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DE(RE)PRE(GRE)SIONES

Prólogo.

Los poemas y las prosas que integran este libro surgen


de la necesidad de expresar injusticias, miserias,
penas, amistad, jolgorio, amor y de la capacidad
junto al entusiasmo con el cual mi amigo Fabián ha
trans gurado esas situaciones cotidianas a través del
noble o cio de la literatura.
No puedo escribir este prólogo desde la objetividad
ni los tecnicismos. Durante este año Fabian ha
sido parte del milenario ritual de la literatura,
primero como lector y luego como escritor. Me
siento agradecido de ser parte de este camino que
podríamos decir que comenzó en Marzo de este año
(aunque sabemos que en realidad partió hace por
lo menos un lustro). Recuerdo que cuando recién
comenzaban a llegar noticias sobre la pandemia te
obsequié un ejemplar de “Nunca me abandones” de
Kazuo Ishiguro. Acostumbrado a regalar libros y que
no los lean, me sorprendió mucho el entusiasmo con
que recibiste mi presente. Más tarde el con namiento
nos obligó a pasar largos y duros meses de soledad y
en ese tiempo te dedicaste a leer con devoción más
de cien volúmenes de todos los géneros/épocas y
me hiciste parte de esas lecturas a través de nuestras
conversaciones y de nuestra amistad.
Siempre dices que he in uido en tu formación
literaria. En esta ocasión debo decir que esa
in uencia ha sido mutua. De ti aprendí a sacarme
muchos prejuicios que tenía con ciertos autores,
juicios completamente infundados. Gracias a ti he
podido disfrutar de muchas obras a las que antes no
les hubiera dado una oportunidad.
Quiero aprovechar esa oportunidad para regalarte

-5-
a ti y a los lectores de este libro los versos de un
viejo poeta griego llamado Constantino Cava s que
representan lo que pienso sobre el camino literario y
sobre la vida misma. El poema lleva por título “Ítaca”.

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca


pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes


ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.

Detente en los emporios de Fenicia


y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias


a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.

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Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.

[…]

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.


Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
Entenderás ya qué signi can las Ítaca.

Tras estos versos y sin más dilación, los dejo con


el debut literario de mi amigo Fabian; DE(RE)
PRE(GRE)SIONES.

Prólogo por Simón Soto Carrasco.


Noviembre 2020

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ÍNDICE
Para todos aquellos que
clavaron un puñal en mi corazón..
“Suspiraban lo mismo los dos
y hoy son parte de una lluvia lejos”
Gustavo Cerati – Adiós.

“Te amaba entonces, te amo ahora


y te he amado cada segundo
transcurrido entre ambos puntos”
Stephen King - La historia de Lisey.

“Las tardes de Domingo


recuerdo un montón de cosas”
Haruki Murakami - Tokio Blues

“Es bueno tener un corazón grande,


donde quepan varios amores”
Mario Benedetti – La borra del café
La tristeza de las letras.

Escribo y leo,
mustios poemas
y el corazón
que se instala en el mismo estado,
no encuentra palabras
para expresar lo que ha vivenciado,
Benedetti, Neruda y Pizarnik
por estandarte,
no olvidar a Ka a, a Poe,
ni tampoco a Wilde con “De profundis”,
textos y autores,
que abren su vida,
vidas tristes como la de Quiroga,
letras tristes,
como las mías.

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Si fueses.

Si tuvieses calor,
yo sería árbol
para así darte sombra.

Si necesitases agua,
yo sería tu manantial.

Si estuvieses llorando,
yo sería pañuelo para secar tus lágrimas.

Si tuvieses sed,
yo sería tu néctar infatigable,
y si tuvieses hambre,
yo sería pan y pez
como lo dice la biblia.

Y si quisieses amar,
yo sería la respuesta a tus plegarias,
Y si quisieses morir,
yo sería sepulcro a tu lado.

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Distimia.

Hay días en los cuales me siento muerto o podrido


en vida para ser más exacto, mi corazón, ya fatigado
de tanto ir y venir, cada vez que más herido, más
lastimado, más sombrío. Y me levanto cada mañana
a mi manera, como me salga, duchas monótonas,
desayuno bajo la misma rutina, tostadas con un café
sin sabor, como mi vida.
Llego a la o cina, una mierda en realidad, aquel
pelón que tengo como jefe comienza acosándome
apenas pongo un pie en aquel maldito edi cio, la
mañana empieza con sus típicos: “Armando aquí,
Armando allá, “eh viejo, cambia la cara, ¿acaso vienes
de un funeral?” (si tan solo supiera que mi vida es
un funeral constante, y no de personas anexas, sino
que mi propio entierro, día a día, luchando con esta
enfermedad que carcome mi alegría). Luego de pasar
10 horas con mi jefe gritándome cada dos minutos,
y cuando no lo hace él aparece un cliente, al cual no
sé con qué autoridad le han señalado que por el sólo
hecho de ser cliente puede venir y basurearme, me
apunta con el dedo, levanta su voz, me manosea y
trata mal, y cuando consigo que se vaya aquel tipejo
y llega otro con el mismo temperamento, así es el día
a día en esta condenada o cina.
Cuando por n salgo de ese in erno, luego de 10
horas de trabajo, cansado como es sabido, la corbata

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vuela y saco la camisa del pantalón, algo de aire y
vida que ingresa a mí. Pero todo aquello culmina en
el transporte público ¡Qué cagada!, sueltan a todos
los perros a la misma hora, los ladridos, palabrazos y
empujones son pan de cada día, claro, supongo que
aquellas personas tienen familia, alguna junta con
amigos o quizá una relación extramarital, quién sabe,
lo que es yo por mi parte, me mantengo al margen,
ingreso al vagón casi por inercia, tras los empujones
de quien viene a mi espalda, pre ero ahorrarme
un con icto, ya son su cientes los que tengo en mi
cabeza, sumándole además que no poseo aquel
éxtasis por llegar a mi hogar, naturalmente nadie me
espera con comida caliente, ni desnuda en la cama, ni
con una sonrisa al decir que he llegado.
Me encuentro en casa y aunque me siento triste, no
me siento yo, esa sensación debe cumplir al menos
dos o tres años, claro, no es fácil separarse, no es fácil
asumir que lo perdiste todo, no es fácil dejar de ver a
tu hijo, no es fácil observar la vida de Cristina y que
todo le vaya bien, su sonrisa impenetrable al igual
que su orgullo y su corazón, pero bueno, creo que
a todos nos suele pasar, hay momentos de alegría y
momentos de tristeza.
Lo que más me genera alegría es el papel y el lápiz,
los cuales me aguantan, estos monólogos depresivos
que no puedo comunicarle a nadie, la gente se ha
aburrido de mí, todo el mundo dice: “eh Armando,
échale ganas, que si no lo haces tú nadie lo hará por
ti”, yo creo que la gente no ve que “las ganas” que
le echo al asunto es salir a trabajar todos los días,
no quedarme en cama, no caer en las drogas ni
en el alcohol, pero claro, la gente cree que con su
“échale ganas” es su ciente... cuando no encuentro
las palabras necesarias para describir lo que me

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pasa procedo a la cama, la almohada tiene un poder
terapéutico a mi parecer, la abrazo y las lágrimas
recorren mis mejillas, cayendo poco a poco por la
comisura de mi boca, no digo nada, no necesito
decir nada, los fantasmas se disipan y me duermo,
preparándome para recorrer la misma rutina de hoy,
Dios, ¿cuánto podré aguantar así?

Diario de Armando Costas.


19 de Octubre 2005.

- 21 -
Llueve por dentro.

Me gustaría ser un ave,


y de árbol en árbol merodear,
escogiendo así el mejor ángulo para la vida
y nalmente mis penas olvidar.

Pero la lluvia se avecina,


en este gris porvenir,
recuerdo que no soy ave
y llueve, sí, llueve
pero llueve dentro de mí.

- 22 -
Perfume

Tu aroma se posa en mi fosa nasal,


tu maldito aroma pasea por mi mente,
es que jamás podré olvidar,
la traición como se siente.

Es más efímero que el desvanecimiento


de tus ingenuas promesas,
más letal que una daga en el corazón,
intento ahogar las penas en la ginebra,
pero es tarde,
tú existes dentro de cada canción.

- 23 -
Enriqueta Riquelme.

En memoria de una gran mujer,


amiga, madre, abuela, con dente, persona.
Q.E.P.D

Hay días en los cuales,


me carcome la tristeza y la soledad,
hoy es uno de esos días,
donde tu recuerdo se posa
y mi persona marchita muerde
con pena,
con rabia,
con resignación,
y es que,
la vida se nos va
en un segundo,
así como los pétalos,
poco a poco,
se despojan de la or,
para seguir su cauce,
su destino,
con pena,
con rabia,
con resignación.

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Regreso.

Amor lánguido,
amor errante
y ajado
¿qué es lo que escucho?
¿será el sollozo de tu decepción?
¿o será que aquel amor vuelve?
arrepentido y desdichado,
pero dímelo, tormento mío
¿no eran sus brazos tan cálidos?
¿o más bien el éxtasis de tu amor ha sosegado?
¿dónde estás?
traicionera mía
no me encuentras,
recuérdame en un beso,
o una canción,
en el doblez de tu sábana,
¡oh, querida mía!
déjame reír,
mientras te fuiste adorada por otro,
yo sufrí, crecí
y ahora me toca sonreír.

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Secuencia del amor.

REBOBINAR&REPETIR.
NOIMPORTACUÁNTASVECESPASE.
SIEMPRENOSQUEBRAMOSALAMAR.

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El funeral del amor.

Hola, muchísimas gracias a todos por estar aquí, sin


dudarlo Agustina estaría feliz de ver a tanta gente
reunida en un sólo lugar, antes de todo quisiera que
disculparan si en algún momento no puedo continuar
con el mensaje ya que me es muy complicado leerlo
como también estar parado aquí enfrente de ustedes.
Mi amor, que difícil es este momento, aún no puedo
imaginar que nos despedimos para ir a trabajar y
después recibí una llamada que me cambiaría la vida
y destruiría por dentro.
Sólo han pasado dos días desde que partiste y no he
podido dormir, ni comer, nada, lo único que hago es
estar sentado en esa cama que nos regaló momentos
únicos y recordar tu silueta que baila sobre puntillas
entre medio de mis recuerdos, me es difícil saber
que jugué con el destino, imaginé que podrían
haber existido más despertares, más almuerzos, más
besos e inclusive más peleas que son parte de una
relación, pensé que el destino o Dios (en quién ya no
creo después de todo lo que pasó) nos dejarían vivir
nuestro amor, el cual muchas veces fue cuestionado
por los demás. Tus vestidos, tus fragancias, tu
esencia están inmersas en mí, estuviste tan inmersa
en mí que desde que te fuiste siento que te has
llevado una parte de mi corazón no sé dónde, no sé
dónde estás y eso me desespera, pensar que un día
debes despedirte de alguien casi por costumbre y al

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otro debes estar reconociendo un cuerpo, si pudiese
verle la cara al destino o a Dios quisiera pedirle una
hora más para despedirme como hubiese querido,
reírnos, hacer el amor, comer, tener ese momento y
conservarlo como el último recuerdo de la persona
a quién más he amado en el mundo, el roce de tus
labios, el calor de tus palmas, la suavidad de tu pelo,
la plenitud de tu vientre estaban destinadas a mí, a
mis arrugas, a mi mal genio, a mi obsesión por hacer
todo bien, lo siento si algún día te fallé, si algún
día me olvidé de decirte que te amo, si algún día te
hice sentir menospreciada, discúlpame por pensar
tanto en el trabajo, en el bien económico más que el
personal y de pareja, en estos dos días he pensado en
la hipótesis de las líneas paralelas las cuales aunque
se acerquen mucho jamás terminan interceptándose
por completo, eso siento que sucede con la felicidad,
sólo quiero que me lleves, a dónde sea, pero llévame,
no quiero pasar otro día en una cama vacía, no
quiero ver sólo un cepillo de dientes, no quiero ir a
un restaurant solo, ni tampoco quiero hacer la fila del
supermercado sin ti, entiéndeme, en estos momentos
me es difícil seguir, quiero que alguien me asegure
que a dónde vaya tú estarás conmigo, te amo y te
amaré siempre…
Hasta siempre bonita mía, te ves preciosa con aquel
vestido.

Benjamín Fernández
9 de Mayo, 2018
Santiago de Chile.
45 años.

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Escudo.

Mis escritos hablan


de pena, amor y repulsión.

Y es que, en cada batalla,


el escudo fue mi corazón.

Aunque cada vez el dolor sea más intenso,


desolado en abnegación,
jamás perderé la esperanza,
de que la felicidad sea más que una ilusión.

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Memorias de un infante.

La infancia se aleja
y no puedo dejar de preguntar
¿no es sino la época hecha
para amar a cabalidad?
el cariño de tu madre,
la comida que llega a tu paladar.
¿será mejor quedarse con aquellos recuerdos
y la vida en este momento abandonar?

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Te (con o sin tilde)

Te busco,
te amo,
te encuentro,
te extraño,
te anhelo,
te celo,
te adoro,
te quiero,
te siento,
te duelo,
te lloro,
te sueño,
amada mía,
por favor,
deja el café,
¿acaso no ves la importancia
que tiene el té?

- 31 -
Belleza mexicana.

¡Oh morena mía!


que habitas en tierra mexicana,
aunque más bien vives en mí,
que ante tal lejanía,
te siento más cercana.

Belleza de sonrisa,
ejemplo de mujer,
te busco y encuentro,
jamás te quiero perder.

Me gustaría poseerte,
besar afablemente tu piel,
más que eso anhelo tu alma,
y a través de ella trascender.

Y es que en cada suspiro,


o al abrir mis ojos,
o detrás de un árbol,
yo te quiero ver,
no salgas jamás de mi vida..
¡oh sí, amada Elizabeth!

- 32 -
Discúlpame.

Articulo mi lenguaje
para lograr penetrar en ti,
en aquel duro corazón,
que por mis errores concebí.

Discúlpame, sé que no es su ciente,


su ciente hubiese sido recordarte esa noche,
la noche del error,
la noche del pecado.

Sólo deseo una migaja de tu perdón,


por haber cometido aquella traición,
me siento fatigado y cansado,
y con aquella cuerda,
mi dolor ha sosegado.

- 33 -
etreum aL

¿Qué es la vida?
¿se asemeja con sufrimiento
o alegría?
¿con el bienestar o con mi herida?
saber que aquella musa no era solo mía.

Oh ¿qué es la vida?
sollozo por los pasillos
con mi andar lastimero,
buscando comprender,
entender,
o simplemente,
que deje de doler.

¿Qué es la vida?
me pregunto a diario,
la vida se ha encargado
de buscar refugio
y el descanso en otro lado.

- 34 -
Ojos asiáticos.

Yo no sé lo que el alcohol hace,


quizá me da valentía,
quizá quita mis vergüenzas,
o quizá desinhibe nuestras reglas,
reglas estúpidas por lo demás.

Pero cuando las copas de vino reinan


te encuentro más hermosa,
más ardiente,
muchísimo más deseable
y veo en tus ojos,
ya achinados de tanta ingesta,
aquellos diamantes que me hipnotizan,
me concentro en tu mirada,
me pierdo a mí,
para perderme en ti.

- 35 -
Me gusta (y no).

Me gustas…
y no es que me guste tu cuerpo
(aunque me gusta),
ni tus labios
(aunque me gustan),
ni tu sexo
(aunque me gusta),
lo que me gusta de ti
es tu inteligencia,
tu mentalidad,
tu curiosidad,
lo cual te hace muchísimo más bella,
ante estos ojos
que se esconden bajo
el velo harapiento,
pero lo que me gusta y no me gusta,
como he dicho en el comienzo
desvanece,
más lo que me conquista,
con el tiempo solo aumenta.

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“¿De qué sirve ser inmortal
si no se puede morir de amor?”
Babasónicos – Vampi

“¿Qué es mejor?
¿Recodar u olvidar?”
Svetlana Alexiévich – Voces de Chernóbil

“Ya cayeron todas las hojas


del otoño. Y todavía es otoño,
por la mierda”
Alejandro Zambra – Poeta chileno.

“Imposible llegar.
Ahondar en ti”
Javiera Mena – Ahondar
Descanso.

Escribo esto triste y amargamente, ya que la


desgracia de vivir ha construido un surco en mi
corazón desgarrado cada día debido a los fracasos
que me acosan y penan en cada momento, estas
letras plasmadas en sangre son el el re ejo de lo que
les acabo de comentar queridos amigos, la suerte en
vida se me ha hecho esquiva, cada paso que doy en
dirección al frente se corresponder con dos o tres
hacia atrás, cada éxito es nublado por otro tropiezo y
así, pasan los días y ya no sé qué pensar.
He leído últimamente muchísima poesía, he escrito
cartas que su contenido no he querido revelar, creo
por una parte que la muerte espera mi llegada, y
por otro lado, yo también la espero (¿o busco?) a
ella, cara a cara nos hemos mirado por horas, pero
me arrepiento, pienso en mis hijos y amigos, mis
padres ya se han ido de este mundo, y Ángela se ha
ido de mi vida.. al parecer esta sería mi última carta,
no puedo seguir con los fantasmas gritándome día
y noche que he fallado, que soy débil, que no puedo
surgir, la literatura es un escape, pero a la vez un
hoyo, cometemos el error de romantizar el engaño, la
vida, la muerte, entre otras cosas. Sólo espero que no
lloren en mi sepulcro, más bien alégrense, por n he
dejado de sufrir.
Los amo a todos, pero no me amo a mi.

Matías Salgado
54 años
12 de Enero, 2013

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Para ti, Laura.

Carta de Martín Santomé a Laura Avellaneda:


No sé cómo comenzar esto, se parece un poco al
cómo comenzó lo nuestro, casi de forma fortuita,
me pareció (y parece) curioso que usted, una
señorita hermosa y llena de vida se je en mi,
alguien gris a quien hasta los insectos ya han
olvidado, le agradezco profundamente por todo
lo que me ha dado, a mi edad había olvidado lo
que era amar después de la muerte de Isabel, pero
llegó usted con su belleza prominente y su cálida
voz que me hace vibrar cada vez que la miro, me
parece divertido que las cañuelas se muevan con
tanta ereza cuando usted se acerca, le agradezco
por muchísimo y por lo que vendrá Avellaneda,
jamás pensé que la vida me daría otra oportunidad
y menos con usted, después de todo lo que ha
pasado he logrado pensar en que si existe Dios no
nos enviaría a este mundo sólo a mirar como los
demás son felices.
Estoy esperándote en nuestro departamento,
tomándome un café y escribiendo esto, recordando
los buenos momentos que hemos vivido y los que
nos esperan por vivir.
Siempre tuyo..
Martín S.

- 42 -
Bendito, maldito amor.

La angustia es como una herida,


la cual no cicatriza,
ni la sangre coagula,
y ahí se encuentra mi llaga,
expuesta,
indefensa,
vulnerable,
¿es que así se siente el amor?
¿o mejor dicho, el desamor?
¡bendito amor!
y el dolor no da tregua
¡maldito amor!
¿acaso será este el n
del sentimiento?
¿querer, amar, necesitar,
llorar, lamentar, olvidar?

- 43 -
Primavera efímera.

La densa niebla,
se posa una vez más,
frente a estos ojos lúgubres,
tupida neblina,
que no me deja avanzar.

Lamento de soledad,
la persona mustia
gira eternamente,
sin un rumbo jo,
sin un camino,
sin un sendero al cual seguir.

Soy hoja despojada en otoño,


la lluvia escasa del verano,
el sol tacaño de invierno.

Solo para que después


de todo lamento,
de toda lágrima,
de todo reclamo,
vuelva a ser primavera,
primavera escasa,
primavera engañosa,
primavera efímera.

- 44 -
Silencio.

A veces no salgo de casa,


claro, no quiero salir,
más que salir no quiero que me vean
pues no sé a dónde ir,
avanzo media cuadra
y vuelvo a mi hogar,
buscando alguna distracción
para así las penas olvidar.

Me escondo en las letras,


no lo quise admitir,
y es que en mis diarios de vida
habita mi sentir.

Un sentir extraño,
es el que busco expresar,
tomo un frasco de pastillas
para así dormir y olvidar.

pero ¿qué pasará?


cuando se acabe el Prozac
busco salidas alternativas
y lo único que hago es tropezar.

Aquellas voces
me sugieren acabar
con este tormento en vida
me pregunto

- 45 -
¿por qué no me atrevo
de una vez
con un cuchillo
hacerlas callar?

- 46 -
Rayo de sol.

Aquí estoy,
un poco (mentira)
pasado de copas,
a tu lado,
donde me gusta estar
en donde no respiro más
que la paz que tu presencia
me da.

Y cuando el cielo es
solo nubes,
apareces tú,
sol radiante,
para disipar toda tempestad venidera,
para que con tus rayos de luz
alegres mi día,
mis meses,
mi vida,
mi corazón.

- 47 -
Oda al papel

Plasmo en él mis penas,


como si pudiese describirlas,
aunque las palabras no se asemejan
ni a las heridas repentinas.

Los dolores no se han ido,


acompañado de tormentos,
sin embargo, el papel aguanta,
aguanta las penas,
los sollozos,
los lamentos.

El corazón perdido,
un rumbo desacierto,
al mirar al jardín,
los pájaros ya abandonaron el nido.

Si aquel preciado papel,


pudiese hablar,
solo exclamaría de dolores,
ya que al lado mío esta cándida libreta,
solo conoce de desamores.

¡Oh bello y estimado papel


gracias por estar!
cuando todos se han ido,
cuando las luces se apagan,
cuando la fuerza aquea,
y sólo puedo escribir
y llorar.

- 48 -
El padre de muchos.

En memoria de mi abuelo
Julio Fernando Segura Molina

QEPD..

Una vez más


la muerte lo ha hecho,
viniendo como ladrón por la noche
y atormentando a este corazón maltrecho.

La vida efímera,
se nos escapa entre las manos,
buscando explicaciones
de por qué esto ha pasado.

Has dejado en la tierra


un fructífero legado,
y así en tu despedida,
se encuentran tus seres amados.

Vuela con el viento,


reencontrándote con los tuyos,
padres, hermanos, nietos y sobrinos,
te reciben con total agrado.

- 49 -
¿Qué es esto?

Obviamente esto no es un noviazgo, ni nada que se


asemeje. Tampoco un desliz, ni mucho menos una
aventura pasional, esto es una amistad, con un toque
especial, pero una amistad, al n y al cabo, eso es lo
que es.
A veces necesito el calor de su abrazo, el toque de
su mano o en algunas ocasiones el goce de su sexo,
mientras que en otras oportunidades busco un
consejo, un hombro al cual suplicar clemencia y
descargar en él los malos recuerdos que la botella no
consigue nublar. Y allí está ella, con su metro setenta
y uno de estatura, dispuesta a compartir su tiempo
conmigo, dispuesta a entregarme lo que anhelo,
atenta, para cada encuentro, atenta, para cada
momento en el cual la vida nos cruza.
Y en eso nos encontramos, ocasionalmente, a veces
con un plan jo, con un programa previo, en otras
oportunidades una copa de vino nos desinhibe y nos
desafía a encontrar la carne de nuestros labios, luego,
como es sabido, la carne desea más carne, una pasión
desenfrenada que se guía por el deseo.
Querida amiga, escribo esto mientras estás
durmiendo en mi departamento, tenías ganas de
hablar, de llorar, de putear porque las cosas no habían
salido bien, viniste, el resto es historia sabida. Me
gusta verte dormir, la curva de tus caderas, el brillo

- 50 -
de tu pelo, es lindo despertarte con besos tiernos
que suben y bajan por tu vientre siempre igual de
plano, aún a pesar de los años que llevamos en esta
dinámica, a su vez, me encanta cobijarme en tus
brazos, siempre tímidos, siempre frágiles. También
me gusta observar tu belleza, que cada día crece más
y más, me maravilla verte en verdad.
Amiga mía, ya sé que esto es una amistad, y ese vínculo
ambiguo que uctúa en nosotros en algún momento
desaparecerá, pero antes de eso quiero dejar uir la
libertad de obsequiarte estas palabras que salen del
corazón y se plasman en la libreta.
Gracias por estar ahí, por ayudarme, por desearme
en algunas noches (en donde el alcohol rompe todos
los acuerdos previos de proximidad). Sinceramente,
creo que mereces a alguien, que te quiera, que te
respete y que te cuide, en el sentido del amor, por
su parte, si eso no ha de suceder próximamente, te
ofrezco un beso, una conversación y el calor de mis
brazos cuando se presente la ocasión.

Un sábado cualquiera.
Octavio Yáñez.
10 de Octubre, 1975.

- 51 -
Oración.

Observo a las aves


con ese infantil andar,
se posan en cada copa,
en cada árbol,
para así divisar.

El canto alegre de los ángeles,


sugieren que estás por llegar,
con timidez animo mi corazón,
el cual por el sufrimiento dejó de trabajar.

Te recibo con un beso,


con un ¿qué tal?
¿cómo estás?,
acaso será el nerviosismo,
del hombre primerizo en el amar.

Te entrego mi vida,
te entrego mi pecho
y mi amor,
búscame y encuéntrame,
ya que aquí en cielo
escucho tu oración.

- 52 -
Malas memorias.

¿Qué puedo hacer?


si el recuerdo habita en mí,
¡oh, al menos que fuesen
buenos momentos!
¡pero no!
vuelven a mí los fracasos,
los errores,
los desaciertos.

¡oh, Señor mío!


¿qué tan difícil sería olvidar
cuando el sol esconde sus rayos
tras el mar?
lloro y te suplico
¡Señor mío!
te imploro
que me lleves contigo
¡oh, sí Señor!
deseo cerrar los ojos
y hallarme en el paraíso.

- 53 -
La botella.

Ahogo mi tormento,
con alcohol, prostitutas y juegos,
porque cuando decidí enderezar mi vida,
aquel privilegio no me
fue merecedero.

Dios se burlaba de mí,


sacaba su divina lengua
e incluso me orinaba,
y en aquellos momentos,
la botella fue como una hermana.

Jamás me ha abandonado,
y ha estado ahí en todo momento,
todo lo que digo es verdad,
no preciso contarles cuentos.

Aquí me encuentro,
bebiendo y llorando,
ustedes no conocen
mi sentir cuando escribo
porque a través de la pluma
vuelve mi tormento.

- 54 -
Otros cuerpos, otros corazones.

Estamos aquí,
uno al lado del otro,
ajeno al corazón,
ajeno al sentimiento,
ajeno a nosotros mismos,
y nos sentimos perdidos.

“A la deriva”
como dirían algunos,
en este matrimonio
que no tolera
ni las trivialidades
de un desayuno.

Me desaliento,
me desalientas,
mientras el quiebre futuro
en nuestras miradas
se acerca.

Pero antes de esto,


se había separado el corazón,
no logramos sobrellevarlo
y nos quedó grande el camisón.

Lo siento querida,
ya es tiempo de partir,

otros cuerpos,
otras almas,

- 55 -
otros corazones
esperan por ti,
esperan por mí.

- 56 -
Ladrón.

Ya no estás aquí,
estás con aquel ru án,
en la cama de él habitas,
de esta pesadilla
no logro despertar.

Me engañabas sí,
me engañabas al andar,
¡pensando en él incluso
hasta antes de despertar!

No escribo con lágrimas,


ni con tinta,
este sufrir infernal,
sino más bien con sangre,
que el tiempo no permite borrar.

Pero la vida es justa,


de eso no hay que dudar,
por una pasión deliberada,
un deseo consumado,
no serás feliz con él,
y perdiste a quién te amaba.

- 57 -
Tú, mi motor

He perdido la esperanza
en la eternidad de las relaciones,
a veces me alejo,
a veces me alejas,
a veces te alejo,
a veces te alejas.

Y convivimos todos los días,


compartiendo del mismo pan
comiendo de la misma olla
durmiendo en la misma cama
pero cada vez
estamos más lejos,
más lejos de ti,
más lejos de mí.

Y aunque esto no funcione,


quiero que sepas que
siempre has sido mi amor,
tú fuiste aquel motor que necesité
para hacer funcionar mi corazón.

- 58 -
Kilómetros.

Viajando en este pequeño tren


veo kilómetros y kilómetros pasar
me preguntó si con aquella rapidez
mi corazón se pudiese sanar.

La traición ya ha caído,
y ni cuenta me he dado,
me pierdo en tus ojos,
vagabundeo en vano.

La libreta está llena,


con dolores y melancolía,
busco entre la gente tu mirada,
la cual es cada vez más esquiva.

¿Por atención?; ¿por placer?


cuéntamelo ¿por qué?
¿buscabas en él diversión?
¿un poco de amor?
¿un poco de acción?
sin ignorar el daño,
que con tu egoísmo
surcaste en mi corazón.

- 59 -
Soy aquel.

Soy aquel,
aquel que te piensa,
soy aquel,
aquel que te desea,
soy aquel,
aquel que te sueña.

soy aquel,
aquel que te observa,
soy aquel,
aquel que te anhela,
soy aquel,
aquel que te sigue.

Soy aquel,
aquel que te abraza,
soy aquel,
aquel que te besa,
soy aquel,
aquel que te toca.

A veces no soy aquel,


aquel que te amó,
aquel que te enamoró,
aquel que una familia formó.

Mas bien soy aquel,


aquel que te quebró,
aquel que te mintió,
aquel que cometió un error.

- 60 -
Hoy soy aquel,
en el fondo de esta celda,
soy aquel,
aquel que con tu vida terminó.

- 61 -
“Ni siquiera como alma en pena
podría dejar de extrañarte”
Mario Benedetti – La tregua.

“Y además, vos sos el sol


despacio también,
puedes ser la luna”
Luis Alberto Spinetta – Bajan

“¿Hasta qué punto se puede decir que


la mirada de un ser humano es algo físico?”
Ernesto Sábato – El túnel.

“La verdad, había en ella algo


que era imposible no admirar,
por esas razones que nos llevan
a apreciar las obras bien hechas,
aunque sean perversas”
Mario Vargas Llosa – Travesuras de la niña mala.

- 65 -
Cuerda.

Me busco en aquellos ojos


y no me hallo,
¿será que este amor ha clausurado?
en tus manos ya no
encuentro el calor,
sólo caricias vacías
sin un previo amor
¿dónde estás?

En las paredes,
tu silueta danza afablemente,
al son de los latidos del corazón,
y tu voz recorre mi oído,
susurrándome aquel crimen cometido
¿qué planeas?

¡Silencio!; ¡desaparece!;
¡vete de aquí!
grito sin cesar,
mientras la locura comienza
a apoderarse poco a poco de mí
una cuerda me llama,
me sugiere algo que no logro discernir,
ah sí, vuelve con sus ideas
con sus provocaciones
me dice que sería mejor no sufrir,
que este tormento es eterno,
y que tiene una idea para ponerle n.

- 67 -
Al cerrar el libro cae una lágrima

- ¿Sabes por qué leo? – preguntó Marcelo a su


amigo Claudio.
- Porque eres raro y no tienes amigos –
respondió sinceramente Claudio.
- Tonterías huevón, esa es la teoría que toda
la gente usa cuando no logra congeniar con los
gustos de los demás, ser “raro” no es el motivo de
mi aislamiento, ni tampoco el de mi amor por la
literatura.
- Pero compadre, no se me vaya en la mística –
repuso el amigo– no te lo tomes en serio, yo soy tu
amigo, mírame, de carne y hueso.
- Lo sé amigo, lo sé, pero ya, respóndeme, ¿Por
qué crees que leo?
- Mmmm, no lo sé, creo que solamente te gusta,
eso no necesita tanta explicación según yo.
- Mmm, sí, tienes razón, mira amigo, yo leo
porque cuando todo el mundo me ha dado la espalda
los libros han estado ahí, bancándoselas todas, mis
penas, mis alegrías, mis desaciertos, todo, todo,
ahí han estado. Yo leo porque cuando los ruidos se
vuelcan tormentosos, la lectura me brinda la calma
que necesito, cuando todo es negro aparece un libro
que ilumina un camino a seguir, eso es lo que más
amo de la literatura, su capacidad para cambiar

- 68 -
realidades, hoy es un día de mierda y un libro me
ayuda a mejorarlo.

En ese momento Marcelo cierra su libro, Claudio ha


desaparecido, recuerda que sólo es un personaje de
cción de la última novela que está leyendo, Marcelo
llora, cae una lágrima, tal vez dos, tal vez tres.

Marcelo Torrejón.
29 años.
En la soledad de su cuarto.

- 69 -
Casi lo olvido.

La mejor terapia
me las han dado las letras
ellas me han cobijado
cuando tus demonios
me acechan.

Hoy es tu cumpleaños
y casi logro olvidarlo,
es que el dolor no descansa,
y siempre aparece sin reparo.

Sin reparo también


te dedico estos versos,
sólo pido que no vuelvas,
con promesas rotas,
con sueños de sopor
ni con tu belleza desequilibrada.

No llegues, no,
no regreses,
que incapaz soy
de decir no,
mientras que con la diestra escribo estas letras,
con la siniestra,
te abro la verja,
una vez más,
la verja de mi corazón.

- 70 -
Contigo en el parque.

Una tarde en el parque


de tu mano
disfrutando del viento que corre
y nos refresca el sudor.

Sudor que recorre tu espalda,


¿cómo no envidiarlo?
si baja desde tu pelo
hasta tu cadera
e incluso más abajo…

Es como cuando lloras


y envidio las lágrimas
que nacen desde tus verdes ojos
y cae por la comisura de tus labios
habitaría ahí..
en donde nace todo,
ya que con un beso inicias el ritual
de intimidad,
con un beso enciendes mi pasión,
mi alma,
mi corazón.

Voy de tu mano,
de la cual jamás quisiera soltarme,
cuelgo de un hilo,
que tu amor sostiene,
desde que estoy en el parque,
no puedo dejar de maravillarme,

- 71 -
de tu belleza,
de tu sencillez,
de tu empuje
y coraje de mujer.

Estás ahí,
sin decirme nada,
ni yo tampoco,
las palabras sobran
cuando estoy contigo en el parque.

- 72 -
Rosas y Rosa.

Amo tu amor,
dulce,
apasionado,
sincero,
que me salva,
cuando caigo por el precipicio
que yo mismo forje
y que soy incapaz de soltar.

Llegaste tú,
como por arte de magia,
y donde estaba aquel barranco
hoy hay manantiales,
que tu voz nutre,
y tus manos me entregan,
tu corazón,
en donde yo tenía un hueco,
hoy orecen jazmines y rosas,
la rosa,
denominada la reina del jardín
y tú,
la reina de mi sentir.

- 73 -
Mi el tesoro.

Mis sueños,
sueños infundados,
sueños incomprendidos,
sueños pisoteados.

Primero por los compañeros,


luego por los colegas,
y nalmente por la sociedad.

Mi sueño es ser poeta,


no vender,
no ganar,
sino compartir
el amor por las letras,
en donde se refugia mi dolor,
y nacen estos versos,
que podrían leerse como amor,
pero no es amor,
es agonía,
un grito de ayuda,
condenso aquí las penas,
condenso aquí mi fracaso
y asimismo,
condenso tu amor aquí,
porque tú creíste en mi sueño,
me leíste cuando nadie más
quiso hacerlo,
me alentaste en aquellos momentos,
diciéndome que si lo quería
podía lograrlo,

- 74 -
y ahora estás a mi lado,

durmiendo luego de revisar,


poema por poema,
verso por verso,
palabra por palabra.

No hay mucho que decir,


la felicidad brota por mis poros,
lo que ayer soñé hoy es realidad,
las letras mis eles compañeras,
los poemas y tu presencia
mis eles tesoros.

- 75 -
Niña Mala.

Imposible no recordar a Vargas Llosa,


y su tremenda novela,
tú que vuelves y vas,
como niebla entre la maleza.

Conoces el poder
que tienes sobre mí,
me da rabia caer,
me da rabia sentir.

Te escribo un poema,
porque no soy capaz de mirarte a la cara,
ya que con tu cándida voz,
derrumbas todo cronograma.

Vienes y vas,
siempre vienes y vas,
nunca te quedas,
nunca sientas cabeza.

Eres mi niña mala,


y tus travesuras
no puedo dejar pasar,
siempre que te acercas me hieres
y eso parece no importar.

De seguro esta noche,


debes estar por llegar,

- 76 -
le mentiste a tu compañero,
de con quién te ibas a encontrar.

Tu jugabas en mi estabilidad,
y no lo logré estabilizarme en tu juego,
por favor no vuelvas más niña mala,
ten piedad, te lo ruego.

- 77 -
Los poemas nacen

Los poemas,
no se piensan
solo nacen
como tributo al amor
o condecoración al dolor.

Así brotan estas letras,


se forman para expresar
cuánto amamos
y ahora
cuánto dolemos.

No busco mendigar atención,


ni tampoco tu amor,
más bien quiero que te alejes
de mi mente,
y te escribo un poema
o te escribo una canción.

Una canción,
que podría emerger del corazón,
más no mereces eso,
ni tú, ni tu amor destructor.

En cambio el poema,
evidencia lo que me tocó vivir,
humillación,

- 78 -
que enamorado,
no di tregua,
no di límites,
pero sí te di,
mi estúpido,
sí, reitero,
estúpido corazón.

- 79 -
Traición

La vida se encarga de demostrar,


quienes están a tu lado,
y quienes no.

Sean amigos o un amor,


pero cuando ambos te fallan,
no existe el perdón.

La traición se hace mayor,


cuando la mentira es con meditación,
la hipocresía, el pan de cada día,
y el puñal que se instala en el corazón.

Los amaba bien,


los amaba a los dos,
ellos no me querían
y dieron tienda suelta a su pasión.

Lo acepto,
lo acepto con dolor,
pero no imploren piedad,
cuando se trata del amor.

No sé si leas esto,
aunque quizá lo hagas,
así como mismo me mentías,
cara a cara
y por la espalda.

- 80 -
Ex amigo,
ex amor,
les deseo lo mejor,
que entre víboras se muerdan la cola,
entre buitres se saquen los ojos,
ustedes son dos animales,
animales en peligro de extinción.

- 81 -
Re exiones sobre la existencia de Dios

Una noche cualquiera caminando por las calles


inmundas de aquel París que nadie conoce, ese París
de pobreza, de necesidad, alejado de las luces y los
lujos prototípicos o esperados de aquella ciudad se
me acercó una persona casi llegando al callejón
de Sena-Saint-Denis, a lo lejos visibilicé que era un
vagabundo, con su andar renqueante, al estar más
próximo yo tuve un poco de miedo, ya que iba solo,
era tarde y no conocía aquellos suburbios de la ciudad,
para mi sorpresa, una vez que abrió su boca descubrí
que la voz de aquella persona era muy suave, muy
agradable de oír y de sopetón me soltó una pregunta.

- Mon ami, crois-tu en Dieu? (Amigo mío, ¿Usted cree


en Dios?)

Muchos le hubiesen dicho que sí para alejarse


rápidamente de aquella persona que no gozaba
de un buen parecer, en cambio yo, sumergido en
la tristeza de aquel amor necesitaba entablar una
conversación que me hiciera olvidar los pensamientos
de desaprobación que habían acercado mi quiebre
matrimonial, yo respondí que no creía en Dios y antes
de terminar mi frase él me preguntó por qué no creía
en ese ser superior, a raíz de aquello le relaté pasajes
de mi vida que no son necesarios mencionar pero,
aún recuerdo lo que me hizo dudar y posteriormente

- 82 -
dejar de creer en la existencia de Dios, me senté
junto a mi nuevo amigo y conversamos durante unos
largos quince a veinte minutos. Yo creo que la gente
que cree en Dios es totalmente válida como aquellos
que no creen, inclusive rescato a aquellos que pueden
creer que su vida gira gracias a alguien (o algo) que
no pueden comprobar que está, creo que todo ser
humano tiene la obligación propia de creer en algo,
en Dios, Buda, Mahoma, Alá o lo que sea, yo con todos
los in ernos que he atravesado me he dado el lujo
de ver dónde está Dios cuando más lo he necesitado
para que me prestase ayuda, y es allí en dónde sólo
estaba yo, así descubrí que el único dios que existe
es uno mismo, yo soy mi principio y mi n, yo forjo
mi destino, todos los logros y fracasos son porque
yo los he escogido a través de mis acciones, por eso
no creo en Dios, no me cabe en la cabeza que exista
alguien justo con algunos y tan injusto con otros.
Posteriormente a mi monólogo teológico miré hacia
el costado, con el n de contactar la mirada aquel
vagabundo y lo vi allí, recostado sobre su casa de
cartón, ya no respiraba, había muerto de hipotermia
o hambre, no lo sé, en ese mismo instante me volví a
preguntar dónde estaba aquel Dios para esa persona,
qué vivencias tuvo que pasar, qué necesidades jamás
pudo satisfacer, ni siquiera, una muerte digna.
Fue en ese instante en el que volví a repetir, como lo
he hecho en variadas oportunidades, no hay un Dios
con mayúscula, yo soy mi dios, yo soy mi n.

Sebastién Aubriot.
45 annés.
Banlieue de Seine-Saint-Denis.
Environ 12 la nuit

- 83 -
Te entrego.

Todo comenzó así,


en un principio sin quererlo
te entregué mi atención,
o mejor dicho,
robaste mi atención.

Luego de eso te entregué mis labios,


mis manos,
mi compañía.

Posteriormente pasé a entregarte


mis fantasmas,
mis secretos,
mi intimidad.

Y nalicé entregándote mi cuerpo,


mi energía,
mi pasión.

Hoy te estoy entregando mis sueños,


mis poemas,
mis re exiones.

Te entrego estos versos,


aunque pensándolo bien,
llegan acompañados de otros versos,
esos vienen,
con be
y sin erre.

- 84 -
Pasa el tiempo en este lugar.

Y pasan los meses,


y en cada parpadeo se apaga la vida,
la vida se apaga en cada parpadeo,
mientras los meses pasan.

y te busco a ciegas,
deambulando por mis recuerdos,
en los recuerdos desembocan,
la belleza de tu silueta.

Imposible no angustiarme,
mientras te pienso detrás de los barrotes de esta
celda,
y es que en cada parpadeo se apaga la vida,
mientras los meses pasan para encontrarte
nuevamente.

- 85 -
Rojizo infernal.

Siempre me han gustado las chicas pelirrojas, pero,


sin embargo, a lo largo de los años y las mujeres este
fulano solo poseía memoria para una.
Dicho anteriormente ella poseía una cabellera rojiza,
la cual se asemejaba a los fuegos del in erno, melena
de la cual ascendían (y descendían) demonios que
conquistaban a cualquier hombre que ella mirase, ya
que de su mirar era imposible escapar, te engatusaba
como a un niño con una paleta, como a un animal
con alimento, como a un alcohólico con la bebida.
No me es difícil recordar, desdibujar y recorrer
mentalmente su rostro y encandilarme
automáticamente en sus pecas, las cuales, de dudosa
procedencia me hicieron confabular dos teorías
acerca de sus orígenes: la primera me hacía imaginar
que cada peca constituía un destello de magia
arrojado en el rostro de aquella mujer, mientras
que la segunda, por otro lado, me forjaba la idea de
que cada peca había visto su génesis en una batalla
librada a lo largo de su vida, algo así como una marca,
como un registro de su constante lucha contra la
adversidad, ya que lo poco que la conocí (fuera de
admirar constantemente su belleza) me dejaba en
claro que aquel ser celestial en el cual creemos no
había sido justo con aquel ángel caído. Finalmente
procedo con bajar sigilosamente a su boca, el clímax
de su rostro, la cual haría naufragar a todo pirata

- 86 -
que ansiara el tesoro de su corazón, aquellos labios
que acompañados de esas prominentes perlas que
brillaban entre ellos arrastraban la leyenda de una
maldición, la cual se resumía que a lo largo de los
años y las mujeres, sólo tendrías memoria para ella
(creo que esto lo he dicho en otra oportunidad).

Maximiliano Barragán
30 años.

- 87 -
“Soy solo un alma
trazando caminos que
tal vez te encontrarán”
Beto Cuevas – La mitad.

“Malditamente todavía
pienso en ti a cada
hora del día”
Chancho en piedra – Dejando libre el amor

“Estar solo fortalece.


Santa verdad”
Roberto Bolaño – Los detectives salvajes.

“A eso nos dedicamos


los escritores: a abrir
heridas”
Alberto Fuguet – Missing.
Las letras hablan por mí.

Escribo poemas,
porque no soy capaz,
de mirarte a la cara
y decirte qué siento.

En mi pecho habitan
innumerables sensaciones,
y cuando tú te acercas,
desequilibras todo.

Toda estructura se rinde ante ti,


ante tu presencia de mujer
y tu belleza de ninfa.

Estas palabras
no logran expresar
lo que quiero decir,
la vergüenza se acerca
al igual que el rechazo.

Por eso te busco en otros cuerpos,


te beso en otros labios,
llenando vacíos,
transformando el deseo.

A veces lleno estos vacíos


con alcohol

con cigarros
y otras veces

- 93 -
con sexo casual
o poesías
como estas.

- 94 -
Siete vidas.

Me encantaría ser un gato,


y estar a tu lado cuando quisiese,
los felinos son esquivos,
te toman y dejan
a su merced.

Y ahí estás siempre tú,


esperando a tu amor,
a tu mascota,
tu compañero.

Él duerme a tu lado,
o a veces no llega,
pero siempre anhelas su venir,
siempre anhelas su presencia.

Me gustaría ser un gato,


para así tener siete vidas,
siete vidas contigo,
siete vidas para amarte

- 95 -
Compañero.

Soy esposo,
soy escritor,
soy tuyo,
y las letras también.

Estás por llegar,


las pastas están cocinándose,
el champiñón aún tengo que saltear.

A veces exhausta,
sólo te llegas a duchar,
cuando el empuje se fatigue,
mi abrazo te va a cobijar.

A veces lloras en la cama,


no sabes qué es lo que pasa,
las lágrimas solo brotan,
y yo no sé qué hacer.

Me dices que estás cansada,


el día a día en la escuela,
viendo necesidades,
observando miserias.

Te sientes inútil,
por no ayudar a esos chicos,
amor, por tu profesión,
esos niños pueden optar a un futuro.

Me das la espalda,

- 96 -
respeto tu silencio,
no es nada contigo mani estas,

y yo preciosa mía,
siempre te creo.

Antes de dormir,
lees un libro,
mi planta naranja lima
de José Mauro de Vasconcelos.
Apagas la luz,
esa es la señal,
susurro a tu oído,
que cuando las fuerzas no alcancen,
mi amor jamás te faltará.

- 97 -
Cornisa.

Te dejo sola,
con tu palabrería barata,
tus promesas rotas
y tu sinceridad fragmentada.

Me voy,
no te merezco,
ni tú me mereces,
ni nos merecemos.

Éxito en tu marcha,
pequeña embustera,
de esas que marcan tu vida
y luego se alejan.

El rostro no re eja,
la tristeza del corazón,
el cual por muy gallardo,
quedó colgando de un mísero tendón

- 98 -
Un día de campo.

Escapamos de la ciudad,
lado a lado,
buscando calma,
buscando paz.

Inmenso es el campo,
y su horizonte in nito,
así como nuestro amor,
que no conoce límites.

La noche estrellada,
se posa en nuestro mirar,
yo río de nervios,
como un adolescente al amar.

Me encanta tu compañía,
te vengo a confesar,
es que contigo todo lugar,
parece maravillar.

- 99 -
Perecimiento.

Estoy triste,
estoy solo,
no me tengo ni a mí,
y por consecuencia,
no te tengo a ti.

Me pregunto dónde estarás,


a quién en estas horas te entregas sin dudar,
tu cuerpo goza del placer,
placer renegado para mí.

Te extraño,
es cierto,
siempre siento tu falta,
y ya no tengo corazón.

Te sueño de noche,
y me penas de día,
sólo encuentro soluciones,
en drogas y la bebida.

El amor es tormentoso,
como una noche de invierno,
sin tu amor y compañía,
poco a poco iré pereciendo.

- 100 -
Niña mala, el regreso.

Aquí estoy nuevamente,


escribiéndote estos versos con dolor,
y es que cuando digo: “ya no más”,
apareces y me vuelves a desequilibrar.

Tú, niña mala,


prometes y no cumples,
¿por qué haces eso?,
¿por qué me utilizas?

¿qué consigo con expresarte lo que siento?


si para ti todo es placer
y broma,
mis sentimientos los tomas,
los dejas,
me tomas,
me dejas.

Estas palabras,
no logran re ejar cómo me siento,
y tú niña mala,
estás a medio vestir en mi cama,
niña mala,
aléjate de mí,
no me busques,
no me hables,
porque soy débil,
soy un juguete para ti.

- 101 -
Anoche llegaste,
ni ropa interior trajiste,
sabías a lo que venías,
a satisfacerte,
y desnudo más que mi cuerpo,
te entregué el corazón,
una vez más,
una vez más.

- 102 -
Visión.

¿Qué miras cuando me ves?


¿acaso ves mi corazón?
mi gallardo corazón,
mi iluso corazón.

¿Puedes ver el dolor?


¿puedes ver sus rasgaduras?
¿sus llagas?
¿su carne abierta?

¿Puedes ver cuánto te extraña?


¿cuánto te necesita?
¿todo lo que ha llorado?
¿todo lo que ha sufrido?

De seguro que no hermosa,


de seguro no puedes verlo,
o mejor dicho,

no quieres verlo,
de vergüenza se te caería la cara,
al ver a un hombre en el piso,
por tu maldad y egoísmo,

por tu belleza sobrenatural,


no puedo escribirte muchas cosas,
porque suena el timbre,
acabas de llegar.

- 103 -
Grave error.

De libros y poesías,
me gustaría hablarte,
leértelas de noche,
antes de dormir.

O antes de hacer el amor,


también me seduce esa idea,
al igual que tus labios de rubí,
al igual que las curvas de tu cadera.

Podría ser Machado o Dickinson,


poetas del sufrir,
poetas del amar,
quizá hasta Rubén Darío
¿cuál pre eres?
¿qué quieres que te lea?

O quizá un verso triste,


esos son mi especialidad,
la poesía brota,
cuando la melancolía abunda.

Pretendo leerte cada poema que hable de amor,


pretendo leerte cada poema que hable del dolor,
o dedicarte una canción,
relacionar letras con personas,
melodías con personas,
lugares con personas,
eso sí, eso sí
es un grave error.

- 104 -
Súplica.

Yo pidiéndote misericordia,
ya he perdido la cuenta
de tantas veces que lo he hecho,
de tantas veces buscando clemencia.

Ante la adversidad te molestas,


y yo no sé cómo reaccionar,
a veces tú cometes errores,
que yo luego debo lamentar.

Con tu lengua venenosa,


y tu perfume de mujer,
seduces a los hombres,
y yo no soy la excepción.

Caemos el fuego,
de la vil tentación,
dónde importa el placer
y luego tendré que suplicar por tu perdón.

- 105 -
Objeto reactivo.

Mientras tú,
tienes pleno control sobre mi amor,
estado de ánimo,
yo tengo que esperar como algo
o alguien
inanimado,
estático,
inmóvil,
aguardando,
atesorando,

añorando,
que tú me busques,
porque lamentablemente,
así funciona esto.

Tú me buscas y me encuentras,
hayas mis cálidos brazos,
en cambio yo,
te busco,
y encuentro tu distancia,
y por consiguiente,
tú lúgubre rechazo.

- 106 -
Recorrido de este primer amor.

Hoy vuelves a mí,


y yo a ti,
después de tantos años,
vivencias,
personas.

Han pasado casi 40 años,


es bastante tiempo sí,
pero como dice King,
“nada es eterno”,
“salvo el amor, quizá”
“y el deseo”
justamente eso perdura en nosotros,
en nuestras manos,
nuestras arrugas,
nuestros ires y venires de la vida.

Estamos aquí acostados,


devolviéndonos el hambre de este amor
perduradero,
intentando compensar el tiempo perdido,
llego a tu sexo, a saciarnos mutuamente.

Vengo con la experiencia de otros cuerpos,


con las caricias de otras manos,
con los besos de otros labios,
pero vuelvo a ti como ese niño,
que al besar tus labios obtuvo su bienvenida
al mundo del amor,
vengo con recorrido,

- 107 -
pero con la inocencia de este inexperto amor,
un infatigable amor.

- 108 -
Como dice Rojas.

Como dice Rojas,


“te juré no escribirte”,
y aquí estoy
con una pluma en la mano,
traicionándome nuevamente
como tengo por costumbre,
reviviendo tu recuerdo
y sacando del olvido nuestro dolor,
airando las penas,
exponiendo las llagas,
para así sentir el calor.

Calor infame,
calor ensordecedor,
calor efímero,
que llega y va,
así como tú,
sin previo aviso,
sin un contrato,
sin estructura.

Aquí me encuentro,
pensándote nuevamente,
¿dónde estarás bella musa?
aunque solo me inspires traición,
a través de estas letras,
nuevamente,

ingenuamente,

- 109 -
estúpidamente,
te entrego,
mi cándido corazón.

- 110 -
Mi amigo muerto.

Poema para ti
amigo muerto,
¿puedes oírme?
¿dónde te encuentras?
¿puedes leerme?
si es así querido amigo,
te entrego mi mustio corazón,
el cual de penas sabe un montón.

Busco en mi memoria,
tu sonrisa infatigable,
tu abrazo eterno,
en el cual podría habitar mil años,
queridísimo amigo.

Extraño nuestras charlas,


y el pitillo de yerba que no paraba de girar,
perderme en tus ojos de cielo,
y mi peso en tu lomo dejar caer.

No sé cómo he tolerado,
este lastimero vivir,
amigo este mundo sin tu compañía,
es solo un in erno.

Ya no estás aquí,
en esta miserable existencia,
gracias a tu muerte comencé a creer,
que Dios se lleva a quien necesita,
sin pedir permiso,

- 111 -
sin una acusación previa.

Pero si Dios te necesita,


¿qué queda para mí?
también te necesito,
espérame un par de minutos,
voy de camino,
sólo aguarda que el nudo aprete la tráquea,
que el cerebro se desoxigene,
amigo solo espera,
que el banco caiga.

- 112 -
Fin de semana

Fin de semana,
con casa sola,
mi familia ha viajado lejos,
y tú siempre puntual,
mi el conquistadora.

Nos vemos ocasionalmente,


casi nunca en realidad
pero cuando mi mujer no está en casa,
nuestros momentos luchamos por reiterar.

Tú lo sabes,
me encantas,
eso no lo puedo disimular,
pero no me gustaría,
que se enterara tu marido,
eso sí que sería fatal,
nuestras familias, nuestros futuros
todo aquello se podría estropear,
por un amor adolescente,
que con los años
ha sabido perdurar.

De tu mano por mis sábanas


deseo andar,
preciosa, debes vestirte,
el n de semana va a acabar
mi esposa debe estar por llegar.

- 113 -
De camino a la playa

Voy camino a la playa,


naturalmente solo,
como por costumbre
en el último tiempo.

Buscando tranquilidad,
buscando paz,
ya que en mi cabeza,
eso es imposible hallar.

Contemplo en el mar,
su inconmensurable in nidad,
in nidad ya conocida,
cuando me perdí en tu mirar.

Aquellas olas violentan,


chocan continuamente contra las rocas,
rompiendo la armonía,
que mantiene este bello lugar.

Observando aquello,
obviamente comienzo a calcular,
y es la misma violencia,
que sufre mi corazón,
cuando se trata de volverte a recordar.

- 114 -
“A nada debemos temer
excepto a las palabras”
Rubem Fonseca – El caso morel

“Es tan corto el amor


y tan largo el olvido”
Pablo Neruda – Poema XX

“Todos los impulsos del sentimiento,


deberían ser guiados por la razón”
Jane Austen – Orgullo y prejuicio.

“Los verdaderos potas son de repente


nacen y desnacen, dicen
misterio y son misterio”
Gonzalo Rojas – Los verdaderos poetas son de
repente.
La chilenita

Cuando ella me pregunta,


con su acento de sur particular,
mirándose detenidamente,
frente al espejo
¿cómo me queda esto?
yo no sé qué responder,
ya que ella me asalta
con dudas de ropero
y yo estupefacto,
con ojos de huevo frito,
me derrito lentamente,
como un cubo de hielo al sol,
y es que ante tal consulta,
quedo atónito,
no sé qué responder,
la lengua se me traba,
la mente no maquina.

Y vuelve ella,
insistentemente,
“hey tonto, ¿qué te pasa’, mírame”
me dice entre risas,
no logro ni siquiera advertir
que de mi boca nace la frase
“preciosa, lo que mejor te queda
es tu versión cuando me devoras en la cama,
tu fuerza cuando luchas
por la justicia de los demás,
tu amor por aquellas personas necesitadas
y tu actitud cuando quieres comerte el mundo”.

- 119 -
Bocanada

Frente a este vaso de whisky,


escribo esta melodía,
un poco lúcido,
un poco bebido,
un cigarro para aumentar
la desinhibición
me propaga de alegría

Bocanada de humo,
bocanada de amor,
bocanada de desaciertos,
bocanada de dolor

El vaso se acaba,
y ya no queda con qué llenar,
¿se llenará con las lágrimas
que produce mi quejumbroso andar?

Bocanada de humo,
bocanada de amor,
bocanada de desaciertos,
bocanada de dolor

Ya es tarde,
no queda alcohol, ni cigarros
ni siquiera lágrimas,

sólo me queda un lápiz y este papel,


los cuales son los únicos,

- 120 -
que se apiadan de mi.

Bocanada de humo,
bocanada de amor,
bocanada de desaciertos,
bocanada de dolor.

- 121 -
Ecos

Los Domingos me acechan,


como fantasma por la noche,
los errores de la semana,
del mes,
del año,
de la vida
regresan y se instalan,
no se van,
nunca se van.

Y tu imagen baila,
entre destellos
que mi memoria arroja,
danza en todo momento,
abriendo cicatrices,
llenando la habitación,
de melancolía y lamento.

No puedo olvidarte,
y especialmente los Domingos,
producen un eco
eco de noches oscuras,
eco de vivencias grises,
eco de gritos,
eco de discusiones,
eco de ti, eco de mi,
eco de nosotros

- 122 -
El Domingo está gris,
perfecto para esconder,
mis inseguridades,
mis penas,
mis demonios.

- 123 -
Sanadora

Llegaste así, sin más,


en un acto fortuito,
o como dirían los creyentes
una bendición de Dios.

Yo con mis monstruos en todo momento,


acechando la pseudo felicidad,
amargando los días,
y llorando en cualquier lugar.

Tu cándida mano,
se posó en mi corazón herido,
lleno de manchas,
lleno de cicatrices.

No tuviste miedo,
me dijiste:
“déjame ayudarte,
déjame acercarme”
yo obviamente corrí,
obviamente corrí.

Pero las coincidencias son grandes,


nos volvimos a encontrar,
en la la del supermercado,
yo compraba un trago
y tú algo para merendar.

Te invito a mi casa,
dije sin dudar,

- 124 -
las penas cuando se viven solo,
son atroces, no dejan de atacar.

Aceptaste inmediatamente,
y luego de un par de copas,
el corazón comenzó a ablandar,
el cuerpo se comenzó a acercar,
y las mentalidades a compenetrar.

De esa noche,
ya son diez años,
estoy durmiendo a tu lado,
ingresa un niño,
y nos dice:
“buenos días papás”.

- 125 -
Me gustas

Tu voz,
dulce voz,
es como la miel,
es como un pastel.

Tus mensajes ingresan por mi oído,


y yo los disfruto en todo momento,
me encanta tu armonía,
me llena tu amor.

Contigo todo es distinto,


confuso en un momento,
admirable ahora.

Me gustas tanto que a veces,


no preciso decirte nada,
no preciso hacer nada.

Contigo el sexo es solo un agregado,


que la bondad de tu amor me entrega,
en cambio de tu mano,
mariposas vuelan,
y mi persona ota.

- 126 -
De respuesta un poema.

Ayer vi tu carta,
la leí casi por inercia,
quizá por necesidad,
de recordar nuestros momentos,
de recordar cuando fui amado.

Una lágrima asoma,


y una sonrisa estúpida también,
las emociones adversas,
las emociones perdidas.

Pero yo te escribo un poema,


tal vez en forma de respuesta,
aunque los años pasen
yo no olvido mi correspondencia.

Leo tu carta,
letras empastadas en el papel,
la tinta secó,
y mis sollozos también.

Estoy aquí en mi sillón,


terminando esta carta,
debo haber escrito miles.

Es que cuando te necesito te leo,


para recordar nuestros momentos,

para recordar cuando fui amado,


mi último verso,

- 127 -
te lo dedico con amor,
ya que mientras tu disfrutas de la vida,
yo lucho con tu fantasma.

- 128 -
Emma Keller (¿o Bovary?)

Me encuentro frente al “Dandy’s” café literario


ubicado en la esquina de St Louis con General
Spinoza, vengo a este lugar aproximadamente a las
9:00 A.M, cada día Miércoles, Jueves y Viernes, desde
hace casi 3 años. Mi experiencia aquí se justi ca en
un comienzo por el amor a la literatura, el deseo de
leer en silencio, de escribir bajo la misma música que
no suena, acompañado siempre de un exquisito olor
a café de grano que abarca todo el precioso local, sus
estanterías llenas de libros que van desde Cervantes,
Ercilla, Andrés Bello, pasando por diferentes autores,
García Márquez, Simone de Beauvoir, Austen,
Calderón de la Barca, etc.
Un día que ya no recuerdo, en un mes que
tampoco viene a mi memoria en estos momentos
te vi… ingresaste con tu falta abombada color vino
tinto, una blusa blanca que hacía juego con tu piel,
siempre estirada, siempre suave, una chaqueta de
cotelé color crema, simplemente quedé anonadado
por tu belleza, sentí que subí al cielo y descendí al
in erno en un par de minutos. Desde ese momento
jamás dejé de recurrir al café, a veces venías, a veces
no, pero siempre estaba expectante, tanto a tu belleza
como también a los libros que leías.
Si mal no recuerdo comenzaste con la Divina

- 129 -
Comedia de Dante, luego mutaste a la poesía de
Baudelarie, seguiste con Tolstói, ahí estuviste
muchísimo tiempo, ya que comenzaste el inmenso
Guerra y Paz y seguiste enseguida con Anna Karenina,
realmente te admiré.
Desde que te conocí mis tiempos de lectura
bajaron inmediatamente, recuerdo estar leyendo a
Foucault, un autor de por sí bastante complicado de
entender, sumándole además la distracción que me
propinaba tu belleza, mientras tu terminaste con
varios títulos yo aún seguía con mi tomo de “Las
palabras y las cosas”, ya que apenas aparecías por
el local yo cerraba mi título y sacaba un lápiz para
escribirte cosas, cosas como éstas, que de seguro
jamás nadie leerá, ni siquiera tú, y eso que intento
desdibujarte en cada línea, en cada letra y en cada
pensamiento.
Con el tiempo ya nos ubicamos de vista, de
vez en cuando aparecía un “hola, ¿qué tal?” o un
“¡qué buen título, espero te guste!”. Sinceramente
buscaba salir un par de minutos antes del café solo
para interrumpir tu lectura, que levantases la vista
para ver quién pasaba por tu lado y en un segundo
indescifrable nuestras miradas se cruzaran para
repetir con cordialidad las frases que nombré
anteriormente.
Hasta que un día apareciste con tu tomo de
“madame Bovary” obra cúspide de Faulbert, mismo
sistema, intenté salir un poco antes para cruzar
mirada contigo, sin embargo, al recoger mis cosas y
darme vuelta para así cometer mi accionar levanté la
vista y te vi, con tu metro sesenta y ocho de estatura,
tu pelo brillante que llegaba un poco más debajo de
los hombros, dejando al descubierto tus pequeñas
y simétricas orejas, con tus ojos plasmados hacia

- 130 -
mí, en ese momento no supe qué hacer, las palabras
se fueron quedando en el pensamiento y no podía
decirlas, pues claro, me pillaste de sorpresa, yo
tenía que salir y saludarte como de costumbre, pero
apareciste ahí para derribar mi estructura y escenario
previo.
- Hola, ¿cómo estás? – me dijiste sin previo
aviso.
- Hola, muy bien ¿y tú?
- Bien, muchísimas gracias, quería hacerte una
consulta si no te molesta, últimamente nos
hemos topado mucho, semanalmente creo
que dos o tres veces en este mismo lugar.
- Sí -suspiré un poco acelerado- me gusta venir
aquí, hay buen espacio, buenos libros, buen
café.
- A mi me encanta, no sé por qué no vine antes,
¿te molesta si me siento al lado tuyo?
- No -respondí como un idiota- toma asiento,
cuéntame, ¿qué necesitas?
- Me encuentro en un vacío existencial, acabo
de terminar este libro -en ese momento me
muestra una preciosa edición de Madame
Bovary de Gustave Faulbert y me pregunta-
¿alguna vez lo has leído?
- Claro, es un libro clásico de la literatura, me
gusta mucho, lo leí hace un par de meses,
precisamente el mismo que tienes en la mano
fue el que leí yo.
- ¡Ah, pero que privilegio! -dijiste sonriendo- te
quería preguntar qué piensas sobre Emma.
- ¿Qué pienso de Emma?
- Sí, quiero saber qué piensas de Emma.
- Bueno, creo que es una persona muy egoísta,
lamentablemente por sus pasiones dejó a

- 131 -
muchos heridos en el camino, a su familia por
ejemplo.
- Sí, lo mismo pienso yo, pero al leer el libro
me pregunto, ¿qué hubiese sido justo para
Emma? ¿vivir amarrada a Charles con quien
se casó bajo un júbilo adolescente? ¿o vivir
sus pasiones como lo hizo? ¿es más egoísta
exigirle su condena al lado de una persona
que no ama o su accionar extramarital?
- Woooow, créeme que nunca lo había visto de
esa manera.
- Pues claro, en esos años no existía la separación
conyugal, eso es un punto crítico dentro de la
vida de Emma, siempre manifestó que desde
que se casó no se sentía enamorada de Charles.
- Claro, eso es cierto, pero si te jas no solo se
condena a Emma por sus in delidades, sino
también por sus actitudes, el hecho de gastar
el dinero de Charles y dejarlo en la ruina es
bastante desastroso, sumándole además que
tenía una hija, a la cual abandonó al suicidarse.
- También lo veo de esa manera, siento que
hay mucha gente que de ende a Emma y se
identi can con ella, sin embargo, ¿por qué
todos quieren ser Emma? ¿por qué nadie piensa
en Charles y en cómo se partió su corazón
al descubrir las cartas de su esposa para sus
amantes? o como tu decías anteriormente
¿por qué nadie piensa en Berthe y su infancia
maltratada, en donde tiene que trabajar en los
campos de algodón?
- Creo que esta conversación debería seguir con
un almuerzo y una copa de vino señorita…
- Emma, ese es mi nombre.
- ¿Es una broma?

- 132 -
- No, mi nombre es Emma Keller.
- ¡qué curioso! Mi nombre es Charles Meier.

En ese momento tu sonrisa no se puede maquillar,


yo quedo realmente maravillado al verla de tan
cerca, tan única, tan tangible, quizá esta similitud de
nombre no sea más que un acto fortuito del destino
y de pasada también una anécdota digna de retratar.
Luego de eso salimos del café, alrededor del mediodía,
vamos a comer un pescado a la plancha con patatas
asadas, el vino tinto nos acerca más en pensamiento,
por mi mente se pasea la idea de que pudieses ser mi
Emma Bovary, o en este caso Emma Meier, o cómo
sea.
Te invité a mi casa, estás en el baño, deséenme suerte,
terminaré de escribir cuando te vayas.

Charles Meier (¿o Bovary?)


28 años.

- 133 -
Extirpación.

Si no quiero ver,
cierro los ojos.

Si no quiero hablar,
guardo mis palabras.

Si no quiero oír,
tapo mis oídos.

Si no quiero andar,
mantengo la rigidez de mis piernas.

Pero, si no quiero sentir


¿qué se hace para no sentir?
no puedo cerrar, ni guardar,
ni tapar, ni mantener.
¿qué se hace para desconectar el corazón?

- 134 -
Todos estamos rotos.

Así te presentaste,
estoy quebrada,
no me busques,
no intentes nada.

Yo bastante terco,
quise indagar,
primero con un café,
luego una comida,
nalmente escribiéndote esto.

Todos estamos rotos,


cada persona se lleva un poco de nosotros,
a veces una buena versión,
a veces no tanto.

Tú estás rota,
yo estoy roto,
pero no es impedimento
para volver a nacer,
mira las calles,
y entre grieta y grieta,
asoma en ellas una or.

- 135 -
Declaración de amor.

Más bellas que ella,


podrían existir,
con una mejor gura,
con una personalidad más llevadera,
e incluso con un mejor temperamento,
naturalmente existirían más.

Pero no se trata de quién es mejor o peor,


o quién conviene más,
no es poner a la gente en una balanza,
ni hacerlas objetos de comparación.

Quizá con las características antes nombradas,


podrían haber millones de mujeres,
pero ninguna tiene lo que tienes tú.

Lo que tienes tú me hace permanecer a tu lado,


tu abrazo cuando estoy exhausto,
tu beso cuando necesito de tu amor,
tus ojos mirándome cuando quiero esconderme,
tu brújula cuando no sé dónde ir.

Y en mis días negros,


me ofreces tu luz,
cuando estoy hambriento,
me ofreces tu ración,
cuando muero de tristeza,
apareces con una carcajada
y me contagias.

- 136 -
Sé que quizá no es el mejor escrito,
pero viene desde mi interior,

cuando no te lo digo en persona,


asoma un poema,
gracias por estar,
cuando nadie más lo ha hecho,
cuando el libro se cierra,
cuando las luces se apagan,

gracias por estar,


constantemente a mi lado,
es por eso que no hay comparación,
porque nadie me daría lo que tú destinas para mí,
nadie me brinda lo que tienes para ofrecerme,
y nunca nadie me ha amado,
como tú lo haces.

- 137 -
Detrás de todo.

Escucho y escucho,
lo que la gente dice de mí,
a veces cosas buenas,
a veces no tanto.

Que soy un engreído para algunos,


humilde para otros,
que antes era más aco,
es cierto,
que antes tenía más cabello,
también es cierto.

Que he leído más de cien libros,


que he escrito algunos cuantos,
que no veo películas,
porque me duermo.

Pero en de nitiva,
¿qué soy detrás de todo?
a veces me siento un huraño,
a veces un terco,
a veces una buena persona,
a veces amable
Pero sin dudas,
soy un cobarde,
un hombre que escribe sus penas
y las transforma en versos,
ya que no digo lo que siento,
sino que lo plasmo en el papel.

- 138 -
Soy el resultado de todo
lo que se ha dicho de mí,
pero ante eso se formó mi sueño,
ser poeta,
escribir,
retratar,
mis con ictos,
mis penas,
mis sueños que poco a poco
se transforman en fracasos.

- 139 -
No quiero.

¿Por qué a la gente le cuesta tanto


decir no quiero?
¿tan desoladora creen que es aquella
respuesta para el que espera?
pero, ¿más desolador no será
soñar con una con rmación que nunca llega?
así como llena de esperanza
en el puerto anhela una mujer
la llegada de su marinero.

Es tan fácil decir no quiero


y terminar de una vez
con aquella ilusión deformada,
pero dímelo, mayor maldad es prolongar
lo que se sabe que no llegará.

Hoy no quiero linda,


no quiero verte ni oírte,
ni siquiera pensarte,
hoy quiero estar conmigo,
refugiarme en las letras
y esconder mis tormentos,
hoy no quiero sentirte,
hoy quiero escribirte.

- 140 -
Día feliz.

Hoy es un día feliz,


te vi,
vi la belleza de tu rostro,
el brillo de tu pelo,
la forma de tus manos.

Hoy es un día feliz,


te oí,
oí el suspiro de tu sexo,
tus palabras de amor,
y el cómo dices mi nombre.

Hoy es un día feliz,


te toqué,
toqué la plenitud de tu vientre,
el abrazo anhelado
y los besos prometidos.

Hoy es un día feliz,


tu fragancia se impregna en mí,
y las palabras no logran abarcar,
la avalancha de sensaciones al amar.

Pero cae la noche,


¡qué noche más feliz!

giro la cabeza,
detengo el lápiz,
y te veo dormir,

- 141 -
apago la lámpara,
dejo la libreta a un lado,
cierro los ojos
y me preparo para otro día feliz.

- 142 -
El mito del desamor.

Y Sísifo sube,
con su roca eternamente
y como es sabido
ésta cae, siempre.

A pesar de la ingenuidad,
a pesar del esfuerzo,
a pesar de lo absurdo,
a pesar de la fantasía.

Yo soy Sísifo,
aquella roca es tu amor,
la cima del monte,
sería ahondar en tu corazón.

La analogía es clara,
lucho insensatamente,
contra las críticas,
las humillaciones,
creyendo en ti,
en tus mentiras,
en tus engaños,
en tus falsas esperanzas.
Pero si Sísifo pudo acarrear esa roca,
día a día por la eternidad,
¿acaso yo no podría luchar frente a su desamor?

aun cuando este sea efímero e intangible,


o en muchos momentos inimaginable,
yo deseo empujar tu roca,

- 143 -
aunque tenga claro que cuando la ilusión
se haga presente,
la piedra caerá
y volveré a bajar.

- 144 -
TÚ.

Me gusta mirarte,
me gusta sentirte,
me gusta tocarte,
me gusta tu presencia,
y por el contrario,
detesto tu ausencia.

Me gusta tu compañía,
tu alegría, tu luz
apareces siempre,
brillantemente,
para disipar toda nube,
que se encuentra llena de angustia,
de penas, de equivocaciones,
o de desgracias venideras,
pero ahí estás,
mi sol radiante,
siempre apareces tú.

- 145 -
Le ruego a [Dios – dios]
(con mayúscula o minúscula, júzguelo usted)

Yo te veo aquí a mi lado,


leyendo “La tregua”,
del gran Mario,
bajo la luz de aquella ampolleta de escritorio.

Yo te escucho aquí llorando,


porque a Martín le arrebataron su felicidad.

Yo te observo cada tarde,


escribiendo una especie de diario
o lo que sea, pero es algo.

Yo te amo, en todo momento te amo,


cuando despiertas sin maquillaje,
al sol de tu belleza natural,
y me dejas boquiabierto,
es que no logro dimensionar,
que te encuentres a mi lado,
or frágil de primavera,
con la candidez de tus manos,
preparándose para amar.

Hoy yo me siento como Martín,


casi todos los días en verdad,
sólo le ruego a Dios,
que no tengamos el mismo nal.

- 146 -
“Abrí mis alas y te cobijé
cuando podría haber volado”.
Miranda – Otra vez.

“Soy tan afortunada de tener


una segunda piel para recorrer”.
Francisca Valenzuela – Afortunada.

“Fue demasiado lejos en la soledad


y supo -tuvo que saber- que de allí
no se vuelve”
Alejandra Pizarnik – Sala de psicopatología.

“No hay nada nuevo bajo el sol


ni escombros de un amor,
que pueda recoger”
Los Bunkers – Nada nuevo bajo el sol
Ceviche de amor, ceviche del mar.

Creo que el amor,


se debe demostrar,
en un beso,
o a través del paladar.

Un ceviche de amor
o un ceviche del mar,
yo no veo la importancia,
si es a tu lado,
todo da igual.

Una cebolla en plumas,


y el cilantro namente picado,
en cubos el morrón y reineta,
todo va revuelto en la fuente.

Exprimo el limón,
así como mi corazón,
para impresionarte con mi plato,
que nace con una buena intención,
un poco de pescado,
cebolla, palta, choclo,
cilantro y morrón,
todo tiene un poco más de sabor,
si es para ti mi preparación.

- 151 -
Victoria.

Antes de conocerla,
mi ser le pertenecía,
mi pensamiento,
mi cuerpo,
mis suspiros,
y a través de las cartas,
nuestra cercanía fue creciendo.

En un inicio sólo amistad,


trivialidad junto con cordialidad,
compañía por un lado
admiración por el otro,
pero en cuanto escuché su voz,
ésta me hipnotizó.

Su nombre Victoria,
mujer bella y guerrera.

El cuestionamiento se hizo mani esto,


preguntándose si algún día podría abrazarla,
sentir su aroma,
o la calidez de su piel.

Yo por mi parte,
buscándola en cada párrafo,
o poesía,
soñándola detrás de cada sueño
y deseándola desde antes del deseo.

- 152 -
De regalo un libro,
un verso o alguna canción,
quizá haya más,
quizá haya más.

Victoria,
como dice tu nombre,
victoria por donde vas,
pusiste la perla de tu ojo en mí,
y clavaste tu bandera ameante.

Busco despedirme dentro de las letras,


buscando tu comprensión,
dejando un acta,
un grito de amor,
acepta mi correspondencia,
es parte de la amistad, compañía
y como en un comienzo, la admiración.

- 153 -
Catalina.

Yo te observo,
siempre te observo,
quisiera contar tus pecas,
que descansan bajo tus ojos
y también pecar.

Gusto de besar,
el manantial de tu boca,
podría ahogarme en él,
podría ahogarme en él
¡qué muerte más dulce!
si eso se llegase a cumplir.

Mis poemas llevan tu nombre,


al igual que mi corazón,
el cual pertenece,
a esa dulce muchacha.

Sellaría esta carta,


con ores y besos,
pero la limitaría.

Mejor la dejo abierta,


por si en alguna noche de soledad,
asoman nuevos versos,
para hacerte danzar.

- 154 -
Yazmín Matus.

Para lo más importante


de mi vida, te amo.

Eres mi tesoro,
mi inagotable tesoro,
madre hermosa,
¡gracias por tanto!
por tus retos,
por tu amor,
por tus enseñanzas
y tu perdón.

No puedo expresar mi admiración,


por aquella hermosa mujer,
humilde y soñadora,
que Dios me brindó en su misericordia.

Quisiera pedirle
a ese ser celestial,
que te dé muchos años de vida,
y de tu mano aprovechar.

Las risas y peleas,


son pan diario,
a veces con alegría,
a veces como dos extraños.

De tus brazos,
yo no me quiero soltar,

- 155 -
cuando quise jugar a ser adulto,
llorando tuve que volver,
y con tu sola presencia,
mi corazón comenzó a sanar.

Te amo demasiado,
y esto ya no es un poema,
sólo quiero expresar mi amor,
por ti,
mereces esto y más,
te amo madre mía,
no te vayas jamás.

- 156 -
Pienso.

Ayer pensé mucho en nosotros,


en esta inde nición,
y aunque si bien,
no somos nada,
me encuentro sintiendo mucho.

Es curioso,
todo comienza,
casi por magia,
en un acto fortuito,
bajo varias cervezas
y la falsa promesa del nunca más.

Desde esa mentira,


se han instaurado varias,
en donde lo habitual,
al despedirse,
es el “esta es la última vez”.

Lo escribo con risas,


esa escena un millón de veces,
a veces no nos hablamos,
pero siempre nos encontramos.

No somos nada
frente a los otros
en el diario vivir,
o mediante un papel,
eso es cierto.

- 157 -
Esporádicamente,
a ratos,
lo somos todo,
tú mi diosa,
yo tu súbdito,
tú mi sol,
yo tu noche,
tu mi océano,
yo tu arena.

Aquí dejo en evidencia,


nuestra hermosa complicidad,
mañana cuando despiertes ya no estaré,
pero dejo en tu velador,
esta falsa promesa,
que no nos volveremos a ver.

- 158 -
<3.

Hoy me siento completo,


preparando el desayuno para ti,
que duermes a pierna suelta,
encima de la cama,
es lógico, cansancio semanal,
trabajar de Lunes a Viernes
y hoy obtienes
tu derecho a descansar.

Tostadas con palta y jamón,


le saco las orillitas,
como me enseñaste,
le dan un toque raro al sabor,
jugo natural de naranja
y un té de canela con manzana,
súmale un par de besos,
para hacer agradable el despetar.

El día está gris,


el frío que se apodera del lugar,
quizá Dios no esté enviando un mensaje,
que sería mejor no levantar.

Estás leyendo a Sheldon,


“Tell me your dreams”,
en inglés claro,
es difícil conseguirlo en español
te extasía el argumento,
bastante sombrío por lo demás,

- 159 -
así como mi corazón,
antes de encontrarte,
i nd the love,
repito en mi cabeza,
i nd the happiness,
i nd you <3.

- 160 -
Sello este amor.

Yo escribo,
quizá por melancolía,
quizá con una nalidad terapéutica,
quizá como una compulsión
¿u obsesión?
juzgue usted.

Escribo tu nombre,
y lo lleno de cualidades,
a veces buenas,
a veces malas,
a veces río,
a veces lloro.

Te extraño,
y el papel sugiere recordarte,
en él desdibujo tu silueta,
y tu sonrisa eterna.

Hoy te escribo,
porque necesité escribirte,
y sello esta carta con saliva,
pero más bien, con la sangre de mi corazón.

- 161 -
Naturalmente hay más.

Nos encontramos cada vez más lejos,


el viento sopla la cara de una manera lúgubre,
y el hechizo de tu amor lastimero,
se posa frente a mis ojos.

Cae una lágrima,


cae un sollozo,
cae la vida.

Cuando se trata del sufrir,


siempre habrá más,
naturalmente hay más,
seguramente vendrá más.

El vivir me atormenta,
si de recordarte se trata,
escribo esto con un trago en la mano,
y una gota cae en el papel.

- 162 -
Almacén.

Almaceno libros que no sé si leeré,


almaceno historias que no contaré,
almaceno sonrisas que debo ocultar,
almaceno recuerdos que tarde o temprano me
atormentarán.

Almaceno palabras que no digo,


almaceno escritos que no publico,
almaceno amores pasajeros,
almaceno lágrimas que no caen.

Almaceno cartas sin remitente,


almaceno comida que se pudre al sol,
almaceno agua estancada en una fosa,
almaceno sentimientos sin expresar.

Almaceno vivencias que no viví,


almaceno nubes grises de un pasado contigo,
almaceno muertes sin memoria,
almaceno todo y nada, pues, eso soy,
todo y nada, al mismo tiempo.

Almaceno este poema sin nombre,


por si llegase a almacenar algún nombre,
para este poema.

- 163 -
Talca.

No me gusta Talca,
no me agrada su locomoción,
ni sus calles llenas de autos y peatones,
todo el mundo acelerado por llegar primero
a quién sabe qué lugar.

Detesto su calor infernal,


un río claro que de claro no tiene mucho,
pero ojo talquinos,
esto no es una carta de odio a su ciudad,
sino más bien, una declaración de amor.

La ciudad del trueno,


con la cual evidentemente hay un rechazo,
quizá por lo recuerdos de excesos,
de un joven que salía del caparazón,
noches de esta,
noches de drogas,
noches de alcohol,
¡oh sí! recuerdo esos momentos
y la vergüenza me carcome.

Alejado de la capital de Maule,


por un par de meses,
reacio a salir,
viajar o conocer,
mi amor como una piedra
al fondo del río.

Llegaste tú,

- 164 -
a tomar un corazón quebrantado,
viniste sin miedos,
y comenzamos a sanar.

21 de Diciembre,
se instala en mi memoria,
alameda talquina,
víspera de Navidad,
tú, mi regalo de este año
¡gracias San Nicolás!

Compartimos agua,
obviamente sin gas,
papas fritas las acompañan,
una cita sin estructurar.

Tus besos mi bálsamo,


tu mano mi descanso,
y es que tu presencia hace más cercana,
mis visitas a esta ciudad,
me miro en tus ojos
y la ternura me invade.

Mordiéndome la lengua tengo que gritar


¡oh gracias Talca querido!
¡por brindarme la posibilidad de amar!

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Término.

Lloraba cada noche,


océanos caían por mis mejillas,
los recuerdos se instalan,
en insomnios de un corazón roto.

Quebrantada la con anza,


el alma,
la amistad.

Tomaste mi amor inexperto,


y lo manoseaste,
así como cuando testeas una verdura,
al momento de comprarla en el mercado.

Memorias fragmentadas,
como tus mentiras ocultas,
tu sentimentalismo ngido,
perfecta actriz, perfecta actriz.

El arrastre del desamor aparece,


como una imagen efímera,
al igual que nuestra historia,
la cual antes de comenzar,
sugería un trágico nal.

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Ramo de ores.

Tus caricias adolescentes persisten,


tu suave abrazo también,
para qué hablar de tu mirada penetrante,
que espero no olvidar.

Han pasado los años,


la memoria se desvanece,
ahora solo veo en tus ojos,
vacío y desconcierto.

Ya no me reconoces,
lastimosamente es verdad,
mis sollozos aparecen,
luego de cada visita.

Pero mi corazón se agranda,


al mirarte y no decirte nada,
¡maldita enfermedad!
que nos robó nuestro amor e historia.

Luego de varios meses bajo la misma rutina,


Dios nos ha escuchado.

Una mañana de Domingo,


plancho la camisa color crema,
la abrocho botón por botón,
para luego ponerme tu corbata favorita,
el saco gris,
como mi alma después de lo vivido.

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Dejo este poema,
junto a un ramo de margaritas,
las que tanto te gustaban,
sí, las mismas,
me arrodillo frente a tu nombre para depositarlas,
y sobre tu lápida cae mi persona.
Deseo.

Cuando el deseo aparece,


no puedo controlarme,
antes de llegar a casa,
a través de mi mente,
comienzo a devorarte.

Naturalmente,
un beso pícaro,
mi mano en la cintura,
y la otra sobre tu vientre.

El suspiro mani esto,


de la presión labio con labio,
la ropa que va cayendo,
como nieve en invierno.

Momentos de éxtasis,
de pasión desenfrenada,
el goce del buen sexo,
con la persona que amas.

Luego del jolgorio,


silencio in nito,
te recuestas en mi pecho,
y nos invade un sueño profundo.

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Agradecimientos.

Este libro ha nacido desde el dolor, desde la manía de


escribir mis con ictos, mis penas, mis trabas, aquellas
cosas que no me dejaban avanzar y que también me
atormentaban noche y día.

Creo que tengo que agradecer a muchas personas al


momento de escribir este libro, primero que todo a
mis padres, quienes me dieron la vida y junto con ello
me han llenado de amor y apoyo constante en todos
mis desafíos.

Agradecer también a mi gran amiga Claudia Novoa,


aquella profesora de universidad quien poco a poco
se transformó en un ser de luz para mi vida, creo
indudablemente que sin su ayuda yo no estaría en
este mundo, las palabras no alcanzan para devolver y
agradecer todo lo que ella ha hecho por mí, aquellas
tardes en las cuales sólo me dedicaba a llorar y
lamentarme por las circunstancias adversas que me
sucedían allí estaba ella, como una salvavidas para
consolarme, escucharme, darme paz y prestarme su
hombro en los momentos difíciles.

Asimismo, agradecer a mi el compañero literario


Simón Soto, amigo al cual la literatura nos unió
cada vez más, en donde antes había tiempo de ocio
y conversaciones de lo mismo, hoy hay un gran
amor por los libros, esas tardes en las cuales nos
juntábamos a conversar de Bolaño, de Benedetti,
de libros y autores que no conocíamos, para luego

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comentar nuestras lecturas.. agradecerte también mi
amigo, por ser (yo creo) la persona que más escuchó
mis poemas, mis re exiones, siempre atento, siempre
crítico, siempre con amor por delante.
Doy testimonio querido Simón de tu rol activo dentro
de esta obra, gracias por ayudarme en la corrección
de detalles, en el orden de los poemas y narraciones,
por tu prólogo, por tu cariño y amistad.

No puedo dejar de agradecer a todos quienes han


manifestado el apoyo constante hacia este proyecto,
hacia mi literatura, mi mensaje, en este párrafo
tengo que nombrar a mi gran amigo Felipe Ortíz,
Katherinne Ríos, Camila Arias, María José Lazo,
Ignacio González, Camila Bustos, Matías Muñoz,
Matías Valdés, Alejandra llería, Catalina Valdés,
Diego Espinoza, etc. Todos quienes me han leído a lo
largo del tiempo, esto también es por ustedes, por su
motivación, por aquellos “dale Fabi, está rebueno”,
“Fabi, sigue tus sueños”. Hoy no es sólo un sueño,
hoy es una realidad.

Éste último agradecimiento es para quienes han


llegado a esta parte del libro, a los lectores, sin dudas,
si no fuese por su ayuda este sueño podría haberse
convertido en pesadilla, viva la literatura, el arte y las
manifestaciones de este.

Para algunos la miseria se convierte en algo que


estructura su vida y futuro, yo tuve la fortuna de
transformar mis penas en literatura.

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“¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conversado
entre dos almas gemelas?”
Nicanor Parra – Coplas de vino
Recomendaciones literarias.

Travesuras de la niña mala – Mario Vargas Llosa.


Del amor y otros demonios – Gabriel García Márquez.
El huerto de los corderos – Alejandro Sandrock.
Madame bovary – Gustave Faulbert.
El río – Alfredo Gómez Morel.
Missing, una investigación – Alberto Fuguet.
Poeta chileno – Alejandro Zambra.
Poesía universal – Selección de María Romero.
Tokio blues – Haruki Murakami.
La tregua – Mario Benedetti.
Revival – Stephen King.
El lector – Bernhard Schlink.
Hasta que puedas quererte solo – Pablo Ramos.
Nunca me abandones – Kazuo Ishiguro.
De profundis – Oscar Wilde.
La peste – Albert Camus.
Tengo miedo torero – Pedro Lemebel
Momo y Marie - Philippe Hayat.
Voces de Chernóbi – Svetlana Alexiévich.
Rebaño – Óscar Contardo.
Viaje al centro de la tierra – Jules Verne.
Frankestein o el moderno Prometeo – Mary Shelley.
Cuéntame tus sueños – Sidney Sheldon.
Yo mato – Giorgio Faletti.
Juicio nal – John Katzenbach.
Poesía completa – Alejandra Pizarnik.
El amor, las mujeres y la vida – Mario Benedetti.
Los detectives salvajes – Roberto Bolaño.
Los hermanos Karamazov – Fiódor Dostoievski.
La milla verde – Stephen King.

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Formas de volver a casa – Alejandro Zambra.
Los mejores cuentos – Antón Chéjov.
El túnel – Ernesto Sábato.
Edad prohibida – Torcuato Luca de Tena.
Mi planta de naranja–lima – José Mauro de Vasconcelos.
El mago de Lublin – Isaac Bashevis Singer.
El curioso incidente del perro a media noche – Mark
Haddon.
Cementerio de animales – Stephen King.

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