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PRODUCCION DE SOJA EN ARGENTINA

INTRODUCCION

La soja es la principal oleaginosa cultivada en Argentina. Sobresale, ampliamente, con una


participación cercana al 93%. Le sigue en importancia el girasol, con una participación del 5,3%.

Es una planta leguminosa originaria de Asia que se ha convertido en uno de los cultivos más
importantes y populares del mundo. es una fuente importante de proteínas y aceite vegetal, y se
utiliza en una amplia variedad de productos alimentarios y no alimentarios.

El cultivo de la soja se ha expandido en las últimas décadas debido a su alta productividad y


rentabilidad. Actualmente, los principales países productores de soja son Estados Unidos, Brasil,
Argentina, China y la Unión Europea.

La soja se utiliza como alimento para el ganado, para la producción de aceite vegetal, leche de
soja, tofu, harina de soja, entre otros productos alimentarios. También se utiliza en la producción
de biocombustibles, productos farmacéuticos y cosméticos.

La producción y comercio de soja y sus derivados es una industria globalizada y altamente


competitiva. La demanda de soja en el mercado internacional está impulsada principalmente por
la creciente población mundial y el aumento del consumo de alimentos y productos derivados de
la soja.
Sin embargo, la producción de soja también ha generado controversia debido a su impacto
ambiental, especialmente en países como Brasil y Argentina, donde la expansión del cultivo de
soja ha llevado a la deforestación y la pérdida de hábitats naturales.

La siembra de soja tiene ciertas características que son importantes tener en cuenta para asegurar
una buena cosecha. A continuación, se presentan algunas de las principales características de la
siembra de soja:

1. Época de siembra: La época de siembra de la soja varía según la región, pero


generalmente se realiza en primavera o principios del verano. Es importante sembrar la
soja cuando el suelo esté lo suficientemente caliente y húmedo para promover una buena
germinación y crecimiento inicial.

2. Distancia entre surcos: La distancia entre surcos depende del tipo de suelo y del sistema
de siembra utilizado, pero generalmente se recomienda una distancia de entre 40 y 70
centímetros.

3.Profundidad de siembra: La profundidad de siembra debe ser de aproximadamente 3-5


centímetros. La semilla debe estar bien enterrada en el suelo para evitar que se seque o se
exponga a plagas y enfermedades, pero no tan profunda que no pueda germinar correctamente.

4. Densidad de siembra: La densidad de siembra depende de la variedad de soja y las condiciones


del suelo, pero generalmente se recomienda una densidad de entre 200.000 y 400.000 semillas
por hectárea.
5. Fertilización: La soja requiere una cantidad adecuada de nutrientes para crecer y producir una
buena cosecha. Antes de sembrar, se recomienda realizar un análisis del suelo para determinar los
nutrientes necesarios y aplicar fertilizantes si es necesario.

6. Control de malezas: Las malezas pueden competir con la soja por nutrientes y agua, por lo que
es importante controlarlas durante el crecimiento de la planta. El control de malezas puede
realizarse mediante la aplicación de herbicidas o mediante la eliminación manual.

7. Riego: La soja necesita suficiente agua para crecer, especialmente durante las etapas iniciales de
la siembra. Es importante asegurarse de que la soja reciba suficiente agua durante la temporada
de crecimiento para evitar el estrés hídrico y garantizar una buena cosecha.

IMPACTO AMBIENTAL

El cultivo de soja ha generado preocupaciones en relación a su impacto ambiental, especialmente


en países como Brasil y Argentina, donde se ha producido una expansión significativa de la
producción de soja en las últimas décadas. A continuación, se presentan algunos de los impactos
ambientales asociados al cultivo de soja:

1. Deforestación: Una de las principales preocupaciones relacionadas con el cultivo de soja es


la deforestación. En países como Brasil y Argentina, la expansión del cultivo de soja ha
llevado a la deforestación de áreas boscosas y la degradación de hábitats naturales, lo que
ha resultado en una pérdida de biodiversidad y un aumento en las emisiones de gases de
efecto invernadero.

2. Uso de agroquímicos: El cultivo de soja implica el uso de una gran cantidad de


agroquímicos, como herbicidas, insecticidas y fungicidas, para controlar plagas y
enfermedades. El uso excesivo de agroquímicos puede contaminar el suelo y el agua, y
afectar la salud de los trabajadores agrícolas y las comunidades cercanas.

3. Erosión del suelo: La siembra intensiva de soja puede provocar la erosión del suelo debido
a la pérdida de nutrientes y la falta de cobertura vegetal adecuada. La erosión del suelo
puede reducir la fertilidad del suelo y afectar la calidad del agua.

4. Consumo de agua: El cultivo de soja requiere grandes cantidades de agua, especialmente


durante la temporada de crecimiento. En regiones donde el agua es escasa, el cultivo de
soja puede afectar los recursos hídricos y la disponibilidad de agua para otros usos.

5. Impacto en los ecosistemas acuáticos: Los agroquímicos utilizados en el cultivo de soja


pueden contaminar los ríos y arroyos cercanos, lo que puede afectar la vida acuática y la
calidad del agua.
En Argentina, la soja se cultiva en varias regiones del país, principalmente en las provincias de
Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa, Santiago del Estero, Chaco, Formosa y
Salta.
La provincia de Buenos Aires es la principal productora de soja en Argentina, con una superficie
cultivada que representa aproximadamente el 40% del total del país. La región de Pergamino es
una de las áreas más importantes de producción de soja en la provincia de Buenos Aires.

La provincia de Córdoba es la segunda productora de soja en Argentina, con una superficie


cultivada que representa alrededor del 25% del total del país. En la región de Marcos Juárez se
encuentra una de las áreas más importantes de producción de soja en la provincia de Córdoba.

La provincia de Santa Fe es la tercera productora de soja en Argentina, con una superficie cultivada
que representa alrededor del 20% del total del país. En la región de Rosario se encuentra uno de
los puertos más importantes de exportación de soja en Argentina.

En las provincias de Entre Ríos, La Pampa, Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Salta, la
producción de soja también es importante y representa una parte significativa del total de la
producción de soja en Argentina.

La soja se cultiva en Argentina por varias razones. En primer lugar, el clima y el suelo del país son
muy favorables para el cultivo de la soja. Argentina cuenta con una gran extensión de tierras
fértiles que son aptas para la agricultura, y las condiciones climáticas permiten cultivar la soja en
una amplia variedad de regiones.

En segundo lugar, la producción de soja es muy rentable para los agricultores argentinos. La soja
es un cultivo de alta productividad y su rentabilidad se ha visto favorecida por los altos precios
internacionales de la soja y sus derivados en las últimas décadas.

En tercer lugar, la soja es un cultivo que requiere poco trabajo y puede ser mecanizado fácilmente,
lo que reduce los costos de producción. Además, la soja es una leguminosa que fija nitrógeno en el
suelo, lo que reduce la necesidad de fertilizantes nitrogenados y beneficia a otros cultivos que se
siembren después de la soja.

Por último, la soja es un producto muy demandado en el mercado internacional, especialmente


por China, que es el principal importador mundial de soja. La exportación de soja y sus derivados
es una fuente importante de ingresos para Argentina y contribuye significativamente a su
economía.

la combinación de condiciones climáticas favorables, la rentabilidad del cultivo, la facilidad de


mecanización y la alta demanda en el mercado internacional son las principales razones por las
que se cultiva soja en Argentina.

Feed Lot

Un corral de engorde, también conocido como operación de alimentación confinada (CFO), es un


tipo de operación de alimentación de animales donde el ganado se mantiene en un área cerrada y
se alimenta con una dieta alta en energía para promover un rápido aumento de peso. En
Argentina, los feedlots son una práctica común en la industria de la carne vacuna.
Argentina es uno de los mayores productores y exportadores de carne vacuna del mundo, y el uso
de feedlots ha contribuido al éxito del país en esta industria. El clima en Argentina es muy
adecuado para la cría de ganado, y el uso de corrales de engorde permite a los productores criar
grandes cantidades de ganado en un área relativamente pequeña.

Hay una serie de factores que han contribuido al crecimiento de los corrales de engorde en
Argentina, incluida la disponibilidad de alimentos de bajo costo, como el maíz y la soja, así como
los costos laborales relativamente bajos del país. Además, el uso de feedlots ha permitido a los
productores argentinos criar ganado de forma más rápida y eficiente, lo que les ha ayudado a
competir en el mercado mundial de carne vacuna.

Sin embargo, también existen preocupaciones sobre el impacto ambiental de los corrales de
engorde, así como el bienestar de los animales que se crían en estas operaciones. Algunos críticos
argumentan que el confinamiento de alta densidad de ganado en corrales de engorde puede
provocar enfermedades y estrés, y que el uso de antibióticos y otras drogas para promover el
crecimiento puede tener impactos negativos en la salud humana.

En general, el uso de feedlots es un tema complejo que implica una serie de consideraciones
económicas, ambientales y éticas, y es probable que el debate sobre su uso continúe en Argentina
y en otros lugares durante los próximos años.

Movimientos de Ingresos y egresos de establecimientos de Engorde a Corral El presente trabajo se


realizó con información de movimientos al 30 de junio del 2021 de bovinos suministrada por la
Dirección Nacional de Sanidad Animal del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria
(SENASA). Para el mismo se tomaron en cuenta la totalidad de bovinos de todas las categorías que
han ingresado a un establecimiento inscripto como Engorde a Corral (EC) en los registros del
SENASA, así como los egresos de los mismos. Dadas las características de sistema de producción
argentino, con una marcada estacionalidad en la oferta de terneros y terneras de invernada, se
agrega a este trabajo el concepto de Índice de Reposición (IR), el cual resulta del cociente entre las
cabezas ingresada y las cabezas egresadas en cada mes; por lo que si el mismo es mayor a uno se
lo lee como que los EC están reponiendo más de lo que venden y viceversa
Datos de BCRA respecto a soja en Argentina

El Directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) fijó la tasa mínima para el
financiamiento a productores que mantengan un stock de soja superior a 5% de su producción en
el equivalente a 120% de la última tasa de Política Monetaria.

El BCRA exceptuó de esta tasa a los productores cuyo monto total de financiaciones en el sistema
financiero no supere el importe equivalente a $ 2 millones y que acrediten no tener un acopio de
su producción de soja superior al 5% de su capacidad de cosecha anual.

La tasa mínima de interés de 120% sobre la tasa de LELIO se aplicará a todas las líneas de
financiamiento en pesos, cualquiera sea la forma de instrumentación, y es complementaria al
programa que puso en marcha el Gobierno para que los productores liquiden divisas por
exportación de soja a 200 pesos por dólar.

Además, el Banco Central aclaró a las entidades del sistema que es obligatoria la apertura de la
cuenta dólar linked donde pueden depositar los chacareros.

Exportación de soja

De los 3 grandes productores exportadores de soja, Argentina tiene un perfil claramente


exportador. En nuestro país, las ventas externas de los productos sojeros equivalen al 84% de la
producción de la oleaginosa, mientras que en Brasil llegan al 69% y en Estados Unidos al 59% de
sus respectivas cosechas.
El 84% de la producción de soja de Argentina se exporta como grano, harina, aceite y biodiesel. Las
exportaciones de poroto de soja y sus derivados cerrarían en el ciclo 2014/2015 en 50,6 millones
de toneladas, compuestas por 11,5 millones de toneladas de poroto de soja; 31,9 millones de
toneladas de harina de soja; 6,2 millones de toneladas de aceite de soja y cerca de 1 millón de
toneladas de biodiesel. Comparando esta cifra de exportaciones (50,6 millones de toneladas) con
la producción nacional de poroto de soja (60,1 millones), vemos que cerca del 84% de la
producción de poroto de soja de Argentina se vende al exterior.

En la presente nota vamos a realizar una breve descripción sobre los destinos finales y usos de la
producción de soja en Argentina para la campaña 2014/2015. Luego compararemos el peso de las
exportaciones de los cuatro productos principales del complejo sojero (poroto, harina, aceite y
biodiesel) sobre la producción nacional de poroto de soja de los tres principales países
productores: Estados Unidos de América, Brasil y Argentina.

Para empezar, vamos a empezar reiterando un tema que por recurrente no deja de ser importante
para la economía nacional. Nos referimos al posicionamiento que tiene Argentina en lo referido a
la producción y comercio exterior de poroto de soja y sus derivados, como así también en lo
concerniente a su complejo industrial sojero. Conforme información del ciclo 2014/2015 la
República Argentina es:

•Primer exportador mundial de harina de soja.

•Primer exportador mundial de aceite de soja.

•Primer productor mundial de biodiesel en base a aceite de soja.

•Tercer productor mundial de poroto de soja

•Tercer exportador mundial de poroto de soja.

•Cuarto productor mundial harina de soja.

•Cuarto productor mundial de aceite de soja.

•Quinto país productor de Biodiesel a nivel mundial computando todas las fuentes de materias
primas (aceite de palma, aceite de soja, aceite de girasol, aceite de colza, etc.)

•Argentina cuenta con el segundo complejo industrial oleaginoso más importante a nivel mundial,
en lo referido a capacidad teórica de crushing medido en toneladas por día. China nos supera,
pero como el gigante asiático tiene gran parte de sus fábricas aceiteras inactivas, Argentina ocupa
el primer lugar si se computa solamente la capacidad teórica de molienda de las fábricas que
funcionan en la actualidad.
•Argentina cuenta con el complejo industrial oleaginoso del Gran Rosario, el más importante del
mundo a nivel de concentración geográfica. No existe otro caso en el mundo de un área geográfica
como la del Gran Rosario, que cuente con tantas fábricas de gran tamaño localizadas en un sector
reducido de apenas 70 kilómetros de costa sobre el Río Paraná y en 40 kilómetros de radio desde
la ciudad de Rosario.

Miremos ahora a los usos y destinos del poroto de soja argentino. En primer lugar, la producción
de poroto de soja Argentina para la campaña 2014/2015 osciló en los 60,1 millones de toneladas,
cifra record a nivel histórico para nuestro país. El área sembrada habría estado situada en los 20,2
millones de hectáreas con un rinde promedio de 30,9 quintales por hectárea. La superficie no
cosechada, de acuerdo a estimaciones de GEA-BCR (Guía Estratégica para el Agro), habría
ascendido a 800.000 hectáreas en dicha campaña.

Las exportaciones de poroto de soja sin procesar ascenderían a 11,5 millones de toneladas. La
producción de habas de soja destinada a semillas y a la producción de alimentos balanceados
estaría en el orden de los 3,1 millones de toneladas.

Argentina destinaría a su complejo industrial oleaginoso cerca de 45,5 millones de toneladas de la


producción de soja de dicha campaña para ser triturada por sus fábricas. De ese crushing, las
plantas aceiteras en su conjunto podrían llegar a obtener cerca de 34,5 millones de toneladas de
harina, pellets y expeler de soja (78%) y unos 8,8 millones de toneladas de aceite de soja (19% de
45,5 millones de toneladas. de poroto triturados).

Importación de soja

Síntesis: El Gobierno Nacional eliminó esta semana la obligatoriedad de estar inscripto y habilitado
en el Registro de Operadores de soja autorizados (ROSA) para participar en el régimen de
importación temporaria de soja para procesamiento industrial. Antes de la implementación de
este sistema restrictivo, se realizaban importaciones de poroto de soja que habitualmente
llegaban a las fábricas del Gran Rosario desde Bolivia y Paraguay para transformarla en harina y
aceite de soja y biodiesel. Argentina se beneficiaba hace algunos años con la mayor proteína que
tenía el poroto de soja paraguayo, lo cual nos permitía obtener una harina de mejor calidad. Pero
desde la implementación del ROSA, se desaceleraron fuertemente las importaciones por este
sistema como puede verse en el Gráfico N°1. La implementación de este nocivo sistema para
nuestro país trajo como consecuencia un fuerte crecimiento de la capacidad de molienda de
Paraguay como puede verse en esta nota. Entre 2007 y 2009 se adquirían 10,7 M toneladas por
este sistema, a razón de 820.000 tn por año; para luego caer la importación a niveles irrisorios.
Paraguay era el origen de la materia prima en el 90% de los casos. Lamentablemente para el
complejo industrial argentino, el reciente crecimiento de la industria aceitera en Paraguay limitará
en el futuro el volumen disponible del grano paraguayo para abastecer el crushing de nuestro país,
en momentos donde nuestra industria nacional opera con una fuerte capacidad ociosa por falta de
mercadería.
Desarrollo de la nota:

Dos resoluciones de los ministerios de Producción y Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación


resolvieron a comienzos de esta semana eliminar el requerimiento de estar inscripto y habilitado
en el ROSA (Registro de Operadores de Soja Autorizados) para poder participar del régimen de
importación temporaria para procesamiento industrial. Dicha exigencia se había creado en el año
2012 cuando se restableció el sistema derogado en 2009. Pero desde el 2012 y al existir diferendos
entre las empresas del sector con la AFIP (en su mayoría derivados de la denominada " Ley
Martínez Raymonda" relativa al tema derechos de exportación) su vigencia no tuvo ningún
impacto en la actividad de las plantas argentinas durante los últimos años. No hubo prácticamente
operaciones de importación de soja desde Paraguay o Bolivia en los últimos tiempos. La normativa
publicada el lunes en el Boletín Oficial dispuso que " cuando el producto resultante a
exportar sea aceite de soja, harina o pellets de soja, no se requerirá la inscripción en el
ROSA" y encarga a AFIP la fijación de los valores de importación a deducir para la
determinación de la base imponible de los tributos a pagar al momento de exportar.

El sistema de importación temporaria habilita a la industria a deducir el costo de la importación de


la base imponible de los derechos de exportación, calculada a partir de la cantidad declarada para
embarque multiplicada por el valor FOB oficial informado por el Ministerio de Agroindustria. De
este modo, el exportador solo paga al fisco por el valor agregado local, y no por el valor total de la
harina o el aceite que está exportando. De alguna manera, concede un tratamiento diferencial al
industrial que tuvo que originar la materia prima a precios internacionales.

El principal beneficio de este sistema es que permitirá reducir la elevada capacidad ociosa de la
industria aceitera del Up River utilizando granos procedentes de países limítrofes, principalmente
de Paraguay. Nuestro complejo oleaginoso opera habitualmente con un nivel de utilización real de
su capacidad de producción que fluctúa -según los años- entre el 55 y el 70%. La importación
temporaria tiene dos ventajas. En primer lugar, la producción paraguaya ingresa al circuito
comercial con más de un mes de anticipación que la cosecha argentina, por lo que la oferta se
expande principalmente en el momento de menor disponibilidad local. Además, por cuestiones
esencialmente ambientales, el contenido de proteína de la soja de Paraguay -y también del sur de
Brasil- es superior al promedio de nuestro país, resultando en subproductos de mejor calidad,
precio más elevado y posibilidades de alcanzar un mayor espectro de mercados de consumo. El
resultado es una ampliación del saldo favorable de divisas, más actividad y empleo en la cadena a
lo largo del año y recursos fiscales para el Estado.

Uno de los temores que se abre con esta medida es que la oferta doméstica pueda sufrir una
mayor competencia con el ingreso de producción extranjera, lo que podría deprimir los precios y
restar rentabilidad al cultivo. Esta preocupación se sustenta en el hecho de que -por la vigencia de
los derechos de exportación- los productores argentinos sufren descuentos del 30% en los valores
que reciben de los compradores. Los productores paraguayos o bolivianos, por caso, recibirán el
" precio lleno" cuando su soja se destine a procesamiento industrial en Argentina. Si
bien es un argumento atendible, creemos que no corresponde justificar la inconveniencia de la
medida por la vigencia de otra (las retenciones) que se encuentra en un plan gradual de
disminución de acuerdo a lo planteado por las autoridades.
Por otro lado, es difícil que la competencia de la soja extranjera sea realmente significativa, por
varios motivos. En primer lugar, la oferta nacional se ve favorecida por su gran proximidad
geográfica, pues está concentrada relativamente cerca de los centros de consumo (alrededor del
60% de soja de Argentina crece a menos de 300km de la zona del gran Rosario). Pero, además, la
oleaginosa es un cultivo estructuralmente competitivo en nuestro país, que no necesita protección
ni barreras a la importación, sino políticas que no limiten sus potencialidades. Según los registros
históricos de compras externas del poroto, entre los años 1997 y 2009 el crushing con materia
prima extranjera nunca superó el 10% del total y en el futuro se cree que esa proporción tampoco
podrá superarse (Ver Gráfico N°1).

Uno de los puntos a destacar es que hasta el año 2010 la industria aceitera de Paraguay no
mostraba un crecimiento demasiado significativo debido a sus dificultades para competir con el
crushing argentino, bien establecido tras décadas de presencia en los mercados mundiales y con
grandes economías de escala. Además, la industria de nuestro país se ve favorecida por la vigencia
de un diferencial arancelario de 3 p.p. entre poroto y sus derivados. Este factor no sólo genera
incentivos en favor de una mayor industrialización, sino que además conduce a la construcción de
plantas más grandes y eficientes.
Hacia la campaña 2009/10 la capacidad teórica de procesamiento en Paraguay llegaba a casi 2,9
millones de toneladas de poroto de soja en el año. En los años posteriores tuvo lugar una gran
expansión del sector. Entre los proyectos más salientes se destacaron el de Archer Daniels Midland
- ADM y el que llevaron a cabo en forma conjunta las firmas Louis Dreyfus Commodities, Bunge y
AGD -   Copagra (CAIASA) en la zona de Villeta, al sur de Asunción. Estas plantas sumaron más de
2,5 millones de toneladas a la capacidad anual de procesamiento paraguaya de soja y otras
oleaginosas, generando un gran incentivo para que los saldos exportables se embarquen con
agregado de valor. Otras empresas vieron con buenos ojos este notable crecimiento y
establecieron oficinas en el país, como CHS o Nidera. Sin embargo, mayores exigencias del
Ministerio de Medioambiente (que comenzó a requerir permisos y licencias especiales) limitaron
el crecimiento de la industria. El resultado fue que las exportaciones del grano sin procesar nunca
quedaron por debajo del volumen destinado a molienda doméstica, aunque en los últimos años
este mostró una tasa de crecimiento mayor (ver gráfico N°2).
Hoy Paraguay sobre una producción anual de poroto de soja del orden de los 8,1 y 8,8 millones de
toneladas, tiene la posibilidad de moler cerca de 5,5 millones de toneladas. Según datos de JJ.
Hinrichsen, la capacidad de procesamiento del país podría ampliarse y superar las 20.000 tn/día
con el ingreso en operación de la planta de Noble en Puerto Tirica. Esto significa que a lo largo de
un año se podrían procesar unas 6,8 M tn, es decir, tres cuartas partes de la cosecha total
(sumando campaña de primera y " safrinha" cuyas proporciones se estiman en 75 y
25%, respectivamente). Por ahora, no se advierten proyectos de nuevas fábricas a corto plazo.

Algunos especialistas de este país sostienen que el sector ha llegado a un punto de saturación y la
capacidad de procesamiento dejará de crecer en los próximos años, a menos que la producción de
semillas oleaginosas se incremente en forma significativa. Sin embargo, esto parece poco
probable. La superficie destinada al cultivo de soja, que se expandió a un 6% anual acumulativo en
las últimas dos décadas, encuentra ahora limitantes de espacio en el sudeste del país y una
relación de precios adversa frente al ganado, actividad que desplazó hacia otras regiones. Por lo
tanto, la principal vía de crecimiento que tendrá la cosecha durante los próximos años será a
través del doble cultivo. A largo plazo, sin embargo, se abre la posibilidad de desarrollar la
agricultura en la zona del Chaco paraguayo, donde se cree que hay cerca de dos millones de
hectáreas aptas para sembrar. El desafío aquí es luchar contra la extrema variabilidad del clima -en
términos de temperatura y régimen anual de precipitaciones- y la baja calidad de los suelos. Por
supuesto, se necesitarán también desarrollos básicos de infraestructura para mover las cosechas
desde el campo hacia los puertos y las plantas industriales.

Consumo interno de soja en argentina

La menor cosecha de soja en la región centro y sur impactará sobre las exportaciones de poroto en
Argentina en la campaña 20/21. La industrialización de soja se mantendría en niveles similares a la
campaña anterior, sosteniendo el nivel de stocks.
 

A lo largo del mes de febrero y los primeros días de marzo, las condiciones meteorológicas
desfavorables han generado un recorte sustancial en las previsiones de producción de soja. Queda
detrás la posibilidad de obtener 49 Mt de soja, como se estimaba en febrero. La falta de agua y
reservas hídricas escasas para gran parte del área sembrada con soja de segunda generarían un
aumento de las hectáreas no cosechas de 850.000 ha. La caída de rindes se hace sentir sobre todo
en la franja este de Argentina, ya que en buena parte de la región pampeana se estima que los
rindes en soja de segunda podrían testear el rango de 15 a 25 qq/ha. Santa Fe, Buenos Aires,
Entre Ríos y La Pampa, son las provincias dónde más caen los rindes de soja. Debido a esto, la
producción de la Región Centro del país sería de 34,9 Mt cayendo 3,4 Mt respecto a la campaña
anterior. En la Región Sur del país la producción caería 2,1 Mt respecto a la campaña anterior,
situándose en 5,4 Mt. La Región Norte, finalmente, sería la que menor impacto tendría cayendo
sólo 0,3 Mt respecto a la campaña anterior, con una cosecha total de soja estimada en 4,7 Mt. Esta
menor producción traería como consecuencia menores exportaciones y una industria aceitera que
seguiría operando con niveles bajos de utilización de la capacidad instalada. 
El análisis de la comercialización y producción de soja por sectores permite saber las necesidades
de las diferentes regiones y visualizar faltantes o movimientos del insumo en la cadena a lo largo y
a lo ancho del país. Para la campaña 2020/21, la demanda de harina de soja, expellers y soja
desactivada para alimentación animal se mantendría alta ya que se esperan buenos precios para
las carnes y los lácteos. Al mismo tiempo, la recuperación de la economía doméstica ayudaría a
que se sostenga el nivel de consumo interno de soja. Al igual que en el resto de los commodities,
China va a seguir teniendo una fuerte injerencia en los mercados globales. Se espera que el
gigante asiático siga siendo uno de los principales compradores de alimentos de Argentina y
traccionando con sus compras en los mercados globales al igual que lo hizo en 2020. Debido a
esto, se espera que gran parte de los 5,5 millones de toneladas proyectadas de exportación de
poroto de soja se dirijan hacia este país. 
Para el análisis, se divide al país en tres regiones principales, en donde interviene la cercanía a los
puertos, los modos de transporte y los patrones de comercialización. Esta división se realizó
teniendo en cuenta no sólo la producción de soja, sino también la producción de maíz y trigo.

La Región Sur del país, que comprende principalmente La Pampa y el centro-sur de la provincia de


Buenos Aires, destina un poco más del 25 % de la producción a la industria de extracción por
solventes (también llamada como industria aceitera tradicional). El otro 25 % de la producción se
destina directamente en la industria de balanceados, expellers y autoconsumo en campo. De esta
manera, el consumo de soja interno calculado para la Región Sur es de 2,7 millones de toneladas
(Mt) para la campaña 20/21. El remanente de soja que no es consumido internamente tiene como
destino la exportación a través de los puertos de Bahía Blanca y Necochea. Se estima que 3,2 Mt
de soja se despachen de estos puertos en la nueva campaña 20/21. De este modo, se proyecta
un déficit regional de 500 mil toneladas que proceden de una reducción en los stocks finales.

La Región Centro, como concentra una mayor oferta de soja y los principales centros de demanda,
es la que tiene la mayor participación en la producción y el consumo de soja a nivel nacional. El
crecimiento de la industria aceitera tradicional permitió no sólo industrializar la soja de Argentina
en origen, sino que también se importa la oleaginosa de países limítrofes para exportarla como
subproductos a otros países. Se espera que la zona industrialice 35,9 Mt de soja en la campaña
20/21 en tanto se proyectan importaciones de soja por aproximadamente 5 millones de
toneladas. Se puede decir que la región consume mucha más soja de la que produce anualmente,
ya que las importaciones permiten alimentar la industrialización de soja en la zona. Por esto, las
exportaciones netas de poroto resultan negativas, es decir necesita de soja de otras zonas para
alimentar el consumo de las fábricas de la región. Los granos de soja importados bajan por la
Hidrovía del Paraná hacia las terminales del Gran Rosario que poseen anclajes y descargas para
barcazas. Respecto a otros consumos, y por la importancia que tiene la producción pecuaria en la
región, se estima que 5,7 Mt de soja se destinan directamente en la industria de balanceados,
expellers y autoconsumo en campo. 

La Región Norte del país es la que mayor perfil exportador posee. Se estima que se exportará en la
campaña 20/21 más del 70 % de la soja producida de la región. Esta soja bajará a los puertos a
través de camiones, trenes y/o barcazas, aunque es posible que esta soja en vez de exportarse tal
cual vaya al procesamiento en las fábricas del Gran Rosario. La calidad de la soja (proteína y granos
partidos principalmente) es la que determina la calidad de exportación. Los datos de exportación
son sólo indicativos ya que no se sabe la procedencia última de la soja que se exporta desde los
puertos del Gran Rosario. Por su parte, el consumo interno de soja la región se estima en 0,8 Mt. 

A nivel país, se proyectan stocks finales que caerán en la campaña 20/21 de 14 Mt a 13,5 Mt. Esta
caída en los stocks se debe principalmente a la menor producción en todo el país y una demanda
relativamente estable respecto al año anterior. De este modo, se prevé que la manteniendo un
nivel de utilización de la capacidad instalada muy por debajo de otros años.

 
1
 Provincias de Córdoba, norte de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, San Luis y sur de Sgo. del
Estero.
2
 Engloba principalmente al sur de Buenos Aires y la provincia de la Pampa.
3
 Comprende el norte de la provincia de Santiago del Estero, Chaco, Tucumán y
De esta producción de harina, pellets y expeler de soja de 34,5 millones de toneladas, se
destinarían – aproximadamente- unos 31,9 millones de toneladas a la exportación y 2,6 millones
de toneladas al consumo interno, principalmente para alimentación animal.

La producción argentina de aceite de soja oscilaría en la 2014/2015 en los 8,8 millones de


toneladas. Unas 400.000 toneladas de aceite de soja quedarían en el mercado interno argentino,
utilizada, por ejemplo, para mezclas de aceite comestible.

La exportación argentina de aceite de soja en la campaña 2014/2015 oscilaría en los 6,2 millones
de toneladas. En tanto se estima que 2,2 millones de toneladas de aceite de soja se remitirían a las
fábricas de biodiesel como materia prima. La producción final de biodiesel se destinaría de la
siguiente forma: a exportación cerca de un millón de toneladas y 1,2 millones de toneladas de
biodiesel quedarían en el mercado interno argentino, principalmente para ser mezcladas con
gasoil destinado a combustible del parque automotor argentino.
En consecuencia, las exportaciones de poroto de soja y sus derivados ascenderían en el ciclo
2014/2015 a 50,6 millones de toneladas, compuestas por 11,5 millones de toneladas de poroto de
soja; 31,9 millones de tn de harina de soja; 6,2 millones de toneladas de aceite de soja y cerca de 1
millón de toneladas de biodiesel. Comparando esta cifra de exportaciones (50,6 millones de
toneladas) con la producción nacional de poroto de soja (60,1 millones), vemos que cerca del 85%
de la producción de poroto de soja de Argentina se vende al exterior como grano, harinas, aceites
y biodiesel.

Para las estimaciones se han utilizado información y estadísticas del MINAGRI, USDA, GEA-BCR e
informantes calificados. Estas cifras deben ser tomadas como orientativas, ya que se han adoptado
supuestos simplificadores para el cálculo. Incluso hay subproductos menores cuyas producciones y
exportaciones no han sido cuantificadas.

Por último, en el cuadro N°2 vemos que de los tres principales países productores de poroto de
soja, el de mayor orientación exportadora en la campaña 2014/2015 fue Argentina. Nuestro país
efectuó exportaciones de poroto de soja, harinas, aceites y biodiesel –en conjunto- equivalente al
84% de su producción nacional de poroto de soja. En tanto que Brasil exportó el 69% y Estados
Unidos el 59% de su cosecha anual de soja. Se trata de una tendencia que se mantiene con los
años, debido a que estos dos últimos países destinan gran parte de su producción a sus consumos
internos, principalmente para alimentación animal y la generación de biodiesel. En ese sentido se
diferencian de Argentina que tiene su complejo industrial sojero orientado principalmente hacia
los mercados externos.

Dólar soja
Respecto de los considerandos, el decreto indica: “Con motivo de la invasión de la Federación de
Rusia a Ucrania, se ve afectado el abastecimiento global de productos agroalimentarios y de
combustibles y energía, generando un aumento considerable de los costos de la energía a nivel
mundial y en el país, elevando los precios de algunos ‘commodities’ agrícolas”.

Por otro lado, entre otros aspectos, reconoce que “es necesario continuar la implementación de
políticas que tiendan al fortalecimiento de las reservas del Banco Central de la República
Argentina, estimulando la generación de ingresos genuinos del Estado Nacional, producto de la
exportación de mercaderías con baja incidencia en las cadenas de valor
de abastecimiento nacional”.

Las cuatro claves del nuevo dólar soja

 El tipo de cambio será de $230

 Estará vigente hasta el 30 de diciembre

 La adhesion es voluntaria

 Solo podrán participar quienes hayan exportado productos de soja en los anteriores 18
meses a la entrada en vigencia del decreto

Impacto económico

Con la medida se generaron ventas que aliviaron las reservas del Banco Central, pero se
afectaron los alquileres y los costos de producción de la avicultura y las granjas porcinas, entre
otros sectores

el llamado “Dólar Soja” que nació semanas atrás generó una sensación de alivio para la
economía. La inflación, la escasez de dólares, las trabas a las importaciones y los dolores de
cabeza para exportar generan un descalabro macroeconómico tal que, cuando aparece una
medida como esta, solo se habla sobre su impacto inmediato, sin pensar tanto en consecuencias
de segundo o tercer orden.

Como era de esperarse, la medida fue exitosa en términos de recaudación. Las retenciones


también son calculadas en base al tipo de cambio así que en su semana de estreno las arcas del
Estado ya están sintiendo el alivio fiscal.

Dicho eso, quisiera mencionar algunos desequilibrios adicionales que la medida va a generar en el
corto plazo. Creo que en general todavía no se habló de nuevas distorsiones intra cadena
agroindustrial que sin duda van a tener impacto. Como una gota que cae en el agua,
analicemos las olas expansivas de esta medida.

Primera ola: aumentos en los costos de producción. En la Argentina, una de las formas de
producción más difundida es mediante la figura del arrendamiento. Y en su mayoría, los precios
están fijados en referencia al precio de la soja. Ante este incremento, sube el valor del alquiler y
aumentan los costos.

Segunda ola: distorsiones de abastecimiento. La soja es uno de los principales insumos para


frigoríficos, sobre todo los avícolas y porcinos (comúnmente llamados “consumos”). Para ellos,
los productores son aliados estratégicos y les pagan un mejor precio por la soja que un acopio,
porque necesitan la certeza de que van a tener stock de granos. Si no lo tienen, no pueden
producir alimento y los animales se mueren. Si los productores se ven tentados a desabastecer
los frigoríficos por una medida temporaria se puede generar un fuerte inconveniente en el
abastecimiento de los consumos.

Tercera ola: el impacto en nuestro bolsillo. La soja llega a las góndolas de nuestros
supermercados en forma de proteína animal, vegetal y otros productos. Para la industria
alimenticia, la soja es un insumo que forma parte de la estructura de costos y, un cambio en su
precio será trasladado al consumidor.

En la industria avícola, por ejemplo, donde el expeller de soja es un insumo clave, el aumento se


trasladará al precio de la carne y los huevos que consumimos. Y bien sabemos que la suba de
precios en la Argentina es lo único que no es transitorio. Todo pasa, menos la inflación.

La soja no está aislada del resto de la economía. Está íntimamente ligada con toda la cadena: la
cría de ganados y carnes, el transporte, la leche, los frigoríficos, el comercio mayorista y
minorista y más. Por eso creo que vale la pena mirar el impacto de esta medida en toda la cadena
y no solo la corrida exportadora y sus consecuencias para el Banco Central.

Resumen:

Entender el proceso de sojización que sufrió Argentina es evidentemente una tarea compleja que
requiere el análisis de varios factores. Contiene tanto decisiones de orden político que instauraron
nuevos marcos jurídicos, como la incorporación de un paquete tecnológico y el propio contexto
internacional favorable en materia del aumento de los precios de la soja- en su forma de poroto,
pellets y aceite-. En la pos convertibilidad la creciente demanda –en cantidad- de parte del gigante
asiático, China, se sumó al factor precio. Finalmente, las necesidades locales de divisas
internacionales para hacer frente a compromisos externos e impulsar el crecimiento económico
de la industria local se sirvieron de este sector en alza, soja-dependiente, para consolidar un
patrón de desarrollo. En este marco, el aumento del peso de las exportaciones de la soja y sus
derivados en las exportaciones totales del país en el marco de la concentración exportadora
descripta, generó un aumento en el poder de la administración de las divisas de este grupo de
empresas exportadoras, que, sobre todo a partir del año 2013, donde reaparece en Argentina la
problemática del estrangulamiento externo y de la escases de divisas, pasaron a jugar un rol fuerte
en la política nacional, presionando por una devaluación que les permitiera aumentar sus
ganancias. La alianza con grupos económicos que desarrollan su actividad en otros sectores
económicos, generó otros mecanismos de presión devaluatoria, como han sido las corridas
cambiarias, las operaciones ilegales de compra y venta de divisas, la fuga ilegal de capitales, la
sobrefacturación de importaciones y la sub facturación de exportaciones, etc. Este proceso de
aumento de la superficie sembrada de soja que ha sido posible debido a la desregulación casi
completa del sector, ha dejado claramente ganadores y perdedores. “La reforma administrativa
del estado durante el neoliberalismo (en este caso particularmente a través del decreto de 1991)
fue una verdadera reforma política que promovió una severa reformulación de las relaciones de
poder y dominación entre actores domésticos y entre estos y actores externos, a través de la
asignación de recursos, redefinición de las condiciones de participación en la competencia por
ellos, distribución de costos y beneficios. Hubo quienes ganaron y quienes perdieron; hubo
quienes pudieron aprovechar las nuevas condiciones para avanzar, consolidarse o globalizarse y
hubo quienes fueron expulsados de los mercados y se hundieron en la pobreza y la precariedad”
(Carlos Vilas, 2014, Revista Realidad Económica N°287, “Ajuste estructural como reforma de
Estado: una vez más sobre el Baco Mundial en América Latina”)

PUERTO BAHÍA BLANCA

Bahía cuenta con un importante puerto que por su localización estratégica y por poseer 45 pies de
profundidad, a partir de las obras de dragado del canal principal, se constituye en la vinculación de
la ciudad con el exterior ya que posibilita un fluido intercambio comercial en el resto del mundo y
lo convierte en la principal estación marítima de aguas profundas del país.

A lo largo de 25 km sobre la costa norte de la ría y con un canal de acceso de 92 km de longitud se


extiende un amplio conjunto de instalaciones que permiten el asentamiento de empresas
especializadas en la carga y/o descarga de todo tipo de productos.

Dentro de la zona portuaria se localizan empresas especializadas de gases, combustibles y sub


productos químicos, como así también en la carga y/o descarga de cereales oleaginosos y sub
productos.

El puerto, que es la salida natural de la producción de cereales oleaginosos de una vasta zona de
influencias, mejoro su desempeño a partir de la creación del consorcio de gestión del puerto de
bahía blanca en el año 1993, cundo por la política de descentralización portuaria impulsada en la
provincia de buenos aires y la sanción de la ley 11.414, se convirtió en el primer puerto autónomo
de la argentina.

Dentro del puerto se encuentra la empresa Cargill que proporciona alimentos, productos y
servicios agrícolas, financieros e industriales a todo el mundo una de las mayores empresas
agroexportadoras del país y una de las líderes en alimentos, productos y servicios para el sector
agroindustrial. Cargill compra, procesa y distribuye cereales, semillas oleaginosas y otras materias
primas a fabricantes de alimentos y sistemas de nutrición animal. También suministramos
productos y servicios directamente a agricultores y ganaderos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la empresa se diversifica y amplía su negocio de alimentos


con la adquisición de Nutrena Mills. Además, Cargill adquiere una planta de procesamiento de
semillas oleaginosas y harina de soja.

Durante más de 15 años, Cargill ha colaborado con DuPont Nutrition & Health, una empresa líder
en ingredientes alimenticios de especialidad, incluidos ingredientes de soja, para cumplir con la
creciente demanda de proteína de soja. Al principio, Cargill ayudó DuPont Nutrition & Health a
producir hojuelas de soja, que luego se procesaban para obtener extractos de soja, un ingrediente
de especialidad que agrega proteínas, fibra digestiva y vitaminas que estimulan el metabolismo a
una gran variedad de alimentos.
Hoy en día, Cargill participa en una gran cantidad de aspectos del negocio de proteínas de soja de
DuPont Nutrition & Health. Es una pieza clave de la cadena de suministro de soja de DuPont
Nutrition & Health y participa en varias áreas de la producción con servicios de soporte, como
conocimientos sobre cultivo, organización del transporte, envíos y almacenamiento. DuPont
Nutrition & Health también aprovecha la experiencia y los conocimientos de Cargill para
administrar los costos en el mercado cada vez más volátil de los bienes de consumo. Al trabajar
juntas, las dos empresas pueden crear oportunidades de mercado para los productores agrícolas y
a la vez cumplir con las necesidades de los clientes que quieren incorporar los beneficios de la soja
a sus productos.
Económica Bibliografía externa: el banco central
Bolsa de comercio rosario
Diario la nación
Conicet
Informe de gestión puerto de Bahía Blanca
Cargill.com

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