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Estoy en este pequeño hueco que hice para mí mismo, culpándome por estar en él,

culposamente cómodo y acomodado. Sé el camino, no quiero caminar. Me siento insensato.


En este hueco quiero a alguien que me conozco mejor de lo que yo me conozco, pero que me
diga lo que yo mismo quiero escuchar. Irracional. Sólo quiero un calor material, un utilitarismo
hedónico. Me creo la ficción de desear un corazón cuando sólo quiero algo de carne, como un
cachorro hambriento postrado en un rincón. No quiero luz.

Pero sé que debo recorrer el camino hacia afuera porque algo en mí me empuja y me
intranquiliza, algo en mí no quiere vivir postrado y con los ojos cerrados. Debo recorrer un
camino, con la vergüenza de ser para mí un camino ya transcurrido. Hay algo de consuelo, lo
sé, y lo ignoro decididamente, no lo quiero y lo necesito.

En triste vivir para procurar otros, nadie podría conocerte mejor que tú mismo, nadie sabe más
de mí que yo. Los otros tienen sus propios problemas, aunque quieran nadar en tu corazón
sólo son presos mirando un charco de agua a través de una ventana pequeña. Tu realidad, mi
realidad, es insondable para los otros. El charco es un mar personal y solitario.

Voy a salir, voy a subir, nuevamente. Debe sobrevivir lo que animó mis primeros pasos, mis
verdaderos pasos, lo único que no puedo dejar al tiempo borrar, aquello por lo que debo
luchar… en este hueco no hay vida, sólo engaño. Pero es fácil habitar allí, la muerte y el engaño
son hechiceras baratas del estancamiento.

***

Hace dos noches, una noche sin fecha al igual que hoy, sé que soñé contigo. No esperaba soñar
contigo, a pesar de que eres una visitante que acostumbra a entrar en mi cabeza
recurrentemente y sin avisar, sin tocar a la puerta, sólo aparecer, la tortura del recuerdo que
sabe flotar en el mar del olvido. Te vi a los ojos, estábamos en un espacio cerrado por paredes
y un techo, algo como un gran salón, había otras personas en ambos extremos, en el medio de
ellos y confrontados estábamos tú y yo. Debíamos avanzar por un piso de cerámicas blancas,
empañadas con agua, a cada paso debíamos limpiar la cerámica, quitando lo empañado,
avanzábamos paso a paso, creo que estaba feliz, sé que en ese momento te hablé, palabras ya
olvidadas, pero aquellas palabras tenían un tono de juego, casi como si mi consciencia al ver tu
presencia comenzara a hacer lo que siempre hago al verte, hablar y bromeas ¿Por qué estamos
aquí? ¿Por qué nos vemos de nuevo? Y avanzábamos. Finalmente nos encontramos en la
mitad del camino, ya no confrontados por la distancia, en el abismo cercano del frente a
frente. Te vi de cerca, y sé que me sentí estremecer. En aquel momento sólo sentí una enorme
pausa, no sé si hablamos, no sé qué ocurrió con los demás en aquel salón. De la nada sentí un
beso en mi boca, el beso frío de lo casual, el beso frío de una despedida, y continuaste
caminando hacia el otro extremo del salón. Qué extraño beso, no puedo describir el sabor de
algo casual, aún cuando sé bien la sensación, es el beso de la costumbre, de lo conocido, de lo
cotidiano, un beso con sabor a abrazo después de no vernos por mucho tiempo. Pero seguiste.
En el sueño no me vi siguiendo mi propio camino hacia el otro extremo, pero desperté y sabía
que debía seguir. Aquel frío beso con sabor a hola, o tal vez, mejor aún, de adiós. Quizá eso
marca nuestras vidas, y eso es lo que fue, un grato encuentro en medio de un camino
empañado que se iba revelando, y nos fuimos encontrando, sólo para tener que seguir de
frente… Si eso es una tristeza, es la tristeza más alegre que ya tuve en la vida.

***
“Amar es un desierto y sus dolores.” Tal vez escribir sobre la sensación de estar
lleno por alguien más
***
En mi cuarto, colgado sobre la pared que es ilumina cada amanecer tengo una
frase, fue escrita para mi cumpleaños número 23: “la vida es apenas un sueño,
dentro de poco despertaremos…”. Pienso en la vigilia y el sueño, eternos amantes
de la razón. Aquel despertar irreal comprobado por el calor de un café que quema
mi boca, o aquel sueño vívido que encierra mi corazón acelerado, mi sudor, mi
emoción, sueño tan real como la vida misma. El sueño y el despertar parecen el
eterno movimiento de un sube y baja de fantasía, engañoso, en un movimiento
continuado, sospechoso. En ambos existe la vida.

Qué miedo pensar que la vida misma es un sueño, quizá en algún momento, y no
precisamente en un amanecer, sino en un momento desconocido de mi vida me
sienta despertar de un sueño creíble, a una realidad increíble, despertar a una vida
que acaba. Despertar tarde. Despertar tarde para la vida. Qué pavor y qué
temblor. Despertar bien entrada la tarde a una vida que sólo va a conocer la
puesta del sol, vida de la que sólo quedará el frío de noche.

Fantaseo. Como despertar a las tres de la tarde en un día caluroso y soñado,


despertar con aquel calor y sudor en el cuerpo, la cara empañada y rezagada, esa
sensación desagradable físicamente. Peor aún, aquella sensación de sentir que
querías hacer muchas otras cosas, pero te queda menos tiempo de tu único día
real en la vida.

¿Qué haremos? Todos parecen estar en sueños ¿Y nosotros? ¿Despertaremos


tarde a la vida?

Sueño. Aunque todo me dé miedo en este libro con final inesperado y seguro de la
vida misma, quisiera pensar que en el atardecer de mi vida tendré la fuerza en mi
rostro sudado de buscar un espacio abierto y ver el sol morir, morir a mis ojos,
morir en sí, o morir en lo único que conocí de él, sonreír, y quizá ver entonces la
eterna luna que brillará en mi noche sin alba.

***
Reconozco que me estoy torturando. Cada noche para dormir escucho aquella
extensa canción que compartimos, sólo tiene una pequeña estrofa de palabras,
pero puedo recordarme pronunciando cada palabra sobre tus labios, en el susurro
íntimo que dice: “conociste el secreto demasiado pronto…”. Puedo recordar
nuestros encuentros con la clareza del dolor y del placer. Y pienso en que nada
debió ocurrir desde un principio porque yo no estaba dispuesto a abrazar tu
realidad, hacer que toda tu realidad abrazara mi vida, en ese sentido me culpo y
me llamo de cobarde. Porque fui alguien que al tocar tu carne se descubrió frente
a una pared que escondía a alguien detrás, pero en realidad eran dos paredes
separadas por un abismo, aquella que yo tocaba no era tuya, era mía, y era yo
quien estaba escondido detrás de aquella. Sin querer saltar el abismo. Anoche al
escuchar la canción me sentía arder vívidamente en los recuerdos… pero te
recordé llorar y todo se desvaneció, allí comenzó a mirar en dirección contraria el
abismo que contemplé sin saltar, aquel abismo de tus pensamientos, de tus
sentimientos.

Empiezo a fantasear, amaría luchar por ti, amaría entregar mi existencia con
abnegación a la tuya, porque en tu tacto descubrí lo indefinible de la unidad ¿O
todo esto es sólo pasión? ¿O todo esto es una fuga de mi existencia?
***
Me hiciste querer escribir. Creo que inevitablemente siempre estoy escribiendo
sobre el amor, no es en vano que muchas almas se han entregado ciegamente por
él, y siento que son las almas más dichosas aún cuando se equivocan, sólo por
atreverse a algo que me produce un enorme pánico. El amor, cuando amamos
parece que las cosas hablan por sí mismas, todo parece tan vivo, tan lleno de vida
que comunica una grandeza que estaba velada, incluso en todo lo cotidiano se
encuentra un poder escondido cuando se ama. Aunque amar se asocie al calor, me
pregunto si amar no sería como salir corriendo desnudo en medio del frío de la
nieve, corriendo hacia un refugio, buscando un cobijo.

O sería el amor el calor de un desierto y el temor de morir sin encontrar cobijo del
sol, un lugar donde beber agua, algo donde beber agua. Amar es un desierto y sus
temores. Amar es dejar fluir un océano hacia ti o derramarte como cascadas
inmensas.

Qué sucede cuando el amor desaparece.

Hay mucho que necesitamos cambiar, nuestras perspectivas, nuestra manera de


apreciar, nuestra manera de sentirnos. Todo amor dado es aceptar que quizá se va
a morir de frío o que quizá se morirá en el desierto, pero todo amor dado debe
llevar una confianza íntima que ningún frío ni ningún calor podría acabar, es esa
confianza íntima lo que quiero expresar.

Cuando amas, no es sólo buscar refugio en alguien más arriesgándote. Cuando


amas estás haciendo dos movimientos simultáneos, un interno y otro externo, en
la medida que avanzas en uno, avanzas en otro. Si consigues amar a alguien y ese
alguien desaparece, todo ese camino que realizó tu amor hacia afuera tiene que
ser igual al mismo amor que avanzó hacia tu propio interior, sólo así no pierdes
camino, sólo así el amor no muere aún cuando sufre, porque el amor nunca será el
de la otra persona, ni dependerá de la otra persona, el amor, el único que puedes
verdaderamente no sólo confiar, sino verdaderamente sentir en el tuyo, aquel que
lucha hacia adentro y hacia afuera. El amor de otra persona aún siendo tan intenso
como el fuego, sólo será algo en lo que puedes confiar, jamás podrás sentirlo con
la misma intensidad que sientes el tuyo propio.

Soy un idiota, no hay consuelo, ni hay fórmulas mágicas, aunque siempre estoy
procurándolas. Supera lo que tienes que superar, vuelve a caminar con confianza,
todo empieza por ti. De momento intenta sentirte, tienes que sentirte, intenta
tener un momento de silencio, intenta respirar suavemente, intenta verte en tu
interior como si fuese un espejo, allí podrás comenzar o continuar un camino
misterioso.

Cuando estaba en crisis y me sentía mal me encantaba dormir en el suelo, es una


incomodidad que acaba acogiéndote, es la comodidad de no hacer nada, es la
pausa que necesita toda caída antes de levantarte. Abrázate, no te culpes por tus
procesos, camina con ellos y sueña en ti misma. El tiempo sólo sabe corroer
nuestra piel, pero nuestro amor sabe construir la eternidad. Ánimo.
***
Estoy tan molesto… molesto conmigo mismo. Las decisiones de nuestros deseos
son como ríos desbordados en tierras condenadas a la infertilidad. Pude tener una
experiencia con jóvenes de una comunidad, podía compartir con ellos algo de mí,
quizá conocer personas interesantes, estar junto con mis hermanos. Preferí
quedarse jugando con la excitación de escuchar a alguien que recién conocí leer
cosas y contarme cosas, sentir la privacidad que sale de mis “límites” o de los
límites de vivir en esta casa, no lo sé, quería divertirme. Y nada ocurrió, ni
encuentro con jóvenes, ni conversación.
***
Hay algo difícil de explicar. Hoy por la mañana te recordaba, no podía dejar de
pensar en que quería escribirte, quería que todo siguiese como antes, como si ese
antes fuese algo distante y no sólo días. No puedo evitar sentirme estúpido,
ridículo, no por el hecho de querer escribirte, sino por no ser capaz de
comprenderte, por ser realmente estúpido. Mis manos siempre tiemblan mucho,
siento que mi vida fuese como intentar sostener arena entre mis dedos
temblorosos. Sentir alguien desaparecer entre tus dedos, conozco esa sensación.
Es imposible sujetar algo con la naturaleza de la arena, sólo debes dejarla correr,
podrías intentar que fuese más lento, pero siempre caerá, fluirá, debo respetar tu
naturaleza. Aun cuando escapas de mis dedos mi mente sujeta la idea de ti, y me
transporta a una madrugada de domingo hablando sobre todo y me lleva a
escuchar tu risa entre lágrimas. Nunca escuché algo así, en el mar de la tristeza era
como espuma de alegría. En ese momento sentí el brillo de tu naturaleza solar,
quería poder contemplar esa luz un poco más. Disculpa mi idiotez y mi
incapacidad. Ni siquiera sé si debería enviarte esto, pero lo haré. Lo haré e iré a
dormir, a pesar de saber que voy a demorar en dormir y que sentiré
constantemente la inquietud de pensar si ya respondiste, o si responderás, o si no
acabaré enterrando aún más todo, pero quiero intentar lanzar este texto como
una botella de rescate hacia el mar, confiando. Siempre quiero desearte lo mejor y
verte brillar, sea cerca o sea lejos, pudiendo ser como antes o jamás pudiendo
serlo, sólo quiero verte brillar, desde Venus o desde Plutón, como un sol
enceguecedor o como un lejano punto de luz, verte brillar. Siempre vas a brillar, tu
tamaño no cambia, pero me colocaré a la mejor distancia que sea necesaria, sólo
pido poder sentir un rayo minúsculo de luz. Ten un buen descanso, tal vez incluso
podrías estar durmiendo ya, en ese caso espero que tengas sueños hermosos.
***
El hecho de estar recordando siempre tiene un sentido, una razón de ser, y es que
tengo en mí una inspiración que no he conseguido plasmar en palabras a pesar de
que lo he intentado, no por nada inspiración viene de respiración, es como si
tuviese un poco de tu esencia perfumada conmigo y como digna esencia tuya
demanda escribir y quiero obedecer lo que tu esencia inspira en mí. En estos días
pensaba aquella escena de nosotros dos sentados en la arena viendo el mar, te
dije que me encantaría hacerte reír, pero lo que quería decir era mucho más que
eso. El mar, la arena, el viento, el sol, las olas, la espuma, el calor, las otras
personas en la arena son temas interesantes para reflexionar, pero no hay cosa
alguna que hubiese merecido mi reflexión, porque yo estaría contemplando el
mar, el viento, la arena, el sol, las olas y la espuma en ti, el hecho de encontrarnos
juntos sería para mí la felicidad, no necesito contemplar otro paisaje que el que
traes contigo, mis ojos fijos intentarían sentir los hilos de tu trama hasta quedar
embebido, enterrado en la arena, arrastrado por el viento, sepultado en el mar,
quemado por el sol, envuelto en espuma y movido por tus olas. Es imposible
expresar todo esto y cómo lo veo en ti, cómo me haces sentir todas esas imágenes,
cómo se impregnan de tu esencia brillando cada vez más, es imposible, aunque
podría detenerme en cada una y detallar hasta agotar mi capacidad, y aún así
jamás podrías secar tu mar.

No puedo huir de esa inspiración que siento, sólo expresándola puedo aliviar. Y tu
risa, hacerte reír, sería el sonido de olas sublimes cantando, sería mi acto de
sumergirme en tu realidad, sin el miedo de ahogarme, sólo con el deseo de sentir
el poder de tu realidad, hundirme en el océano de tus ojos. El movimiento de tus
manos como el viento derramando libertad, corriendo, distrayendo mis ojos como
acto de hipnosis. La arena de tu ser que cae de mis manos, que intento atrapar en
su huida y que jamás parece agotarse. Y sólo tu sonrisa sería el sol deslumbrando.
Sí, te haría reír, o quizá, y sin querer, llorar también, pero sólo sería tu océano
liberando sus corrientes, todo debería acabar en la risa del lloro, en el suave
conforto de la alegría en la tristeza, en la pequeña luz de la esperanza de la vida,
de que todo va a continuar y por eso todo lloro será vencido con tu sonrisa. Y qué
sería tu cabello, tu cabello y sus ondas que hizo nacer en mí la idea del mar, tu
cabello las ondas en el agua creadas por un cuerpo flotando bajo la luz de estrellas,
podría sentirme siendo aquel que flota, elevado en tu profundidad, contemplando
infinitos abismos, fríos abismos del cielo en el calor tu mar y tus aguas, calmas o
bravías, realidades inciertas, la vida gritando y amando.
***
Anoche era obvio que podía pensar todo, pero aún así no conseguía en ningún
rincón de mí la valentía para contarte todo… amé tu narración, mucho más, el
hecho de que continuaras fue maravilloso, de nuevo sentados junto al lago, de
nuevo quitando tu vestido, revelando tu cuerpo, sintiendo tus ojos en los míos, tus
ojos recorriendo mi cuerpo, mis ojos recorriendo el tuyo, mi cara detenida en tu
cuello, besando tu cuello, comiendo la sal de piel oceánica, delirando, respirando
fuertemente, y sí, yo sería muy lento, antes recorrería todo tu cuerpo con mi
lengua como si intentara hacer una copia en mi tacto del mapa de tu cuerpo,
decidirías acelerar, recostarme en la grama, besarme, como colando puntos que
marcan un camino nuevo, llegando al botón de mis pantalones, sintiendo toda mi
presión liberada, descubriendo aquello que se sentía desde un comienza, aquella
muestra que junto con el sudor, los nervios y mi temblor eran la comprobación de
mi estado sexual, de mi excitación, de aquella tensión entre mis piernas que con la
sensibilidad y la presión de la sangre decide alzarse, erguirse, mostrarse, y me
pregunto, cómo me mirarías en ese momento, al ver todo mi cuerpo, al saber que
estoy completamente entregado… ¿cómo me mirarías? ¿Me seguirías besando,
me abrazarías? ¿Dejarías sentir toda la presión de mi tensión entre tus manos,
presionándose contra tu cuerpo? ¿Qué harías? Lo que yo me imagino es que luego
de desabrochar mis pantalones y de verme, volverías a ver mi cara, te lanzarías
sobre ella y me seguirías besando, en eso momento ambos estaríamos
completamente descubiertos, en medio de nuestros besos sentiríamos toda
nuestra piel junta, mi presión, tu sudor, nuestra humedad. Lo que desearía, y lo
que imagino, es tú recorriendo todo mi cuerpo con tus labios, con tu cabello,
descubriendo mi cuerpo, descubriendo mis cosquillas, sabiendo que si tocas mi
barriga sentirías todo mi cuerpo temblar, y que si tocas entre mis piernas quedaría
absolutamente paralizado. Pero no quisiera todo tan rápido, necesitaría tiempo
para conocer tu cuerpo, necesito recorrerlo con mi nariz, oler, comer toda tu sal,
sentirte humanamente, bajar lentamente de tu boca a tu cuello, de tu cuello a tu
espalda, recorrer con mis manos los espacios, los sulcos, sentir tu piel, poder subir
con mis desde tu trasero hasta tu cuello, hacer ese recorriendo varias veces,
voltear y sentir tus pechos, los cuales no sé imaginar, pero los cuales deseo sentir,
aquel tacto suave, aquella dureza que tomarían, hacerte cosquillas, besarte
lentamente, alrededor, en la punta, entre ellos, parar un momento, sentir,
escuchar tu corazón acelerado y no parar, querer aún seguir bajando por tu
barriga, sentir aquel abdomen magnífico que vi en alguna foto, escribir algo en él
con mi lengua,,,,,,,,,,,,,,,,, cerré mis ojos, dejé la tecla presionada, sólo quería sentir
mi imaginación viva, aún quiero bajar, sentir todo en mi cara, oler todo, besar
todo, experimentar el sabor de todo, el deseo de saber si estás húmeda, el deseo
de comerte, de enfiar mi cara entre tus piernas, besarte, lamerte, intentar buscar
aún tus ojos, quizá mirándote, quizá cerrados, con mi cara en medio de tus piernas
buscaría sentir y conectarme a todo tu cuerpo con mis manos, con mi cara entre
tus piernas desearías sentir tus manos en mi cabello, haciendo presión, como si
quisieras fusionarme a ti, unirme a ti… ¿qué harías? ¿quisieras sentirme también?
Comprobando que estoy completamente duro desearías sentir con tus manos,
acercar tu cara, tus labios, besarme, con la sensibilidad de tus labios sentir mi
corazón latir fuertemente, tan fuertemente que hace temblar todo, sentir con tus
labios toda la sangre que me recorre en ese momento, toda la sangre que corre
por mis venas gritando tu nombre, deseándote, queriéndote, suplicando que sigas
¿qué sentirías? Siénteme en tu cara, el sudor, la humedad, mi respiración agitada.
Siéntate en mi cara o siéntate en mí, siento por un momento el acto de nuestra
unión carnal, unión que es más que carne, que es alma, que es nuestra voz unida
deseándonos, te abrazaría, sentiría el sudor y el sabor de tu cuello, me quedaría
allí un momento, sólo para que me sientas con mi respiración agitada, mis
movimientos, mi infinito temblor, me abrazarías tu también, me darías toda la
confianza que necesito, podríamos entonces comenzar a movernos juntos, no sé si
puedo imaginar algo que jamás sentí en mi vida, pero si pudiese sentirse como lo
que imagino sería como un helado derritiéndose frente a un fuego gigantesco, en
ese momento todo en nosotros estaría unido y sincronizado, movimientos,
respiración, nuestras miradas, yo tendría mi ojos abiertos quisiera mirarte toda,
mirarte siempre, hasta el final, hacer eterna nuestra unión, grabarte en mi carne,
en mi memoria, en mi espíritu, dejarme sentirte, sentirte completamente,
recorrerte, penetrarte, fundirme, besarte aún cuando nuestra respiración sea tan
acelerada que no nos deje unir perfectamente nuestros labios, sólo fluir. No sé
escribir un final para esta historia, pero no quiero ningún final, sólo quiero un
eterno recorrer porque quiero caminarte como algo que jamás acaba, quiero
sentirte como algo que jamás acaba. Todos mis caminos conducen a ti, no importa
por dónde los comience, tu cara, tu cabello, o tus pies, todo me lleva plenamente a
tu totalidad, mis cabellos y mis pies también me llevan a ti, también te llevan a mí.
Presiona tu cara entre mis piernas, intenta sentir ante la transparencia de la ropa
la realidad de mi excitación carnal, manifestación de que todo en mí te desea, de
que durante todo el tiempo que demoré escribiendo estoy duro, de que la presión
es tanta que me incomoda estar vestido, de que sin hacer ningún esfuerzo
comienzo a ficar tudo molhado, aguando, derramando.

Sólo escribiendo esto me siento al borde de la locura que tiene cada letra de tu
nombre. Y espero que algún día leas esto.
***
No quiero usar imágenes de la naturaleza, no quiero describirte en el mar, el
viento, las olas, la arena, no lo quiero hacer, sé que lo hago porque te siento
sublime, te siento inmensa, aquellas imágenes me ayudan y me hacen desbordar,
pero quiero entrar en una tierra nueva y desconocida, quiero acceder aún más a tu
humanidad de carne y alma, aquella humanidad con la que escribes y por la que
siento tanto amor. El mar es sublime, poderoso, gigante, pero es una idea distante,
es una metáfora ¿no sería mucho más sublime mirarte a los ojos? Tus ojos pueden
sentirse como mirar el mar, pero no son el mar, son más que eso, son tuyos,
quiero mirarte a ti, mirar fijamente esos ojos, no como miraría al mar, sino como
te miraría realmente a ti misma, ver aquel color, procurar las palabras para
describir, seguir la danza de tu mirada, o tal vez verte mirándome, quiero ver tus
ojos hablar, brillar ¿me verías fijamente? ¿qué verías? Un espejo ¿qué
sentiríamos?

Mis manos siempre están temblando, es como algo natural, quisiera sentir tus
manos recorriendo las mías, sus líneas, las pequeñas cortadas del tiempo, mueve
mi mano como si fuese tuya. Descubre las venas que acaban en mis manos, que se
translucen en mi piel a través de mis brazos, síguelas con si fuese un camino a mi
corazón, no podrías perderte en el camino aún estando ciega, si el camino deja de
verse mi corazón comenzará a gritar sólo por la cercanía que marca el camino
verdadero.
***
Desperté en mi acostumbrada desnudez, mi ventana cerrada, mis cortinas
cerradas, con la extraña sensación de haber descansado el tiempo suficiente. No
tenía ninguna prisa por levantarme de la cama, pero constantemente miraba la
hora mientras pensaba en el día, sabía que sería un día pesado y que me sentía
nervioso por el amanecer de este día. Me levanté lentamente y fue directamente
hacia la ducha, sentía el frío de la mañana camuflado en el frío de mi cuerpo. Entré
en la ducha y sin titubear abrí el agua frio dejándola correr en mi cuerpo, sin esa
eterna resistencia que acostumbro cuando voy a tomar baño frío. El agua corría y
parecía llevarse toda la noche que se había adherido en mi piel en mis horas de
sueño- Salí y todo parecía haberse calentado, demoradamente fui a lavar mis
dientes, ver mi rostro en el espejo, no tenía mis lentes, pero consigo ver bien de
cerca, aproveché de usar prestobarba. Salí apliqué colonia y me sentía realmente
entero. Procuré entre mis medias, quería usar mis favoritas, pero acabé usando
unas medias con más historia, fui desnudo a sentarme en mi cama y comenzar a
vestirme. Me sentía tan despierto, lo último que hice fue correr las cortinas y
encontrar que afuera había neblina, pero era extraño, todo en mi cuarto parecía
estar impregnado con el calor de mi cuerpo… Me sentía en un libro y todo parecía
tener una pequeña descripción. Amaría tener más mañanas así, mañanas sin
luchas, mañana en las que el despertar y el levantarse sean el auténtico impulso
de querer vivir el día y no la inevitable presión del deber de tener que vivir el día.

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