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AUTOR: CAMILO ARMANDO CHAVARRIA MENDOZA

EDICION: ALEJANDRA MARCELINA MAGAÑA SANCHEZ


ARTE: CAMILO CHAVARRIA MENDOZA
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
2021
PRESAGIO,CREO QUE HE
VUELTO.
2021

HE VUELTO
A CASA
BY CAMILO CHAVARRIA
Partí pensando en volver. Al recordar la hora de dormir
no era tan agradable sentir el viento correr sobre el
techo de aquella habitación donde permanecía
sonámbulo; agitado y abrumado por mis pensamientos.

El futuro alardeaba de funesto y mis esfuerzos por


sobrellevar un cálido presente se derrumbaban como
como piedra que se desprende de una montaña. Sin ver
donde cae, tan solo se desploma y destruye lo que a su
paso se cruza.

Me devuelvo de prisa a enterrar, a extrañar y llorar. Me


he perdido a mi encontrando algo que no debí haber
buscado. Me niego a mi mismo. A mis entrañables
angustias y a mis risas forzadas por la que sacrifique ser
alguien más, alguien que necesitaba ser escuchado y
termine siendo abandonado. Alguien que se negó a si
mismo con tal de protagonizar el guion de vida de otro.

Perdiéndose en el oscuro bosque de la soledad


abrumadora; porque no conseguía el poder sobrevivir sin
presencia contabilizada de una mesa redonda. En donde
mi ser se apartaba del amanecer y se entorpecía en la
oscuridad de la noche; atravesando ciertas peculiaridades
bizarras del mal, podría decírsele así por lo incesante que
era permanecer lejos de ahí. El infierno no se viste de
fuego, es más un palacio adornado de grises
componentes.

Sin embargo, su ofensa no molesta es más bien un halago


a la mediocridad, pero donde te sientas y ves el reloj no
percibes la hora porque lo que ha avanzado es un
calendario que te acerca cada vez a unas canas en el
alma, a una tragedia convertida en comedia.
Y ¿Qué más da? el tiempo ya pasó. Los años ya pasaron
y yo; pues yo sigo acá queriendo aplacar mi ser. Mi
propio infierno hecho bondad. Me permití buscar el
bien entre tanta hostilidad del ser humano.

Pero ¡Caramba¡¡porque jodido no pude ver lo que de


frente me hablaba¡, si acaso fuese novato, muchas
veces hablo con la pared como si esta me escuchara.
Prodigio de aquello inviernos que me permitieron
conocer el calor incesante de la pasión. De la cual su
llama se aplacaba al pasar el frio. Y era más bien un
desierto. Un jardín sembrado en arena donde pensaba
cosechar las mas grandes aventuras que iba a impulsar
el camino hacia un futuro prometedor.

No logro el pensar y el hablar conjuntamente, bueno; a


mi se me dificulta hacer dos cosas a la vez, no me
reprocho mis debilidades porque si me comparo ¡Ay
dios ¡de eso mejor no hablamos, el ego es muy efusivo
en mí. Recuerdo pensar que era el mejor en el cuadro
donde me desarrollaba y de boca a palabras le decía a
los demás que eran únicos. Que hipócrita enserio,
pero en mil vidas me toco conocer la bondad envuelta
en crimen, y no es que conozca un asesino, un crimen
no es solo matar; bueno no solo matar físicamente.
AL RECORDARTE ME ABRUMO
ME SIENTO Y SALUDO
AQUELLA MUERTE QUE ME
ALCANZA...
Y ¿QUÉ VEO? AÚN RESPIRO.
PIENSO Y DIGO:
ESTOY MÁS MUERTO
QUE VIVO.

Pensar en mi era algo súbito y lleno de problemas e


interrogantes. No puedo dejar de decirme yo puedo;
yo creo lograrlo, en 5 minutos de esa lucha efusiva con
mi yo interior terminaba queriendo dormir no más.
Dicen muchos que dormir es signo de tristeza; pues yo
nací triste, aunque mi sonrisa delata mi pereza. La
bondad es algo no numérico pero que se puede contar;
no con números, pero si con anécdotas que no he de
empezar a rumorar por acá.

No porque no quiera si no porque mi memoria solo


recuerda el desenlace de ellas, pero finalmente decía
yo en cada reunión, el amor triunfa o hablemos del
amor. A mí me gusta platicar de la bondad; de los
desaciertos que te llevan a la felicidad. Si pudiera
plasmar eso en algún escrito lo haría, a veces me la
juego de escritor sin saber de literatura o no poseer
una técnica, descubierto por varios, ignorados por
muchos y afamado en mi casa, si, suena lógico decirlo,
pero los aplausos no compran libros.

El lápiz y el papel se han vuelto un monumento al arte,


pero al que ha quedado olvidado en el presente donde
el talento a duras penas emerge de la claridad, y lo
digo así porque no esta encerrado o encuevado, esta
donde todo el mundo lo mira pero que todos hacen
que no lo ven, bueno no todos. Algunos invierten un
poco de tiempo en el arte, es de comprender hay cosas
que no fueron hechas para todos y hay otras que solo
fueron hechas para pocos.

Es divertido pensar y ocultarse o figurar y fingir, todo


es conveniente al plan personal que muy natural todo
diverge. Pero la bondad no lo simula la tragedia,
acompaña mejor dicho el momento de lo inadmisible.
Todos son devotos hasta que el santo no escucha, pero
quien soy para juzgarle.
La bondad hace ruido en lo trágico, en lo amargo; a
veces en la alegría y no es muy de su causa aparecer.
Me dije aquella vez que no se puede complacer al sol
en la noche ni a la luna en el día, aun así, esta aparezca
en la llanura. Se destaca lo mas recomendado de la
semana y se olvida al mes para repartir lo miserable
sobre lo tosco, lo insensato sobre lo ruin y lo
milagroso sobre lo no probado.

¿Qué sería de la ciencia sin tantos prodigios


misteriosos que abarcan el cielo sublime del paseo
nefasto? debería de pensar antes de escribir. El
sentido no forma mucho parte de mí.

Estoy por terminar esta nota que apareció en mi


mente. No tiene sentido, ni final mucho menos inicio.
Tan solo recuerdo, tan solo siento, tan solo escucho.
Bien decía la vida que no tradujera mi sentir, me
embriago en el recuerdo y seduzco al presente, me
gusta jugar con el tiempo, así como un diario bisiesto.
Que no más de veintinueve poemas no aclararon la
duda. A quien se dirigía o por quien moría.

Es pasado, luego olvido, pero más que eso se convirtió


en un recuerdo; un insensato recuerdo lleno de amor y
cariño. Hasta la rima se me da. Me encasilla y
sobrepone ante todos aquellos que miran y disimulan
el encanto. Me presumo en solitario, me acuerdo de lo
necesario.

RECITABA:

HE VUELTO A CASA
ME HE ENCONTRADO
ME FALTABAN GANAS.
APRENDÍ CUANDO
TODO ESTABA ACABADO.

HE VUELTO A CASA
SIN FUTURO Y SIN LLANTO
ABRAZO MI ALMOHADA
AL VERME EN EL DESENCANTO.

HE VUELTO,
Y NO PIENSO NEGARLO
AMABA LA LIBERTAD
Y EN CASA
TODO ES MAS
SOLITARIO.

Maryfer,
Bajo la Luna
Recuerdas cuando sentía frío y un poco de dolor en todo el cuerpo,
cuando flagelaba mi angustia en la inesperada noche deambulando mi
corta y expresiva sensatez, de esa misma manera me recreo pensándote
como aquel catorce de noviembre donde mi último peldaño rebasó la
corriente de mis lágrimas y que por desniveles encontrados en el
corredor de mi casa llegaban hacia el lugar menos apropiado para
engalanar mi tristeza.

Mi nombre es María Fernanda, en todas partes me llaman Marifer, de


cariño o tal vez es más compacto para decirlo, así me conocen. Tengo 23
años y he sufrido violencia física y psicológica, en este momento no sé
cómo describirte lo que pienso, pero se mueve en mí ese sentimiento
insuperable de libertad, que me anima a ser fiel a mí sentir, el cual es
desgarrado y arrojado a la basura por manos ajenas, telarañas de
mentiras y orquestas de supremacía indeleble.

No me quiero lamentar como víctima futurista o de las que se asemejan


a la multitud de las inmensas arcas que llevan consigo un funesto
mensaje de igualdad donde la injusticia se apropia de los anhelos
venideros del marco ejemplar.

Soy abogada, graduada hace 2 años, todavía joven para ejercer una
candidatura para el éxito y demasiado vieja para consagrar mi lecho. Me
represento tal cual defensora de la conservación de ideas y dadora de
vida a los sueños de los cómplices moribundos. No me desvivo por
alguien, tan solo a veces sufro un delirio precoz, mi mente vaga por las
llanuras, enfurece siempre con mirada directa al cielo, esperando una
respuesta, un cometa que sirva de señal o una estrella fugaz que ilumine
mi pensar.
Estoy caminando en el andamio de la calavera, pero no me sostengo
con los pies, mucho menos con las manos, desoigo al dador de
fragancias que empalagan y detesto fríamente a la carroza de los
reinos. El pasado domingo sonaban las campanas de una iglesia
aledaña, alegrías parecían entorpecer el sigiloso camino que transitaba,
siempre se me olvida algo, por ratos hasta mi propia vida, me entristece
seguir hablando incoherencias, pero me anima creer que aún soy
capaz, que puedo resolver un problema mediático usando mis propias
manos.

La iglesia parecía un lugar donde se llegaba en busca de algo, así como


una tienda, pero que el precio de obtenerlo estaba lejos de sacar un
billete y pagar en la caja, me soñaba entrar como una novia vestida de
blanco, nunca pensé en el caballero que fuera a mi lado, tan solo sentí
el alivio en mi mente, el dolor de perderle, acabarle y olvidarle.

Aquel día entré con mis ganas de todo en perfecto estado de pureza,
mis labios cerrados con prudencia y mis manos en mi pecho
aguardando posiblemente recibir lo esperado, entraba emocionada al
altar, tránsito glorioso de la soledad, estaba tan feliz de no saber nada,
de no sentir, y de estar presente.

Recuerdo la última vez que sonreí y perdoné, me sacaron a la calle y


volví, mi cuerpo cubierto de golpes, sangre, mi cara destruida por la
indiferencia, aporreada por la inclemencia social donde me hacían
miembro distinguido de las víctimas culpables de los daños recibidos,
me regeneré y me exilié.

Me voy y dejo un suspiro, me tiembla la vida, aquella que dejé tirada en


las manos que oprimían mi desenlace, me retiro hoy en trance
caminando bajo la luna, bajo el reflector de la muerte que dejó tirado
al futuro de mi gente. Gracias mundo por hacerme sentir lejos de ti.
HE VUELTO A CASA

Camilo Chavarría M.
2021

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