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“Cristo Rey”
Percibir emociones, en ese sentido, es algo normal y, en buena cuenta, nos hemos acostumbrado a ellas. Sin
embargo, las emociones pueden jugar a nuestro favor o en contra. Por ejemplo, sentir mucha rabia,
contenerla o ser propensos a reaccionar de forma irascible puede causar daño, pues sube nuestra presión
cardiaca. Esto viene acompañado con la producción de una hormona llamada cortisol, que mantiene a
nuestro cuerpo en constante estado de alerta.
Lo “bueno” o “malo” surge de cómo gestionamos esta emoción. En tal sentido, no debemos dejarnos llevar
por nuestras emociones: más bien, debemos reconocerlas, saber en qué momentos somos más propensas/os
a sentirlas y qué consecuencias generan. ¿Ayuda o no a mis relaciones interpersonales? ¿Favorece o no a mi
salud física y mental?
Ante una misma emoción, pueden existir diferentes formas de actuar; es decir, dos personas distintas pueden
sentir alegría o cólera, pero demostrarlo de diferente manera. La forma en que reaccionen dependerá de
muchos factores, entre los cuales están la experiencia y el aprendizaje. A veces, desde pequeñas/os, nos
condicionan a mostrar ciertas emociones y a contener otras, por nuestra condición de ser mujer u hombre, lo
cual no favorece nuestro desarrollo emocional.
Describe una situación en la que sentiste un descontrol de emociones que pudo derivar en una
reacción violenta. Luego, en tu cuaderno, completa un cuadro como el siguiente: