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Algunas personas tras una pérdida desarrollaran un duelo, mientras que otras una
melancolía. El duelo conlleva una desviación de la conducta normal de la vida, pero
las personas no considerar patológico este estado en el caso del duelo, ya que en el
duelo, este estado es momentáneo, y luego se vuelve a la normalidad.
Las características presentes en la melancolía son las mismas que están presentes en el
duelo, excepto la rebaja del sentimiento de sí.
La melancolía permite echar una mirada a la constitución más íntima del yo, ya que
se puede observar como una parte del yo se contrapone a la otra, la aprecia
críticamente, la toma como objeto. Lo que aquí se nos da a conocer es la instancia que
usualmente se conoce como conciencia moral. Freud retoma esta idea en el yo y el
ello para explicar la constitución del súper yo como instancia de la conciencia moral.
Para Freud, si uno presta atención a los autorreproches del melancólico, estos no se
adecuan a la persona del enfermo, y se ajustan más a una persona que el enfermo
ama, ha amado, o amaría. En realidad estos autorreproches son reproches dirigidos a
un objeto de amor, que desde este han rebotado sobre el yo propio. En realidad lo
que dicen de ellos mismos lo dicen de otros.
Por lo tanto en la melancolía hubo una elección de objeto, una ligadura de libido a
una persona determinada, por obra de una afrenta real o un desengaño de la persona
amada sobrevino un sacudimiento de ese vínculo de objeto. La relación libidinal con
ese objeto se cancela, en vez de utilizar esa libido para investir otro objeto, esa libido
vuelve al yo. Esto lleva al melancólico a identificarse con ese objeto, “la sombra del
objeto cae sobre el yo”. Es decir, el yo se identifica con características del objeto
perdido. Esto podría ser una regresión a la etapa oral, ya que busca incorporar al
objeto, apropiarse de él. De esta manera, al melancólico, se le permite continuar con
el vínculo libidinal de este objeto, pero dentro del yo, debido a la identificación con el
mismo.
El conflicto con el ser amado, pasa a ser un conflicto entre la parte crítica del yo, y la
parte del yo alterada por la identificación. Para que esto sea posible debe haber una
fijación con el objeto de amor, y una escasa resistencia de la investidura de objeto.
Para explicar esto, Freud aclara que la elección de objeto de la melancolía, está hecha
sobre una base narcisista. La identificación narcisista con el objeto se convierte en el
sustituto de la investidura de amor.
Lo ominoso (1919)
I:
Hay un tema que ha sido marginado por los expertos en estética, y esto es el tema de
lo siniestro u ominoso. Esto pertenece al orden de lo terrorífico, causa angustia y
horror. Freud se pregunta por los mecanismos psíquicos que entran en juego para que
esta sensación se produzca.
Para Freud, ambos caminos llevan al mismo resultado. Comienza por estudiar lo
siniestra por el camino de la palabra.
Freud le agrada más la definición de Schelling, que refiere a aquello que está
destinado a permanecer oculto, pero que ha salido a la luz.
II:
Toma un ejemplo de Jentsch: “Lo siniestro tiene que ver con la duda si es realmente
animado un ser en apariencia vivo, y, a la inversa, sino puede tener alma cierta cosa
en apariencia inerte” Esto puede ser provocado, por ejemplo por las muñecas de cera
que tienen apariencia de estar vivas. Cosas de aspecto humanoide. Freud también
menciona lo siniestro que puede provocar un ataque epiléptico o la locura.
Esta incertidumbre intelectual va a decir Jentsch con respecto a si es humano, está vivo
o no lo está, esto puede despertar una sensación de siniestro.
Esta observación, vale sobre todo para el cuento <El hombre de arena> de Hoffman.
En el cuento Freud llega a la conclusión que el hombre de arena existe, y que este, se
encarnaba bajo la figura de Copelius que era el abogado del padre.
Freud pone el foco en algo muy angustiante, y es la pérdida de los ojos que es lo que
hace el hombre de arena (Sandman). Esta angustia por la pérdida de ojos, Freud la
relaciona con la angustia de castración. Esto tiene sentido si reemplazamos el hombre
de arena por la figura del padre temido, de quien se espera la castración por portarse
mal.
Freud cree que lo siniestro en este cuento, se da porque la obra literaria menciona
algunos puntos relacionados con complejos infantiles.
Freud analiza otro cuento de Hoffman titulada “Los elixires del diablo”. En esta obra
literaria los elementos siniestros que encuentran van a estar en:
Presencias de dobles.
El acrecentamiento de esto por el salto de procesos anímicos de uno al otro (Es
decir, telepatía)
La identificación total con una persona al punta tal de equivocarse y no poder
distinguir cual es yo y cual no es yo.
El permanente retorno de lo igual. Freud lo relaciona con la repetición de los
mismos rasgos faciales, caracteres, destinos, hechos criminales.
El motivo del <Doble> fue estudiado a fondo por O. Rank. En un trabajo que lleva ese
nombre. En el indaga los vínculos del doble con la propia imagen vista en el espejo, y
con la sombra, y lo vincula con el miedo a la muerte.
Para Freud, la función del doble es <<Una enérgica desmentida del poder de la
muerte>>. Un aseguramiento narcisista frente a la muerte, que aparece en el
narcisismo primario, donde ante la posibilidad de la propia muerte, lo que se hace es
generar un doble, una réplica de sí mismo que pudiese sobrevivir a la muerte.
Para Freud es probable que el alma inmortal fuera el primer doble del cuerpo, que
sobrevive a la muerte. Pasado el narcisismo primario, el hecho de que el ser humano
sea capaz de observación de si, posibilita la antigua representación del doble con un
nuevo contenido y atribuirle diversas cosas, y en lugar de que el doble cumpla la
función de un aseguramiento contra la muerte, puede transformarse en un ominoso
anunciador de la muerte.
Freud menciona la conciencia moral, y la observación de si, con esto se refiere a que
cuando se ha formado el súper yo dentro del psiquismo. El individuo ante la
observación del súper yo hacia el yo, que lo critica, el yo se defiende de aquello
negando las acusaciones, y proyectando hacia la figura del doble. Coloca en el doble
aquello relacionado con el narcisismo primario (supuestamente ya superado). Esto
proyectado pueden ser deseos incumplidos o deseos que uno mismo sofoco.
Para Freud, lo que vuelve al doble algo siniestro es una formación psíquica que
pertenece a la prehistoria del desarrollo del yo. Es una formación primitiva, y es por
ello que produce un efecto ominoso.
El carácter ominoso del doble, es que el doble es una formación oriunda de las épocas
primordiales del alma ya superadas. El doble ha devenido una figura terrorífica del
mismo modo como los dioses, que tras la rutina de su religión se convierten en
demonios.
Freud al comienzo de tu teoría cree que todos los procesos anímicos están regidos
por el principio de placer, pero si esto fuera universalmente cierto, todos los
resultados de los procesos anímicos serian placenteros, cosa que no es cierta.
La energía del mundo caracterizada por los estímulos, es hipertrófica (Es mucha). En
ciertas situaciones, esta cantidad hipertrófica, entra y penetra la membrana de
protección anti estimulo, y la rompe. Así irrumpe el psiquismo, y esto se lo vivencia
como traumático. Esta gran cantidad de energía que ingresa al psiquismo es lo que
Freud denomina trauma. El psiquismo intenta manejar esta energía (Que es libre y
desenfrenada) contraponiendo una energía para frenarla (Que es ligada, quita,
manejada).
El sistema percepción conciencia no tiene una membrana anti estímulo para las
excitaciones internas. Por lo tanto, las pulsiones pueden dar perturbaciones
económicas equiparables a las neurosis traumáticas. Esta energía pulsional, es
energía libre que busca la descarga. Por lo tanto los estratos superiores van a buscar
ligar esta energía para su posterior descarga (Proceso secundario).
Freud para concluir establece la distinción entre la vida (Eros), que son las pulsiones
libidinosas (Yoicas y sexuales) y Las Muerte (Tánatos), pulsión destructiva (Agresión).