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Cinthia Shammah1
Introducción
2 Este estudio incorpora un abordaje de tipo sociológico centrado en los actores sociales, principalmente en
los sectores vulnerables vinculados a los basurales. Las estrategias metodológicas fueron en su mayoría de
tipo cualitativa, incluyendo la realización de trabajo etnográfico a partir de entrevistas a distintos actores y
la observación participante. La investigación se desarrolló durante los años 2004-2006.
3 Los municipios de la región AMBA están obligados a disponer sus residuos en los rellenos sanitarios del
CEAMSE, por lo tanto todos los basurales existentes están en contravención con la ley. Los basurales que se
trabajan en este estudio son simples depósitos de residuos a cielo abierto, sin control sanitario ni ambiental,
carecen de técnicas de relleno sanitario y producen alta contaminación. En el circuito que transita el residuo,
son el espacio de disposición final; en el Área Metropolitana son el desvío ya que legalmente deben ser
depositados en rellenos sanitarios del CEAMSE.
4 Los nombres de los barrios y sus habitantes que se presentan en este trabajo son ficticios como forma de
preservar la identidad de los entrevistados.
El basural ha funcionado en estos barrios como elemento estructurador de la vida
barrial y de la acción colectiva. Actúa como espacio de identificación común y a
la vez de estigma para los habitantes del territorio. Si bien es un elemento
estigmatizador, para algunos la cercanía al basural es reconocida como positiva
ya que facilita el acceso al recurso. Para otros, su cercanía causa perjuicio en la
salud y el ambiente. Estos sitios son entendidos como recurso y nudo de conflicto
en los que distintos actores lo entenderán de manera diferente, reflejando en sus
respectivas acciones sus propios intereses y capacidades.
Diversas son las razones por las cuales algunos vecinos aceptan la existencia del
basural, establecen un pacto silencioso con él, aceptan los costos de tenerlo a
cambio de los beneficios que su proximidad les brinda. Los mismos habitantes de
los barrios, al permitir la existencia de los basurales en sus territorios, generan
sus propios recursos, perjudicándose en otros aspectos. Esta acción es vista como
legítima por los propios actores ya que se convierte en proveedora de recursos
necesarios para la subsistencia.
Nos hemos planteado diversas preguntas para este estudio que presentamos aquí:
¿De qué forma la acción territorial influye sobre las políticas locales? ¿Cómo el
territorio determina la acción local? ¿Qué dinámica adquiere el basural en el
territorio como fuente de recursos? ¿Quiénes y cuáles han sido las estrategias
para incidir sobre las políticas municipales sobre el caso de los basurales?
Para concluir con esta introducción, consideramos que las políticas que se
plantean en relación con los basurales no atienden a los múltiples factores
involucrados. Los basurales, no sólo remiten a datos relevantes como porcentajes
de contaminación, cantidad de enfermedades que genera y afecciones a la salud.
Sostenemos que se deben tener en cuenta otras cuestiones (derechos) que en su
mayoría no son contempladas por algunos decisores políticos quienes tienen una
mirada cortoplacista. En este trabajo nos interesa reflexionar acerca de la
cuestión socio-política y los basurales son un lente para hacerlo.
Según esta ley, los municipios fueron obligados a disponer sus residuos en los
rellenos sanitarios del CEAMSE, se prohibieron los basurales a cielo abierto y las
acciones de recuperación de residuos.
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Se trata de una superficie de 4.100 Km2. Desde 1995, debido a la subdivisión de algunos partidos, son 30:
Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, Florencio Varela, General Rodríguez, General
San Martín, La Plata, Tigre, San Fernando, San Isidro, Vicente López, La Matanza, Moreno, Pilar, Quilmes,
Morón, Tres de Febrero, Berazategui, Ezeiza, San Miguel, Roberto Clemente Paz, Malvinas Argentinas,
Hurlingham, Ituzaingó, Merlo, Almirante Brown, Berisso, Ensenada y la Ciudad de Buenos Aires.
6 Datos extraídos de la web del CEAMSE en noviembre del 2005, www.ceamse.gov.ar
económicos, quienes crearon empresas para operar los rellenos sanitarios del
CEAMSE7.
A fines del 2006 se aprobó la ley 13592 "Gestión Integral de Residuos Sólidos
Urbanos" que modificó la ley 9111, estableció un marco legal que faltaba para la
cuestión de los residuos. Con esta ley se apuntaría a la minimización y
valorización de los residuos, sacaría la obligatoriedad de adhesión al CEAMSE,
haría voluntaria la participación de los municipios, y establecería el poder de
fiscalización en el organismo provincial de autoridad máxima. En primer lugar,
según este proyecto de ley los municipios obligados por la ley 9111 a disponer sus
residuos en los rellenos sanitarios del CEAMSE, podrán elegir si adhieren o no a
este organismo o crean sus propias plantas de clasificación y disposición final de
los residuos, en forma individual o asociándose en consorcios regionales. Los
municipios para efectuar estas tareas podrían tercerizar el servicio y disponerlo
en manos de empresas privadas.
En cualquier caso, los municipios deberán, según este marco legal, erradicar los
basurales a cielo abierto. Este proyecto apunta a solucionar diversos problemas:
por un lado, encontrar nuevos centros de disposición final para los residuos en la
Provincia de Buenos Aires8, ya que ningún municipio quiere tener uno y, por otro,
intenta solucionar el problema de legitimidad que afecta al CEAMSE quitando la
obligatoriedad al sistema.
En segundo lugar, este marco legal pretende hacer cumplir la ley nacional de
presupuestos mínimos de protección ambiental 25916 9 para los residuos sólidos
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Se pueden citar como ejemplos a Benito Roggio e Hijos quienes crearon la empresa TECSAN y a Techint con
Syusa. CEAMSE tiene como objetivo controlar a las empresas contratistas en la ejecución de sus trabajos.
8 Los centros de disposición final deberán ubicarse en sitios suficientemente alejados de áreas urbanas, de
manera tal de no afectar la calidad de vida de la población; y su emplazamiento deberá determinarse
considerando la planificación territorial, el uso del suelo y la expansión urbana durante un lapso que incluya
el período de postclausura. Asimismo, no podrán establecerse dentro de áreas protegidas o sitios que
contengan elementos significativos del patrimonio natural y cultural. Los centros de disposición final deberán
ubicarse en sitios que no sean inundables. De no ser ello posible, deberán diseñarse de modo tal de evitar su
inundación. Ley 25.916 Fecha de Sanción: 04/08/2004
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Sancionada el 4 de Agosto de 2004 y promulgada parcialmente el 3 de Septiembre de 2004.
urbanos. Los objetivos de esta ley apuntan a 1) promover la valorización de los
residuos, 2) minimizar la cantidad de residuos que es dispuesta en rellenos
sanitarios y 3) reducir los impactos negativos que los residuos generan al
ambiente.
Aún con este marco legal, el modelo de gestión descrito plantea efectos diversos
ya que no establece políticas públicas fuertes: genera una clientela cautiva a
partir de los residuos que se producen en el AMBA, obliga a los municipios a
llevar los residuos a los rellenos sanitarios y a pagar al CEAMSE, continúa
premiando la tonelada de residuos recolectados y depositados y no otras
opciones de tratamiento como el reciclado. A su vez, plantea responsabilidades
poco claras para los diversos niveles de gobierno que impacta sobre el control
ejercido en los desvíos de residuos, contribuye al circuito informal al no
establecer la recolección diferenciada en origen y concentra los beneficios
económicos que generan los residuos en pocas manos y no responde al problema
de los cirujas que históricamente recuperaban los residuos y a nuevas
poblaciones que se benefician con esta actividad.
Los municipios de la región AMBA están obligados a disponer sus residuos en los
rellenos sanitarios del CEAMSE, por lo tanto todos los basurales existentes 10 están
en contravención con la ley.
Los basurales que se trabajan en este estudio son simples depósitos de residuos a
cielo abierto, sin control sanitario ni ambiental, carecen de técnicas de relleno
sanitario y producen alta contaminación. En el circuito que transita el residuo,
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Las cifras varían ya que la dinámica activa de los basurales es muy variable. Según datos del CEAMSE al
2004 existían 105, aunque informalmente se cree que esta cifra se duplica.
son el espacio de disposición final; en el Área Metropolitana son el desvío ya que
legalmente deben ser depositados en rellenos sanitarios del CEAMSE.
La mayor parte de los sitios donde se acumulan residuos, se ubican en suelos que
tienen un supuesto “bajo valor” en el mercado, en lugares de baja accesibilidad
y de baja cota, en la periferia de las ciudades, terrenos baldíos, a orillas de ríos
y arroyos donde el control disminuye. Estos basurales generalmente se
encuentran rodeados por asentamientos de sectores empobrecidos y marginados
que subsisten a partir de su actividad.
Eduardo Bidondo (2004: 2), brinda una definición simple de basural, como “un
terreno en el cual se vuelcan residuos de toda clase y de forma indiscriminada
sin estar preparado para ello”. Establece las características para considerar a un
basural de magnitud: la recepción de residuos en forma periódica, la
acumulación de más de 500 m3 de residuos sobre el nivel de terreno natural y
que la superficie afectada abarque más de una hectárea.
Los basurales a cielo abierto afectan a las poblaciones que los rodean y a
aquellas que interactúan con ellos. Afectan a la salud ya que son un foco de
propagación de enfermedades epidemiológicas11 asociado a diversos animales que
conviven en los basurales y por la contaminación que generan los residuos
dispuestos sin control en el agua, aire y suelo12 y al grado de vulnerabilidad
social13 de la población.
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Las principales enfermedades que se propagan a partir de diversos vectores, son las siguientes: moscas
(fiebre tifoidea, salmonelosis, disentería, diarrea infantil, gastroenteritis, infecciones intestinales); cucarachas
(disentería, diarrea, lepra, intoxicaciones alimenticias); mosquitos (malaria, fiebre amarilla, dengue,
encefalitis vírica, peste bubónica, tifus murino, leptospirosis -enfermedad de Weil-), roedores (fiebre
harverhill, ricketsiosis, vesiculosa, disenterías, rabia). (Cassano 1998:13).
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Al arrojar residuos directamente a las aguas superficiales, aumenta la carga orgánica, disminuye el oxígeno
disuelto necesario para la vida acuática, causa mortandad de peces y provoca malos olores. Por otra parte, los
lixiviados de residuos contaminan los acuíferos subterráneos, de donde numerosa población extrae agua a
riesgo de contraer enfermedades digestivas, diarreas, infecciones intestinales etc. La contaminación del suelo
en espacios urbanos donde la población transita y realiza actividades recreativas, puede ocasionar
enfermedades de piel por contacto o infecciones por cortes. Por último, se hace presente la contaminación del
aire por quema de residuos donde se liberan gases tóxicos y por los vientos que arrastran papeles y plásticos
y dejan partículas en suspensión (Cassano, 1998:14).
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Se entiende como vulnerabilidad social a “un estado de ciertos sectores sociales, como consecuencia de un
proceso de acumulación de diversos factores: socioeconómicos, ambientales, tecnológicos, etc. que conducen
a la sociedad, o a parte de ella, a un estado de debilidad social. Esto es, de incapacidad para absorber,
amortiguar o mitigar cualquier evento que salga de los carriles habituales”. (Herzer, 1990: 5).
Los residuos dan lugar a dos tipos de actividades económicas (Pírez y Gamallo
(1994) y Castillo Berthier (1990) uno es la eliminación a través de la recolección y
la disposición final y por otro lado como mercancía se presta a acciones que
apuntan a su aprovechamiento económico. El residuo se convierte, en situaciones
de marginalidad y exclusión social, en elemento clave para la construcción de
viviendas sobre terrenos bajos, en fuente de alimentación y en mercancía para el
recupero y la comercialización.
A partir del circuito que sigue el residuo notamos dos clases de tensiones que se
plantean en el aprovechamiento de estos bienes. En la primera tensión, podemos
distinguir entre el grupo que apunta a la valorización del capital, a aprovechar el
residuo como objeto de una actividad económica capitalista que genera
rentabilidad y por eso un proceso de acumulación de capital para algunos actores
económicos. Y el otro grupo que apunta a la reproducción social de sectores
populares comprometidos con la recuperación del residuo. Tanto como recurso
que soluciona el tema de vivienda y alimento, como para los que lo tienen como
una actividad de generación de ingresos, fuera de una lógica de acumulación de
capital que produce ganancias. En este grupo encontramos a los cirujas y a los
habitantes de los barrios periféricos.
Dentro del primer grupo encontramos actores con lógicas muy diferentes: por un
lado, vecinos que subsisten a partir del basural (trabajo, alimentación y
vivienda), algunas pequeñas y medianas empresas y empresas volqueteras que
llevan los residuos hacia el basural, administradores de vuelcos que organizan el
funcionamiento del basural, algunos funcionarios políticos y la policía, que
generan acuerdos para permitir el vuelco de basura. La necesidad y el interés
económico se articulan fuertemente en el basural y es en base a este matrimonio
que subsiste para obtener beneficios para distintos actores. Es por esto que en el
territorio la mayoría suele apoyar la ruta de la basura.
El otro grupo está integrado por actores que establecen distintas estrategias para
disminuir y erradicar los basurales y responden también a diferentes lógicas:
sectores populares vecinos al basural, que en su mayoría subsisten de los
residuos, organizaciones sociales y el CEAMSE14. En este caso, intentaremos
abordar cómo lo local, particularmente uno de los barrios estudiados, sirvió de
base para la acción colectiva en la cuestión de los basurales. Este territorio
“periférico” fue el escenario para que una organización local desarrolle acciones
de influencia sobre las políticas municipales y logren el cierre del basural.
El basural estudiado
Los habitantes de los dos barrios conviven con la basura, viven del basural y de lo
que cirujean en el relleno sanitario del CEAMSE y los cimientos de sus viviendas
se sostienen sobre la basura. La subsistencia de los habitantes de estos barrios,
se complementa, en su mayoría, entre residuos y planes sociales.
14 El CEAMSE - Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado- es una empresa del estado
de carácter interjurisdiccional, compartido por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y el Gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encargada de la disposición final de los residuos sólidos. Creada en
1978, su área de influencia son la Ciudad de Buenos Aires y 34 municipios del Conurbano de la Provincia de
Buenos Aires.
Mientras que para el grupo que apoyaba el basural, los recursos estaban
disociados de la calidad ambiental del territorio en el que viven; para los
referentes de la organización Ceballos estaban asociados. Por lo tanto, estos
últimos entendían que debían distanciar los recursos para poder continuar
subsistiendo de estos, sin afectar la calidad ambiental. Esta distinción es
fundamental para poder comprender la acción de enfrentamiento de la
organización Ceballos a la fuente proveedora de recursos. Para lograr este
distanciamiento, la organización apuntó a conseguir recursos de otras fuentes.
Sostenemos que los sectores populares cuando se movilizan por estos temas
plantean un cambio general en sus condiciones sociales de existencia. Consideran
a este tema enmarcado en un reclamo más amplio que apunta a la inclusión
social y al reconocimiento de derechos; y evidencian la articulación existente
entre la relegación territorial y la cuestión de clase. Es decir que enfrentarse al
basural significaba enfrentarse a las condiciones de exclusión y marginación a las
que los referentes de Ceballos consideran se los somete y por ende sostenían que
se debían modificar las condiciones de vida y de su hábitat.
Entendemos que existen por parte del municipio incentivos positivos para omitir
cerrar el basural. Para profundizar y ampliar esta afirmación, desarrollamos los
costos considerados. Los costos de cerrar un basural para el municipio no son sólo
económicos: mayor presupuesto en control, recolección en zonas bajas, personal
calificado inmerso en la temática, un programa social que responda al problema,
sino también políticos: planificar una política integral, presionar a la policía y a
otras áreas burocráticas implicadas, cerrar un “plan social informal” que
funciona como mecanismo de subsistencia para amplias poblaciones, enfrentar a
una red de actores que se benefician económicamente (empresas volqueteras,
administradores de vuelcos, algunos funcionarios políticos, la policía y
empresas).
Las visiones encontradas o confusas dentro del gobierno municipal sobre como
trabajar el tema, parecieran aumentar las dificultades de generar un plan
integral que tenga en cuenta el conflicto social en torno a la cuestión de los
residuos y permita a la vez erradicar los basurales a cielo abierto. Cada
funcionario tiene su propia visión de cómo resolver el problema, implementando
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Presentó denuncias ante la justicia federal luego de que el fuero provincial se declarase incompetente ya
que el delito excedería la jurisdicción, para que se investigue y castigue a los responsables.
desde su escritorio lo que considera adecuado. Estas contradicciones internas, de
alguna forma contribuyen a mantener los desvíos, ya que erradicar los basurales
requeriría de una política integral entre diversas áreas de gobierno, que tengan
en cuenta los múltiples aspectos que intervienen en la cuestión. Al igual que
otras temáticas, el funcionamiento sectorial en que se mantiene el gobierno
municipal no resuelve la situación de los basurales.
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“Del asentamiento a la favela” Sentido Común, Noviembre 2004
porque plantean un cambio general en sus condiciones sociales de existencia. No
consideran a este tema como una materia verde sino que está enmarcado en un
reclamo más amplio que apunta a la inclusión social y al reconocimiento de
derechos.
Tanto Ceballos como el municipio comparten la tensión que existe en los tiempos
de la gestión: el corto vs el largo plazo.
Estos recursos obtenidos del basural son percibidos por los propios actores como
legítimos ya que su utilización satisface necesidades básicas. Siguiendo este
razonamiento, Kessler (2002) sostiene que “todo acto que proporciona recursos
para satisfacer necesidades es legítimo sin que la diferencia entre legalidad e
ilegalidad de la acción sea relevante”. Y agrega que “legitimidad y legalidad se
desacoplan al punto que es más legítima una conducta ilegal proveedora que una
legal que no lo es…”.
El trabajo que hemos realizado sobre los basurales nos permite reconocer que
éstos no son solamente un espacio de disposición final de los residuos, son un
escenario desde donde se pueden generar nuevas estrategias de actuación, son
territorios de intercambio donde el residuo es la moneda de cambio, una fuente
de recursos y generador de contaminación y afecciones a la salud. En relación
con esto, el basural funciona como lugar y objeto de lucha. Para algunos el
basural es un punto final del residuo; para otros, es un punto de partida para
otros fines y es en esta inflexión donde los actores intervienen.
Paradójicamente, centrar nuestra mirada sobre los basurales para dar cuenta de
la cuestión social, nos ha alejado de la disposición final para acercarnos al
circuito que establece el residuo. Este camino es el que efectúan algunos actores
cuando se aproximan al basural para obtener el residuo dispuesto y convertirlo
en recurso. Frente a esto, las políticas sobre residuos plantean cambios tibios
que no logran responder al problema, que incluiría reconfigurar el mapa de
actores y los intereses en juego.
Los basurales, se ubican como temática dentro del “marco ambiental” cruzando
derechos básicos como: vivienda, alimentación, trabajo, hábitat y salud. Por lo
tanto, cuando los actores cuestionan o apoyan la existencia de los basurales
están defendiendo alguno o varios de estos derechos. Estos derechos no suelen
ser contemplados por los decisores políticos, quienes lo estructuran en términos
ambientales y no establecen la relación existente entre la cuestión ambiental y
la desigualdad.
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Tanto del gobierno nacional y provincial como de organismos internacionales.
Si bien los marcos legales y las políticas públicas plantean el valor del residuo, su
minimización y paralelamente la integración de poblaciones al circuito de gestión
del residuo sólo queda en los aspectos formal. En la decisión y ejecución de las
políticas conviven diversos paradigmas de trabajo y que suelen dar como
resultado el beneficio de intereses de unos pocos con mayor peso político y
económico.
Bibliografía
Herzer, Hilda (1990) Los desastres no son naturales como parecen. En Revista
Medio Ambiente y Urbanización Nº 30. Año 8, Grupo Latinoamericano, Buenos
Aires.