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El concepto de desarrollo humano hace referencia a determinados cambios que suceden en la vida
de los seres humanos, desde la concepción hasta la muerte. No se
consideran todos los cambios, sino aquellos que se dan
sistemáticamente bajo un orden y una permanencia
en un tiempo razonable, en diferentes aspectos y
con distinto ritmo. Entendemos el desarrollo
humano, entonces, como un proceso de cambio cuantitativo y cualitativo, constante e inconstante,
hasta la muerte de las personas.
HOFFMAN, (1996) menciona que uno de los factores que influyen en el desarrollo es la
situación de las personas dentro de su ciclo de vida. Cuando hablamos del ciclo de vida, lo
dividimos en las siguientes etapas: lactancia, infancia, adolescencia, adultez inicial, adultez
madura y senectud o vejez. Aunque esta división nos parezca normal, no es compartida por todas
las sociedades contemporáneas, ni siquiera por nuestra propia sociedad en épocas anteriores.
El desarrollo humano puede ser dividido del siguiente modo, teniendo en cuenta distintos
aspectos:
- Desarrollo físico: Se refiere a las transformaciones físicas del cuerpo; es decir, a los cambios
en la estructura (anatomía) y en la función corporal (fisiología) que se producen con el
tiempo. Este desarrollo considera los cambios en el crecimiento y en el perfeccionamiento del
sistema nervioso, específicamente en las funciones del cerebro y en la maduración de los
órganos sensoriales.
- Desarrollo social: Hace referencia al tipo de vínculo establecido entre una persona y los
demás.
- Desarrollo cognitivo: Explica los cambios ordenados y graduales por los que los procesos
mentales se tornan más complejos y avanzados, entre ellos los procesos del pensamiento y del
lenguaje.
Muchos de los cambios observados durante el desarrollo humano son producto del crecimiento y
de la maduración, razón por la que esos términos son a menudo confundidos con el de desarrollo.
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Sin embargo, el término ‘crecimiento’ estuvo originalmente referido al incremento cuantitativo,
como el aumento de la cantidad de células corporales. La maduración, por su parte, describe los
cambios que ocurren de manera natural y espontánea, y que vienen programados en gran medida
en los genes; gran parte del desarrollo físico recae en este ámbito.
Como consecuencia del aprendizaje, también existen otros cambios que se producen, por
ejemplo, mediante la interacción de una persona con el entorno social y que se constituyen en
una parte importante de su desarrollo social. En ese sentido, el aprendizaje produce experiencias
que promueven cambios permanentes a nivel del pensamiento y del comportamiento en general.
En conclusión, el concepto de desarrollo humano se refiere a los cambios que ocurren en el ser
humano y que están determinados por el crecimiento, la maduración y el aprendizaje en los
diferentes ámbitos del contexto humano.
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es el desarrollo gradual de las funciones cognitivas complejas y su aplicación en el
lenguaje hablado y escrito, así como en las operaciones de cálculo.
Adolescencia: Se extiende desde los 12 hasta los 18 años. Está subdividida en dos fases:
adolescencia temprana (de los 12 a los 14 años) y adolescencia tardía (de los 16 a los 18
años). En esta etapa, se producen la afirmación de la identidad personal, la autovaloración
y el establecimiento de las relaciones interpersonales.
En cuanto a las dimensiones del desarrollo cualitativo, éstas son:
Dimensión cognitiva: Se refiere al uso y al perfeccionamiento de los procesos mentales
que se emplean para alcanzar el conocimiento, así como a la conformación y a la
consolidación de las estructuras mentales (esquemas) que lo almacenan. Interviene en la
capacidad humana de representar mentalmente los objetos y los fenómenos de la realidad
que rodea al individuo. En el estudio de esta dimensión, consideraremos los siguientes
procesos cognitivos básicos que guían el abordaje en cada una de las etapas, desde el
nacimiento hasta la adolescencia:
La percepción: Es entendida como la capacidad para obtener y clasificar la
información que llega a través de los sentidos, y que permite interpretar y comprender
el entorno. La percepción es la base del conocimiento y se relaciona directamente con
los procesos de atención y de concentración. En ese entendido, el proceso perceptivo
es la selección y la organización de estímulos del ambiente para proporcionar
experiencias significativas,
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La memoria: Es definida como la capacidad para registrar, conservar y evocar las
experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos y sentimientos, entre otras).
La atención: Es considerada como un mecanismo que participa en todos los proce-
sos cognitivos, regulando y ejerciendo control sobre ellos. Para Reátegui (1999), la
atención es un proceso complejo y discriminatorio que acompaña todo el procesa-
miento cognitivo; así mismo, es la responsable de filtrar información y de ir asignando
los recursos necesarios para permitir la adaptación interna del organismo respecto a las
demandas externas.
Dimensión del lenguaje: Supone la adquisición y el uso de la capacidad de
comunicación mediante la comprensión de un sistema de símbolos y la expresión por
medio de dicho sistema. El uso del lenguaje es una función compleja que permite
percibir y manifestar ideas, pensamientos, estados, emociones y mucho más, gracias al
habla, al grafismo y/o a la escritura, usando una lengua o un idioma. El lenguaje como
tal se caracteriza por su generación infinita y por la existencia de un sistema de reglas
que incluye: la fonología (percepción y producción de sonidos del lenguaje), la
morfosintaxis (clases de palabras y forma en que se organizan en oraciones
significativas), la semántica (signifi- cado de las palabras) y la pragmática (uso del
lenguaje en diferentes contextos).
Dimensión psicomotriz: Tiene que ver con la interacción entre las sensaciones y los
movimientos respecto al conocimiento del mundo y del propio cuerpo. Incluye la
realiza- ción coordinada de acciones con objetos y la interacción con las demás
personas. Abar- ca las habilidades motrices gruesas, como las de posición, de
coordinación, de equili- brio y de tono muscular, y las habilidades motrices finas,
referidas a los movimientos finos y precisos de las manos que permiten tomar objetos,
sostenerlos y manipularlos con destreza, dependiendo de la integración neurosensorial
alcanzada, de la madurez neuromuscular, del desarrollo de la coordinación mano-ojo y
de la estimulación am- biental recibida. Esta dimensión permite tanto el control del
cuerpo como la expresión personal, al igual que la ubicación en el espacio y en el
tiempo.
Dimensión socioemocional: Implica la manifestación de las emociones y de los
sentimientos generados a partir de las vivencias con las personas, los objetos y el
entorno, por medio de la interacción con los demás y mediante el establecimiento de
vínculos afectivos que hacen posible el desarrollo de la identidad y de la
autovaloración. También incluye la adquisición y el perfeccionamiento del
comportamiento social y de las habilidades de relacionamiento con los demás.
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Indudablemente, durante cada etapa del desarrollo humano, las dimensiones descritas se
interrelacionan mutuamente de manera distintiva e inciden sobre el proceso de aprendizaje,
dando un matiz característico a cada momento. En consecuencia, el aprendizaje dependerá del
desarrollo de las capacidades en las diferentes dimensiones.
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Esto significa que algunas capacidades se dan antes que otras. En ese sentido, un/a bebé se
sienta antes de poder caminar y observa el mundo desde su perspectiva antes de pensar o de
observarlo como los demás, o un/a estudiante deberá manejar primero las operaciones
aritméticas antes que el álgebra o leerá un cuento antes que una novela.
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En la dirección céfalo caudal, el crecimiento ocurre de arriba hacia abajo. Recordemos que
la cabeza de un/a bebé recién nacido/a es desproporcionadamente grande debido a que el
cerebro crece con mucha rapidez antes del nacimiento. De acuerdo con el principio
próximo distal, en cambio, el crecimiento y el desarrollo avanzan desde el centro del
cuerpo hacia la periferia. Ambos principios nos sirven para desarrollar un determinado
aprendizaje. En ese sentido, por ejemplo, si queremos que un/a niño/a aprenda a andar,
primero tendrá que aprender a sentarse.
El desarrollo humano tiene como base la maduración del sistema nervioso:
El sistema nervioso humano comprende sistemas neurales complejos y poderosos
dedicados a desarrollar habilidades como el lenguaje, por lo que no podemos pedir a un/a
niño/a que escriba si aún no ha desarrollado su lengua oral.
El desarrollo humano no es paralelo al crecimiento:
Crecimiento y desarrollo son dos procesos diferentes. Sin embargo, en contextos
mórbidos, como la desnutrición grave acompañada de una deficiente estimulación en
varias áreas del desarrollo, el desarrollo puede verse afectado.
El desarrollo secuencial y ordenado del sistema nervioso da origen a otro concepto fundamental.
El periodo crítico.
Éste se refiere a momentos determinados en la maduración del sistema nervioso en los que se
establecen las condiciones para lograr una determinada función. De hecho, si tales condiciones
se ven alteradas por las influencias ambientales, la función no se logra del modo adecuado.
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como segunda lengua sólo es posible hasta la pubertad; después de esa etapa, ese aprendizaje
puede ser adquirido, aunque posiblemente con errores gramaticales y fonéticos.
En general, algunos de los aprendizajes considerados para los periodos críticos de los primeros
años de vida son: el desarrollo de la habilidades de la comunicación y del lenguaje (de 0 a 7
años), el desarrollo del vocabulario básico (de 0 a 3 años), el control emocional (de 0 a 2 años),
el aprendizaje de una segunda lengua (de 0 a 10 años), el aprendizaje de matemática-lógica
básica (de 1 a 4 años) y el aprendizaje de música (de 3 a 10 años).