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Agroecología
Elaborado por:
Heydi Mariela Tórrez Peralta
José Aparicio Palacios Paz
Cynthia Cisney Talavera Gómez
Rony Amín Rosales Amador
Moisés Eduardo Tórrez Cruz
Everth Johan Ortiz Salgado
Grado y sección:
lV B
Asignado por:
Jimmi Antonio Meza
El cultivo del maíz es uno de los principales granos básicos producidos en el país, los
requerimientos que necesita son: un clima adecuado con temperaturas que oscilan entre los
20 y 30 °C, suelos bien drenados, con alto porcentaje de materia orgánica y con un PH que
se encuentre entre los 5.5 y los 7.0, el suelo debe tener una óptima retención de humedad,
pero no deben tener encharcamiento.
En el maíz se debe priorizar un buen control de malezas desde la etapa de nacimiento hasta
su mayor desarrollo, las malezas pueden causar en el maíz desnutrición en la planta causada
por la pérdida de nutrientes, la competencia por luz que causan las malezas, además de esto
son hospederos de plagas las cuales traen enfermedades a la planta de importancia
Uno de los principales factores con los que se enfrenta el productor son las plagas, una de las
plagas que hacen el mayor daño en el cultivo del maíz es el gusano cogollero (Espodoptera
Furgiperda) esta causa la defoliación de la planta, es de mucha importancia para el productor
tener un buen control de plagas pues debido a estas se obtienen perdidas significantes en el
cultivo.
Las principales zonas donde se cultiva el maíz en Nicaragua son: Jinotega, Matagalpa, Nueva
Segovia, en conjunto representan el 47.1% de área sembrada del país, En consonancia con lo
anterior, las mayores producciones se dan en estos departamentos, los que en su conjunto han
producido el 67 por ciento del total área sembrada. Seguida de estas se encuentra siuna con
un 6.5 % Estelí con un 4.7 % y Chinandega 4.0%.
El cultivo del maíz en su etapa de desarrollo se puede enfrentar a muchos efectos que pueden
provocar un deterioro en el crecimiento, desarrollo y fructificación de este a continuación
mencionaremos los principales efectos a los que se enfrenta.
En los últimos años el cambio climático es un factor que representa gran preocupación no
solo a los productores de maíz si no a los productores a nivel general, los cambios drásticos
en el clima afectan negativamente al cultivo del maíz, las inundaciones, seguidas por sequias
intensas causan en este un estrés lo que lleva a un mal desarrollo de la planta.
Los déficits de nutrientes en el suelo causan en la planta un mal desarrollo general y por
consecuencia un bajo rendimiento al esperado, la compactación del suelo es otro factor que
influye en el crecimiento y desarrollo de las plantas por la compactación del suelo la planta
no podrá obtener un buen desarrollo radicular y por ende no podrá obtener los nutrientes
necesarios para un buen desarrollo.
Conservación del suelo: Implementar prácticas de conservación del suelo, como el cultivo
mínimo o la siembra directa, ayuda a reducir la erosión, mejorar la estructura del suelo y
aumentar la retención de humedad. Esto se logra dejando los restos de cultivos en el suelo
para protegerlo de la erosión y manteniendo una cobertura vegetal durante todo el año.
Uso eficiente del agua: Implementar sistemas de riego eficientes, como el riego por goteo o
la captación y almacenamiento de agua de lluvia, ayuda a conservar este recurso vital y a
mejorar la eficiencia del agua en el cultivo de maíz.
Prácticas que podemos implementar para contrarrestar los efectos del cambio climático
Selección de variedades resistentes al clima: Utilizar variedades de maíz que sean más
resistentes a las condiciones climáticas extremas, como sequías, inundaciones y altas
temperaturas, puede ayudar a mitigar los impactos del cambio climático en la producción de
maíz.
Conservación del suelo: Implementar prácticas de conservación del suelo, como la siembra
directa, el cultivo mínimo y la cobertura vegetal, puede ayudar a reducir la erosión del suelo,
mejorar su estructura y aumentar su capacidad para retener agua, lo que es especialmente
importante en un contexto de cambios climáticos extremos.
Gestión del agua: Implementar sistemas de riego eficientes y prácticas de gestión del agua,
como la captación y almacenamiento de agua de lluvia, puede ayudar a mitigar los impactos
de la sequía y mejorar la disponibilidad de agua durante períodos de escasez.
Clima: Prefiere climas cálidos con temperaturas entre 20-28°C y noches más frescas. Evitar
heladas.
Suelos: Requiere suelos bien drenados y de textura media. Prefiere pH ligeramente ácido a
neutro (6-7).
Luz solar: Necesita exposición a la luz solar directa durante al menos 6-8 horas al día para
un crecimiento óptimo.
Altitud: Suelen cultivarse a altitudes moderadas, generalmente por debajo de los 2,000
metros sobre el nivel del mar.
El frijol se siembra en todos los departamentos del país, entre los que se destacan Matagalpa,
Jinotega y regiones de la Costa Caribe, con una participación aproximada del 60% del área
total sembrada en el país
•Zona seca o cálida y áreas secas del Norte, Estelí para siembra de primera es entre el 10
de mayo al 10 de junio las postreras normalmente del 7 al 03 de octubre.
Las condiciones adversas durante el desarrollo del cultivo del frijol como cambios bruscos
de temperatura, sequías o exceso de lluvias, puede afectar negativamente el rendimiento y la
calidad de los granos. Esto puede resultar una disminución de la producción y pérdida
económica para los productores, además condiciones sub optimas pueden favorecer el
desarrollo de enfermedades y plagas que afecten el desarrollo del frijol por la razones que
durante su desarrollo pueden tener varios efectos negativos. Entre ellos:
Estrés hídrico: La falta de agua puede provocar estrés hídrico en las plantas afectando su
salud crecimiento y rendimiento.
Erosión de suelo: Condiciones climáticas extremas como fuertes lluvias y vientos pueden
contribuir a la erosión del suelo comprometiendo a la textura y la fertilidad.
Aumento de desafíos nutricionales: Cambios en las condiciones de suelo pueden influir a
la disponibilidad de nutrientes, que afecta la absorción y utilización de nutrientes por parte
de las plantas.
Estos efectos adversos resaltan la importancia prácticas agrícolas resilientes y adaptivas para
mitigar los riesgos y fortalecer la capacidad del cultivo de frijol para afrentar condiciones
desafiantes durante su desarrollo.
El manejo agroecológico del cultivo de frijol, se busca integrar prácticas sostenibles que
respeten los principios de la agroecología
Preparación de suelo: usar técnicas de labranza minina o cero para conservar la estructura
del suelo, incorporar materia orgánica como compost o abonos verdes para mejorar la
fertilidad del suelo de manera natural.
Selección de variedades: priorizar las semillas de frijol que sean adaptadas a las condiciones
locales y resistencia a plagas y enfermedades, fomentar la diversidad genética para aumentar
la resistencia a cambios ambientales.
Siembra: aplicar la siembra directa para reducir la perturbación del suelo y conservar la
humedad, implementar la rotación de cultivos para mejorar la salud del suelo y prevenir
plagas específicas.
Manejo de agua: utilizar sistema de riego eficientes como el riego por goteo para conservar
agua y reducir la evaporación, captar y almacenar agua de lluvias cuando sea posible para
mitigar efectos de sequías.
Cosecha: revitalizar la cosecha de forma cuidadosa para minimizar daños a las plantas y al
suelo, dejar residuos de cosecha en el campo para devolver los nutrientes al suelo.
Prácticas: que se podrían implementar para contrarrestar los efectos de cambio climático
Para contrarrestar los efectos del cambio climático en el cultivo de frijol, puedes considerar
prácticas como
Selección de variedades resistentes: Opta por variedades de frijol que sean más resistentes
a condiciones climáticas extremas, como sequías o altas temperaturas.
Rotación de cultivos: Introduce un sistema de rotación de cultivos para mejorar la salud del
suelo y reducir la presión sobre los recursos naturales, lo que puede ayudar a enfrentar
condiciones climáticas adversas.
Riego eficiente: Implementa técnicas de riego eficientes, como el riego por goteo, para
conservar agua y adaptarte a patrones de lluvia cambiantes.
1. Clima: Nicaragua tiene un clima tropical con estaciones de lluvia y sequía bien
definidas. El arroz requiere una cantidad significativa de agua para crecer, por lo que
las regiones con estaciones de lluvia bien distribuidas son ideales para su cultivo.
2. Suelo: El arroz prefiere suelos fértiles y bien drenados. En Nicaragua, los suelos
aluviales son comunes en las áreas cercanas a los ríos y son ideales para el cultivo de
arroz.
3. Temperatura: El arroz es un cultivo sensible a la temperatura. Se desarrolla mejor
en áreas donde las temperaturas oscilan entre 20°C y 35°C. En Nicaragua, estas
condiciones se encuentran en gran parte del país, especialmente en las tierras bajas.
4. Altitud: El cultivo de arroz se adapta mejor a altitudes bajas y medias. Nicaragua
tiene una topografía variada, pero la mayoría de las áreas aptas para el cultivo de arroz
se encuentran a altitudes más bajas.
5. Agua: El arroz es un cultivo que requiere mucha agua. En Nicaragua, los productores
suelen depender de sistemas de riego, especialmente durante la estación seca, para
garantizar un suministro adecuado de agua para el cultivo.
6. Estacionalidad: El arroz se puede cultivar tanto en la estación lluviosa como en la
seca, pero el manejo del agua es crucial durante la temporada seca, donde se requieren
sistemas de riego más intensivos.
Zonas de producción
- Plagas y enfermedades: El arroz puede ser atacado por plagas como el gorgojo del arroz,
pulgones, barrenadores y enfermedades como el tizón bacteriano y el virus del moteado
del arroz.
- Malezas: Las malezas compiten por los recursos con el arroz, reduciendo su crecimiento
y rendimiento. Algunas malezas comunes en los campos de arroz son la lenteja de agua
y el arroz rojo.
- Estrés hídrico: El arroz es sensible a la falta o exceso de agua. La sequía prolongada
puede afectar su crecimiento y producción, mientras que el encharcamiento excesivo
puede ocasionar enfermedades y pudriciones radiculares.
- Salinidad: El exceso de sales en el suelo y el agua de riego puede ser perjudicial para el
arroz, inhibiendo su crecimiento y reduciendo el rendimiento.
El manejo agroecológico en el cultivo del arroz busca minimizar el uso de insumos químicos
y promover prácticas sostenibles. Algunas medidas que se pueden implementar son:
- Uso de variedades resistentes: Se pueden utilizar variedades de arroz que sean más
resistentes a enfermedades y plagas, reduciendo así la necesidad de aplicar pesticidas.
- Manejo integrado de plagas: Se promueve el uso de métodos biológicos y culturales
para controlar las plagas, como la rotación de cultivos, el uso de trampas y la introducción
de organismos benéficos.
- Manejo del agua: Se fomenta el uso eficiente del agua mediante prácticas como el riego
por inundación intermitente, que consiste en alternar periodos de inundación con periodos
de drenaje, reduciendo así el consumo de agua y la proliferación de enfermedades.
- Manejo de nutrientes: Se busca optimizar el uso de fertilizantes mediante la aplicación
de dosis adecuadas y la implementación de técnicas como la fertilización orgánica y la
incorporación de cultivos de cobertura.
- Uso eficiente del agua: Se pueden implementar sistemas de riego más eficientes, como el
riego por goteo o el riego controlado por sensores, para reducir el consumo de agua y
adaptarse a los cambios en los patrones de precipitación.
- Conservación del suelo: Se pueden implementar prácticas de conservación del suelo, como
la siembra directa o la incorporación de cultivos de cobertura, para mejorar la retención de
agua y nutrientes, así como reducir la erosión.