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Sin embargo, los datos sugieren que las personas con trastornos mentales
preexistentes no suelen presentar una mayor vulnerabilidad a la infección por
COVID-19. En cambio, cuando estas personas se infectan, son más propensas
a sufrir hospitalizaciones, enfermedades graves y muerte en comparación con
las personas sin trastornos mentales.
Las personas con trastornos mentales más graves, como las psicosis, y los
jóvenes aquejados de estos padecimientos, corren un mayor riesgo
PERÚ
Las enfermedades mentales y los trastornos mentales comunes (ansiedad y depresión) son
frecuentes. Los estudios epidemiológicos realizados en el Perú por el Instituto Especializado de
Salud Mental Honorio Delgado - Hideyo Noguchi confirman los hallazgos de otros países: hasta
el 37% de la población tiene la probabilidad de sufrir un trastorno mental alguna vez en su
vida. La prevalencia de depresión en Lima Metropolitana es de 18,2%3, en la sierra peruana de
16,2%4 y en la Selva de 21,4%
Empezaban a ver algunos problemas porque hay personas que simplemente no se hayan
después de casi dos años de pandemia, se desacostumbraron a convivir con otras personas, a
compartir espacios. Es cierto que a muchos de nosotros nos urgía que volviera un poco la
normalidad para abrazar, compartir espacios.. pero seamos honestos casi siempre era por
cuestiones de ocio. entonces creo que es momento de que comencemos a trabajar en nuestra
salud mental porque creo que todos nosotros quedamos aunque sea un poquito tocados
después de esta pandemia, busquen apoyo, busquen una consulta con profesionales. Es
importante que la Salud Mental la dejemos en manos de las personas que estudiaron y que
están capacitados para poder atender asuntos de salud mental.
Uno de los más grandes problemas sanitarios que atravesó el mundo en los últimos
años fue la pandemia por el virus Covid- 19 y más aún en un momento en el que una
vacuna “salvadora” no existía. Este virus arrasó con muchas vidas, y aun lo sigue
haciendo, pero en menores cantidades. Es de entendimiento de todos, que los estados
de la mayoría de naciones invirtieron más en el sector salud para evitar que cifras
tanto de contagiados y fallecidos sigan subiendo a ritmos exponenciales.
Saber que hay mejoras en los sistemas de salud da una sensación de calma, pero saber
que esa capacidad en algún momento podría colapsar genera emociones contrarias.
Las medidas aplicadas en distintos gobiernos, no habrán sido las mejores posibles,
pero contribuyeron a la baja del nivel de por este virus; pero, por otro lado ¿la mente
de cada persona estaba preparada para afrontar las consecuencias de dichas medidas?
La respuesta es ¡NO!
Saber que algún familiar o uno mismo podría ser el siguiente infecta por este virus
genera preocupación, ansiedad, depuración, tristeza, sensación de soledad, etc. Estas
emociones, por el contrario, generan malestares en la salud tanto física como mental;
y mentalmente es donde un ser humano es más frágil.