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Unidad Nº 1: “LA ANTROPOLOGÍA”

(a) Jesús proyecto y palabra del Padre.


El proyecto de Jesús: con frecuencia la lectura del evangelio se queda en unos resultados
superficiales: retener frases y recordar algunas de las narraciones de milagros y
parábolas. Así el Evangelio no puede constituirse en el alimento cotidiano que va
orientando nuestra vida. Para que esto sea así, es necesario descubrir en el evangelio la
propuesta de vida que nos trae Jesús y que puede asumirse en la acogida del reino de
Dios que se hace presente en su persona.
Este proyecto de vida que Jesús propone queda plasmado en su predicación del reino que
es realizada básicamente a través de las parábolas y los milagros.
 El reino de Dios: Jesús de Nazaret dedico todas sus fuerzas a predicar la llegada de
una realidad que llamaba “Reino de Dios”. Durante su vida pública, toda su actividad
estuvo destinada a proclamar la llegada del Reino de Dios y la necesidad de un
cambio personal profundo para estar dispuesto a acogerlo. Marcos lo resume muy
bien al comienzo de evangelio “Cuando detuvieron a Juan. Jesús se fue a Galilea para pregonar de
parte de Dios la buena noticia. Decía: -Se ha cumplido el plazo, ya llega el reinado de Dios. Convertíos y
creed la Buena nueva”.-.
 El Reino de Dios en el Antiguo Testamento: este termino no lo inventó Jesús sino que
lo recogió de la expectación que el pueblo judío mantenía desde hace siglos.
La palabra “Reino”, “malkut”, en hebreo designa, no una realidad estática como un
estado concreto o una forma de gobierno, sino la situación que se producía cuando el
rey pasaba a ejercer su mando. Podría traducirse por reinado.
El grito “el señor es rey”, aparece en numerosos salmos y anuncia el reinado del
Señor Dios que dará a Israel y a todos los pueblos la plenitud de la vida. Los textos
mesiánicos del Antiguo Testamento indican que Dios va a elegir a un consagrado
para ser el Rey ideal encargo de introducir esa nueva realidad salvadora, donde se
vivirá en la justicia que brota de la ayuda y protección a los desvalidos humildes y
pobres.
Toda esta tradición originó que, en tiempos de Jesús dada la situación de opresión
religiosa y política en que vivía el pueblo, se acentuaban las expectativas. Así la gente
se preguntaba si Juan era el mesías prometido, o unos años antes, se esperaba que un
tal judas perteneciente al grupo de los denominados Zelotes, fuese el salvador de
Israel a través de la lucha armada.
 Jesús hace presente el reino de Dios: a largo de toda su vida, Jesús fue haciendo
presente la llegada del Reino de Dios a los hombres; sus palabras proponen la
conversión a los valores que sus propias actitudes y obras manifiestan. Este mensaje
encierra una concepción de la existencia que no es posible realizar a través de la
ciencia, técnica, o cualquier otro esfuerzo humano, sino que remite a Dios como
sentido último de la vida: es su Padre quien va a reinar, salvando a todos los hombres
de todo lo que supone el mal, la miseria, el pecado.
Esta nueva realidad que ya está brotando, no es posible definirla. Al referirse a ella,
Jesús se sirve de parábolas que presentan la paradoja del Reino (Parábola: narración
simbólica de la que se desprende una enseñanza moral o dicho de otra manera es una comparación concreta
destinada a hacer comprender una enseñanza abstracta, de tal manera que la enseñanza se deduce de la
comparación). La misma persona de Jesús presencializa el Reino, por lo que pudo decir:
“Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que
ven ustedes y no lo vieron y oír lo que oís y no lo oyeron”. (Lucas 10, 23-24).-

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La misteriosa fórmula que utilizaba frecuentemente de “Hijo del Hombre”, tomada
del libro de Daniel, la autoridad demostrada a la hora de corregir o precisar la
escritura ( oísteis que se os dijo, pero yo os digo), la inmediatez y exclusividad de su llamada,
nos están hablando de que la postura que se adopta ante el reino que anuncia.
Jesús anuncia la voluntad de Dios con poder que se manifiesta de forma especial en
los milagros. Los milagros no tratan tanto de lograr la adhesión al mensaje de quienes
son sus testigos cuanto de ser signo de la presencia amorosa del Padre entre los
hombres. Son señales que remiten a una victoria que trasciende la curación concreta,
la multiplicación de los panes o la vuelta a esta vida de Lázaro, un victoria que se
produce más allá de toda realidad que hoy pueda oprimir al hombre.
Todos estos signos dan cumplimiento a los anuncios realizados por los profetas, por
lo que no cabe esperar otro Mesías. Esta es la conclusión que propuso Jesús a los
enviados por Juan desde la cárcel: “Id a contarle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: Los ciegos ven y
los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la
buena noticia”. (Mateo 11.5).-
Por consiguiente, el Reino de Dios, según el proyecto de Jesús, lo podemos definir
como el anuncio gozoso de una salvación nueva y definitiva, que consiste en el
gobierno de Dios o en su amor fiel al hombre.
Acoger el Reino requiere conversión o aceptación de las condiciones del gobierno de
Dios, que implica un transformación en el modo de valorar las personas, situaciones y
conductas.
El Reinado de Dios se desarrolla en dos fases, una que podemos llamar histórica, ya
presente en el anuncio del Reino y en los signos que lo acompañan, y otra meta-
histórica en la que el Reino será consumado al final de los tiempos.
Jesús destaca en sus parábolas la soberanía de Dios que se acerca y actúa en “él”,
aunque todavía esta en camino, no se sabe cuando llegará y, además, es impredecible.
Se trata de la soberanía divina que impone eficazmente su voluntad por encima de los
egoísmos humanos.
De lo dicho se sigue la necesidad imperiosa de actuar en consecuencia, porque la
soberanía de Dios exige la actuación consecuente del hombre. Un ejemplo claro, en
este sentido, es la parábola de los talentos. El talento encomendado a los hombres es
el Reinado de Dios, que aunque por pura gracia, como, como es el hallazgo de un
tesoro o de una perla preciosa, constituye un acontecimiento que exige de todos una
conversión total, y por el que hay que venderlo todo.
Por otra parte, esa soberanía de Dios se manifiesta de manera desconcertante a favor
de los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos, los extraviados, los herejes
samaritanos, la viuda indefensa, los publicanos y los pobres criados o siervos inútiles.
Todo lo aquella sociedad despreciaba y marginaba es puesto por Jesús en primer
plano de sus preferencias.
 El sentido de los milagros: durante algún tiempo, los milagros que aparecen
descriptos en los evangelios se han utilizado para demostrar la divinidad de Jesús. Sin
embargo, una lectura atenta del evangelio nos lleva a pensar que no fue ésa la
intención de los evangelistas.
Cuando los fariseos se dirigieron a Jesús pidiéndole una señal, un signo milagroso,
Jesús respondió categóricamente:
“¡Cómo! ¿Esta clase de gente busca una señal! Os aseguro que esta clase de gente no se le dará una señal” (Marcos
8,12)
De esta respuesta de Jesús, así como de otras palabras suyas se puede decir que él no
pretendía convencer a los que no creen en su anuncio a través de milagros.

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Si nos fijamos en la Biblia en el Antiguo Testamento, veremos que todo lo que libera a
los hombres de un peligro es entendido como un prodigio, un signo una acción
maravillosa de Dios a favor de su pueblo.
Si seguimos esta vía, podemos comprender los milagros de Jesús como signos de la
presencia del Reino de Dios en Jesús, a través del que Dios actúa con poder y
bondad.
Todas las acciones de Jesús, incluidos los milagros deben situarse en lo que fue el
proyecto y su máxima preocupación: la llegada del Reino de Dios. Esta llegada tiene
unas consecuencias muy concretas que se proclaman en el libro del profeta Isaías y
que Jesús afirmará cumplidas en su persona una sábado en la sinagoga de Nazaret.
“El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido para que de la buena noticia a los pobres. Me ah
enviado para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para
proclamar el año de gracia del Señor” (Lucas 4,18-19).
De esta manera se comprende que nunca va ha realizar milagros como una
exhibición, buscando su propio provecho o como castigo para quienes lo ofenden.
Los milagros de Jesús van a derribar las barreras que marginan a las personas por
causa de su enfermedad, inutilidad o falta de conciencia. Son indicios del Reino de
Dios y, como tales, proclamación de una nueva situación de la que nadie está
excluido.
Por consiguiente, los evangelios al narrar un milagro están señalando los efectos que
produce la presencia del Reino de Dios entre los hombres, indican la manera con que
Jesús mira toda debilidad y pobreza humana y manifiestan el proyecto salvador de
Dios para toda la humanidad.
 En definitiva; se describe lo que podríamos llamar el ideal de una nueva sociedad.
Una sociedad digna del hombre, en la que finalmente se implante la fraternidad, la
igualdad y la solidaridad entre todos; una sociedad, en la que si alguien es
privilegiado y favorecido, ese es precisamente el débil y el marginado, el que por si
mismo no puede defenderse. De ahí que el reinado de Dios, tal como Jesús lo
presenta, signifique la trasmutación más radical de valores que jamás se hayan
podido anunciar. Porque es la negación y el cambio, desde sus cimientos, de todo
sistema injusto.
A la vista de todo lo dicho, se comprende que el proyecto del Reino no se puede
implantar en toda la sociedad. Por una razón muy sencilla, el proyecto del Reino no
se puede implantar por la fuerza de la imposición colectiva, sino mediante la
conversión de los corazones y de las conciencias. El reinado de Dios se hará realidad
en la medida en que haya hombres y mujeres que cambien radicalmente su propia
mentalidad, su escala de valores, su apreciación práctica y concreta por el dinero el
poder y el prestigio.
Por eso, se comprende fácilmente en que consiste la alternativa que representa el
proyecto del Reino con relación a los sistemas establecidos. Se trata de los siguiente: la
libertad y la igualdad son términos dialécticos. Si se privilegia uno, se excluye el otro,
cuando se pretende imponer ambos a nivel de toda la sociedad. Así ocurre que, en los
países del Este, se impuso una determinada igualdad, pero fue a base de reprimir la
libertad; en los pueblos de Occidente, se privilegia la libertad, pero eso es a base de
grandes desigualdades. Para esta situación no hay mas alternativa que el proyecto de
aquellos que, con plena libertad, se proponen establecer entre ellos mismos laz mas
plena igualdad, basada en una autentica fraternidad.

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1.1 (b)* EL PROBLEMA DEL HOMBRE
Solo el hombre, en nuestro planeta, se pregunta por el hombre, porque no está vinculado
ciegamente a la naturaleza, porque es capaz de autoconciencia. El hombre se pregunta y se
responde, es un ser en búsqueda. Y lo es desde siempre: la pregunta sobre el hombre no tiene
fecha de nacimiento.

PRINCIPALES RAICES DEL PROBLEMA

“Es verdad que acerca del hombre abundan hoy los conocimientos técnicos y analíticos y hay
infinitas especializaciones que lo examinan, pero también es cierto que existe una creciente
incertidumbre con respecto al ser profundo y último del hombre (…) Por eso pienso que el mejor
servicio que podemos prestar a nuestros contemporáneos es el de ser “profetas del sentido” como
decía P. Ricoeur: ayudarles a descubrir el sentido de las cosas, el sentido de la acción y del dolor,
el sentido de la vida y de la muerte”

(Italo F. Gastaldi)

Los interrogantes sobre la esencia del hombre (lo que es) y sobre el significado de su
existencia (para que existe), no nacen en primer lugar motivados por la curiosidad científica.
Afloran por si mismo y se imponen por su propio peso. Es la vida misma, con sus situaciones
la que plantea problemas.
*Estos problemas pueden nacer del asombro y de la admiración frente al universo –el cielo
estrellado, la belleza de una flor-, o frente al hombre y sus creaciones. Ese asombro supone la
actitud contemplativa, que esta bastante dejada de lado hoy en día.
Asombro ante la amistad, el amor, los ojos de un niño. Admiración frente a la audacia del
hombre que conquista la luna, ante el genio de un artista, etc.
*La inseguridad es motivo poderoso que impulsa plantear el problema del hombre.
Cuando las estructuras del mundo se tambalean y se derrumban, la humanidad entra en
crisis y, por un mecanismo de defensa, busca un terreno firme en que afirmarse y se pregunta
en qué consiste lo humano que es preciso salvar. El hombre busca su identidad, su
autocomprensión. “¿Qué significa ser hombre?”.
Poe ejemplo cuando Hitler atropelló con todos los derechos humanos durante la segunda
guerra mundial (1939-1945) y perpetró el genocidio más trágico de la historia. Tres años
después de terminar la guerra los estados, sintieron la necesidad de investigar cuáles son los
Derechos Humanos. Como los Derechos Humanos son algo que se le “debe” al hombre, sólo
pueden formularse sobre la base de lo que el hombre “es”.
Hoy en día el peligro de una guerra nuclear, el terrorismo, la manipulación genéticas, el
medio ambiente, etc. llevan de nuevo a preguntar lo que le compete al hombre en cuanto
hombre. Muchos atropellos se consideran “inhumanos”. Pero ¿en qué consiste “lo humano”,
lo inviolable del ser humano?.
*Otras veces, lo que suscita problemas es el choque con la realidad, es decir, las
experiencias de la frustración y del fracaso. Un accidente, una bancarrota económica, la
muerte de un ser querido, una enfermedad que echa por tierra mil proyectos…el contraste
entre lo que somos y lo que quisiéramos ser, etc.

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Hoy se siente en muchos la frustración existencial. El fracaso del “para qué” de la vida, del
“sentido”. El hombre sufre la experiencia del vacío y de la nada frente a una sociedad
industrializada, dominada únicamente por la técnica. En los países que no tienen problemas
económicos y las personas tienen tiempo para encontrarse a solas consigo misma, se siente
vacía, sin sentido. Por eso muchas veces se busca llenar eso con drogas, alcohol, un vida a
ritmo acelerado, etc.
*De ahí nace la necesidad urgente de encontrar el significado último y definitivo de la vida,
de lograr una concepción del mundo a partir de la cual la vida merezca vivirse.
Aquí encontramos una importante diferencia del hombre con respecto a los animales. Los
animales viven sólo en presente. En cambio el hombre se preocupa por su futuro: busca una
libertad definitiva, una razón válida para esperar, para amar. En una palabra desea vivir
siempre feliz. Pero siente que la muerte parece destruirlo todo. Surge, entonces, el gran
interrogante: ¿cuál es mi finalidad? ¿Para que estoy en este planeta? ¿Hacia dónde marcha la
humanidad?.
La Antropología cristiana es, precisamente, un tentativa de esclarecer el gran interrogante
que el hombre se plantea a si mismo: “¿Qué significa ser hombre?” “¿Qué sentido tiene la
existencia?.
Hablar del sentido de la existencia, es hablar del valor, de la orientación, de la finalidad de
la existencia.
El hombre no sólo quiere ser y obrar, sino también saber para qué es y para que obra, hacia
donde encamina.

1.1 © * Concepto de Antropología


Etimológicamente es una palabra que proviene de los términos griegos:
Antropos: Hombre o ser humano.
Logia: estudio, conocimiento, saber.
“Es una ciencia que estudia al hombre en su totalidad incluyendo los aspectos biológicos y
socioculturales”.
El termino “Antropología”, puede servir para designar una doctrina sobre el hombre,
sobre su naturaleza, sobre su situación en el mundo, etc. En este sentido, se puede hablar de
una Antropología: Filosófica, Cultural, Etnológica, etc.

1.1(d) El Objeto de la Antropología


Las demás ciencias estudian al hombre como un mero y simple objeto de estudio, como
una realidad física, psíquica y social. O sea que las ciencias naturales y humanas nos dan una
idea fragmentada del hombre.
En cambio el objeto de la antropología tanto filosófica como cristiana y franciscana, es su
interés por el ser y por el obrar del hombre.
Se preguntan por el sentido de su existencia, como proyecto, como compromiso ofrecido a
su libertad, esta entendida como que el hombre es un ser libre y un ser en relación, se
preguntan por los valores que lo hacen crecer como persona. La Teología le da, a su vez, el
sentido de su quehacer existencial.

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Esta libertad en donde la propia vida esta orientada por ciertos valores y que uno es capaz
de escoger aquello que dan sentido a una vida: la verdad, justicia, paz.
La pregunta ¿Qué es el hombre? No termina en el conocimiento, en la acción. Implica el
“¿Cómo debe ser?, ¿Qué debe hacer?”. La respuesta esta destinada a traducirse en conducta.
Por eso, la Antropología es la base para la ética, la educación, la política, para el actuar a nivel
individual y social.

1.1 (e) El Método de la Antropología


 Palabra de Dios: La Antropología Cristiana, al afrontar el problema del hombre,
recurre a una fuente de conocimiento distinta de la simple razón: la revelación, la
Palabra de Dios. Estudia al hombre según Dios lo ve y lo quiere: se reserva las últimas
preguntas sobre el origen, el destino del hombre y el sentido de la vida, que hallan su
respuesta en el “Proyecto de Dios sobre el hombre y el mundo”, revelado
definitivamente por Cristo. La fuente primera de conocimiento ya no es la razón sino
la Palabra de Dios, contenida en la Biblia. “Crecer” es distinto de “entender”. Si
queremos saber en última instancia qué es el hombre, cual es su vocación y su destino
y cuál es la suerte que le espera al mundo, tenemos que preguntárselo a Dios.
 Tradición y Magisterio: Los temas bíblicos fueron desarrollados por los Padres de los
primeros siglos, cuyo testimonio, tiene gran valor por el contacto que tuvieron con los
primeros testigos de Cristo; también se estudia como fueron reflexionados por la
comunidad eclesial a lo largo de la historia y propuestos por el Magisterio de la
Iglesia. (en especial los Documentos del Concilio Vaticano II “Gaudium et Spes”).
 Hermenéutica y exégesis: A la Biblia y a los documentos del Magisterio es preciso
interpretarlos; Superando el “literalismo” bíblico, hoy se trata de descubrir la
“intención didáctica” de los autores, lo que ellos pretenden enseñar, comunicar.
Tenemos que distinguir el envase (la formulación literaria) del contenido (el mensaje
revelado).
Teniendo en cuenta el ambiente cultural en que nacieron los libros inspirados, su “genero
literario” propio (histórico, Didáctico, poético, sapiensal, etc.) el fin que se proponían los
autores, etc., resulta que no siempre el sentido gramatical obvio de un texto bíblico es lo
que Dios quiere comunicarnos para nuestra salvación. Ester mismo criterio debe
extenderse a los textos de los santos Padres y del Magisterio de eclesial .

1.1 (f)Distintas Antropologías


Durante algún tiempo, el uso de la palabra ha estado limitado al estudio de las caracteres
fisiológicos y morfológicos del hombre, en sus variaciones raciales, sexuales, características
individuales etc, mas tarde, ha ido prevaleciendo el planteo de la Filosofía y sus intentos por
responder a la pregunta: “¿Qué es el hombre?”.
1-*Desde el punto de vista científico, la antropología es la ciencia del hombre en cuanto
ser psicofísico o simplemente, en cuanto una entidad biológica dentro de los demás seres
animados. La antropología científica es, por una parte, un capitulo de la (Biología) (ciencia
natural) y por otra parte, una ciencia que requiere el aporte de otras disciplinas como la
psicología. La sociología, etc. Para analizar la naturaleza del hombre.
2-* Por un lado La Antropología Física o Biológica: esta versa sobre la evolución del
hombre y de su comportamiento y sobre las múltiples características biológicas en que

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difieren entre si las poblaciones antiguas y modernas requiriendo el aporte de otras
disciplinas como la psicología, sociología, etc.
3-* A veces el enfoque es más cultural que científico, y se la llama Antropología Cultural –
Social: esta se interesa por las numerosas y variadas sociedades y culturas, se ocupan de las
formas de vida de las sociedades. Estas formas de vida incluyen entre muchas cosas, la
manera en que los hombres, son adiestrados para vivir en sociedad, como eligen pareja, se
casan, se ganan el sustento y organizan sus relaciones con otros, ya pertenezcan a su misma
sociedad o sean miembros de otros distintos.
4-* Por otro lado, La Antropología Filosófica, trata de responder a la pregunta: ¿Qué es el
hombre? Y ¿Cuál es su puesto en el Cosmos?. Va mas allá de la ciencia natural porque
considera al hombre también en su ser esencial, en su espíritu, en sus facultades y
habilidades. Es la reflexión del hombre sobre si mismo para comprenderse a si mismo a la luz
de la razón.
¿Porqué estudiamos una Antropologia Cristiana?
Lo “humano” no se contrapone al campo de la fe. Una formación integral de la persona
supone crecer en los valores naturales y en los valores de la fe. Una verdadera vida de fe
supone como base un auténtico humanismo, y un sincero humanismo tiende necesariamente
hacia los valores del evangelio. Para llegar a Dios necesitamos “humanizarnos”. Por eso
abordamos la Antropología Cristiana.
La antropología Cristiana es un a reflexión, a partir de la fuente de la revelación bíblica,
que nos señala el sentido cristiano de la vida. Más importante que la definición estructural
del hombre es su finalidad en el mundo. Acerca de esto sí, poseemos una luz de la que carece
el no – creyente. El cristiano tiene como fin nuestra instrucción, a fin que tengamos
esperanza, para que creyendo tengamos la vida en el nombre de Jesucristo.
El cristiano tiene que ser profeta del sentido. Le corresponde, como servicio a este mundo,
descubrir el sentido de las cosas. A medida que la humanidad crece y madura, crece la auto-
comprensión del hombre. No cualquier antropología se puede compaginar con el sentido
cristiano.
El mensaje cristiano descarta, por ejemplo, el monismo que admite en el hombre un solo
principio, de naturaleza homogénea (sólo materia o solo espíritu). También descarta el
dualismo, para el cal el hombre es un alma que se sirve del cuerpo sólo como una
herramienta. Además, se descarta el determinismo que niega la libertad; descarta una
antropología que enseñe la desaparición total de la vida personal con la muerte, etc.
Existe un Plan-proyecto de Dios, desde antes de la creación del mundo. Este proyecto
abarca al hombre y su mundo. El hombre es una parte integral del mundo, su cúspide. Sin el
hombre, el mundo, tan maravilloso, no tendría sentido. El hombre tiene la tarea de
transformarlo, nuestra atención se ha de centrar en el hombre, en la humanidad destinada
por Dios a convertirse en una gran familia, la familia de los “hijos de Dios”. Hay que
subrayar la presencia de Cristo a lo largo de todo este amplio proceso evolutivo. Cristo, al
asumir la naturaleza humana (es Dios hecho hombre) se convierte en Señor de la historia.
La Antropología, en cuanto reflexión acerca del hombre, comparte no sólo describir al
hombre como un problema, con sus posibilidades y limitaciones, sino que tiene que intentar
proponer soluciones adecuadas y medios idóneos para el ser humano, ser individual y social,
alcance la dignidad de ser hombre, mediante una libertad segura y garantizada.

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Es por esto que toda Antropología que no tiene praxis, es decir, que no vaya acompañada
por una acción correspondiente y consecuente, es estéril, pues el pensador no puede
conformarse sólo con contemplar el mundo, sino que tiene que estudiarlo y pensarlo para
transformarlo. En esta línea, la antropología tendría que ser el saber menos teórico de los
saberes humanos; debería ser por el contrario, junto con la ética, el más práctico de todos los
saberes humanos. Toda Antropología tiene que procurar hacerse realidad, costumbre,
convivencia social. A todo saber, en consecuencia, ha de seguir el bien obrar. En
consecuencia, quien piensa al hombre, conoce la realidad del hombre, la realidad humana,,
en el amor y debe actuar según una dinámica de la participación, la integración y la armonía.
En San Francisco de Asís encontramos realizado y vivido un paradigma antropológico de
acción, interpretación y existencia, la encarnación del más exigente humanismo, desde la
clave de la cordialidad y la cortesía. Además, en él reconocemos una teoría del hombre y la
sociedad encaminada a la construcción, de un mundo, de una historia más humana, fraternal
y liberada.
1.1 (a)Antropología Franciscana
El centro de la antropología Franciscana es Jesús, el evangelio y los valores franciscanos:
Fraternidad, libertad, justicia, paz, amor, verdad, sencillez, lealtad, respeto, responsabilidad.
Cristo es el fundamento, quien posibilita la transformación de la persona y la capacidad
para pensar, querer y vivir seguir según el evangelio.
Junto a la persona ha de aparecer la de Francisco, como su fiel imitador y seguidor.
Francisco tiene mucho que decir al hombre de hoy, toca a nosotros proponerlo, como hombre
plenamente actual.
La espiritualidad franciscana se basa en la alegría, el servicio especialmente a los más
pobres y necesitados, el amor a Dios, a su creación y a los hermanos.
La antropología franciscana nace en el corazón del misterio de Cristo y rompe con los
límites estrechos del antropocentrismo y del hamartiocentrismo. El hombre para el
franciscano nace del misterio de la gratuita y libre vocación de la humanidad en Cristo a la
vida eterna, querida por Dios, en su bondad predestinante. Entre los principios básicos de
esta antropología franciscana a partir de la cristología está el de la libertad como
autodeterminación y como decisión por el bien, de modo que la antropología se presenta
fundamentalmente como historia y no como metafísica naturalistica. La libertad es la raíz y
fuente propia de la antropología histórica. La persona se expresa en su valor mas alto y
exacto en la libertad y en al amor. El hombre es ininteligible en su historia la actuación
concreta de su amor lo expresa en la libertad.
La suprema obra libre y amorosa de Dios que es Cristo, es el primero, el arquetipo y el
paradigma de toda otra comunicación creadora, tanto en el orden de la gracia como en el de
la naturaleza. Cristo, hombre Dios, en esta imagen Dios se hace a todas las demás creaturas.
Solo desde este amor- libertad divina podemos entender exactamente la relación entre Dios y
el hombre, que aparece solidario con todas las creaturas. La existencia de Cristo y de todos
los beneficios que tal existencia comporta para el hombre y para el universo, derivan
primeramente del amor libre de Dios y de Cristo, y en Cristo primer querido se difunden
hacia las demás creaturas.
El primado de Cristo se sitúa al interior de la misma densidad ontológica de todas las
realidades creadas, por lo cual no pueden admitirse dentro de una concepción franciscana

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del hombre dos órdenes en la creación, dos tipos de realidad contrapuestas, gracia y pecado,
naturaleza y sobrenaturales, cuerpo y alma.
Una persona o un grupo se identifican dentro de la sociedad por su capacidad de formular
teórica y prácticamente una visión y un proyecto de hombre y de sociedad humana y una
armónica definición de Dios con su correspondiente culto coherente.
Una antropología coherente le proporciona al grupo que la formula y la vive un modo
peculiar de pensar y decir la entera y global realidad cósmica, establecer un código propio en
la escala de valores.
La tarea de la elaboración de la antropología que es compleja, comunitaria, exige tiempo
largo, decantaciones, crisis, reformulaciones, confrontaciones.
Una persona y un grupo así integrados, más allá de la validez de su cosmovisión, atrapa,
atrae, fascina, tiene adeptos. Por aquí camina nuestra definición de antropología franciscana.
Francisco posee la sabiduría espiritual para discernir y optar entre vida y no vida, entre
imagen aparente e imagen real, entre humanidad verdadera y falsa, entre dar la vida y
asesinarla.
Un franciscano sabe discernir donde está la verdadera humanidad y dónde las falsas
imágenes de Dios.
Los ricos, los poderosos, los sabios, los hermosos…crucificaron y crucifican, de hecho a los
débiles, pobres e ignorantes de este mundo.
Una antropología franciscana opta por el crucificado y renuncia a ser crucificador.
Las neurosis, las faltas de paz y alegría, provienen de una antropología basada en la
búsqueda de poseer riqueza, prestigio, poder, status, belleza, esplendor.
La verdadera paz del alma y del cuerpo, la alegría auténtica y total consiste en convivir con
los hermanos de una manera fraterna; una correcta antropología franciscana produce una
vida sana, síquicamente equilibrada y feliz.
Francisco elabora una antropología a través del Dios-niño. Con la misma ternura trataba a
un mísero gusano salvándolo piadosamente de la pisada de los hombres, con la misma
ternura encaraba al pecador, gusano vil, mísero, ingrato y malo. Así quería salvar al pecador
de la pisada de los hombres.
El Dios- niño le devuelve la mirada del hombre de los orígenes, capaz de maravilla, de
admiración. El misterio del pesebre le proporciona una antropología positiva, alegre,
fraterna, unitiva.
Pero una antropología fundada sobre la historia de Jesús se apoya también sobre la historia
de los hombres semejantes a Cristo: esta marcada por el no-hombre, con el leproso-símbolo
de todas las lepras, sabe de la pobreza de los pobres y del pecado de la iglesia rica. Su
antropología tierna no es ni alienada ni romántica. Solo quien ha experimentado la alegría de
vivir, el gozo del nacimiento, la maravilla del crecimiento, es capaz de dolerse como
Francisco. Sentir una llaga abierta en el corazón ante la muerte de un corderito, de un árbol,
de un papel escrito. Sentir horror de la cruzada y la tristeza del pecado, a la vez experimentar
la alegría de la compasión y la solidaridad.
Sólo el amante apasionado, capaz de descubrir el misterio de un Dios que nace y que crece
en las cosas más pequeñas y en los hombres más humildes, solidario hasta las últimas

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consecuencias con los dolores del mundo, puede entender la experiencia de quien ríe
llorando y en las lagrimas encuentra el gozo. Hermanas eran las penas, clérigos y laicos,
nobles, plebeyos, pobres eran objeto de amor y compasión entrañable.
La antropología franciscana se caracteriza por esta alegría sufriente, por este dolor gozoso
del amante. Es una cosmovisión comprometida, afectiva, amorosa, alegre y sufriente porque
es solidaria hasta las últimas consecuencias. Es presencia callada, humilde, escondida,
respetuosa. La antropología que nace de la Eucaristía es el espíritu de la anti cruzada. La
antítesis (la tesis contraria) del matar por la fe. Es el respeto por el proceso ajeno y por el
error de los demás. Es el amante que sabe crecer con el ritmo del amado, acción de gracias
por todo crecimiento del ser querido y entrega total de la propia vida, sin nada reservarse,
hasta la última capacidad de sufrimiento solidario, para dar la vida, por el objeto del amor.
La antropología elaborada a partir de la revelación del Jesús histórico está capacitada para
reconocer las propias limitaciones. La suficiente humildad para aceptar la lentitud de los
procesos, la conversión paulatina, las marchas atrás, las peregrinaciones. La suficiente
paciencia para esperar el momento propicio. Aceptar al otro tal cual es, lo que exige aceptarse
uno a sí mismo tal cual es, aceptar la medida de Dios. Impensable esta visión antropológica
sin recurrir a los misterios del pesebre, de la Eucaristía, de la cruz: de un Dios limitado y en
crecimiento. Nueve meses para que nazca, años hasta que comienza a hablar, fracaso
estrepitoso en la cruz, tiempo de la iglesia santa y pecadora, y el simple gesto de estar
presente en la humilde apariencia del pan y vino, ofreciéndose simplemente sin nada exigir.
La regla manda a los hermanos que vayan por el mundo mansos y humildes, sin pelearse,
sujetos a todos, sin empeñarse en convencer con palabras a herejes y paganos. Aquí radica
uno de los secretos que estructura toda antropología franciscana: no exigir. Jamás. Ni siquiera
en lo que se refiera a la opción fundamental. Aceptar al otro cual es, y crecer al ritmo del otro,
según la medida de Dios. Nunca exigir en este crecimiento. Actuar como Dios actúa con
nosotros. Falso el camino de la antropología que alude la historia para refugiarse en el monte
de una contemplación que no es cristiana.
1.2(b) Antropología Cristiana
La pregunta ¿Qué es el hombre? y ¿Cuál es su punto en el cosmos? constituye el horizonte
de la “Antropología Cristiana”, entendida como un intento del hombre por alcanzar la
comprensión de si mismo, no solo por la razón, sino a través de la Revelación, es decir de la
Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia (Magisterio). El fin de la Antropología consiste
en conocer al hombre en su realidad concreta actual.
El cristiano tiene que actuar audaz y creativamente para fortalecer su identidad que se
fundamenta en los valores originales de la “antropología cristiana”. Inspirándose en los
contenidos de la antropología cristiana el compromiso de los cristianos tiene que ser capaz de
elaborar proyectos históricos a favor de la fraternidad, de la justicia, de la paz, en contra de
todas las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, atentado a la libertad religiosa,
opresiones contra el hombre, y cuanto atenta contra la vida.
A pesar de todos los matices y discusiones, la tarea es tan válida como urgente. La
praxis creyente pone al cristiano tras las huellas de Cristo, hombre perfecto y Dios verdadero,
el crucificado, y tiene que producir necesariamente en tipo característico de antropologías de
cuño cristiano, que no se reducen necesariamente a los modelos oficialmente cristianos.
Un ejemplo notable es la proclamación de la dignidad humana que hace el documento
de los Obispos en Puebla sólo es aceptable e inteligible desde Cristo:

1
“Profesamos, pues, que todo hombre y toda mujer, por más insignificante que parezcan , tienen en sí una nobleza
inviolable que ellos mismos y los demás deben respetar y hacer respetar sin condiciones; que toda vida humana
merece, por si misma, en cualquier circunstancia, su dignificación; que toda convivencia humana tiene que
fundarse en el bien común, consistente en la realización cada vez mas fraterna de la común dignidad, lo cual
exige no instrumentalizar a unos a favor de otros, y estar dispuestos a sacrificar aun bienes particulares”. (11)

Para la concepción antropológica cristiana de base, no tiene importancia si el hombre es mas


o menos inteligente, más o menos bueno, mas o menos religioso, si está capacitado o no pare
el trabajo y es o n o útil a la sociedad. Todas las condiciones son irrelevantes: por sí mismo,
por el simple de ser, el hombre es sujeto de supremo respeto y de dignidad inviolable. Esto
sin condiciones , en cualquier circunstancia.
No se trata de repetir las palabras de ayer, Cristo haciéndose hombre, se introdujo en
la historia humana: perteneció a un determinado pueblo, a un determinado momento
cultural. Su mensaje lleva el sello de la época. También con la palabra de Dios: es esencial
conocer el contexto socio-cultural en que fue pronunciada, para no confundir la Palabra
“eterna” con sus sucesivas encarnaciones “caducas”, y para pronunciar hoy la Palabra eterna
en un leguaje que tenga sentido en el contexto cultural en que actualmente debe ser
escuchado y anunciado el mensaje”.
La mentalidad ha cambiado. El concepto de persona: se ha vuelto mas dinámico, mas
racional. El hombre es un ser histórico. La revelación es la intervención de Dios en la
historia humana, interpretada por los profetas. Dios ofrece la salvación a través de los
acontecimientos que van interpelando a los hombres y exigiendo respuesta.
El centro de esa historia de la Salvación es Cristo, por quien y para quien todo fue hecho. El
hombre se salva uniéndose a Cristo, participando de su misterio pascual. Esta perspectiva
“cristo céntrica” es una de las características de la antropología.
Cristo, Señor de la historia, sigue halando a la iglesia peregrina a través de los “signos de
los tiempos” (Constitución “Gaudium at Spes”) esos acontecimientos en que afloran las
preocupaciones de la humanidad en un momento de la historia, son acontecimientos que
abren perspectivas hacia el futuro y que invitan al compromiso. En ellos se revela la
presencia y el plan de Dios, se manifiestan la salvación.
Dios nos habla a través de los acontecimientos y nuestra fe se alimenta leyendo la historia.
Como el trigo y la cizaña permanecerán presentes hasta la cosecha final, los “signos de los
tiempos” esta siempre más o menos parasitados por “anti-signos”: el secularismo, el odio de
clases, la técnica al servicio del armamentismo, la deshumanización de la ingeniería genética,
etc. Debemos partir de hechos y preguntas recibidos del mundo y de la historia y reflexionar
sobre ellos a la luz del Evangelio. Entonces tratamos de reinterpretar la Palabra de Dios a
través de las cuestiones planteadas por los hechos.
La realidad histórica, con su novedad ira logrando que la Palabra de Dios vaya dando de si
todo lo que contiene realmente. Así, por ejemplo, la nueva imagen del mundo elaborada por
las ciencias naturales, influyó sobre la doctrina de la fe, ayudando a comprender más
profundamente la verdad revelada. El ascenso de la conciencia democrática, la toma de la
conciencia de la dignidad de la mujer, el fenómeno de la socialización requiere también de
una respuesta de fe.
“Sigue creciendo en la Iglesia la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas”
(Constitución “Dei Verbum” Nº8)

1
Y lo mismo sucede con el misterio del hombre. El hombre, al conocerse siempre mejor,
toma conciencia del sentido integral de la revelación y ahonda más en el “Misterio de Cristo”.
Principales características de la Antropología Cristiana
Podemos describir cinco características de la perspectiva cristiana de la Antropología:
1)-En primer lugar, el hombre es considerado como inmerso en la historia. Todas las
antropologías estudian al hombre en la historia, pero la Antropología Cristiana le añade un
sentido último a todo acontecer histórico: es el sentido de la salvación.
La historia de la humanidad es la historia de la salvación. El hombre ha sido creado por
Dios a su imagen, en un estado original de perfección; cayó de ese estado a causa del pecado
pero fue restaurado por Cristo, mediante una nueva creación y está orientado hacia su plena
perfección, a la que ha de llegar, al final de los tiempos.
2)-La antropología es cristo céntrica, es una doctrina sobre el hombre a la luz de Dios.
Estudia al hombre según Dios lo ve y lo quiere. Sus preguntas sobre el origen, el destino del
hombre y el sentido de su existencia hallan su respuesta en lo que Cristo a revelado. Cristo se
ha unido a todo hombre por la Encarnación, esto es, nos adquiere una dignidad más alta: nos
permite ser hijos de Dios. Además nos explica cuál es el sentido de nuestra existencia y de
nuestra vida. Por eso decimos que Cristo es la revelación del hombre al propio hombre. Cada
hombre esta llamado a unirse con Él siguiendo los consejos evangélico.
3)-La historia de la humanidad tienen al hombre como su artífice. La historia no es
únicamente una serie de acontecimientos que el hombre va soportando. El hombre no es un
sujeto inerte, pasivo, sino que es artífice de su historia. Tiene libertad para elegir su camino
en la vida. Está llamado por dios a vivir como su hijo; pero es libre para comprometerse o no,
para responder o no, a la llamada de Dios.
La revelación es el mensaje de un Dios que se comunica y que busca que en el que lo
escucha lo acepte y lo viva para que alcance el desarrollo pleno de su existencia personal.
Dios no es un ser lejano. Dios está en diálogo con el hombre a través principalmente, del
evangelio revelado en Cristo. Es te es un mensaje y el que lo escucha es libre para aceptarlo o
no. Si lo acepta, el hombre se compromete a vivir en comunión con Dios y a descubrir la
bondad de toda la realidad: de los hombres, de las cosas, de toda la creación. La historia del
hombre es la historia de sus actitudes, de su aceptación o su rechazo a esa relación con Dios.
4)-El concepto clave de la visión cristiana de la Antropología es la Persona.
¿Qué es la persona? La persona es una unidad bio-psico-espiritual. Es un ser conciente de
si mismo, que dispone de si mismo y se va construyendo progresivamente, tomando una
postura con sus opciones libres frente a los valores y a las demás personas, y sobre todo
frente a Dios.
5)-La Antropología cristiana destaca la dimensión social del hombre. Dios no creó al
hombre para vivir aisladamente, sino para formar una sociedad. El hombre es imagen de un
Dios que vive en comunidad Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y Dios no ha querido salvar y
santificar a los hombre aisladamente, sin conexión alguna unos con otros, sino constituyendo

1
un pueblo que lo confiese de verdad y lo sirva santamente. Ese pueblo es la Iglesia (del latí
ecclesia – griego ekklésia, asamblea, comunidad).

Hipótesis contrarias al pensamiento cristiano


Hay tres hipótesis que rechazan el concepto de creación que acabamos de definir. Estas posturas se
basan en una visión de la relación de Dios con el Mundo, ven a Dios:
1) A Dios en contra del mundo: dualismo.
2) El mundo sin Dios: materialismo.
3) Que Dios es el mundo: panteísmo.

* El dualismo: se define como tal al sistema que admite dos principios supremos, diversos y opuestos,
de los cuales se origina toda la realidad. Los orígenes de este pensamiento se hallan en el mazdeísmo
(antigua religión persa) que sostiene la existencia de un principio del bien y otro del mal. Y esta
tendencia de explicación dualística del mundo se continúa en los filósofos griegos; así por ejemplo
Pitágoras, que trataba de explicar las cosas a partir de la antítesis numérica o Empédocles, por la lucha
entre el amor y el odio; Anexágoras, por la oposición entre la materia y la mente ordenadora;
finalmente Platón por el contraste entre materia y mente suprema.
Esta explicación dualística del mundo pasa al ambiente cristiano a través del gnosticismo, que
consiste en un movimiento pseudoreligioso, sincretista que adhiere al maniqueísmo (Mane sostenía la
existencia de dos principios contrarios y coeternos). A lo largo de la historia del cristianismo, por una
equivocada exageración
de lo espiritual sobre lo material se repitieron estas ideas dentro de los grupos de sectas herejes, como
los cátaros (medioevo). En todos estos casos se desprecia la materia, y el cuerpo del hombre como algo
de poco valor o incluso pecaminoso.
* El materialismo: sostiene que todas las cosas dependen solamente de la materia, que existe desde toda
la eternidad y que se desarrolla indefinidamente.
Los primeros en sostener esta tesis fueron los pensadores griegos (siglo VI a.C.).
Así, para Tales de Mileto la materia primordial y única es el agua, para Anaximandro el
elemento original es lo indeterminado (apeiron) y para Anaxímedes, es el aire, el cual se convierte en
fuente de todas las demás cosas.
Sin embargo, el más importante entre ellos es Demócrito (siglo IV a.C.), que afirmaba que el
mundo resulta de la composición de muchos cuerpos minúsculos (átomos), infinitos, eternos e
inmutables que se agitan en el vacío y que se combinan dando origen a diversos cuerpos.
El materialismo, como pensamiento filosófico reaparece en los siglos XVII y XVIII con Hobbes,
De la Mettrie, Voltaire, Diderot, etc. En el siglo XIX aparece nuevamente, bajo la forma de mecanicismo
biológico, pues se presenta a la materia atómica como el sustrato de todas las formas orgánicas.
Particular importancia tuvo la teoría de la evolución de Darwin y de Spencer. Por último, en el siglo
XX otra reedición de este pensamiento materialista se dio en la corriente materialista histórico-
económica sostenida por Feuerbach., Marx y Engels, que dan origen al comunismo.
* Panteísmo: consiste en la negación de la distinción entre Dios y el mundo, y este pensamiento
adquirió distintas formas a lo largo de la historia: a) panteísmo emanatista: Plotino (neoplatónico)
afirma que existe el Uno, que es el primer principio y fuente de la realidad. Estas emanaciones
concluyen en la materia, que es la negatividad absoluta, la pura potencialidad e indeterminación.
Sin embargo, podemos decir que todas las cosas constituyen con el Uno una única sustancia.
Otra forma de panteísmo es el panteísmo sustancial de Spinoza. Este filósofo sostiene que la
sustancia es aquello que no tiene necesidad de otro para existir, es decir, es la autosuficiencia, lo absoluto, que
tiene autonomía completa.

1
Por lo tanto, la sustancia es Dios, y tiene ella atributos infinitos como el pensamiento la
extensión. Las cosas que nosotros vemos son “modos” de la sustancia, modos que no existen en sí
mismos y por sí mismos, sino sólo en la sustancia.
No hay ninguna diferencia, entonces, entre las cosas y Dios.
Por último se halla el panteísmo idealista que se inicia con Kant, el cual sostiene que el yo (la
razón humana) no sólo ordena la realidad al conocerla puesto que se le presenta de manera caótica,
sino que es él mismo el creador de la realidad. El yo trascendental del cual surgen las cosas, se
desarrolla en un proceso dialéctico de tres momentos: tesis, antítesis y síntesis. Y el más grande de los
pensadores idealistas Hegel, el cual identifica totalmente el ser con el pensamiento de manera tal que
sólo lo ideal es real. Y esta realidad ideal se desarrolla en un devenir que es permanente, y que se
identifica con la sustancia divina. El hombre y las cosas no son más que momentos de ese devenir,
manifestaciones de una única realidad divina. Es el punto máximo del idealismo
y del panteísmo.
El Magisterio de la Iglesia ha rechazado a lo largo de la historia estas hipótesis que considera
como erróneas.
De esta forma, en contra del dualismo sostiene que Dios es el único creador del cielo y de la
tierra, es decir, de todas las cosas visibles e invisibles. Esto es lo que expresa al inicio del Credo: “Creo
en Dios Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra” (Símbolo Apostólico). Esta expresión de
fe se mantiene clara, sin confusiones en todas las manifestaciones formales de fe que acompañan los
actos litúrgicos, y en las enseñanzas de los primeros maestros de la fe (padres de la Iglesia).
De manera particular esta doctrina se hace explícita al rechazarse la postura de las sectas
maniqueas, en las cuales se niega la posibilidad de un principio creador que no sea Dios; o de la
afirmación de que el mal también tiene un principio absoluto. Lo mismo se halla en los rechazos de la
Doctrina Social de la Iglesia de las posturas de las sectas de cátaros, los valdenses y los albigenses,
reafirmando a Dios no sólo como creador de las cosas espirituales sino también de las corporales y
sosteniendo que hasta el mismo diablo es creado por Dios, como un ser que es bueno por naturaleza
pero que luego se convierte en malo.
Contra el materialismo no existe un rechazo directo puesto que lo considera un error banal, es el
hecho de afirmar que sólo existe la materia.
Respecto del panteísmo también son varias las declaraciones del Magisterio en las cuales se
niegan la posibilidad de admitir una confusión del Ser divino con el ser creado, particularmente se da
esto en el Concilio Vaticano I (1870) en el cual se afirma que hay un solo Dios creador, que ha creado
por su bondad y potencia infinita todas las cosas de la nada.
De esta manera, la enseñanza oficial de la Iglesia se mantuvo fiel al dato de la revelación en la
cual lo primero que se enseña es que todo procede de un solo Creador, que no es de este mundo.

Mi Conciencia
Uno de los desafíos de nuestros tiempos es ayudar a las personas a descubrir que el bien y la
verdad no son relativos. Para ello es necesaria la formación de la conciencia moral. Pero: ¿Qué es la
conciencia?
La conciencia moral es un juicio de la razón por el cual reconocemos dónde está el bien, que es
lo justo y que es lo recto. En ella, somos invitados a realizarnos como personas. Ella es la que nos invita
a hacer el bien y rechazar y evitar el mal.
Formar nuestra conciencia moral es una tarea que dura toda la vida. Desde niños somos
invitados a reconocer la vos interior que nos conduce a la verdadera felicidad.
Para una buena formación de la conciencia es conveniente tener en cuenta:
1) Tomar el tiempo suficiente para madurar las opiniones y los juicios.
2) Luego de analizar cada problema preguntarse cuáles serían las repercusiones que pudieran
sucederse.

1
3) Observar en que medida resulten útiles para los demás y ver si responden al mandamiento
del amor.
4) Confrontar con las ideas de otros por el diálogo, orientarse con la ayuda de la Biblia y los
consejos de la Iglesia.
5) Pedir a Dios en oración que nos de la luz necesaria.
El ser humano se descubre y actúa como sujeto responsable de sus acciones. Es capaz de
interrogarse.
-Sentido Crítico: le permite discernir cuándo su actuar resultará o no conducente a su destino de
persona.
-Surge la necesidad de cultivar, la observación, la apertura a la realidad, la respetuosa actitud
contemplativa.
Conocerse - aceptarse - gobernarse

La conciencia moral
Es un juicio práctico de la razón, por el que la persona reconoce, de acuerdo con la ley moral, si
un acto es bueno o malo.
¿Cómo educamos la conciencia?
En la formación de la conciencia, la Palabra de Dioses la luz de nuestro caminar; que
pongamos en practica la fe y la oración.
No olvidar que estamos acompañados por el Espíritu Santo y asistido por sus dones guiados
por las enseñanzas de la Iglesia.
Hoy en día no se dan importancia a los valores morales. Se los reconocen poro no se los pone
en práctica.
Conciencia Verdadera: es la que juzga con los principios rectos de la verdad.
Conciencia Errónea: es la que toma por bueno lo que objetivamente es malo o viceversa.
Para juzgar la moralidad de los actos hay que tener en cuenta los siguientes factores:
Objeto: es la acción que se realiza; puede ser bueno, estudiar, obedecer o malo como, odiar
insultar, etc.
Fin: es la intención que se le pone al acto.
Un acto es malo cuando El hecho es malo en si
Quien lo hace conoce lo que hace.
Se ejecuta con plena libertad

VISIONES INADECUADAS DEL HOMBRE EN LATINOAMERICA

(DOCUMENTO DE PUEBLA)

1
1) VISIÓN DETERMINISTA

Comprende esencialmente cinco modalidades. Todas conducen a una misma afirmación equivocada:
el hombre no es dueño de si mismo, sino victima de fuerzas ocultas.

a) La práctica de la hechicería

Las prácticas supersticiosas abundan en nuestros pueblos latinoamericanos. Mucha gente


cree en el poder mágico y en la influencia maléfica de ciertas palabras, acciones u objetos y
hacen depender a Dios de acontecimientos humanos.

La creencia en brujos, adivinos, en ciertos ritos, en fetiches, amuletos, etc, son aspectos nega-
tivos de la religiosidad popular.

b) El interés creciente por los horóscopos o la astrología

Es superstición cuando el hombre cree que su vida esta dominada por fuerzas zodiacales ( He
aquí una frase sacada del libro de Botelho d’Abreu: “No somos una cosa u otra porque los as -
tros así lo determinan en el momento del nacimiento”).

c) La creencia en la reencarnación

Es una creencia por parte de los adeptos de varias formas de espiritismo y de religiones
orientales.

El espiritualismo sistematizado y organizado, ha nacido en Estados Unidos en 1847 en la fami -


lia Fox. Afirma la creencia en Dios, la inmortalidad del alma, la reencarnación en la tierra o en
los otros mundos habitados.

La creencia en la reencarnación, venga del espiritualismo o de las religiones orientales, no es


cristiana ni conciliable con el cristianismo.

d) El pasivismo providencialista

Muchos cristianos creen equivocadamente que todo lo que les sucede es determinado e im-
puesto fatalmente por Dios.

Nada más contrario al espíritu de la Alianza que pide al hombre ser colaborador de Dios en el
plan de salvación. El hombre debe actuar al lado de Dios providente.

Ni Dios solo (pasivismo) ni el hombre solo (secularismo).

e) El fatalismo social

Se apoya en la idea errónea de que los hombres no son fundamentalmente iguales.

Esta falta de respeto a la persona se manifiesta en expresiones y actitudes de quienes se juz -


gan superiores a los demás.

De aquí, con frecuencia, la situación de desigualdad en que viven obreros, campesinos, em -


pleadas domesticas y tantos otros sectores. (Puebla n°308-309).

2) VISIÓN PSICOLOGISTA

Según este modo de ver, “la persona humana se reduce, en última instancia, a su psiquismo”.

1
Nuestros pastores (obispos), piensa, concretamente, en dos expresiones bien radicales de
esta visión inadecuada:

 La de ciertos seguidores de Freud, según la cual la persona es “victima del instinto funda-
mentalmente erótico”.

 La de algunos discípulos de Pavlov, que conciben al hombre como un haz de reflejos con-
dicionados. El hombre carece de libertad pues responde mecánicamente a estímulos.

Así pues, al negar esta visión inadecuada toda responsabilidad conduce al pensexualismo
y justifica el machismo tan extendido en Latinoamérica.
(Puebla n°310)

3) Visiones Economistas

Bajo el signo de lo económico, que es la raíz común, se presentan tres visiones inadecuadas
del hombre.

a) Visión consumista

Es la visión, que rinde culto al “TENER MÁS”, ahogando al hombre en su afán desmedido por
rodearse de cosas, para consumir y gastar.

 La persona humana es considerada como instrumento de producción y objeto de consu-


mo.

 Todo se fabrica y se vende en nombre de los valores del “tener”, del “poder” y del “pla -
cer”, como si fueran sinónimos de la felicidad. Esto impide el acceso a los valores espiri-
tuales, es la visión más generalizada.

(Puebla 311)

b) Visión individualista (del “liberalismo capitalista”)

El liberalismo económico, de praxis materialista, nos presenta una visión individualista del
hombre.

 La dignidad de la persona consistiría en la eficacia económica y en la libertad individual.

 De esta forma el hombre se cierra y se vuelve sordo a las exigencias de la justicia social y
se coloca la servicio del imperialismo internacional del dinero, olvidando sus obligaciones
en relación con el bien común.

 Esta visión no planifica la economía al servicio del hombre sino el hombre al servicio de la
economía. (Puebla 312)

C) Visión colectivista (del “Colectivismo Marxista”)

1
Opuesto al liberalismo económico y en lucha permanente contra sus injustas consecuen -
cias, el marxismo clásico sustituye la visión individualista del hombre por una visión colec-
tivista.

 La meta de la experiencia humana se pone en el desarrollo de las fuerzas materiales de


producción.

a) El hombre es despojado de su libertad auténtica y es dirigido en su comportamiento


por las normas dictadas por aquellos que son responsables de

 las estructuras sociales, políticas y económicas.

 Esta visión inadecuada afirma defender y proteger los interese de la mayoría pero no
hace sino aplastar los derechos del hombre (especialmente) el derecho de la libertad re -
ligiosa).

El colectivismo marxista reduce al hombre a un simple engranaje de la maquinaria estatal.


(Puebla 313)

4) Visión cientista

La organización técnico-científica de ciertos países está engendrando una visión cientista del
hombre. La vocación del hombre está puesta en la conquista del universo.

 En esta visión, solo se reconoce como verdad lo que la ciencia puede demostrar.

 En nombre de la ciencia todo se justifica, incluso lo que constituye una afrenta a la digni -
dad humana.

 El hombre es lo que la ciencia puede decir de él. Por lo tanto el hombre queda reducido a
su definición científica.

 Las comunidades nacionales se someten a las decisiones de un nuevo poder: la tecnocra -


cia.

1
La tecnocracia consiste en una especie de ingeniería social que controla los espacio de li -
bertad de individuos e instituciones, con el riesgo de reducirlos a meros elementos de
cálculo. (Puebla 315)

5) Visión “estatista”

“Queremos señalar algunas de las enfermedades sociales más graves que padecemos, de re -
flejo político y económico, pero que tienen origen moral”

La primera es el endiosamiento del Estado. En las décadas de los años 20 y 30 el estatismo


cundía en Europa, encarnado en diferentes regímenes políticos de dereccha e izquierda. Aquí
también le abrimos las puertas, y pronto se intaló como ideología en la conciencia colectiva.
De allí surgió una interpretación cuasi mmágic del Estado, que todavía hoy inmoviliza al hom-
bre argentino. El Estado aparece una especie de dios, que todo lo puede, al cual nada malo le
podría pasar. Por lo tanto se le puede pedir y exigir cualquier cosa.

Ahora cunde la ideología contraria: el envilecimiento del Estado, propio del más crudo libe-
ralismo. Alarmados por los peligros del estatismo, se procedió a vender las empresas del Es-
tado, pero sin un diseño nacional del mismo. No se tuvo suficientemente en cuenta que este
es un instrumento creado para servir al bien común, y para ser el garante de la equidad y de
la solidaridad del entramado social. Tampoco se organizó previamente una red adecuada de
contención social,, dando el lugar a la marginalidad y la exclusión creciente.
(Obispos argentinos ”Queremos ser nación” n°3-5)

EN SINTESIS

Los pastores latinoamericanos,, al presentar estas visiones inadecuadas del hombre nos dicen
unas atentan contra la identidad y la genuina libertad otras impiden la comunión; otras no
promueven la participación con Dios y con los Hombres.

1
TEMAS ESPECIFICOS PARA ESTUDIAR Y EVALUAR

A) Etimología, termino y concepto de Antropología.


B) El problema del hombre.
C) El Objeto de la antropología
D) Los Métodos de la Antropología
E) Distintas antropologías.
F) ¿Porque estudiamos una antropología cristiana? (SINTESIS)
G) Antropología Franciscana ( SINTESIS).
H) Antropología Franciscana (SINTESIS).
I) Principales Características de la Antropología Cristiana.
J) Hipótesis contrarias al pensamiento cristiano.
K) Mi conciencia: concepto –conciencia Moral.
L) Visiones Inadecuadas del Hombre en Latinoamérica (documento de
Puebla).

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