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Efesios 4:17-32
Reina-Valera 1960
¿Dormirías con la ropa con la que hiciste deporte? ¿Irías a una cena elegante con la ropa de
trabajo? ¿Saldrías a correr con la ropa de gala? Todos sabemos que para cada actividad especial
hay una forma de vestir especial. Lo mismo ocurre en la vida de fe, es nuestra mayor vocación y
merece que vistamos a la altura. Esto se llama “renovación”, lo cual indica toda una “novedad” de
vida.
En la primera parte de Efesios 4 se describe la relación del cristiano con la iglesia; ahora se enfatiza
la relación del creyente con el mundo que le rodea. Pablo dice que ya estamos «en Cristo» y
somos parte de Su cuerpo; pero también estamos en el mundo, donde hay tentaciones y mucha
contaminación. No podemos escapar del mundo pues tenemos una misión de ser luz aquí; pero
podemos andar en pureza y no permitir que este mundo nos contamine.
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la
vanidad de su mente…” (Efesios 4:17)
En este verso, “los otros gentiles” son los incrédulos. La forma de vida de ellos se basa en lo
siguiente:
Andan en la vanidad de su mente, Ef.4:17
Así que, el énfasis de este pasaje nos enseña que si hay alguna forma de andar, un estilo de vida, o
una conducta específica, que sea propia de los incrédulos, es una vestimenta que pertenece a
nuestra vida pasada, y nada tiene que ver con nuestra profesión actual de fe.
Pablo responde: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y VESTÍOS
del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y Santidad de la verdad” v.22
Lo primero que el cristiano tiene que entender es que, entre tanto no se despoje de la vieja
vestimenta, no podrá vestirse de la nueva. A esto lo llamamos “el principio del reemplazo”. El
cristiano tiene que aprender a reemplazar muchas cosas en su caminar diario.
La vida cristiana debe ser radicalmente diferente de la vida vieja. Pablo esperaba que los efesios
experimentaran cambios y les hace tres admoniciones: «despojarse» (vv. 22–23); «vestirse» (v. 24)
y «desechar» (vv. 25ss). Romanos 6 nos enseña que el viejo hombre ha sido crucificado y sepultado
y que a medida que consideramos que esto es verdad, nos «despojamos» de ese viejo hombre. Dios
ha hecho su parte; ahora nos resta que creamos lo que Él ha dicho y que «nos cambiemos de
vestidos» (Bosquejos Expositivos, P. 392)