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FINAL TEOLOGÍA II - Tema “El Reino de Dios”

El Reino de Dios: ¿Qué es?


Es su gobierno eterno siendo manifestado en su creación con el fin de mostrar su gloria en
Cristo, por medio del Espíritu Santo, para llevar a muchos hijos e hijas a ser parte de su
reinado eterno.
El reinado de Dios como un gobierno eterno diferente a toda monarquía o reinado humano. Él
nunca ha dejado de ejercer dominio en toda su creación.
Nunca ha existido un día en el que Dios haya comenzado a reinar, y nunca existirá un día en
el que deje de hacerlo.
No hay rincón en su creación que Él no gobierne eternamente.
La idea del Reino de Dios se encuentra predominantemente en el Nuevo Testamento,
especialmente en los Evangelios.
El “Reino de Dios” es un término usado indistintamente con el de “Reino de los Cielos”.
En el Evangelio según Mateo se utiliza esta última expresión, ya que está destinado a los
judíos quienes prefieren evitar el uso directo del nombre de Dios.
Mientras que en el de Lucas, en el de Marcos y en el de Juan se utiliza “Reino de Dios”,
dirigidos a una audiencia más general y menos familiarizada con el término “Reino de los
Cielos”.

El reino manifestado:

El reino eterno de Dios se manifestó en la creación. Cuando Dios creó el universo y todo lo
que hay en él.

Dios no creó el universo para tratar de llenar Su plenitud, sino para mostrar Su plenitud, ya
que el Rey eterno no necesita absolutamente nada. A diferencia de reyes que necesitan ser
servidos y dependen de su descendencia para preservar su reinado, Dios no depende de su
creación.

“La creación muestra la supremacía del Rey Jesús como el todo-suficiente Creador.”

El reino inaugurado:

El Rey creó nuestro mundo para que fuera habitado por seres humanos hechos a su imagen y
semejanza que lo representaran a Él, teniendo dominio sobre lo creado, y así diesen gloria al
Creador.
Sin embargo, sus representantes (la humanidad) fallaron, pues pecaron. Por eso, la historia
bíblica presenta al Rey soberano ejecutando su plan salvador, preservando la simiente de la
mujer hasta la llegada del Redentor que restauraría todas las cosas (Jesus).
La gloriosa verdad del evangelio: el Rey Jesús inauguró en este mundo el reino eterno de
Dios al hacerse carne para habitar entre nosotros y mostrar la gloria del Padre.
Cristo se hizo el Siervo sufriente para que Dios Padre nos librará del dominio de las tinieblas
y nos trasladara a su reino, el reino de su Hijo.
El reino sin fin:
El reino de Dios no tuvo comienzo ni tendrá fin, pero ahora, por medio del Espíritu Santo,
incontables pecadores son regenerados para ser hechos herederos según la esperanza de la
vida eterna.
Cuando Cristo regrese por segunda vez, ahora para consumar el reino de Dios, comenzará lo
que por gracia su iglesia hará el resto de la eternidad: glorificar en gloria al Rey soberano.
Por esto, saber que servimos al Rey eterno tiene implicaciones para nuestro hoy. Nos lleva a
buscar las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios.
Así que los creyentes somos llamados a vivir como nuevas criaturas, representando al Rey en
el aquí y ahora, mientras tenemos puesta la mirada en el allá y para siempre.

Parábolas del Reino de Dios:


¿Qué son?
Son breves narraciones dichas por Jesús de Nazaret a todos sus seguidores que encierran una
educación moral y religiosa, revelando una verdad espiritual de forma comparativa con la
realidad.
La parábola es un relato religioso corto que es fácil de comprender y brinda verdad espiritual.
Manifiestan el significado de lo que Dios haría en la vida de las personas.
La finalidad de las parábolas de Jesús es enseñar cómo debe actuar una persona para entrar al
Reino de los Cielos y en su mayoría revelan también sus misterios. Además enseñan
importantes lecciones acerca de la naturaleza del Reino de Dios y de nuestra responsabilidad
de ser sus súbditos.
En ocasiones Jesús usó las parábolas como armas dialécticas contra líderes religiosos y
sociales.
¿Dónde se encuentran?
Las parábolas se encuentran contenidas en los evangelios sinópticos, tres de los cuatro
evangelios canónicos (el de Mateo, el de Marcos y el de Lucas), aunque también se pueden
encontrar en algunos evangelios apócrifos, como el de Tomás y el de Santiago.

Jesús mismo enseñó con una serie de parábolas lo que es el Reino de Dios, llamadas “Las
siete parábolas del Reino de Dios”.
Estas parábolas se encuentran en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas:
1. La parábola del sembrador (Mateo 13:1-9, Marcos 4:1-9, Lucas 8:4-8). Enseña que el
Reino de Dios es como una semilla que crece y produce fruto.
2. La parábola de la cizaña (Mateo 13:24-30). Enseña que el mal está presente en el
mundo, pero que el Reino de Dios finalmente triunfará.
3. La parábola del grano de mostaza (Mateo 13:31-32, Lucas 13:18-19). Enseña que el
Reino de Dios es pequeño al principio, pero crece y se hace grande.
4. La parábola de la levadura (Mateo 13:33, Lucas 13:20-21). Enseña que el Reino de
Dios se extiende y se multiplica.
5. La parábola de los tesoros escondidos (Mateo 13:44). Enseña que el Reino de Dios es
valioso y que merece la pena buscarlo.
6. La parábola de las perlas finas (Mateo 13:45-46). Enseña que el Reino de Dios es
valioso y que debe ser protegido.
7. La parábola del pescador de hombres (Lucas 5:1-11). Enseña que Jesús llama a las
personas a seguirlo y que el Reino de Dios es para todos.

Milagros - Mateo 11:5 y la Sanación Divina:


Versículo de La Biblia, en el Evangelio de Mateo 11:5: “Los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es
anunciado el evangelio”.
Es una muestra de la sanación divina y la compasión de Jesús hacia los enfermos y
necesitados.

“Las llaves del Reino” - Mateo 16:13-20


Jesús le dijo a Pedro: “Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que atas en la tierra
será atado en el cielo, y todo lo que pierdas en la tierra será suelto en el cielo” (Mateo
16:19).}

Simbolismo de las Llaves del Reino:


Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, las llaves simbolizan poder y autoridad.
“Las llaves del reino” representan la autoridad para abrir paso a las personas a fin de que
puedan “entrar en el reino de Dios” (Mateo 16:19; Hechos 14:22).
Jesús le dio a Pedro “las llaves del reino de los cielos”, eso significó que Pedro recibió
autoridad para revelar que personas con fe podrían disfrutar del privilegio de entrar en el
Reino de los cielos al recibir el espíritu santo de Dios.

¿Cuáles son las llaves del Reino?


Las llaves del reino el dar, orar y ayunar.
Estas llaves importantes y de profundo fundamento en el andar con cristo, nos permiten en
forma individual que cada uno de los hijos de Dios podamos recibir una nueva visión de
revelación, verdades totalmente más profundas, estas verdades forman una visión de la
potencia que promovía a Jesús mientras, él estaba en la tierra.
- DAR: Jesús objeta que el hecho de dar, es muestra que se espera de la persona, pero
el motivo que está detrás de la dádiva es lo que verdaderamente interesa. Jesús está
adiestrando sobre esto para poder revelar una verdad extremadamente más profunda y
expresa que la primera fase cuando empezamos nuestro progreso como discípulos, se
precisa por la manera en que damos y por las motivaciones que nos hacen dar.
Es importante precisar que dar, implica entregar algo no por el simple hecho de que
esto sea gran cantidad, es lo que se desprende de tu corazón lo que determina, si
necesariamente cediste, a simple vista quizás todos vieron que entregaste bien sea una
ofrenda, una bendición a algún hermano, o cualquier otra persona que se cruzó en su
camino, lo que es tomado en cuenta por Dios fue la entrega de tu corazón, la
verdadera intención ¿para qué? y ¿por qué? Eso es lo que hará que la llave tenga el
efecto de abrir el cielo y la bendición.
- ORAR: La oración debe ser un intercambio de lo que está sucediendo en el cielo con
lo que está sucediendo en la tierra. Si esto no se efectúa de esta manera, no se ha
experimentado la verdadera oración. Todo lo que sucede en el reino celestial está
buscando una avenida, por medio de la cual se pueda manifestar en el ámbito natural.
Cuando Jesús dijo, "Yo sólo hago lo que hace mi Padre", eso no sólo fue dicho para
llenar las páginas de la Biblia. Esta fue una enseñanza que nos muestra cómo orar.
Todo lo que nosotros necesitamos y todo lo que el padre quiere manifestar, ya ha sido
hecho. La oración no representa solo comunicar palabras, sino demostrar.
Esta declaración fue hecha para demostrarnos que a medida que nos unimos con el
espíritu santo, perdemos por completo nuestra propia identidad y nos convertimos en
una sola voz. Esta voz no posee miedos, ni incredulidad ni dudas. Esta voz llama a las
cosas del cielo para que se manifiesten en la tierra y puede ver el final desde el
principio.
- AYUNAR.

¿A favor de quiénes usó Pedro esas llaves?


Dios le dio autoridad a Pedro para abrir las puertas del Reino a tres grupos:
1. A los judíos y a quienes se habían convertido al judaísmo. Poco después de la muerte
de Cristo, Pedro animó a una multitud de judíos y conversos a aceptar a Jesús como el
Rey que Dios había elegido para su Reino. Además, les mostró lo que debían hacer
para salvarse. De esta forma les abrió el camino para que pudieran entrar en el Reino.
Miles de personas “abrazaron [o aceptaron] su palabra” (Hechos 2:38-41).
2. A los samaritanos. Más adelante, Pedro fue enviado a los samaritanos y volvió a usar
una de las llaves del Reino. Lo hizo cuando el apóstol Juan y él “oraron para que [los
samaritanos] recibieron espíritu santo” (Hechos 8:14-17). Esto les abrió paso para que
entraran en el Reino.
3. A los gentiles. Tres años y medio después de la muerte de Jesús, Dios le reveló a
Pedro que los gentiles (es decir, quienes no fueran judíos) también tendrían la
oportunidad de entrar en el Reino. Por consiguiente, Pedro usó otra de las llaves al
predicar a los gentiles. De esta manera, les abrió la puerta para que recibiesen el
espíritu santo, se hicieran cristianos y tuvieran la perspectiva de formar parte del
Reino (Hechos 10:30-35, 44, 45).
¿Qué significa “entrar en el reino”?
Quienes entran en el Reino de los cielos llegan a ser reyes junto con Jesús.
La Biblia predijo que se sentarían en “tronos” y que serían reyes “sobre la tierra” (Lucas
22:29, 30; Revelación 5:9, 10).
¿Quién decide quién entra al cielo?
La Biblia dice que Jesucristo es quien decide quien entra al cielo, y no Pedro, quien va a
“juzgar a los vivos y a los muertos” (2 Timoteo 4:1, 8; Juan 5:22).
De hecho, Pedro mismo declaró que Jesús “es Aquel de quien Dios ha decretado que sea juez
de vivos y de muertos” (Hechos 10:34, 42).

¿Quién decide cuándo usar las llaves del Reino?


Cuando Jesús le habló a Pedro de las llaves del Reino, le dijo también: “Lo que ates en la
tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”
(Mateo 16:19, Biblia de Jerusalén).
Al leer estas palabras en la Biblia, algunos podrían entender que Pedro tomaría decisiones
que luego se adoptarían en el cielo. Sin embargo, la construcción verbal en el griego original
muestra que las decisiones de Pedro vendrían después de las tomadas en el cielo, no antes.
Además, en otras partes de la Biblia puede verse que Pedro siguió la dirección celestial para
usar las llaves del Reino. Por ejemplo, al usar la tercera llave, estaba obedeciendo las
instrucciones de Dios (Hechos 10:19, 20).

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