proclamar su llegada y a la necesidad de un cambio personal profundo para estar dispuesto a acogerlo. El Reino en el Antiguo Testamento
Este término (“Reino de Dios”) no lo inventó Jesús, sino que lo
recogió de la expectación que el pueblo judío mantenía desde hacía siglos. La palabra “Reino” en hebreo, designa la situación que se producía cuando el Rey pasaba a ejercer su mando (“Reinado” sería un término más adecuado).
Los textos mesiánicos del A.T. indican que Dios va a elegir a
un consagrado (= Mesías) para ser el rey ideal encargado de introducir esta nueva realidad que brota de la ayuda y protección a los desvalidos, humildes y pobres. (= Expectativa Mesiánica) Jesús hace presente el Reino de Dios
Jesús fue haciendo presente la llegada del Reino
Dios a los hombres y mujeres por medio de tres elementos: – sus palabras – sus actitudes – sus obras
Este mensaje encierra una concepción que no es
posible realizar a través de la ciencia, la técnica o cualquier otro esfuerzo humano: Es su Padre quien va a reinar, salvando a todos los humanos de lo que supone el mal, la miseria y el pecado. No es posible definir esta nueva realidad llamada Reino de Dios. Por esto es que Jesús se refiere a ella por medio de parábolas que presentan al Reino como:
– Una realidad ya presente, pero oculta, pequeña, insignificante y de
poca apariencia.
– Una realidad de amor, donde se hace presente un Dios Padre que
perdona y reconcilia
– Una realidad donde se invierten las posiciones, y muchos primeros
pasan a ser últimos y muchos pequeños pasan a ser grandes. Sentido de las parábolas ¿Qué es una parábola? Una parábola es una narración simbólica de la que se desprende una enseñanza moral. Expone una comparación concreta destinada a hacer comprender una enseñanza abstracta.
Jesús destaca en sus parábolas la soberanía
de Dios, destacando que en todo momento se impone la voluntad de Dios sobre los egoísmos humanos En la parábola se debe buscar lo impactante, lo paradójico, lo llamativo y hasta lo escandaloso, la parte que ataque nuestros convencionalismos y nuestra mentalidad habitual, pues es ahí, en ese golpe de extrañeza, donde se encierra toda la enseñanza de la parábola.
Así de impactante debió de ser cuando Jesús en
sus parábolas y en su vida sale en defensa de lo que parecía mala hierba y privilegia lo que el mundo y la sociedad desprecia y ataca. Jesús personaliza el Reino en su Persona, porque la postura que se toma ante él, es la postura que se asume ante el Reino que él mismo anuncia.
Por consiguiente, el Reino de Dios, se
puede definir como “el anuncio de una salvación nueva y definitiva, que consiste en el gobierno o en su amor fiel al hombre y la mujer” El Evangelio o Buena Noticia que Jesús trajo a los pobres y oprimidos era una profecía.
La profecía fundamental de Jesús se contiene en
ese pasaje evangélico que llamamos: Las Bienaventuranzas ( Lc. 6, 20-21ss ). – Bienaventurados los que son pobres, porque suyo es el Reino de Dios – Bienaventurados los que ahora padecen hambre, porque serán saciados. – Bienaventurados los que ahora lloran, porque reirán...
Es Lucas en su Evangelio quien nos ha
preservado la forma más original de esta profecía, dirigida aún a los contemporáneos de Jesús: Los que son pobres, hambrientos y desdichados. Pero no se entienda que la Buena Noticia del Reino de Dios era una noticia acerca de una futura situación en la tierra, cuando los pobres ya no eran pobres, o los hambrientos estuvieran saciados...
Sino que Jesús dice contundentemente:
– “El Reino de Dios está en ustedes” – “El Reino de Dios está en medio de ustedes” Características del Reino de Dios
: Tres características fundamentales
1. Vinculado a la figura de Jesús
2. Es para todos (as) y gratuitamente
3. Es preferencialmente para los pobres y
excluidos El Reino de Dios, como cualquier otro reino, no puede esta dentro de un hombre o mujer. En el trasfondo del uso que Jesús hace de la expresión “Reino de Dios” hay una imagen gráfica: Jesús habla de entrar o no entrar en el Reino .
La imagen que está detrás de todo esto
es, evidentemente, la de una casa o una ciudad amurallada. Algunos textos que muestran esta imagen: “Nadie puede meterse en una casa de un hombre fuerte y robarse sus pertenencias” (Mc. 3,27)
“Todo reino dividido queda asolado, y
ninguna ciudad o casa (familia) dividida podrá mantenerse en pie” (Mt. 12, 25) En las parábolas la figura más frecuente es la del padre de familia o amo de la casa. Y al menos en seis parábolas lo que acontece en la casa es un banquete (Lc. 11, 5-8; 12, 42-46...)
Existe también un paralelo entre el Reino
y el Templo: El templo que Jesús construirá en tres días (es decir en breve) no está hecho por manos humanas, sino que es una NUEVA COMUNIDAD. El hecho de que esta forma de hablar del Reino se base en la imagen gráfica de una casa, una ciudad o una comunidad, no deja lugar a dudas acerca de lo que Jesús tenía en mente:
Una sociedad de personas, aquí en la tierra, políticamente
estructurada.
Así, el Reino es una sociedad cuya
estructura política es monárquica, es decir, regida y gobernada por un rey: El Padre.