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Sumario
Editorial. Pág. 3.

Literatura

“A propósito de los escritores de Córdoba”.


Por Fernando Sánchez Zinny. Pág. 5.

Historia Colonial

“Las piezas de mercado. Las faenas para hacer sebo y grasa en


ISSN 2683-6904 Buenos Aires colonial. Hacia una perspectiva descriptiva y
comparativa (1720- 1750)”
Año V N- 30 Febrero 2024
Por Mauro Luis Pelozatto Reilly. Pág. 12.
Staff:

Dirección: Documentos de nuestra la Historia


María Teresa Fuster
“Guía de fuentes para el estudio de los territorios del interior del
Redactor principal
Roberto L. Elissalde virreinato del Río de la Plata conservadas en el Archivo General
de la Nación Argentina (1776-1810)”.
Redacción:
Por Gustavo Fabián Alonso. Pág. 23.
Sergio Fuster

Comité científico: Filosofía


Néstor Careaga Alfonso
Fernando Chao +
Jorge N. Di Nucci
“La ‘locura de la cruz’. Sobre Pablo, Lutero y Descartes”
Olga Fernández Latour de Botas Por Sergio Fuster. Pág. 36.
Susana Frías
Héctor Patiño Gardone
Mary Monte de López Moreira
Historia Económica
M. Cristina Scomazzon
Eduardo Trigo O’Connor d’ “Valfor. Auge y caída de una empresa láctea. Tragedia repetida”
Arlach Por Ricardo Cerulli. Pág. 43.
Juan Eduardo Vargas Cariola

Corrección: Cultura y sociedad


Eduardo Fusero
“Aimé Jacques Alexandre Goujaud (apodado Bonpland). Médico
Diseño:
Demis Juliá
y Naturalista. Sus vínculos con Uruguay. (Parte II)”
Por Augusto Soiza Larrosa. Pág. 53.
San Blas 5158 CABA CP 1407.

Mail: revistahistopia@gmail.com Arqueología


© 2019. Registro de propiedad
intelectual. Ley 11.723. Se puede “El Calvario de Otoio y la ermita de San Miguel Ereñozar. Montes
citar cualquier parte del contenido sagrados en la costa de Vizcacha”
de la presente publicación siempre
y cuando se mencione la fuente. Por María Constanza Ceruti. Pág. 64.

2
Editorial

Inaugurando su sexto año de existencia, Revista Histopía continúa ofreciendo a sus


lectores un número que aborda investigaciones inéditas sobre las principales ciencias
sociales.
Prestigiosos investigadores de historia, filosofía, arqueología, economía, archivística
y literatura nos brindan su conocimiento en otra edición imperdible de la revista que
logró posicionarse como referente en el ámbito académico. Recorriendo sus páginas
nuestros lectores podrán disfrutar de los trabajos del prestigioso periodista, docente y
académico Fernando Sánchez Zinny sobre la literatura que nos legó la provincia de
Córdoba, Augusto Soiza Larrosa nos muestra aspectos poco conocidos de Bonpland,
Gustavo Fabián Alonso, especialista en fuentes documentales, nos habla sobre el
material valioso que se puede encontrar en el Archivo General de la Nación Argentina,
el principal custodio de nuestra memoria histórica, el historiador Mauro Luis Pelozatto
Reilly brinda información sobre el abasto de alimentos en el Buenos Aires colonial,
Sergio Fuster, uno de los más importantes conocedores de historia de las religiones, nos
habla del papel de Lutero durante la llamada Reforma religiosa en Europa del siglo
XVI, Ricardo Cerulli muestra los avatares de una empresa láctea en Argentina durante
el siglo XX y Constanza Ceruti, reconocida arqueóloga, nos brinda sus investigaciones
de campo en los montes europeos.
Al abarcar Revista Histopía una temática tan variada y rica en cuanto a contenido,
arco temporal y ubicación geográfica presenta al lector un abanico de conocimiento al
alcance de su mano. Invitamos a nuestros lectores a sumergirse en su lectura.

Lic. Teresa Fuster


Directora de Revista Histopía.

3
Revista Caras y Caretas año 1899 (AGN Biblioteca)

4
Literatura

A PROPÓSITO DE LOS ESCRITORES


DE CÓRDOBA
Fernando Sánchez Zinny1

Interior de la Universidad de Córdoba (AGN).

Cierta oscuridad reticente y característica rodea desde siempre a la literatura de la


ciudad y de la provincia de Córdoba y diversos autores lo han referido con más o menos
precisión, sin que sus definiciones sean demasiado asertivas ni del todo convincentes.
Un caso es el de Juan Pinto quien en su Pasión y suma de la expresión argentina, habla,

1
Periodista, poeta, traductor, asesor y crítico literario. Editor de medios de prensa especializados, o
relativos a quehaceres empresariales, desde 1979 fue profesor de la Escuela Superior de Periodismo del
Instituto Grafotécnico, donde se ha desempeñado, en distintas épocas, al frente de las cátedras de Técnica
y de la de Historia del Periodismo, además dictó clases en la UCA (Universidad Católica Argentina) y en
la Universidad Kennedy. Miembro de la Academia Nacional de Periodismo y de la Academia Argentina
de Artes y Ciencias de la Comunicación.

5
sin más, de “pobreza”, la que dice “desconcierta, pues su antigua trayectoria cultural y
sus hermosas serranías reclaman una literatura más amplia, más rica…”.
Es verdad, también, que muy a despecho de los antecedentes que suponen la
Universidad afamada y el Real Convictorio que regenteaban los jesuitas, y aun del
trajinado apodo de “La Docta” aplicado a Córdoba “la Llana”, los desvelos consagrados
por Ricardo Rojas a la redacción de “Los Precursores” solo le posibilitaron hallar una
“mosca blanca” correspondiente al período colonial personificada por el poeta Luis de
Tejeda, en verdad el primogénito de nuestros vates y uno de los más fielmente
gongorinos entre los reproducidos en el Nuevo Mundo.
Puede ser que sea real esa escasez señalada, pero quizás no. Al fin y al cabo, Córdoba
también es la patria de Lugones y Capdevila, y ya eso es algo, pese a la objeción –
concerniente a ambos- de que apenas si vivieron en su terruño. Aunque, se dirá, ese es
un destino antiguo de muchos cordobeses inspirados: fue en Buenos Aires donde murió
el deán Gregorio Funes, autor de la primera historia escrita en estas tierras tras su
independencia, lo mismo que José María Paz, cuyas Memorias Póstumas, son un
modelo acabado y casi perfecto de ese género, aparte de constituir un texto maravilloso
y lleno de sugerencias.
Entre los cordobeses extrañados de su ámbito natural hay que contar, por supuesto, a
José Rivera Indarte, de harto objetables procederes, y sobre todo a Dalmasio Vélez
Sarsfield, quien además del Código perpetró con decoro los primeros intentos locales de
traducir a los clásicos latinos; en aquellos años turbulentos hubo, así mismo, otros
cordobeses trashumantes como Mariano Fragueiro y Santiago Derqui, si bien ambos
eran puramente intelectuales y hombres políticos, exentos de veleidades literarias.
Y también se hallan algunos que solo episódicamente nacieron en esos lares: así
tenemos que nadie recuerda que Hilario Ascasubi era cordobés o que, modernamente,
compartían esa condición Alfredo Brandán Caraffa, Cayetano Bruno, Abel Posse,
Néstor Groppa, Rodolfo Godino, Héctor Yanover, y hasta Germán Sopeña.
Bien más notorios al respecto son Gustavo Martínez Zuviría, Martín Gil o Jorge
Vocos Lescano, pero en su misma provincia poco se los recuerda…Y así, pues, entre
una limitación indudable en el número, más ausencias físicas y otras de la memoria,
termina por configurarse, en efecto, algo que podría definirse como páramo en cuanto a
gente descollante en materia de letras impresas.
De 1613 es la Universidad, prohijada en origen por el obispo Trejo y Sanabria y en el
curso de esa misma centuria surgió el Real Convictorio de Nuestra Señora de
Monserrat, las dos instituciones en torno de las cuales se formó el consabido renombre
de Córdoba, aulas por las que pasó por lo menos la mitad de la gente cultivada que
habitó estas comarcas en aquellos siglos dormilones puestos bajo el amparo de la corona
castellana, multitud en la que es deber recordar al tal estimable poeta Juan Crisóstomo
Lafinur.
Pero si éste era, además de amado por las Musas, ahincado revolucionario y atrevido
innovador filosófico, convengamos que en esos puntos era la excepción que justifica la
regla, inserto en un ambiente de tradicional escolasticismo y ajeno, en toda la medida de
lo posible, al influjo de aquellas ideas venidas de una Europa que acababa de descubrir
el escepticismo.
Porque el cordobés fue el único reducto que pudieron erigir los realistas en medio de
la avalancha patriótica desencadenada en Mayo de 1810 y no en balde en él se escribió,
simbólica y amenazadamente la palabra “clamor” en respuesta a la sangrienta justicia
libertaria llevada a cabo en Cabeza de Tigre. Años después Sarmiento consignaba, que
tras el ascenso al poder por parte del gobernador Bustos se restablecieron en Córdoba el
protocolo y las ceremonias medievales. Y hablando del período inmediatamente

6
anterior, Ricardo Rojas indica que, si alguna élite hubo en esa ciudad, ella fue de
clérigos e hidalgos de poca monta, “no de soldados y de mercaderes”, en obvia alusión
al visible contraste entre los antecedentes y circunstancias del enclave mediterráneo y de
la “fenicia” Buenos Aires.
Y si vamos a continuación a esa historia y, de paso, a ese desatendido paisaje de las
Sierras que mencionaba Pinto, predilecto de los pintores de cierta época y que los
literatos locales habían ignorado, tenemos la novela Desierto de piedra de Hugo Wast,
para desautorizar tajantemente tal parecer, ya que justamente atesora una excepcional
descripción paisajística. Pero entonces nos encontramos con un trabajo crítico de Noé
Jitrik titulado ¿Por qué no hay novela en Córdoba?, en el que naturalmente se
desconoce la existencia, no ya de este libro sino, en especial de ese autor…Se entiende:
no es sencillo nombrarlo, por razones que de sobra justifican la omisión de Jitrik, pero
advirtamos que no es esa la manera de contar las cosas.
Llegamos a sí a un punto en que solo la numeración escueta tiene sustento seguro y
es, a la vez, la única forma de atravesar sin riesgos los tembladerales ideológicos. Ante
todo, iniciándola, está Luis de Tejeda, nuestro primer poeta en lo cronológico, realmente
destacado en no pocas ocasiones y que también es el inicial en un rasgo que vendría a
identificarnos sociológicamente a lo largo del tiempo, que es la desmesura… Porque
somos hoy desmesurados y Tejeda ya lo era al extremo y esto sucedía a comienzos del
siglo XVII. Es – bajo formas barrocas y culteranas, en ocasiones una pizca desmañada –
un apasionado sin ley ni límite que confunde al villorio cordobés de su época nada
menos que con Babilonia: un par de iglesias y un convento a medio construir, el cabildo
más o menos igual y unas cuantas casas desperdigadas junto al Suquía, llamado ya Río
Primero o bien, acaso “La Meadita”, conjunto convertido en sorprendente de aquella
guasada ilustre: “En cada manzana una iglesia, en cada esquina una p…” Y resulta que
es en estos andurriales donde el Peregrino teme extraviarse y perder su alma; la
reflexión se nos impone, ineludible: ¡Que exagerados que son los argentinos!
En pos vienen el genial Lugones con todo el diccionario en la cabeza y en los labios,
Arturo Capdevila caviloso, sopesando cada palabra y cada giro, y midiendo cada
emoción y, en fin, el incansable Martínez Zuviría escribiendo a troche y moche
innúmeros relatos, novelas y hasta libelos, que están todavía a la espera de una criba
severa y justa.
Luego hay mucho más, siquiera para desacreditar del todo y definitivamente eso de la
mentada escasez de creatividad literaria en Córdoba; por ejemplo, la permanente
transparencia de Martín Gil, errante entre las Sierras y las estrellas o la sapiente
erudición de Ataliva Herrera, o la acuciosa y extravagante originalidad de Juan Filloy, o
la puntillosa y ejemplar dedicación del historiador Benjamín Bischoff; en fin, también la
sagacidad y la contención emocional que rigen el lirismo de Jorge Vocos Lescano, y el
aporte de los intensos y profundos poetas que fueron Osvaldo Guevara y Romilio
Ribero y de otros más cercanos a nosotros como Julio Castellanos, Alejandro Schmidt y
Leonor Maucevín, siendo el de Glauce Baldovín un caso aparte, en buena medida
trasmutado en testimonio por las desoladas circunstancias de su vida y por la firmeza
con que sostuvo sus convicciones.
Ha habido también en Córdoba muy valiosos ensayistas, como Alfredo Terzaga
volcado a la representación y a la polémica histórica, lo mismo que Oscar del Barco,
seguramente éste más adherido a las secuencias filosóficas y políticas de sus análisis.
En tanto, hombres como Enrique Revol, Emilio Sosa López y Jorge Torres Roggero
dedicaron mayormente sus esfuerzos a la inmediata elucidación de temas y personajes
de la literatura.

7
Un acápite merece, asimismo, la revista Hortensia – aparecida hacia 1970 y editada
por algo más de una década por Alberto Cognigni que atrajo la atención, incluso
nacional, sobre “el humor cordobés”- el de “Córdoba Capital”, se entiende, - inusual
muestra de cosmopolitismo en un ambiente que podría creerse renuente a ese tipo de
manifestaciones.
Quedan, no obstante, las expresadas reticencias, como algo en el fondo no resuelto…
Lo alegado es que, pese a su importancia, su prestigio y su influjo determinante en todas
las áreas del quehacer argentino, Córdoba no ha generado- al menos, como actividad
propia- una literatura de peso equivalente. Más allá de lo exacto o falso de tal
observación, ¿no será que ella expresa cierta imprecisa e indomeñable reserva ante los
elementos tradicionales o arcaicos que conllevaría la herencia cultural cordobesa?
¿Pero, a su vez, no trasunta preconceptos remotos acerca de substancias que están
siendo barridas desde hace siglo y medio por la creciente marea de la universalización
de ideas, valores, y anhelos colectivos? En todo caso, he aquí una cuestión para pensar;
por lo pronto, repárese que, entre el puñado de autores quizás arbitrariamente citados en
este escrito, solo uno – Martínez Zuviría/Hugo Wast – se ajusta con aceptable facilidad
a los parámetros que se dirían arquetípicos de aquel horizonte añoso; los restantes, sin
excepción – entre los moderados, los transgresores, y los francamente disruptivos -, en
mayor o menor grado se apartan de ese molde. ●

Apéndice: Poetas cordobeses

Luis de Tejeda: lo de “provincia verde y espinosa” es muy feliz y viene perfectamente a propósito de lo
antes comentado.

Soneto a Santa Rosa de Lima

Nace en provincia verde y espinosa,


tierno cogollo apenas engendrado
entre las Rosas sol es ya del prado,
crepúsculo de olor, mayo de Rosa.

De los llantos del Alba apenas goza,


quando es del dueño singular cuidado
temiendo se le tronche, o rudo arado
o se le aje mano artificiosa.

Mas ya que del cairel desaprisiona


la virgen hoja, previniendo engaños,
la corta, y pone en su guirnalda o zona.

Así esta virgen tierna en verdes años


cortó su Autor y puso en su corona:
¡oh bien anticipados desengaños!

Leopoldo Lugones

Todos los poemas que siguen son características del paisaje de las sierras cordobesas

Salmo pluvial

Tormenta

8
Érase una caverna de agua sombría el cielo;
el trueno, a la distancia, rodaba su peñón;
y una remota brisa de conturbado vuelo,
se acidulaba en tenue frescura de limón.

Como caliente polen exhaló el campo seco


un relente de trébol lo que empezó a llover.
Bajo la lenta sombra, colgada en denso fleco,
se vio el cardal con vívidos azules florecer.

Una fulmínea verga rompió el aire al soslayo;


sobre la tierra atónita cruzó un pavor mortal;
y el firmamento entero se derrumbó en un rayo,
como un inmenso techo de hierro y de cristal.

Lluvia

Y un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto


que plantaba sus líquidas varillas al trasluz,
o en pajonales de agua se espesaba revuelto,
descerrajando al paso su pródigo arcabuz.

Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces,


descolgó del tejado sonoro caracol;
y luego, allá a lo lejos, se desnudó en los sauces,
transparente y dorada bajo un rayo de sol.

Calma

Delicia de los árboles que abrevó el aguacero.


Delicia de los gárrulos raudales en desliz.
Cristalina delicia del trino del jilguero.
Delicia serenísima de la tarde feliz.

Plenitud

El cerro azul estaba fragante de romero,


y en los profundos campos silbaba la perdiz.

La garza

En su abstracto candor, el tiempo vano


inmoviliza eterno, hondo, distante,
la soledad obscura del pantano
y una línea de tiza interrogante ...

El martín pescador

Sobre el remanso azul, agudo acecha


desde un lánguido gajo del sauzal,
en inminente inclinación de flecha,
la lentitud profunda del caudal.

Oro de sol en la corriente boya...

9
Y destellando un súbito arrebol,
Identifica el pájaro en su joya,
Sauce verde, agua azul, y oro de sol...

La tarde clara

En el jagüel, más trémulo, la rana


repercute sus teclas cristalinas.
La noche, por detrás de las colinas,
su ala de torvo azul tiende cercana.
No acaban de decir "hasta mañana",
locas de inmensidad las golondrinas...

Arturo Capdevila

Córdoba de las campanas

Eran unas dulces


claras notas finas.
Eran las campanas
de las Catalinas.

Eran un canto alado


como de promesa.
Eran las campanas
de Santa Teresa.

Eran una voz docta


diciendo un distingo.
Eran las campanas
de Santo Domingo.

Eran una voz mansa


llamando al aprisco.
Llamaban a misa
las de San Francisco

Eran unas voces


de amor hecho sed.
A misa llamaban
las de la Merced.

Eran una voz llena


diciendo María.
Eran las campanas
de la Compañía.

Eran unas notas


de bronce y cristal
con altos acentos
ahuyentando el mal.

O Gloria diciendo
con el claro metal.
¡Eran las campanas
de la Catedral!

Y eran como risas


cuando ríen dos,

10
repiques del Huerto
y del Niño Dios.

Córdoba mía

No sé qué dice mientras voy pasando


por estas calles de la plaza vieja
el canto que oigo, con su voz de queja
en que yo mismo estoy resucitando.

No sé qué dice con su toque blando


esa campana. Acaso me aconseja.
O bien un salmo de piedad me deja
con que seguir por el camino andando.

No sé qué dice suspirando el agua


del río que cruzaba en su piragua
el indio aquel que le llamó Suquía.
No sé qué dicen tus perennes voces,
pero adivino que me reconoces
y me haces mucho bien, Córdoba mía.

Jorge Vocos Lescano

¿Dónde fue?

¿Dónde fue? –se pregunta la mirada.


¿Dónde fue? –sin cesar clama el oído.
Pero la luz, el aire y el sonido
a sus preguntas no responden nada.

¿Dónde fue, dónde fue? ¿Por qué borrada


senda de qué jardín dulce o perdido?
La memoria se inclina hacia el olvido
pero el recuerdo no recuerda nada.

Ni tú ni yo, ninguno ha conseguido


saber, en fin, si la unidad soñada
fue alguna vez, si ha sido o si no ha sido.

Pero a pesar de estar sin saber nada,


tú sabes bien que me has reconocido
y yo sé que te siento recobrada.

11
Historia Colonial

LAS PIEZAS DEL MERCADO


Las faenas para hacer sebo y grasa en
Buenos Aires colonial. Hacia una
perspectiva descriptiva y comparativa
(1720-1750)
Mauro Luis Pelozatto Reilly2

Detalle del mercado en Buenos Aires de Emeric Essex Vidal

Introducción

Los estudios acerca del cabildo y el funcionamiento de los mercados de abastos en la


ciudad de Buenos Aires ocupan un lugar importante en nuestra historiografía. Entre
ellos, se destacan los escritos que aportan ejemplos y descripciones vinculados con los
mercados del trigo, harinas y pan3, y -particularmente-, la organización del matadero y

2
Historiador. Instituto Ravignani-UBA/CONICET; Universidad Nacional del Oeste (UNO). Dirección de
correo electrónico: mpelozattoreilly@gmail.com
3
Garavaglia, J. C., ‘‘El pan de cada día: el mercado del trigo en Buenos Aires, 1700-1820’’. En Boletín
del Instituto de Historia Argentina y Americana ‘‘Dr. Emilio Ravignani’’, Tercera Serie, N° 4, Buenos
Aires, Instituto Ravignani, 1991, pp. 7-29. González Lebrero, R. E.: ‘‘Producción y comercialización del
trigo en Buenos Aires a principios del siglo XVII’’. En Boletín del Instituto de Historia Argentina y
Americana ‘‘Dr. Emilio Ravignani’’, Tercera Serie, N° 11, Buenos Aires, Instituto Ravignani, 1995, pp.

12
del aprovisionamiento urbano de carne y sus derivados4, los cuales han sido trabajados
desde múltiples objetos de estudio, perspectivas de análisis, fuentes y métodos5.
En esta oportunidad, queremos hacer hincapié en las medidas regulatorias relativas a
la producción y comercialización de sebo y grasa, en un período ciertamente peculiar: el
que se enmarca entre la extinción del ganado vacuno cimarrón y de las vaquerías de
caza tradicionales, y la consolidación de las estancias de cría, basadas principalmente en
el sistema de rodeos para juntar, marcar, castrar y faenar a los vacunos6. En dicho
contexto, como veremos, cobraron fundamental importancia las recogidas de bovinos
alzados (expediciones armadas de vecinos y peones, organizadas por las autoridades
designadas por el ayuntamiento y, llegado el caso, por el gobernador), ya fuese para el
repoblamiento de los establecimientos productivos, como para garantizar el abasto local
de géneros pecuarios7.
Más allá de que contamos con pocos antecedentes bibliográficos específicos 8,
destacamos la necesidad de abordar los mecanismos de abastecimiento, teniendo en
cuenta la importancia de los excedentes de grasa y sebo, pensando en las necesidades
cotidianas primordiales de la época, tales como la cocina, el alumbrado, la calefacción y
la utilización de jabones, cuestión comprobada tanto en la urbe como en la campaña
bonaerense9.

7-37. Passarini, J. M., Crisis agraria, actores sociales y debates políticos. La escasez de trigo en el
Buenos Aires tardocolonial (Tesis de Licenciatura). Universidad de Buenos Aires-Facultad de Filosofía y
Letras, Buenos Aires, 2009. Pelozatto Reilly, M. L.: ‘‘El abasto de harinas en Buenos Aires durante las
primeras décadas del siglo XIX’’. En Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, Vol. 6, N° 1, San
Justo, Junta de Estudios Históricos de La Matanza, 2022, pp. 8-53. Pelozatto Reilly, M. L.: ‘‘Entre los
campos de cultivo y la Plaza. Una descripción de los escrutinios y embargos de trigo en Buenos Aires
colonial’’. En Estudios Históricos, Año XV, N° 29, Rivera, Centro de Documentación Histórica del Río
de la Plata y Brasil ‘‘Dr. Walter Rela’’, 2023, pp. 1-19. Silva, H. A.: ‘‘El trigo en una ciudad colonial:
Buenos Aires en la primera mitad del siglo XVIII’’. En Investigaciones y Ensayos, N° 3, Buenos Aires,
Academia Nacional de la Historia, 1968, pp. 1-32.
4
Dupuy, A. L., El mercado de abasto de carne en Buenos Aires en la etapa colonial y temprano-
independiente (Tesis de Doctorado). Universidad Nacional de Mar del Plata-Facultad de Humanidades,
Mar del Plata, 2019. Garavaglia, J. C.: ‘‘De la carne al cuero. Los mercados para los productos pecuarios
(Buenos Aires y su campaña, 1700-1825)’’. En Anuario del IEHS, Vol. 9, Tandil, UNICEN, 1994, pp.
61-96. Silva, H. A., ‘‘El Cabildo, el abasto de carne y la ganadería: Buenos Aires en la primera mitad del
siglo XVIII’’. En Investigaciones y Ensayos, N° 3, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia,
1967, pp. 1-72.
5
Dupuy, A. L., ‘‘Los grandes en un mercado de chicos. El abasto de carne en Buenos Aires colonial’’. En
Revista Brasileira de História & Ciencias Sociais, Vol. 8, N° 16, Río Grande, Universidade Federal do
Rio Grande, 2016, pp. 331-352. Dupuy, A. L.: ‘‘Condicionantes de los precios de la carne vacuna para el
consumo cotidiano en Buenos Aires colonial’’. En Naveg@mérica, N° 20, Vinuesa, Asociación Española
de Americanistas, 2018, pp. 1-22.
6
Mayo, C. A., Estancia y sociedad en la pampa (1740-1820). Editorial Biblos, Buenos Aires, 2004.
Pelozatto Reilly, M. L.: El Cabildo, la ganadería vacuna y sus mercados en Buenos Aires entre las
décadas de 1720 y 1750 (Tesis de Maestría). Universidad Nacional de Luján-Secretaría de Posgrados,
Buenos Aires, 2017.
7
Garavaglia, J. C., Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la campaña
bonaerense 1700-1830. Ediciones de la flor, Buenos Aires, 1999. Pelozatto Reilly, M. L.: ‘‘Recogidas de
ganado y repoblamiento de estancias en el contexto local bonaerense: el rol de un vecino hacendado de La
Matanza durante las primeras décadas del siglo XVIII’’. En Antigua Matanza. Revista de Historia
Regional, Vol. 1, N° 1, San Justo, Junta de Estudios Históricos de La Matanza, 2017, pp. 6-44.
8
Silva, H. A., ‘‘La grasa y el sebo, dos elementos vitales para la colonia: Buenos Aires en la primera
mitad del siglo XVIII’’. En Revista de Historia Americana y Argentina, Año VIII, N° 15-16, Mendoza,
Universidad Nacional de Cuyo, 1970-1971, pp. 39-53.
9
Cabrejas, L. L., ‘‘Vida material en la frontera bonaerense (1736-1870). Vivienda, muebles e
indumentaria’’. En Mayo, C. A. (Dir.): Vivir en la frontera. La casa, la dieta, la pulpería, la escuela
(1770-1870). Editorial Biblos, Buenos Aires, 2000, p. 59. Silva: ‘‘El Cabildo, el abasto de carne y la
ganadería’’, p. 8.

13
Basándonos en algunos de los rasgos centrales de las economías de Antiguo Régimen,
tales como la clasificación de los actores y de las mercaderías, el carácter corporativo de
las reglamentaciones, la preocupación por los precios y las existencias, así como
también por los puntos de compraventa10, buscamos clasificar y escribir las
intervenciones capitulares en Buenos Aires, pretendiendo acercarnos a una
caracterización general de este mercado.

Desarrollo

Entre otras cosas, la sala de acuerdos tenía la facultad de otorgar licencias o permisos,
para los vecinos criadores que quisieran realizar faenas, destinadas a la obtención de los
mencionados productos. Los casos de dicha forma de administración abundan.
Hacia 1724, Jorge Burjes había presentado un pedido, para poder hacer grasa y sebo
en Montevideo, prometiendo traer todo lo que hiciera, para el abasto de Buenos Aires,
por lo que decidieron darle licencia por el término de cuatro meses11. Conociendo la
abundancia de ganado vacuno cimarrón en los campos de la otra banda hasta bien
entrado el siglo XVIII, vale la pena remarcar que la obtención de sebo y grasa estaba
entre los principales fines de las vaquerías12. Por ello, durante el recorte estudiado,
primaron las intervenciones de los cabildantes sobre los rendimientos de dichas
explotaciones ganaderas, con el fin de evitar la pérdida de los recursos13.
En ese mismo año, se había tratado un memorial, manifestado por don Joseph
Gutiérrez, mediante el cual venía pidiendo que se le diera autorización para realizar el
mismo tipo de actividades. Como no había ningún obligado establecido, para dicha
tarea, el municipio decidió darle lugar por dos meses, bajo el compromiso de que trajera
todos sus productos para la Plaza, quedándose únicamente con lo que necesitara para
consumir. Además, se le dio permiso para hacer hasta 100 cueros con el ganado que iba
a utilizar para extraer las cantidades de sebo y grasa14. Del fragmento anterior,
destacamos varios aspectos importantes: en primer lugar, la existencia de lo que fuera
denominado como sistema del estanco u obligado, para garantizar el surtido citadino de
los bienes señalados15. Por otra parte, el carácter obligatorio asignado por el cabildo al
expendio desde la Plaza, cuestión que ya se ha vista para otros géneros indispensables
como el trigo y sus derivados16. Asimismo, se puede deducir la importancia del cuero,
en el marco de la revalorización de las actividades ganaderas a nivel regional 17 y,

10
Grenier, J. Y., ‘‘¿Qué es la economía de Antiguo Régimen?’’. En Anuario del Instituto de Historia
Argentina, N° 12, La Plata, Universidad Nacional de La Plata-Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, 2012, pp. 13-20.
11
Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires
(AECBA), Serie II, Tomo V, p. 424.
12
Silva, ‘‘El Cabildo, el abasto de carne y la ganadería’’, pp. 30-31.
13
Coni, E., Historia de las vaquerías de Río de la Plata (1555-1750). Librería Platero, Buenos Aires,
1979.
14
AGN, AECBA, Serie II, Tomo V, pp. 368-369.
15
Silv,: ‘‘La grasa y el sebo’’, p. 41.
16
Pelozatto Reilly, M. L., ‘‘El Señor de la Plaza. El Fiel Ejecutor y las manifestaciones de trigo en
Buenos Aires colonial’’. En Revista Histopía, Año V, N° 26, Buenos Aires, 2023, pp. 43-53.
17
Fradkin, R. O., ‘‘El mundo rural colonial’’. En Tandeter, E. (Dir.): Nueva Historia Argentina. Tomo II.
La sociedad colonial. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2000, pp. 241-284. Frid, C.: ‘‘Precios y
crisis en una economía rioplatense, Santa Fe (1790-1850)’’. En América Latina en la Historia
Económica, Vol. 24, N° 2, México, Instituto Mora, 2017, pp. 59-92.

14
particularmente, de crecientes exportaciones por la reorientación de las economías
locales y regionales hacia los mercados atlánticos18.
También por aquel entonces, el Capitán Francisco Navarro le había pedido al concejo
licencia para hacer algunas piezas en la Banda Oriental, para consumo familiar. Se le
dio permiso por dos meses, para que extrajera dichos efectos del ganado cimarrón que
había en aquellos campos, con la condición de que trajera todo el producto para el
abasto19. En este apartado, vale la pena mencionar las estancias de alzados que había en
dichos parajes -hasta bien entrada la centuria20-, y remarcar la importancia de los
antecedentes que nos muestran la participación de dichos establecimientos y,
particularmente, de los pequeños y medianos campesinos y estancieros, en torno a la
provisión del abasto porteño21.
En 1725, Juan Jofre le pidió lugar al Ayuntamiento, para poder efectuar las faenas por
tres meses, también en los campos de la otra banda. Se le otorgó, con el condicionante
de que se presentara en el recinto, para buscar el pase necesario para hacerlas22. Al año
siguiente, se vio una petición de Joseph de Mansevillaga, quien pretendía hacer 80
piezas de sebo y grasa, junto con otra del ya mencionado Jorge Burjes, con las mismas
intenciones. Ambas fueron aprobadas, con la aclaración de que enviaran todos los
excedentes graseros hacia nuestra Ciudad23. Teniendo en cuenta el carácter obligatorio
de la comercialización de estos géneros desde la Plaza, sería interesante -en futuras
investigaciones-, insistir en las descripciones de las matanzas y su organización para el
aprovechamiento de los productos en cuestión24, así como también problematizar en
torno a las características de las redes de abastecedores, del capital comercial y de las
unidades productivas funcionales25.
A Juan de Soria (1726), le dieron permiso para hacer 50 medidas de sebo y de grasa,
en los campos ubicados al Este del Río de la Plata, por el término de tres meses,
obligándolo a que trajera dichos géneros a la Capital de la Gobernación, para su abasto.
El fiel ejecutor del Cabildo de Buenos Aires quedó como encargado de la distribución
de dichas mercaderías26. En cuanto a las funciones del este último, queda claro que las
mismas iban más allá de la supervisión del cumplimiento de las normativas generales
para Abastos, tiendas y pulperías27.

18
Jumar, F., ‘‘El primer boom de la exportación de cueros y la sociedad local. Río de la Plata. Fines del
siglo XVII, comienzos del siglo XVIII’’. En XXI Jornadas de Historia Económica, Caseros, Universidad
Nacional de Tres de Febrero, 2008, pp. 1-36. Milletich, V.: ‘‘El Río de la Plata en la economía colonial’’.
En Tandeter, E. (Dir.), Nueva Historia Argentina. Tomo II. La sociedad colonial. Editorial Sudamericana,
Buenos Aires, 2000, pp. 189-240.
19
AGN, AECBA, Serie II, Tomo V, p. 363.
20
Biangardi, N., ‘‘El momento oportuno. Los corambreros montevideanos y el control de las faenas de
cueros a fines del siglo XVIII’’. En Sociedades Precapitalistas. Revista de Historia Social, Vol. 6, N° 1,
La Plata, Universidad Nacional de La Plata-Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2016,
pp. 1-9.
21
Gelman, J. D., Campesinos y estancieros. Una región del Río de la Plata a finales de la época colonial.
Editorial los libros del riel, Buenos Aires, 1998.
22
AGN, AECBA, Serie II, Tomo V, p. 461.
23
AGN, AECBA, Serie II, Tomo V, p. 653.
24
Silva, ‘‘La grasa y el sebo’’, pp. 43-45.
25
Sandrín, M. E., ‘‘La actividad económica de los asentistas de víveres de la marina de Montevideo,
1770-1810’’. En América Latina en la Historia Económica, Vol. 21, N° 1, México, Instituto Mora, 2014,
pp. 98-112.
26
AGN, AECBA, Serie II, Tomo V, p. 687.
27
Moutoukias, Z., ‘‘Gobierno y sociedad en el Tucumán y el Río de la Plata, 1550-1800’’. En Tandeter,
E. (Dir.): Nueva Historia Argentina. Tomo II. La sociedad colonial, Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 2000, pp. 355-411.

15
Como hemos demostrado en términos porcentuales, las licencias predominaron como
forma de administración de los recursos pecuarios, durante el período estudiado28. Por
otra parte, podemos apreciar los controles productivos. El 17 de junio de 1726, se leyó
una carta, presentada por don Joseph de Esparza, quien había sido nombrado como
diputado para controlar las vaquerías en la otra banda. En la misma, dicho funcionario
dio razón de la conclusión del conteo de cueros, y de la remisión de 16 sacos de sebo y
nueve pelotas de grasa, que le había embargado a don Francisco de Celis. Se dispuso
que todo lo decomisado quedara en manos del mayordomo de la Ciudad29.
En 1740, el cuerpo les ordenó a los comisionarios que prohibieran todas las
extracciones de sebo y graso, debido a los perjuicios que seguirían, en caso de no
evitarse las mismas30. Mientras que, dos años después, se trató una representación del
procurador general, acerca de las salidas de víveres y de ganado vacuno hacia fuera de
la jurisdicción. También había pedido que se impidieran las faenas de sebo y grasa, para
impedir los desórdenes que solían ocasionarse, y para que se hiciera el reparto de los
ganados recogidos entre sus dueños, para que pudieran matar ‘‘en matadero’’, según las
posibilidades de cada uno31. Los ejemplos citados tanto en este párrafo como en el
precedente, nos sirven para marcar una similitud entre los intentos para garantizar la
oferta de estos bienes con las políticas reglamentadas para concentrar la compraventa de
trigo en un mismo espacio físico. En el caso del mercado de granos, podemos afirmar
que, todavía hacia mediados del siglo XVIII, predominaban como mecanismos
principales los registros de las casas, los embargos de cereales y de harinas, y la
obligación -para todos los labradores-, de vender sus cosechas en la Plaza,
permitiéndoles que se quedaran exclusivamente con lo que necesitaran para subsistir y
mantener sus sementeras32.
En cuanto a la prohibición de las extracciones, hay que decir que, afortunadamente,
es posible consultar escritos que exponen los cálculos de las salidas de sebo, a través del
estudio de los comisos, en el marco del comercio entre Buenos Aires y Colonia del
Sacramento33. Esta línea indagatoria nos lleva a pensar en la necesidad de analizar todo
lo relacionado con la producción, acopio, transporte y comercialización de bastimentos,
entendiendo a la ciudad-puerto de Buenos Aires y su entorno rural como espacios
integrados34, y como parte del complejo portuario rioplatense, yendo más allá de la
dinámica local, y buscando un desarrollo que apunte al contacto entre los diferentes
puntos de este espacio mercantil35.
A su vez, el consistorio se encargaba de la regulación del comercio de productos
directamente vinculado con las materias primas analizadas en este capítulo. Así, en
1733, los miembros del recinto trataron el problema de la falta de velas y jabón para los

28
Pelozatto Reilly, El Cabildo, la ganadería vacuna y sus mercados, p. 93.
29
AGN, AECBA, Serie II, Tomo V, p. 638.
30
AGN, AECBA, Serie II, Tomo VIII, p. 136.
31
AGN, AECBA, Serie II, Tomo VIII, p. 329.
32
Garavaglia, J.C., ‘‘El pan de cada día’’. Passarini: Op. Cit. Pelozatto Reilly, M. L., ‘‘Los labradores de
Buenos Aires: control, obligaciones y auxilio entre mediados del siglo XVIII y las primeras décadas del
XIX’’. En Estudios Históricos, Año XIII, N° 26, Rivera, Centro de Documentación Histórica del Río de
la Plata y Brasil ‘‘Dr. Walter Rela’’, 2021, pp. 1-30. Pelozatto Reilly: ‘‘El Señor de la Plaza’’. Pelozatto
Reilly: ‘‘Entre los campos de cultivo y la Plaza’’.
33
Paredes, I., ‘‘Caminos y productos del contrabando hormiga (Colonia del Sacramento y Buenos Aires a
mediados del siglo XVIII)’’. En Terceras Jornadas de Historia Económica, Montevideo, Asociación
Uruguaya de Historia Económica, 2003, pp. 1-20.
34
Fradkin, Op. Cit.
35
Jumar, F., ‘‘La Región Río de la Plata y su complejo portuario durante el Antiguo Régimen’’. En
Fradkin, R. O. (Dir.): Historia de la Provincia de Buenos Aires. Tomo II, Edhasa, Buenos Aires, pp. 124-
157.

16
vecinos, como consecuencia de la escasez de ganados y, consiguientemente, de sebo y
grasa36. En su momento, hubo quienes postularon la necesidad de seguir estudiando el
tratamiento de la escasez de velas y jabones37. Aquí podemos proponernos, a través de
la inclusión de otro tipo de fuentes documentales, aportar algo en relación a los precios -
siguiendo tanto los índices estimados como los montos regulados para el abastecimiento
urbano38- y niveles de consumo de estos géneros, cuya presencia en las canastas básicas
y ampliadas durante la época colonial y la primera mitad del siglo XIX ya se ha
sustentado39.
Otro tema, aunque muy poco tratado, es el de los embargos por sobrecargas de los
navíos, cuyo único ejemplo, para este período, lo hayamos registrado en 1733, cuando
los capitulares le sacaron al Real Asiento británico 100 quintales de sebo colado, por
dicho motivo40.
En definitiva, podemos sostener que se trataron variadas problemáticas en torno a la
producción, aprovisionamiento y comercio de sebo y grasa, aunque la supremacía de la
concesión o regulación de las licencias por parte del cabildo resulta innegable. De esta
manera, reconfirmamos lo planteado por Hernán Silva, para quien, desde 1724,
predominaron las licencias, habilitaciones particulares para poder hacer ciertas
cantidades de sebo y grasa, delimitándose el tiempo de las faenas, quedando como
obligaciones la prohibición de las matanzas sin permiso, la contribución de una limosna
para los pobres del hospital, y presentar las fianzas correspondientes ante el fiel
ejecutor41.
A lo largo del período considerado, dentro de las medidas concejiles en torno al
ganado vacuno y sus diversas alternativas económicas, la administración de licencias
sólo se vio superada -en número-, por las discusiones y resoluciones de los problemas
en torno al abasto de carne. De hecho, resulta muy difícil indagar acerca de los
mercados del sebo y la grasa, sin tener presente su dependencia con el de la carne.
Como bien sostiene uno de nuestros referentes:
‘‘En numerosas oportunidades el Cabildo emitió bandos penando la matanza de
ganado sólo para obtener cueros, sebo y grasa, ya que perjudicaba el abasto de carne de
la ciudad. Consecuentemente, ordenaba que toda matanza de ganado se realizara en la
ciudad, con el fin de obtener suficiente abasto de carne, ya que las matanzas dentro de la
ciudad implicaban aumentar la oferta de carne’’42.
Además, hubo otras intervenciones del conjunto de alcaldes y regidores, alrededor de
las necesidades de sebo y grasa. Una de ellas fue el arancelamiento, es decir, la fijación
de los precios para estos productos. En este caso -a diferencia de la carne y la res en pie
(cuyos valores monetarios se acordaban con los proveedores)-, los efectos que nos
convocan eran valuados dentro de los aranceles, listados que se realizaban, por lo
general, una vez por año. Por ejemplo, en 1732, arreglaron que las tres libras de grasa se

36
AGN, AECBA, Serie II, Tomo VI, p. 659.
37
Silva, ‘‘La grasa y el sebo’’, p. 49.
38
Cuesta, E. M., ‘‘Precios y mercados en Buenos Aires en el siglo XVIII’’. En América Latina en la
Historia Económica, N° 28, México, Instituto Mora, 2007, pp. 25-57. Flores, J. G.: ‘‘Hacendados,
Cabildo y ‘‘corraleros’’, El acceso de los hacendados al abasto de carne a partir del estudio de dos
estancias de la campaña de Buenos Aires (1785-1809)’’. En Sociedades Precapitalistas. Revista de
Historia Social, Vol. 4, N° 1, La Plata, Universidad Nacional de La Plata-Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación, 2014, pp. 1-24.
39
Santilli, D. V. (Comp.), Niveles de vida en un país en ciernes. Dimensiones de la desigualdad en la
Argentina en el largo plazo, 1700-1900. Prometeo Libros, Buenos Aires, 2020.
40
AGN, AECBA, Serie II, Tomo VI, p. 644.
41
Silva, ‘‘La grasa y el sebo’’, pp. 42-43.
42
Cuesta Op. Cit., p. 44.

17
vendieran por un precio máximo de un real, mientras que la arroba de sebo debía darse
por cuatro reales. Asimismo, dentro de la lista consultada, pueden observarse otros
productos relacionados, como el jabón (blanco y negro, arancelados los dos panes por
un real), y las velas (se ofrecerían ocho velas por el monto anterior). Al año siguiente, se
volvieron a dar los valores de la misma manera, quedando las velas, grasa y sebo en los
mismos niveles. El procedimiento continuó, siguiendo el mismo sistema, durante todo
el marco temporal atravesado por esta investigación43.
En este estado, podemos arribar a algunas consideraciones sobre las medidas
capitulares:
• Durante los años en los cuales se estaban extinguiendo las vaquerías
tradicionales en los campos de este margen del Río de la Plata -y en los años
siguientes-, el Ayuntamiento daba licencias para hacer piezas de sebo y grasa,
con una considerable frecuencia.
• Los permisos y el derecho de abasto de estos productos solían estar
acompañados de condiciones, fundamentalmente la de traer el total de las
acumulaciones para el mercado de la Ciudad.
• Lo anterior nos lleva a sostener que el sebo y la grasa fueron considerados
debido a su relevancia como insumos y materias primas para cocinar,
calefaccionar, iluminar, hacer velas y jabones.
Ahora bien, ¿qué sucede si se observa nuestro problema en otros puntos de la región?
Si tomamos lo acordado por el Cabildo de Santa Fe, correspondiente a una zona donde
también el consumo de carne vacuna y sus derivados eran protagonistas en el mercado
local, es posible apreciar que las políticas no distaban mucho de las porteñas.
Los casos similares recorren toda la primera mitad del siglo XVIII. A principios de
1723, por ejemplo, el cuerpo designó al Capitán Andrés de la Bastida para evitar los
desórdenes que se cometían en las faenas de sebo y grasa, y para que verificara que las
recogidas de ganado se hicieran siguiendo el número de cabezas indicadas, evitando las
clandestinas44. Ese mismo año, cuando se habían limitado las vaquerías y recolecciones
de animales a un máximo de cuatro por año (en realidad, terminaron efectuándose 16,
contra lo dispuesto), se explica bien claro que el cuerpo era el encargado de administrar
las licencias45. En 1727, recibieron licencias los vecinos Pedro de Zeballos y Pedro
Mendoza, sin imposiciones significativas46. Dos años después, cuando se le dio permiso
a Antonio Monzón, se aclaró que era vecino del pueblo de Santo Domingo, pero
tampoco hay especificidades con respecto a qué debía hacer con el producto47.
Sin embargo, no por esto debemos pensar en que la sala capitular santafesina no se
ocupaba seguido del abastecimiento de productos rurales para su consumo interno, sino
que habría que buscar la explicación en la menor cantidad y frecuencia de las licencias
en la menor disponibilidad de ganado hacer los mencionados usufructos. Como muestra
de ello, en algunas oportunidades, vemos al concejo municipal cerrando las vaquerías y
explotaciones ganaderas (1723, 1728, 1732 y 1737). En este sentido, si bien el vacuno
cimarrón se reprodujo hasta por lo menos 1750 (año en el cual se dio la última acción
sobre este tipo de recurso en Santa Fe, tomando como referencia los planteles
disponibles en la otra banda del Paraná), hubo más períodos de suspensiones que en
Buenos Aires. Sería interesante ahondar en el caso santafesino de los mercados

43
AGN, AECBA, Serie II, Tomos VI y VII.
44
Archivo General de la Provincia de Santa Fe (AGPSF), Actas de Cabildo de Santa Fe (ACSF), Tomo
IX, f. 9.
45
AGPSF, ACSF, Tomo IX, fs. 23-31.
46
AGPSF, ACSF, Tomo IX, fs. 378-381.
47
AGPSF, ACSF, Carpeta N° 14 ‘‘A’’, fs. 94-95.

18
regulados, ya que sólo contamos con avances significativos en materia de precios,
niveles de consumo y consumidores para los productos que nos convocan en este
texto48.

Conclusiones

A modo de cierre de esta parte, habría que decir que el Cabildo de Buenos Aires
funcionó como una institución activa, en lo vinculado con la concesión o negación de
las licencias para la obtención de las existencias de sebo y grasa, lo cual fue variando,
según las reservas ganaderas disponibles. En el caso de Santa Fe, podría sostenerse que
esto se aprecia mejor, en cuanto se encontraron más respuestas negativas por parte de
los cabildantes, sobre todo, cuando se daban las prohibiciones de las recogidas de
ganado alzado y de las matanzas en general, por varios meses e incluso años (lo que no
quiere decir que esto se respetara en la práctica, ni mucho menos).
Lo que coincide en ambos casos es el papel protagónico del municipio en el ejercicio
del control sobre las faenas, notándose en el caso porteño una preocupación más nítida
por el abasto de carne. Publicaciones recientes nos permiten confirmar que la presencia
de una gran diversidad de géneros mercantiles en los aranceles no es una exclusividad
del caso de Buenos Aires, sino que, desde su etapa fundacional, el concejo santafesino
se ocupaba de arreglar los precios de los distintos productos de consumo, bienes y
servicios49.
Más allá de la perspectiva desarrollada en este artículo, es menester plantear posibles
líneas investigativas para profundizar, a saber:
• Desde mediados del siglo XVIII, se intensificaron las salidas de cueros, carnes
saladas, tasajo, sebo, etc.50, lo cual justifica la relevancia del estudio de los
volúmenes exportados, dentro de los circuitos legales españoles51, así como
también pensando en mercados exteriores destacados como el de La Habana52.
• ‘‘Después de la instalación de los mataderos es más probable que se reforzara la
correlación entre cueros, sebo y carne. También había relación entre las
posibilidades de faenamiento en la Banda Oriental y la oferta de cuero y grasa en
Buenos Aires’’53. De la última cita, enfatizamos en la necesidad de desarrollar
un estudio más completo y sistematizado, que incluya descripciones acerca de
los sistemas de abasto de carne, la organización de los corrales de la ciudad, y la
presencia de las transacciones de sebo y grasa. Asimismo, sería valioso aportar
ejemplos y explicaciones en torno a los actores involucrados, el carácter de las
negociaciones, su volumen, frecuencia, problemas, etc. Como parte de estas
líneas, nos gustaría mencionar los estudios acerca de las cargas de las carretas, la

48
Djenderedjian, J. y Martirén, J. L.: ‘‘Los precios de los bienes en las fronteras bravías del Río de la
Plata colonial: Santa Fe durante la primera mitad del siglo XVIII’’. En América Latina en la Historia
Económica, Año XX, N° 2, México, Instituto Mora, 2013, pp. 36-66. Frid: Op. Cit.
49
Pelozatto Reilly, M. L., ‘‘Cabildo, cabildantes y abasto local en el Río de la Plata colonial temprano: un
estudio comparativo (Santa Fe, Buenos Aires y Corrientes a finales del siglo XVI)’’. En Estudios, N° 45,
San José, Universidad de Costa Rica, 2022, pp. 1-20.
50
Assadourian, C. S., Beato, G. y Chiaramonte, J. C. (Comps.), Argentina: de la conquista a la
independencia. Hyspamerica, Buenos Aires, 1986, p. 319.
51
Silva, H. A., El comercio entre España y el Río de la Plata (1778-1810), Imprenta del Banco de
España, Madrid, 1993.
52
Silva, H. A., ‘‘La estructuración del comercio y la navegación desde el Río de la Plata a Cuba’’. En
Anuario de Estudios Americanos, Tomo LI, N° 2, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano Americanos,
1994, pp. 61-73.
53
Cuesta: Op. Cit., p. 41.

19
participación de diferentes tipos de cargadores, transportistas y traficantes 54, así
como también aquellos que se detuvieron en la identificación de los conflictos
judiciales entre comerciantes vinculados con el tráfico de sebo y grasa55.
• Por último, creemos que cierto tipo de medidas concejiles, como el
nombramiento de comisionados -los cuales se dieron tanto en Buenos Aires
como en otros puntos del espacio regional-, pueden ser problematizadas y
comparadas, teniendo en cuenta distintos puntos del espacio regional. ●

Bibliografía

AGN, AECBA, Serie II, Tomos V, VI, VII y VIII.


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Rosal, M. A., ‘‘El transporte terrestre a través del espacio rioplatense durante las primeras décadas del
período independiente’’. En Anuario de Estudios Americanos, Vol. LVII, N° 2, Sevilla, Escuela de
Estudios Hispano Americanos, 2000, pp. 543-575.
Sandrín, M. E., ‘‘La actividad económica de los asentistas de víveres de la marina de Montevideo, 1770-
1810’’. En América Latina en la Historia Económica, Vol. 21, N° 1, México, Instituto Mora, 2014, pp.
92-114.
Santilli, D. V. (Comp.), Niveles de vida en un país en ciernes. Dimensiones de la desigualdad en la
Argentina en el largo plazo, 1700-1900. Prometeo Libros, Buenos Aires, 2020.
Silva, H. A., ‘‘El Cabildo, el abasto de carne y la ganadería: Buenos Aires en la primera mitad del siglo
XVIII’’. En Investigaciones y Ensayos, N° 3, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1967, pp.
1-72.
Silva, H. A.: ‘‘El trigo en una ciudad colonial: Buenos Aires en la primera mitad del siglo XVIII’’. En
Investigaciones y Ensayos, N° 5, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1968, pp. 1-32.

21
Silva, H. A., ‘‘La grasa y el sebo, dos elementos vitales para la colonia: Buenos Aires en la primera mitad
del siglo XVIII’’. En Revista de Historia Americana y Argentina, Año VIII, N° 15-16, Mendoza,
Universidad Nacional de Cuyo, 1970-1971, pp. 39-53.
Silva, H. A., El comercio entre España y el Río de la Plata (1778-1810), Imprenta del Banco de España,
Madrid, 1993.
Silva, H. A., ‘‘La estructuración del comercio y la navegación desde el Río de la Plata a Cuba’’. En
Anuario de Estudios Americanos, Tomo LI, N° 2, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano Americanos,
1994, pp. 61-73.

22
Documentos de Nuestra Historia

GUÍA DE FUENTES PARA EL


ESTUDIO DE LOS TERRITORIOS
DEL INTERIOR DEL VIRREINATO
DEL RÍO DE LA PLATA
Conservadas en el Archivo General de la
Nación (Argentina)
1776-1810
Gustavo Fabián Alonso56

Fuerte de Buenos Aires de Emeric Essex Vidal.

56
Profesor de Historia. Archivero (Universidad de La Plata). Especialista de referencia documental. Se
desempeña en la actualidad en el Archivo General de la Nación Argentina.

23
El propósito del presente trabajo es brindar a los investigadores del interior del país una guía
documental que los ayude a comprender y facilitar su consulta en el Archivo General de la Nación de los
documentos producidos por el antiguo Virreinato del Río de la Plata. Para el período virreinal, la
documentación se concentra principalmente en las denominadas sala 9 (División gobierno colonial), y en
las salas 13 (División Contaduría Colonial) y sala 7 (Fondos y colecciones privadas), en menor número.

Los documentos del interior del Virreinato.

El Archivo General de la Nación57 conserva la documentación proveniente del interior


del virreinato del Río de la Plata por el normal intercambio de notas entre los órganos
subordinados a otros con sede en Buenos Aires, la cual principalmente la encontramos
en forma de correspondencia recibida por las autoridades con sede en la capital y en
formato de expedientes de diversos temas.
Asimismo, otra gran parte de la documentación conservada fue iniciada por las
autoridades virreinales con sede en Buenos Aires, sobre aquellos temas que tienen que
ver con la administración de gobierno, guerra, hacienda y justicia que evacuaba la
secretaría del virrey, y que los podemos encontrar en las series documentales
denominadas Administrativos, Interior, Justicia, Hacienda, Guerra y Marina, sobre las
cuales volveremos más en detalle posteriormente.
Otro tipo de expedientes, como por ejemplo, los juicios de carácter civil o criminal
tienen inicio en regiones alejadas de Buenos Aires y culminan en la capital, sede de las
principales instituciones y autoridades judiciales de la región como el Virrey, el
Intendente, la Real Audiencia, Superintendente de Real Hacienda, alcaldes, etc. Estos
documentos son de objeto de gran consulta por los usuarios del interior, sobre todo por
estar en ellos representados grupos sociales difíciles de encontrar en otros tipos
documentales, y porque, en ellos, hay descripciones, informes, decisiones, de las
principales autoridades virreinales.
Por último, otra serie de documentos como las disposiciones reales, oficios, informes,
cartas, relaciones, conforman un conjunto documental de gran riqueza informática
conservada en el repositorio.

Los Fondos de la División Gobierno Colonial (Sala 9). 58

Luego de diversos reordenamientos y clasificaciones caprichosas en algunos casos a


través de la “vida institucional del archivo”, se formó lo que se conoce actualmente
como sala 9 o División Colonia-Sección Gobierno. En este “depósito” están incluidos
los primeros fondos que formaron el archivo y que constituyen los principales
documentos para los estudios dedicados a las antiguas gobernaciones e intendencias que
formarán el Virreinato en 1776, además lógico del territorio de la ciudad de Buenos
Aires y las relaciones del Virreinato con la metrópoli. Aquí nos centraremos en detallar
que fondos y series documentales representan a cada región del antiguo territorio
virreinal y que temática contienen.

57
Me referiré de manera indistinta a la institución con el nombre completo (Archivo General de la
Nación) como por sus siglas AGN.
58
AGN, Fondos Documentales. Período Colonial. Programa de descripción normalizada. Departamento
Documentos Escritos. Volumen 1. Coordinado por Juan Pablo Zavala-1era ed.- Buenos Aires, Archivo
General de la Nación, 2011.

24
Como ya dijimos, no es la única sala o depósito documental que se debe tener en
cuenta a la hora realizar estudios coloniales de regiones del interior. Además de la sala
9, la sala 13 concentra documentos contables del mismo período y la denominada sala 7
con colecciones y fondos privados de gran variedad temática y cronológica.
La sala 9 concentra un total de 4.140 unidades de conservación (cajas o
encuadernados) abarcando los años 1575-1809 (aunque algunos fondos y series superen
este último año). Geográficamente están representados no solo las actuales provincias
argentinas, sino también territorios de los países limítrofes como Bolivia, Chile,
Uruguay, Paraguay, sur del Brasil y del Perú.
Para un ordenamiento y mejor organización haremos una descripción por fondo y
series que conforman la sala, y su correspondiente lugar de incumbencia, si es que fuera
posible, dado que en algunos casos abarcan la totalidad del virreinato geográficamente
hablando.
El Fondo Secretaría del Virreinato constituye, junto con el fondo gobernadores y
gobernadores intendentes de Buenos Aires, los principales fondos con contenido
relativo al interior del Virreinato.
El virrey lógicamente intervenía no solo en materia de gobierno, sino también en
cuestiones de guerra, legislativo, judicial y de hacienda. Sin embargo, la función
gubernativa fue la más importante ya que incluía el nombramiento de funcionarios del
interior, colonización de territorios, fundación de ciudades, etc. La documentación de
este fondo estaba resguardada en el antiguo fuerte de Buenos Aires, para pasar a
mediados del siglo XIX, en gran parte, al Archivo General.
No fue hasta la década de 1790 que se crea el cargo de archivero de la secretaría,
debido a ciertas pérdidas de documentación y que, en algunos casos, los virreyes se
“llevaban” documentación una vez terminado su mandato. La función del archivero era
por lo tanto organizar debidamente el archivo de la secretaría virreinal y conservarlo de
manera apropiada.
Las principales series que contiene este fondo son la correspondencia de los virreyes
con los gobernadores intendentes (1772-1810) que temáticamente contienen órdenes
relativas al levantamiento de padrones, relaciones con los funcionarios menores,
militares, elecciones de alcaldes de todo el virreinato; Correspondencia de los virreyes
con los ministros de la corona (1770-1809). Esta serie refleja la relación de los virreyes
directamente con los secretarios de estado en España, la variedad temática es muy rica e
incluye en ciertos casos temas que parecerían irrelevantes para un virrey y otros que de
gran importancia. Para utilidad de regiones del interior se incluyen entre otros temas las
expediciones al interior, administración de bienes de indios, permisos para comerciar en
el interior, nombramientos de funcionarios, etc.
Las disposiciones Reales y Virreinales (Reales cédulas, órdenes, provisiones y
decretos y los bandos de gobernadores y virreyes) son de suma importancia para el
estudio de la organización política, social, judicial, económica y religiosa de la región y
muchas refieren a territorios del interior.
En las solicitudes civiles, a pesar de ser documentos que en su mayoría abarcan la
ciudad de Buenos Aires y su cercanía, encontramos algunos en los que el solicitante (la
solicitud se hace al virrey) pide permiso para viajar al interior, sobre todo a ejercer el
comercio.
Otras series de este fondo, en algunos casos ficticias o “armadas” en el archivo, como
la Sublevación de Túpac Amaru o la Revolución de La Plata o de La Paz, contienen

25
importantes documentos para el estudio de estos eventos sucedidos en el interior del
Virreinato, a los que lógicamente se los debe integrar a otros documentos del archivo
incluidos en otros fondos y series, como por ejemplo tribunales civiles y criminales,
Interior, Guerra y Marina.
El fondo Secretaría de la Gobernación y de la Gobernación Intendencia resulta
de suma importancia para el análisis de las diferentes regiones que integraron la
gobernación de Buenos Aires y, posteriormente, las demás gobernaciones intendencias
creadas a partir del nacimiento del Virreinato del Río de la Plata con sede en Buenos
Aires.
A partir de la sanción de la Real Ordenanza de Intendentes de 1782 el recientemente
creado virreinato fue dividido en ocho intendencias o provincias. La de Buenos Aires,
Asunción del Paraguay, Córdoba del Tucumán, Salta del Tucumán, Charcas, Potosí,
Cochabamba y La Paz.
La Intendencia de Buenos Aires cumplía las funciones de Intendencia General de
Ejército y Provincia y se la designaba como Superintendencia, donde residía el
Superintendente General de Ejército y Real Hacienda.
La Real Ordenanza disponía que las funciones de los intendentes incluían las causas
de Justicia, Policía (administración del gobierno), Hacienda y Guerra. De todos modos,
en muchas ocasiones las funciones de los gobernadores-intendentes se vieron
superpuestas con las del Virrey o el Intendente General que intervenían socavando la
autoridad del gobernador. Eso es muy frecuente de encontrar en los expedientes que
forman el conjunto de series o subfondos documentales que emanaron de las funciones
que cumplían cada uno de estos actores que formaron lo que denominamos la
Secretaría del Virreinato del Río de la Plata.
En efecto, las denominadas Series de expedientes Administrativos, Interior, Justicia,
Hacienda (se incluyen aquí las de la Junta Superior de Real Hacienda) y Guerra y
Marina, constituyen la base documental para el estudio de la forma de gobernar de las
principales autoridades virreinales. (Virrey, Superintendente General de Ejército y Real
Hacienda, Gobernadores, Gobernadores Intendentes). Paralelamente, en los
denominados Tribunales Civiles (donde se incluyen muchos expedientes del fuero
criminal), Criminales y “Antes” Criminales, se observa la intervención del ejercicio de
la justicia de todo el arco de funcionarios reales que la ejercían, y que constituyen
fuentes de obligada consulta para el estudio de la justicia y del gobierno de los
territorios del interior del virreinato. Vale decir que estos expedientes se concentraron
en Buenos Aires al ser sede de las justicias mayores (Gobernador Intendente, Virrey,
Superintendente de Ejército y Real Hacienda) y de la Real Audiencia, quienes
intervenían ya sea en primera instancia o en grado de apelación.
Además de la correspondencia del interior de la gobernación de Buenos Aires (en los
que se incluyen los territorios de Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Río Grande del Sur,
Martín García, Fernando Poo y Annobón, Costa Patagónica) el fondo Gobernación y
Gobernación Intendencia contiene los documentos (que en su gran mayoría es la
correspondencia emitida desde el interior a Buenos Aires) de las Intendencias del
interior que pasaron a depender del Virreinato del Río de la Plata en 1776
(Cochabamba, Córdoba, La Paz, La Plata, Puno, Salta, Paraguay). Sin embargo,
podemos encontrar documentos de las intendencias ya a partir de la década de 1720-30
en adelante.

26
La gobernación de Buenos Aires, dada la importancia que cobró durante el siglo
XVIII, fue adquiriendo bajo su mando territorios o distritos denominados subordinados
como los de Montevideo (y Maldonado), Misiones y Malvinas. Posteriormente se
incorporaron - luego de 1783 - los gobiernos de Moxos y Chiquitos, entre otras
reestructuraciones.
De estos territorios el AGN conserva gran cantidad de documentos de gran valor
informativo y cuantitativo, no solo en forma de correspondencia sino también de
informes, padrones, cuentas, relaciones, etc. Además, en los juicios civiles y criminales
se encuentran representadas estas regiones en gran número.
Otras series de este fondo son los “Juicios de Residencia”, aunque solamente bajo
ese nombre hay algunos del siglo XVII y principios del XVIII, en la serie Tribunales
civiles se pueden encontrar algún otro, pero son muy escasos; “Corregimientos” de
principios del siglo XVII; “Permisos para edificar”, que son los permisos que
solicitaban los particulares al Gobernador Intendente en la ciudad de Buenos Aires de
los años 1784-1787; “Padrones de la ciudad y campaña de Buenos Aires” de 1724-
1818; “Licencias y Pasaportes” desde 1760 a 1809 donde hay muchos solicitantes que
viajan al interior del virreinato. Hay algunos documentos en la serie denominada
Cabildos de Indios, aunque en las series Interior o Justicia se pueden encontrar
referencias a estos también en gran número.
Además de los ya mencionados fondos o series que contienen documentos que
pueden servir a los trabajos de investigación relativos a los territorios del interior del
Virreinato del Río de la Plata, existen otros como el Fondo Real Audiencia de Buenos
Aires.
El Archivo conserva muy poca documentación de la segunda Audiencia de Buenos
Aires, ya que los juicios en materia civil y criminal de la misma, luego de pasar por la
Biblioteca Pública y la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires fueron
depositados finalmente en el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, en los juicios civiles y criminales que conserva el AGN se encuentra la
intervención de los oidores de la audiencia o la intervención de juez de provincia (que
era un oidor que actuaba semanalmente para ejercer justicia civil, o criminal si no había
alcalde del crimen en el lugar) en gran cantidad, y donde hay muchos juicios del interior
que llegan a Buenos Aires y son evacuados por la Audiencia. Además, en muchos
expedientes de gobierno (sobre todo en los de Interior y Justicia) están presente los
fiscales, regentes u oidores de la Audiencia interviniendo sobre todo en causas de
indios, contrabando, o juicios contra funcionarios.
El Fondo Dirección General de Tabacos y Naipes, creada casi al mismo tiempo
que el virreinato, obedecía a aumentar la recaudación de este bien estanco para la
corona. En el archivo se conserva gran cantidad de documentos sobre Tabacos y Naipes
que tenía administraciones generales en todo el virreinato, las cuales remitían la
documentación de las cuentas, tráfico aduanero, contrabando, fletes, sueldos e informes
relativos al cultivo y comercialización del tabaco y a los naipes, de las distintas
regiones, a la Dirección General de la Renta, en Buenos Aires.
La Junta de Temporalidades es otro fondo con gran riqueza documental para el
estudio de los bienes temporales dejados por los jesuitas luego de su expulsión. Así, en
1769 se establecieron las Juntas de Temporalidades provinciales y municipales y
posteriormente las Juntas Superiores. A la Junta Superior de Buenos Aires se le
sometían las Juntas de Tucumán, Paraguay y Cuyo.
27
En estos documentos podemos encontrar temas relativos a la administración de
pueblos de indios, a las misiones, pago de tributos, informes de gastos, inventarios de
bienes, libros contables de los pueblos, rendiciones de cuentas, juicios por mala
administración, reales ordenes, arrendamiento y venta de propiedades, obras, prestamos,
censos, capellanías, etc.
Asimismo, se pueden encontrar en otras series como Tribunales, Justicia,
Administrativos, Hacienda y Junta Superior de Real Hacienda expedientes relativos a
las Temporalidades.
La Real Renta de Correos se estableció en el Río de la Plata en 1768 unificando en
la persona de Domingo de Basabilbaso además del cargo de Administrador Principal de
la Renta, el de administrador de los correos terrestres y marítimos.
La administración principal estaba en Buenos Aires y de ella dependían las diversas
“carreras” del correo terrestre que abarcaban la gobernación y posteriormente el
virreinato.
La documentación trata sobre informes de las administraciones locales a la
administración general en Buenos Aires, reglamentos de chasquis, gastos, recibos de
postillones, sumarios a funcionarios del correo, cargo y data y remisión de caudales.
Mucha documentación se encuentra en la sala de gobierno colonial y otra de tinte más
contable en la sala de contaduría colonial. Las cajas de correos funcionaban de forma
autónoma a las cajas reales, estas cajas enviaban informes anuales a la administración
de correos de Buenos Aires.
Con respecto a la documentación de carácter militar, la variedad geográfica y
temática es grande. Mucha documentación refiere al área geográfica de Buenos Aires,
pero existen relaciones de viajes, de expediciones militares, listas de revista, gastos,
nombramientos, solicitudes y sumarios que incluyen diversas regiones del interior.
Algunos fondos o series fueron organizados temáticamente y refieren a guerras
específicas o zonas o ciudades puntuales, como por ejemplo “Guerra contra los
portugueses”, “comandancia del Bloqueo”, “Expediciones”, “Martín García”, etc.
Lógicamente este tipo de construcciones artificiales no respetan los postulados
archivísticos y desvirtúan el contexto de producción de un fondo documental
Otros documentos se encuentran en las series Guerra y Marina y Hacienda,
principalmente expediciones militares, sumarios o gastos.
Los documentos de Marina se encuentran principalmente en “Milicias de Marina”,
“Compañía Marítima”, “Almacenes de Marina y en la serie atribuida “Marina de Guerra
y Mercante”.
El Fondo Compañía de Jesús - antes de la expulsión de los religiosos -, contiene
correspondencia y otros tipos documentales, principalmente entre los religiosos de la
orden diseminados por todo el territorio argentino y Paraguay. Los documentos se
resguardan en la sala 9 colonial y los contables en sala 13. Además, hay muchos
documentos en el fondo Biblioteca Nacional y diversas colecciones de la sala 7.
Lógicamente es mucha más numerosa la documentación correspondiente a las
Temporalidades, y se concentran la división gobierno colonial y en contaduría colonial.
A continuación, quería detenerme a realizar un análisis más pormenorizado de los
que consideramos un núcleo importante de expedientes en materia de gobierno,
hacienda, guerra y justicia emanados de las principales autoridades de la gobernación de
Buenos Aires y virreinato del Río de la Plata. Creemos que su análisis redundará en

28
beneficio de los usuarios que estudian regiones del interior del antiguo virreinato
rioplatense.
La documentación en cuestión pertenece al fondo Secretaría de la Gobernación y de
la Gobernación Intendencia y la Secretaría del Virreinato59. Archivísticamente las series
a analizar son las denominadas “Expedientes Administrativos, de Interior, de Justicia,
de Hacienda (y Junta Superior de Real Hacienda) y de Guerra y Marina.
Esta documentación ingresó al AGN hacia 1894, proveniente del Archivo de
Actuaciones Judiciales y Notariales luego de varios pedidos de los directores del
archivo de aquellos años. El Archivo de Tribunales los había recibido, a su vez,
provenientes de la Escribanía Mayor de Gobierno, bajo los nombres de “...expedientes
administrativos, militares, de marina, hacienda, culto, etc.”. Todas ellas remiten a la
función judicial, pero ejercida por diferentes organismos coloniales, según la serie que
estemos analizando. Por ejemplo, se observa una mayor intervención del virrey en los
asuntos de la serie “Expedientes de Interior”, y del gobernador-intendente en la serie
“expedientes administrativos”.
Debemos tener en cuenta que en estos expedientes encuadrados dentro del fondo de
la “Secretaría de la Gobernación y de la Gobernación Intendencia”, sin embargo,
autoridades como el Virrey, el Superintendente de Real Hacienda, Oficiales Reales,
Oidores y Fiscales de la Real Audiencia, intervienen como asesores, en vista, o como
jueces directamente, en muchas ocasiones superponiéndose a las funciones del
gobernador intendente.
El total de unidades de conservación (en adelante UC) de las series es de 369,
totalizando 9.901 expedientes. Temporalmente abarcan los años 1714 hasta incluso
1861, pero la gran mayoría de los expedientes (80%) van del año 1776 a las décadas de
1810-20.
La serie “Expedientes Administrativos” (1.387 expedientes) refiere principalmente
a los asuntos relativos a la administración de gobierno. Muchos expedientes tienen que
ver con juicios por cobro de pesos por diversos motivos en su gran mayoría, solicitudes
de propiedad de tierras realengas, desalojos y despojos de casas y terrenos, despojos de
tierras, compra-venta de terrenos y sitios, capellanías, testamentarias, embargos,
solicitudes de libertad.
Geográficamente, se observa un predominio, más allá de Buenos Aires y su campaña
circundante, de territorios dependientes del gobernador-intendente de Buenos Aires
(Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe, Misiones, Entre Ríos, en este orden) y de
Intendencias del Alto Perú y del Paraguay respectivamente. También hay importante
cantidad de expedientes relativos a tierras en Córdoba, Salta y Tucumán.
Otras temáticas que se pueden encontrar en estos expedientes son arreglo de caminos
y casas, cartas de ciudadanía y de libertad, relaciones con caciques, construcción de
viviendas, fallecimientos, fianzas, etc. Como podrá observarse, hay una extensa
variedad de temática y ubicación geográfica. Sin embargo, existe una línea conductiva
que tiene que ver con la injerencia del estado en los asuntos de policía o de bienestar de

59
Sobre el funcionamiento de la secretaría del virreinato y de la burocracia indiana en general, ver los
trabajos de: Mariluz Urquijo, J.M., Orígenes de la burocracia rioplatense. La secretaría del virreinato,
Buenos Aires, Ed. Cabargón, 1974.; Mariluz Urquijo, J.M., “El asesor letrado del Virreinato del Río de la
Plata”. Separata de la Revista de Historia del Derecho N° 3. Buenos Aires, 1975. Para un período
posterior ver, Garavaglia, J.C., “La Burocracia en el Río de la Plata, 1800-1861”. En Anuario IHES, N°
25, Buenos Aires, 2010. pp. 119-144.

29
la población, con el mejoramiento de las tierras para una mayor productividad en
agricultura y ganadería, arreglo de caminos y embellecimiento de las ciudades, la
limpieza y el orden, entre otros asuntos que a partir del siglo XVIII en adelante el
reformismo Borbónico tratará de llevar a sus colonias americanas.
Los expedientes de “Interior” (1.234 expedientes) contienen, como el término lo
indica, lo más sustancioso relativo a los territorios del interior virreinal. En su gran
mayoría los mismos están dirigidos al Virrey y al Intendente General de Ejército y Real
Hacienda. Otros, los menos, a la Real Audiencia, Cabildos u Oficiales Reales. También
hay gran cantidad originados en el interior por diversas autoridades hacia la
superioridad en Buenos Aires.
La variedad temática es enorme, ya que se incluyen en estos expedientes todo lo
relacionado con el gobierno de los territorios virreinales, desde elección de cargos
concejiles hasta la construcción de paradas de molinos. Es muy rica la documentación
sobre temas indígenas, como cacicazgos, problemas de jurisdicción de territorios,
curatos, sublevaciones de 1781-2 del Alto Perú. También se pueden encontrar padrones
del interior, construcción de fuertes, desarrollo de la minería y la agricultura,
construcción de puentes, etc.
Están representadas todas las regiones del virreinato, sobre todo las intendencias del
Alto Perú, en especial Chayanta, Oruro, La Paz, Macha, zonas donde se desarrollaron
las sublevaciones de 1781-82.
Los “Expedientes de Guerra y Marina” (1.651 expedientes) son de gran variedad
temática y geográfica, aunque predominan los referidos a Buenos Aires y Montevideo.
Debemos tener en cuenta que en esta última ciudad funcionaba la Comandancia de
Marina, el Resguardo y el Arsenal Naval, por lo que muchos expedientes tratan sobre
cuestiones que tienen que ver con la marina de guerra y mercante. En este sentido, la
arribada de navíos, contrabandos, entrada y salida de navíos de guerra y mercantes,
naufragios, sueldos y montepíos, víveres, compra y venta de buques, arreglos y
reparaciones, entre muchos otros que podemos encontrar en esta serie, en lo relativo a la
marina de guerra y mercante durante el período colonial.
Los expedientes de “guerra” son los más numerosos y en estos si hay muchos sobre el
interior del virreinato rioplatense. Se destacan los relativos a las expediciones militares
para sofocar las sublevaciones del Alto Perú o de conquista de territorios ocupados por
pueblos originarios como Chaco, Paraguay, Mendoza, Córdoba, Salinas de la Costa
Patagónica, etc. Otros son relativos a fundación de fuertes en las fronteras, sobre todo
en zonas en contacto con los portugueses.
Con respecto a los fuertes, hay muchos expedientes sobre construcción y reparación
de los mismos, y se observa la asiduidad de los pedidos en este sentido y las quejas de
los comandantes que no logran hacer funcionales las habitaciones de los mismos.
Podemos destacar también los expedientes sobre montepío militar, abono de sueldos,
sumarios, provisión de almacenes y pertrechos, reparaciones, agasajos a indios,
armamentos y municiones, méritos y servicios, traslado de soldados y presos,
nombramientos, invasiones inglesas, prisioneros ingleses, etc.
Esta serie abarca los años 1712 a 1840, aunque el núcleo principal va de 1770 a 1814
aproximadamente. Para los años 1826-27 hay algunos expedientes relativos a presas en
la guerra del Brasil o listas de revista de Bahía Blanca de 1839.
Los expedientes de “Justicia” (1.670 expedientes), tratan sobre la administración de
la justicia, el ejercicio del real patronato (culto) y la instrucción pública en el Virreinato.
30
A pesar de su nombre (y que muchas veces se presta a confusión), en estos expedientes
no están incluidos los juicios administrativos, civiles o criminales emanados de los
distintos jueces, sino que responde al “ramo de justicia”, o también llamado en
diferentes épocas secretaría o ministerio. A partir de la conformación de los Ministerios,
ya a fines del siglo XIX, este ramo de Justicia se transformará en el Ministerio de
Justicia, Culto e Instrucción Pública. También en esta serie está muy representado el
interior virreinal.
Con respecto a los asuntos relativos a la organización de justicia, son muy
interesantes para estudiar cómo era la práctica judicial, y los problemas derivados del
ejercicio de la justicia en manos de diversas autoridades. Son comunes los expedientes
sobre jurisdicciones de alcaldes y comandantes, nombramiento de jueces, letrados y
escribanos, visitas de cárcel, nombramientos de autoridades de Cabildos (alcaldes,
alguaciles, carceleros, etc.), hostilidades de indios, destino de presos, conflictos entre
cabildantes y entre estos con otras autoridades, Libros de conocimientos (varias
provincias), remates de oficios, Libros de visitas, documentos de Tupac Amaru, asientos
en el Cabildo, excesos de autoridades, residencias, etc.
Sobre asuntos eclesiásticos derivados del culto podemos mencionar erección de
obispados, nombramiento de diversas autoridades religiosas, Cabildo eclesiástico, libro
de gastos de Iglesias, Sínodos, Títulos de curas, erección de capillas, traslados de curas,
visitas de cofradías, traslados y reparaciones de iglesias, casa de huérfanas, limosnas,
devoción de sufragios, sedes vacantes del Obispado, fundación de pueblos de indios,
inventarios de capillas e iglesias, gastos de hospitales, etc.
En materia de instrucción pública, la serie contiene diferentes expedientes que dan
cuenta del accionar de la corona y de las órdenes religiosas sobre la educación en el
virreinato. Entre estos podemos destacar gastos de reparación de colegios, sueldos a
profesores, apertura de cátedras, Universidades, estado general de los colegios,
expulsiones, apertura de cursos, solicitudes de manutención de colegios, enseñanza de la
doctrina cristiana, entre otros. Como lugares se destacan Córdoba, Paraguay y el
Colegio de San Carlos, además de cursos en conventos religiosos del virreinato.
La serie “Expedientes de Hacienda” (3.548 expedientes), a la cual le incorporamos
los expedientes denominados en el índice temático colonial como “Expedientes y
Solicitudes de Gobierno” (554 expedientes), pero un análisis más pormenorizado dio
como resultado que pertenecen a las Cajas de la Real Hacienda. Esta serie documental
entonces, es la más numerosa, acorde en cierto sentido a las reformas financieras traídas
por los Borbones desde mediados del siglo XVIII. La variedad temática y geográfica es
muy grande, y van desde gastos menores en un barco en Buenos Aires, hasta
expedientes relativos a causas por defraudación al fisco de grandes cantidades de dinero
en el Alto Perú.
Como dijimos es muy variada la temática, entre las que podemos destacar
Inventarios de bienes de pueblos de indios (bienes de comunidad), defraudaciones a la
real hacienda, sueldos, comisos, cargas de barcos y contrabando, embargos, impuestos,
remates, revisitas de indios (muchos del Alto Perú), diezmos, sisa, propios y arbitrios,
extractos de la cuenta del ramo de sisa, rendiciones de cuentas, sumarios por
contrabando y otros, fraudes, impuestos varios, cajas de soldadas, cajas de
Temporalidades, gastos de expediciones, montepíos, situados, reparación de edificios,
tributos, etc.

31
Se encuentran en ellos gran cantidad de expedientes del interior virreinal. Se destacan
algunos sobre bienes de pueblos de indios, en general de Misiones, avituallamiento de
Malvinas y Costa Patagónica, Caja de Carangas, entre otras muchas zonas que
representan el virreinato completo.
No debemos dejar de destacar otra de las secciones documentales de gran consulta
por usuarios del interior y que son los Tribunales Civiles y Criminales.
Aclaración aparte, la serie denominada “criminales” contiene un porcentaje menor
de sumarios y juicios del interior del virreinato con un total de 1.224 expedientes. En
efecto, más del 72% de estos son de la ciudad de Buenos Aires, su campaña cercana y la
Banda Oriental. De todos modos, podemos encontrar juicios de la Intendencia de
Córdoba del Tucumán (7%), Intendencia del Salta (3,3), Potosí, La Paz y La Plata (10%
entre las 3).60
En general estos juicios criminales son substanciados por los alcaldes de 1ero y 2do
voto del Cabildo de Buenos Aires, en su rol de jueces ordinarios en materia civil y
criminal de la ciudad y su campaña.
Un porcentaje menor provienen del interior, ya sea en forma de sumaria o en grado de
apelación para ser intervenidos por la justicia real o mayor instalados en Buenos Aires,
como los Gobernadores, Gobernadores Intendentes, Virreyes, Real Audiencia. Entre los
delitos encontramos muchos expedientes sobre rebeliones y sublevaciones, sobre todo
de Chayanta, Oruro o Corrientes.
Otros delitos graves que podemos encontrar en esta serie son los homicidios o heridas
graves, sobre todo cuando intervienen indios o funcionarios reales, o robos de efectos de
la corona como oro y plata o tabacos.
Existen otras dos series de expedientes criminales que suman unos 460 juicios,
haciendo un total de unos 1684 expedientes, en su mayoría de la ciudad de Buenos
Aires y su campaña.
Muchos más numerosos son los expedientes civiles con un total de 10.500, abarcando
el período 1608 hasta incluso el año 1900. Sin embargo, la gran mayoría se concentran
entre los años 1756 a 1815. En estos son muchos los que contienen causas del interior
del virreinato, en especial en lo que tiene que ver con posesión de tierras realengas o
conflictos de tierras en pueblos de indios, mensuras de tierras, compra de sitios,
posesión de ganados, conflictos jurisdiccionales, desalojos de tierras y casas, cuentas de
pueblos de indios, cacicazgos, expediciones al interior, etc.
Las causas por “cobro de pesos” en Buenos Aires y campaña cercana son las más
numerosas en esta serie, con un porcentaje muy superior a las demás.
Sin embargo, muchas causas refieren a territorios del interior del virreinato y entre
ellas podemos destacar: elecciones y conflictos de cabildantes y otros funcionarios,
testamentarias, sueldos, testimonios sobre bienes y otros asuntos, inventarios de bienes,
decomisos de cueros, telas, tabaco, yerba, tumultos y sublevaciones de La Plata y
Oruro. En fin, la variedad temática es muy grande y rica para estudios de distintos tipos
y que los usuarios del interior valoran consultar en gran cantidad.
Incluidos dentro de estos denominados tribunales civiles, hay unos 950 expedientes
(un 9% aproximadamente) de carácter “criminal”. De estos 950 expedientes unos 370

60
Para un análisis pormenorizado de esta serie documental ver: Alonso, G.F., La justicia criminal en el
período colonial: un acercamiento estadístico. 1756-1818. Inédito, Buenos Aires, 2000.

32
son por homicidios o heridas graves. Cercano al 70% de estos 370 son del interior del
virreinato, en especial de regiones del interior de la Intendencia de Buenos Aires (Santa
Fe, Paraná, Entre Ríos, Maldonado, Montevideo, pueblos de Misiones) o territorios de
Córdoba, Mendoza, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero y San Juan.
Otra causa numerosa, con 55 expedientes, es la relativa al Ladrón, con todos sus
“adjuntos”, ladrón cuatrero, ladrón y excesos, ladrón y perjudicial, ladrón y vago, ladrón
y ebrio, etc. Más de la mitad de estos se dan en Córdoba y otro porcentaje no menor en
Buenos Aires.
Cabe destacar que el período que abarcan estos denominados “criminales” es a partir
de 1783 aproximadamente, en concordancia con la sanción de la Real Ordenanza de
Intendentes, la creación de la Real Audiencia de Buenos Aires y lógicamente el
nacimiento del Virreinato unos años antes.
Sobre la Real Audiencia debemos mencionar que los juicios emanados de su accionar
como órgano judicial de gran importancia para la región, se encuentran conservados en
el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, aunque la actuación de sus
integrantes también está presente en muchos de los expedientes de la justicia
administrativa, civil o criminal que se conservan en el AGN en forma de vistas de
alguno de sus oidores o del Fiscal.
Lógicamente esta pequeña descripción de fuentes que hicimos se complementa con
otros fondos y series incluidos en la división gobierno colonial y la contaduría colonial
que de alguna manera hemos mencionado subrepticiamente más atrás.
Hemos realizado un análisis más pormenorizado de los fondos de la División colonia
sección gobierno. Sin embargo, la Sección Contaduría Colonial o Sala 13 (3.312
Unidades de Conservación) también contiene importantes documentos para el estudio,
sobre todo de carácter económico, de los territorios virreinales.
El núcleo principal de esta sección son las Cajas Reales, el Tribunal de Cuentas,
Junta Superior de Real Hacienda, Temporalidades, Tesorería y Contaduría, Contaduría
General de Retasas. Visitas y Revisitas (padrones de indios), Montepíos, Ramos de la
Real Hacienda, Almacenes y caudales, Aduana, Propios y Arbitrios, Diezmos,
Impuestos varios, Pulperías, etc.61
Las cajas representan la totalidad del virreinato y contienen los libros mayores y
manuales, alcabalas y sisa, libros auxiliares, manual de diezmos, manual de fundición
de metales, libros de Aduana, comprobantes de caja y de fundición de metales, pago de
sueldos, cartas cuentas, entre otros. Estas unidades suman 684 conformando un núcleo
muy importante y analizado por usuarios provenientes del interior del país. Importante
mencionar también los libros mayores y manuales de la comisión de límites con
Portugal.
De gran consulta son los Padrones de las distintas provincias del interior del
virreinato contenidos en la Contaduría de Retasas, con un total de 94 unidades de
conservación, abarcando desde 1575 a 1806.
También esta sección conserva Listas de Revista, variada documentación de correos,
administración de los pueblos de Misiones y Almacenes y Caudales de Carangas,
Malvinas y Maldonado.

61
AGN. Fondos Documentales. Período Colonial...op.cit.

33
Consideraciones finales

Esta sucinta guía de fuentes esperamos permita colaborar en las tareas de investigación
de aquellos usuarios del interior del país que se acercan al AGN en búsqueda de
documentos.
Lógicamente es una guía, y como tal carece de la profundidad necesaria para iniciar
desde su contenido un estudio detallado, pero esperamos pueda aclarar algunas
cuestiones de estructura y conformación de los fondos que conserva el repositorio para
una mejor consulta.
El Archivo General de la Nación a través de los años se ha esforzado en mejorar la
identificación, clasificación y difusión de los fondos que atesora para la ciudadanía. En
este sentido, en los últimos 15 años se ha profundizado la estandarización de los
auxiliares descriptivos con la aplicación de las normas de descripción archivísticas
multinivel, tales como ISAD-G, ISAAR62, que permiten que los usuarios conozcan el
contexto de producción de los fondos, su estructura organizacional, para así ver el
contexto general del mismo, evitando así la búsqueda del documento por sí mismo,
aislado, sin tener en cuenta que esa pieza documental esta “conectada” con otras que le
dan un sentido de pertenencia a una actividad dada, dentro de la institución productora.
Actualmente, a través de su página web y del sistema de consulta ATOM63, el
archivo ha volcado las descripciones estandarizadas donde se puede conocer en detalle
los fondos, desde la forma en que fueron adquiridos por el archivo, su estructura, series
que contienen, historia institucional, alcance y contenido, etc. Además, se pueden
descargar los inventarios de cada fondo de acuerdo a su nivel de descripción (por unidad
de conservación, somera o analítica).
También en materia de conservación desde hace un poco más de dos décadas se ha
ido mejorando el trabajo de conservación preventiva, a través del análisis de las
condiciones ambientales de los depósitos que conservan la documentación (control de
temperatura y humedad), y de la limpieza y control de plagas. Asimismo, los antiguos
legajos se han puesto, en casi un 80%, en cajas adecuadas para este tipo de documentos.
Asimismo, se creó, ya a fines de la década del 90, un grupo de trabajo de preservación y
conservación preventiva y posteriormente el Área de Conservación y Restauración.
Las tareas de digitalización se iniciaron en el año 2010 con la puesta en marcha de un
Área moderna y equipada (ya se había creado el Área de Digitalización en el año 2004),
que permitió avanzar en este sentido, y que en 4 años pudo digitalizar casi un 10% de la
documentación en soporte papel del Departamento Documentos Escritos. Parte
importante de la documentación digitalizada forma parte de los fondos de la División
Colonia sección Gobierno que hemos analizado. Desgraciadamente luego del año 2015
estas tareas de digitalización se han visto detenidas en casi su totalidad.
Cabe aclarar que lógicamente el AGN conserva una parte de los documentos relativos
a los territorios del interior del Virreinato del Río de la Plata y que se deben

62
ISAD- G Siglas en inglés de General International Standard Archival Description (Norma Internacional
General de Descripción Archivística) publicada por el Consejo Internacional de Archivos (ICA) ISAAR:
International Standard Archival Autorithy Records for Corporate Bodies, Persons and Families (Norma
Internacional sobre los Registros de Autoridad de Archivos relativos a Instituciones, Personas y
Familias).
63
ATOM Siglas para Access to Memory, es una aplicación web y Código abierto, basada en estándares
de descripción archivística, multilingüe.

34
complementar con los acervos que contienen los archivos provinciales y municipales de
cada provincia o país limítrofe que pertenecía territorialmente a dicho virreinato. ●

Bibliografía:

AGN, Diversos inventarios conservados en la sala de referencia de la sede Parque Patricios del AGN en
formato PDF y papel.
AGN. Índice temático general de unidades archivonómicas del Período Colonial-Gobierno. Archivo
General de la Nación. Colección de auxiliares heurísticos. Buenos Aires, 1978.
AGN; Fondos Documentales. Período Colonial. Programa de descripción normalizada. Departamento
Documentos Escritos. Volumen 1. Coordinado por Juan Pablo Zavala-1era ed.- Buenos Aires, Archivo
General de la Nación, 2011.
Alonso, G.F., La justicia criminal en el período colonial: un acercamiento estadístico. 1756-1818. Sin
editar.
Descripción normalizada de fondos del AGN, ver: https://www.argentina.gob.ar/interior/archivo-
general-de-la-nacion y https://atom.mininterior.gob.ar
Mariluz Urquijo, J. M., “El asesor letrado del Virreinato del Río de la Plata”. Separata de la Revista de
Historia del derecho N° 3. Buenos Aires, 1975.
Mariluz Urquijo, J. M., Orígenes de la burocracia rioplatense. La secretaría del virreinato. Buenos
Aires, Ed. Cabargón. 1974.
Swiderski. G., Las huellas de Mnemosyne. La construcción histórica del patrimonio documental en la
Argentina. Buenos Aires, Ed. Biblos. 2015.
Tau Anzoategui, V. y Martire, E., Manual de Historia de las Instituciones Argentinas, Buenos Aires,
Ediciones Macchi, 1996. P. 74.

35
Filosofía

LA “LOCURA DE LA CRUZ”
Sobre Pablo, Lutero y Descartes64
Sergio Fuster65

Retrato de Descartes por Frans Hals (Museo del Louvre- Francia)

A continuación, trataré brevemente algunos aspectos inusuales de la Reforma, de cómo


Martin Lutero, a partir de una lectura de la Carta de Santiago y, de algunos escritos del
Apóstol Pablo en el Nuevo Testamento, va a construir las bases que colocó al
cristianismo medieval dentro del humanismo renacentista y moderno. Por tanto,

64
Ponencia dictada en el Seminario Central de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino Der Schritt
Zurük. El paso atrás hacia otro pensar. Junio 2018.
65
Teólogo, filósofo y ensayista. Docente y autor de varios libros.

36
sostendré que el protestantismo, como estructura sacramental, fue un producto ideal que
adelantó la entrada de una Europa medieval en el paradigma moderno. A raíz de esto, se
planteará el superar la vieja dicotomía entre fe y razón y se abrirá, de esta manera, la
perspectiva para pensar la religión entre la discusión institución social versus
individualidad liberal. Propondrá entonces Lutero a un nuevo sujeto religioso, por lo
cual, el mismo ahora, será pensado como “valor”, lo que quizás llevará luego a Max
Weber a postular su tesis sobre el papel de la Reforma en el origen y la constitución del
capitalismo66.
Comenzaré estableciendo que para el discurso mitológico la historia es un error. El
hombre no debería estar en el devenir histórico temporal. Si está allí, “arrojado al
mundo para la muerte”, como bien señalaba Martin Heidegger cuando hablaba del
destino y la condición del Dasein es por una falta, por un pecado, porque se ha desviado
del camino original. El propósito divino, dentro del mito, no es que el hombre esté en el
tiempo, sino que la perfección es el no tiempo, lo a-histórico; la condición de eternidad
e inmutabilidad de los Dioses. Es decir, la historia como temporalidad hacia adelante
hizo que el hombre perdiera el favor original. Por lo tanto, el sujeto religioso cree que la
salvación está en el camino opuesto, dando un paso atrás. De regreso al ser. Es decir,
retornando a esa fuente intemporal de la que procede. Allí está la unio mystica.
Desde una mirada psicoanalítica, la cura o la reparación estaría en un regreso al
momento traumático (volver a la madre). Es la redención que planteó Walter Benjamin
en su filosofía de la historia67. Trasladado esto a la experiencia religiosa, cuando esta
pierde su viveza original y es arrojada al tiempo histórico se pervierte: por lo que
concluimos que el gran enemigo de la religión es la historia. ¿Por qué decimos esto?
Porque sus esperanzas no se cumplen. La salvación no llega. Es así que, en el devenir
temporal, las religiones se institucionalizan, hacen pactos con el poder, se politizan y
dogmatizan innecesariamente y, como consecuencia, construyen cargas insoportables
para los fieles alienándolos. Es nada más ni nada menos que un proceso conocido como
secularización. Es en ese momento que la historia reclama un cambio radical, de nuevos
aires, la emergencia de un reformador.
El reformador es una consecuencia de una perversión de la historia de la religión y de
la cultura en la cual aparece. Su función es la de reparar. La de hacer que los fieles den
“un paso atrás”. La de rectificar las cosas y contribuir a que los espíritus sinceros
vuelvan de su camino y lo enderecen, porque los orígenes son lo perfecto, no así el
presente en el que nos encontramos. Por lo general, este reformador luego es mitificado
y su vida se puebla de mitos y leyendas. Y en muchos casos, en vez de dar un “paso
atrás”, crea un nuevo camino hacia adelante. Nacen nuevas corrientes religiosas. Su
aparición está legitimada en el milagro, en la manifestación sobrenatural. La nación de
Israel fue fundada en medio de una teofanía, entre el trueno y el rayo, junto con Moisés
como mediador. El cristianismo está fundado en la creencia que Dios se hizo hombre y
resucitó en la cruz. El Islam en el mito de que un ángel se le apareció a Mahoma y le
dictó el Corán. Tanto el reformador como el fenómeno del misticismo aparece cuando la
religión que los nuclea se muestra agotada.
Sin embargo, hoy voy a hablar de un reformador distinto, de un reformador singular,
de Martín Lutero.
¿Por qué decimos que fue un reformador distinto? Porque en Lutero no encontramos
ningún acontecimiento espectacular, ninguna experiencia mística, ni ninguna conversión
sobrenatural. Este fenómeno místico aparecerá más bien dentro de la “Contrarreforma”,
especialmente con los místicos españoles. Lutero fue un reformador “racional” —quiero
66
Weber, M., La ética protestante y el espíritu del Capitalismo, Madrid, 1998.
67
Benjamin, W., Conceptos de la filosofía de la historia, Buenos Aires, 2012.

37
usar la palabra “razón” en Lutero de manera condicional, ya que Lutero no se llevaba
bien con la razón, decía que la razón era “la consorte del Diablo”; luego explicaré mejor
esto, por ahora podríamos también decir “la razón de la fe”, que no es lo mismo—.

Martín Lutero predicando en el castillo de Wartburg, cuadro de Hugo Vogel.

Lutero cuestionó a la perversión y a la desviación del cristianismo que se subvirtió al


caer en la historia, en su politización y en su dogmatismo innecesario que agredió a los
fieles con cargas mundanas, con obras en demasía, como, por ejemplo, entre otras
muchas cosas, el pago por indulgencias. Lutero fue un hombre de obras. Fue un
renunciante, se flageló, negó su sexualidad, quiso agradar a Dios, pero esa renuncia no
le reveló ninguna verdad profunda68. Comparativamente hablando es similar a la
experiencia de Gotama Buda, que antes de su despertar buscó el escape del dolor en
varios maestros espirituales. En una ocasión visitó a los jainas. Estos le exigieron una
rigurosa disciplina corporal. Pero la autonegación no lo llevó a ninguna revelación
distinta. La Iglesia del tiempo de Lutero también exigía obras alienantes. Por ello, una
de las controversias que Lutero cuestionará tendrá que ver más con la salvación por
obras “impuestas por la Iglesia” y no solo por la fe del individuo. Y esta sola fide, santo
y seña de la Reforma, fue un giro “copernicano” fundamental que marcó claramente la
distancia entre el movimiento protestante de cara a una modernidad naciente y el
cristianismo católico que se negaba a dejar su medievalidad.

68
Con relación a la negación del cuerpo sería interesante comparar con la obra de León Rozitchner: La
cosa y la cruz, Buenos Aires, 1997.

38
Pablo de Tarso.

Vamos a analizar esta disputa brevemente. Leamos un pequeño pasaje en el Nuevo


Testamento, la Carta de Santiago dice lo siguiente: “Hermanos, si uno dice que tiene fe,
pero no viene con obras ¿de qué le sirve? Si un hermano o una hermana no tienen con
qué vestirse ni qué comer, y ustedes les dicen: ‘Que les vaya bien, caliéntense y
aliméntense’, sin darles lo necesario para el cuerpo, ¿de qué les sirve eso? Lo mismo
ocurre con la fe: si no produce obras, es que está muerta. Y sería fácil decirle a uno: ‘Tú
que tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a
través de las obras. ¿Tú crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, pero eso lo creen
también los demonios y tiemblan’. ¿Será necesario demostrarte, si no lo sabes todavía,
que la fe sin obras no tiene sentido? Abrahán, nuestro padre ¿no fue reconocido justo
por sus obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Ya ves que la fe acompañaba
a sus obras y por las obras su fe llegó a la madurez. Esto es lo que recuerda la Escritura:
Abraham creyó en Dios y por eso fue reconocido justo, y fue llamado amigo de Dios.
Entiendan, pues, que uno llega a ser justo a través de las obras, y no sólo por la fe”69.
Está claro en la Carta de Santiago que “la fe sin obras está muerta”. Fe y obras
deben ir juntas. Ante esta evidencia, ¿por qué Lutero estableció la salvación solo por fe
y no por obras? ¿Qué tienen que ver esto con el pensamiento moderno que se estaba
gestando? No es posible que Lutero no haya conocido este pasaje. Era un erudito de la
Biblia e hizo una traducción de la misma al alemán. ¿Se estaría refiriendo a las mismas
obras que Santiago? La Carta de Santiago fue escrita alrededor del c. 62 e. C., y esta
mención que acabamos de leer es posible que sea para aclarar una deficiente lectura de

69
Santiago 2: 14-24. Biblia Latinoamericana.

39
Pablo que daba lugar a confusión hecha en el c. 52 a. C. Vayamos a la Carta de Pablo a
los Romanos y leamos lo siguiente: “Y ahora, ¿dónde están nuestros títulos? Fueron
echados afuera. ¿Quién los echó? ¿La ley que pedía obras? No, otra ley, que es la fe.
Nosotros decimos esto: la palabra es ‘hecha justa’ por la fe y no por el cumplimiento de
la Ley. De otra manera Dios sería sólo Dios de los judíos. ¿No lo es también de las
demás naciones? ¡Claro que también es Dios de esas naciones! Pues solamente él es
Dios, quien salva a causa de su fe al pueblo circuncidado, y a los otros pueblos cuando
llegan a la fe. ¿Creen ustedes que con la fe suprimimos la Ley? De ninguna manera:
más bien la colocamos en el verdadero lugar”70.
El asunto parece dilucidarse cuando comprendemos que Santiago y Pablo hablaban
de obras en un sentido distinto. Pablo se estaba refiriendo a las obras de la Ley mosaica
y no a la caridad o la ayuda al necesitado. Obras que muchas de ellas ya no eran
necesarias para los cristianos. Esto quedó claro en el Concilio de Jerusalén. Los judíos
del primer siglo habían agregado muchos preceptos innecesarios a la Ley de Moisés,
“cargas insoportables” como las llamaban. Jesús en el evangelio los condena en muchas
ocasiones por ello. Cuando Pablo habla de colocar la ley en el verdadero lugar se está
refiriendo evidentemente a un acontecimiento que lo resuelve: el acontecimiento de la
cruz. Este acontecimiento es “la locura de la cruz”. ¿Qué es la “locura de la cruz”? La
“locura de la cruz” es la fe. Para aclararlo sigamos ahora con la carta de Pablo en 1 a los
Corintios: “Bien es cierto que el lenguaje de la cruz resulta una locura para los que se
pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es el poder de Dios”. Y más adelante
agrega: “…nosotros proclamamos a un Mesías crucificado: para los judíos es un
escándalo. Y para los griegos una locura. Pero para los que Dios ha llamado, judíos o
griegos, este Mesías es fuerza de Dios y sabiduría de Dios”71.
¿En qué sentido la “locura de la cruz” o la fe resuelven esto? Ni Santiago ni Lutero se
referían a las obras de bien, que siempre caracterizó a la letra cristiana, sino que se
referían a las obras que imponen las estructuras institucionales que cargaban con
preceptos innecesarios a los creyentes. En la cruz, en cuanto acontecimiento mítico, no
solo muere Cristo en la carne y renace en el espíritu, sino que muere la Ley mosaica
escrita en tablas y renace el espíritu de la Ley. Como dijera Jeremías 31: 31, que
profetizó “un Nuevo Pacto” escrito, “no en tablas de piedra sino en corazones”. Está
claro que Lutero al colocar la sola fide sobre las obras impuestas, no por Dios en la
Biblia, sino por los clérigos que se beneficiaban económicamente de sus fieles estaba
restituyendo, o, queriendo restituir, el espíritu del cristianismo original. Dar “un paso
atrás”.
La fe es una “locura”. Es una locura para el que no cree. Por eso mencionamos al
principio la “razón de la fe”. Es un absurdo creer que un hombre crucificado resucitó.
Es una locura matar y morir por ello. Pero para el que cree, no. Para el que cree esto
tiene fundamento, el fundamento de la fe. La fe es subjetiva. En la Carta a los Hebreos
11: 1 dice como descripción de la fe: “Fe es la expectativa segura de las cosas que se
esperan. La demostración evidente de realidades, aunque no se contemplen”. Es la
espera segura. A Abraham Dios le prometió que sería padre de una gran nación, pero
Abraham era muy anciano y no tenía descendencia. Sin embargo, confió en lo imposible
y fue llamado “amigo de Dios” y “Padre de la fe”.
Ahora bien, analicemos el caso de Lutero. Para Lutero solo el creyente se salva por
fe. Con esto dio un golpe económico a la Iglesia y puso las bases para que el sujeto, al
acumular bienes materiales para sí no tenga temor que esto sea considerado un pecado.
Redimió de alguna manera a las riquezas y a los bienes personales. Lutero, al colocar la
70
Romanos 3: 27-31.
71
1 Corintios 1: 18; 23-25.

40
sola fide sobre las obras, coloca también al pensamiento cristiano dentro del humanismo
renacentista y es funcional a la mentalidad moderna, eurocéntrica, capitalista y
tecnificada, cuyo heredero más radical quizá sea el calvinismo. Es funcional al
desarrollo de la historia, historia que no siempre tendrá que ver con la salvación sino
con la acción humana. El “yo me salvo por mi fe”, posiciona al sujeto en una
centralidad soteriológica. “Yo me salvo por mi elección de salvarme”. Es cierto que,
para la Reforma, la salvación, era en última instancia una economía divina. Pero era el
sujeto el que accedía a ella por decisión personal: por eso Lutero fue para la religión lo
que Descartes posteriormente fue para la filosofía. De este modo, Lutero impuso un
nuevo paradigma religioso que continuará en la modernidad, superará la discusión
escolástica de fe y razón y priorizará la dicotomía institución versus individualidad.
Wilhem Dilthey escribe lo siguiente al respecto: “La justificación que el medieval
experimentaba significaba una corriente de fuerzas objetivas, que afluía desde el mundo
trascendente, por méritos de redención, en los canales de las instituciones eclesiales, del
orden sagrado, de los sacramentos, de la confesión y de las obras, es decir, se trataba de
un acontecimiento sobrenatural de tipo institucional y administrativo. La justificación
por fe, que Lutero experimentó en sí, era la experiencia personal del fiel que se
mantiene en la continuidad de la comunidad cristiana, que alcanza la certeza de la gracia
de Dios en el proceso personal de su fe, en la que se apropia de los méritos de Cristo en
virtud de la predestinación personal”72.
Vemos entonces una relación entre el cogito cartesiano y la consigna de la Reforma
sola fide. Ambas ideas fueron funcionales al mundo moderno, a la búsqueda de la razón
y a la construcción de la historia y el desarrollo del capitalismo. Además de las nuevas
políticas liberales. Si la filosofía antigua aparece por y a través del asombro, el de Tales
y sus sucesores, la teología también nace por el asombro. ¿O acaso las religiones no son
fundadas en el rumor de un milagro? La palabra milagro, del latín miraculum, mirar o
admirarse, asombrarse, es el asombro que funda la filosofía. Lo que ocurre es que en un
caso ese milagro del asombro da lugar a la construcción de un mundo creado por los
Dioses, y en el otro caso, en el de la filosofía, da lugar a la explicación de un mundo sin
Dios. Este paradigma del asombro que dominó a la filosofía y la teología antigua y
medieval, dio un giro casi total con el nacimiento de la modernidad y con el proceso de
secularización que la caracterizó. El nuevo paradigma entre Lutero y Descartes era la
duda. Y lo contrario de la duda es la certeza absoluta, la fe que, al ser fe, que al creer en
un milagro fundacional que el creyente no vio, por eso precisamente es creyente, lleva
en sí “clavado” el germen de la duda.
El cogito cartesiano, coloca al sujeto como centro, como punto de referencia para la
construcción de la historia y de sí mismo. El sujeto cartesiano ahora era artesano de su
mundo. Para la Ilustración, la historia era material, no había que salir de ella retornando
a los orígenes perfectos, como postulaba el mundo del mito, sino que había que
malearla, edificarla, porque la historia es material. No “material” en el sentido marxista
del término, sino “material” en el sentido alquimista del concepto, dada en la
transmutación. El hombre ilustrado moderno, tecnificado y capitalista es constructor de
la historia, no se siente arrojado a ella, sino se siente dueño de ella. La prosperidad es un
bien de Dios, pero no por donación, como decía la Iglesia, sino por justicia. Durante la
Edad Media el sujeto religioso era marioneta de lo divino. Este esperaba la salvación en
la llegada del “Reino de Dios”. El hombre moderno se sentía arquitecto de la historia ¡Y
vaya si la construyó! Desde los orígenes del cristianismo hasta el Renacimiento
pareciera que la historia se detuvo en una pulsión apocalíptica. Durante trece siglos

72
Dilthey, W., Hombre y mundo en los siglos XVI y XVII, Buenos Aires, 1987.

41
poco es lo que aconteció. (O por lo menos lo que aconteció era atribuido a la mano de
Dios, como las cruzadas contra el Islam). De Descartes a la Revolución Francesa
pasaron solo un siglo y medio. La burguesía hizo caer al poder político, a la monarquía
que gobernaba por derecho divino. Cortarle la cabeza a Luis XVI era equivalente a
cortarle “la cabeza a Dios” —como hizo la Diosa Kali con Siva en la mitología de la
India—73. La historia siguió dando pasos adelante y la razón pura como nueva religión
sacular ganó terreno sobre la fe anterior. Pero como denunció Adorno y Horkheimer, la
razón pura fracasó en Auschwitz74, en el Holocausto, y la técnica ostentó su peor rostro
en Hiroshima y Nagasaki.
Mientras que el pensamiento moderno va hacia adelante, hacia el telos, hacia la
construcción de un relato de bienestar, el pensamiento mítico, plasmado en las
religiones postula un paso atrás, a lo pre, al retorno a las fuentes perfectas de las que
cree que el hombre procede. Pre y trans son dos discursos que en este convulsionado
siglo XXI se encuentran, se superponen y conviven. Un relato, el del tardo capitalismo
que postula la doctrina del progreso hacia un telos ideal, y el relato monoteísta radical
que intenta regresar por cualquier medio —muchos de ellos violentos— como en el
caso de los fundamentalismos que quisieran destruir el mundo y la historia por falta de
una propuesta mejor. Esta es la realidad a la que se enfrenta nuestro siglo.
Como conclusión, y para terminar esta exposición, citaré unas palabras de Lutero
que creo resumen muy bien lo tratado hasta aquí: “Que aquel que quiera transformarse
en sabio que no busque la sabiduría progresando, sino que se vuelva loco buscando la
locura, es decir, retrocediendo”75.●

73
Es más que interesante la relación que plantea Camus en El hombre rebelde, donde al matar al rey,
durante la Revolución francesa, el nuevo Dios que surgía era “la voluntad popular”. Cf.: de Cassagne, I.:
Camus en diálogo con cristianos, La Plata, 2010.
74
Horkheimer, M & Adorno, T., Dialéctica del iluminismo, Buenos Aires, 2007. Habría que pensar mejor
la idea, si el nazismo fue racional o i-rracional.
75
Op. Cit. Capelle-Dumont, P., Filosofía y teología en el pensamiento de Martin Heidegger, Buenos
Aires, 2001.

42
Historia Económica

VALFOR
Auge y caída de una empresa láctea.
Tragedia Repetida
Ricardo Cerulli76

La historia de las industrias en la República Argentina desde las grandes empresas a las PYMES, ha
seguido muchas veces un derrotero incierto. Algunas PYMES lograron llegar a ser significativas,
sostenibles en el tiempo, crecer y llegar a ser empresas multinacionales. Otras se extinguieron al poco
tiempo dejando un sabor amargo en las comunidades donde se desarrollaron, no solo por un proyecto
que genero ilusión, pero sobre todo si ese proyecto económico surgió en una pequeña comunidad del
interior profundo, sino que además y lo más terrible dejando a personal sin trabajo impactando en la
economía indirecta y proveedores.
Esto es lo que ocurrió con la empresa Valfor con una vida económica de 5 años, presente como fuente
laboral en cinco localidades con una gestión administrativa de una mirada cortoplacista, sin prever los
vaivenes del negocio de la industria láctea e intereses de expansión en otras áreas antes de consolidarse.

Introducción

Esta breve reseña describe la parábola de un grupo empresario que inicia una industria
que en sus primeros tiempos resulta exitosa, genera una importante fuente de trabajo en
varias localidades del Sur y Sudeste de la provincia de Córdoba, impacta en la
comunidad con acción social pero la administración central en la ciudad de Buenos
Aires realiza un proceso de ampliación a otros rubros, desmanejo, endeudamiento y
vaciamiento con cierre definitivo.
Nos vamos a ocupar de la empresa Valfor, que desarrollo su actividad industrial en la
localidad de Etruria.
Etruria está ubicada al sur del departamento General San Martín con cabecera la
ciudad de Villa María (provincia de Córdoba). La zona de Etruria fue colonizada por
Santiago Díaz en 1893. Se encuentra al este del trazado del ferrocarril al pacifico que
unía Villa María con La Carlota. Recién en 1890 aparece en mapas y planos con el
nombre actual. Uno de los financistas del ferrocarril es el que da el nombre a la estación
Etruria, la misma persona que nombrara a otras estaciones como Villa Asunta, Cesira,
Santa Eufemia, Ausonia77.
Al igual que muchas localidades el proceso productivo inicia con ganadería y luego
con la inmigración. Desarrollan la agricultura expansiva y más tarde producción
lechera con pequeños tambos que permitan un ingreso mensual ya que la ganadería y
agricultura solo es una zafra al año. La zona es colonizada por vascos y más al sur de
esta localidad en el pueblo de Santa Victoria por suizos

76
Médico veterinario (Facultad de Agronomía y Veterinaria, Esperanza. UNL). Posgrado en
Alimentación, Cría y Reproducción Ganado Lechero (Kibutz Shefaym, Israel 1989). Docente en
enseñanza media y superior (UNC).
77
Cattaneo de Bogino, N., Pasado y presente de Etruria centenaria., Buenos Aires, Ediciones Otras
Voces, 1993.

43
Esto determinó que desde la década del ‘40 se crearan varias plantas lácteas privadas
o, como también ocurrió en esta localidad, cooperativas lecheras.

La Industria lechera en el área de influencia de la localidad de Etruria

Para comprender la situación debemos ubicarnos en el tiempo: lo relatado a


continuación ocurre en un período desde 1965 a 1976.
Según estadísticas78 79. Las superficies de los establecimientos tamberos oscilaban
entre 50 a 250 has, con una producción diversificada entre tambo, recría de terneros y
cosecha de cereal.
Con respecto al sistema laboral, éste consistía en que el ordeño lo hacía un personal
que cobraba un tanto y se denominaba tambero mediero, cobraba el 50 % del pago de la
producción entregada a fin de mes, pago que se hacía a 45 o 60 días del cierre del mes.
El ordeño se hacía mayormente a mano o a máquina de ordeñar muy rudimentarias,
no existía la electrificación rural, se iluminaban con farol y las máquinas de ordeño a
motor a explosión, ya sea a gas oíl o los llamados agricoleros.
Un equipo de ordeño necesita una fuerza motriz que mueva la bomba de vacío, que es
el corazón de éste, ya que la ordeñadora trabaja con fluctuaciones de aire para poder
ordeñar, para esa función había un motor gasolero que por poleas movía la bomba.
Este trabajo se hacía en un recinto llamado tinglado: el cual era un techo con tres
costados protegidos, piso de tierra y en su interior había bretes donde entraban las vacas,
se las sujetaba con una cadena en la parte posterior, en la parte anterior del brete había
bateas donde la vaca consumía un suplemento denominado ración que consistía en heno
y grano molido y que calmaba al animal. Una vez ubicado el animal se procedía a
ordeñar previo a que el ternero, cría de la vaca ordeñada, se acercaba para mamar de una
teta, para producir la estimulación llamada bajada de leche y luego se ordeñaba. La
leche ordeñada se depositaba en un tacho de aluminio de 50 lts. sin refrigeración.
Las vacas eran de baja productividad de 7 a 10 lts. por día - dependiendo de la época
del año - ya que, la alimentación era cultivos estacionales ya sean verdeos de verano o
invierno, en cambio las praderas perennes a base de la alfalfa, por tener una latencia
invernal (falta de crecimiento) se entraba a pastar en primavera y llegado el otoño se
clausuraba el potrero. Las reservas eran solo para vacas en ordeño. Al no disponer de
reservas alimenticias para suplementar la escasez de pastura se producía un bache
invernal en la producción anual y una superproducción en verano.
El ordeño se hacía dos veces al día: por la mañana iniciando 4 o 5 AM hasta las 7 u 8
AM y a la tarde 13 o 14 a 15 o 16 PM. El fin del ordeño coincidía con el paso el camión
que recogía la leche. El camionero con un agitador mezclaba la leche en los tarros para
homogeneizar su contenido, ya que la grasa de la leche tendía subir y tomaba una
muestra, previo medir la acidez con una pistola de alcohol que determinaba si la leche
estaba o no acida. En ese caso se descartaba. Luego se cargaba al camión los tarros con
leche y el camión dejaba tarros vacíos para el próximo ordeño.
El transporte de la leche podía hacerlo el propio tambero en carros tirados por
caballos o sulkys en tarros de 50 lts. y en volúmenes que iban de 10, 30, 50 o 150 lts.,
pero solo a los tambos cercanos. En otros tambos se recogía la leche en camiones donde
el planchero anotaba en su cuaderno los litros cargados y también en una libreta de
cartulina al tambero los litros retirados.
78
Asociación Industrial Lácteas Córdoba. Estadísticas 1965 (cuadro).
79
Borrajo, La producción lechera en Córdoba, EERA. INTA Marcos Juárez, 1986.

44
Se denominaba planchero al conductor de un camión que recogía la leche en tarros,
estos plancheros tenían una relación de tercerización con respecto a la empresa láctea.
Recogida la leche en los tambos, el planchero que tenía un circuito generalmente
relacionado con los puntos cardinales, luego un camionero levantaba la leche de los
tambos del norte, otros del oeste de la fábrica. Llegado el camión a la planta descargaba
los tarros en la balanza de la entrada. Allí se pesaba, se anotaba en un registro y luego
pasaba a la planta de elaboración. Esta operatoria de pesaje se debía a que la leche tiene
una densidad distinta al agua, no se mide en lts., sino en kg. de leche. Y se anotaba en
un registro los kilos o litros recibidos. El camión pasaba luego a la higienizadora donde
se lavaba los tarros con vapor y se cepillaban el interior.
La leche apenas recibida se higienizaba, pasteurizaba, se desnataba para obtener
crema para venderla a fábricas de manteca y la leche con un tenor graso determinado
según el tipo de queso se enviaba a una tina de elaboración. Los quesos que se
elaboraban eran de pasta dura (sardo, sbrinz, provolone) pasta semidura (barra,
Holanda) y pasta blanda (cremoso).
El personal se dividía en: recibidor de leche, quesero, los que trabajaban en la cuadra,
en prensado, saladero, envasado al vacío. Taller, sereno y el chanchero. El suero que se
obtenía del proceso de elaboración se enviaba a una cisterna para luego alimentar cerdos
El pago de la leche dependía de su contenido en grasa butirosa, así este valor del kg.
de grasa era fijado por una asociación de fabricantes en Villa María llamada APIL. En
esa época no se pagaba excedente, o sea la diferencia entre lts de verano y de invierno.
El excedente era un castigo al tambero por producir más en verano que en invierno. El
pago de lo entregado se calculaba en kg. de grasa butirosa entregado, así por ejemplo
1.000 lts. con 3,5 % de grasa butirosa a un precio de 10 $ el kg. de grasa el productor
recibía: 1000lts x 3,5 %: 35 kg. x 10$: 350 $. Este valor se sumaba diversos porcentajes
de bonificación por instalaciones, equipo de frio y certificado de análisis sanitario (ley
6640/63).
La producción en general de los tambos tiene un salto cualitativo a partir del año
1975. Es importante considerar la dependencia del clima y la falta de reservas para
cubrir este inconveniente así la producción de 1970 fue la más baja ya que se sufrió una
sequía intensa y como exprese anteriormente al no dispone de reservas suficientes el
impacto fue muy grande.

Situación del sector tambero en la provincia de Córdoba (1965 a 1976)

Un profundo estudio realizado por la Asociación Provincial de la Industria Lechera, en


la Provincia de Córdoba en 1965 más un relevamiento realizado por EEA INTA en
Marcos Juárez en el año 1976 podemos establecer una radiografía descarnada de la
situación de los tambos y la explicación de porque hubo una liquidación de estos
establecimientos agropecuarios80. Teniendo en cuente que no fue solo en este momento
histórico, sino que continuó hasta la actualidad81, “hay un retroceso y deterioro de la
actividad tambera, por ese motivo entre 1956 y 1963 han desaparecido 4.000 tambos
(10 % de las unidades productivas).
Uno de los principales factores es el precio insuficiente de la leche y sobre todo con
la paridad con la carne, de esa forma cuando la relación leche/carne, así cuando el

80
Marrone, F. y Calvo, J., Asociación Provincial de la Industria Lechera Evolución, situación actual y
perspectiva de la lechería y la industria quesera. Diciembre 1965.
81
Ferrero, R. Cravero, F. Historia económica de la lechería argentina. Edit. Corredor Austral, 2017.

45
precio de kg de carne es mayor de cinco, conviene producir carne. También es
apreciable la rentabilidad de la empresa tambera.
A todo esto, debemos sumar:
- escasa difusión de tecnología
- bajo nivel zootécnico
- inadecuadas inversiones en infraestructura
- defectuosos medios de comercialización
- mal sistema de administración

Hay que tener en cuenta que para que sea rentable el tambo debe producir 400 lts/día
que equivale a tener 70 vacas capaces de producir 2.200 lts/año en 150 has.

Perfil de los tambos según INTA EEA Marcos Juárez (1976- datos promedios
Cuenca, Villa María)

- Superficie: 150 has.


- Vacas en ordeño en invierno: 41.
- Vacas en ordeño en verano: 52.
- Parición: 69 %.
- Ordeño a mano: 66%.
- Ordeño a máquina: 34 %.
- Ordeño sin terneros: 23 %.
- Rendimiento: 68 lts. /vaca/día.

El conflicto entre producir carne o leche se repitió en otros momentos como por
ejemplo en el año 1982 debido a la competencia con los cereales, puntualmente el
sorgo, el dilema era sorgo versus leche y en 2001 soja versus leche. Diversos factores
como: bajo precio, baja rentabilidad, problemas de gestión, problemas con la mano de
obra, dificultad de aceptar nuevas tecnologías, competencia con otros sistemas de
producción conspiraron contra este sistema productivo.

Perfil del Sector Industrial Lácteo

En el mismo informe que menciona limitantes para el tambo, también podemos


señalarlo para la industria: una situación de subutilización, así la industria no logra
aprovechar todas las posibilidades que tiene el procesamiento de la leche, es decir la
variedad de productos a producir82.83 84.
Según un informe del Banco Industrial de la República Argentina solo el 10 % de las
fábricas existentes en el país reunía las condiciones de optimización aceptables, los
factores más limitantes son:

- bajos niveles técnicos y procedimientos industriales empíricos. Solo en algunas


empresas hay a una tendencia a mejorar las técnicas y personal superior
- malas condiciones sanitarias, con el resultado en calidad de conservación y
uniformidad del producto.

82
Ferrero, R. Cravero, F. Los comienzos de la lechería I parte, Córdoba, 1988.
83
Ferrero, R. Cravero F. Origen y desarrollo de la industria lechera argentina. II parte 1880-1940,
1988.
84
Cravero, F. Ferrazano, M. Aspectos estructurales de la industria lechera de Córdoba y su evolución en
el periodo 1969-1972, Departamento de Lechería, Córdoba.

46
- tamaño inadecuado de plantas industriales que trabajan de 3 a 5.000 lts. diarios,
con su influencia en productividad y costos
- inconveniente política d estacionamiento de quesos y consiguiente de su
comercialización, por falta de financiamiento

Recomendaba lo siguiente: “Es necesario impulsar fabricas tecnificadas de distinto


tamaño, de manera no violentar el proceso de desconcentración con un valor social y
regional”.

Breve historia de la empresa Valfor

En la localidad de San Isidro (provincia de Buenos Aires) en la calle Alsina al 600


funcionó una empresa láctea llamada Usina Santa Elena (USE), que recogía leche en la
zona de San Antonio de Areco, Rojas, y zona de influencia.85
El día 1 de abril de 1968 la USE compra a la empresa “Olocco y Compañía” tres
plantas que ubicadas en los pueblos de Etruria (La Chiquita), Pedro Funes y en el
campo del Sr Melo llamada “la Pequeña”. La planta de Etruria trabajaba 20.000 lts. con
12 empleados. Pedro Funes 12.000 lts. con 7 empleados. La pequeña 7.000 lts. con 5
empleados. La administración estaba ubicada en Etruria con tres administrativos.
En 1968 escasea la leche en la provincia de Buenos Aires y se enviaba leche desde
Etruria, pero como no se disponía de tanques térmicos y para que llegue fría se
colocaban barras de hielo en los tanques de leche, pero esto determinaba un aguado.
Esto es un ejemplo de la precariedad de trabajo y los riesgos en la manipulación de la
leche en cuanto a su salubridad.
Ya en esa época había problemas de pago y el encargado administrativo debió ir a
Buenos Aires a buscar dinero y se le indica que fuera a una cueva (usurero) a buscar un
cheque para cubrir las deudas.
Los dueños de USE eran Ramón Hermida, Nicolás Valente, Nicolás Forenza, Alonso,
y el Dr. Cuopernich.
En el año 1968 se conforma la empresa Valfor cuyos propietarios son: Hermida,
Forenza y Valente. Con una administración en la ciudad de Ramos Mejía 86. Valente y
Forenza eran inversionistas, sin mucho conocimiento de la industria láctea, de hecho,
uno de ellos era jubilado del FFCC.
En una decisión empresarial y ante la posibilidad de aumentar los niveles de
producción de quesos para el gran mercado de Buenos Aires y cono urbano se compran
otras plantas ya que la capacidad instalada existente no se podía ampliar.
Tener más leche era tener más quesos a fines de la década de ’60. No era práctico
llevar leche en grandes distancias, debido a la nula infraestructura de frio: en los tambos
y en los camiones y pésimos caminos. Y además el flete siempre fue oneroso. ¿Qué
convenía más: hacer un recibo de leche y luego remitirla a otra planta o elaborarla?
Existía presión social de no cerrar la fuente de trabajo, como ocurrió con “La Posense”,
planta perteneciente a la cooperativa de Justiniano Posse cuyo directorio pedía que se
trabajara.
Así se cierra “La Pequeña” y se compra una fábrica en la localidad de Melo cuyo
dueño era Agustín Etchevarre de la ciudad de Laboulaye. También se alquila la fábrica
de la Coop de Justiniano Posse, llamada “La Posense” que trabajaba 7.000 lts, la planta
de Las Varillas: 5.000 lts. /día y en Corral de Bustos con 18.000 lts. /día.

85
Museo Los Ombúes (San Isidro): material gráfico.
86
Lolich, Raúl, ex empleado de Valfor. Relato oral.

47
El gerente junto con administración central decide el tipo de queso a fabricar según
demanda del mercado así se elabora: masa de mozarela, queso de postre, cuartirolo,
queso duro y sobre todo el queso barra implementando un adelanto tecnológico que era
el envasado al vacío a algunas variedades de quesos.
El rol social de la empresa Valfor era significativo ya que por ejemplo donó camas al
hospital de Etruria, se esponsoreaba a escuelas o clubes como, por ejemplo, al club del
paraje la ranchera en Ucacha. La empresa invirtió mucho dinero en mejoras de las
fábricas, a fin de modernizarlas.
La relación entre el directorio y el jefe de producción era diversa según los
integrantes así Valente y Forenza estaban conformes con la administración, pero eran
cautos y precavidos en cuanto no apoyaban todos los proyectos que le presentaban, sin
embargo, el Sr Hermida si los aprobaba sin hacer un análisis de costos y riesgos.
La administración ubicada en Ramos Mejía se encargaba de abonar las facturas de
gastos generales y realizar las transferencias por pago de sueldos a los empleados. La
administración en Etruria preparaba las liquidaciones y pagos de impuestos en la
municipalidad y cooperativa de servicios públicos, en esta oficina trabajan un
administrativo, tres secretarias y un gerente
A medida que se adquirían nuevas plantas se complica la administración y comienza
el principio del fin ya que, trabajar con las tres fábricas iniciales se podían administrar,
pero al ampliarlo y con tanta distancia se complica. De hecho, continúa el proceso de
expansión y se alquila otra fábrica llamada “La Varíllense” ubicada en Las Varillas
distante a 140 km de la administración central. Los quesos se los llevaba a un depósito
una vez por semana en la ciudad de Ramos Mejía. El precio a pagar por la leche lo
establecía una asociación de fabricantes APIL en Villa María, en esa época el precio se
establecía por kg. de grasa butirosa. Con respecto al sueldo del personal se consideraba
en base a lo que decía el sindicato. En esa época no se pagaba excedente, o sea la
diferencia entre lts de verano y de invierno, que otras empresas castigaban ese
excedente de producción de verano, pagando un valor menor
En la actualidad que un camión de planchada recorra 200 km para llevar leche de un
lugar a otro es frecuente sobre todo por transportar leche fría, pero en aquella época no
eran tan así. El flete era caro y el recorrido no era mayor de 30 o 40 km. El flete siempre
fue caro como problema estructural. De esta forma Valfor se constituye en una empresa
regional.
La empresa Valfor tenía relevancia social en la zona, como ejemplo de esto podemos
mencionar que donó camas al hospital de Etruria, esponsoreaba escuelas y clubes como
el club de la colonia y el club sportivo ranchera en Ucacha. Invirtió mucho dinero en
mejoras edilicias e infraestructura ampliándolas con cámaras nuevas, nuevas calderas de
las fábricas, a fin de modernizarlas, como eran la fábrica de Etruria y Pedro Funes.
Existía una mirada de discrepancia de los socios en cuanto al gerente de producción:
Valente y Forenza estaban conformes, pero no tan seducido en proyectos como
Hermida, eran más cautos y precavidos.
Con respecto a la administración: las facturas de gastos se enviaban a Buenos Aires
para que se hicieran los giros al igual que sueldos. Los impuestos de los vehículos que
se usaban se pagaban en Buenos Aires. El pago a los empleados se hacían giros
bancarios a los bancos de los pueblos donde estaban las fábricas, sueldos se hacían en
escritorio y se acoraba con sindicato de Villa María, era la única empresa que lo hacía.
En lo local se abonaban los impuestos municipales y la energía se compraba a la
cooperativa electricidad Etruria.
A pesar de las difucultades continúa el proceso de expansión en 1973, de hecho se
alquila otra fábrica llamada “La Varíllense” como se mencionó.

48
Pensemos en la distancia entre plantas: Etruria/ Justiniano es de 70 km. Etruria/Corral
de Bustos de 121 km.
Era demasiada distancia para supervisar las plantas. Valfor, sin embargo, perdura
durante 5 años funcionando como tal. En abril de 1972 llegan de visita los dueños y el
responsable contable en ese momento percibió que la situación económica iba mal, al
llegar a la oficina les pregunta a las secretarias: “¿vinieron los dueños? ¿Trajeron
plata?” Ante la respuesta negativa la conclusión fue: “Listo. Estamos mal”.
El personal advierte antes de la quiebra la situación: “este mes tenían que pagar y no
había dinero, se enviaban 5 camiones a Buenos Aires, se recaudaba 6 millones de pesos
y debían 10 millones”. Como medidas desesperadas los quesos se mal vendían a un
menor precio Así siguió hasta 1973 y 1974. Ante la situación crítica y que no se
enviaban remesas desde Buenos Aires se toman medidas desesperadas: financiar las
deudas con tamberos vendiendo cerdos y equipamiento.
Otra medida fue intentar comprar una paila de dulce de leche, pero no había espacio
para ubicarla porque la idea era poder tener una planta ampliada para solicitar crédito
bancario. Pero siempre era para pago de gastos corrientes. Además, optaron por dividir
los pagos y se implementando la práctica de pagar a la mitad de los tambos el dia 25 de
mes y el dia 5 del mes siguiente a la otra mitad.
Con respecto a conflictos gremiales rurales: hubo dos paros de tamberos organizados
como “Ligas Tamberas” pero con poco éxito ya que algunos entregaban la leche de
noche. No existieron hubo conflictos gremiales con empleados.
En 1974 llega Jesús Iglesias que intenta salvar la empresa. Este, con dos socios más,
Manuel Iglesias, y un socio de Buenos Aires Lobato, se compromete con los tamberos a
que ellos iban a comprar los quesos. Se cierra la oficina de Etruria y la planta “La
Posense” y “La Varíllense”. Un señor de nacionalidad suiza venía desde Corral de
Bustos a hacer los cheques.
En el 1973 se despide personal acordado una indemnización del 50 % en efectivo.
La administración se ubica en la planta de Etruria reducida a un escritorio con un solo
personal. Se pagaban el día 20 de cada mes a los tambos y el 30 al personal. Quedan
solo las plantas de Etruria y Pedro Funes con la firma Iglesias y Cía.
En julio de 1974 la empresa La Serenísima adquiere las plantas y se continúa
fabricando queso y la firma pasa a llamarse PicoSagro Agropecuaria que también
administra plantas en Isla Verde, Monte Maíz, Pedro Funes, Canals y Corral de Bustos
como segunda marca. En 1983 PicoSagro pasa a ser definitivamente La Serenisima
hasta el año 1991 continuando con elaboración de quesos, luego vacían todo, pero por
fuera había tanque de recibo para aparentar una ampliación solo para pedir créditos. El
primero de septiembre de 1991 se tiran abajo las instalaciones y se vende la propiedad a
la cerealera.

Motivos de caída

No es sencillo a 50 años de los hechos poder establecer las razones de la caída de una
empresa que buscó expandirse, aumentar su producción, crecer y al mismo tiempo
incursionar en otros rubros. Era una empresa con presencia social no solo como fuente
de trabajo sino como colaboradora de instituciones: cooperativas, escuelas, hospitales,
etc.
Podríamos mencionar como motivos de la caída lo siguiente:
- Mucha expansión en poco tiempo con plantas ubicadas a mucha distancia de la
central. El fundamento de la expansión es compresible, ya que ocurrió porque no había
tanque para almacenar, solo estaban las ollas (tinas) y la balanza, no había capacidad de

49
almacenamiento y esto limitaba la cantidad de litros a trabajar en cada planta y a veces
los camiones debían esperar el tratamiento de la leche para poder descargar.
- Las variables económicas: relación precio leche y kg de queso.
- Problemáticas climáticas como la gran sequía de 1970.
- Dificultades de comunicación con la central ya que en esa época no existía el tele
discado, había que pedir comunicación por operadora lo que acarreaba demoras.
-El abanico económico de una SAICFIA (sociedad anónima industrial comercial
financiera inmobiliaria y agropecuaria). Demasiados rubros para una pequeña empresa
donde seguramente destinaba fondos a algunas áreas olvidando otras.
A modo de análisis podríamos decir que, sin duda, el consumo de la población va a
depender del poder adquisitivo esto se relaciona con la inflación, fenómeno repetitivo
en nuestro país, de hecho, el período del análisis en nuestro trabajo del 1968 a 1991
ocurrieron tres cambios de moneda: de peso a peso ley, austral y peso argentino. Este
fenómeno sin duda muestra la depreciación de la moneda y el empobrecimiento de la
población. Este fenómeno es posible visualizarlo en el cuadro “Producción Nacional de
leche, Consumo per cápita y Sucesos Macroeconómicos”, donde muestra dos picos
descendentes en el consumo: 1989 y 2001 con un pico y meseta en la época del 1a1, con
una manifiesta “efecto riqueza”87.

Conclusión

Lo ocurrido con la empresa Valfor puede tomarse como reflejo de lo ocurrido a otras
empresas públicas y privadas en el país.
Teniendo todas las variables a su favor: producción en época de buen poder
adquisitivo, con reconocimiento social en la región donde se desarrollaba
económicamente, ya sea por ser generadora de trabajo, como por las acciones
desarrolladas en instituciones intermedias, así como el compromiso de los trabajadores
con la empresa que la consideraban como propia como se suele decir se pusieron “la
camiseta de la empresa”. Sin embargo se generó un proceso en la administración central
de desvíos de fondos para otros fines, con el consiguiente incumplimiento a proveedores
y que llevo a la ruina de la empresa.
Esto implicó productores que no recibieron lo adeudado, personal que quedo sin
trabajo, impacto social por las personas desocupadas y descreimiento de los gerentes.
Los fondos se trasfirieron de la empresa a aventuras inmobiliarias. Se hicieron
inversiones en las fábricas, pero tal vez no hubo una planificación en cuanto a gastos y
recursos, lo que fue un factor más para llegar al quebranto.
Otro factor era que los socios no pertenecían plenamente a la industria láctea, la falta
de conocimiento del negocio y sus variables sobre todo estacionales donde en invierno
“falta leche” y en verano “sobra”, es cierto que esa época no existían plantas
elaboradoras de leche en polvo como para “aguantar” stock para elaborarlo en invierno,
pero existía la opción de elaborar duro para comercializarlo en invierno, pero esto
significaba un costo financiero de “aguantar” unos meses una mercadería sin vender. En
lo macroeconómico los vaivenes económicos del país, con la inflación que pesaba como
una espada de Damocles sobre las empresas. Y es de destacar que cada economista que
llegaba al gobierno nacional tenía sin dudas un diagnóstico de situación y elaboraban un
programa de acción88 pero que luego de un tiempo había un sinceramiento de precios y

87
Marchini, Marcos. Ing. Agr. Resultado económico y margen bruto de comercialización e la cadena
agroalimentaria láctea en la región de Villa María, Córdoba, UCC.
88
Ferrer, A., Vivir con lo nuestro, Buenos Aires, El Cid Editor, 1983.

50
tarifas como ocurrió en el año 1974 con la crisis económica conocida como “el
Rodrigazo”.
Lo ocurrido a Valfor es un reflejo, lamentablemente reiterado, en la industria de
nuestra nación. A mi opinión lo que ocurrió fue una estafa, llámese así al fraude con un
ardid o engaño o abuso de confianza que provoca un beneficio patrimonial propio o
tercero y un engaño al patrimonio del sujeto engañado. Los empresarios se quedaron
con capital y los tamberos sin cobrar.
Es de destacar que, al quebrar una empresa, no solo dejan de cobrar proveedores y
empleados, sino que esto impacta en forma de onda expansiva. Se produce un corte en
la cadena de pago, en menor medida los proveedores de proveedores y sobre todo los
comerciantes de quienes se proveen los empleados y cuya deuda no podrá ser saldada
hasta que consigan nuevos trabajos.
Recordemos que como ayuda solidaria en los pueblos fue muy habitual el fiado. Pero
una crisis de desempleo los comerciantes no podrían sostener por mucho tiempo este
crédito, por esa razón el cierre de una empresa genera un impacto social muy
significativo en la zona.
Con respecto a las industrias podemos establecer una diferencia con grandes empresas
y PYMES que se inician como fabricas - tambos realizando integraciones verticales
entre la producción primaria sin diferencia entre las diversas áreas: recolección,
industrialización, y distribución. Luego del fenómeno de surgimiento de estas fábricas-
tambo, el proceso de comercialización y administración de estas PYMES determinó que
algunas cerraran al poco tiempo y mientras que otras prosperaron y crecieron.
Analizando el cuadro elaborado en su trabajo de tesis el Ingeniero Agrónomo Marcos
Marchini podemos observar que el costo de la leche representa del 70 al 85 % del costo
final del kg. de queso. 89 Esa fue la razón por la que cuando el lts de leche bajó de 0,20
ctvs. de dólar a 0,11 ctvs. de dólar los tamberos optaron por elaborar ellos mismos a
través de fábricas - tambo los quesos. En segundo y tercer lugar están los costos de
manos de obra y combustibles. El mismo trabajo nos muestra que, según el tipo de
queso elaborado, se obtendrá un margen positivo o negativo.
Posicionándonos en que pasó con otras plantas de las que pertenecían a Valfor
podemos mencionar que “La Varíllense” se trasformó en cooperativa asociada a
Manfrey y que, por cuestiones administrativas, debió cerrar, arrastrando a sus
integrantes a la ruina90.
Otra empresa de la zona fue “Chiaro”, planta láctea ubicada en La Francia, que
arrastró a otra empresa láctea/enfriadora llevándola a la quiebra por deudas acumuladas.
Este fenómeno de cierre de plantas no era nuevo, ya venía ocurriendo desde hacía años
(1969)91.
Sancor fue una empresa a la que “salvaron” en varias oportunidades, ya sea por
subvención de los mismos entregadores, que debieron resignar parte de sus
liquidaciones mensuales, con el pretexto de la solidaridad cooperativa; como también
por los diversos gobiernos.
Como cierre final podemos establecer que los parámetros de ineficiencia, a pesar de
existir herramientas para mejorarla que no se utilizaron, tanto en producción primaria
como en la industria. A saber:
- Problemas financieros

89
Marchini, Marcos. Ing. Agr. Resultado económico y margen bruto de comercialización e la cadena
agroalimentaria láctea en la región de Villa María, Córdoba. UCC
90
Manera. Comunicación personal
91
Cravero, F. Ferrazano, M. Aspectos estructurales de la industria lechera de Córdoba y su evolución en
el periodo 1969-1972, Departamento de Lechería, Córdoba

51
- Baja capacidad de elaboración
- Bajos niveles técnicos y procedimientos industriales empíricos.
- Malas condiciones sanitarias, con el resultado en calidad de conservación y
uniformidad del producto.
Causas de la caída de Valfor como ejemplo de otras tantas fábricas y tambos que
cerraron y continúan cerrando. ●

52
Cultura y sociedad

AIMÉ JACQUES ALEXANDRE


GOUJAUD
(APODADO BONPLAND)
Médico y Naturalista
Sus vínculos con Uruguay (Parte II)
Augusto Soiza Larrosa92

Aimé Bonpland, cuadro de Ender año 1856.

Bonpland y la yerba mate en el Uruguay

La primera descripción válida del vegetal del cual se produce la yerba mate que se
consume en grandes cantidades en el extremo sur del continente americano se debe al
botánico y explorador francés Augustin François de Saint-Hilaire (Orleans, 1779-1853)
que viajó por América del Sur entre 1816 y 1822. Clasificó en 1822 al arbusto dentro
del género Ilex y por su procedencia, Paraguariensis A. St.-Hil. 1822. Hoy se acepta
pacíficamente que Saint-Hilaire fue su descriptor.
No obstante, Bonpland antes que Saint-Hilaire se interesó por el cultivo y la
producción de yerba mate o “té del Paraguay” o “té de los padres (jesuitas)”. Le
animaba un interés científico, pero sobre todo económico, dado su alto consumo

92
Médico. Miembro de Honor y ex presidente de la Sociedad uruguaya de Historia de la Medicina
(asoiza@adinet.com.uy).

53
regional y posibles efectos medicinales. En sus primeros años de estadía en Buenos
Aires (1818-1820) hizo la primera descripción botánica del vegetal productor de yerba
mate, clasificándolo como género Ilex especie nueva Theaezans. Pero su descripción
quedó inédita por años, su nombre no fue asociado al vegetal y Saint-Hilaire se
convirtió en el descriptor original. No poco pesar le debe haber invadido al comprobar
el desconocimiento de su descripción. Lo mismo pasó con su descripción de otras
especies de Ilex parientes de la yerba mate genuina que aparecen en su Journal de
Botanique pero recién conocidos y publicados después de su muerte. Se le reconoce en
cambio sus experiencias sobre el cultivo, formas de producción y explotación de los
yerbales naturales y la mejora de las técnicas para la germinación de las semillas, que
requieren condiciones de clima específicas, y que explican por qué la yerba mate se
desarrolla solo en ciertas regiones de América.
Bonpland citó en sus manuscritos tempranos bonaerenses la existencia de yerba mate
en la Isla Martín García, en el delta del río Paraná y en el actual territorio de la
República Oriental del Uruguay. Esos manuscritos – actualmente en el Archivo
Bonpland del Museo de Farmacobotánica de la Universidad de Buenos Aires – han sido
revisados muchas veces. Una de los revisores fue el ingeniero agrónomo argentino
Gustavo C. Giberti (1951-2017) quien dirigió su atención – era un erudito en la familia
Aquifoliaceae y el género Ilex – al manuscrito Nº 2044 que data probablemente de 1818
a 182493. Es un cuaderno de notas donde Bonpland consignó muchos temas, y entre
ellos notas sobre el hallazgo del árbol de yerba mate silvestre. Concretamente lo refirió
a la isla Martín García, donde lo comprobó personalmente en 1818 y 1819, y lo escribió
así: “Hierba del Paraguay o Mate”
“En Décembre 1818 j´ai trouvé l´ arbre du maté dans l’île de Martín García; de retour
à B. Ayres j´ai préparè les feuilles et elles m´ont produit un maté qui ne differait en rien
du meilleur mate”94.
Y concretamente para Uruguay obtuvo referencias: “On m `a aussi assuré qu ´il y
avait beaucoup de pièces du maté dans les îles de l ´ Uruguay, celles du Rio Negro et
surtout a la Bande Orientale. Plusieur personnes dirent avoir fait de l ´herbe au Rincón
de Aedo ou de las Gallinas. Dn. Bruno Reynal a vu cette plante près de las Maulas
(rivières) dans un endroit appelé los Cerritos dit à trois lieues de distance de la village
de Soriano. Dans la Sierra de Santa María qui se trouve à quelque distance de l ´
Herbidero on dit que l ´arbre du mate y est très abondant.”
Basado en esos antecedentes – nunca había estado en esos lugares - Bonpland buscó
los árboles en 1819 pero no los encontró. Años después, en sus viajes por el Río
Uruguay y el territorio oriental, entre 1832-1855 no volvió a reiterar aquellos supuestos
hallazgos. El propio Giberti, en sus investigaciones de campo por Uruguay jamás
encontró un solo ejemplar de Ilex Paraguariensis en las localidades citadas por el
botánico francés, que corresponden a la zona ribereña del Río Uruguay. Ciertamente
existe en forma silvestre silvestre, pero en otras regiones del Uruguay no exploradas por
Bonpland: “asperezas” y serranías bajas del departamento de Maldonado; Lavalleja;

93
Giberti, G. C., La “Yerba Mate” (Ilex Paraguariensis, Aquifoliaceae) en tempranos escritos
rioplatenses de Bonpland y su real distribución geográfica en Sudamérica austral. Bonplandia. Corrientes,
Argentina, Universidad Nacional del Nordeste, Facultad de Ciencias Agrarias, 2011. Vol. 20 (2): 203-
212. On line. https://pdfs.semanticscholar.org/e409/82b0eb1a2a68f0610d54d3e5bfaf62b1b5ba.pdf (cons:
22/04/23).
94
En carta enviada el 28 de octubre de 1849 desde Porto Alegre al presidente de Rio Grande del Sur F.J.
de Souza Soares de Andreia y al ministro de Relaciones Exteriores de Corrientes Juan Pujol explicó el
hallazgo de árboles de yerba mate en la isla Martín García en 1817 posiblemente traídos de San Javier. En
Hamy, Jules Théodore Ernest (1906), ob. cit., p. 152-156. La carta había sido previamente publicada en la
revista alemana Bonplandia, 3: 249-250, Hannover 1855 de la cual pudo extraerla Hamy

54
Rocha; Tacuarembó (cuchilla de Haedo y Gruta de los Helechos); Quebrada de los
Cuervos en Treinta y Tres: Cerro largo y posiblemente Rivera.

Bonpland y la comunidad médica montevideana

No se conoce que Bonpland haya ejercido su profesión de médico en Montevideo, pero


sí de su estrecha vinculación con sus colegas. De hecho, ofrece a Bonpland una Cátedra
por intermedio de Vilardebó. Un dato poco conocido del vínculo de Bonpland con el
Uruguay es ese ofrecimiento, aunque frustrado.
En la sesión del 3 de junio de 1834 del Consejo de Higiene Pública, un organismo
creado por decreto del Gobierno Provisorio para ordenar lo referente a la salud y control
de la actividad de médicos y boticarios, se dio cuenta de una nota del gobierno
advirtiendo la presencia de Bonpland en Buenos Aires. En la nota se proponía – nada
menos - invitarlo “ a la residencia eventual de aquel sabio en este País”95. Pero dejaba a
consideración del Consejo, las condiciones y estímulos a dicha residencia.
El Consejo decidió como aliciente ofrecerle “regentear una Cátedra de Botánica y
Agricultura”.
¿Dónde funcionaría tal cátedra? La Universidad no había sido aún creada y un aula
como la ofrecida sólo era posible en el instituto impulsado por el presbítero Larrañaga, a
la sazón senador de la república, como una universidad embrionaria, la Casa de
Estudios Generales (ley del 11 de junio de 1833). Tal vez la invitación partió del propio
Larrañaga.
El médico Teodoro Miguel Vilardebó (Montevideo, 1803-1857) recién retornado
desde París con flamante título, miembro del Consejo, fue el encargado de redactar y
enviar la misiva a Bonpland con esa invitación y su propuesta de la Cátedra y otros
adelantos. Vilardebó expresó que “se hallaba en correspondencia con él”96. El
intercambio epistolar entre Bonpland y Vilardebó permanece inédito, aunque ubicado,
así como la respuesta del naturalista que es obvio, no prosperó.

Bonpland y la Sociedad de Medicina Montevideana

Aimé Bonpland, médico, era esperable que durante su permanencia en Montevideo haya
establecido contacto con los médicos y boticarios de la ciudad y mantenido relaciones
epistolares. En el “Archivo Bonpland” del Museo de Farmacobotánica de Buenos Aires
se conservan varias cartas entre Bonpland y Teodoro Miguel Vilardebó entre 1833 y
184197, Bonpland con los farmacéuticos Augusto Las Cazes de Montevideo en 185498,

95
Pou Ferrari, Ricardo (2017). Un cirujano en “La Tierra Purpúrea”. Dr. Fermín Ferreira (1803-1867).
Montevideo, Plus-Ultra Ediciones, p. 106-107. El autor transcribe la nota elevada al Consejo por el
ministro secretario de Estado en los Departamentos de Gobierno y Hacienda Dr. Lucas J. Obes y la
resolución del organismo. Asi mismo, la misiva enviada a Bonpland por el Consejo con la invitación
consiguiente. En el mismo libro, Pou Ferrari dio cuenta de la única correspondencia conocida entre
Bonpland y Fermín Ferreira – entonces Cirujano Mayor del Ejército en campaña – datada en Salto el 2 de
enero de 1841 (ob. cit., p. 108).
96
Mañé Garzón, Fernando (1989). Primer Curso de Fisiología Experimental dictado por Claudio Bernard.
Apuntes tomados por Teodoro M. Vilardebó - Vilardebó 1803-1857. Primer médico uruguayo.
Montevideo, Academia Nacional de Medicina del Uruguay, p. 250. Consultar la cita siguiente.
97
Teodoro Miguel Vilardebó con Aimé Bonpland. Caja 3, carpeta 6, Montevideo, 4 de octubre de 1833
(doc. 408, 2 fojas); 12 de diciembre de 1836 (doc. 404, 2 fojas); 6 de enero de 1837 (doc. 405, 1 foja); 19
de enero de 1839 (doc. 406, 2 fojas) y 29 de abril de 1841 (doc. 407, 3 fojas).
98
Augusto Las Cazes con Aimé Bonpland, Montevideo, 15 de marzo de 1854 (caja 5, carpeta 3, doc.
656).

55
Charles Legar, de Paysandú, en 1841 y 185099 y Constantin Thiballier, en 1854100.
Todas ellas inéditas, cuyo conocimiento ha sido reciente gracias al Museo de
Farmacobotánica “Juan A. Domínguez”– estando este trabajo ya finalizado – y por tanto
serán dadas a conocer próximamente.
En Montevideo se fundó la primera sociedad científica y académica del Río de la
Plata que agrupó médicos y boticarios: la Sociedad de Medicina Montevideana.
Instalada el 19 de noviembre de 1852 se disolverá en 1856. Redactó y publicó sus
estatutos y reglamento de funcionamiento101 Tuvo su revista, los Anales de los cuales se
conocen 11 números editados en Montevideo entre 1853 y 1856102 . Desde el número 4
(julio de 1854) también apareció en la revista El Plata Científico y Literario, en Buenos
Aires. Un sumario del contenido de cada uno de ellos ha sido publicado por Fernando
Mañé Garzón y Sandra Burgues103. Las comunicaciones de los casos clínicos, informes
epidemiológicos y novedades climatológicas presentados a la Sociedad, han sido
reseñadas por Mañé Garzón104.
Bonpland fue miembro y como tal consta en la lista de la Sociedad presidida por el
doctor Fermín Ferreira105. Su diploma con la fecha 10 de diciembre de 1853 acreditó a
D. Amedée Bonpland como Miembro Corresponsal y Honorario. Este diploma fue
consignado por su biógrafo Henri Cordier cuando examinó en Buenos Aires el conjunto
de documentos que la familia de Bonpland – viviendo en Corrientes – había donado al
Museo de Farmacobotánica de la Universidad bonaerense106. Así describe Cordier ese
diploma que tuvo bajo sus ojos en el conjunto documental: “3- Diplôme de Membre
Correspondant hono / raire de la Sociedad de Medicina Montevideana, Estado / Oriental
de Uruguay, Montevideo, 10 décembre 1853”.
Cuando la designación, Bonpland estaba en Montevideo según lo afirma su biógrafo
Adolphe Brunel (“se trouvait alors parmi nous á Montevideo”)107, uno de los tantos
viajes para cobrar su pensión francesa.
Su presencia en Montevideo en diciembre de 1853 también surge del informe del
Cónsul General de Francia, Martin Maillefer del 4 de enero de 1854, ante quien debía
99
Charles Legar con Aimé Bonpland, Paysandú, 23 de febrero de 1841 (caja 8, carpeta 26, doc. 669, 2
fojas) y 1º de diciembre de 1850 (idem, idem, doc. 670, 1 foja).
100
C. Thiballier con Aimé Bonpland, Montevideo, 10 de julio de 1854 (caja 5, carpeta 10, doc. 1124, 1
foja).
101
Estatutos / y / Reglamento / de la / Sociedad de Medicina / Montevideana / 1853 / [¿Montevideo?] /
Impresora Uruguayana. On line: The National Library of Medicine, USA, Digital Collections (cons:
16/03/2023).
102
Mañé Garzón, Fernando (1980). Los Anales de la Sociedad de Medicina Montevideana (1853-1856).
Sesiones de la Sociedad Uruguaya de Historia de la Medicina, Montevideo, vol. II, p. 219-224, 1986.
103
Mañé Garzón, Fernando & Burgues Roca, Sandra (1996). Publicaciones médicas uruguayas de los
siglos XVIII y XIX. Montevideo, Universidad de la República, Facultad de Medicina, Oficina del Libro,
p. 56-60.
104
Mañé Garzón, Fernando (1989). Primer Curso de Fisiología Experimental dictado por Claudio
Bernard. Apuntes tomados por Teodoro M. Vilardebó – [seguido de] Vilardebó 1803-1857. Primer
médico uruguayo. Montevideo, Academia Nacional de Medicina del Uruguay, p. 364-389.
105
Lista de los Miembros de la Sociedad de Medicina Montevideana. Ibidem, p. 384.
106
Cordier, Henri (1913). Mélanges Américains. Paris, Librairie des Cinq Parties du Monde, Jean
Maisonneuve & Fils, Éditeurs, p. 242. Consultado en <Source gallica.bnf.fr / Mèdiathéque du musée du
quai Branly-Jacques Chirac>. On line (cons: 16/03/2023). En el Catálogo del Museo de Farmacobotánica
de Buenos Aires, “Archivo Bonpland” no figura este diploma.
107
Brunel, Adolphe (1871). Biographie d’Aimé Bonpland. Compagnon de voyage et collaborateur d’Al.
Humboldt. Troisième Éition, París, L. Guérin & Cie., Éditeurs, p. 113. Internet Archive.
https://archive.org/details/mobot31753002822358 (cons: 17/03/2023). Brunel, cirujano del navío francés
“La Perle” se encontró con Bonpland por primera vez en 1840 durante el bloqueo naval a Buenos Aires.
Retirado del servicio y casado en Montevideo, se document sobre el Bonpland de los últimos años, desde
1853 a 1856.

56
presentarse para dar cuenta de su existencia, que dice (traducido): “P.S. El célebre Sr.
Bonpland está aquí desde hace algunas semanas. Es el más vigoroso y el más amable
octogenario del nuevo Mundo. Espera volver a ver el antiguo; pero tiene todavía tantos
árboles que plantar en sus estancias de Corrientes y de San Borja, que no estará pronto
hasta la edad de los 90 o 100 años”108.
Finalmente, leemos en el trabajo de Cédric Cerruti, en ocasión del viaje de Bonpland
a Montevideo:
“. . . Il part le 8 mai 1853 de São Borja et revient le 25 mars 1854 à Santa Ana, résidant
plusieurs mois à Montevideo puis quatre jours à Buenos Aires avant de reprendre le
chemin de Corrientes”109.
Bonpland agradeció por carta dirigida al secretario de la Sociedad, el Dr. Henrique
Muñoz el nombramiento como miembro y el diploma remitido:

“Montevideo 20 dbre. de 1853


Sor. Doctor Dn. Henrique Muñoz
Secretario de la Sociedad de Medicina de Monte-Video
He recibido el diploma de miembro correspondiente y honorario de / la Sociedad de
Medicina de Monte Video qe. con la carta fecha 24 del / corriente me ha remitido./
Agrádesco sobre manera, el honor qe. me ha hecho la Sociedad / de admitirme en su
seno, pues admito gustoso y con el mas profundo / reconocimiento tan grande
distinction [sic] /.
Empleare tódos mis esfuerzos para corresponder al buen concepto / (tachado) [que] la
Sociedad ha hecho de mi y bien enterado de sus institutos / y reglamento me (tachado)
Esmeraré de llevar todos los deberes / que señalan.
Sor. Secretario
Sirvase hacer aceptar à la nueva (tachado Corporation) y distinguida / Corporation [sic]
Medica de Monte Video la expresion de mi gratitud / y de mi respecto y (tachado) y
reciva particularmente / (tachado) la (tachado exprecion) de mi sincero afecto y alta
consideration [sic]/.
Amado Bonpland”110 111.

El historiador argentino Padre Guillermo Furlong (SJ) nos ha dejado una bella
imagen de la estadía de Bonpland en Montevideo: “Mientras estuvo nuestro sabio en
Montevideo, la señora Luisa Sigaud de Bonpland frecuentaba los salones y exhibía sus

108
Contribuciones documentales. Informes diplomáticos de los representantes de Francia en el Uruguay
(1854). Consulado General de Francia en Montevideo. Dirección Política Nº 15. Informe del Consul
General Martin Maillefer al Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Montevideo, enero 4 de 1854.
Rev. Hist., Año XLVI (2ª epoca), tomo XVII, Nº 51, Montevideo, setiembre de 1952, p. 428.
109
Cerruti, Cédric (2012). L’américanisme en construction: une pré-histoire de la discipline d’après
l’expérience du naturaliste Aymé Bonpland (1773-1858), cit, p. 225.
110
Actas de las Sesiones de la Sociedad Médica (sic) Montevideana. Sesión del 10 de enero de 1854. El
Plata Científico y Literario, Buenos Aires, Imprenta de Mayo, 1854. Tomo I, p. 117. On line (cons:
09/04/2023)
https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QadO36K8QTp30dOonx1BTVQUiR7Z
wYYnJnljZKegVgJoqWE1nV5KShsMtK5qF8itzcNl-
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qm84XuH4wFf5MfgOaXJ0VBLbMGQ4yA
111
Amado Bonpland a la Sociedad Médica (sic) Montevideana, 30 de diciembre de 1853. Acusa recibo de
diploma. Archivo Bonpland del Museo de Farmacobotánica de Buenos Aires, caja 17, carpeta 7, doc.
1989 (Folio 3).

57
habilidades musicales, y se conserva aún un vals compuesto por ella y dedicado a la
excelentísima señora doña Bernardina [Fragoso] de Fructuoso Rivera, pero el esposo de
aquella dama trepaba al Cerro, curioseaba por los campos del Buceo y llegaba hasta
Manga y San José, en busca de novedades científicas”112.
Existe mucha documentación de Bonpland inédita en la Argentina. La historia de la
donación de sus manuscritos al Museo de Farmacobotánica de Buenos Aires
conservados por su familia es por demás interesante, pero excede el propósito de esta
comunicación113.
Aparte del nombramiento de Bonpland como miembro de la Sociedad de Medicina
Montevideana, hay constancia de una fugaz intervención en las reuniones académicas.
En el número 3 de los Anales (año 1854) fue citado su nombre vinculado a una
contribución sobre plantas medicinales, aunque no el texto de la misma114. Es probable
que esa contribución haya sido hecha en fecha cercana a la entrega del diploma.

Bonpland y los farmacéuticos

Bonpland fue un asiduo concurrente al comercio de su coterráneo, el profesor de


farmacia Augusto Las Cazes (Burdeos, 1816-Montevideo, 1888)115. Su local estaba en
la calle Sarandí al 164 (actual Nº429)116 y era habitual encontrar reunidos allí a
naturalistas vocacionales, como el médico Teodoro Miguel Vilardebó, el naturalista
francés y licenciado en derecho Ernest Gibert, el diplomático y periodista Arsène
Isabelle; también a los médicos Adolphe Brunel y Víctor Martin de Moussy, y Mario
Isola, que practicaba por entonces química con Las Cazes y sería luego profesor de
farmacia. Varios de entre ellos hablaban francés y también se podía leer el semanario
parisino Correo de Ultramar, cuya revista literaria ilustrada contenía novedades de todo
tipo, incluyendo los avances científicos. Es natural que cuando Bonpland bajaba a
Montevideo, confraternizara en la botica de Las Cazes con francófilos y naturalistas.
Entre sus manuscritos conservados en París, guardó el ejemplar Nº152 de la Parte
Literaria Ilustrada del Correo de Ultramar año 1853 con datos sobre el hallazgo de la

112
Furlong, Guillermo S.J. (1969). Nuevos datos sobre Bonpland en Buenos Aires (1818). An. Univ.
Salvador, Nº 5, p. 170. On line (cons: 17/04/23): https://racimo.usal.edu.ar/3780/1/11.pdf.
113
Anconatani, Leonardo M, Riabis, Melina, Wagner, Marcelo l. (2020). Historia inédita y actualidad del
archivo Bonpland en el Museo de Farmacobotánica Juan Aníbal Domínguez (FFYB-UBA), Buenos
Aires, Argentina. Bonplandia. Corrientes, Argentina, Universidad Nacional del Nordeste, Facultad de
Ciencias Agrarias. Vol. 29 (2): 181-190. On line.
https://revistas.unne.edu.ar/index.php/bon/article/view/4433/4235 (cons: 18/03/2023).
114
Mañé Garzón, Fernando (1989). Primer Curso de Fisiología Experimental disctado por Claudio
Bernard. Apuntes tomados por Teodoro M. Vilardebó - Vilardebó 1803-1857. Primer médico uruguayo.
Montevideo, Academia Nacional de Medicina del Uruguay, p. 205. En el Archivo Bonpland del Museo
de Farmabotánica de Buenos Aires se conserva una lista en francés de <Plantas medicinales que se
pueden obtener en el país>, fechada por Bonpland en febrero de 1842 (caja 11, carpeta7, doc. 1352, 1
foja).
115
Alonso Paz, E; Bassagoda, María J. (2011). Historia de la botánica en el Uruguay. Dos grandes
botánicos extranjeros afincados en el Uruguay. Ernest Gibert y Cornelius Osten. Ciencia e Ambiente.
Revista del Centro de Ciencias Naturais e Exatas. Universidade Federal de Santa María. Río Grande do
Sul. Nº 42, p. 121-142. On line: https://cienciaeambiente.com.br/shared-files/1941/?121-146.pdf.
(consultado: 23/04/23).
116
Grünwaldt Ramasso, Jorge (1966). Historia de la química en el Uruguay (1830-1930). Apart. Rev.
Inst. Hist. Geogr. Uruguay, tomo XXV, Montevideo, p. 132-133.

58
planta “Victoria Regia” y los botánicos relacionados con ella. El Correo de Ultramar
recibía suscripciones en la farmacia de Las Cazes117.
Otro de los farmacéuticos y químicos en Montevideo con quien establecería vínculo
fue con el francés Jules Antoine Lenoble (1814-1868). En el “Archivo Bonpland” del
Museo de Farmacobotánica de Buenos Aires, hay un ejemplar de su “Cours de Chimie
Elémentaire Appliquée Aux Arts Fait A Montévideo dans le courant de l’année
1847”118. Lenoble tenía botica en la calle del 25 de Mayo (pasó luego a la calle de
Sarandí a partir de 1843)119.
Y también frecuentó a Constantin François Joseph De Thiballier (Favièrès, Lorraine
1820-1898), del cual se conserva misiva desde Montevideo en 1854120.
Fuera de Montevideo, Bonpland se relacionó con Charles Legar (Arrás, Francia,
1784-Paysandú, 1872)121 que regenteaba botica en Paysandú en 1835, la más prestigiosa
de la ciudad. Aplicado a los estudios botánicos, Legar clasificó de acuerdo al sistema
binario de Linneo la flora medicinal regional asociándole el nombre indígena o criollo
del ejemplar colectado. Formó así un voluminoso manuscrito, perdido luego del
fallecimiento de su nieto, el químico Mario Legar que había quedado a cargo del
archivo farmacéutico de su abuelo. Es probable que la afición botánica de Charles Legar
haya sido el acicate para el intercambio epistolar con Bonpland.

Bonpland, José Artigas y su retrato en Curuguaty

En 1879, en Montevideo, comenzó la edición de una colección de biografías de


personas relevantes del Uruguay. Su autor, el memorialista e historiador Isidoro de
María (Montevideo, 1815-1906) la tituló “Rasgos Biográficos de Hombres Notables de
la República Oriental del Uruguay”. Compuesta de cuatro tomos la finalizó – tras varias
reediciones de los anteriores volúmenes – en 1886. En 1939, la reeditó con una
biografía del autor y notas bibliográficas, el historiador (luego director del Museo
Histórico Nacional) Juan E. Pivel Devoto122 .
La obra se inició con la biografía del “General Don José Gervasio Artigas” 123. En el
capítulo VIII, página 61, De María estampó la siguiente noticia: “Por ese tiempo, el
sabio Bonpland visitólo en su humilde mansión, poniendo en sus manos un ejemplar de
la Constitución Política de la República”. Y anotó al pié de página, la fuente de esa
noticia: “Referencias del señor Bonpland a don Salvador Giménez”. De María y
117
Lourteig, Alicia (1977). Aime Bonpland. Bonplandia. Corrientes, Argentina, Universidad Nacional del
Nordeste, Facultad de Ciencias Agrarias. Vol. 3 (16): 296-297. On line:
https://revistas.unne.edu.ar/index.php/bon/article/view/2590 (cons: 23/04/23).
118
Archivo Bonpland, Museo de Farmacobotánica de Buenos Aires, Catálogo. Química elemental. Autor:
Lenoble. 1854. 51 fojas (caja 18, doc. 2040).
119
Grünwaldt Ramasso, J., “Historia de la química en el Uruguay (1830-1930)”. En Apart. De Rev. Inst.
Hist. Geogr. Uruguay, 1966. tomo XXV, p. 39-40. Fue el primer texto de química impreso en la
República. Llevó el pie de imprenta Montevideo 1848 y fue impreso en la Imprenta Uruguayana, calle de
Buenos Aires, Nº 205.
120
Constantin Thiballier preparó en su farmacia el anestésico general cloroformo que empleó por vez
primera en Montevideo, 1848, el cirujano oriental Fermín Ferreira secundado por Bartolomé Odiccini y
Henrique Muñoz. En el Archivo Bonpland del Museo de Farmacobotánica de Buenos Aires, hay una nota
dentro de varias con temas de medicina, sin fecha que Bonpland tituló “Chloroformio” (caja 10, carpeta 5,
doc. 1292, 2 fojas). ¿Era de su interés ese producto y motivó la carta de Thiballier?
121
Schulkin, A. I., “Historia de Paysandú”. En Diccionario biográfico, Buenos Aires, Editorial Van
Roosen, 1958, tomo II, p. 286-294.
122
De María, I., Rasgos Biográficos de Hombres Notables de la República Oriental del Uruguay. Con
una biografía y notas bibliográficas de J. E. Pivel Devoto. Montevideo, Claudio García & Cía., Editores,
1939. Tomos 1º a 4º.
123
De María, Isidoro (1939), op.cit, tomo 1º, p. 13-70.

59
Salvador Ximénez convivieron en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú124. Y
finalmente en la misma página completó el párrafo, “Bonpland bosquejó su retrato.
Vestido con el pobre traje que usaba, y el báculo de que se servía para andar en su vejez.
A él se debe la copia que conocemos, siquiera para conservar la imagen del precursor..”.
De María no dio fecha del encuentro Bonpland-Artigas pero por el decurso de la
crónica, habría sido previo al traslado del general a Asunción, es decir estando aún en
Curuguaty, villa de San Isidro. Las referencias que damos más adelante estarían
avalando parte del relato del memorialista De María.
Es conocido que tanto Artigas como Bonpland fueron recluidos en fechas próximas y
por orden de José Gaspar Rodríguez de Francia (1757-1840) en el Paraguay profundo.
José Artigas pasó inicialmente a residir a 75 leguas de Asunción, a la Villa de San
Isidro, Curuguaty, según oficio de Rodríguez de Francia, máxima autoridad paraguaya
(designado Dictador Supremo) fechada el 25 de diciembre de 1820125. El general tenía
entonces 56 años. Vivirá allí 25 años.
Bonpland – en tanto – fue secuestrado en Paraguay por orden de Rodríguez de
Francia luego de su detención el 8 de diciembre de 1821 en Misiones. Confinado
inicialmente en Itapúa, territorio paraguayo, fue trasladado a la colonia conocida como
el Cerrito de los Porteños, entre Santa María de Fe y Santa Rosa, donde permaneció el
resto de su pena de prisión, unos nueve años.
Se expidió orden de liberación por el Supremo el 10 de mayo de 1829 debiendo
trasladarse de inmediato a Itapúa, donde permaneció a la espera del pasaporte126.
Cuando se enteró Gaspar Rodríguez de Francia que Bonpland había abandonado todas
sus pertenencias y su ganado por lo intespestivo de la orden –bienes que lógicamente
reclamaba - mandó contraorden para “devolverlo al Cerrito”, levantar sus cosas,
recoger el ganado y sin apuro, pasar a Itapúa y atravesar la frontera paraguaya. La orden
fue tajante: “Asunción y Diciembre 31 de 1830: Puede el francés pasar sus bueyes e irse
quando quiera – Francia”127.

124
Salvador Francisco Bernardino Ximénez y Rodríguez, diplomático, escultor, pintor y bibliófilo (baut.
1812-1888).
Geneaget.org.https://gw.geneanet.org/horaciogabriel?lang=sv&n=ximenez+y+rodriguez&p=salvador+fra
ncisco+bernardino (cons: 19/03/2023).
El 2 de abril de 1849 el comandante Militar de Gualeguaychú, Don Rosendo María Fraga, escribió al
gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza dándole cuenta que “ha llegado a ésta para establecerse
por un tiempo con su familia, Don Salvador Ximénez. Que este sujeto estaba acreditado como Cónsul de
Roma en el Estado Oriental y que por ello le ha prestado la atención”. Será en Gualeguaychú: escultor,
maestro de bellas artes y marmolero. Isidoro de María vivió en Gualeguaychú. Con el patrocinio del
gobernador Urquiza fundó el bisemanario “El progreso de Entre Ríos” apenas arribado a la ciudad, el 1º
de marzo de 1849. Fue cónsul del Uruguay entre 1850 y 1858. Es posible que De María se haya
contactado con Salvador Ximénez, y éste podría haberle relatado la anécdota de Bonpland, tomada de
algunos de los viajes que el naturalista hacía de Montevideo a Corrientes. Cuadernos de Gualeguaychú,
Nº 19;
Online: https://sites.google.com/site/gualepedia/cuadernos-de-gualeguaych%C3%BA/019-cuadernos-de-
gualeguaych%C3%BA (cons: 20/03/2023).
125
Hammerly Dupuy, Daniel (1950. Rasgos biográficos de Artigas en el Paraguay. En: Artigas. Estudios
publicados en “El País” como homenaje al Jefe de los Orientales en el centenario de su muerte. 2ª ed.,
Montevideo, Ediciones de “El País”, p. 252.
126
Castellanos, Alberto (1963). Bonpland en los países del Plata. Rev. Acad. Colomb. Ciencias. Bogotá,
Colombia, XII (45): 73-74. On line: https://raccefyn.co/index.php/raccefyn/issue/view/87 (cons:
14/03/2023)
127
Oficio de José Gaspar Rodríguez de Francia al Comandante Militar de Santa María, 31 de diciembre
de 1830. Archivo Nacional de Asunción, vol. 240, Nº 11, Folio 41. En: Gómez Castellá, Eduardo B. (sin
fecha). Transcripción de documentos del Archivo Nacional de Asunción. Ensayo inédito, p. 56.
Cuadernos de Marcha, Montevideo, 3ª época, año 5º, Nº 54, abril de 1990, p. 53.

60
El hecho es que – inexplicablemente - permaneció allí hasta que Rodríguez de
Francia se dignó extenderle el indispensable pasaporte, y así liberado, cruzó el río
Paraná el 2 de febrero de 1831 y llegó a San Borja – antigua reducción guaranítica - el
15 de febrero. Entre el 10 de mayo de 1829 (orden de liberación) y el 2 de febrero de
1831 (liberación efectiva), transcurrió 1 año y 9 meses. Bonpland había permanecido sin
ser liberado en Itapúa. Y este lapso pudo ser suficiente para viajar – seguramente
autorizado por la comandancia - a los yerbales de Curuguaty por su interés en las
plantaciones yerbateras, donde pudo haber conocido fortuitamente al general José
Artigas.
En febrero de 1831 – no consta la fecha exacta, tampoco la fuente, pero coincide con
la liberación de Bonpland– el comandante de la Villa de San Isidro de Curuguaty, Juan
Manuel Gauto informó a Rodríguez de Francia “la llegada de un médico francés
llamado Amado Bonplan (sic) que visitó lo de Artigas. Recorriendo después los
yerbales hacia Curuguatí (sic), yéndose hace días hacia Villa Rica para Volver a
Itapúa”. El texto denota que fue redactado muchos días después de la llegada de
Bonpland, pues terminó “yéndose hace días hacia Villa Rica . . .”. Esta noticia se
encontraba entre los documentos del Archivo Nacional de Asunción explorado por el
médico uruguayo Eduardo B. Gómez durante su misión diplomática en Paraguay, como
lo cita en su inédito ensayo128. Repárese en que Bonpland se habría desplazado de
Itapúa a Curuguaty y de allí nuevamente a Itapúa.
Isidoro de María, a partir del relato de Salvador Ximénez vinculó naturalmente el
encuentro Bonpland-Artigas, con el dibujo del general. Éste tenía por entonces 66 años
cumplidos, lo que no parece ajustado al aspecto tan enjuto y envejecido con que luce en
el único dibujo que de él contamos. Isidoro de María no conocía la obra del sospechado
autor, el médico francés Alfredo Demersay.
Fue el historiador, bibliófilo y coleccionista de imágenes uruguayo José María
Fernández Saldaña (Salto, 1879-Montevideo, 1961) quien descartó tal autoría. Señaló
en el suplemento dominical del periódico montevideano El Día – donde habitualmente
publicaba sus crónicas históricas - que el autor era el médico y naturalista francés
Alfredo Demersay (1815-1891). Habría dibujado a Artigas entre fines de 1846 y
comienzos de 1847 durante su viaje al Paraguay. El general tendría entre 82 y 83 años
(pues murió en 1850 con 86 años) y vivía en Ibiray, próximo a Asunción. Fernández
Saldaña calificó la autoría de Bonpland sostenida por Isidoro de María como una
“arbitraria especie”, descartando un contacto personal Bonpland-Artigas mediando 80
leguas selváticas entre Santa María de Fe y Curuguaty. Como prueba sostenía el atlas de
la obra de Demersay con el retrato del general tomado “del natural”129 .
Siguió a esa noticia una polémica periodística que está fuera de los límites de esta
comunicación. Fernández Saldaña tampoco parece haber conocido la posible visita de
128
Gómez Castellá, Eduardo B. (sin fecha). Transcripción de documentos del Archivo Nacional de
Asunción, p. 56. Ensayo inédito en poder de su hijo – a quien conocimos como leucocitos en su guardia
de practicante interno, y luego como director del Depto. Médico del Instituto Técnico Forense - Dr. Juan
Eduardo Gómez Fyns. El inédito ensayo de Eduardo Gómez Castellá fue transcripto con anotaciones
como “Artigas en Curuguaty. Documentos” por Cuadernos de Marcha, Montevideo, 3ª época, año 5º, Nº
54, abril de 1990, p. 53. Dice el autor del ensayo en su página 56: “Ya no está en el Archivo de Asunción
el oficio del Comandante Juan Manuel Gauto dirigido a Francia desde Curuguaty en el mes de febrero de
1831 informándole de la llegada de un médico francés . . .”. On line (cons: 245/03/2023). El oficio fue
también transcripto por Daniel Hammerly Dupuy, ob. cit., p. 253 sin citar la fuente. Eduardo B. Gómez
fue médico cirujano, director del Servicio de Sanidad Militar en 1931 con el grado de coronel asimilado y
ministro consejero de Uruguay en la República del Paraguay.
129
Fernandez Saldaña, J. M. (1937). Artigas nunca fue retratado por Bonpland. “El Día”, suplemento
dominical, Montevideo, 23 de mayo. Anáforas.
On line: https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/39654 (cons: 19/03/2023).

61
Bonpland a Curuguaty (una zona conocida por sus extensos yerbales, el más que
probable interés del naturalista en trasladarse a esa zona, no para conocer a Artigas)
antes de ser liberado de su reclusión. Pero atribuirle la autoría del retrato del general es
imposible de sostener frente a la obra publicada por Demersay y sus comentarios
agregados a la misma. Además, es conocida la imprecisión del memorialista Isidoro de
María. Lo que despierta dudas es que Bonpland se haya hecho de un ejemplar de la
Constitución del Uruguay editado en 1829 y jurada en 1830 para obsequiarla a Artigas.
Hasta hoy el único retrato (dibujo a lápiz o carbonilla) de Artigas conocido y tomado
del natural en su vejez (octogenario) en el Paraguay aparece enfrentado en la misma
lámina al de Gaspar Rodríguez de Francia (basado éste en las facciones de su hermana
Petrona pues había muerto en 1840). Es el atribuído al médico francés Alfred
Demersay. Fue reproducido en la litografía de C. Sauvageot sobre papel de 41,5 x 25
cm, que idealizó el dibujo de Demersay y publicada en el Atlas que acompañó a su libro
“Histoire physique, économique et politique du Paraguay et des Établissements des
Jésuites”, París, Librería Hachette, entre 1860 y 1864130. Después de la muerte de
Rodríguez de Francia (1840) se autorizó a Artigas afincarse en los alrededores de
Asunción. “Allí fue que lo encontramos – dice Demersay – viviendo de las limosnas del
presidente López alojado en una de sus casas en Ibiray; todavía erguido y vigoroso a
pesar de su avanzada edad”. Y en nota al pie, “Ver en el Atlas el retrato dibujado del
natural de ese jefe de partisanos, cuyas crueldades [lo] han tornado célebre…”131.
Demersay, médico y naturalista había llegado al Paraguay en 1844 en misión
científica oficial que duraría tres años.
Hasta 1923, pese a conocerse la litografía basada en el retrato de Demersay, se
sostenía todavía a Bonpland como el autor. Telmo Manacorda, director del Museo
Histórico Nacional de Montevideo, reclamó al ministro de Instrucción Pública Pablo
Blanco Acevedo, declarar un “retrato oficial” del héroe una vez por todas para terminar
con la incertidumbre. Obtuvo una respuesta negativa del Consejo Nacional de
Administración, y por decreto del 4 de octubre de 1923 las imágenes en escuelas y
dependencias oficiales debían “reproducir los hechos por Bonpland, Blanes . . . etc.”132.
La multiplicidad de imágenes de José Artigas en papel, monumentos, billetes de
curso legal, monedas, medallas, cristales, estampillas y todo soporte que se nos ocurra,
traduce la falta de un “Artigas oficial”. Pero el retrato atribuido a Demersay - no por
Bonpland - sigue siendo la única imagen “del natural” del general; todas las demás son
ficciones. Incluso la litografía inserta en el atlas de Demersay no es de su propia mano,
sino una interpretación del litografista, muchas veces mejor artista que el dibujante
original.
De Bonpland nos queda en cambio una lacónica visión de lo que restaba de la villa
artiguista de 1815 llamada Purificación. La villa estaba en el hoy departamento de

130
Demersay, Alfred (1860). Histoire Physique, Économique et Politique du Paraguay et des
Établissements des Jésuites. Paris, Librairie de L. Hachette, vol 1 (1860) et 2 (1864). Atlas, 2ª
reimpresión, Paris, Librairie de L. Hachette, 1865 (ubicación: Museo Histórico Nacional, Montevideo).
En sus referencias al general Artigas, Demersay lo califica de “jefe de salteadores de la más formidable
especie” y que “después de asolar la Banda Oriental y de atacar Buenos Aires, lanzó sus hordas
devastadoras a las Misiones de Entre Ríos y a la provincia de Corrientes”. Médico como Bonpland,
Demersay pasó varios días en su chacra de San Borja documentándose sobre el naturalista.
131
Ibidem, vol. 2, p. 365-366. Tomado del Catálogo de la Exposición “Un simple ciudadano: José
Artigas”, Montevideo, Museo Histórico Nacional, 2014, p. 263. On line, consultado 19/03/2023:
http://www.museohistorico.gub.uy/innovaportal/file/42285/1/un-simple-ciudadano-jose-artiga_comps.pdf
132
“Un simple ciudadano: José Artigas”, catálogo, cit. p. 297.
http://www.museohistorico.gub.uy/innovaportal/file/42285/1/un-simple-ciudadano-jose-artiga_comps.pdf
(cons: 19/03/2023).

62
Paysandú, en ubicación imprecisa pero vinculada al Paso del Hervidero del río
Uruguay, donde desagua el arroyo del mismo nombre. Allí el rio se estrecha de tal
manera entre una y otra orilla, que las aguas se arremolinan y bullen (las hemos visto
“hervir” literalmente) sobre las irregularidades y asperezas de tosca y piedra, por lo que
en las bajantes se hace peligrosa o imposible la navegación. En octubre de 1832,
viajando Bonpland de Buenos Aires a San Borja por el río Uruguay, pasó por el lugar y
dejó sus impresiones ante la visión de lo que subsistía de aquel campamento: “es propio
de un español que tuvo poder y tiempo, el no haber terminado ese pequeño edificio y no
haber alojado a sus oficiales y tropa de manera conveniente”133.

Conclusión

Poco es verdad lo que se conoce del médico y naturalista Bonpland en su vinculación


con Uruguay. No obstante, está demostrado que estuvo en reiteradas ocasiones en
Montevideo, por semanas o meses, y se relacionó con muchas personas en la ciudad,
connacionales, médicos, boticarios y políticos.
Desde aquel primer contacto epistolar con el presbítero Larrañaga en 1818 hasta casi
la fecha de su muerte en 1858, nuestra ciudad fue también la suya en múltiples retornos
y se le vio transitar por sus calles, humildemente arropado, con su mal hablado español,
gestionando la pensión que le decretara Napoleón Bonaparte, siempre atento al hallazgo
de una nueva hierba o de un espécimen no conocido. En total soledad, llenando
cuartillas de un español de abigarrada grafía con sus descripciones taxonómicas, para el
progreso de la ciencia. Destruido, perdido su archivo. Anhelando siempre un retorno a
la patria que sabía no iba a lograr. ●

133
Bonpland, Aimé (1832). Voyage de Buenos Aires á Säo Borja, 13 de octubre 1832. Archivo del
Museo de Farmacobotánica “Juan A. Domínguez”. Buenos Aires, República Argentina (catálogo, caja 13,
carpeta 6, doc. 1698, 11 fojas, folio 1).

63
Arqueología

EL CALVARIO DE OTOIO Y LA
ERMITA DE SAN MIGUEL
EREÑOZAR
MONTES SAGRADOS EN LA COSTA
DE VIZCAYA
María Constanza Ceruti134

Vista desde el monte Otoio antiguo atalaya ballenero en Lekeitio (© María Constanza Ceruti).

Introducción

Los montes han cumplido y siguen cumpliendo una función destacada en la historia
política vasca. En la provincia de Vizcaya, ciertas cimas eran ascendidas antiguamente
en ocasión de convocar a los pobladores para participar en las Juntas.
Desde el medioevo, las tradicionales “Juntas Generales” convocadas bajo el venerado
árbol de Guernika, tenían competencia en la elección de funcionarios y representantes y
el ordenamiento de la economía de los pueblos vizcaínos. Los montes Coliza, Oiz,
Sollube, Ganekogertz y Gorbea eran “cerros bocineros” desde cuyas alturas se

134
Miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Licenciada en Antropología y
Doctora en Historia. Profesora en la Universidad Católica de Salta e investigadora del CONICET. Autora
de más de cien artículos científicos y veinticinco libros sobre arqueologia de altura y montañas sagradas.
Medalla de Oro de la UBA y de la Sociedad Internacional de Mujeres Geógrafas. UCASAL – CONICET
– ANCBA. Contacto: constanza_ceruti@yahoo.com

64
realizaban señales sonoras con bocinas hechas de cuernos, y luminarias con grandes
hogueras encendidas antes del amanecer.
Además de ser un “cerro bocinero” y uno de los macizos montañosos más
emblemáticos de Euskadi, el monte Gorbea es techo de la provincia de Vizcaya y divide
las aguas entre el Cantábrico y el Mediterráneo. Visitado por decenas de montañistas y
caminantes, es considerado “la más famosa montaña del País Vasco”. Su cumbre
ostenta una cruz y un importante monumento dedicado a la Virgen María135.
El monte Anboto también es visitado por montañeros y corredores, pero algunos
pastores vizcaínos evitan su cumbre, debido a los peligros atribuidos a su conformación
rocosa y abrupta. Influye en esta percepción la mitología vasca que identifica a la cima
del monte Anboto como morada principal de Mari, una antigua y telúrica deidad
femenina vinculada con la hechicería y la fertilidad136. A los pies de dicha “cordelada”
se ubica el santuario de Urkiola, uno de los más importantes centros de peregrinaje de la
provincia.
Habiendo dedicado trabajos previos a la investigación del uso social y la dimensión
simbólica de las grandes montañas del centro de Vizcaya -los macizos de Gorbea y
Anboto-, el presente artículo procura ampliar el panorama de los montes sagrados y
emblemáticos de esta provincia vasca, poniendo el foco en la zona costera cantábrica.
En particular, se describen y analizan el monte Otoio, en la villa marinera de Lekeitio y
la ermita de San Miguel, que corona la cima del monte Ereño, a cuyos pies yace la
cueva y santuario rupestre de Santimamiñe.
Trabajos científicos que constituyen antecedentes de investigación en el área de
Lekeitio incluyen, entre otros, un artículo publicado sobre consideraciones paleográficas
y facíes sedimentarias en el monte Otoio137, una publicación sobre el karst costero en
Lekeitio138y otra sobre hallazgos malacológicos en contextos arqueológicos locales139.
En relación al monte Ereño, se han publicado diversos artículos sobre la necrópolis de
San Miguel Ereñozar140, un estudio litológico sobre los muros del castillo141 y un
ensayo sobre el papel de dicho enclave defensivo y religioso en el contexto de los
castillos medievales vascos142.

El Monte Otoio y el islote de San Nicolás

Lekeitio es una población marinera situada en la costa cantábrica, junto a la


desembocadura del río Lea, en medio de un paisaje dominado por el flysch. La villa
amurallada, con su exquisito patrimonio arquitectónico de palacios, iglesias, ermitas y
fuentes, pertenece a la comarca vasca de Lea-Artiba y está comunicada con la región
montañosa de Alava a través de la “ruta del vino y el pescado”. Entre sus habitantes es
frecuente la práctica de caminata nórdica, a la que se denomina localmente como
“mendi-marcha”.
El monte Otoio domina la bahía donde se extiende el poblado de Lekeitio, su puerto y
el rocoso islote de San Nicolás. Otoio era antiguamente utilizado como atalaya

135
Ceruti 2021a
136
Ceruti 2021b
137
Mundiñano et. al. 1992.
138
Sánchez 2020.
139
Berganza et. al. 2012.
140
Erlgorri et. al. 2018; Zubieta 2018a
141
Molla 2018.
142
Zubieta 2018b.

65
ballenero y ofrece en sus laderas bajas algunas cuevas paleolíticas con arte parietal, que
fueron estudiadas en el siglo XX por el sacerdote etnógrafo José Miguel de Barandiarán.
Un Vía Crucis con catorce estaciones parte desde las inmediaciones del convento de las
religiosas Dominicas y asciende por un angosto sendero boscoso de alrededor de dos
kilómetros, hasta la cima del Otoio, coronada con un mirador con tres cruces de
considerable tamaño.
El camino costero a Santiago de Compostela atraviesa la villa de Lekeitio y le
imprime una acentuada identidad jacobea. La imponente basílica de Santa María de la
Asunción, construida en estilo gótico tardío, cuenta con un pórtico del siglo XV y un
retablo del siglo XVI, donde se representa la Pasión de Cristo.
El pequeño puerto de Lekeitio suele permanecer copado por embarcaciones de
madera o chalupas. Las actividades marítimas mueven el corazón del poblado, donde
funcionan una escuela náutica, el astillero Mendieta, la cofradía de pescadores y el faro
de Santa Catalina, único faro visitable en Euskadi. La bahía cuenta con tres playas,
incluyendo la de Isuntza, con aguas tranquilas ideales para el baño; en tanto que en una
villa marinera cercana se produce la famosa “ola de Mundaka”, especialmente atractiva
para los surfistas.
En el interior de la bahía emerge el islote de flysch de Garraitz, dedicado a San
Nicolás y actualmente deshabitado, en el que nidifica una colonia de gaviotas de patas
amarillas. El promontorio custodia los restos de una antigua ermita y el basamento de
un monasterio que se remonta al siglo XII, evidenciando su importancia como rasgo
paisajístico sacralizado en el medioevo. En tiempos modernos se construyó un fortín
militarizado dotado de un portón fortificado, área de cuartel, polvorín y batería de
artillería. El islote alberga también un antiguo horno de cal y una sima cárstica.
El acceso a pie al islote de San Nicolás es posible solamente cuando la marea está
baja, siguiendo un camino de piedras de unos quinientos metros de largo, sumamente
resbaladizo y cubierto de algas. Dicho sendero permanece totalmente sumergido durante
las horas de marea alta, en las que se puede llegar al islote en barca. El notorio efecto de
las mareas cantábricas, que cubren y descubren el sendero, otorgan al paisaje costero de
Lekeitio una cualidad cuasi “mágica”.
En el patrimonio intangible de la costa vizcaína sobresalen los consabidos
“arrantzales” o fiestas de pescadores. Durante los carnavales, los danzantes llamados
“Zerutxu” bailan sus coreografías representando a osos gigantes. A fines de junio se
celebra la Fiesta de la Karranka, con un danzante vestido de frac que baila sobre un
arcón de madera llevado por ocho personas, el cual contiene documentos relativos a la
historia de la villa. Los porteadores reciben el nombre de Kilin-Kala y balancean la
imagen de San Pedro sobre el agua para propiciar la pesca. Las mujeres, por su parte,
realizan una “danza Eguzki”, destinada al sol. En este tipo de contextos ceremoniales no
es infrecuente la realización de sacrificios de gansos.

Guernika y su ría

La ciudad de Guernika ha cumplido un papel destacado en la historia parlamentaria


vasca, como sede de las Juntas Generales de Vizcaya, que se desarrollaban en torno a un
roble foral, considerado un árbol sagrado. Las Juntas eran convocadas desde las
cumbres de los montes designados como “cerros bocineros”. La Casa de las Juntas
deslumbra a los visitantes con sus techos con vitrales y la magnífica sala donde se
exhiben los retratos de las autoridades. En el jardín exterior se observa el tronco del
antiguo árbol sagrado, que data del 1700, junto a un árbol emblemático plantado en el
año 2015. El vecino Museo Euskal Herria alberga símbolos de importancia histórica y

66
política para el pueblo vasco, incluyendo los llamados “chuzos” o varas que representan
la autoridad conferida a los parlamentarios.
Los trágicos incidentes bélicos del siglo XX son recordados en el famoso mural
“Guernika” de Picasso, del cual se exhiben copias in situ. En tanto que el Museo de la
Paz, frente al ayuntamiento, recuerda el destructivo bombardeo que la ciudad sufrió el
26 de abril de 1937. Por su parte, la iglesia de Santa María constituye un magnífico
ejemplo de arquitectura gótica vasca, destacándose la presencia de un “triforo” detrás
del altar, donde antiguamente descansaban los peregrinos.
El paisaje de la ría de Guernika es sumamente variado desde el punto de vista
patrimonial -como suele ser el caso en casi toda la costa cantábrica vasca-. A los pies
del monte Ereño se extienden las marismas de Urdaibai, con sus senderos
interpretativos y un centro ornitológico para la conservación y observación de flora y
ornito-fauna. No lejos de allí, el castillo medieval de Gautegiz Arteaga ha sido
reconvertido en hotel de lujo, tras haber sido reconstruido en el siglo XIX por la
Emperatriz Eugenia de Montijo.
Bañada por las aguas claras del cantábrico, la playa Laga se destaca por sus
majestuosos acantilados y es frecuentada por surfistas. A pocos kilómetros de la
desembocadura de la ría, el pequeño poblado de Ibarrangelu emerge de la forestada
campiña, junto a la antiquísima ermita de San Pedro Atxarre. La vecina aldea de
Ereñozar está enclavada en la otra vertiente del monte Ereño, junto a canteras de piedra
rojiza explotadas para la construcción de una iglesia local.
Aún más imponentes resultan los acantilados casi verticales que flanquean al monte
Ogoño, antiguo atalaya ballenero erguido sobre el escarpado poblado pesquero de
Elantxobe y su puerto de aguas profundas. La topografía tan abrupta de este
asentamiento marinero determina que la mayor parte de sus empinadísimas y angostas
callejuelas sean pedestres. No habiendo suficiente espacio para que maniobren
vehículos grandes, se ha instalado una inusual plaza giratoria, que permite dar vuelta al
único autobús de línea que llega periódicamente a este remoto destino de la costa vasca.

El Monte Ereño y la Ermita de San Miguel Ereñozar

Ereño es un monte de llamativa forma triangular, cuya cima alcanza 447 metros sobre el
nivel del mar. Desde sus alturas se divisan las extensas marismas de Urdaibai, la ría de
Guernika y el mar cantábrico. Una empinada senda empedrada, apta para mulas, parte
desde el poblado de Ereñozar y atraviesa un espeso bosque de encinas, conduciendo
eventualmente a la cumbre, donde se yergue una antigua ermita, junto a un buzón de
andinismo en el que los caminantes dejan sus testimonios de cumbre.
La cima del monte Ereño está coronada por las ruinas de un castillo fortificado, que
data del siglo XII y consta de muros altos y planta más o menos circular. En la parte
superior se yergue una antigua ermita dedicada a San Miguel, construida en piedra y
con soportal. La ubicación estratégica del monte, cerca de la desembocadura de la ría de
Guernika y con una vista muy amplia sobre el territorio circundante, sugiere que la
ermita de San Miguel Ereñozar debió haber cumplido funciones defensivas, además de
religiosas y funerarias. La cartelería local informa acerca de “uno de los capítulos
menos conocidos de la historia vasca, cuando ermitas y castillos protegían a los
poblados costeros”. Explica que, en el siglo XIV, desde el antiguo castillo en la cima
del Ereño, señores vizcaínos capitaneados por Don Juan Núñez de Lara resistieron el
asedio del monarca Alfonso XI. Se erigió allí la parroquia originaria del municipio; su
ermita alberga una imagen barroca del santo y un sepulcro encabezado por relieve con

67
busto orante, posterior al siglo XV. La tradición oral local sostiene que el agua de lluvia
recogida en la tumba cura la sarna y otras enfermedades de la piel.
Desde el punto de vista de la geografía sagrada, cabe señalar la articulación de la
ermita de San Miguel Ereñozar con la ermita de San Manes, en la vertiente opuesta del
monte, que mira hacia la ría de Guernika y las marismas de Urdaibai. Sin embargo, en
razón de la falta de mantenimiento y peligrosidad, está desaconsejado transitar una
antigua senda que une ambas ermitas y desemboca junto a una importante cueva con
arte rupestre.

La cueva de Santimamiñe

Situada en las faldas bajas del monte Ereño, Santimamiñe alberga vestigios de arte
parietal del Período Magdaleniense, cuya antigüedad se remonta a 13.000 años antes del
presente. La cueva fue estudiada inicialmente por el etnógrafo y sacerdote Barandiarán;
actualmente no está abierta al público, con el argumento de que así se contribuye a
garantizar la preservación de las pinturas rupestres. Los motivos representados en las
pictografías incluyen osos, caballos, bisontes y cabras.
El nombre de la cueva deriva de la adyacente ermita dedicada a San Manes, que data
del siglo XIII y ostenta una pequeña imagen del santo en un nicho en una pared interior.
La naturaleza religiosa de la edificación solamente es recordada en forma ocasional,
cuando se realiza alguna misa en fechas destacadas del calendario católico; ya que ha
sido cedida por el obispado para su uso como centro de interpretación.
La visita turística a Santimamiñe resultó una experiencia bastante frustrante. Quienes
asisten deben “pedir turno” para ingresar al predio; pagar la entrada y aguardar
obligatoriamente durante largos minutos (una hora, a veces) para finalmente reunirse
con la guía al interior de la ermita de San Manes. Allí se proyecta una película y se dicta
una “charla informativa”, durante la que se habla muy poco acerca del arte parietal al
interior de la oquedad y bastante acerca de la alegada importancia de las “mujeres
cazadoras” en la subsistencia de las poblaciones del Paleolítico Superior. Asimismo, se
sobre-abunda en consideraciones acerca del impacto negativo del turismo, actividad a la
cual la guía de turno no dudó en describir abiertamente como “egoísta”, descalificando
de ese modo a casi todos los allí presentes. A continuación, los sufridos visitantes son
guiados en una brevísima caminata hasta la entrada de la cueva, a la que no se les
permite ingresar, siendo obligados a permanecer al exterior de la reja, punto desde el
cual no puede apreciarse ninguna de las manifestaciones rupestres (sí se logra advertir la
presencia de una placa conmemorativa que informa acerca del aporte investigativo del
etnógrafo Barandiarán). Al momento de mi visita se produjo, además, una suerte de
llamativo contraste o “hiato” entre la narrativa conservacionista de los guías y la
práctica real de obreros que realizaban “tareas de mantenimiento” al interior de la
oquedad, removiendo tierra y realizando intervenciones de alto impacto, con escasas
precauciones y medios bastante precarios.

Consideraciones y conclusiones

Las formas triangulares y la presencia de cuevas con arte rupestre contribuyen a la


dimensión religiosa de ciertas elevaciones montañosas en el paisaje cantábrico. Un
ejemplo destacado es ofrecido por el monte Castillo, en las inmediaciones de Santander,
que aparece caracterizado en la museografía local como un “monte sagrado” de tiempos

68
prehistóricos143. La llamativa apariencia triangular del monte Ereño, en particular al ser
visto desde las marismas de Urdaibai en la ría de Guernika, debió haber contribuido a su
construcción simbólica como montaña sagrada.
Indudablemente, la temprana percepción de la sacralidad del Ereño ha sido subrayada
por la presencia del arte rupestre parietal en la cueva situada en las faldas bajas del
monte. Por desgracia, la experiencia turística en Santimamiñe resulta bastante
decepcionante, en particular si se la compara con otros importantes yacimientos de arte
parietal abiertos al público en Cantabria y Francia. Sin cruzar la reja de acceso y sin
poder observar ninguna manifestación de su famoso arte parietal desde el exterior, la
visita a la cueva se encuentra dificultada exprofeso por injustificados cupos de acceso y
esperas interminables, que se suman a una deslucida y obligatoria “charla informativa”.
Resulta aún más lamentable que el visitante sea descalificado por su condición de
viajero -y hasta increpado por pretender sacar alguna foto- en el contexto de un discurso
ideológico que describe al turismo como una práctica intrínsecamente “egoísta”.
Es lógico inferir que posibles evidencias materiales de actividades rituales en la Edad
del Bronce o Edad del Hierro hayan quedado obliteradas por la construcción de la
fortificación medieval en la cima del Ereño. Sin embargo, la dedicación de la ermita de
Ereñozar a la protección de San Miguel Arcángel apunta bastante claramente a la
probable sacralidad de este monte en la Prehistoria tardía. La dedicación de ermitas y
capillas a la figura de San Miguel se repite en numerosos rincones del mundo vasco y
suele estar relacionada con la cristianización de lugares de culto tradicionalmente
percibidos como “paganos”.
Camino a Lekeitio, en las inmediaciones de la localidad de Marquina Xemein, se
encuentra otra ermita dedicada a San Miguel de Arretxinaga, que ostenta una estatua del
Arcángel matando al demonio. Se trata de una antigua iglesia que cubre en su totalidad
a un gran dolmen megalítico alojado en su interior. Asimismo, en las alturas del
legendario macizo de Aralar se levanta el templo medieval de San Miguel in Excelsis,
monumental centro de peregrinaje cristiano adornado con la leyenda del caballero
Teodosio de Goñi, donde los devotos todavía realizan el rito de “escuchar al dragón”144.
Por su parte, el islote frente a la bahía de Lekeitio está dedicado a San Nicolás y
conserva ruinas de una antigua ermita y un convento. Al igual que algunos de los más
distintivos brochs de la Edad del Hierro en Escocia145, su acceso se encuentra
naturalmente restringido por las mareas, aspecto que funciona como recurso
escenográfico de eficacia “sacralizadora” en el paisaje costero -y que ha sido además
utilizado antiguamente con fines defensivos-.
La estratégica localización del monte Otoio, que domina la bahía de Lekeitio y el
islote de San Nicolás, debió ser tomada en cuenta en la antigüedad, cuando se
plasmaron las manifestaciones de arte rupestre en sus laderas. El cerro funcionó como
atalaya ballenero en tiempos históricos y ha sido re-sacralizado más recientemente, a
través de la erección de un calvario con tres cruces en su cima. Otro calvario con tres
cruces, de características similares, ha sido erigido en un mirador natural cercano al
santuario de Urkiola, desde donde se divisa al monte sagrado Anboto, morada principal
de Mari, la diosa vasca de las montañas146.
En síntesis, los montes emblemáticos de la costa vizcaína, en particular el Ereño y el
Otoio, aportan a la dimensión simbólica de la geografía de Euskadi ejemplos de casos
de estudio en los que la sacralidad de la montaña se construye desde su temprana

143
Véase Ceruti 2018.
144
Véase Ceruti 2022.
145
Véase Ceruti 2017.
146
véase Ceruti 2021b.

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asociación con el arte rupestre paleolítico (en cuevas junto a la base), hasta ermitas
medievales o calvarios con cruces en sus cimas, que siguen funcionando como espacios
de actividad ritual en nuestros días. A la dimensión religiosa de estos montes costeros se
agrega su histórico papel como atalayas y enclaves defensivos, articulados también con
la función de los “cerros bocineros” para la convocatoria a las Juntas Generales, que
dieron fundamento y sustento a la tradición parlamentaria en el mundo vasco. ●

Referencias citadas

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----------- “El macizo de Gorbea en el País Vasco: monte emblemático, sagrado y
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------------ “El santuario de San Miguel de Aralar: patrimonio religioso e intangible en
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Revista Cars y Caretas año 1898 (AGN- Biblioteca).

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