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MÓDULO 3

3.1 Pobreza, desigualdad y dinámica del progreso social

La oportunidad histórica de vencer la pobreza


Son las fuerzas de la creación de valor, la innovación, el mercado y la comercialización, bajo distintos
modelos y prioridades, las que han impulsado, en una mirada amplia, las oportunidades concretas de
millones de personas para salir de la pobreza. Básicamente por dos grandes razones:
 La innovación genera mejor trabajo e ingreso para las personas. Trabajo e ingresos suponen
inclusión económica.
 El desarrollo de nuevos productos y servicios y la organización de mercado requieren porciones
crecientes de consumidores con capacidades para ello.
Por otra parte, es cada vez más aceptado en el mundo que una persona no debiera ser considerada
pobre solo por estar debajo de un determinado umbral de ingresos, sino más bien, por la evaluación de un
conjunto de dimensiones que permiten una mirada más completa de su condición en la sociedad (como el
urbanismo, la educación, la calidad de alimentación, etc.)
Desde esta perspectiva, combatir la pobreza es consumir derechos humanos en su dimensión más
primaria y elemental. Muhammad Yunus explica que las personas son pobres porque el sistema no les brinda
las mismas oportunidades que a otros para salir adelante.
La metodología más conocida y avalada para reflejar este fenómeno heterogéneo de la pobreza es
el índice creado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), conocido como el IPM. Este
índice está compuesto por diez indicadores (nutrición, mortalidad infantil, años de escolaridad, asistencia
escolar, combustible para cocinar, saneamiento, agua potable, electricidad, vivienda y activos) distribuidos
en tres dimensiones: salud, educación y estándar de vida. De esta manera, nunca hemos tenido tanta
información acerca de la composición y distribución de la pobreza.
Un país sin inflación, con índices crecientes de exportaciones, crecimiento de la economía y buen
ingreso per cápita, es capaz de mostrar fuertes progresos en materia de pobreza, aunque sin eliminarla a
pesar de las décadas de expansión económica y con ratios mucho más altos cuando se amplía la perspectiva
y no solo se tienen en cuenta los ingresos de las personas, sino un conjunto de elementos que explican el
dolor de la vida en dichas condiciones.

Las desigualdades y la capacidad de revertirlas


La creciente convicción de los actores del mundo acerca de la necesidad y posibilidad de vencer la
pobreza suele encontrar un contraste cuando ampliamos la mirada e introducimos el fenómeno de la
desigualdad.
Hay un creciente consenso acerca de que los cambios globales de las últimas décadas han generado
enormes progresos para la Humanidad, pero están amplificando los márgenes de desigualdades entre las
personas.
Uno de los datos más ilustrativos de esta situación es el ingreso medio de las mayorías de personas
que se desempeñan en trabajos de la base de la pirámide, que no ha crecido en términos reales, mientras
que los ingresos más altos se han duplicado o triplicado. A pesar de la abundancia de bienes y servicios y las
innovaciones que nos provee el avance tecnológico, las posibilidades reales de ascenso social se han
reducido considerablemente.
Las brechas de desigualdad han crecido en casi todos los países del mundo más allá de lo que puede
considerarse razonable y hasta beneficioso. Dos son los factores de génesis global que en general lo explican:
1. Las tasas de rendimiento del capital (retorno de inversiones o posesión de propiedades y activos)
vienen creciendo más que las tasas de crecimiento de la economía (producción de bienes y
servicios).
2. Las remuneraciones de las actividades más conectadas a las habilidades tecnológicas o de gestión
avanzadas, propias de la nueva economía de la innovación y el conocimiento, crecen a tasas mucho
más altas que todas las demás.
El centro de la problemática de la expansión de las desigualdades tiene que ver con la obstrucción
de las vías de ascenso social que en gran parte del siglo XX funcionaron.
Necesitamos más evidencias de distintas políticas y proyectos a efectos de ampliar la base de
conocimiento que permita a cada país y región tomar mejores decisiones en materia de armonía y ascenso
social. Y más allá, hay un conjunto adicional de razones que le otorgan sentido de urgencia al tema:
 Está demostrado que el crecimiento económico se ve afectado cuando las tasas de desigualdad
crecen.
 Más desigualdad implica mayores índices de otras problemáticas sociales.
 La productividad tecnológica ha crecido y crecerá mucho más, cuando la inteligencia artificial y las
demás tecnologías de la industria 4.0 logren su maduración.
 La biotecnología en desarrollo puede acelerar y transformar las desigualdades aún más.
El gran referente en materia de desigualdad es el Índice de Gini. Este trabaja con una escala que va
de 0 a 1, siendo 0 la máxima igualdad (mismo ingreso para todos) y 1 la máxima desigualdad posible.

La construcción de sociedades más equilibradas


Es necesario construir sociedades más equilibradas y frenar el avance hacia lo que se visualiza como
posibles sociedades duales. Y hay que hacerlo antes de que nuevos movimientos de corte autoritario y
nacionalistas crezcan en sus planteos extremos en muchos aspectos, dentro de sistemas democráticos muy
debilitados.
Podemos sintetizar esas iniciativas de impacto global en tres grandes categorías:
 Construcción de una nueva etapa de crecimiento y expansión de la economía, a partir de la
productividad tecnológica y la innovación: a partir de la nueva Revolución Industrial, la ampliación
de oportunidades de la economía digital y la expansión del comercio internacional se podrá recrear
el ciclo habitual de expansión del consumo, la inversión y el empleo.
 Mejora y transformación del sistema económico capitalista, sin renegar de los mercados libres,
pero utilizando de forma más consistente y amplia los poderes regulatorios e impositivos del
Estado: rediseñar los sistemas impositivos para que los que más tienen y ganan paguen más
impuestos, y que las grandes corporaciones tengan que respetar regulaciones más estrictas en
cuanto a sus estrategias de expansión y maniobras para bajar la intensidad de la competencia en los
mercados donde actúan.
 Foco y creatividad en intervenciones específicas que demuestran resultados empíricos para
vencer la pobreza y bajar desigualdades: generación de conocimiento en el terreno de la
experimentación, para detectar y replicar los mejores mecanismos que ayudan a combatir los
desequilibrios sociales.

3.2 Trabajo: nuevas modalidades y proyecciones

La construcción social del trabajo y su progreso en el siglo XX


El trabajo es la actividad que las personas desempeñan para generar el sustento necesario para la
vida en sociedad, con aspiraciones generales de lograr bienestar y cumplir con sueños y expectativas
vinculadas a la vocación y el sentido de la vida.
Las sociedades fueron adoptando criterios y pautas para definirlo. Existe una construcción social de
lo que es el concepto y lo que se entiende y remunera como tal, es definido en esa especie de acuerdo social
implícito en función de:
 La dinámica de las actividades económicas que existen en cada tiempo y lugar para satisfacer
necesidades de consumo de cualquier índole: son las fuerzas de la creación de valor y la
destrucción creativa las que generan proyectos y organizaciones de bienes y servicios que requieren
del trabajo de las personas en distintos niveles y categorías, y por ende ejecutan procesos de
selección y contratación de forma continua.
 Las inversiones y prioridades que se definen desde el Estado: cuando con su enorme poder define
sectores prioritarios y diseña políticas, siempre establece marcos y posibilidades para el desarrollo
laboral de muchas personas.
 Las regulaciones públicas que encuadran las actividades laborales: las sociedades han ido
progresando en el desafío de proteger al trabajador a través de derechos y generar marcos que
permitan la dignidad de las personas en el mundo del trabajo.
El siglo XX fue el siglo de la dignidad y la seguridad laboral. Fue un gran generador de trabajo cada
vez más digno y mejor pago para las personas. Un símbolo de este camino es la Organización Internacional
del Trabajo, creada en 1919 luego del enorme impacto social y político de la 1GM, bajo una estructura donde
están representados tanto las autoridades de los países, como de los empresarios y los trabajadores. Esta
organización tiene como objetivos:
 Promover las oportunidades de trabajo decente
 Mejorar la protección social
 Fortalecer la actividad tripartita (Estado, empresarios y trabajadores) y el diálogo social
 Garantizar los principios y derechos laborales fundamentales

El trabajo en plena transformación a principios del siglo XX


Ese siglo de avances sostenidos en la construcción social del trabajo comenzó a mostrar signos de
agotamiento a finales de siglo. La capacidad de la humanidad para seguir protegiendo y expandiendo el
trabajo humano comenzaba a estar seriamente amenazada. Cada vez serán más necesarios menos
trabajadores para producir los bienes y servicios que necesitamos y que, a diferencia de otras épocas o
revoluciones tecnológicas, cada vez sería muy difícil que los trabajadores desplazados fueran reabsorbidos
por otras actividades o trabajos.
Podemos sintetizar tres grandes fenómenos propios de esta nueva Revolución Industrial:
 La carrera por el crecimiento y la productividad no siempre alimenta un círculo virtuoso de
consumo y empleo: comienzan a haber en la humanidad fuertes comunidades que promueven
consumos responsables.
 Se abre y espiraliza el mundo de las computadoras: propensión a adoptar actividades y tareas que
seres humanos realizaban de forma total o parcial, de forma directa.
 Globalización avanzada y expansión del comercio por todo el planeta arroja ganadores y
perdedores
El éxito de la globalización con aceleración tecnológica dependerá de la creación de modelos que
aseguren un reparto equitativo de los dividendos digitales.
Si miramos la foto de hoy para caracterizar en líneas generales la realidad del trabajo humano a
escala global, podemos encontrar lo siguiente:
 Desacople entre empleo y trabajos: nuevas modalidades de trabajo emergen y se combinan con
distintas características e intensidades según el rubro y cada persona. Tienen en común que suelen
ser a tiempo parcial, bajo demanda y bajo esquemas contractuales más flexibles, o bien en forma
independiente.
 Expansión de las desigualdades en el mercado laboral: los trabajos más calificados, en danza con
las nuevas tecnologías, crecen en remuneraciones y condiciones de trabajo. En general, las
economías tienen dificultades para cubrir la totalidad de la demanda. Los trabajos del medio tienen
grandes dificultades para sostenerse si no se reconvierten hacia otras funciones mejor
remuneradas. Y los trabajos de la base de la pirámide se sostienen al no ser reemplazados
totalmente por las máquinas aún, pero con remuneraciones decrecientes.
 Automatización de tareas: hay tareas que conviene, por razones de menores costos y mayor
calidad, entregarlas a dispositivos tecnológicos. Mientras una primera etapa de automatización
digital tuvo un claro predominio de la perspectiva del costo, comienza a haber cada vez más
manifestaciones que ponen primero al valor, generando grandes oportunidades para el desempeño
humano, de la mano de las nuevas tecnologías.
 Nuevas habilidades para el mundo del trabajo y arbitrajes entre oferta y demanda en el mercado
de trabajo: si bien hay muchas clasificaciones de esas habilidades decisivas para los trabajos de hoy,
es inexorable poner el foco en las llamadas habilidades blandas, personales e interpersonales.
 Trabajo no remunerado o poco remunerado por el mercado: trabajos comunitarios, cuidados de
niños propios o ajenos, apoyo educativo para niños, etc. Más tiempo humano queda disponible
para este tipo de tareas usualmente no remuneradas. La innovación pasa por encontrar
mecanismos para financiar estos trabajos para millones de personas. Y allí el rol del Estado es
imprescindible para generar los marcos e incentivos para que ello sea posible.
Ha llegado quizás la hora de proteger más a la persona del trabajador, que al trabajo en sí que en
cada momento de su vida le toque realizar. Mientras la persona es permanente, y necesitará cada vez mayor
apoyo, formación y sostén para seguir el ritmo de los cambios, el trabajo específico empezará y terminará
varias veces en la vida de una persona.

Una mirada sobre el futuro del trabajo


Hay un factor que emerge como el gran común denominador de los pronósticos acerca de los
trabajos del futuro: la danza de humanos con tecnologías. Cada día se ve con más claridad que cuando se
llega a nuevas tecnologías en producción, emerge la necesidad de nuevas tareas humanas no contempladas
debidamente antes que ellas existieran. Es lo que se conoce como la última milla de la tecnología: siempre
requiere de tareas humanas para ser configuradas, preparadas, aprovechadas, interpretadas y mantenidas.
Donde aparecen los mayores riesgos, será en el camino para subir a todas las personas a esos
trabajos de mayor calidad. Allí está el gran desafío y donde los distintos aspectos nos permiten ser
optimistas. Estos aspectos son:
 El potencial de la economía social
 Los sectores de la economía que prometen necesitar cada vez más mano de obra a pesar de la
tecnología (como la economía de los cuidados)
 La creación de esos nuevos empleos basadas en las nuevas tecnologías y especialmente la
inteligencia artificial
 La expansión esperable del trabajo por proyectos, independiente, a tiempo parcial, bajo demanda,
que, si bien nos obligará a movernos en terrenos más flexibles y menos previsibles, puede
ayudarnos a construir el bienestar de ese sueño eterno de la humanidad que hemos mencionado
anteriormente: dejar de vivir para trabajar y trabajar solo para vivir, como cada uno quiera, pueda y
sienta

3.3 Capacidades de las personas y transformación de la educación

La educación como respuesta a las competencias del presente y del futuro


En un mundo en transición, es la educación la que suele aparecer como la herramienta que puede
entregar las respuestas que necesitamos frente a la incertidumbre que depara el futuro.
La formación por competencias es la posibilidad de concentrar los procesos de aprendizaje en el
desarrollo de habilidades específicas que las personas pueden necesitar para distintas necesidades o
actividades, relegando a un segundo plano la erudición genérica y enciclopedista. El aprendizaje basado en
competencias es un modelo pedagógico en sí mismo:
Aun en las peores circunstancias de origen y presente, las personas pueden expandir sus
habilidades concretas para desempeñarse en la vida y en el trabajo. Estudios varios usualmente indicaban
que los años de escolaridad adicional de las personas siempre redundan en mejores ingresos económicos.
También que, a menos educación, más chances de desempleo o empleos de menor calidad. Pero estos
patrones comienzan a ponerse en jaque a partir de la Cuarta Revolución Industrial.
No significa que la educación pierda valor, todo lo contrario. La cuestión es que emerge la formación
por competencias. Esta formación no hace magia. Requiere rigurosidad en sus planteamientos y
metodologías y seriedad en los objetivos que se propone.
En este marco, hay una dimensión sobresaliente en materia de formación por competencias para
nuestro tiempo. Se trata de las llamadas competencias blandas que nos permitirán adaptarnos a los cambios
disruptivos y asegurar nuestra relevancia como especie.
Hay muchas distinciones y clasificaciones en materia de habilidades blandas. Una es la de
habilidades intrapersonales que tienen que ver con las personas en interacción y cooperación con otros. En
el primer grupo sobresale la competencia del autoconocimiento. Marcas y entidades buscan conocernos
mucho más y disponen de tecnologías inteligentes para hacerlo. Por ende, es más vital que nunca que
desarrollemos la habilidad.
En materia de habilidades interpersonales podemos tomar de ejemplo a la empatía, considerada la
madre de este tipo de competencias en relación con los pares y el entorno.
La nómina de habilidades clave para el futuro son:
1. Pensamiento crítico y resolución de problemas
2. Colaboración en redes y comunidades: liderazgo basado en influencia (no en autoridad)
3. Agilidad y adaptabilidad
4. Iniciativa y mentalidad emprendedora
5. Comunicación oral y escrita efectiva
6. Capacidad de análisis crítico de la información
7. Curiosidad e imaginación
Finalmente es apropiado considerar que la cuestión de las competencias como función principal de
la educación de nuestro tiempo, no se agota en las habilidades blandas. Sobre todo, debemos poner en
escena que las habilidades digitales o tecnológicas, que habitualmente se reflejan de forma amplia en la sigla
en inglés STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), son muy relevantes y lo seguirán siendo en el
futuro.
En definitiva, habilidades blandas y tecnológicas reflejan la combinación que supone la sociedad del
conocimiento del siglo XXI. El Coursera Global Índex, es uno de los tantos instrumentos que se están
desarrollando a la luz del auge de la formación en habilidades.

Aprender como meta-habilidad del siglo XXI


Las dos meta-habilidades que debemos desarrollar para estar a tono con la dinámica del siglo XXI
son: aprender a emprender, y aprender a aprender.
Nuevamente, el autoconocimiento emerge como fundamental. Aprendemos de la mano de la razón
y la emoción. Disponemos de fuertes aliados para ello a diferencia de generaciones anteriores: la
neurociencia y la pedagogía.
Existen cuatro pilares fundamentales para que suceda efectivamente el aprendizaje y es allí donde
debemos enfocar nuestras energías:
1. La atención, que amplifica la información sobre la que nos concentraremos
2. El compromiso activo, un algoritmo que llamamos también “curiosidad” y que incita al cerebro a
evaluar constantemente nuevas hipótesis
3. La revisión o feedback a partir del error, que compara las predicciones con la realidad y corrige los
modelos que elaboramos acerca del mundo
4. La consolidación, que automatiza y vuelve fluido lo que aprendimos, especialmente durante el
sueño
La “teoría del Mindset para el aprendizaje” distingue dos tipos de mentalidades en las personas:
 Mentalidad fija: propia de las personas que conciben a la inteligencia en gran medida como innata
e inmutable. Estamos afincados en lo que sabemos que sabemos y nos movemos en la vida dentro
de un radio muy acotado de expansión de las capacidades para trabajar y progresar.
 Mentalidad de crecimiento: propia de personas que creen que sus habilidades pueden expandirse
sin límites predefinidos, en base al entrenamiento y el esfuerzo.
Desarrollar la segunda es fundamental. Por supuesto que cada persona puede hacer determinadas
cosas de manera casi natural (talentos), pero ello no significa que los que no gozan de esa ventaja no puedan
aprender a hacerlas vía aprendizaje y motivación. Eso es mentalidad de crecimiento. Y para ello hay que
centrarse en el proceso de aprendizaje y descubrimiento, más que en los resultados de lo que sabemos y
sabemos hacer en cada momento.
Learnability es el término que refleja una capacidad individual para el aprendizaje permanente de
lo que una persona necesita para estar siempre en la frontera de desempeño en el campo que elija. Las
personas con esta habilidad serán las que tomen las decisiones sobre cómo y dónde quieren trabajar,
mientras que los demás estarán en mayor riesgo de ser dejados atrás.

El aprendizaje a lo largo de la vida (Long Life Learning)


El correlato natural del Learnability es lo que se conoce como aprendizaje a lo largo de la vida. Si
disponemos del potencial, podemos desarrollar las habilidades y el mundo del siglo XXI lo requiere, entonces
la formación pasa a ser una constante a lo largo de la vida.
Lo que conforma el Long Life Learning es que una buena parte del tiempo se irá de forma continua
en procesos de aprendizaje cada vez más fluidos, accesibles, flexibles y modulares. Ya sea por iniciativa
propia, por sugerencia de las comunidades que integramos, o por definición de la organización o empresa
para la que trabajemos.
Son las plataformas de formación virtual y la inteligencia artificial aplicada a educación las
herramientas que facilitan el acceso al aprendizaje de las habilidades que podemos necesitar en cada
momento, en función de las que ya disponemos.
Claramente, existen muchas asimetrías en las posibilidades de las personas para subirse. En líneas
generales, los que más necesitan de la reconversión de habilidades para insertarse o mejorar laboralmente,
son los que más difícil acceso encuentran. El desafío entonces de la educación del siglo XXI es cómo
universalizar las oportunidades para que todas las personas puedan subirse y no quedar rezagadas en el
camino del progreso.

3.4 Innovación social y nuevos contratos sociales

La innovación social como camino de respuesta


Lo que hay que defender es el progreso. Los mercados y las empresas están llamados a redoblar su
aporte en términos de creación de valor y empleo. El Estado está llamado a funcionar con mayor inteligencia
y asertividad. El tercer sector (ONGs) está llamado a potenciar y sostener el impacto real de las buenas
causas que impulsan. Emergen las empresas sociales que están llamando a ocupar un papel cada vez más
relevante en la construcción de progreso. Pero todo ello individualmente considerado no alcanza. Hay un
abordaje sistémico y sinérgico entre distintos actores que crece en importancia y puede ser reflejado con el
concepto de innovación social.
Nos vamos a detener un instante en el concepto de innovación genérico. Para que exista, se deben
reunir mínimamente tres condiciones:
 Novedad: algo distinto o novedoso para el usuario o destinatario siempre debe haber. Parte
siempre de una oportunidad detectada para cambiar algo.
 Mejora: puede ser considerado innovador si es más eficaz o eficiente que las alternativas
preexistentes.
 Sostenible: requiere pasar por el desafío de ser sostenible desde lo ambiental y lo organizacional. Y,
por ende, tiene proyección de funcionar por un largo tiempo.
Si tomamos lo anterior, cuando aplicamos innovación social estamos hablando básicamente de
soluciones novedosas, efectivas y sostenibles a problemáticas de impacto social en el más sentido amplio del
término. El valor que se logra crear con este tipo de soluciones corresponde a la sociedad en su conjunto en
lugar de particulares. La innovación social es la mejor herramienta de la actualidad para producir cambios
sociales duraderos.
Una innovación social puede ser un producto, un proceso de producción o una tecnología, pero
también puede ser un principio, una idea, una legislación, un movimiento social, etc.
Los elementos de una metodología común para innovación social son:
1. Los problemas son comprendidos, definidos y diagnosticados por los propios protagonistas.
2. Reunión de recursos y actores para construir una solución viable para la problemática identificada
(es vital la construcción de confianza, acuerdos y delimitaciones de aportaciones y
responsabilidades. La innovación social es lo opuesto a la burocracia, requiere de flexibilidades y
libertades para crear).
3. Mecanismo del crowdsourcing (la ejecución de proyectos depende del concurso de múltiples
prestatarios que actúan en red en lugar de una gran estructura organizacional propia de alguna
entidad o corporación).
4. Validación y metodologías ágiles (requiere foco en el problema y máxima agilidad para realizar
prototipos de solución, validarlos en el terreno, y de allí sacar las características o elementos finales
que una solución o producto requiere para cumplir sus objetivos).
5. Escalamiento de soluciones (una vez probadas y validadas con una población en particular, la
innovación social supone expansión y escala).
6. No hay recetas a copiar de forma exacta (las soluciones deben ser escalables, pero cada
implementación local requiere advertir particularidades de cada entorno).
7. Diversidad de formatos legales o administrativos (puede tener múltiples configuraciones de diseño y
ejecución).
8. Medición de impacto y sostenibilidad
Se deben disipar fronteras entre actores privados, públicos y no gubernamentales para generar lo
que se conoce como polinización cruzada: riqueza de aportaciones y capacidades bajo esquemas de red que
permiten construir soluciones innovadoras.
La innovación social es un camino que emerge como determinante para afrontar con éxito la
agenda de problemáticas sociales. Muy lejos está de ser un lujo que pueden darse los países ricos, sino más
bien una necesidad y una inversión accesible de los países en vías de desarrollo para reducir brechas sociales
y construir bienestar.

Comunidades y nuevos contratos sociales


Las sociedades del mundo, a través de sus representantes políticos, aceleran las conversaciones y
deliberaciones acerca de la necesidad y posibilidad de delinear nuevos contratos sociales, alineados a los
desafíos de nuestro tiempo y especialmente los que vendrán en el futuro.
La noción de “contrato social” proviene de dos pensadores clásicos, Thomas Hobbes y John Locke.
Las personas originalmente agrupadas en pequeños grupos y comunidades aceptan formar parte de
sociedades de mayor escala (nacionales), y darse un instrumento (el Estado) para poner límites y hacerlos
cumplir. Esta organización tiene que permitir a todos vivir mejor a partir de ese marco de derechos y
responsabilidades compartidas.
Es clave sostener la idea de los nuevos contratos sociales como una necesidad de los tiempos,
donde las sociedades viven convulsionadas por la magnitud y alcance de los cambios que estamos
transitando, y la complejidad de las transiciones que tenemos de por medio.
Podemos proponer cinco grandes ejes que entendemos que un contrato social apto para estos
tiempos debería contemplar:
1. Protección de la niñez y resignificación de la vejez: cuerpos que no se alimentan adecuadamente y
cerebros en desarrollo con menos estímulos en etapas tempranas, aumentan las chances de vidas
dañadas con múltiples problemas. La vejez o tercera edad crece en relevancia a partir de la
expansión de la esperanza de vida. Las personas vivimos cada vez más tiempo y, por ende, los
parámetros para jubilar y asistir a una persona adulta mayor se ponen en tela de juicio.
2. Educación y formación a lo largo de la vida: la velocidad y constancia de los cambios hacen
indispensable que la formación sea una actividad extendida a lo largo de la vida de cada persona.
3. Nuevas modalidades de trabajo y protección del trabajador: definir mecanismos que permitan
acompañar y sostener a toda persona, en cuyo recorrido de vida seguramente cambiará muchas
veces de trabajos y de tareas, y no intentar bloquear los cambios y evoluciones a partir de rígidas
protecciones de una tarea determinada. Superar la resistencia sindical y de otros sectores a abrir
estas nuevas posibilidades es el gran desafío de cualquier proceso de contrato social para el futuro.
4. Combate la pobreza y construcción de equidad: establecer criterios acerca de la progresividad de
los impuestos, las posibilidades de establecer rentas universales o rentas mínimas a las personas
garantizadas por el Estado, los mecanismos para derramar en toda la sociedad los beneficios de la
tecnología, y las facilidades de acceso a la propiedad privada. No habrá sociedades estables y
florecientes sin mayores niveles de equidad.
5. Protección del ambiente y fortalecimiento de las comunidades locales: contemplar parámetros
respaldados por el conjunto de la sociedad para frenar el deterioro del medio ambiente y la
biodiversidad.

MÓDULO 4
4.1 Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS)

La génesis de los ODS


Es válido repasar a efectos de revalorizar la capacidad de la humanidad para encarar acciones
globales concertadas. Los Objetivos del Milenio (ODM) fueron un compendio de 8 objetivos con pretensión
de reflejar globalmente una hoja de ruta para el progreso en todos los países. La gran debilidad del programa
fue la escasa deliberación, concentración y movilización de países para generar una fuerte legitimidad de
dichos objetivos. Estos fueron:
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
2. Lograr enseñanza primaria universal
3. Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer
4. Reducir la mortalidad infantil
5. Mejorar la salud materna
6. Reducir el VIH/sida, paludismo y otras enfermedades
7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo
Estos indicadores demuestran un fuerte avance de la humanidad en materia de desarrollo
socioeconómico. Y eleva la vara de las expectativas, en función de hacer tangible mucho de lo que podemos
lograr si convergen de forma armónica los siguientes elementos: acuerdos globales, voluntad política y
eficacia de los instrumentos y políticas que se ponen en marcha para construir sociedades más justas y
desarrolladas.

ODS: La agenda mundial del Desarrollo Sostenible


Los 17 objetivos acordados en Naciones Unidas constituyen la apuesta más audaz de la historia en
materia de desarrollo económico, social y ambiental, respetuoso de los derechos de las generaciones futuras
además de las actuales.
Por primera vez en la historia, un mismo acuerdo de metas incluye tanto a países desarrollados
como a los que están en vías de desarrollo. Tres dimensiones fueron adoptadas de forma prioritaria para
establecer y acordar los objetivos globales: crecimiento económico, inclusión social y protección del medio
ambiente. Esos son:
1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la
agricultura sostenible
3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades
4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de
aprendizaje durante toda la vida para todos
5. Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
6. Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos
7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos
8. Promover el crecimiento sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo
decente para todos
9. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar
la innovación
10. Reducir la desigualdad en y entre los países
11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles
12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
14. Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el
desarrollo sostenible
15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los
bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de
las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica
16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la
justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles
17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible
Al ser objetivos emanados de un acuerdo internacional de países que conservan su soberanía
nacional, no se traducen en una obligación jurídica para estos. Se trata sí de un compromiso formal, tomado
voluntariamente por cada país, con el fin de construir un mundo mejor para los próximos 15 años. En este
marco, cada país define su modelo de organización y su conjunto de programas y políticas para avanzar en la
Agenda de Desarrollo Sostenible dentro de su propio territorio, con la responsabilidad de informar a la ONU
acerca de la ejecución y cumplimiento de los distintos objetivos.
A punto de comenzar el año 2020, el secretario general de la ONU hizo un enfático llamado a
redoblar los esfuerzos de todos los países para llegar al cumplimiento. Esta acción fortalecida tiene tres
niveles:
 Acción a nivel mundial: desde la cual deben emanar más recursos, liderazgos más eficaces y nuevos
modelos de solución global para nutrir a los países en sus capacidades para alcanzar logros
concretos en los ODS.
 Acción a nivelo local: orientada a fortalecer el diseño y organización de políticas, presupuestos,
mecanismos institucionales y marcos regulatorios que faciliten el avance en países, regiones y
ciudades. Especialmente se requiere aquí un inteligente manejo de las transiciones entre todo lo
que debe dejar de hacerse y lo nuevo que se pone en marcha para el cumplimiento de los ODS.
 Acción por parte de las personas: las personas son cada vez más conscientes de la necesidad de
avanzar en los ODS y el convencimiento de pequeñas aportaciones son importantes para el
conjunto.
En síntesis, el mundo es un lugar mejor para la gran mayoría de las personas ahora que hace
décadas atrás, pero la magnitud e impacto de los problemas que aún tenemos como civilización requieren
una acción más intensa y eficaz de escala global si queremos sostener el progreso y preservar el planeta.

El informe de los ODS 2019: entre los pendientes y la esperanza de llegar


El informe presentado a fines de 2019 sobre el estado de cumplimiento de los ODS en el mundo,
realizado por la ONU, ha dejado una conclusión clara y rotunda: no alcanza lo que estamos haciendo y
logrando. Dos son los frentes donde aparecen las mayores alertas: cambio climático y aumento de
desigualdades dentro y entre países.
Toda la energía, innovación, recursos y capacidad de liderazgo mundial deben estar puestos a
disposición de un nuevo salto cualitativo que nos permita llegar al año 2030 con objetivos cumplidos.
Por primera vez en la historia de la humanidad, la acción concentrada en el marco de las Naciones
Unidas logra permear hacia abajo y llega a todo tipo de organizaciones, entidades y personas.

4.2 Liderazgo y transformación de realidades

Anatomía y poder del liderazgo


No hay sustituto para este factor tan humano y al mismo tiempo tan especial que es el liderazgo. Es
una fuerza arrolladora que puede convertir a sus portadores en gigantes, considerando el impacto colectivo
que sus decisiones y acciones pueden tener.
En los últimos años se ha logrado entender mucho mejor el fenómeno de liderazgo, especialmente
la posibilidad de que todas las personas puedan desarrollarlo a partir de sus talentos naturales y la
incorporación de habilidades para ello. Se habla de la democratización del liderazgo y no ya de una condición
limitada a pocas personas con dones sobrenaturales.
Muchos estudios han ido demostrando que existen lideres con diferentes estilos y personalidades. Y
también que en distintas situaciones y desafíos parecen necesitarse distintos tipos de liderazgos. Los líderes
más eficientes coinciden en un aspecto fundamental: todos poseen un gran nivel de lo que se ha dado en
llamarse “inteligencia emocional”.
Los distintos modelos de inteligencia emocional que se han propuesto encajan en cuatro dominios
genéricos: la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones.
La autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión en las relaciones

La autoconciencia
 Autoconciencia emocional: permite a los lideres conectar con sus señales internas y reconocer el
efecto que tienen sus sentimientos en ellos mismos y su rendimiento laboral. Pueden mostrarse
francos y auténticos, lo que los habilita a hablar sin prejuicios sobre sus emociones y estar
convencidos de sus principios.
 Autoevaluación certera: conocen sus limites y puntos fuertes. Y son capaces de reírse de sí mismos.
Logran asertividad para recibir críticas, pedir ayuda y aceptan con dignidad en qué deben mejorar.
 Confianza en uno mismo: están preparados para sacar el máximo partido de sus puntos fuertes.
Reciben con ilusión y optimismo nuevos desafíos y trabajos. Hacen notar su presencia de forma
positiva en cualquier grupo.

La autogestión
 El autocontrol: encuentran maneras de gestionar las emociones e impulsos que los asaltan e incluso
convertirlos en energía aprovechable.
 La transparencia: se traduce en franqueza autentica hacia los demás en lo que se siente, se cree y
se hace. Esto habilita la integridad que eleva la vara moral y reprime conductas impropias de otros
en lugar de mirar para otro lado.
 La adaptabilidad: posibilidad de compaginar varias tareas sin perder concentración ni energías.
Llega hasta la posibilidad de sentirse cómodo con la ambigüedad en el marco de las que usualmente
hay que actuar. Agilidad para amoldarse a los cambios y soltura para reaccionar a imprevistos,
completan esta condición.
 La capacidad de consecución: la búsqueda de resultados, propios y de los subordinados, es lo que
prima. Son pragmáticos y apuntan siempre a objetivos estimulantes pero alcanzables. Aprenden
todo el tiempo de la práctica y ayudan a otros a aprender.
 La iniciativa: creen tener lo que hace falta para llevar adelante las riendas de su destino.
Aprovechan y crean oportunidades, nunca las espera.
 El optimismo: capacidad de aceptar las cosas como vienen y al toparse con un revés siempre
percibirlos en términos de oportunidad.

La conciencia social
 La empatía: captan con perspicacia las señales emocionales de las personas sin necesidad de que se
expresen explícitamente al respecto. Todo esto hace aptos a los líderes para trabajar con personas
de distintos orígenes y culturas.
 La conciencia organizativa: son capaces de comprender las fuerzas políticas que operan en una
organización, los valores que imperan y las reglas tácitas que se aplican.
 El servicio: promueven un clima emocional para que se pueda desarrollar la excelencia en el
contacto con clientes y personas en general, siendo la satisfacción de estos el indicador permanente
a gestionar y revisar.

La gestión de las relaciones


 La inspiración: crean resonancias positivas para las personas.
 La influencia: son convincentes y seductores al dirigirse a grupos y equipos. Logran encontrar los
puntos de interés de otras personas, consiguen el respaldo de individuos claves y construyen redes
de apoyo con facilidad.
 El desarrollo de los demás: muestran un interés sincero por las personas y pueden ayudar a cultivar
sus capacidades, haciendo aportaciones oportunas y constructivas con estilo de coaches.
 La capacidad de impulsar el cambio: tienen inclinaciones a cuestionar el statu quo y defienden la
construcción de nuevos ordenes con mucha convicción, argumentando sus opiniones y superando
impedimentos.
 La gestión de los conflictos: saben escuchar a todas las partes, comprender sus puntos de vista y
ayudan a encontrar buenas síntesis que todos pueden defender.
 Trabajo en equipo y colaboración: generan una atmosfera de armonía y son personalmente
modelos de respeto, moderación y cooperación. Logran compromiso activo y entusiasta con la
dirección y gestión de los asuntos colectivos, construyendo concordia e identidad de equipo.
Este compendio de habilidades propias del concepto de inteligencia emocional es considerado
actualmente como un mapa de alto impacto para la formación y medición de las personas que asuman
posiciones o desafíos de liderazgo en cualquier ámbito y nivel.
Una autoridad del management cree que la ventaja competitiva del futuro depende de crear una
arquitectura social que sea capaz de generar capital intelectual a partir de las personas que integran un
equipo u organización. Capital intelectual es conocimiento, relaciones afectivas y valores compartidos entre
las personas. Y es justamente el liderazgo multiplicado en las personas el instrumento para desarrollar al
máximo todo el capital intelectual de un equipo.
De esta manera, el liderazgo se transforma en una expresión mucho más fluida y autentica, no
necesariamente basada en la autoridad formal, que puede vivir y desarrollarse en múltiples personas que
trabajan e interactúan para lograr objetivos comunes. Y allí emerge el tipo de líder coach como el más
apropiado o necesario en las organizaciones, equipos y proyectos de nuestro tiempo.
Los líderes coach ayudan a sus subordinados a encontrar sus puntos fuertes y débiles particulares y
los vinculan a sus aspiraciones personales y profesionales. Animan a los trabajadores a marcarse objetivos de
desarrollo a largo plazo y conceptualizar un plan para alcanzarlos. Llegan a acuerdos con ellos acerca de su
función y responsabilidades y ofrecen una gran cantidad de instrucciones y comentarios.

El management como expresión de creación y acción colectiva


La necesidad de afrontar procesos de trabajo colectivo, reuniendo capital y recursos, definiendo
planes y estrategias y estableciendo objetivos a los que se propone llegar, constituyen el fundamento del
surgimiento y creciente relevancia del management.
Mucho de lo que sucede en el ámbito de personas, roles, organizaciones y objetivos puede
estudiarse, medirse y proponerse como modelos con cierta capacidad explicativa y hasta predictiva. Pero
siempre existe una dimensión difícil de estimar y clasificar en la que las prácticas suceden fuera de todo
modelo y previsión, fruto de los talentos, las intenciones, las capacidades y las emociones de las personas
nucleadas en equipos y procesos de trabajo.
La economía y el management tienden a ignorar tres cosas: el efecto de la cultura en la toma de
decisiones, la utilidad de las historias para explicar las acciones de las personas y las consideraciones éticas.
Las personas no existen en el vacío, y tratarlas como si existieran es a la vez reductivo y potencialmente
dañino.
En sus primeras etapas, el management era una forma de establecer y proyectar manuales de
trabajo, indicando claramente a las personas lo que debían hacer, definiendo las autoridades que mandan,
los procedimientos de control, los tiempos y movimientos de cada tarea y los resultados claramente
ponderados que se debían alcanzar en cada unidad de tiempo.
Actualmente el management, es la actividad que permite relacionar un conjunto de personas para
alcanzar un fin determinado, dotando a la tarea de significado que comprometa a todos y definiendo pautas
de funcionamiento que permitan aflorar los talentos y capacidades de las personas en el marco de modelos
flexibles, humanos y eficientes. No hay posibilidad de alcanzar resultados colectivos y resolver problemas
humanos, por más recursos, tiempo y tecnologías que se dispongan, si no se logran diseñar y ejecutar
buenas prácticas del management.
El management le da sentido y dirección al esfuerzo colectivo. Ayuda a cada persona a comprender
desafíos conjuntos y la organización en la que debe manejarse, amplificando sus posibilidades de
interpretación de lo que debe hacerse para sustentar sus contribuciones personales al conjunto.
Es la contracara coherente del fenómeno de la expansión del liderazgo: un management más
descentralizado y variable requiere procesos más autónomos y muchos líderes que asuman
responsabilidades por el diseño de lo que hay que hacer y los resultados que hay que conseguir. Viviremos
cada vez más en una tensión entre la organización que define pautas para trabajar juntos y la flexibilidad,
que es amiga de la creatividad y la innovación, combustibles indispensables para funcionar cuando ya no
todo está arreglado y planificado.
En este nuevo management, más humano y orientativo, conviene repasar las tres dimensiones del
trabajo humano que convergen en una organización o proyecto:
1. La tarea individual: el trabajo asignado a cada persona y sobre el cual adquiere responsabilidad
directa y exclusiva.
2. Las actividades de coordinación: las tareas individuales siempre están articuladas en procesos con
múltiples componentes y responsables. Las actividades de coordinación son fundamentales para el
funcionamiento de los procesos. Incompetencias en materia de coordinación afectan la
productividad del trabajo por más virtuosas que resulten las ejecuciones individuales de tareas.
3. El trabajo reflexivo de aprendizaje: cuando la única constante es el cambio, los éxitos presentes no
son garantías de éxitos futuros.
Para tener posibilidades de protagonizar historias de éxito, la confianza es el patrón más
determinante.

Nueva era de resultados para el beneficio de la humanidad


Los resultados que necesitamos vendrán si logramos expandir por todo el mundo el fenómeno del
liderazgo distribuido y el management basado en la comprensión e impulso de personas y equipos.
El fundamento principal para fomentar la expansión del coaching (y otras disciplinas de la misma
base) en las organizaciones y los proyectos tiene que ver con su aptitud para sacarnos del estancamiento y
llevarnos hacia escenarios de resultados concretos para viejas y nuevas problemáticas.
El modelo OSAR, radica en la evidencia de que las personas actuamos solas o en el ámbito de las
organizaciones con base en la particular manera de observar la realidad que hemos ido formando con los
años y que el verdadero aprendizaje transformacional de una persona se produce cuando se logran cambiar,
alterar, evolucionar al observador que somos de la realidad, y no de cambiar las acciones que podamos hacer
en cualquier momento. Una adecuada gestión de resultados requiere necesariamente de una hábil gestión
de procesos.

4.3 Nuevo Humanismo en danza con las tecnologías

Naturaleza humana y el planteo sobre el sentido de la vida


Nunca hemos gozado de un extendido bienestar y plafón de necesidades satisfechas como en el
presente siglo. Por primera vez somos conscientes de todo lo que nos falta en materia de desarrollo y porque
tras siglos de crecimiento y expansión hemos comprometido el futuro de la tierra.
En este marco, siempre está presente el debate sobre la naturaleza humana. Solo necesitamos
ámbitos propicios en los sistemas familiares y culturales, diseñar buenos marcos institucionales y modelos de
funcionamiento para que esa “buena madera” que traemos de base pueda fluir y no frustrarse o
desnaturalizarse a raíz de los malos incentivos.
Por más egoísta que se pueda suponer el hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos
principios que le hacen interesarse por la suerte de otros y hacen que la felicidad de estos les resulte
necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de contemplarla.
La teoría de la banalidad del mal proviene de los estudios posteriores al Holocausto, donde los
jerarcas nazis, como cualquier otra persona sumergida en las tinieblas del mal, no demostraban ser
monstruos inmanentes e incurables, sino víctimas de la más profunda irreflexión, de una incapacidad para
pensar que los terminaba zambullendo en las más aberrantes malas prácticas.
Es la suspensión del juicio crítico, lo que acerca a las personas al abismo del mal. La imposibilidad de
pensar por uno mismo, de forma autónoma y con prejuicios controlados y, al mismo tiempo, la limitación
absoluta de ponerse en el lugar de los demás (empatía), lo que fundamenta la llamada banalidad del mal,
con su consecuente diseminación o tolerancia frente a este.
Más que una decisión consciente y un plan orquestado para producir maldad son pequeños pasos,
propios del renunciamiento a pensar y criticar, lo que nos acerca al mal. El efecto Lucifer se trata de un
proceso deshumanizador en el que cualquiera puede caer a raíz de factores situacionales adversos,
dinámicas organizacionales violentas o presiones psicológicas desmedidas. Podemos ser héroes o villanos sin
una decisión deliberada y fruto de una diversidad de circunstancias que impactan en nuestra mente.
Pero la naturaleza positiva y altruista de la persona humana, a la que adherimos, no solo se enfrenta
a los riesgos de las acechanzas del mal que hemos comentado, sino que se encuentra de frente con el
desafío existencial del sentido de la vida.
Somos, al nacer, arrojados al mundo sin siquiera haberlo elegido. No tenemos garantizado el ser,
sino que debemos hacernos cargo de él. Y no hacerlo compromete nuestra existencia. Trasladar las
respuestas sobre el sentido a un relato tomado de fuera de nosotros es un mal camino. El sentido de la vida
no puede ser un producto prefabricado.
Aceptando la diversidad de los seres humanos y la inagotable fuente de posibilidades para construir
bienestar, aun en la adversidad, parece ser el mejor camino para aprovechar un mundo de abundancia e
hiperdotación tecnológica, sin entregarnos mansamente a él. No podemos aspirar a encontrar un sentido en
el mundo, sino que debemos dárnoslo a nosotros mismos.

Humanizar paga dividendos


Gran parte de la historia del siglo XX y lo que va del XXI puede leerse como el camino de expansión
del humanismo, es decir, las libertades, los derechos y las responsabilidades de los hombres y mujeres sobre
sus propias vidas y la construcción de lo colectivo. Es el libre albedrio de las personas el que se ha ido
imponiendo en el mundo como la mayor autoridad para decidir sobre nuestras vidas.
Hay tres fórmulas del saber que han predominado en la historia reciente y que reflejan la expansión
humanista:
 Conocimiento = escrituras * lógica. En la época medieval, si queríamos conocer la respuesta a
alguna pregunta importante, debíamos leer las escrituras y emplear nuestra lógica para comprender
el sentido exacto del texto.
 Conocimiento = datos empíricos * matemáticas. En el marco de la revolución científica comenzó a
utilizarse la reunión de datos empíricos relevantes y herramientas matemáticas de análisis para
obtener respuestas a preguntas relevantes. Esto condujo a enormes avances en astronomía, física,
medicina y otras disciplinas, pero no podía abordar cuestiones de valor y sentido.
 Conocimiento = expectativas * sensibilidad. Con el creciente capital de confianza de los humanos en
sí mismos a raíz de la expansión de las libertades y descubrimientos psicológicos y científicos en
general, comenzaron a expandirse las respuestas a nuestras cuestiones más relevantes por la vía de
la conexión de nuestras experiencias más íntimas observadas con nuestra mayor sensibilidad.
Experiencia y sensibilidad conforman un circulo virtuoso que nos entrega amplio poder de acción y
se retroalimenta todo el tiempo. Las experiencias nos permiten desarrollar nuestra sensibilidad y es
esta en cuotas crecientes la que nos impulsa a nuevas experiencias de forma continua.
¿Qué hay de nuevo en tiempos de la Cuarta Revolución Industrial que vivimos actualmente? El
elemento emergente fundamental radica en la creciente revalorización de las habilidades humanistas para
actuar en la sociedad y el mercado, ya sea en distintas modalidades de trabajo dependiente o en las
múltiples manifestaciones de la actividad independiente. Los grandes elementos que siempre distinguirán a
las personas de los artefactos tecnológicos y los sistemas serán:
 La sociabilidad: la capacidad de empatizar, interpretar, discernir.
 La variabilidad: la capacidad de salirse de los libretos, gestionar la incertidumbre, enfrentar lo
inesperado.
El trabajo operativo es realizado cada vez más por tecnologías. Y el mundo que se abre como campo
de desarrollo para los seres humanos tiene que ver con diseñar estos procesos, entrenar esas tecnologías,
auditar sus resultados, entender e interpretar la información que estas generan e intervenir en tareas que
hagan al deleite y las experiencias significativas para las personas. Para esas nuevas tareas que se abren o
potencian, las habilidades humanísticas, montadas sobre un buen entendimiento y destreza en tecnologías,
serán las determinantes.
La “paradoja de la automatización” significa que, siempre que se logren nuevas y mejores
tecnologías para acelerar y eficientizar trabajo humano, se terminan incubando nuevas necesidades de
tareas humanas que acompañan esas tecnologías.
Cada vez más directivos de empresas tienen formación humanista en negocios y procesos
tecnológicos. Claro que en un mundo donde todos los desafíos tienen base tecnológica, necesitamos
expertos técnicos, pero es fundamental contar con personas y mánager que comprendan por qué sucede y
cómo es el comportamiento humano.
Crece de forma sostenida la insatisfacción de las personas en el trabajo que disponen y crece
también la huida de talentos de aquellas empresas que no tienen claros sus propósitos, no cuidan el
ambiente y no preservan los vínculos humanos en el proceso de automatización tecnológica.
Urge que se multipliquen las experiencias de aprendizaje transformador, y no solo de aprendizaje
incremental para aprovechar masivamente las nuevas oportunidades. El aprendizaje incremental nos ayuda a
cumplir con las responsabilidades actuales, pero el transformador nos ayuda a desarrollarnos para lo que
viene.
Crece también la necesidad de recrear los vínculos y los espacios físicos entre las personas sobre la
base de la confianza, las experiencias compartidas y los fines colectivos o comunitarios. La centralidad de lo
humano resurge como un antídoto vital frente a una de las causas de enfermedades más grandes de estos
tiempos: la soledad y el aislamiento, a pesar de vivir en la época con mayores capacidades de conexión y
comunicación tecnológica de la historia.
Quizás pocas cuestiones hayan logrado penetrar tan fuerte en las consideraciones existenciales de
las personas como el cambio climático y el futuro del planeta Tierra. Con fuerza arrolladora, el
ambientalismo corre el riesgo de convertirse en un relato. Pero, si la pretensión de relato se modera y
encuadra debidamente, hay aquí un enorme incentivo para la construcción de significado y propósito de
millones de personas. Por ello, en las conclusiones de toda reflexión y estudio sobre el tema, comienza a
prevalecer la necesidad de un cambio radical en nuestras formas de vivir. Es allí donde el gran tema del
cambio climático encaja con la cuestión del sentido de la vida con fuerza arrolladora.
La Fundación Autodesk en conjunto con Deloitte se embarcaron en un esfuerzo para ayudar a los
trabajadores, particularmente a aquellos que pueden tener habilidades laborales especializados, pero no un
título tradicional de cuatro años, para adaptarse y prosperar en la era de la automatización. Hay cuatro ideas
clave sobre cómo abordar esta brecha:
1. La capacitación de los trabajadores para nuevas habilidades técnicas es importante, pero estas
habilidades pueden volverse obsoletas rápidamente si no están explícitamente vinculadas a
capacidades más fundamentales y transferibles.
2. El ritmo acelerado del cambio tecnológico requiere que los trabajadores participen en continuas
actualizaciones de habilidades, lo que requiere que los trabajadores imaginen y naveguen por
carreras muy diferentes.
3. El aprendizaje continuo requiere acortar la distancia metafórica entre el aprendizaje y el trabajo, lo
cual es más efectivo cuando el aprendizaje está integrado en el trabajo y el trabajo en el
aprendizaje.
4. Cerrar la brecha de habilidades requiere abordar un conjunto más amplio de desafíos que enfrentan
los trabajadores: en el mercado de trabajo, en el trabajo y en políticas y prácticas que afectan a los
determinantes sociales del trabajo más amplios.

Biología, tecnología y transhumanismo


Los avances tienen siempre su costado problemático. El humanismo no solo debe abrirse paso
frente a algunos efectos no deseados de la Revolución Tecnológica Digital, sino que también debe someterse
y repensarse a la luz de los avances de la biotecnología, que son enormes y aspiran a manipular nuestra
biología para superar límites que hasta ahora la humanidad ha tenido. El éxito genera ambición, y nuestros
logros recientes impulsan ahora a la humanidad hacia objetivos todavía más audaces.
Harari expresa que la muerte es concebida como un fallo técnico que podemos resolver. Los
experimentos científicos en marcha proponen la posibilidad de modificar la vida con la que llegamos al
mundo y estirarla mucho más de las condiciones naturales. De allí la idea de transhumanismo, es decir,
humanos potenciados por las implementaciones tecnológicas en sus biologías, lo cual encierra enormes
especulaciones y alertas a futuro.
La humanidad ya está lanzada a experimentar todo lo que estas nuevas tecnologías pueden
brindarnos, especialmente la biotecnología y la inteligencia artificial. No deberíamos volver atrás dadas las
enormes oportunidades que se aparean con los desafiantes obstáculos. Tampoco entregarnos a
experimentos sin coordinación ni basamentos éticos. Será el desafío a la acción colectiva más grande de la
historia de la humanidad: mezclamos a fondo con las tecnologías para hacernos más y mejores humanos y
no para abrir una puerta inmanejable hacia la deshumanización total.

4.4 Imaginación y creación de futuro

La década del 2020 como punto de inflexión para el futuro de la humanidad


Dos líneas se cruzan con final abierto todo el tiempo. Por un lado, la de la innovación y ejecución de
proyectos que amplifica la frontera de logros y resolución de problemas. Y, por otro, el impacto de las
materias pendientes que dan forma a una ola de escepticismo y pesimismo que crece respecto a nuestro
futuro como civilización.
Uno de los grandes obstáculos que enfrentamos es el tecnopesimismo. Es como si un manto de
malestar y pesimismo cubriera toda la atención de la mayoría de las personas, dejando poco lugar para
capturar y comprender las evidencias que muestran progresos, en el marco de procesos de largo alcance y
sinuosos recorridos, en muchos temas vitales para la humanidad.
Pinker establece una explicación muy fundada acerca del predominio de estas opiniones tan
negativas y lo atribuye al funcionamiento de la mente humana y la prevalencia de sesgos psicológicos en los
que solemos caer:
 Lo malo es más fuerte que lo bueno: la información negativa es más procesada por la mente
humana y prima frente a la positiva en la impresión final que nos llevamos sobre las cosas y las
situaciones.
 Psicología de la moralización: de forma inconsciente las personas solemos adoptar posturas críticas
como una manera de sentirnos y mostrarnos más comprometidos con los problemas del mundo.
Constituye una prueba de entereza moral exteriorizar la preocupación por lo negativo, que suele
llevarse gran parte de la conversación y las energías.
 Nostalgia por un pasado donde la vida era mejor: mirar al pasado como fuente de lo que fue mejor
y hemos perdido, sin mayor evidencia y basados en el criterio de los supuestos, suele ser también
un sesgo muy presente en las personas, especialmente en la cultura occidental.
Adquieren una dimensión muy peligrosa cuando se multiplican en millones de personas y,
especialmente, cuando se conjugan con los dolores de la transición que supone un cambio tan acelerado en
el marco de la Cuarta Revolución Industrial y la globalización con efectos asimétricos entre países y regiones.
En general, vivimos mejor que antes, pero la incertidumbre de no saber si va a poder seguir siendo
así no para de crecer.
Mientras tanto, la innovación de bienes y servicios continua su expansión, generando una creciente
disponibilidad de productos en la economía que interpretan nuestros deseos y necesidades como
potenciales consumidores, pero que, sin lugar a duda, también ayudan a moldearlos, exponiendo a las
personas a una presión por “el tener”; que no siempre está respaldada por los recursos para el acceso. Todo
ello genera mayor tensión social que en épocas anteriores.
Este es el caldo de cultivo para uno de los grandes fenómenos actuales que ponen en jaque a las
democracias como régimen político y social. Son evidentes los signos de fatiga que muestran las democracias
en el mundo y las crecientes dificultades para representar políticamente a los ciudadanos en sociedades tan
diversas y fragmentadas como las actuales.
Luego de unos años de relativa calma en el mundo de las ideas y los grandes proyectos colectivos, a
partir de la crisis financiera mundial del año 2008 y los ensayos de consenso global que suponen los
Objetivos de Desarrollo del Milenio y de Desarrollo Sostenible, la humanidad dispone de un menú de causas
sumamente atractivas y de enorme impacto para convocar a personas y organizaciones en la construcción
colectiva para un mundo mejor.
Los sesgos negativos descriptos por Pinker han estado muy presentes en torno a Tesla, haciendo de
cada problema que sus autos atravesaban en su evolución un verdadero testimonio de pesimismo frente a lo
que la compañía podía lograr a futuro.
Quizás el ámbito principal donde se dirimen las expectativas hacia el futuro de una empresa y la
credibilidad de analistas e inversores respecto a sus números y planes hacia adelante es la Bolsa de Valores,
en este caso Wall Street. Las oscilaciones en el precio de las acciones, según Elon Musk, eran para Tesla
distracciones y propaganda negativa, imputables a inversores que solo querían dinero a corto plazo, sin
entender la misión y la proyección de la compañía.
Si tuviéramos que abogar por una narrativa simple y de alto impacto, que sea capaz de sintetizar los
desafíos colectivos más urgentes en función de las capacidades para resolverlos positivamente en la década
que se inicia, creemos que sus ejes serían los siguientes:
1. La inteligencia artificial al servicio de la humanidad: el mundo debate acerca de cuáles son las
mejores maneras de concebirla y regularla, acordando que es sumamente peligroso darle rienda
suelta a su avance sin un marco ético y sólido.
Tegmark presenta una secuencia de tres fases en la que se ha desarrollado la vida:
 Biológica (vida 1.0): tanto el software como el hardware de la vida, es decir, su materia y
sus capacidades, son producto de la evolución humana.
 Cultural (vida 2.0): donde ya es posible diseñar el software de la vida, gracias a la
plasticidad del cerebro y la capacidad de aprendizaje. Pero el hardware (cuerpo) sigue
siendo un producto de la evolución.
 Tecnológica (vida 3.0): en la que ya seria posible el diseño tanto del software como del
hardware humano, liberado de las ataduras biológicas de la vida.
2. La voluntad y capacidad de la humanidad para revertir el cambio climático y garantizar la
sostenibilidad del planeta Tierra: por todo ello, la década del 2020 será decisiva en orden a
nuestras posibilidades de lograr un salto cualitativo en esta misión o bien llevarnos a una fase de
estancamiento que pondría en severo riesgo a nuestra especie.
Frente a opiniones y posturas, será cada vez más necesario apelar y confiar en la ciencia para tomar
decisiones basadas en evidencia ante este enorme desafío de la década.
3. La evolución del capitalismo combinando lo mejor de los mercados con la necesidad de
propósitos reales para un mundo más sano y equitativo: existe una especie de consenso muy
amplio acerca de la responsabilidad del capitalismo en la secuencia de creación de valor que el
mundo ha tenido especialmente en gran parte del siglo XX y lo que va del XXI, lo cual tiene impacto
directo en la generación de oportunidades y bienestar para la gente. Pero ese estado de consenso
muy amplio también incluye la dimensión de que ello ha sido cambio de un costo demasiado
elevado en términos de desigualdad económica, asimetrías crecientes entre países y regiones y
destrucción del medio ambiente. El Foro Económico Mundial de Davos dejó el mensaje de que es la
hora de que el liderazgo en general y la comunidad empresarial de mayor impacto mundial en
particular diseñen la hoja de ruta para transformar el capitalismo en un sistema capaz de facilitar
mejores resultados para las mayorías de la sociedad.
Sin lugar a duda Tesla representa un testimonio de que es factible diseñar modelos y estrategias que
hagan aportes significativos a los grandes asuntos que tenemos por delante para un mundo mejor.

La construcción de futuro como responsabilidad colectiva


El futuro nunca está escrito. Apostar por la capacidad de moldear y configurar el futuro es el mejor
indicador de la confianza en las capacidades humanas que podemos tener. Aunque nuestra realidad
especifica está lejos de los grandes proyectos de impacto mundial, hacer la parte que nos toca en alguno de
los propósitos en los que creamos, siempre pone un ladrillo en la construcción de futuro.
En épocas de cambios continuos y radicales, la aptitud colectiva para crear soluciones a las nuevas
problemáticas humanas debe ser ejercitada, defendida y potenciada. No está, en modo alguno, garantizada
por algún designio sobrenatural. Los mayores retos de la humanidad no son el hambre, la pobreza, el
desarrollo sostenible, etc., sino nuestra capacidad de organizarnos colectivamente para poder resolverlos.
Además de la razón, es la imaginación la que opera como una fuente de riqueza ilimitada que
siempre vive en nosotros. Esa capacidad de imaginación es la que debemos recrear frente a tanto
pensamiento lógico.
Estamos convocados más que nunca a superar esas miradas derrotistas y recuperar la capacidad de
imaginar y crear futuro. El llamado y hermoso desafío es pensar y elaborar nuevos modelos de progreso,
utopías más realistas basadas en la evidencia científica y la capacidad de realización y gestión humanas.
Bregman busca una explicación a por qué tantas buenas ideas/modelos que somos capaces de
generar no se toman en serio ni se llevan a la práctica. Para hacer razonable eso que parece radical o
innovador, solo necesitamos desplazar los límites que en un momento dado una sociedad pone a lo
razonable.
Satya Nadella se anima a proponer un modelo para lograr crecimiento y desarrollo económico en
esta era bajo la fórmula: (educación + innovación) * intensidad del uso de la tecnología.

Faros hacia el futuro y el último siglo en sociedad


Vivimos en una democratización efervescente de ideas y proyectos de desarrollo y progreso, que
seguramente con el tiempo lograrán vencer el clima de pesimismo al que hacíamos referencia. Son como los
faros que anuncian y alumbran ese futuro de nuevos modelos y realizaciones superadoras que proponemos y
en el que creemos profundamente. Y expresan una novedosa combinación entre elementos como valor
agregado, startup, management, innovación social, etc. superando, de este modo, viejas concepciones
propias de compartimientos estancos como sector privado, Gobierno, etc.
Las iniciativas caritativas siempre nos han acompañado. Son nobles y necesarias. Pero la iniciativa
empresarial tiene más capacidad que la caridad para innovar, expandirse y llegar cada vez a más gente
mediante el poder del libre mercado.

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