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Grado en Lengua y Literatura Españolas

Código de la asignatura: 64901054

Primera Prueba de Evaluación a Distancia


Comunicación Oral y Escrita en Español I
2015-2016

La resolución de esta prueba presupone el estudio de los siguientes contenidos:


a) Nociones sobre el español en el mundo (Tema 1).
b) Cuestiones específicas sobre la lengua hablada y la lengua escrita, sobre la
corrección morfosintáctica y la propiedad e impropiedad léxicas (Tema 2).
En la Guía de Estudio II de la asignatura se especifican las páginas del manual
correspondientes a los Temas 1 y 2 del Programa; recuerde que en el segundo tema ha
de fijarse especialmente en los recuadros sombreados. Es importante que consulte los
Textos de apoyo y de estudio incluidos en el curso virtual, así como los mensajes
aclaratorios del equipo docente.
En la redacción de sus respuestas preste atención a los aspectos expresivos,
incluidos los ortográficos. Sea claro y preciso en sus razonamientos.
Las Pruebas de Evaluación a Distancia son voluntarias. Con ellas podrán obtener
hasta dos puntos (un punto por cada prueba).
Esta Primera Prueba de Evaluación se califica de 0 a 10.

1. El romance primitivo y los primeros romances hispánicos. El


castellano. Extensión máxima una página. (2 puntos)

El habla vulgar surgida antes del siglo XI era una lengua nueva, pero a la que se le
despreciaba y calificaba de “rusticus sermo” que se traduce por “La palabra
campesina”. En esa época convivían el latín de los eruditos y el romance del pueblo
llano, lo que provoca la existencia entre notarios y escribas de un latín vulgarizado
hablado por semidoctos, que intentaba acercar las formas latinas a la recién nacida
fonética romance. Es decir, el latín se mezclaba con el romance, romanceando el latín y
latinizando el romance. Hasta la consolidación de las distintas lenguas romances, a ese
latín que iba distanciándose progresiva e inexorablemente del latín clásico se le llamó
romance.
La palabra romance, que hacía referencia a la lengua hablada frente al latín como
lengua de cultura escrita, viene de la palabra latina romanice, y con ella se designaba
tanto la lingua romana o romanice (siendo esta una denominación que se usaba ya en
el Imperio romano) cuanto la nueva lengua usada por el pueblo y que aún no gozaba de
entidad lingüística que la diferenciara. Se trataba de una denominación por oposición
al latín, equivalente a la de lengua vulgar, nombre que aparece después que el de
romance.
El romance en los siglos IX al XI es el castellano (luego llamado español), gallego,
catalán, leonés… primitivos de los antiguos Estados cristianos y a los que conocemos a

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través de documentos, sobre todo notariales, que empleaban el latín, aunque el


descuido o la ignorancia de sus transcriptores dio lugar a la introducción de voces y
construcciones romances.
Los dos primeros escritos conservados en lo que podría denominarse español primitivo
son las Glosas Emilianenses pertenecientes al monasterio de San Millán de la
Cogolla en La Rioja y las Glosas Silenses, pertenecientes al monasterio de Santo
Domingo de Silos en la provincia de Burgos. La labor de los monjes y escribas consistió
en anotar en los márgenes de escritos latinos la traducción al castellano de palabras y
frases latinas donde abundan formas inseguras derivadas de la falta de ideas claras
sobre cuáles debían emplearse, lo que confiere al romance primitivo carácter de
inestabilidad.
Durante la Edad Media, los reinos cristianos de Galicia, León, Navarra, Cataluña,
Aragón y Castilla ya estaban formados, adquiriendo cada uno de ellos su propia
fisonomía, siendo el reino de Castilla el más extenso, por lo que consiguió sobreponerse
al resto. El fraccionamiento político influyó sobre el lenguaje originando rasgos
diferenciales, lo que dio lugar a la fragmentación lingüística peninsular. Los dialectos
existentes en ese momento eran el gallego-portugués, el leonés, el castellano, el
navarro-aragonés y el catalán, en el Norte, y en el Sur, los dialectos mozárabes, que
permanecieron aislados de los demás sufriendo por ello una evolución muy lenta.
Algunos de esos dialectos adquirieron, siglos más tarde, el estatus de lenguas (como
ocurrió, primero, con el castellano o español y, después, con el catalán y con el gallego,
ya independiente desde hacía tiempo del portugués), mientras que otros, como el
asturleonés y el navarroaragonés, han mantenido el de dialectos hasta la actualidad (se
llaman dialectos históricos, por derivar directamente del latín).
Frente a todos ellos, el castellano evolucionó con más rapidez, mostrándose innovador
ante las vacilaciones de los demás dialectos en la elección de posibilidades. Lapesa dice:
«Las circunstancias favorecieron […] la constitución de un dialecto original e
independiente. El castellano fue en la época primitiva un islote excepcional. En primer
término se apartaba de los demás romances peninsulares por el especial tratamiento de
los fonemas y grupos latinos […] El castellano poseía un dinamismo que le hacía
superar los grados en que se detenía la evolución de otros dialectos».
Pronto se irradió por el Norte, Centro y Sur de la Península. Castilla se había alzado con
la hegemonía política, y su dialecto habría de convertirse en lengua de toda la
comunidad hispánica. No obstante, la aparición del castellano en la lengua escrita, que
daba sus primeros balbuceos con las Glosas del siglo X, continúa en el XI en poemas a
Los Condes Castellanos y a Los Infantes de Lara, si bien habrá que esperar a que el
Poema Mio Cid (1140), obra maestra de la poesía épica, consagre definitivamente el
inicio de la literatura en lengua castellana.

2. Siguiendo las páginas 82-84 del libro Introducción a la lengua


española, exponga qué se considera hablar bien. Extensión máxima
una página. [Se recomienda la lectura de todo el tema (páginas 77-90)].
(2 puntos)

Hablar bien es conseguir expresar con eficacia lo que nos hemos propuesto transmitir,
de modo que el mensaje resulte adecuado teniendo en cuenta quién es el interlocutor y
en qué situación comunicativa nos hallamos. No es adecuado usar el mismo discurso
para dirigirnos a familiares y amigos en la vida cotidiana y para dirigirnos a un superior
en el que se requiere un contexto donde la relación entre hablante y oyente es más
formal o respetuosa.

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Cada situación comunicativa condiciona que los hablantes seleccionen unas


determinadas formas de expresión verbal. Ante una situación formal, el hablante
siente la necesidad social de producir un discurso oral adecuado que no suscite rechazo
o descrédito.
Por otra parte, muchas palabras o expresiones que aceptamos como normales al
escribir o al leer nos parecen inadecuadas al hablar. En la vida cotidiana, lo adecuado es
comunicarnos mediante un registro familiar o coloquial. Sin embargo, la generalización
indiscriminada del registro vulgar en la comunicación oral es valorada socialmente
como una mala utilización del idioma.
Hablar bien una lengua no consiste en la habilidad para emitir enunciados
gramaticales. Conocer una lengua implica saber escoger el término apropiado en el
estilo adecuado, el tiempo y lugar correctos, implica un conocimiento complejo de
cómo decir qué, a quién, cuándo y dónde. Este conocimiento de cómo usar la lengua
apropiadamente, en todas las situaciones sociales, teniendo en cuenta que los usos
adecuados cambian según las situaciones, se ha definido como <<competencia
comunicativa>>. Uno de los principios básicos de la sociolingüística es el de no hay
hablantes con un estilo único, es decir, todo el mundo es “pluriestilista”, en el sentido
de que adapta su estilo de habla a la situación comunicativa en que se encuentra. El
saber cambiar de registro según los interlocutores y las circunstancias, así como una
hábil administración de las estrategias de cortesía son indicio de un buen conocimiento
de la lengua. Cuando un hablante usa únicamente el registro vulgar por carecer de
recursos para alternarlo con otro más elaborado, coloquial o culto, es decir, cuando es
incapaz de adecuar su expresión a la situación comunicativa, manifiesta un síntoma de
ignorancia o incultura.
La lengua hablada no suele presentar el mismo grado de esmero que la escrita por la
inmediatez o impremeditación con que, generalmente, emitimos los mensajes orales.
Las incorrecciones que se advierten en la lengua hablada pueden ser tanto de
pronunciación, como de morfología o sintaxis, así como el uso de un vocabulario
inapropiado.
La expresión corrección oral se asimila a menudo a la buena pronunciación y no al
conjunto de reglas que organizan la lengua hablada. Tradicionalmente relacionada con
la retórica y la oratoria, la Ortoepía es la rama de la fonética que se ocupa de la
pronunciación correcta. La Ortofonía estudia, a su vez, la corrección de los defectos de
la voz y de la pronunciación. Y ambas forman parte de la Ortología, arte de pronunciar
correctamente y, de manera general, de hablar con propiedad. La Ortología, pues, es un
conjunto de reglas restrictivas que definen el “deber ser” de la pronunciación.
En una lengua como el español, los criterios de pronunciación correcta deberían estar
fijados por una norma lingüística estándar panhispánica que estableciese un marco de
referencia de corrección democráticamente consensuada y aceptada, de manera que los
hispanohablantes pudieran identificarse como grupo lingüístico en cualquier situación
comunicativa. Sin embargo, sería prudente que se formulase la norma de una manera
flexible, teniendo en cuenta la adecuación comunicativa permitiendo las variedades de
uso en grado de formalidad de la situación considerando al mismo tiempo, la
especificidad de la lengua oral sin remitirse a la escritura como única referencia.
3. Explique en qué consisten las incorrecciones morfosintácticas de los
siguientes enunciados; escriba a continuación los enunciados
correctos: (2 puntos)

a) *Hubieron muchas dimisiones.

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Se trata de una concordancia incorrecta, en este caso, de la forma verbal


hubieron con el sustantivo dimisiones. La norma lingüística establece que
<<aunque (la concordancia entre sustantivo propuesto y el verbo) es uso muy
extendido en el habla informal de muchos países de América y se da también
en España, especialmente entre hablantes catalanes, se debe seguir utilizando
este verbo como impersonal en la lengua culta formal, de acuerdo con el uso
mayoritario entre los escritores de prestigio>> (DPD:331)
Por lo tanto, la forma correcta de enunciar la oración sería la siguiente:

Hubo muchas dimisiones.

b) *A Carmen la devolvió dos sobres de cromos porque ya les tenía.

Se trata de un uso incorrecto de los pronombres personales átonos de 3ª


persona –laísmo, leísmo y loísmo-. En este caso concreto; hablamos de laísmo
(uso incorrecto del pronombre la) para *la devolvió, y leísmo (uso incorrecto
del pronombre le) para *les tenía. Siendo la forma correcta de escribir la
oración:

A Carmen le devolvió dos sobres de cromos porque ya los tenía.

LAÍSMO.

1. Es el uso impropio de la(s) en función de complemento indirecto femenino, en


lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde etimológicamente ejercer esa
función (→ pronombres personales átonos, 1).

LEÍSMO.

1. Es el uso impropio de le(s) en función de complemento directo, en lugar de lo


(para el masculino singular o neutro), los (para el masculino plural) y la(s) (para
el femenino), que son las formas a las que corresponde etimológicamente
ejercer esa función (→ pronombres personales átonos, 1).

LOÍSMO.

1. Es el uso impropio de lo(s) en función de complemento indirecto masculino


(de persona o de cosa) o neutro (cuando el antecedente es un pronombre neutro
o toda una oración), en lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde
etimológicamente ejercer esa función (→ pronombres personales átonos, 1).

c) *Explícalo de manera de que todos lo entiendan.

Se trata de un uso incorrecto de la preposición de junto a que. Por lo tanto,


estamos hablando de dequeísmo:

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Es el uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la


preposición no viene exigida por ninguna palabra del enunciado.
1. Se incurre en dequeísmo en los siguientes casos:

a) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva


de sujeto. El sujeto de una oración nunca va precedido de preposición y, por
tanto, son incorrectas oraciones como *Me alegra de que seáis felices (correcto:
Me alegra que seáis felices); *Es seguro de que nos quiere (correcto: Es seguro
que nos quiere); *Le preocupa de que aún no hayas llegado (correcto: Le
preocupa que aún no hayas llegado); *Es posible de que nieve mañana
(correcto: Es posible que nieve mañana). Algunos de estos verbos, cuando se
usan en forma pronominal (alegrarse, preocuparse, etc.), sí exigen un
complemento precedido de la preposición de. En ese caso, el uso conjunto de la
preposición y la conjunción es obligatorio: Me alegro de que seáis felices, y no
*Me alegro que seáis felices; Me preocupo de que no os falte nada, y no *Me
preocupo que no os falte nada (→ queísmo, 1a).

b) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva


de complemento directo. Esto ocurre, sobre todo, con verbos de «pensamiento»
(pensar, opinar, creer, considerar, etc.), de «habla» (decir, comunicar, exponer,
etc.), de «temor» (temer, etc.) y de «percepción» (ver, oír, etc.). El
complemento directo nunca va precedido de la preposición de y, por tanto, son
incorrectas oraciones como *Pienso de que conseguiremos ganar el
campeonato (correcto: Pienso que conseguiremos ganar el campeonato); *Me
dijeron de que se iban a cambiar de casa (correcto: Me dijeron que se iban a
cambiar de casa); *Temo de que no llegues a tiempo (correcto: Temo que no
llegues a tiempo); *He oído de que te casas (correcto: He oído que te casas).

c) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada que ejerce


funciones de atributo en oraciones copulativas con el verbo ser. Este
complemento, por lo general, no va precedido de preposición y, por tanto, son
incorrectas oraciones como *Mi intención es de que participemos todos
(correcto: Mi intención es que participemos todos).

d) Cuando se inserta la preposición de en locuciones conjuntivas que no la


llevan: *a no ser de que (correcto: a no ser que), *a medida de que (correcto: a
medida que), *una vez de que (correcto: una vez que).

e) Cuando se usa la preposición de en lugar de la que realmente exige el verbo:


*Insistieron de que fuéramos con ellos (correcto: Insistieron en que fuéramos
con ellos); *Me fijé de que llevaba corbata (correcto: Me fijé en que llevaba
corbata).

2. Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar, en sus acepciones más
comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir
de algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar de algo [a alguien]; cuidar
[algo o a alguien] y cuidar de algo o alguien; dudar [algo] y dudar de algo;
informar [algo] a alguien (en América) e informar de algo [a alguien] (en
España). Por tanto, con estos verbos, la presencia de la preposición de delante

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de la conjunción que no es obligatoria (→ advertir, avisar, cuidar(se), dudar,


informar(se)).

3. Un procedimiento que puede servir en muchos de estos casos para


determinar si debe emplearse la secuencia de «preposición + que», o
simplemente que, es el de transformar el enunciado dudoso en interrogativo. Si
la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la
modalidad enunciativa. Si la pregunta no lleva preposición, tampoco ha de
usarse esta en la modalidad enunciativa: ¿De qué se preocupa? (Se preocupa de
que...); ¿Qué le preocupa? (Le preocupa que...); ¿De qué está seguro? (Está
seguro de que...); ¿Qué opina? (Opina que...); ¿En qué insistió el instructor?
(Insistió en que...); ¿Qué dudó o de qué dudó el testigo? (Dudó que... o dudó de
que...); ¿Qué informó [Am.] o de qué informó [Esp.] el comité? (Informó que...
[Am.] o informó de que... [Esp.]).

4. antes (de) que, después (de) que, con tal (de) que. → antes, 3; después, 2 y tal,
2.
Destaco la explicación que nos da la Real Academia de la Lengua para nuestra
oración y expongo a continuación la forma correcta de enunciarla:

Explícalo de manera que todos lo entiendan.

d) *¡Chicos, acabar ya los puzles!

Se está haciendo un uso incorrecto del infinitivo por imperativo:

Cuando se da una orden a una segunda persona (del singular o del plural),
deben usarse las formas propias del imperativo, si la oración es afirmativa, o las
formas correspondientes del subjuntivo, si la oración es negativa, va introducida
por la conjunción que o se dirige a un interlocutor al que se trata de usted.

Singular

Tómate toda la sopa y deja de protestar.


No te enfades y ponnos otro café.
Que te calles.
Hágame caso.
Plural
¡Venid aquí ahora mismo, granujas!
Poneos el pijama y dormíos cuanto antes.
No lleguéis tarde.
Que os estéis quietos.
Cierren la puerta y siéntense, por favor.

No se considera correcto, en el habla esmerada, el uso del infinitivo en lugar del


imperativo para dirigir una orden a una segunda persona del plural, como se
hace a menudo en el habla coloquial:

*¡Venir aquí ahora mismo, granujas!


*Poneros el pijama y dormiros cuanto antes.

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Solo es válido el empleo del infinitivo con valor de imperativo dirigido a una
segunda persona del singular o del plural cuando aparece precedido de la
preposición a, uso propio de la lengua oral coloquial: ¡Tú, a callar!; Niños, a
domir.
No debe confundirse el empleo desaconsejable del infinitivo en lugar del
imperativo de segunda persona del plural con la aparición del infinitivo con
valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o avisos
dirigidos a un interlocutor colectivo e indeterminado, habituales en las
instrucciones de uso de los aparatos, las etiquetas de los productos o los carteles
que dan indicaciones, hacen recomendaciones de tipo cívico o prohíben
determinadas acciones en lugares públicos: Consumir a temperatura ambiente;
Depositar la basura en las papeleras; No fumar; Lavar a mano. Se trata, en
estos casos, de estructuras impersonales en las que no se da una orden directa,
sino que se pone de manifiesto una recomendación, una obligación o una
prohibición de carácter general, en las que hay que sobrentender fórmulas del
tipo Se debe consumir... / Es preciso consumirlo... / Hay que consumirlo... / Se
recomienda consumirlo...; Debe depositarse la basura en las papeleras / Hay
que depositar la basura a las papeleras; No se puede fumar / No se permite
fumar; Debe lavarse a mano / Se recomienda lavarlo a mano.

El enunciado correcto de nuestra frase es:

¡Chicos, acabad ya los puzles!

4. Conteste a las siguientes preguntas de tipo test: (2 puntos)

4.1. Señale la opción incorrecta:


a) El portugués no es una lengua derivada del latín.
b) El vasco no es una lengua derivada del latín.
c) El asturleonés es un dialecto del latín.
d) El español no es lengua oficial en Filipinas.

4.2. ¿Qué opción es incorrecta según la norma?


a) La asistenta social les facilitó los documentos que debían cumplimentar.
b) Le gustó la exposición y es por eso que se compró el catálogo.
c) Estos son los asuntos para tratar hoy.
d) Esta cuarta etapa […] se desarrolló entre manifestaciones de agricultores
y mala climatología.

4.3. Elija la opción correcta:


a) La corrección no tiene la misma medida en el discurso oral que en el
escrito.

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b) Hay géneros discursivos como el académico que no obligan a una total


corrección normativa.
c) El habla es artificial; la escritura, en cambio, es natural.
d) Algunos aspectos fundamentales para la comprensión de la lengua
hablada dependen de forma objetiva de la ortografía: grafías, acentuación,
puntuación, etc.

4.4. Señale el enunciado correcto:


a) Ese arquitecto que su equipo ganó el concurso es de origen japonés.
b) No me he dado cuenta que estabas ahí.
c) Contra más lo reviso, más erratas encuentro.
d) Han tenido que ir al aeropuerto en un taxi.

4.5. ¿Qué enunciado presenta un uso léxico no admitido por la norma


actual?
a) No se sabe bien si dimitió o lo cesaron.
b) Sus declaraciones han sido inauditas.
c) La evaluatividad de los daños aún está incompleta.
d) Confirmó su asistencia a la reunión del miércoles.

5. Razone por qué, en las preguntas 4.4 y 4.5 del ejercicio anterior, ha
elegido determinada opción y ha descartado las otras. (2 puntos)

a) Ese arquitecto que su equipo ganó el concurso es de origen japonés.

No he elegido como correcta esta opción porque considero que se hace un uso
incorrecto de la expresión que su en lugar de cuyo. Por lo tanto, estamos frente a un
quesuismo.
El «quesuismo»1 es un fenómeno lingüístico del idioma español, propio del habla
informal, que consiste en emplear la secuencia «que su» (el pronombre relativo con
el posesivo), en lugar del relativo «cuyo», «cuya», «cuyos» o «cuyas» (derivado del
latín cuius), por ejemplo: «el chico que su padre es médico» por «el chico cuyo
padre es médico».
Normativamente, el relativo «que» debe desempeñar funciones nominales y no quedar
desfuncionalizado como en esta construcción. El fenómeno hoy es un rasgo propio
del lenguaje coloquial, pero no era infrecuente en el castellano antiguo. Se explica
porque «cuyo» es un relativo posesivo, por lo que se sustituye por un segmento (que
+ su, o también que + el, la, etc.) que contenga ambos valores, el de relativo con
«que», más el de posesivo con «su» (o «el», «la»).
No obstante, hay que recordar que la secuencia «que su» no siempre constituye
quesuismo: «Este es el libro que su amigo me dio», principalmente cuando «que»
funciona como conjunción: «Me dijo que su coche estaba roto».

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La norma en el idioma español no acepta el quesuismo, por lo tanto se considera que es


incorrecto y debe evitarse en el habla y escritura cultas, según la Real Academia
Española. El quesuismo se debe, probablemente, a que los hablantes perciben el uso
del relativo «cuyo» demasiado formal en el habla, ya que en la lengua hablada actual
no es de uso frecuente.

Forma correcta de enunciar la oración:

Ese arquitecto cuyo equipo ganó el concurso es de origen japonés.

b) No me he dado cuenta que estabas ahí.

En esta oración nos encontramos con una supresión incorrecta de la preposición de


que debería ir delante de que. Es por eso por lo que nos encontramos frente a un
queísmo.
El queísmo es la omisión de una preposición, sobre todo de, cuando precede a que en
oraciones subordinadas.
La Real Academia lo considera un empleo indebido, aunque es una simplificación muy
habitual en el lenguaje coloquial tanto en España como en América. Desde el punto
de vista normativo, se considera un error diametralmente opuesto al dequeísmo, y a
veces se considera una ultracorrección de este fenómeno gramatical.
La oración correcta sería:

No me he dado cuenta de que estabas ahí.

c) Contra más lo reviso, más erratas encuentro.

“Contra más” es un vulgarismo no aceptado por la Academia.


Es inapropiado emplear contra más y contra menos con el sentido de cuanto más y
cuanto menos, según recoge el Diccionario panhispánico de dudas.
Así pues, la opción correcta para enunciar la oración c) sería la siguiente:
Cuanto más lo reviso, más erratas encuentro.

d) Han tenido que ir al aeropuerto en un taxi.

No encontrando ningún error gramatical en esta opción, la doy por válida.

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4.5. ¿Qué enunciado presenta un uso léxico no admitido por la norma


actual?

a) No se sabe bien si dimitió o lo cesaron.

El verbo cesar ha añadido a sus significados el de ‘destituir o deponer a alguien del


cargo que ejerce’, de acuerdo con la vigesimotercera edición del Diccionario
académico.
Aunque tradicionalmente el verbo cesar era solo intransitivo y lo único adecuado era
decir que alguien cesaba, bien porque lo despidieran, bien porque él mismo decidiera
abandonar su puesto, la Academia recoge ahora también una cuarta acepción transitiva
que valida frases en las que alguien cesa a otra persona o alguien es cesado.
Por lo tanto la oración presenta un uso léxico que admite la norma actual.

b) Sus declaraciones han sido inauditas.

La palabra inaudito presenta dos usos recurrentes, por un lado, suele aplicarse a todo
aquello que jamás fue oído o dicho y que por tanto resulta ser absolutamente
asombroso y sorprendente a los ojos y oídos de cualquiera.

c) La evaluatividad de los daños aún está incompleta.

Un Sustantivo abstracto es aquel sustantivo que designa un objeto sólo percibido o


creado por el pensamiento, en oposición a los sustantivos concretos, que designan
objetos perceptibles por los sentidos
Como los distintos grados de concreción y de abstracción corren sin interrupción de un
extremo al otro, resulta que, por la misma naturaleza del asunto, es imposible trazar
la división exacta entre los nombres concretos y los abstractos.
Sahil Ureña y Amado Alonso
En Español, muchos sustantivos abstractos se forman agregando ciertos sufijos (-idad,
-ez(a), -ación, -cia, etc.) a adjetivos y verbos, aunque esta no es la única regla de
formación de sustantivos abstractos (ej: flujo).
- Al convertir adjetivos a su versión abstracta, estamos refiriéndonos al: "hecho de
ser/estar <dicho_adjetivo>",
- y al convertir verbos a su versión abstracta, estamos refiriéndonos al: "hecho de
<verbo_conjugado>".
Algunos ejemplos de convertir adjetivos a un sustantivo abstracto son:
- Felicidad (el hecho de "ser feliz")
- Tristeza (el hecho de "estar triste")
- Serenidad (el hecho de "estar sereno")
- Bondad (el hecho de "ser bondadoso")
- Paupérrimo
Algunos ejemplos de convertir verbos a un sustantivo abstracto son:

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- Circulación (el hecho de "circular")


- Evaluación (el hecho de "evaluar")

d) Confirmó su asistencia a la reunión del miércoles.

Confirmar:
Del lat. confirmāre.
1. tr. Corroborar la verdad, certeza o el grado de probabilidad de algo.
2. tr. Revalidar lo ya aprobado.
3. tr. Asegurar, dar a alguien o algo mayor firmeza o seguridad. U. t. c. prnl.
4. tr. Der. En los contratos o actos jurídicos con vicio subsanable de nulidad, remediar
este defecto expresa o tácitamente.
5. tr. Rel. Administrar el sacramento de la confirmación a alguien.
6. prnl. Recibir el sacramento de la confirmación.
<<Se confirma lo dudoso, lo incierto, lo que solo se sabe por probabilidades y
conjeturas; la confirmación se refiere a lo presente y a lo pasado>>
Ejemplo: Ya te confirmo que la reunión será el lunes.
La oración d) por lo tanto, hace un uso correcto y admitido por la norma actual.

REFERENCIAS:

Diccionario de la lengua española (DRAE)

Diccionario panhispánico de dudas (DPD)

ESCARPANTER, José, Cómo eliminar errores y dudas del lenguaje. ISBN 84-359-
0388-5

GUTIÉRREZ ARAUS, María Luz, Introducción a la lengua española. ISBN


9788480046794

PONS, Salvador; PINILLA, Raquel; HIDALGO, Antonio; FERNÁNDEZ, María José;


ALBELDA, Marta; BRIZ GÓMEZ, Antonio; Instituto Cervantes. 4ª edición. Saber
hablar. ISBN 9788403098060

wikipedia.es

wikilengua.es

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... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/general/inaudito.php

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