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ARGUEDAS COMO PRECURSOR DE LA INTERCULTURALIDAD

¡Qué buena raza!


En este último año como estudiante Chavecina, me he dado cuenta y he
reflexionado sobre la gran diversidad que ha envuelto cada uno de mis caminos
literarios. Esto, debido al tiempo que pase desentrañando algunas obras que me
permitieron la valoración del arte indígena, en una extraña, pero atractiva mezcla
con lo occidental, la cual ha tejido un hilo sobre la historia de un país a través de su
literatura, donde se puede encontrar la magnificencia de una nueva cultura, que ha
moldeado a una gran nación con la gran capacidad de un autor, al plasmar una
realidad con puño y letra, que a partir de sus vivencias nos ha sumergido en un
mundo nuevo lleno de tradición, que no solo es parte de un linaje, sino de la
unificación de todas las sangres, al representar al mundo oriundo, aquella llena de
nobleza y tradición que llegó a colisionar con lo foráneo y así, fueron parte del
nacimiento del nuevo universo cultural. Por ello y sin la necesidad de buscar
controversia o realizar una crítica por algunas incongruencias, lo que ahora busco
es recordar el gran valor de la diversidad y su trascendencia como parte del
desarrollo de una sociedad. Por lo que quiero escribir este ensayo con algunas
líneas de la impresión y el interés que me ha causado este novelista peruano.

José María Arguedas (1911-1969) escritor, poeta, traductor, etnólogo, profesor y


antropólogo, considerado como uno de los grandes representantes de la Literatura
en el Perú, escritor indigenista que destaco y revaloro nuestra lengua originaria,
vinculada a una externa, dicho autor intenta de alguna forma explicar mediante sus
libros los problemas, costumbres, orígenes, razas y culturas, aquellos atributos que
fueron parte del proceso de mestizaje de nuestra cultura e idioma, las que fueron
un vinculo entre dos naciones, lo que permitió tener una visión más profunda de la
coexistencia de las tradiciones culturales, para formar la nueva identidad de una
raza distinta a las demás, por lo cual considero como base las siguientes obras:

Entre las que decidí examinar fue Ríos profundos (1956), obra donde claramente
se puede notar la vinculación entre el quechua y el castellano, esto como parte del
diálogo entre sus personajes, donde el personaje principal emplea en sus
conversaciones una fusión del castellano acompañado de frases en quechua, cuyo
tema principal de la obra es el conflicto entre el mundo indígena y el occidental, con
ella Arguedas nos ofrece una perspectiva de la vida cultural del mundo andino,
como sus costumbres, fiestas tradicionales y creencias religiosas de un pueblo
olvidado, el cual es un reflejo profundamente humano del hombre del ande, el cual
sin saberlo ya estaba en un proceso de transformación y adaptación. Otro texto fue
Todas las sangres (1964), obra que explica cómo y cuan valioso es el dominio del
poder en la sociedad y se admite una actitud frente a la unión de las diferentes
sangres como un problema para la población, ya que solo el que tenía poder
sobresalía e ignoraba a los más débiles, por lo que se debían adaptar a los cambios,
para así poder avanzar. Esta fue y es una representación de la realidad de la vida
común en el Perú, en sus diferentes contextos, además se mostraba como se
estigmatizaba lo que se consideraba distinto. Por eso, es importante la búsqueda
de la unidad, dando el valor que se merece a nuestra diversidad, en un país que
aún se quiere dividir y rechazar aquello que nos modifica como casta. Asimismo,
otra de las creaciones de este literato y una de sus primeras novelas, el Yawar
Fiesta (1941) que traducido al español significa fiesta de sangre, que simboliza la
vida del peruano como una corrida, donde el cóndor personifica al indígena y el toro
al Misti (hombre blanco) que imponía sus tradiciones, sin embargo, se cosechaba
una alianza de dos culturas la cual bien o mal enriquecía al nuestro. Esta obra
intenta resaltar la dignidad de los nativos. Especialmente aquellos que centran sus
esfuerzos en preservar las tradiciones, que va mutando con la influencia de una
lengua forastera, que depósito sus manifestaciones culturales a un pueblo que
apreciaba lo que lo rodeaba y de lo aprendía. En caso del texto El zorro de arriba y
el zorro de abajo (1971), novela publicada después de la muerte del escritor, en
consecuencia, se presenta inconclusa, esta novela representa, de forma dramática
la condición depresiva del autor, la pérdida de identidad cultural de los indígenas
que fueron trasladados a la ciudad, donde se muestra con crudeza las
consecuencias negativas que conlleva la modernidad y el desmedido afán de lucro,
donde se ve al indio inmigrante, llegar a la ciudad, en el cual sucumbe a la presión
del entorno y va perdiendo gradualmente su identidad cultural; sus hijos se
«acriollan» y adquieren otras costumbres; pero tal vez lo más grave sea la
degeneración moral del hombre andino que cae en los vicios urbanos. En esta obra,
se ve claramente la permutación de las raíces originarias, para dar paso a una
cultura modificada. En todos sus textos se puede advertir los conflictos culturales,
por lo que se puede notar que el autor, se encontraba en un limbo identitario, al no
reconocer si su corazón era solo andino o ya había sucumbido a la influencia de lo
foráneo, que por la convivencia con una y con la otra, se había convertido en parte
de ambas, mostrando esta frustración en algunas de sus obras al no saber
pertenecer a ninguno de estos mundos. Más aun viendo en sus páginas la crisis de
un país que alberga la hibridación cultural, sin embargo, Arguedas, nos deja una
esperanza al emplear el magnífico lenguaje quechua fusionándolo con el castellano
de los blancos mistis, lo cual, ha servido para enriquecer una cultura que sobresalió
a pesar de todos los males causados. Él intento la aprehensión de la realidad
peruana es así que, mediante sus obras nos muestra su dedicación y conocimiento
del quechua y las creencias andinas que se mostraban en conflicto con las
europeas, por lo que este escritor deseó evitar mirar a la variedad, como aquellos
grilletes que aten a un pasado de confrontación y resentimiento a la modificación
de las expresiones culturales, donde se espera que ambas convivan y se integren
en una relación armoniosa. Por lo que, considero que Arguedas no buscaba riñas
entre las distintas banderas, ya que, al ser un literato, fue un hombre sensible que
busco cambiar y superar lo que causo mal a una antigua civilización, que ahora
debe avanzar por la preservación de la pluriculturalidad y el multilingüismo en el
Perú. Es así que Arguedas se caracterizó, por emplear dos lenguas en sus obras,
sin imponer una por encima de la otra, produciendo así la transculturación. Por eso,
a lo largo de su carrera literaria, recogió fuentes orales indígenas como: cuentos,
mitos, etc. para ponerlas de manifiesto a través de los géneros, todo esto a través
de su dedicación consciente al estudio científico de la etnología y el folklore popular,
buscando así la redención de los indígenas y de su cultura, la cual se ha ido
integrando a las raíces de los invasores. Al respecto cito lo siguiente: “Durante siglos
las culturas europeas e indias han convivido en un mismo territorio en incesante reacción
mutua, la primera sobre la otra con los crecientes medios que su potente e incomparable
dinámica le ofrece y la india defendiéndose y reaccionando…” (Arguedas 1975:2) Por esta
razón, es importante resaltar y revalorizar lo que José María Arguedas nos quiso
dejar como herencia, aquella osadía de mantener viva una cultura que lucha por
ser reconocida y aceptada con igualdad, por lo que en cada uno de sus libros,
trataba de introducir la complejidad y diversidad, tanto social como cultural, por ello
citaré diversos fragmentos que reforzaran lo dicho en mi texto:

José María Arguedas expreso: “para resolver la diversidad en el Perú, no es necesario


convertir a todos en una misma cultura, sino respetar la diversidad cultural de todos los
seres que viven en el Perú”, además, en la frase “Perú, país de todas las sangres”, nos
evoca que en el Perú viven personas de diferentes castas, las mismas que han
forjado la historia de este gran país; ya sea chola, indígena, aymara, negros,
blancos, criollos o mestizos, en realidad no importa como sea impuesta, pues de
todas maneras forman parte de la riqueza cultural peruana.

El antropólogo Arguedas, citado por Degregori (2012), decía:


“…Yo no soy un aculturado; yo soy peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en
cristiano y en indio, en español y en quechua...
…No hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor
y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores… “(p.45).

Por ello, nos espera un reto visibilizar las distintas maneras de ser, sentir, vivir y
saber, destacando el capital social de una sociedad fragmentada históricamente,
que fue dominada por estereotipos que no permitían expresar el orgullo por ser y
haber nacido en esta tierra hermosa alumbrada del sol, donde el cerco existente de
dos naciones podía y fue destruido para ser unido, sin que ninguna renuncie a su
alma. Arguedas considero dos principios para lograr estas obras maestras, las
cuales son: una juventud cargada de gran rebeldía y de gran impaciencia, por luchar, por hacer
algo y el segundo principio fue considerar siempre el Perú una fuente infinita para la creación, así lo
menciona en una parte de su discurso en el acto de entrega del premio “Inca Garcilaso de la Vega”
en octubre de 1968”.

Las obras arguedianas tienen como propósito enseñarnos a valorar el quechua,


como idioma nativo, asimismo que conozcamos todas las culturas que son parte de
nuestro maravilloso Perú como parte de nuestro destino, además de ver la triste
realidad que lo aquejaba y que aún está presente en nuestros tiempos como la
injusticia, la corrupción de los que tienen poder. “Él pretendió difundir y contagiar el
espíritu lector y el arte de un individuo quechua moderno que gracias a la conciencia que
tenia del valor de su cultura, pudo ampliarla y enriquecerla con el conocimiento, la
asimilación del arte creado por otros pueblos que dispusieron de medios más vastos para
expresarse , él tuvo la ambición de volcar la sabiduría y el arte del Perú criollo de un pueblo
que se consideraba degenerado, debilitado o “extraño”, pero los muros aislantes y
opresores no apagaron la luz de la razón humana y mucho menos si ella ha tenido siglos
de ejercicio, él seguía concibiendo ideas, creando cantos y mitos; contagiando de por vida
el quechua, bien incorporado al mundo, con un vínculo vivo, fuerte, capaz de
universalizarse, extenderse de la gran nación cercada y la parte generosa, humana, de los
opresores…”1 De manera que, se debe empezar a reconocer que, desde los
orígenes, se ha tenido antepasados dignos como el indio indómito e innato que

1
Figueroa Manyari L. & Chamorro Balvín J. (2017) 9 en línea compilación Critica (1° Edición) Huancayo: Soluciones Gráficas SAC- Arguedas, J (1968.
octubre) Discurso No soy un aculturado.
cuido su raza y costumbres, que con sangre y muerte defendió, pero que no pudo
evitar la invasión y con este el encuentro de los mundos culturales, que después se
extendería vinculando los pueblos, creando lazos de unificación. “el indio no
representa únicamente un tipo, un tema, un motivo, un personaje. Representa un pueblo,
una raza, una tradición, un espíritu…”2 También, es importante reconocer que el
peruano tiene el corazón partido, por nacer de las semillas del mundo, por tal razón
es importante la construcción intercultural que se facilita a través de la movilización,
el encuentro y la práctica de la tolerancia, el respeto, la identidad, el diálogo, la
inclusión, la equidad y la diversidad cultural en círculos y espacios que sin duda
enriquecen nuestra estirpe como creadores y recursos para el crecimiento de un
mundo cultural múltiple.

Así también afirman Ávila, J. y Bolton, R. (2016): “…tenemos que considerar a la interculturalidad
como una actitud, que requiere desarrollar ciertas capacidades para los individuos asuman
comportamientos según sus postulados. Las capacidades sugeridas son: comunicación,
adaptación, respeto, tolerancia y el conocimiento de una lengua distinta a la materna” (pp.154-155).

Por tanto, lo que se expresa en los libros de Arguedas, dio un paso para todos los
individuos de reconocer de lo que somos parte. Por eso es importante, escuchar el
latir de nuestro origen, que esta plantada por una historia ya marcada, que
comprende la situación en la unión de las razas, la cual debe ser motivación para
construir alianzas de armonía, defendiendo los diferentes orígenes que ya son parte
de la tradición. Entonces, lo dicho hasta aquí nos permite concluir que las obras de
Arguedas, fueron parte de un proyecto, donde quiso que cada peruano se mirase
por dentro, para así encontrar su origen, donde llevaba un alma mestiza, la cual
edificaba la historia de una nación a través de la literatura, donde se puede
descubrir la gran diversidad y esplendor de una cultura. Por lo que cada peruano,
cada generación debe aprender a respetar y valorar su diversidad como fuente de
desarrollo y distinción, logrando así inspirar un deseo de cambio en la situación
actual, porque todos somos de una misma raza. Y la voz de Arguedas, 53 años
después de su muerte y más de un siglo después de su nacimiento, retumba en el
Perú y en Latinoamérica como las potentes quebradas y ríos profundos que el
conoció y describió en sus novelas. Ahora todo lo que el Perú tiene escondido, es
un tesoro para el mundo, que valora la diversidad y la grandeza de las culturas.

SUMAQ

2
Mariátegui J. (1928) 7 ensayos de interpretación de la realidad nacional

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