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Taller de escritura académica y escolar (TEAE)

Docente: Carolina Ramallo


Alumna: Rocío Huryk
Comisión 2

Sobre los opuestos: oponga las siguientes palabras del mismo modo que lo hacen las
citas.  Primero explórelas anotando las ideas que le surgen. Luego elija una de ese par
y establezca argumentos a favor en un texto de 3000 caracteres.

La cuchara y el tenedor

En la antigüedad, la comida se ingería con la ayuda de las manos, algo que podemos
seguir viendo al día de hoy por ejemplo en bebés, seres humanos que aún no controlan
la motricidad fina lo suficiente para poder tomar un utensilio. 
El origen de la cuchara tuvo lugar en la prehistoria, más concretamente, en el periodo
Neolítico y estaban fabricadas o talladas en hueso, cuerno o madera. No obstante, el
tenedor fue inventado mucho tiempo después que la cuchara, esto es debido a que
siempre se utilizaban las manos para traer la comida a la boca. Solo recién en la Edad
Media fueron instauradas normas a la hora de comer en la nobleza, anteriormente a esto,
se solía comer de pie y sirviendo directamente de fuentes.
Si prestamos atención a la forma que tiene la cuchara es como si fueran dos manos (o
una, en algunos casos), y ésta nos sirve para ingerir líquidos de manera más fácil. Sin
embargo, hasta ahí termina su utilidad. El tenedor en cambio, es el fuerte, es el que
pincha, el que sostiene, el que retiene el alimento para que no se nos escurra por el plato
o cualquier trozo de madera o porcelana en el que apoyemos nuestra comida. 
El tenedor es lo más cercano a nuestros dientes, es ese noble utensilio que nos ayuda a
desgarrar la carne más fácilmente, a partir una fruta si es blanda o a pinchar si es dura. 
Él sostiene nuestro alimento entre sus largos dientes afilados y ágiles, audaces e
inquebrantables. El tenedor es capaz de depender solo, pincha y corta si el alimento es
lo suficientemente blando, pincha y se sostiene entre sus dientes mientras nosotros
masticamos las partes del alimento. ¿Acaso una cuchara podría otorgarnos la libertad de
comer lo que quisiéramos? Por supuesto que no, la cuchara nos limita a comer de una
determinada manera.
No obstante, el tenedor nos libera, nos permite desmembrar un alimento como y las
veces que queramos. Nos hace autónomos de la manipulación de nuestra comida y nos
permite jugar con ella.
Un tenedor nos permite controlar cómo nos llevamos algo a la boca, podemos cortar,
desmembrar, aplastar, dar vuelta, sostener y sacudir en el aire cualquier cosa. Jamás
dejará de sostener lo que pongamos entre sus dientes porque esa es su tarea principal:
sostener hasta lo más profundo aquello que yace entre sus penetrantes puntas que
incluso logran atravesar su interior sin siquiera pedir permiso.
Este utensilio es sinónimo de unión, permite integrar uno o más alimentos en una sola
vez. Los alimentos se aplastan, se van unificando, estando cada vez más y más pegados
entre sí, no permite que se escapen, no permite darles una última oportunidad de
escurrirse entre algún borde ovalado. Es imposible que una vez entre el alimento en sus
dientes, éste pueda liberarse. Queda así atrapado entre el utensilio más poderoso que
existe y por más que quisiera huir, no podría, es el tenedor el símbolo del final sin
escape ni gloria. Es poderoso y sabe que lo es, sabe que una vez que pincha es más
fuerte que cualquier utensilio.

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