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Tema 7

Funcionalidad Visual y Auditiva para la Lectura, el


Lenguaje, los Idiomas y el Aprendizaje

Alteraciones auditivas
más comunes en la
infancia
Índice
Esquema 3

Ideas clave 4
7.1. Introducción y objetivos 4
7.2. Pérdida auditiva en la infancia 4
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7.3. Hipoacusias de transmisión 7


7.4. Hipoacusias neurosensoriales 9
7.5. Trastornos hiperactivos del sistema auditivo 12
7.6. Referencias bibliográficas 13

A fondo 15

Test 16
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A LT E R A C I O N E S A UD I T I VA S MÁ S C O MUN E S E N L A I N FA N C I A

Factores importantes
H I P O A C US I A S D E H I P O A C US I A S TRA N STORN OS
relacionados con la T R A N S MI S I Ó N N E UR O S E N S O R I A L E S HI P ERA CTI V OS
pérdida auditiva:
- Lateralidad Concepto, causas y Concepto, causas y Concepto, causas y
- Grado de pérdida consecuencias de: consecuencias de: consecuencias de:
auditiva - Otitis - Presbiacusia - Tinnitus
- Edad de aparición - Atresia del canal - Exposición al ruido - Hiperacusia
auditivo - Enfermedades
infecciosas
- Factores teratógenos
- Sufrimiento fetal

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Tema 7. Esquema
Esquema

Lenguaje, los Idiomas y el Aprendizaje


3
Ideas clave

7.1. Introducción y objetivos

En este tema abordaremos las alteraciones visuales más comunes en la infancia,


donde la detección precoz resulta fundamental.

A continuación, se detallan los objetivos de aprendizaje de este tema:

 Comprender la relevancia que las alteraciones auditivas tienen a nivel mundial.


 Conocer la influencia de los factores de lateralidad, grado de pérdida auditiva y
edad de aparición en las consecuencias de la pérdida auditiva.
 Conocer en qué consisten las hipoacusias de transmisión y sus principales causas.
 Comprender en qué consiste la otitis seromucosa.
 Conocer en qué consisten las hipoacusias neurosensoriales y sus principales
causas.
 Comprender en qué consiste la presbiacusia y la pérdida auditiva asociada al ruido.
 Conocer algunas de las enfermedades infecciosas más comunes asociadas a la
pérdida auditiva.
 Conocer qué son los factores teratógenos.
 Conocer en qué consisten los trastornos hiperactivos del sistema auditivo.
 Comprender en qué consisten el tinnitus y la hiperacusia.

7.2. Pérdida auditiva en la infancia


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Se dice que alguien sufre pérdida auditiva o hipoacusia cuando la audición en ambos
oídos es igual o superior a 25 dB; es decir, que no escucha aquellos sonidos con una
intensidad inferior. Por lo general estas personas se comunican mediante la palabra

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y conservan cierta funcionalidad. Y hablamos de personas sordas cuando esa pérdida
auditiva es tan profunda que les impide oír prácticamente cualquier sonido,
obligándolas al uso de sistemas de comunicación alternativos, como el lenguaje de
signos (OMS, 2016).

La Organización Mundial de la Salud estima que en el mundo existen alrededor de


466 millones de personas con pérdidas auditivas (más del 5 % de la población
mundial) y, de ellas, cerca de 34 millones son niños (OMS, 2019). Se calcula que
alrededor del 60 % de la pérdida de audición en niños menores de quince años se
podría prevenir. Se estima que un 31 % de la pérdida de la audición en la niñez se
debe a enfermedades infecciosas y otro 17 % a complicaciones perinatales,
especialmente la prematuridad y el bajo peso al nacer (OMS, 2016). Ver figura 1.

Figura 1. Causas de pérdida de audición en la niñez (Adaptado de la OMS, 2016).


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Un diagnóstico temprano es esencial para poder ofrecer intervenciones apropiadas,


y en muchos países se han puesto en marcha programas de cribado para la detección
de estas pérdidas auditivas en los recién nacidos con el objetivo de que esta
discapacidad auditiva, en el caso de estar presente, sea detectada antes de los tres

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meses (Díaz, Goycoolea y Cardemil, 2016). Como hemos visto, en los niños la audición
es esencial para aprender a hablar, pero también para tener buenos resultados
escolares y participar de la vida social.

De manera general, las pérdidas auditivas causadas por alteraciones del oído externo
y medio (hipoacusias de conducción) pueden ser tratadas con éxito. Estas pérdidas
auditivas suelen generar la disminución de la intensidad del sonido percibido. Sin
embargo, existe poco tratamiento disponible para el caso de las patologías de la
cóclea y del sistema nervioso (hipoacusias neurosensoriales), aunque en los últimos
años se ha avanzado en gran medida en este sentido. Estas alteraciones
habitualmente conllevan alteraciones morfológicas en la cóclea o en el sistema
nervioso auditivo central (Møller, 2006).

En la clasificación de las pérdidas auditivas existe gran cantidad de criterios que el


especialista médico deberá tener en cuenta, pero son especialmente relevantes tres
aspectos: lateralidad, grado de pérdida auditiva y edad de aparición.

En el apartado «A fondo» encontrarás una interesante lectura de Penna, Lemos, y


Alves sobre las consecuencias en el lenguaje de la pérdida auditiva.

Lateralidad

Se refiere a si la pérdida auditiva es unilateral o bilateral; es decir, si afecta solo a un


oído o a ambos. Debemos tener en cuenta que, mientras que las hipoacusias
unilaterales afectan poco al desarrollo del lenguaje y la comunicación, las pérdidas
bilaterales van a alterar el desarrollo del lenguaje en función del grado de pérdida
auditiva (Mondain, Blanchet, Venail y Vieu, 2005).
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Grado de pérdida auditiva

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Se refiere al grado de pérdida auditiva en función del umbral audiométrico tonal; es
decir, qué intensidad de sonido es necesaria para que pueda ser percibido. Esto
permite clasificar las hipoacusias en: leve (necesita intensidades entre 26-40 dB),
moderada (necesita intensidades entre 41-60 dB), grave (necesita intensidades entre
61-80 dB) y profunda (necesita intensidades superiores a 81 dB). Conforme mayor
sea la pérdida auditiva, mayores consecuencias tendrá en la vida diaria del niño.

Edad de aparición

Anteriormente, hemos venido señalando la importancia que la audición tiene para el


desarrollo del lenguaje; por tanto, si la hipoacusia aparece antes del aprendizaje del
lenguaje, tendrá importantes consecuencias sobre él. Lo denominamos hipoacusia
prelocutiva y debe aparecer antes de los dos años para considerarla como tal
(Mondain et al., 2005).

La pérdida auditiva también puede ocurrir durante ese período de adquisición del
lenguaje, cuando aún no está asimilado, pero ya se ha iniciado; la denominamos
hipoacusia perilocutiva y se da entre los dos y los cinco años.

Por último, la hipoacusia poslocutiva aparece a partir de los seis años y, en estos
casos, la adquisición del lenguaje no suele verse afectada (Mondain et al., 2005).

7.3. Hipoacusias de transmisión

Denominamos hipoacusias de transmisión a todas aquellas pérdidas auditivas que se


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deben a una alteración del oído externo o del oído medio. Este tipo de hipoacusias
son las más frecuentes en la infancia y, habitualmente, no sobrepasan los 60 dB de
pérdida auditiva, aunque ello depende de la cantidad de líquido que queda detrás
de la membrana timpánica: cuanto más líquido acumulado, mayor pérdida auditiva.
Más de un 95 % de ellas se deben a otitis seromucosas. De hecho, se estima que el

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90 % de los niños, durante los tres primeros años, experimentan una otitis
seromucosa. Por lo general, este tipo de hipoacusias no suelen interferir con el
adecuado desarrollo de las producciones vocales de los niños, dado que el oído
interno conserva su funcionamiento y el sonido sigue llegando hasta él por medio de
la vía ósea (transmisión de las vibraciones directamente a través de los huesos del
cráneo). Sin embargo, esto no siempre es así, y las alteraciones en la conducción del
sonido podrían tener consecuencias para el resto de la vida. Por ese motivo, es
fundamental tratar los déficits auditivos en la infancia (Møller, 2006).

La infección del oído generalmente se debe a una bacteria y, frecuentemente,


comienza después de que el niño padezca una infección en las vías respiratorias altas.
Si recordamos la anatomía del oído medio, este se encuentra conectado con la
garganta a través de la trompa de Eustaquio, por medio de la cual la infección puede
pasar de las vías respiratorias al oído medio. El hecho de que, en los niños, la trompa
de Eustaquio sea más corta y esté menos inclinada que en los adultos repercute en
que en ellos sean más frecuentes que en los adultos las infecciones de oído, debido
a que el drenaje del líquido en el oído medio es menos eficiente (NIDCD, 2017).

Esto conlleva que, en ciertos casos, se opte por la colocación de un pequeño tubo de
ventilación en el tímpano, con el objetivo de mejorar el drenaje y reducir las otitis
recurrentes.

Otras causas habituales de hipoacusias de transmisión son la presencia de tapones


de cerumen que bloquean el canal auditivo y generan una pérdida auditiva de entre
20 y 30 dB o la presencia algún cuerpo extraño (Møller, 2006).

La perforación del canal auditivo también conlleva una pérdida auditiva que
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dependerá del tamaño de la perforación y de su ubicación. Estas pueden ser causadas


por traumatismos acústicos debidos a la exposición a sonidos de muy elevada
intensidad.

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La atresia del canal auditivo ocurre cuando uno o ambos canales auditivos no quedan
abiertos totalmente durante la fase prenatal. En función de la severidad de la
alteración, el canal auditivo puede estar totalmente cerrado (Møller, 2006).

7.4. Hipoacusias neurosensoriales

La hipoacusia neurosensorial se refiere a la pérdida auditiva debida a alteraciones en


la cóclea (oído interno) o en el nervio auditivo. Actualmente, sabemos que las
deficiencias auditivas debidas a patologías de la cóclea no son debidas únicamente a
alteraciones de las células ciliadas, sino que implican cambios también en el sistema
nervioso central, que a través de mecanismos de plasticidad cuyas últimas
consecuencias aún hoy desconocemos (Møller, 2006). Las causas de tales cambios
son múltiples, como la exposición a ruido, el consumo de medicamentos ototóxicos,
la presbiacusia, numerosas infecciones o diversas alteraciones y enfermedades
genéticas.

Habitualmente, la pérdida de audición en las patologías cocleares afecta al umbral


auditivo a altas frecuencias y progresa hacia frecuencias más bajas conforme se
vuelve más severa. La percepción del habla no suele verse afectada hasta que no se
ven afectadas las frecuencias inferiores a 2000 Hz.

De todas ellas, la presbiacusia es la forma más común de patología coclear, asociada


con cambios morfológicos en las células ciliadas externas que generan un deterioro
en su funcionamiento. Estos cambios están asociados al proceso de envejecimiento
normal y provocan una disminución de la sensibilidad auditiva (Møller, 2006).
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La pérdida de audición asociada a la exposición al ruido se considera hoy en día una


consecuencia del desarrollo industrial y la civilización. Esta pérdida de audición puede
recuperarse después de minutos, horas o días tras la exposición al ruido, según la
intensidad y la duración de la exposición, así como de la sensibilidad del individuo.

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Sin embargo, si la exposición al ruido sobrepasa ciertos límites de intensidad o
duración, no llega a recuperarse completamente. Además, este daño depende
también de las características del ruido; por ejemplo, los sonidos puros de un
estrecho espectro causan más daño que los sonidos más complejos. Diversos
estudios han encontrado que esta pérdida de audición genera una serie de cambios
en las vías auditivas del sistema nervioso central. Aunque estos mecanismos aún no
son comprendidos con exactitud, esto demuestra la implicación de estructuras más
allá de la cóclea. De hecho, estos mecanismos parecen responsables de que la
pérdida auditiva tras la exposición a ruidos sea menor cuando después el sujeto se
coloca en entornos tranquilos (Møller, 2006).

Muchos medicamentos comúnmente utilizados tienen un efecto ototóxico y pueden


causar pérdida de audición. En algunos casos, esta pérdida de audición puede ser
reversible una vez terminado el tratamiento, y en otros no; dependerá de la dosis, el
tiempo de administración, la forma de administración, la edad de quien lo recibe, etc.
Estos fármacos ototóxicos inducen una pérdida de audición al lesionar las células
ciliadas externas de manera similar a como ocurre en la presbiacusia o en la
exposición a ruido. Esta lesión suele comenzar a frecuencias altas y se extiende a
frecuencias bajas a medida que el daño progresa (Møller, 2006).

Con respecto a las causas infecciosas que pueden generar una pérdida auditiva,
podemos citar las siguientes infecciones.

El citomegalovirus permanece latente de por vida en el paciente infectado y puede


reactivarse según diferentes condiciones clínicas del huésped. Se encuentra en todas
las localizaciones geográficas y en todos los grupos socioeconómicos y constituye la
primera causa de hipoacusia neurosensorial congénita no genética. La infección
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puede ser asintomática en el 90 % de los casos y en el 10 % existe un riesgo moderado


de sordera. La hipoacusia puede ser unilateral o bilateral, con aparición incluso
después del primer año de vida. Puede ser moderada, grave o profunda. Debemos
tener en cuenta que las infecciones posnatales no provocan hipoacusia (Mondain et
al., 2005).

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La infección por rubéola entre las siete y las diez primeras semanas genera un riesgo
de malformación muy elevado que incluye hipoacusia en el 50 % de los casos.
Además, la hipoacusia puede aparecer también cuando la infección se da entre el
segundo y el tercer trimestre del embarazo. La incidencia de esta alteración ha
disminuido significativamente desde la introducción de la vacuna antirrubeólica
(Morzaria, Westerberg y Kozak, 2004).

La toxoplasmosis es otra de las infecciones ampliamente difundidas en la naturaleza


cuya tasa de transmisión al feto varía entre el 5 y el 50 % según diversos factores. La
mayoría de los lactantes con infección en el momento del parto desarrollarán
posteriormente algún tipo de síntomas, pero solo el 10 % son sintomáticos al nacer.
En este caso, la hipoacusia puede ser unilateral o bilateral, y a menudo es progresiva.

La infección por herpes simple es altamente frecuente en la población general y


produce una amplia variedad de enfermedades. Su transmisión al feto está asociada
a una alta mortalidad y a importantes secuelas, entre las que está la hipoacusia.

La sífilis es otra de las infecciones que se asocia frecuentemente con pérdidas


auditivas en el recién nacido (Martins, 2017). Aunque hoy en día la sífilis es
infrecuente, la hipoacusia se asocia al 25-38 % de los casos.

Dentro de los factores teratógenos destaca la talidomida y el síndrome alcohólico


fetal. Por último, el sufrimiento fetal agudo también puede ser un causante de
alteraciones neurosensoriales.
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7.5. Trastornos hiperactivos del sistema auditivo

Los trastornos auditivos hiperactivos son complejos y desconocidos en la actualidad.


De ellos, el tinnitus es el más común. Habitualmente, se distingue entre tinnitus
objetivo y tinnitus subjetivo.

 El primero de ellos consiste en un sonido físico generado dentro del organismo por
el flujo sanguíneo que pasa por una constricción en una arteria, causando un flujo
turbulento cuyo sonido puede ser oído por un observador externo.
 El tinnitus subjetivo se refiere a un sonido que solo puede escuchar la persona
que lo padece, por lo que, habitualmente, se ha supuesto que el oído es el lugar
donde se localiza la patología. Ese sonido puede ser de diferente naturaleza y
variar en intensidad: puede ser un sonido puro grave o agudo, o también puede
ser un sonido complejo.

El tinnitus es frecuente en personas con pérdida de audición inducida por ruido,


aunque también puede estar asociado a otras causas de pérdida auditiva (Mondain
et al., 2005).

La hiperacusia se refiere para describir un umbral más bajo de tolerancia a los sonidos
que las personas encuentran intolerables. Todos los sonidos, por encima de un
umbral, se perciben como desagradables, pero, al reducir el nivel sonoro de
tolerancia, se reduce el rango auditivo útil. Habitualmente, la hiperacusia suele
acompañar al tinnitus severo. Aunque los mecanismos responsables son aún
desconocidos, se ha propuesto que pueden estar implicados mecanismos de
redirección de información auditiva hacia vías no clásicas, como se ha encontrado en
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el tinnitus grave en individuos con autismo (Møller, Kern y Grannemann, 2005).

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7.6. Referencias bibliográficas

Díaz, C., Goycoolea, M. y Cardemil, F. (2016). Hipoacusia: transcendencia, incidencia


y prevalencia. Revista Médica Clínica las Condes, 27, 731-739.

Mondain, M., Blanchet, F., Venail, A. y Vieu. (2005). Clasificación y tratamiento de las
hipoacusias infantiles. Otorrinolaringología, 34, 1-14. Recuperado de:
https://doi.org/10.1016/S1632-3475(05)45018-3

Morzaria S, Westerberg B. D. y Kozak, F. K. (2004). Systematic review of the etiology


of bilateral sensorineural hearing loss in children. International Journal of Pediatric
Otorhinolaryngology, 68, 1193-8.

Martins, A., Arias, E. y Di Rago, R. (2017). Hipoacusia neurosensorial secundaria a


infecciones perinatales. Otorrinolaringología Pediátrica, 24, 55-61.

Møller, A. R. (2006). Hearing: anatomy, physiology, and disorders of the auditory


system (2.ª ed.). Londres: Elsevier.

Møller A. R., Kern J. K. y Grannemann, B. (2005). Are the non-classical auditory


pathways involved in autism and PDD? Neurological Research, 27, 625-629.

National Institute on Deafness and Other Communication Disorders, NIDCD (2018).


Neuropatía auditiva. Recuperado de:
https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/neuropatia-auditiva
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

National Institute on Deafness and Other Communication Disorders, NIDCD (2017).


Infecciones del oído en los niños. Recuperado de
https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/infecciones-del-oido-en-los-ninos

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Organización Mundial de la Salud, OMS (2019). Sordera y pérdida de la audición.
Recuperado de: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/deafness-
and-hearing-loss

Organización Mundial de la Salud, OMS (2019). Pérdida de audición en la niñez.


Recuperado de: https://www.who.int/topics/deafness/WHD_brochure_ES.pdf

Penna, L. M., Lemos, S. M. A. y Alves, C. R. L. (2015). Auditory and language skills of


children using hearing aids. Brazilian Journal of Otorhinolaryngology, 81(2), 148-157.
Recuperado de: http://doi.org/10.1016/j.bjorl.2014.05.034
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A fondo
Auditory and language skills of children using hearing AIDS

Macero, L., A. Lemos, S.M., Lindgren, C.R. (2014). Auditory and languaje skills of children
using hearing AIDS. Brazilian journal of otorhinolaryngology 81(2).

En este artículo se analiza como una deficiencia auditiva puede comprometer el


desarrollo infantil y la importancia de las intervenciones eficientes y a tiempo.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.researchgate.net/publication/267047290_Auditory_and_language_ski
lls_of_children_using_hearing_AIDS
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Test

1. ¿La mayoría de los casos de pérdida auditiva se deben a causas difícilmente


evitables?
A. Sí.
B. No.
C. Solo un pequeño porcentaje de alteraciones auditivas podrían ser evitadas
con los medios actuales.

2. Algunos de los factores que determinan las consecuencias de las pérdidas


auditivas son:
A. El grado de pérdida auditiva.
B. La lateralidad.
C. Ambas respuestas anteriores.

3. ¿Qué hipoacusia genera peores consecuencias sobre el lenguaje?


A. Perilocutiva.
B. Prelocutiva.
C. Poslocutiva.

4. Denominamos hipoacusia de transmisión a:


A. La pérdida auditiva asociada a alteraciones de la cóclea.
B. La pérdida auditiva asociada a alteraciones del oído medio.
C. La pérdida auditiva asociada a alteraciones del nervio auditivo.
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5. ¿Cuál es la causa más común de alteraciones auditivas en la infancia?


A. Las otitis seromucosas.
B. La presbiacusia.
C. El sufrimiento fetal.

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Tema 7. Test
6. ¿En qué consiste la otitis seromucosa?
A. Es una patología coclear asociada a cambios morfológicos en las células
ciliadas.
B. Consiste en una alteración de las fibras nerviosas que forman el nervio
auditivo.
C. Es una acumulación de líquido en el oído medio.

7. ¿En qué consisten las hipoacusias neurosensoriales?


A. En la pérdida auditiva asociada a alteraciones de la cóclea o el nervio
auditivo.
B. En la pérdida auditiva asociada a alteraciones del oído medio.
C. En la pérdida auditiva asociada a alteraciones del oído externo.

8. ¿Qué son los medicamentos ototóxicos?


A. Son medicamentos para tratar las alteraciones del oído, como la otitis
seromucosa.
B. Son medicamentos que no deben administrarse en edad escolar.
C. Son medicamentos con efectos negativos sobre la audición.

9. El tinnitus es:
A. Una alteración del oído externo, donde este se presenta total o parcialmente
cerrado.
B. Un trastorno hiperactivo del sistema auditivo consistente en escuchar
sonidos.
C. Una pérdida de la audición a las frecuencias más altas que va evolucionando
hacia frecuencias más bajas.
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10. La exposición al ruido elevado se asocia a:


A. Pérdida auditiva recuperable.
B. Pérdida auditiva irrecuperable.
C. En función de las características del ruido, su intensidad y su duración, la
pérdida de audición puede ser recuperable o no.

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