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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CORTE SUPREMA -

Sistema de Notificaciones Electronicas SINOE

SEDE PALACIO DE JUSTICIA,


Secretario De Sala - Suprema:SALAS CAMPOS Pilar
Roxana (FAU20159981216)
Fecha: 21/08/2018 10:06:27,Razón: RESOLUCIÓN
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE SUPREMA /
LIMA,FIRMA DIGITAL - CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO

CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE


DE JUSTICIA R. N. N.° 2642-2017
DE LA REPÚBLICA VENTANILLA

Sumilla. La presunción de inocencia se


desvirtuó con la sindicación de los
agraviados, que cumplen con los requisitos
exigidos en el Acuerdo Plenario número
cero dos-dos mil cinco/CJ-ciento dieciséis,
corroborado con la testimonial del
efectivo policial interviniente.

Lima, primero de marzo de dos mil dieciocho

VISTOS: los recursos de nulidad interpuestos


por los procesados Richard Arturo Muñoz López y César Santiago Dávila
Bejarano contra la sentencia de fojas seiscientos cincuenta y siete, del
veintiséis de septiembre de dos mil diecisiete.
Intervino como ponente el señor Juez Supremo Neyra Flores.

CONSIDERANDO

1. Fundamentos del recurso

Primero. El procesado Richard Arturo Muñoz López, en la


fundamentación de su recurso de fojas seiscientos noventa, indicó que:
1.1. No despojó a las víctimas de sus pertenencias ni tampoco las
agredió, no existe un certificado médico legal. Su única acción fue
haber agarrado del brazo derecho al agraviado Julio César Bernal
Culqui y decirle “tú no eres del barrio”, porque pensó que los supuestos
agraviados eran personas que habían robado en la zona.
1.2. No se logró determinar que los bienes sustraídos –DVD y prendas de
albañilería– hayan sido vendidos; por el contrario, fueron devueltos a sus
propietarios.
1.3. No existe contradicción en su declaración.

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Segundo. El procesado César Santiago Dávila Bejarano, en la


fundamentación de su recurso de fojas seiscientos noventa y seis, señaló
que:
2.1. No participó en el robo, ya que estuvo en estado de ebriedad,
razón por la cual se quedó en la moto de su coprocesado Richard
Arturo Muñoz López.
2.2. Los bienes sustraídos se encontraron en poder de su coprocesados
Richard Arturo Muñoz López y Cristian Cristopher Palacios López –reo
contumaz–.
2.3. Respecto a la graduación de la pena se consignó que el procesado
no tenía ocupación a la fecha de la sentencia, pues no se tomó en
cuenta que el encausado trabajó en la Municipalidad de Lima desde
agosto de dos mil quince.

2. Imputación

Tercero. La acusación fiscal, de fojas doscientos ochenta y dos, imputó


a los acusados Richard Arturo Muñoz López, César Santiago Dávila
Bejarano y Cristian Cristopher Palacios López –reo contumaz–, haber
cometido el delito de robo agravado el día veintiocho de diciembre de
dos mil catorce, a las veintiún horas aproximadamente, en
circunstancias en que los agraviados Julio César Bernal Culqui y
Alexander Asunción Delgado Atachagua fueron interceptados por los
procesados –quienes se encontraban sobre una moto lineal negra–,
cuando se dirigían a Zapallal, por las inmediaciones del paradero
Campamento, en el distrito de Santa Rosa uno, a la altura de la
Panamericana Norte–. El encausado Richard Arturo Muñoz López bajó
de la moto y agarró del brazo derecho al agraviado Julio César Bernal
Culqui y con tono amenazante, usando palabras soeces, le dijo: “Tú no

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eres del barrio”, mientras que el procesado Cristian Cristopher Palacios


López se dispuso a arrebatarle su bolsa de yute de color azul que
contenía su DVD marca LG de color negro y, por su parte, el procesado
César Santiago Dávila Bejarano le arrebató al agraviado Alexander
Asunción Delgado Atachagua su mochila de lona, de color plomo, que
contenía en su interior herramientas de albañilería y prendas de trabajo.
Luego de haberlos despojado de sus pertenencias, los tres acusados los
expulsaron del barrio bajo amenaza, con palabras soeces y utilizando
piedras en las manos, los obligaron a subir a un vehículo de transporte
público. Al llegar al paradero La Flecha, el agraviado Alexander
Delgado Atachagua se comunicó con su esposa, quien a su vez hizo lo
mismo con un familiar, el mismo que dio aviso a los vecinos de la zona,
quienes, conjuntamente con el señor de seguridad ciudadana
Leonardo Jobany Damián Pita, dieron con los procesados Richard
Arturo Muñoz López y Cristian Cristopher Palacios López, quienes
manifestaron que el DVD se encontraba al costado de una tienda
cercana. El procesado Palacios López hizo la entrega del DVD;
posteriormente, llegó un patrullero al lugar y los trasladaron a la
comisaría de Santa Rosa.

3. Calificación jurídica

Cuarto. El delito de robo agravado imputado a los procesados Richard


Arturo Muñoz López y César Santiago Dávila Bejarano se encuentra
previsto en el artículo ciento ochenta y ocho del Código Penal, el cual
sanciona a “El que apodera ilegítimamente de un bien mueble, total o
parcialmente ajeno, para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar
en el que se encuentra, empleando violencia contra la persona o
amenazándola con un peligro inminente para su vida o su integridad

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física […]”, concordante con los numerales dos, cuatro y cinco del
primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del citado cuerpo
legal, modificado por el artículo primero de la Ley número treinta mil
setenta y seis, publicada el diecinueve de agosto de dos mil trece, que
establece: “La pena será no menor de doce ni mayor de veinte años si
el robo es cometido: 2. Durante la noche o en lugar desolado. 4. Con el
concurso de dos o más persona”.

4. Pruebas actuadas

Quinto. Las pruebas actuadas en el presente proceso son las siguientes:


5.1. Declaraciones del agraviado Julio César Bernal Culqui. A nivel
policial –fojas veintinueve–, refirió que el veintiocho de diciembre de dos
mil catorce, a las veintiún horas, cuando se dirigía a Zapallal en
compañía de su amigo Alexander Asunción Delgado Atachagua,
fueron víctimas de robo, cometido por los procesados Richard Arturo
Muñoz López, Cristian Cristopher Palacios López y César Santiago Dávila
Bejarano, a quienes no conoce. Estos los interceptaron a bordo de una
moto lineal, no se percataron de la placa, el primero lo agarró del brazo
derecho y le dijo: “Tú no eres de este barrio”, entre palabras soeces; el
segundo cogió su bolsa de yute que contenía su DVD; y el tercero
arrebató la mochila con sus herramientas de trabajo de albañilería de
su amigo Alexander Asunción Delgado Atachagua.
Luego de haberlos despojado de sus pertenencias bajo amenazas de
agredirlos con piedras, los botaron a la fuerza al paradero
Campamento, los obligaron a subir a un vehículo de transporte público.
Posteriormente, gracias al apoyo de la población recuperaron sus
pertenencias.

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A nivel de juicio oral –fojas quinientos sesenta y seis– indicó que el


procesado Richard Arturo Muñoz López fue quien descendió de la moto
lineal de color negro, diciendo palabras soeces, que no eran del barrio
y qué hacían allí. Lo agarró del brazo y lo comenzó a jalonear refiriendo
“¿Qué estás llevando?”, a lo cual respondió que su DVD. En ese forcejeo
vino su primo Cristian y le arranchó la bolsa y se lo llevó, mientras que el
otro sujeto siguió a su amigo Alexander Asunción Delgado Atachagua.
Cuando llegaron al paradero Flecha, donde vivían los agraviados,
llamaron a su hermana quien vive por esa zona y con la ayuda de un
dirigente volvieron al lugar de los hechos para recuperar el celular de su
amigo, que había botado en la tienda. Que el procesado le dijo:
“Arturo, allí están tus huevadas y da las gracias porque las has
recuperado”. El encausado Dávila Bejarano fue el más ebrio de los tres.

5.2. Las declaraciones del agraviado Alexander Asunción Delgado


Atachagua. A nivel policial –fojas treinta y dos– indicó que el día de los
hechos a las veintiún horas se encontraba en compañía de su amigo
Julio César Bernal Culqui, y antes de llegar al paradero Campamento,
fueron interceptados por los procesados Richard Arturo Muñoz López,
Cristian Cristopher Palacios López y César Santiago Dávila Bejarano, a
quienes no conoce, a bordo de uno moto lineal. El primero agarró a su
amigo Bernal Culqui del brazo derecho y le dijo: “Tú no eres de este
barrio”, entre palabras soeces; el segundo cogió su bolsa de yute que
contenía un DVD; y el tercero le arrebató su mochila de lona sintética
con sus herramientas de trabajo de construcción y su ropa de trabajo.
Después de despojarlos de sus pertenencias, bajo amenazas de
agredirlos con piedras, los botaron diciéndoles “Váyanse de este barrio,
[…] ustedes no son acá”, y los obligaron a subir a un carro de transporte
público.

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A nivel de instrucción –fojas ciento diecisiete–, señaló que en la moto


había tres sujetos a bordo, uno se bajó y les refirió: “Ustedes no son de
acá”, no le dieron importancia. Luego bajaron los otros dos sujetos,
quienes fueron directamente a su amigo Julio César Bernal Culqui,
mientras que el otro lo persiguió, por ello el deponente ingresó a una
tienda y tiró su billetera y su celular debajo de la vitrina. Cuando se
percató de que ya no lo seguían, se acercó a su citado amigo y uno de
los sujetos los rodeó y le jaló la mochila, después Richard Arturo Muñoz
López empezó a botarlos de la zona tirándoles piedras.

5.3. Declaración testimonial de Yvone Petronila Bernal Culqui. A nivel de


juicio oral –fojas quinientos setenta y dos– refirió ser hermana del
agraviado Julio César Bernal Culqui. Que el día veintiocho de diciembre
de dos mil catorce, su esposo recibió una llamada de la esposa del
agraviado Alexander Atachagua, tomando conocimiento del robo,
inmediatamente se constituyó al lugar de los hechos y no los encontró.
Los mototaxistas de la zona le refirieron que dos personas habían sido
asaltadas por tres sujetos a bordo de una moto lineal de color negro,
quienes los corretearon con piedras y los botaron. En una tienda cerca
del lugar encontraron al procesado Richard Arturo Muñoz López con
una moto negra, quien indicó “Yo no he robado nada”, momentos en
que llegaron los agraviados y sindicaron al citado imputado Muñoz
López como uno de los sujetos que les había robado, a lo cual se negó
el encausado. De regresó por el camino Richard Arturo Muñoz López le
señaló: “Ahí está tu huevada” y que le agradeciera por que había
recuperado su DVD, pero quien se lo entregó en las manos fue el
procesado Cristian Palacios López.

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5.4. Declaración testimonial de Leonardo Jobany Damián Pita. A nivel de


juicio oral –fojas quinientos veintinueve–, refirió que el día de los hechos
la señora Yvone Petronila Bernal Culqui le indicó que su hermano Julio
César Bernal Culqui había sido víctima de un robo por parte de tres
sujetos a bordo de una moto lineal de color negro, quienes le sustrajeron
un DVD y una mochila por las inmediaciones del puente Campamento.
Pidieron referencias a los vecinos, quienes manifestaron que a la altura
de un colegio se encontraban los presuntos asaltantes y en el citado
lugar se halló a los procesados Richard Arturo Muñoz López y Cristian
Palacios López. Al conversar con Muñoz López lo indujo a devolver el
DVD. Este se encontraba sin polo, y de manera altanera y agresiva
desconoció los hechos, por lo que procedieron a retirarse. Minutos
después fueron interceptados por el procesado Muñoz López, y le dijo:
“Qué te metes, si no es tu familia” y “[…] devolveré las cosas, pero no
me sigas”. Dejó en la banca de la esquina el DVD señalando “Agarren,
ahí está su huevada”, en tanto que el encausado Cristian Cristopher
Palacios López estaba callado.

5.5. Declaración testimonial de José Luis Cornejo Huahualuque –fojas


cuatrocientos noventa y cinco–, quien indicó que después de la
intervención a Richard Arturo Muñoz López, se presentó de forma
voluntaria Cristian Cristopher Palacios López, por lo cual procedió a
elaborar el parte policial respecto a este, quien señaló haber
participado en un hecho delictivo, proporcionó información del tercer
procesado Dávila Bejarano, por lo que elaboró el acta de intervención
de Palacios López. Al momento de rendir sus manifestaciones policiales
los procesados cayeron en contradicciones, Dávila Bejarano señaló que
solo había sido una pelea, Cristian Cristopher Palacios López señaló que
le habían dado las cosas robadas y sindicó a Richard Arturo Muñoz

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López como la persona que había robado a los agraviados, y Muñoz


López refirió que los agraviados no eran de la zona y que solamente los
botó del barrio.

5.6. Declaración testimonial de César Galarza Quintanilla, efectivo


policial interviniente. A nivel de instrucción –fojas doscientos dos–
manifestó haber realizado el parte de ocurrencia de intervención, del
cual se ratifica en el contenido y firma.

5.7. Declaraciones del procesado Richard Arturo Muñoz López. A nivel


policial –fojas treinta y cinco–, con la participación del representante del
Ministerio Público, señaló no conocer a los agraviados y que sus
coprocesados Cristian Cristopher Palacios López y César Santiago Dávila
Bejarano son sus amigos del barrio, quienes estuvieron ebrios el día de
los hechos a bordo de su moto lineal, marca Ronco Pantera, de color
negro. Él conducía y detrás de él estaban Palacios López y Dávila
Bejarano, interceptaron a los agraviados y protagonizaron una gresca.
Dávila Bejarano les quitó una bolsa, pasados algunos minutos el
deponente recuperó la bolsa y la dejó en una esquina, en ningún
momento los amenazó ni tuvo la intención de robar.
A nivel de instrucción –fojas ciento sesenta y tres– se ratificó de su
manifestación policial. El veintiocho de diciembre de dos mil catorce
estuvo con su amigo Cristian Cristopher Palacios López libando licor,
después se unió César Santiago Dávila Bejarano, con una mochila de
color negro. Este último se encontraba alterado y decía que había
tenido problemas, a los cinco minutos vinieron sus familiares y se lo
llevaron, dejó la mochila en el piso, donde estaban tomando, se
acercaron dos serenazgos con el supuesto agraviado, y los sindicaron
como si ellos hubieran participado en el evento.

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A nivel de juicio oral –fojas cuatrocientos veintiocho– señaló que el día


de los hechos estuvo en una tienda por la zona del paradero
Campamento, donde encontraron a los supuestos agraviados, quienes
los quedaron mirando de forma extraña y al verlos se percataron de
que no eran de la zona, y como se suscitaban robos con frecuencia, se
acercaron y les preguntaron de dónde eran y qué hacían por allí. Ante
ellos los agraviados se pusieron malcriados, se insultaron con palabras
soeces y empezó la discusión. Cuando les dijeron que se retiren de la
zona, se fueron corriendo dejando su bolsa. Luego continuaron libando
licor y es cuando apareció el serenazgo con los agraviados.

5.8. Declaraciones del procesado César Santiago Dávila Bejarano. A


nivel policial –fojas cuarenta y seis– con la participación del
representante del Ministerio Público, indicó no conocer a los agraviados.
Que no participó del robo, estuvo mareado, el problema se inició
porque se cruzaron con los agraviados en la calle, Arturo escuchó algo,
paró la moto y bajó, se puso a buscar pelea, diciéndoles “qué me has
dicho”.
A nivel de instrucción –fojas ciento once– indicó que se quedó en la
moto porque estaba mareado, Arturo les dijo a los agraviados que no
eran del barrio, entonces bajaron Cristian y Arturo, se acercaron a los
agraviados para pegarles o agredirlos, desconoce si les robaron. Que
interceptaron a las víctimas, pero él no participó en el robo, quien
entregó la mochila fue Richard Arturo Muñoz López.
A nivel de juicio oral –fojas cuatrocientos treinta y dos– indicó que el
veintiocho de diciembre de dos mil catorce no contaba con trabajo,
pues recién había llegado de Chile, que el citado día había libado licor
y que su participación fue corretear a los agraviados con el afán de
botarlos porque no eran del barrio.

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5. Sobre la responsabilidad penal de los recurrentes

Sexto. Del fundamento que antecede se desprende que como prueba


directa del delito se tienen la declaraciones de los agraviados Julio
César Bernal Culqui y Alexander Asunción Delgado Atachagua, quienes
sostienen a nivel policial, instrucción y en juicio oral, de manera
uniforme, la forma y circunstancias en las que fueron víctimas de robo
por parte de los procesados Richard Arturo Muñoz López y César
Santiago Dávila Bejarano, quienes los despojaron de sus pertenencias.
Cabe destacar que la imputación debe evaluarse de conformidad con
lo establecido en el Acuerdo Plenario número cero dos-dos mil
cinco/CJ-ciento dieciséis de las Salas Penales de la Corte Suprema de
Justicia de la República, que da valor a las declaraciones de los
agraviados que cumplen con las garantías de certeza que este
acuerdo adoptó, como son: i) ausencia de incredibilidad subjetiva,
ii) verosimilitud y iii) persistencia en la incriminación.

Séptimo. Sobre la primera garantía se desprende de los actuados que


los agraviados Julio César Bernal Culqui y Alexander Asunción Delgado
Atachagua no conocían a los procesados Richard Arturo Muñoz López y
César Santiago Dávila Bejarano ni les unen lazos de amistad o
enemistad en que pudiera inferirse cólera, rencor o venganza por parte
de las víctimas, que motive la imputación. Por el contrario, se logró
determinar la participación de los procesados en el evento delictivo.

Octavo. Respecto a la verosimilitud, el relato incriminatorio de los


agraviados Julio César Bernal Culqui y Alexander Asunción Delgado
Atachagua es lógico y se corrobora con otras pruebas como:
8.1. Declaraciones del agraviado Julio César Bernal Culqui.

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8.2. Las declaraciones del agraviado Alexander Asunción Delgado


Atachagua.
8.3. Declaración testimonial de Yvone Petronila Bernal Culqui, hermana
del agraviado Julio César Bernal Culqui.
8.4. Declaración testimonial de Leonardo Jabany Pita.
8.5. Declaración testimonial del efectivo policial José Luis Cornejo
Huahualuque.
8.6. Declaración testimonial del efectivo policial interviniente César
Galarza Quintanilla.

Noveno. En cuanto a la persistencia en la incriminación, la versión


incriminatoria de los agraviados Julio César Bernal Culqui y Alexander
Asunción Delgado Atachagua es uniforme y coherente tanto a nivel
policial, instrucción y en juicio oral, al señalar de forma detallada la
participación de los procesados Richard Arturo Muñoz López y César
Santiago Dávila Bejarano.

Décimo. La Sala al expedir la sentencia recurrida ha efectuado una


adecuada valoración de las pruebas aportadas en el proceso que le ha
permitido establecer los hechos probados conforme al análisis de los
fundamentos veinte punto tres en adelante.

Undécimo. Los procesados han negado sus participaciones en los


hechos en sus diferentes declaraciones, que están plagadas de
contradicciones, conforme se ha motivado en la sentencia recurrida y
en la presente Ejecutoria.

Duodécimo. Las declaraciones de los agraviados Julio César Bernal


Culqui y Alexander Asunción Delgado Atachagua cumplen con los

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requisitos establecidos en el Acuerdo Plenario número cero dos-dos mil


cinco/CJ-ciento dieciséis de las Salas Penales de la Corte Suprema de
Justicia de la República. Esta Suprema Sala llega a la convicción de que
el delito y la responsabilidad penal de los sentenciados se encuentran
acreditados, desvirtuándose sus presunciones de inocencia.

6. Sobre la pena y la reparación civil

Decimotercero. La determinación de la pena es un proceso valorativo


que se realiza en dos niveles: el primero consiste en determinar el marco
punitivo general; el segundo –una vez determinado el tipo legal abstracto
aplicable– consiste en la evaluación de las circunstancias atenuantes o
agravantes que se pueden presentar en el caso, a fin de obtener la
pena concreta final, así como causales de disminución o agravación de
la punición y fórmulas de derecho penal premial.

Decimocuarto. Respecto al primer nivel, esto es, la pena abstracta,


conforme al dictamen acusatorio se imputa a los procesados Richard
Arturo Muñoz López y César Santiago Dávila Bejarano (en calidad de
autores) la comisión del delito de robo agravado, previsto en los incisos
dos y cuatro del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del
Código Penal, que sanciona la conducta con pena privativa de libertad
no menor de doce ni mayor de veinte años. Por lo que cada tercio de
pena consistirá en dos años con ocho meses.
Decimoquinto. Sobre el segundo nivel, referido a la pena concreta, se
determinará en función de lo prescrito por el artículo cuarenta y cinco-A
del Código Penal, esto es, identificando el espacio punitivo dentro de
los tercios de la sanción abstracta fijada por ley, conforme a la
concurrencia de circunstancias atenuantes y agravantes. I) En el

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procesado Richard Arturo López Muñoz no concurren atenuantes


genéricas ni circunstancias agravantes. II) En el procesado César
Santiago Dávila Bejarano, como circunstancia atenuante se tiene la
carencia de antecedentes penales del encausado, conforme se
aprecia del certificado de fojas trescientos treinta; sin que concurra
ninguna de las circunstancias agravantes establecidas.

Decimosexto. En consecuencia, la pena concreta deberá oscilar dentro


del tercio inferior, es decir, entre los doce y catorce años con ocho
meses. Y, atendiendo a la forma y circunstancias del delito, la gravedad
del mismo, así como a las circunstancias personales de los imputados:
I) Richard Arturo López Muñoz, quien contaba con veintiún años y tres
meses de edad a la fecha de los hechos, conforme a su ficha de Reniec
–fojas setenta y uno–, que registra como fecha de nacimiento el seis de
septiembre de mil novecientos noventa y tres, con grado de instrucción
secundaria completa. II) César Santiago Dávila Bejarano, de treinta y
dos años y dos meses de edad a la fecha de los hechos, conforme a su
ficha de Reniec –fojas setenta y tres–, que registra como fecha de
nacimiento el treinta y uno de octubre de mil novecientos ochenta y
dos, con grado de instrucción secundaria completa. Sin embargo,
conforme a lo declarado por los procesados Richard Arturo López
Muñoz y César Santiago Dávila Bejarano, estos se encontraban en
estado de ebriedad, y si bien no obra un certificado de dosaje etílico,
ello se encuentra corroborado por la versión en juicio oral del agraviado
Julio César Bernal Culqui, por lo que es de aplicación el artículo
veintiuno del Código Penal; correspondiendo a cada uno diez años de
pena privativa de libertad.

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Decimoséptimo. Se advierte de autos que el procesado Richard Arturo


López Muñoz fue condenado con antelación a la emisión de la
resolución recurrida –por el delito de robo agravado en grado de tentativa–, por
sentencia del dos de mayo de dos mil dieciséis, a cinco años de pena
privativa de libertad, en el Expediente número mil doscientos setenta y
dos-dos mil dieciséis, ante el Primer Juzgado Penal Colegiado de Lima
Norte, conforme al oficio remitido por la Oficina de Rediju de la Corte
Superior de Justicia de Ventanilla de fojas seiscientos dieciocho y al
certificado de antecedentes penales de fojas trescientos veintinueve. Lo
que demuestra que, con anterioridad al presente proceso, el citado
encausado contaba con una condena en su contra. Cabe precisar que
los hechos materia del presente proceso –del veintiocho de diciembre de dos
mil catorce– son anteriores a la fecha de la primera sentencia
condenatoria.

Decimoctavo. En dicho orden de ideas, en el caso del procesado López


Muñoz es aplicable el concurso real retrospectivo, contemplado en el
artículo cincuenta y uno del Código Penal, modificado por la Ley
número veintiocho mil setecientos treinta, de fecha trece de mayo de
dos mil seis, vigente a la fecha de los hechos derivados del presente
proceso, que establece:
Si después de la sentencia condenatoria se descubriere otro hecho punible
cometido antes de ella por el mismo condenado, será sometido a proceso
penal y la pena que fije el juez se sumará a la anterior hasta un máximo del
doble de la pena del delito más grave, no pudiendo exceder de treinta y cinco
años. Si alguno de estos delitos se encuentra reprimido con cadena perpetua,
se aplicará únicamente esta, sin perjuicio de fijarse la reparación civil para el

nuevo delito.

Por lo que a los cinco años de pena privativa de libertad impuesta por
el Primer Juzgado Penal Colegiado de Lima Norte, en el Expediente

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número mil doscientos setenta y dos-dos mil dieciséis, debe sumar los
diez años de privación de libertad fijados en la sentencia recurrida,
haciendo un total de quince años de pena privativa de libertad.

Decimonoveno. La reparación civil, conforme con los artículos noventa


y dos y noventa y tres del Código Penal, busca el resarcimiento del
daño ocasionado a la víctima, que comprende la restitución del bien
materia del delito, cuando es posible, o de su valor y el pago de los
daños y perjuicios que se hayan producido como consecuencia del
accionar del sujeto activo, que se debe fijar conforme a la naturaleza,
forma y circunstancias del delito, por lo que la reparación civil fijada por
la Sala Penal Superior debe mantenerse, por el principio dispositivo, al
no haber planteado recurso la Fiscalía y/o parte civil.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, declararon: NO HABER NULIDAD en la sentencia


de fojas seiscientos cincuenta y siete, del veintiséis septiembre de dos mil
diecisiete, que: I. Condenó a Richard Arturo Muñoz López como autor
del delito contra el patrimonio-robo agravado, en perjuicio de Julio
César Bernal Culqui y Alexander Asunción Delgado Atachagua, a diez
años de pena privativa de libertad, la misma que deberá sumarse a la
pena de cinco años de privación de libertad impuesta por el Primer
Juzgado Penal Colegiado de Lima Norte, Expediente número mil
doscientos setenta y dos-dos mil dieciséis, de fecha dos de mayo de dos
mil dieciséis, por el delito de robo agravado en grado de tentativa,
haciendo un total de quince años de pena privativa de libertad.
II. Condenó a César Santiago Dávila Bejarano como autor del delito

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contra el patrimonio-robo agravado, en perjuicio de Julio César Bernal


Culqui y Alexander Asunción Delgado Atachagua, a diez años de pena
privativa de libertad, y fijaron en seiscientos soles el monto que deberán
abonar los sentenciados de forma solidaria a los agraviados,
correspondiendo a cada uno la suma de trescientos soles por concepto
de reparación civil; con lo demás que al respecto contiene, y los
devolvieron. Intervino la señora Jueza Suprema Chávez Mella por
vacaciones del señor Juez Supremo Prado Saldarriaga.
S. S.

SAN MARTÍN CASTRO

PRÍNCIPE TRUJILLO

NEYRA FLORES

SEQUEIROS VARGAS

CHÁVEZ MELLA

NF/amar

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