Está en la página 1de 3

Actividad 1

Área: Ciencias Sociales


Eje: Medio ambiente
Tema: El tratamiento de los residuos

A partir del área, el eje y el tema que te proponemos describe cómo


realizarías un informe sobre dicha problemática respondiendo los siguientes
puntos*:
1- Elige a quién le harías una entrevista para obtener información relevante
sobre la problemática planteada. Propone al menos dos preguntas en el marco de
dicha entrevista:
-Intendente o concejales
-Vecino
-Niño
-Anciano
2- Elige a quién estaría destinado el informe y con qué fin:
-Autoridad del Estado
-Un medio periodístico
-Un grupo de alumnos
-La comunidad en general
3- Elige un formato de presentación:
-Escrito/impreso
-Video/audio
-De manera oral/expositiva
-Redes de internet
4-Elige un formato de trabajo:
-Individual
-En pareja
-En grupo de tres o más personas
5- Realiza un dibujo, imagen, frase o palabra a modo de campaña de
concientización, que exprese a partir de un mensaje visual la problemática
planteada en torno al tratamiento de los residuos.
*Con el fin de favorecer los procesos meta cognitivo es necesario en todos los casos dar cuenta de
los motivos de cada elección, por qué la eligieron, en qué beneficia al informe y si incorporaría alguna
más.

Actividad 3
Lee la nota periodística y responde:
1- Explique en no más de 10 renglones de que trata la nota.
2-¿Qué problemática se expone y qué derechos no se respetan?
3-¿Quienes consideras que son los responsables de que esto haya ocurrido?,¿Cómo
podría solucionarse?

Página 12
El país|Lunes, 6 de enero de 2014
Régimen de explotación en una fábrica textil
“Me desangré y tuve un aborto”
El sector textil es el que tiene índices más altos de trabajo en
negro de la actividad industrial. La historia de María Ugarte, que
durante doce años fue planchadora trabajando diez horas y media
por día en una fábrica.
Por Mariana Carbajal

María Ugarte perdió su embarazo por no ser atendida a tiempo.


María Ugarte es inmigrante boliviana y trabajó 12 años para la fábrica de medias Elemento,
hasta que fue despedida el 16 de septiembre, luego de intentar organizar internamente a los
empleados para mejorar las condiciones laborales imperantes en el lugar. Según denunció,
el régimen que les imponían exigía diez horas y media por día de trabajo –12 horas a los
varones–, de lunes a viernes, y cinco horas más los sábados. No le daban permiso ni
siquiera para ir al médico. Un día, estando embarazada, María se empezó a sentir mal
alrededor de las 9 de la mañana. “Mi empleador me dijo que tenía que aguantarme para
poder ir a consultar hasta el mediodía. Soy mujer, y bueno –dije–, al mediodía me iré. Pero el
dolor pudo conmigo. Me desangré, me desangré y tuve ese día un aborto. Sólo así, cuando
me estaba desangrando me dieron el permiso y me fui al hospital. Pero tarde, perdí a mi
bebé.” El relato desgarrador de María pone en primer plano las condiciones de
precarización laboral y explotación en el sector textil, que van más allá de los talleres
clandestinos: en la fábrica tenían su sueldo en blanco, pero no se respetaba el convenio
colectivo de trabajo, advirtió el abogado Matías Aufieri, del Centro de Profesionales por los
Derechos Humanos (CeProDH), entidad que junto al CELS y el Área de Economía y
Tecnología de Flacso están acompañando el reclamo de María y otro compañero despedido,
Eduardo Toro, para que sean reincorporados.
María y Eduardo “están abriendo un camino en un sector terriblemente brutal, en una
actividad económica que se caracterizó por las peores violaciones a los derechos laborales
y humanos”, señaló la investigadora del Conicet y Flacso Victoria Basualdo. “Estamos en
una situación muy distinta en términos del crecimiento de las fuentes de trabajo pero con
una asignatura pendiente de una magnitud impresionante en términos de calidad de ese
empleo, de las condiciones de trabajo”, apuntó. La informalidad laboral, según distintos
estudios, indicó, alcanza en el sector textil al 70 por ciento. La situación de los trabajadores
despedidos y las condiciones laborales en la fábrica fueron expuestas en una conferencia
de prensa en la Sala José Luis Cabezas de la Cámara de Diputados, en la que participaron
María, Eduardo, y los referentes de las organizaciones que los apoyan.
María se desempeñaba en el sector de planchado de la fábrica. Contó que nunca les dejaban
tener una botellita con agua para refrescarse, a pesar de las altas temperaturas que sufrían
en ese ámbito del establecimiento. También detalló que los empleadores no les daban
permiso ni para ir a las reuniones de la escuela de sus hijas. En los doce años en que
trabajó en Elemento, dijo, no pudo conocer a las maestras: sólo una vez la dejaron ir a la
graduación de una de ellas. “Por dos horas me dieron permiso, pero tenía que llevar la
justificación de adónde estaba yendo. Fue la primera vez que conocí a la maestra de mi
hija”, señaló. La mujer contó a que es madre de tres hijos, de 18, 20 y 27 años. Pero también
contó que tenía otra hija, que hace unos tres años, cuando tenía 17 años, falleció por una
hemorragia interna, tras haberse tenido un aborto, sin que pudiera llevarla a tiempo a
atenderse a la guardia porque tampoco le dieron permiso para acompañarla. “Me llamaron
del Hospital Piñero a las 10 de la mañana. Pedí a mi empleador. Le dije: me están llamando
del hospital, mi hija está mal. Y me dijo: ‘María, no te podés ir. Cumplí las horas de trabajo y
más tarde te vas’. ¿A qué hora me fui? A las 6 de la tarde, cuando cumplí mi horario. En
todo el día mi hija estuvo sin atenderse porque era menor de edad. No podían aplicarle los
medicamentos, ella necesitaba ella mi autorización. Mi hija al día siguiente murió. Aguante
(las condiciones laborales) porque soy la única que lleva el pan del día a mi casa, a mis
hijos”, relató entre lágrimas.
Según precisó el abogado Aufieri, los dueños de la empresa textil Elemento –Sarang
Tongsang SRL– son de origen coreano. Desde que inició sus actividades en 1990, la firma
dedicada a la confección de medias “jamás contó con representación gremial en su
establecimiento, pese al descuento de la cuota sindical del 2 por ciento practicada a los
empleados que se encuentran registrados”, agregó. “Cada intento de los trabajadores por
mejorar sus condiciones de trabajo o por lograr tener representantes gremiales a los fines
de que reclamen por las mismas, fue respondido con despidos o amenazas de cierre que
lograban mantener las condiciones deplorables de trabajo dentro del taller”, indicó. Eso les
sucedió a María y a Eduardo Toro, quienes a mediados de año empezaron a intentar
organizarse y exigir el cumplimiento de las ocho horas de trabajo. El movimiento interno –
contaron– surgió cuando la empleada que cumplía la función de encargada de la fábrica se
prendió fuego en el mismo lugar de trabajo, al parecer desbordada por las exigencias de sus
patrones, tras una dura discusión con los directivos en la Oficina de Recursos Humanos.
Ese hecho, que ocurrió a fines de julio, fue el límite para los empleados, cerca de 170. “Ese
día nos reunimos. Nos organizamos. A la semana estaba despedida”, contó María. De su
cartera saca el “Diploma de Excelencia” que la propia firma le había entregado por su
desempeño destacado en el trabajo. “Yo sólo pido trabajar. No pido otra cosa. Que nos
miren como a humanos. No somos piedras”, agrega, entre lágrimas. La Asociación Obrera
Textil, sindicato del sector, nunca se había presentado en casi 25 años de existencia de la
fábrica para promover la organización gremial de los empleados, señaló Aufieri. Como
consecuencia de la lucha de los trabajadores, lograron bajar la jornada laboral a 9 horas y
media de lunes a viernes, indicó. Elemento, precisó el abogado, vende sus propias medias
pero también fabrica para otras marcas.
Con el patrocinio de abogados del CeProDH, los dos empleados despedidos presentaron un
recurso de amparo, al que hizo lugar el Juzgado Nacional del Trabajo Nº 30 el 22 de
noviembre, y ordenó su reincorporación, pero la empresa no los deja entrar al
establecimiento laboral. La firma apeló el fallo. Las organizaciones como el CELS, Flacso y
CeProDH, que acompañan el reclamo de los trabajadores despedidos, consideran que se
trata de un “caso testigo” en el sector “que no puede soportar la patronal textil”, dado que
los trabajadores históricamente explotados están poniendo límites a esa situación “y
luchando por sus derechos”. “Es un caso peligrosísimo para los explotadores”, consideró
Diego Morales, director de Área de Litigio del CELS.

También podría gustarte