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Definición
La palabra filosofía viene del griego philo (amor) y sofía (sabiduría), por lo que se define
literalmente como "el amor a la sabiduría". En un sentido más amplio, es el estudio de las
cuestiones más básicas y profundas de la existencia humana. Las escuelas filosóficas se
desarrollan con frecuencia como respuesta a la percepción de que la religión no ofrece
respuestas a las cuestiones fundamentales. El tema de cuándo y dónde empezó a desarrollarse
la filosofía sigue siendo objeto de debate, pero la respuesta más sencilla es que habría
empezado (en cualquier lugar del pasado lejano) la primera vez que alguien se preguntó por
qué había nacido, cuál era su propósito y cómo debía entender su vida. El término filosofía
puede aplicarse a un sistema de pensamiento secular o religioso formalizado, a una
construcción personal o a una comprensión comunitaria de la actitud y la conducta adecuadas,
pero en cada caso, el propósito del sistema es responder a esas preguntas.
Panorama histórico
Un sistema filosófico puede desarrollarse de forma independiente, pero suele ser una
respuesta a la religión; cuando la religión no consigue responder plenamente a las preguntas
de un pueblo o a sus necesidades, el pueblo recurre a la filosofía. Tradicionalmente, las
preguntas existenciales de los pueblos se han respondido con el desarrollo de sistemas
religiosos que les aseguraban la existencia de entidades sobrenaturales (dioses, espíritus
divinos, los antepasados que se han ido) que los habían creado, los cuidaban y los vigilaban.
Estas estructuras de creencias, institucionalizadas como parte de una cultura, funcionan para
formar una comprensión cultural cohesiva del lugar que uno ocupa en el mundo y las filosofías
que se desarrollaron en respuesta a esa comprensión trataron de explicarla más claramente o
de sustituirla por un nuevo paradigma.
La filosofía en Occidente comienza en las colonias griegas jónicas de Asia Menor con Tales de
Mileto (c. 585 a. C.), que inspiró a los escritores posteriores conocidos como filósofos
presocrático cuyas ideas informarían e influirían en las obras emblemáticas de Platón
(428/427-348/347 a. C.) y de su alumno Aristóteles de Estagira (384-322 a. C.), que constituyen
la base del pensamiento filosófico occidental. La filosofía romana se desarrolló a partir de la
griega tras la llegada a la ciudad de Diógenes de Babilonia (c. 230 - c. 140 a. C.) en el año 155
a.C., un filósofo estoico procedente de la escuela ateniense fundada por Zenón de Citio (c. 336-
265 a. C.) cuyo sistema se inspiró en Sócrates. El estoicismo se convertiría después en el
sistema filosófico más popular en Roma y serviría de base a los sistemas filosóficos cristianos
que vinieron después.
El primer sistema filosófico parece haberse desarrollado en Egipto como respuesta a la visión
religiosa de un paraíso después de la muerte conocido como el Campo de los Juncos, una
imagen especular de la vida en la tierra, donde las almas de los muertos justificados vivirían
eternamente La cuestión que parece haber inspirado la filosofía egipcia es cómo se debe vivir
para asegurar un lugar en este paraíso. Las pruebas del desarrollo de una respuesta a esta
pregunta provienen de la pinturas de las tumbas de alrededor del año 4000 a. C., que
instruyen a la gente sobre su origen, e motivo de su existencia y cómo vivir bien y alcanzar el
paraíso.
La filosofía egipcia desarrolló el concepto de ma'at (armonía y equilibrio) como el valor central
po el que se podía vivir la mejor vida y tener asegurado el paraíso, pero luego se dirigió a los
aspecto del alma, el concepto de inmortalidad, la posibilidad de reencarnación y la naturaleza
de lo divino.
Esta situación se ilustra en La Epopeya de Gilgamesh, en la que Gilgamesh, rey de Uruk, pierde
a su mejor amigo, Enkidu, y se embarca en una búsqueda para escapar de la muerte inevitable.
Su historia se ha interpretado como una parábola del desarrollo filosófico en el sentido de que
no ha pruebas de que Gilgamesh cuestione su relación con los dioses hasta la muerte de
Enkidu, que requiere respuestas que sus creencias religiosas no pueden proporcionar.
La filosofía india
En la India, la filosofía se desarrolló en respuesta a los vedas, las escrituras del hinduismo
(conocidas como Sanatan Dharma, "Orden Eterno", para los adeptos), en forma de los
Upanishads (los más antiguos, escritos hacia el 800-500 a. C.). Los vedas se entendían como las
emanaciones del universo, las palabras literales de Dios, y los Upanishads se compusieron para
aclarar y explicar aspectos de este mensaje.
Alrededor del año 600 a. C., un movimiento de reforma social y religiosa en la región dio lugar
a desarrollo de otros sistemas filosóficos que rechazaban el hinduismo ortodoxo. Entre ellos se
encontraban la escuela materialista de Charvaka (c. 600 a. C.), el sistema del jainismo
(formulado por Mahavira/Vardhamana, c. 599-527 a. C.) y el budismo (fundado por Siddhartha
Gautama, el Buda, c. 563 - c. 483 a. C.). Aunque el jainismo y el budismo adquirieron más tarde
dimensiones religiosas, fueron originalmente escuelas de pensamiento filosófico, aunque hay
que señalar que no había distinción entre pensamiento "religioso" y "filosófico" en Asia en
aquella época ni la hay e el presente
La filosofía persa
Es casi seguro que la filosofía persa ya estaba desarrollada antes del año 1500 a. C., como lo
demuestra el Avesta (escrituras Zoroastrianas), que se basan en conceptos de la religión iraní
primitiva politeísta. Zoroastro concibió un nuevo paradigma religioso de un solo dios, Ahura
Mazda, creador y sustentador del universo, cuyo adversario sobrenatural era Angra Mainyu
(también conocido como Ahriman), el señor de la oscuridad y el caos.
Sin embargo, la pregunta que quedaba sin respuesta en la construcción de Zoroastro era la
fuente del mal y del sufrimiento en el mundo, ya que Ahriman se entendía como un ser creado
y Ahura Mazda, que no tenía maldad en él, como la fuente de toda la creación. Este problema
fomentó el desarrollo de la escuela filosófica del Zorvanismo, en algún momento de finales del
Imperio aqueménida (c. 550-330 a. C.), que afirmaba que Zorvan, dios del Tiempo Infinito,
había creado tanto a Ahura Mazda como a Ahriman y que estas dos deidades hermanas
estaban enzarzadas en una lucha eterna en la que los seres humanos no tenían más remedio
que tomar partido. El propósito de la vida era el ejercicio del libre albedrío al decidir dedicarse
a la causa del bien o del mal.
Filosofía china
Los periodos de Primavera y Otoño y de los Estados Guerreros en China fueron tiempos de
caos, ya que la Dinastía Zhou estaba en declive, y la filosofía China se desarrolló como
respuesta a este desorden. Se cree que los primeros textos del confucianismo fueron
compuestos durante la dinastía Zhou y desarrollados posteriormente por el sabio Confucio
(551-479 a. C.). El confucianismo fue solo una estructura de creencias de las muchas que se
desarrollaron durante esta época, conocidas como las Cien Escuelas de Pensamiento y que
incluían muchas otras, como el taoísmo (fundado por Lao Tzu hacia el 500 a. C.) y el legalismo
(fundado por Han Feizi, hacia el 280-233 a. C.). Estas escuelas y muchas otras diferían
significativamente entre sí, pero todas eran un intento de establecer el orden en una época de
caos. La idea tradicional de que Tian (el cielo) mantenía el orden a través de un mandato que
legitimaba el gobierno de un monarca ya no podía sostenerse cuando los monarcas de los
distintos estados luchaban entre sí por la supremacía. La filosofía china, por tanto, fue
inicialmente una respuesta al desorden social, así como al fracaso de las creencias religiosas
para explicar el mundo y asegurar a la gente un plan divino.
La filosofía griega
La filosofía griega comenzó en el siglo VI a. C. con Tales de Mileto, quien la inició con la
pregunta "¿Cuál es la 'materia' básica del universo?" (Filosofía Antigua, 8). La indagación de
Tales parece una anomalía debido a las creencias religiosas de su época, que parecen haber
satisfecho las necesidades del pueblo. La religión griega antigua sostenía que los dioses habían
creado el mund y los seres humanos y, al igual que otras religiones mundiales de la época, no
se apreciaba ni se fomentaba el cuestionamiento de esta premisa básica. Tales parece haber
evitado problemas con las autoridades religiosas al no negar nunca la existencia de los dioses,
pero esto no explica su impulso inicial. Los estudiosos sugieren que, dado que estudió en
Babilonia, lo más probable es que se basara en las filosofías Mesopotámicas y Egipcias para
formular la suya.
Las áreas de interés de la filosofía actual se aplican por igual a Oriente y Occidente, pero los
nombres con los que se conocen fueron desarrollados por los griegos. Aunque varias escuelas
pueden dividir algunas en subsecciones, las ramas de estudio son:
Metafísica: estudio de la existencia, llamado así por la obra de Aristóteles sobre el tema. Lejos
de ser un término definitivo en la época de Aristóteles para denotar el estudio de la filosofía o
la religión, el término "metafísica" fue dado al libro de Aristóteles sobre el tema por su editor,
que lo colocó después de su obra "Física". En griego, meta significa simplemente "después", y
el título originalmente solo pretendía aclarar que la única obra venía después de la primera.
Sea como fuere, el término se ha aplicado desde entonces al estudio de las primeras causas, la
forma subyacente de la existencia y las definiciones relativas al significado del tiempo e incluso
al significado del "sentido".
Política: estudio del gobierno (del griego polis, ciudad, y politikos, que significa "lo que tiene
que ver con la ciudad"). Sin embargo, lejos de limitarse a la gestión de un gobierno, politikos
también tiene que ver con cómo ser un buen ciudadano y vecino y con lo que uno debe
aportar a su comunidad. Esta rama, como todas las demás, fue examinada por primera vez de
forma definitiva y popularizada en las obras de Aristóteles en Occidente, pero las cuestiones
relativas a la mejor forma de vivir con el prójimo y lo que se debe a la comunidad se remontan
a miles de años atrás en los textos mesopotámicos, egipcios, persas e indios
Estética: estudio del arte (del griego aisthetikos, sentido/sentimiento, o aisthanomai, percibir o
sentir). La estética se ocupa del estudio de la belleza, la percepción de la belleza, la cultura e
incluso la naturaleza, planteando la pregunta fundamental: "¿Qué hace que algo que es bello o
significativo sea 'bello' o 'significativo'?" Tanto Platón como Aristóteles dan respuestas a esta
pregunta intentando estandarizar objetivamente lo que es "bello", mientras que el famoso
sofista griego Protágoras (c. 485-415 a. C.) sostenía que si uno cree que algo es "bello"
entonces es bello y que todos los juicios son y deben ser subjetivos porque cualquier
experiencia es relativa a quien la experimenta. Estas ramas no se definieron de este modo
hasta la época de los griegos, pero las cuestiones que plantean y tratan de resolver fueron
expresadas por pueblos de todo Oriente Próximo, el Sur de Asia y todo el mundo antiguo.
Conclusión
Platón atribuyó la visión de su filosofía a su maestro, Sócrates, que no escribió nada por sí
mismo Casi todo lo que se sabe de la vida y las enseñanzas de Sócrates procede de Platón y de
otro alumno de éste, Jenofonte (430 - c. 354 a. C.). Se desconoce si la obra de Platón refleja
con exactitud las enseñanzas de Sócrates y nunca se sabrá, pero los estudiosos suelen creer
que sí, má o menos, y que Sócrates es la figura fundacional de la filosofía occidental. Tras su
martirio en el año 399 a. C., sus seguidores crearon sus propias escuelas y las obras de Platón y
Jenofonte se copiaron y difundieron por todo el Mediterráneo. Un ejemplar de los
Memorabilia de Jenofonte fu adquirido por Zenón de Citio, quien fundaría la escuela estoica en
Atenas basándose en la visión de Sócrates.
Aunque sin duda existen diferencias entre los sistemas filosóficos oriental y occidental, ambos
persiguen el mismo objetivo: aprehender la verdad y entender cuál es la mejor manera de vivir
la vida. La erudición moderna hace una distinción formal y arbitraria entre los dos, lo cual
resulta innecesario, además de que erige una frontera artificial entre ambas tradiciones. Desde
que los investigadores y académicos de occidente «descubrieron» la filosofía oriental en los
siglos XVIII y XIX, muchos institutos y universidades han mantenido una división arbitraria entr
«filosofía occidental» y «filosofía oriental», como si estos dos sistemas ofrecieran visiones
radicalmente opuestas del mundo. No existe división entre las filosofías oriental y occidental
en lo relativo a los conceptos básicos de lo que significa ser un ser humano. El objetivo
fundamental de la filosofía es que cada quien halle un sentido a la vida y que su camino tenga
un propósito; no existe diferencia sustancial entre las filosofías oriental y occidental respecto a
estas nociones.
Las semejanzas entre las filosofías de oriente y occidente exceden todas las diferencias que los
escritores y conferencistas de la actualidad mencionan acerca del tema. La desigualdad que
con mayor frecuencia se cita es que la filosofía occidental es «fragmentaria», mientras la
oriental es «holística». El popular escritor Sankara Saranma, autor del libro Dios sin religión
(God Without Religion) es ejemplo de ello al aseverar que la filosofía oriental se ocupa del
conocimiento general mientras que la filosofía occidental se enfoca en el conocimiento
específico. La afirmación se refiere a la idea popular de que la filosofía oriental, en específico la
china, se ocupa de la existenci humana como un todo, mientras la filosofía occidental,
comenzando por los griegos, solo se enfoca en ciertos aspectos de la condición humana.
Eruditos académicos mencionan como ejemplo que las Analectas de Confucio tratan tanto de
la vida interior como de la vida exterior de la persona (holística), mientras los trabajos de
Aristóteles enfatizan cómo cada quien debe conducirse a sí mismo para vivir de manera
satisfactoria entre lo demás (fragmentaria). Algunos afirman que el interés de Mo-Ti se dirige a
una comprensión holística de nuestro yo y de nuestro entorno, en tanto que un filósofo
occidental como Platón coloca el acento en los objetivos específicos en los que debemos
concentrarnos para descubrir lo que es verdadero y real en la vida.
Estas diferenciaciones son arbitrarias y extravían por completo los objetivos, en esencia
idénticos de las filosofías oriental y occidental. Más aún, tales distinciones distorsionan la
forma en que se percibe la historia, puesto que una vez que se acepta la existencia de una
diferencia fundamental entre oriente y occidente, puede tenderse a interpretar que la historia
de cada cultura es radicalmente diferente a las demás. De hecho, los seres humanos son en
esencia iguales en todas partes del mundo y solo difieren en cuanto a detalles y costumbres,
algo que las filosofías de los pensadores de oriente y occidente dejan bastante claro.
Si se hiciera una comparación entre las principales ideas del gran filósofo chino Confucio (551-
479 a.C.) y las del filósofo griego Aristóteles (384-322 a.C.), se hallaría que propugnan los
mismos conceptos básicos. Ambos hombres creían que la virtud era el objetivo más elevado
que habría que esforzarse por alcanzar y que la persona que pusiera la virtud por encima de las
posesiones terrenales recibiría recompensas duraderas.
El filósofo coreano Wonhyo (617-686 d.C.) escribió: «El pensamiento crea lo bueno y lo malo»,
con lo que quería decir que si la persona piensa que algo es «malo», significa que es malo para
ella. El filósofo griego Epícteto (c 50-130 d.C.) expresó lo mismo al notar: «No son las
circunstancias en sí mismas las que afligen a las personas, sino sus juicios acerca de esas
circunstancias». (Enchiridion, I:v). Epícteto manifiesta que no se debe siquiera temer a la
muerte porque no se sabe si la muerte es algo bueno o malo.
Wonhyo estaría de acuerdo con lo anterior, pues creía que todo era Uno y que todas las
experiencias que la persona tiene en la vida son solo una parte de la Experiencia del Uno en su
existencia como ser humano. Las filosofías relativistas del sofista chino Teng Shih (siglo VI a.C.),
y el sofista griego Protágoras (siglo V a.C.), son casi idénticas. La opinión mencionada arriba
que Mo Ti y Platón se plantean distintos objetivos no es sostenible, puesto que ambos filósofos
establecen con claridad que cada quien debe concentrarse en mejorarse a sí mismo antes de
intentar mejora a los demás.
Los empiristas han atacado las filosofías de Wang y de Platón porque no presentan pruebas,
pero lo que estos dos filósofos aseveran tiene sentido en un nivel muy básico: se debe conocer
lo que e bueno para poder alcanzar lo bueno, y para comenzar, el conocimiento de lo bueno
debe ser innato para que las personas sientan el deseo de ir en su búsqueda. Argumentan
además que los humanos tienen que reconocer lo que no es bueno para poder rechazarlo y
por lo tanto no necesitan que se les enseñe lo que es bueno, sino solo que se les dirija o
eduque para actuar conforme a su conocimiento innato de lo bueno. El razonamiento empirist
acerca de la falta de evidencias del conocimiento innato no puede sustentarse en hechos
empíricos; la persona tiene que ser consciente de que debe ir en busca de algo antes de
perseguirlo.
La teoría de Wang acerca de la intuición podría compararse a una de las necesidades humanas
m elementales: comer. A ningún niño se le enseña que «debe» tener hambre, como a ninguno
se le instruye en comunicar a los adultos que necesita comida. La criatura llora para informarle
al adulto que debe ser alimentado y el niño verbaliza esa necesidad en forma de palabras o
acciones tales como decir «tengo hambre», o buscar algo que comer.
El reconocimiento del hambre es una cualidad humana innata que no se necesita enseñar, y
Wan expresa que lo mismo se cumple respecto a la moralidad. Todo lo que se debe enseñar es
cómo aplicar ese conocimiento innato en forma apropiada, del mismo modo que se muestra a
un niño la manera apropiada de pedir comida.
Conclusión
En el Meno de Platón, Sócrates elogia a un esclavo que sabe geometría aunque nunca se le
enseñó Platón emplea a este joven esclavo como ejemplo de conocimiento innato para
mostrar que las personas ya conocen de manera innata lo que piensan que se les ha enseñado
y que esto se aplica tanto al conocimiento de lo que es bueno como a cualquier otra cosa. Del
mismo modo que el niño sabe cuándo está hambriento, la persona sabe cómo ser buena.
Ambos, Wang y Platón, coinciden en que lo que impide a una persona actuar de conformidad
con lo que sabe, son los deseos egoístas que las confunden y que las hacen escoger actuar mal
aun cuando saben que no deben hacerlo. Las diferencias entre los conceptos de Wang y de
Platón son solo cosméticas y lingüísticas. No hay diferencia entre sus ideas fundamentales. Los
filósofos orientales siempre han estado ocupados e los mismos idénticos objetivos que sus
contrapartes occidentales. No existe una filosofía «oriental u «occidental»; solo hay una
filosofía. La dilección por el conocimiento no conoce de regiones separadas; la filosofía desafía
todas las fronteras y todos los tipos de definiciones regionales intrascendentes.