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Las reflexiones sobre el mundo natural se remontan a los orígenes del pensamiento y han sido
una de las ramas de la filosofía que más contribuyó con el desarrollo del mundo moderno.
Refiere a la reflexión filosófica sobre el mundo natural y físico en el que estamos inmersos.
De esta forma, sus objetos de estudio son los entes inanimados (planetas, estrellas, fenómenos
naturales, componentes físico-químicos de la materia, etc.) y los seres vivientes.
Su origen se remonta a los albores de la historia del pensamiento, cuando el hombre primitivo
se esforzaba por comprender la naturaleza. En aquella época, el ser humano se asombraba
ante la grandiosidad y la armonía del universo; se maravillaba ante la repetición constante de
los ciclos naturales; y le temía a la incontrolable potencia de los fenómenos naturales.
En esta época se entendía la naturaleza como una substancia permanente y primordial que
se mantiene a través de los cambios incesantes de los seres naturales. Asimismo, se solía
explicar el origen del mundo partiendo de objetos concretos (como el agua), a los que
llamarón arjé (principio).
El mundo y el universo son los motivos de preocupación de la filosofía natural, a los que intenta
darles explicación.
Evolución
De esta forma, se asume que todo está vivo, por ende, las cosas dentro del organismo no
suceden porque algún ser no natural intervenga en él.
Luego, durante la edad moderna, los filósofos de la época empiezan una lucha contra la visión
escolástica de la naturaleza y defienden una visión más científica. Se desarrollaron diversas y
profundas explicaciones de corte racionalista, empirista, materialista y dialéctico.
En este sentido, los filósofos naturales modernos no son ni científicos ni humanistas, sino que
están en el medio, mezclando un poco de todo. Es decir, durante este período podemos notar
ideas que privilegian la especulación, pero también encontramos pensamientos que
defienden la experimentación.
Principales exponentes
Enlistar todos los filósofos que se han enfocado en comprender la naturaleza es una tarea
ardua. Por ello, solo nos limitaremos a presentar a algunos de los autores que propiciaron el
surgimiento de la filosofía natural:
• Tales de Mileto (624 a. C. – 546 a. C.): fue el primero en afirmar que la tierra
era circular y planteó que el agua es el principio de la vida universal. Asimismo,
fue quien dividió el año en estaciones y en 365 días.
• Anaximandro (610 a. C. – 546 a. C): defendió que el universo y la naturaleza
están conformadas por el apeirón o pequeñas partículas de materia
indeterminada que son infinitas. Asimismo, fue el primero en postular que la
vida se genera en el agua y que los organismos se regeneran y evolucionan al
adaptarse a sus medios ambientes.
Conociendo las regularidades objetivas de la naturaleza y actuando sobre ella con ayuda de los
instrumentos y medios de trabajo especialmente creados, los hombres aprovechan las substancias
y la energía de la naturaleza con el fin de obtener los bienes materiales necesarios para la sociedad
humana. Con ello, el medio natural del hábitat se complementa con el medio artificial, que
constituye la “segunda naturaleza”, es decir, el conjunto de cosas que no se encuentran en forma
preparada en la naturaleza y que se crean en el proceso de producción social. Pero, al adquirir un
poder cada vez mayor sobre la naturaleza y transformarla activamente, los hombres no dejan de
pertenecer a ella, es decir, constituir parte orgánica suya. Los hombres pueden cambiar, rehacer la
naturaleza en la dirección deseable únicamente guiándose por las leyes de la naturaleza y utilizando
las fuerzas y procesos naturales.
De ahí que la relacione del hombre con la naturaleza posean siempre un carácter social y estén
mediatizadas, de uno u otro modo, por el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones
de producción. Lo mismo ocurre en lo que respecta a las relaciones teóricas del hombre con la
naturaleza, Mas, aun adquiriendo cada vez mayor poder sobre la naturaleza, aun transformándola
activamente, los hombres no dejan de pertenecer a la naturaleza, no dejan de constituir una parte
orgánica de la misma.
Con el término naturaleza nos referimos al conjunto de la realidad física que nos rodea,
distinguiéndola así de las producciones humanas, como la cultura y la historia.
En filosofía, sin embargo, siguiendo a los filósofos de Mileto, se ha entendido por naturaleza
preferentemente el principio u origen de la realidad que nos rodea, realidad que está sometida al
cambio, es decir, a la generación y a la corrupción.
El esfuerzo por comprender la Naturaleza ha estado presente en el mundo desde los albores de la
historia del pensamiento. El hombre primitivo se veía a sí mismo como parte integrante del mundo
natural, como un ser más del cosmos, de ahí que muy pronto sintiera la necesidad de entender la
naturaleza para conocerse a sí mismo y para utilizar los recursos naturales que la naturaleza le
ofrecía con vistas a satisfacer sus necesidades prácticas y más inmediatas. El hombre está inmerso
en la naturaleza de la que forma parte, se asombra ante su grandiosidad y armonía, se maravilla
ante la repetición incesante de los ciclos naturales, le atemoriza la potencia incontrolable de los
fenómenos naturales, todo ello le lleva a preguntarse por las causas de los cambios y movimientos
que ve en su entorno natural.
La comprensión de la naturaleza del conocimiento filosófico puede llevarse a efecto con una base
científica y conectando la misma con la relevancia que ello pueda tener para el individuo, ya sea en
el plano individual, profesional como social, entendiéndola como teoría universal de la actividad
humana. La argumentación de la especificidad de la filosofía como disciplina científica concebida
como teoría universal de la actividad humana se asienta en la comprensión de la propia categoría
de actividad humana, entendida como aquel modo específicamente humano mediante el cual los
individuos existen y se vinculan con los objetos y procesos que le rodean, a los cuales transforman
en el curso de la misma, lo que también les permite transformarse a sí mismos y edificar el propio
sistema de relaciones sociales en el cual desenvuelven su vida.