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UN ANDAR RENOVADO | Efesios 4:17-32
¿Dormirías con la ropa con la que hiciste deporte? ¿Irías a una cena elegante con la
ropa de trabajo? ¿Saldrías a correr con la ropa de gala? Todos sabemos que para
cada actividad especial hay una forma de vestir especial. Lo mismo ocurre en la
vida de fe, es nuestra mayor vocación y merece que vistamos a la altura. Esto se
llama “renovación”, lo cual indica toda una “novedad” de vida.
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles,
que andan en la vanidad de su mente…” (Efesios 4:17)
En este verso, “los otros gentiles” son los incrédulos. La forma de vida de ellos se
basa en lo siguiente:
Así que, el énfasis de este pasaje nos enseña que si hay alguna forma de andar, un
estilo de vida, o una conducta específica, que sea propia de los incrédulos, es una
vestimenta que pertenece a nuestra vida pasada, y nada tiene que ver con nuestra
profesión actual de fe.
Pablo responde: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y VESTÍOS del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y Santidad de la verdad” v.22
Lo primero que el cristiano tiene que entender es que, entre tanto no se despoje de
la vieja vestimenta, no podrá vestirse de la nueva. A esto lo llamamos “el principio
del reemplazo”. El cristiano tiene que aprender a reemplazar muchas cosas en su
caminar diario.
En este pasaje de Efesios, hay algunas maneras prácticas, acerca de cosas viejas que
deberíamos reemplazar:
La verdad debe ser nuestra bandera. Pablo llamó a la iglesia “Columna y baluarte
de la verdad” (1Tim. 3:15) Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn.
14:6). De manera que aquél que está en Cristo camina también en la verdad. Según
efesios, ser un cuerpo implica que si mentimos a otro miembro nos mentimos o nos
hacemos daño a nosotros mismos. Crisóstomo escribió, hace muchos siglos, sobre
este versículo:
“No permitamos que el ojo mienta al pie, ni el pie al ojo. Si hay un
foso profundo y su boca está cubierta con ramas y hojas dando la
apariencia al ojo de ser terreno firme, ¿No usaría el ojo al pie para
averiguar si el terreno es firme y resiste? ¿Dirá el pie una mentira al
ojo o le dirá la verdad? Y de igual manera, si el ojo ve una serpiente
o una bestia salvaje, ¿Le mentirá al pie?”
Esto nos habla de saber controlar nuestro temperamento. Moody una vez dijo que
él no daría un peso por un cristiano sin temperamento, pero que no daría ni un
centavo por un cristiano que no sepa controlar su genio. Pablo dice que el creyente
debe ser misericordioso, amable y perdonador (vv.31,32).
Esto, por supuesto, no quiere decir que el temperamento natural del creyente ha
muerto para siempre, usted aún tendrá luchas con su enojo (Quizá le interese
leer: Venciendo el Enojo y la Ira), pero gracias a Dios, por el poder del
Espíritu Santo, usted podrá vivir controlando su enojo.
El verbo “hurtaba” debe entenderse como “el que hurta” (Gr. participio presente),
Pablo no se está refiriendo a las cosas que los creyentes hacían antes de conocer a
Cristo, sino que al parecer muchos cristianos todavía vivían en la continua práctica
del robo. Más aún, Pablo está relacionando estrechamente la práctica del hurto con
el dejar de ayudar a otros en sus necesidades.
Todos estos, son mandamientos directos para el que forma parte del cuerpo de
Cristo. Ya que es llamado a edificar el templo santo del Señor (Ef.2:20-22), es su
responsabilidad cumplirlos. Dios no nos pediría u ordenaría algo que supiera que
no lo podríamos hacer. De manera que, no tenemos excusa.