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¿Por qué es importante buscar la llenura Del Espíritu Santo?

Efesios 5.18 “…sean llenos del Espíritu.”

1. INTRODUCCIÓN

El habita en quienes hemos entregado nuestra vida a Jesús, nos ayuda a crecer cada día, para que
podamos ser todo lo que Dios quiere que seamos. Dios ideó una manera sencilla de que tengamos
acceso a su poder cada día. Esa manera es la llenura del Espíritu Santo.

Hechos 1.8 el poder del Espíritu Santo nos permite imitar a Jesús. El apóstol Pablo dice que Dios nos
fortalece “con poder en el hombre interior por su Espíritu” Efesios

3.16. El Espíritu nos llena de “toda la plenitudde Dios” V. 19, es decir que ser como Él –en cuanto a su
carácter, pero no por cuenta propia, sino por la llenura de su Espíritu.

1. El Espíritu ilumina nuestra mente para que podamos comprender las cosas de Dios. 1ª
Corintios 2.14.
2. Capacita nuestra voluntad e intenciones para que perseveremos en hacer lo correcto.
Filipenses 2.13.
3. Ennoblece nuestros pensamientos y emociones, para que
expresemos el fruto del Espíritu. Gálatas 5.22, 23.
4. Dinamiza nuestros cuerpos físicos para servir al Señor. Efesios 6.10.
5. Un día transformará nuestros cuerpos mortales en cuerpos gloriosos, para que
entremos a la vida eterna con el Señor. Romanos 8.11.
Perdón
Antes de proceder al perdón de Dios, tenemos que llegar al
arrepentimiento por todo lo que no ha agradado a Dios. Pedir perdón a
Dios por nuestros pecados es importante para ser llenos por el Espíritu de
Él. “Quien encubre su pecado jamás prospera;quien lo confiesa y lo deja, halla
perdón” (Prov. 28:13).
Dios en su naturaleza es un Dios que perdona cuando nuestro
arrepentimiento es sincero. “Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es
tu amor por todos los que te invocan” (Sal. 28:13).

También lee: ¿Por Qué Debería Perdonar?

Ser hijos de Dios


“Por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo”
(Gal. 4:6). Creer en el hijo de Dios y recibirlo en nuestros corazones para
perdón de pecados nos hace hijos de Dios.
“Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de
Dios, a los que creen en su nombre” (Jn. 1:12). Entonces, ser hijos de Dios
nos hace ser llenos del Espíritu Santo.
Sed
Tener sed de la presencia de Dios y buscarlo a Él, nos conduce a ser
saciados por el Espíritu de Dios con ríos de agua viva. “En el último y gran
día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene
sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva” (

Resultados de Ser lleno del Espíritu


Poder para testificar
Cuando somos llenos del Espíritu Santo, el mismo Espíritu te guía para
hablar de lo que Dios ha hecho en tu vida y contar cómo la ha
impactado. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).
Poder para vivir la vida cristiana victoriosa
Nacer de nuevo en Dios, creer en Él y tener comunión con Jesús trae
consigo victoria en nuestras vidas. “Porque todo lo que es nacido de Dios
vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe” (1
Jn. 5:4).
Dar gloria a Dios
La gloria, ciertamente, corresponderá al Señor. “El me glorificará; porque
tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Jn. 16:14).
¿Cómo puede un
creyente ser lleno del
Espíritu?
SUGEL MICHELÉN | 23 MARZO, 2011

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Antes de responder esta pregunta
es de suprema importancia que examinemos con más detenimiento el texto clave de Ef. 5:18 para
resaltar algunos detalles que podemos pasar por alto fácilmente.

En primer lugar, noten que estas palabras fueron escritas en modo imperativo: “Sed llenos del
Espíritu”. No es un consejo ni una opción, sino una orden dada a nosotros por el apóstol Pablo
bajo la inspiración del mismo Espíritu Santo. Es la voluntad expresa de Dios que los cristianos
sean llenos del Espíritu.

En segundo lugar, y estrechamente ligado al punto anterior, es obvio que los cristianos juegan un
papel responsable y activo en este asunto. Esta es una exhortación que los cristianos pueden
descuidar o pueden obedecer.

En tercer lugar, quiero que noten también que el imperativo está en plural, lo que quiere decir
que Pablo dirige esta orden a todos los creyentes de la Iglesia en Éfeso y no a un grupito de
cristianos especiales y súper espirituales que había en la iglesia: “Sed (todos) llenos del
Espíritu”.

Algunos creyentes parecen pensar que deben contentarse con una vida cristiana mediocre y dejar
que ciertas personas alcancen un nivel de espiritualidad que ellos no pueden ni soñar. Pero eso
no es lo que el apóstol Pablo dice aquí. A todos los hermanos de la Iglesia les da el mismo
mandato: “Tienen que ser llenos del Espíritu Santo”.

En cuarto lugar, hay algo aquí que no van a notar en nuestro idioma español, y es el hecho de que
en el original griego el mandato está en voz pasiva, y por lo tanto podemos traducirlo: “Déjense
ser llenos del Espíritu Santo, déjense guiar, déjense controlar e influenciar”.

Y una cosa más en cuanto al original es que el mandato está en tiempo presente, lo que indica
que se trata de algo habitual: “Déjense controlar continuamente por el Espíritu Santo”. Esta debe
ser la experiencia diaria del cristiano porque cada día vamos a necesitar de Su control, de Su
influencia, de Su dirección.
La llenura del Espíritu de la que Pablo habla aquí en Ef. 5 no es una experiencia crítica que se
obtiene en un momento dado y que nos lleva a actuar en una forma extraña o a sentir cosas
escalofriantes; no. Pablo está hablando aquí de una condición o estado en el que debemos vivir
permanentemente. “Andad en el Espíritu, dice en Gal. 5:16, y no satisfagáis los deseos de la
carne”.

Volvemos, entonces, a la pregunta que hicimos hace un momento, ¿cómo pueden los cristianos
ser llenos del Espíritu Santo? Permítanme primero decir dos cosas negativas en cuanto a esto,
dos cosas que debemos evitar.

Si queremos ser llenos del Espíritu, debemos evitar a toda costa contristar al Espíritu. En Ef.
4:30 dice el apóstol Pablo: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados para el día de la redención”.

El Espíritu Santo es una Persona divina que habita dentro de mí. Va con nosotros a todas partes,
y esto es algo que los cristianos tendemos a olvidar. Debo cuidarme de lo que veo, de lo que
oigo, de lo que hago, para no contristar al Espíritu Santo que mora en mí. “¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios,
y que no sois vuestros?” (1Cor. 6:19). Cristo mora en nosotros por Su Espíritu. Si queremos ser
controlados por El debemos cuidarnos de no entristecerle.

Por otra parte, y estrechamente ligado con esto que hemos dicho, debemos cuidarnos para no
dejarnos controlar por ninguna cosa opuesta al Espíritu. Pablo dice en Gal. 5:17 que “el deseo de
la carne (refiriéndose aquí al pecado que mora en nosotros) es contra el Espíritu”.

Y en Rom. 8:7 dice que “los designios de la carne (los pensamientos, los planes y deseos de la
carne) son enemistad contra Dios”. Si queremos ser llenados por el Espíritu, debemos evitar
que nos controlen nuestros apetitos, nuestras pasiones, nuestros deseos que son contrarios al
Espíritu.

Y lo mismo podemos decir de los patrones del mundo que se oponen a los de Dios. Ser
controlados por cualquiera de estas cosas es exactamente lo opuesto a ser llenos del Espíritu.

El vino y las bebidas embriagantes no son las únicas cosas que pueden controlarnos. Son muchas
las ideas, los conceptos, las filosofías que tratan de controlarnos día tras día, deseos, apetitos y
pasiones contra los cuales tendremos que luchar.

Pero este es el aspecto negativo de la llenura. ¿Qué podemos decir positivamente? ¿Qué
debemos hacer para ser llenos del Espíritu? Debemos llenar nuestras mentes de la Palabra de
Dios, inspirada por el Espíritu, de modo que esta controle cada vez más nuestros pensamientos y
nuestras acciones.

Noten algo interesante en Col. 3:16. Allí Pablo nos dice que la palabra de Cristo debe morar
abundantemente en nosotros. Pero lo interesante de este texto es que los frutos que Pablo
menciona como resultado de esa llenura de la Palabra en Col. 3 son los mismos que se
mencionan en Ef. 5 como resultado de la llenura del Espíritu.

En la medida en que la Palabra de Cristo nos llena, Sus pensamientos vienen a ser los nuestros,
Sus estándares nuestros estándares y Su voluntad nuestra voluntad. De ese modo el poder de Su
Espíritu se manifestará más palpablemente en nuestras vidas.

Es por eso que en Col. 1:9-12 Pablo pide que estos hermanos sean llenos del conocimiento de la
voluntad de Dios, para que puedan andar como es digno del Señor, agradándole en todo,
llevando fruto, creciendo en el conocimiento de Dios, y “fortalecidos con todo poder,
conforme a la potencia de Su gloria”. Pablo conecta aquí el conocimiento de la voluntad de
Dios con el poder de Dios actuando en nosotros.

“Para ponerlo en palabras más simples, el Espíritu de Dios debe enseñarnos antes que pueda
llenarnos. Esta es la razón por la que la enseñanza es la esencia del ministerio cristiano y por qué
un cristianismo vigoroso no puede existir en la ausencia de una instrucción fiel. Por supuesto, es
el Espíritu Santo quien nos llena con ‘el conocimiento de Su voluntad’, pero Él usa instrumentos
humanos para hacer esto (como vemos en Ef. 4:11-16)” (E. H. Andrews; The Spirit has Come;
pg. 160).

En el momento de la conversión el Espíritu de Dios viene a morar en nuestros corazones; Dios


mismo viene a habitar en nosotros por Su Espíritu, y comienza a trabajar en nosotros para
conformarnos cada vez más a la imagen de Cristo. Ese proceso de transformación se opera en
nosotros a través de nuestro entendimiento.

En la medida en que la Palabra de Cristo permea nuestra mente y nos controla, en esa misma
medida se manifiesta más ampliamente en nuestras vidas el poder del Espíritu de Dios obrando
en nosotros y a través de nosotros. Y ¿cuál será el resultado? Ya lo vimos anteriormente: El
Espíritu producirá en nosotros sabiduría, fe, gozo, paz, esperanza, bondad, paciencia, consuelo,
conocimiento de Dios, fructificación.

Es por eso que los cristianos no necesitan de cosas artificiales como el alcohol para tener paz y
alegría. Las personas del mundo buscan estas cosas para mitigar su miseria. ¿Por qué recurren a
las bebidas y a los sedantes? Porque viven vidas miserable. Pero los creyentes tienen algo
inmensamente más glorioso: la morada de Cristo por medio de Su Espíritu.

Dice el salmista en el Sal. 4:7: “Tu diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando
abundaba su grano y su mosto”. Nuestra alegría es mayor que la de ellos, aun cuando no
tengamos lo que ellos tienen, porque no depende de esas cosas, sino de la presencia de Dios en
nuestras vidas.

Hay algo fundamentalmente erróneo en la vida de un cristiano que tiene que recurrir a cosas
artificiales para estar alegre y gozoso (vers. 18). ¿Es tu condición? ¿Estás dejando que el Espíritu
de Dios te controle por medio de Su Palabra? ¿Estás luchando diligentemente para que ninguna
otra cosa te controle?

Que Dios nos ayude a vivir más conscientemente en Su presencia, cada vez más conscientes del
huésped divino que mora en nosotros, y que la mente de Cristo sea cada vez más la nuestra, Sus
estándares nuestros estándares, Su voluntad nuestra voluntad.

© Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este
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