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HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE

El cuarto mandamiento de la Ley de Dios nos dice: “Honra a tu padre y a tu madre”.


Mientras que los tres primeros mandamientos nos enseñan el amor a Dios, los siete
restantes tienen como objeto el bien del prójimo (y el bien personal), que debe ser
amado por amor de Dios.
Honrar a los padres significa amarlos, respetarlos, teniendo cuidado de no causarles
dolor y ser agradecidos por todo el amor que nos han dado.
El Catecismo de la Iglesia Católica subraya la importancia de este cuarto mandamiento
que se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres. Se refiere
también a las relaciones de parentesco con los demás miembros del grupo familiar.
Asimismo, se extiende a los deberes de los alumnos con los maestros, de los empleados
con los jefes, de los ciudadanos con su patria. Este mandamiento implica y
sobreentiende también los deberes de los padres y de todos los que ejercen una
autoridad sobre otros.

1. PROBLEMÁTICA ACTUAL:
En la sociedad contemporánea, se observa una creciente falta de respeto y valoración
hacia los padres y las figuras de autoridad en general. La influencia de la tecnología, el
individualismo y la cultura del consumismo han contribuido a erosionar la importancia
y el respeto hacia los padres y las personas mayores. Además, el ritmo acelerado de vida,
las demandas laborales y las presiones sociales han llevado a la negligencia de las
responsabilidades familiares y al distanciamiento emocional entre padres e hijos.
Esta problemática se manifiesta en diferentes aspectos, como la falta de comunicación
y comprensión entre generaciones, el abandono de los adultos mayores en hogares de
ancianos, la falta de atención y cuidado hacia los padres en su vejez, y la pérdida de
valores y tradiciones transmitidos de padres a hijos.

2. PROPUESTA DE SOLUCIÓN:
Para abordar esta problemática y promover la aplicación del Cuarto Mandamiento, se
requiere un enfoque integral que involucre a la sociedad en su conjunto. A continuación,
se presentan algunas propuestas de solución:

• Promover la educación y concientización: Es esencial educar a las personas sobre


la importancia de honrar a los padres y las figuras de autoridad. Esto puede
llevarse a cabo a través de programas educativos en escuelas y comunidades,
campañas de concientización en medios de comunicación y promoción de
valores familiares en el ámbito religioso.
• Fomentar la comunicación intergeneracional: Se deben crear espacios y
oportunidades para que las diferentes generaciones interactúen y se
comprendan mutuamente. Esto puede lograrse a través de programas
intergeneracionales en escuelas, hogares de ancianos y centros comunitarios,
donde los jóvenes y los adultos mayores puedan compartir experiencias y
conocimientos.
• Apoyar a las familias: La sociedad debe brindar apoyo a las familias en la crianza
de los hijos y el cuidado de los padres. Esto implica proporcionar políticas y
programas que promuevan la conciliación entre el trabajo y la vida familiar, así
como servicios de atención asequibles y de calidad para los adultos mayores.

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