiero que venga usted a su humilde casa a probar
un molito que hace mi mujer.
Cuando alguien nos dice esto ya sabemos que el molito se va a quedar platicado.
Es posible que el término que nos ocupa no se use en invitaciones por las confusiones a que
podría dar lugar. Si decimos, por ejemplo:
— ¿Qué le parece si esta noche cenamos en su humilde casa?
Corremos el riesgo de que la persona a quien estamos invitando tan amablemente, nos conteste:
— ¿En mi casa? ¡Ni hablar!
O bien:
— Mire, señor, mi casa es humilde, pero no tanto como la de usted.
Ibargüengoitia, Jorge (2011). Instrucciones para vivir en México. Gandhi. México, p. 82.

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La lengua vasca, en señal de buena vecindad, aportó también
“boina”, “aquelarre”, “kiosco”, “cachorro”, “chaparro” (tan empleada ahora en México),
“cencerro”, “pizarra”, “zurdo”, “urraca”… erres sonoras, rudas palabras.
Por el noroeste, el celta aportó vocablos como “gancho”, “greña” , “losa”, “serna”, álamo”,
“berro”; “bota”, “brezo”… repletas de tierra.
Grijelmo, Álex (2001). Defensa apasionada del idioma español.
Taurus. España, pp. 120-121.

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Sueño # 117 Naufragio
Ana María Shua

¡Arriad el foque!, ordena el capitán. ¡Arriad el foque!, re-


pite el segundo. ¡Orzad a estribor!, grita el capitán. ¡Orzad
a estribor! , repite el segundo. ¡Cuidado con el bauprés!,
grita el capitán. ¡El bauprés! , repite el segundo. ¡Abatid
el palo de mesana!, grita el capitán. ¡El palo de mesana!,
repite el segundo. Entretanto, la tormenta arrecia y los
marineros corremos de un lado a otro de la cubierta, des-
concertados. Si no encontramos pronto un diccionario,
nos vamos a pique sin remedio.

La Jornada. Domingo 25 de junio de 2000:


http://www.jornada.unam.mx/2000/06/25/cul2.html

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