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La novela Canto de sirena de Gregorio Martínez es un recorrido por el

departamento de Ica y sus pueblos negros, cuyas costumbres y personalidad son


resumidas en Candelario Navarro, un anciano descendiente de esclavos bozales
que narra sus aventuras sexuales, su viveza y picardía en varios oficios, sus técnicas
para embaucar a las mujeres y sus peleas como reacción a la discriminación racial
que sufría su etnia. 

regorio Martínez (Nazca, Perú, 1942) escribe su más conocida novela Canto de


Sirena (1976) revalorando el ethos de la etnia negroide en el Perú. Su relato brinda
continuidad al folklore, la vida en las haciendas de los peones indios y negros, el
lenguaje popular y la picardía del descendiente de negros bozales Candelario
Navarro, anciano de 81 años que recuerda sus aventuras sexuales, sus pendencias,
su rebeldía, la interacción social con las clases privilegiadas y su vida de huaquero y
peón.

Canto de Sirena

Esta obra tuvo por carátula el cuadro de una sirena con rasgos negroides, algo
tosca y sonriente, pintado por Tilsa Tsuchiya (1936-1884), artista plástica nisei que
captó el ethos negro de la sensualidad de la raza afroamericana, dibujando una
sirena negra, lejos del patrón de belleza occidental con que se retrata a esos seres
mitológicos. El escenario es el pueblo de Coyungo en Nazca, Perú, lugar donde la
creencia popular sostiene que el aullido de los zorros apaga el canto de las sirenas.

exualidad de Candelario: Candelario tiene formación sexual de familia, cuenta


con una tía Norberta, muy promiscua, y un tío músico apodado el Metreque, que
le inculca los valores musicales para el sexo. Candelario tiene el Eros desbordado,
ya que aún de anciano sus mayores deseos son copular y beber todo tipo de
licores. Lleva un registro pormenorizado en cuadernos de todas las mujeres con
quienes tuvo trato carnal, en ciudades como Acarí, Nazca, Lima.

Por momentos presume de su vigor y confiesa que todos sus oficios tuvieron que
ver con el sexo. Cuando se hace pasar por brujo o curandero para hacer amarres al
marido, no recibe dinero de estas mujeres, sino que cambia su servicio por sexo. La
sexualidad es una necesidad muy vehemente en su interior, pues llega a enjabonar
en el río a su patrona Marcela Denegri, mujer blanca que no llega a copular. Esta
tarea la realiza de muchacho y también espía a esta mujer en zoofilia con un
enorme perro.

Hasta la venganza tiene carácter fálico para Candelario, pues contamina a su


displicente patrón Félix Denegri, quien tiraba las órdenes en papeles para que sus
sirvientes  los recogieran, remojando su pene en el agua cristalina que le llevaba en
una garrafa. Para que el patrón no sospeche nada tenía que lavarse
meticulosamente el miembro viril antes de repetir esta operación. Esta proeza del
odio la llama agua de pichula, nombre vulgar en Perú para el pene, con
connotación humorística.

La viveza: Los niveles de astucia de Candelario son altos y cómicos, a menudo


filosofa y cavila sobre la realidad del país y del sexo. Descubre la mafia de la
empresa japonesa Ajinomoto, que elaboraba su condimento blanco a base de
huesos de equino y perro. También aprende a profanar tumbas y huacas
prehispánicas, sacando la mejor parte del tesoro, pues acompañó al
ilustrearqueólogo Julio C. Tello en excavaciones a Paracas, Pachacamac,
Cahuachi y Estaquería.

Aprende a embaucar a las mujeres y ofrecerles hasta matrimonio, llegando a


separarse de una por el juez, y a comer las heces de una muchacha para convencer
a la madre de esta que él la quería. Cuenta con Guillermo, un sobrino suyo, que
golpea al marido de una clienta suya de brujería, para que no vaya más al bulín.
Tiene el deleite por la crueldad pues come carne de perro, gato y equino, lo que
celebra como una hazaña en vez de considerar a los animales como seres dignos
de respeto.

El relato quiere patentar la viveza de la peruanidad negra, como un valor capaz


de consolidar el proyecto de nación. La obra tiene por epígrafe un comentario
sobre Ica, escrito por el explorador italiano Antonio Raimondi. La novela invita al
lector a descubrir Ica, las negrerías o barrios de negros que han formado una
cultura propia, distinta a la urbana y a la rural andina. El autor se solidariza con su
etnia pues es un escritor negroide, criado en ese contexto de la oralidad.
El rencor y la protesta: Candelario es negro, pero lleva en su ethos el proyecto
de nación al identificarse con los cholos o mestizos aindiados pobres, que
sufren marginación por la arbitrariedad de la oligarquía. Un episodio de pelea surge
cuando Candelario derriba de un cabezazo a Pedro Gabelio, un blanco prepotente
que no dejaba entrar al burdel ni a cholos ni negros por no considerarlos gente.
Candelario reacciona luego de que el enorme Pedro casi lo ha dominado con dos
puñetes.

Esta protesta surge por el corte de la necesidad de copular por diversión, muy
enraizada en el imaginario colectivo de Nazca. El sexo es un igualador para el
hombre, pues todos dependen de él en un pueblo donde todos se conocen;
también es un movilizador social porque Candelario puede manosear a Marcela
cuando ella se lo pide. La reivindicación surge de la marginalidad, el outsider tiene
una agenda postergada de derechos que quiere hacer valer, para esto los blancos
en la novela son abusivos y degenerados.

En el relato negro, el blanco está juzgado por la prepotencia, al igual que en el


indigenismo. No se puede generalizar ni inferir como verdad absoluta, pero aún
hoy en pleno 2008, negros e indios peruanos son prohibidos de ingresar a
discotecas de lujo por el racismo imperante. La rebeldía del negro es el sustento
a esta agresividad celebrada en la novela, que recuerda el festejo de las putas, el
trago y las peleas que hacía Charles Bukowski en sus poemas, pero son contextos
muy distintos.

Conclusión: Gregorio Martínez registra la voz del negro peruano en su novela


Canto de Sirena para expresar con la oralidad de su raza el folklore y la vivacidad
del ethos negroide que celebra el sexo, la viveza o pendejada y tiene un código de
rencor latente en la conciencia de sus miembros, presto a actualizarse y estallar
ante situaciones de injusticia social. La cultura popular del negro peruano
conlleva una mitología lúdica y una valoración del folklore que lo hace
inseparable de su razón de ser.
Gregorio Martínez Navarro (Coyungo, Nasca, 12 de marzo de 1942-Virginia, 7 de
agosto de 20171) fue un escritor peruano, uno de los más destacados representantes
de la narrativa afroperuana contemporánea.

Las ficciones de Gregorio Martínez se desarrollaban por lo general en la costa sur


peruana —en especial, el pueblo de Coyungo y sus alrededores— y solían tener
como protagonistas a campesinos afroperuanos. En su obra, el autor trataba de
captar la riqueza del lenguaje oral de los negros de la costa sur de Perú.

Fue autor de los libros de cuentos Tierra de caléndula (1975), La gloria del piturrín y


otros embrujos del amor (1985), Biblia de guarango (2001) y Cuatro cuentos eróticos
de Acarí, y de la recopilación de ensayos y artículos periodísticos Libro de los
espejos(2004).

Lo más destacado de su producción, sin embargo, son las novelas Canto de


sirena (1977) y Crónica de músicos y diablos (1991). En Canto de sirena expone sus
reflexiones sobre la vida y narra sus aventuras amorosas un anciano negro,
Candelario Navarro. A pesar de ser Candelario Navarro un personaje real, Canto de
sirena se relaciona genéricamente con la llamada novela-testimonio, de la que
puede ser un ejemplo Biografía de un cimarrón, del cubano Miguel Barnet.

La novela de Gregorio Martínez se ha relacionado también con Matalaché (1928),


del autor afroperuano Enrique López Albújar. Crónica de músicos y diablos, su
segunda novela, relata los viajes de una familia de músicos negros peruanos, los
Guzmán, y la historia de los negros cimarrones de Huachipa.

Canto de sirena (Oralidad y memoria) Hipocampo Editores -2008. Es el libro de


Gloria Macedo Janto, joven estudiosa san Marquina. Quien asedia desde una
perspectiva sugerente y polémica la valiosa novela de Gregorio Martínez. El estudio
esta centrada en la revisión de los signos de la oralidad que presenta dicha novela
que dicho de paso resulta para la estudiosa una forma de enmascaramiento del
universo de la “negritud”, un simulacro que refleja la memoria ancestral de Candico
personaje –narrador principal de canto de Sirena. Un libro bien documentado
trabajado desde el rigor académico de propuestas teóricas actualizadas. Llama la
atención la singular hipótesis de que Martínez según Macedo al elaborar esta
novela se habría alejado totalmente del proyecto narrativo del grupo narración a la
que el autor estuvo vinculado para crear una nueva forma narrativa que lo alejaría
del uso de la alusión de la “crónica” o del espacio de la literatura popular. Este libro
inicialmente fue la tesis de licenciatura de la autora y que según informa en el
prólogo ha sufrido ajustes para adquirir formato de libro. Hay que recordar que
este libro viene a engrosar otros textos que se han acercado a la obra de G.
Martínez entre las que mencionamos los siguientes textos: Estructura y estrategias
en la narrativa peruana de Eduardo Huàrag (PUCP, 2004), La oralidad escrita. Sobre
la reivindicación y reinscripción del discurso oral de Jorge Marcone (PUCP, 1997), La
letra y loa cuerpos. Heterogeneidad, colonialidad y subalternidad en cuatro novelas
latinoamericanas de carolina Ortiz Fernández (1999) “Etnopoética y estrategias
discursivas en canto de Sirena” de Juan Duchese (1984) “El racismo en la literatura
peruana” de James Higgins (aparece en el libro;: Heterogeneidad y literatura en el
Perù (2003) Poètica narrativa en canto de sirena dfe Gregorio Martínez. Estilo,
narración e ideología de Blas Puente Baldoceda ( New York, 2002) La orgia
lingüística y Gregorio Martínez de Milagros Carazas ( 1998) Canto de Sirena: el
grupo Narración. Análisis de una experiencia literaria en el proceso de la narrativa
peruana de Jorge Valenzuela (UNMSM 1989) La cultura de la marginalidad en la
novela peruana de ls 70 de Jorge Valenzuela ( Universidad Complutense, 1995)
Estamos frente a un texto rico en entradas para entender mejor el proceso de
escritura y de significación que se esconde en Canto de Sirena ena ena. 

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