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SILVIA TuBERT, doctora en Psicología,

es profesora de Teoría Psicoanalítica


en la Universidad Complutense de
Madrid. Se ha dedicado durante años
a la práctica psicoanalítica con niños,
adolescentes y adultos. Ha publicado
La muerte y lo imaginario en la
adolescencia (1982), La sexualidad
femenina y su construcción imaginaria
(1988), Mujeres sin sombra. Mater-
nidad y tecnología (1991), Malestar en
la palabra. El pensamiento crítico de
Freud y la Viena de su tiempo (1999), y
las compilaciones Figuras de la madre
(1996) y Figuras del padre (1997).
SILVIA TUBERT

Sigmund Freud
Fundamentos del psicoanálisis

EDAFW ENSAYO
" dice
In
Coordinador de la serie Pensamiento:
Agustín Izquierdo

© 1999. Silvia Tubert


© 2000. De esta edición, Editorial EDAF, S. A. Jorge Juan, 30. 28001 Madrid.

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La vida de Sigmund Freud 9
Edafy Albatros, S. A.
San Martín, 969, 3.•, Oficina 5. El éxito de un Conquistador ............................... . 9
1004 Buenos Aires, Argentina. La Viena de Freud ............................................... . 13
Edafal3@interar.com.ar
Los primeros años ............................................... . 15
Freud y la medicina 18
Diseño de cubierta: Gerardo Domínguez La prehistoria del psicoanálisis ........................... . 22
El nacimiento del psicoanálisis ........................... . 26
El movimiento psicoanalítico 36
Diciembre 2000
Los desarrollos teóricos 39
Los últimos años 42

Fundamentos de la teoría psicoanalítica ........... .. 47


Introducción ........................................................ . 47
No está pennitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento infonnático, ni la
transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya se electrónico, mecánico, por fotocopia,
Las formaciones del inconsciente ....................... . 49
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyrigth. Los síntomas neuróticos ..................................... . 50
Los sueños 62
Las funciones fallidas 73
El chiste 75
Depósito Legal: M. 46.086-2000 El modelo del «aparato psíquico»: la primera tópica 77
I.S.B.N.: 84-414-0825-4 La teoría sexual. .................................................. . 92
Las fases libidinales y el complejo de Edipo ...... . 103
El complejo de Edipo femenino 115
PR!NTED IN SPAIN IMPRESO EN ESPAÑA
Introducción del concepto de narcisismo y su
Gráficas COFÁS, S. A. - Poi. lnd. Prado de Regordoilo- Móstoles (Madrid)
incidencia en la teoría ...................................... .. 129
SIGMUND FREUD

Págs.
La vida de Sigmund Freud
Segunda teoría de las pulsiones: vida y muerte... 141
Una nueva representación de la personalidad psí-
quica: la segunda tópica........ ..................... ...... 145
La técnica psicoanalítica...................................... 152
El psicoanálisis como crítica de la cultura........... 165

Bibliografía ........................................................... .. 177


l. Ediciones de las obras completas de Freud .. .. 177
2. Obras de consulta................. ............. .............. 178 El exilio de un Conquistador

11 DE MARZO DE 1938 Sigmund Freud, creador del


Selección de textos de Sigmund Freud................. 179
E L
psicoanálisis, escribe lacónica aunque significativa-
mente en su diario: «Finis Austriae» 1• En esa misma
Una dificultad del psicoanálisis............................ 181
fecha, ante un ultimátum de Hitler, el canciller austriaco
La interpretación de los sueños .... .. .. .. ... .. ...... .. .... . 187 había dimitido después de cancelar el plebiscito sobre la
Información preliminar........................................ 187 anexión de Austria al Tercer Reich. En los días siguientes,
las tropas alemanas cruzan la frontera, se produce la ane-
Psicopatología de la vida cotidiana...................... 201 xión y Hitler entra en Viena.
Se inicia entonces el reinado del terror, la persecución
~ Los dos principios del funcionamiento mental 209 de los socialdemócratas, de los líderes moderados de la
antigua derecha y, sobre todo, de los judíos: las purgas pla-
. ., Algunas consecuencias píquicas de la diferencia nificadas por los invasores, según el modelo aplicado en
sexual anatómica...... .......................................... 217 Alemania, se combinaron con el fanatismo y el revanchis-
mo sádico de los austriacos; las turbas que saquearon las
Introducción al narcisismo.................................... 229 casas de los judíos y que aterrorizaron a los pequeños
comerciantes no necesitaron órdenes oficiales, y su ensa-
Psicología de las masas y análisis del yo.. ............ 239 ñamiento revela el goce en las acciones que realizaron 2 • El
asesinato político organizado se acompañó de crímenes

1 Kürzeste Chronik, Sigmund Freud Museum, Londres, citado por

Peter Gay, Freud. Una vida de nuestro tiempo, Madrid: Paidós, 1998,
p. 685.
2 Op. cit., p. 685.

8 9
Fundamentos de la teoría
psicoanalítica

Introducción

A HAN TRANSCURRIDO 100 años desde la publicación de


Y La interpretación de los sueños, que vio la luz a finales
de 1899 pero que lleva, simbólicamente, la fecha de 1900.
En nuestra transición a un nuevo siglo, parece pertinente
preguntarnos por la vigencia del pensamiento de Freud -
desde mi punto de vista, pensamiento crítico por excelencia.
La influencia que ejerció el psicoanálisis en el siglo xx, tan-
to en las ciencias humanas como en la medicina, el arte, la
literatura y la cultura en general, es harto conocida. Asimis-
mo, la difusión que ha alcanzado el psicoanálisis es enorme:
se suceden las traducciones de los textos de Freud a diver-
sas lenguas, las biografías y exégesis; cada vez más psicoa-
nalistas trabajan en hospitales y centros de salud; se multi-
plican las aplicaciones de sus teorías a la psicología, a la
sociología, a la educación ... Pero las deformaciones que la
teoría ha sufrido a través de sus aplicaciones e interpretacio-
nes nos deberían hacer pensar quizá más en un desconoci-
miento que en un reconocimiento 37 •
La diversificación no afecta solo a las variantes del
método terapéutico creado por Freud, sino también a las

37 Pontalis, J. B., Vigencia de Sigmund Freud, Buenos Aires, Si-


glo Veinte, 1957.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALITICA

posibles interpretaciones o lecturas de su obra. En efecto, Las formaciones del inconsciente


si adoptamos la perspectiva epistemológica que sostiene
que la lectura de un texto es un acto de creación de senti- El término inconsciente había sido utilizado antes de
do, es decir, que interpretar un texto no consiste en reve- Freud: el jurista Henry Home Kames (1696-1782) lo em-
lar o descubrir una significación que le es inmanente, pleó de manera conceptual por primera vez en lengua ingle-
sino en asignarle un valor que no deriva exclusivamente sa en 1751, con la acepción de no-consciencia; el romanti-
del texto mismo sino de la labor interpretativa situada en cismo alemán lo difundió en el siglo XIX, definiéndolo \t l (}f\_'
un contexto histórico-cultural, habremos de reconocer como el aspecto nocturno del alma, como un conjunto de
que no hay un «Freud después de Freud». Este es precisa- pasiones y de imágenes mentales cuya fuente se sitúa en las };~
mente el interés que reviste el hecho de seguir leyéndolo profundidades del ser. En este sentido se han referido a lo y
en nuestros días. No se trata, de ninguna manera, de aspi- inconsciente filósofos como Wilhelm von Schelling (1775-
rar a una repetición fiel del discurso freudiano, ya que 1854), Arthur Schopenhauer (1788-1860), Eduard von
convertirlo en un nuevo catecismo solo podría servir para Hartmann (1842-1906) y Friedrich Nietzsche (1844-1900).
negarle su radicalidad. La noción de inconsciente, en términos generales,
Quizá el aspecto más interesante del pensamiento rompe con la idea de un sujeto autoconsciente, dueño de
freudiano sea su dimensión crítica, que se dirige tanto al sus actos y de su voluntad. Pero Freud habría de darle una
sujeto, la razón y el sentido como a la sociedad y la cultu- significación radicalmente original, situándolo en el fun-
ra, por cuanto subvirtió profundamente la autorrepresenta- damento de una nueva concepción del ser humano. Asi-
ción del ser humano y tiene vigencia, aún en el momento mismo, rechazó el vocablo subco.!!:§fient~ que algunos
~
actual, para una crítica de nuestro mundo. Desde esta pers- ' autores consideran, erróneamente, como sinónimo de in-
pectiva, intentaré puntualizar los principales desarrollos de consciente, y que había sido utilizado por la psicología
la teoría psicoanalítica, con la salvedad de que tanto la ex- para designar los pensamientos débilmente conscientes
tensión de la obra de Freud, desplegada a lo largo de casi que se encuentran por debajo del umbral de la conscien-
cincuenta años, como su complejidad, debida a las trans- cia: lo que está en juego no es una simple cuestión de gra-
formaciones que los conceptos han sufrido en un continuo do o intensidad.
proceso de creación y revisión, hacen imposible su exposi- Si bien lo inconsciente es, por definición, todo aquello
ción completa en un trabajo de estas dimensiones, que ha- (representaciones, imágenes, deseos, fantasmas) que no
brá de tener, necesariamente, un carácter introductorio. Si puede acceder a la consciencia, el concepto no es mera-
nos vemos obligados a señalar los descubrimientos freu- mente descriptivo, no corresponde solo a una cualidad
dianos fundamentales, aquellos que transformaron radical- de nuestros procesos psíquicos, sino también a un modo
mente la imagen del ser humano occidental, habremos de de funcionamiento mental eficaz, es decir, que produce
referimos a la noción de inconsciente y a la concepción de efectos apreciables en nuestra vida. Son estos efectos los
la sexualidad, que trastocaron la noción de sujeto, vigente que se denominan formaciones (Bildungen) o derivados
en la filosofía y en la psicología de la consciencia, infli- (Abkommlinge) del'inconsciente, y comprenden tanto ma-
giéndonos una profunda herida narcisista. nifestaciones psicopatológicas, como los síntomas neuró-

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SIGMUND FREUD
FUNDAMENTOS DE LA TEORfA PSICOANALfTICA

ticos, como fenómenos normales en nuestra vida cotidiana: que los síntomas histéricos se despliegan en el escenario
sueños, lapsus, actos fallidos. Como veremos, el psicoa- del cuerpo.
nálisis revela que todas estas formaciones tienen una mis- El creador del psicoanálisis elaboró su concepción
ma estructura, de modo que los límites entre salud y en- del síntoma neurótico a partir del trabajo clínico con sus
fermedad quedan difuminados: la interpretación de los pacientes. Ya he mencionado que al reemplazar la hipno-
sueños pone de manifiesto que lo otro de la neurosis no sis por la técnica de la asociación libre, Freud abandonó
nos es ajeno. el método catártico de Breuer para crear el psicoanálisis:
un nuevo método de investigación que condujo a una
concepción también nueva de la vida psíquica y a una re-
Los síntomas neuróticos consideración de los objetivos de la tarea psicoterapéutica.
En efecto, la hipnosis enmascaraba el juego de fuerzas
Mientras la neurología los consideraba como efectos psíquicas que resulta en la formación de los síntomas; al r./'
de perturbaciones funcionales del sistema nervioso, o los intentar estudiar estos procesos en el estado de vigilia, e('~\:ti'
despreciaba como productos de la simulación, Freud pudo Freud se encuentra con el fenómeno de la resistencia: el ~
\ establecer que los síntomas histéricos -a los que llegará sujeto manifiesta que no recuerda nada del ori~sus
a considerar como modelo de todos los síntomas neuróti- síntomas, que no se le ocurre nada al respecto. A pesar
\ cos- tienen un sentido que deriva de la historia del pa- de su voluntad manifiesta de descifrar sus síntomas para
ciente, en la medida en que han formado parte de escenas liberarse de ellos, parece hallarse dominado por una «vo-
(reales o fantasmáticas) a las que pasan a simbolizar. La luntad contraria» que le impide seguir hablando. La hip-
causa de los fenómenos patológicos que el paciente pre- nosis encubre esta resistencia, por lo cual «la historia del
senta se encuentra ed sucesos de su infancia, generalmen- psicoanálisis propiamente dicho no comienza sino con la
te de índole sexual, que no puede recordar pero que, sin innovación técnica constituida por la renuncia a la hip-
embargo, conservan su poder traumático: «el histérico pa- nosis» 39 . \ ,t/ ... 1
decería principalmente de reminiscencias» 38 . El sujeto no Freud formula entonces la hipótesis de que esta resis- {t'(\\'('J" '
\
sospecha siquiera la conexión causal del proceso motiva- tencia es el efecto -manifiesto en el momento d':r•-~"~· ­
dor con el fenómeno patológico: se trata, generalmente, 1 '(I/'
de una relación simbólica; por ejemplo, la que existe en-
cTínico- de un proceso psíquico al que denomina repre- o"e
sión, y esta no es más quela expresión teórica de la expe- 'iR\
tre una neuralgia y un dolor psíquico, o entre las náuseas riencia de 1as resistencias: 1a resistencia da cuenta de ia
y la repugnancia moral. Freud recurre al concepto de .f.Ql1=....... persistencia oe fa operación inconsciente de la represión.
\ vers~ón_ (transformación de ~~energía p_síquica_? afect~, Se trata de una operación defensiva mediante la cual el su-
r<('' que mv1ste a una representacwn, en una mervacwn soma-
(fl..v jeto intenta expulsar de la consciencia o mantener en esta-
[tica) para dar cuenta de aquella relación simbólica, puesto

39
Freud, Historia del movimiento psicoanalítico, op. cit., t. II,
38 Freud, Estudios sobre la histeria, op. cit., t. I, p. 44. p. 1900.

50
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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORfA PSICOANALfTICA

do inconsciente las representaciones (pensamientos, imá- blar de realidad psíquica supone reconocer que el deseo in-
e"'
1'l f' genes, recuerdos) vinculadas a ulsiones o deseos cuya sa- consciente y los fantasmas en los que aquel se representa
\l\ tisfacció~ en sí misma placentera, puede provocar disp a- tienen tanto valor, desde el punto de vista etiológico, como
1 ~(1\ cer o angustia ~n función d~ exigencias psíquicas, la realidad material. De este modo, el análisis de pacientes
JJ( ¡>or ejemplo, las aspiraciones morales o ideales del yo. Si adultos, que recuperaban los recuerdos que habían sucum-
bien Freud emplea en un principio el concepto de repre- bido a la amnesia ocasionada por la represión, condujo a
sión para dar cuenta del mecanismo psíquico de los fenó- Freud al reconocimiento de la sexualidad infantil. Esto se-
menos histéricos, por cuanto la represión es la condición ría posteriormente confirmado por el análisis y la observa-
previa a la formación de síntomas, pronto lo convierte en ción de niños pequeños; retrospectivamente resulta vergon-
la base de una teoría general de las neurosis y no tardará zosa e inexplicable, dice Freud, la ceguera anterior ante las
en considerarlo la «piedra angular del edificio del psicoa- manifestaciones sexuales en la infancia.
nálisis» 40 • Es decir, puesto que la represión se refiere a las ¿Cuál es el motivo de la represión? El conflicto psí- ·{'
representaciones excluidas de la consciencia, es un proce- quico que se establece cuando se oponen en el sujeto exi- l}.;<'r
?
so psíquico universal que se encuentra en el origen de la gencias internas contrarias. El conflicto puede ser mani- 1(\ ~ \.li
constitución de lo inconsciente en todo sujeto. En un prin- fiesta, como cuando se plantea entre un deseo y una '{1 ,t
~)o cipio, lo reprimido coincide con lo inconsciente; esta equi- pro~ibición moral, o entre dos sentimientos contradicto- (tri'\ / '
(}...¡.
lh;k'
) valencia habrá de mantenerse hasta el momento en que rios, o latente, como cuando el yo no tolera la emergencia v(J"'
\ ll... \ l Freud elabore la noción de «defensas inconscientes del
yo» (segunda tópica).
de una pulsión o deseo porque le produciría displacer o
angustia; es entonces cuando se defiende, inconsciente-

'\' lt'}'"\ t-' Al buscar en el pasado del paciente las raíces de sus
síntomas, Freud «halló más de lo que deseaba encontrar»:
los recuerdos se remontaban hasta los primeros años de la
mente, mediante la represión.
El conflicto es, para el psicoanálisis, constitutivo del
ser humano y, como veremos más adelante, puede referirse
infancia. Freud sostuvo al comienzo la teoría traumática de al enfrentamiento entre diversos sistemas o instancias psí-
t<-" "~
01
la histeria, que atribuía una importancia etiológica, según quicos o entre pulsiones, a las contradicciones propias del
J,<.-l"' e~ las manifestaciones de los sujetos mismos, a la seducción com¡>lejo de Edipo, etc. Si nos centramos en el síntoma, el
Y- "¿y-e r::r: temprana, es decir, a una experiencia sexual pasiva sufrida conflicto latente se olantea. esauemáticamente. entr' -
.1 en la primera infancia. Pero ya en 1897 comprende que de seo y ef YQ,. El yo, como espacio psíquico o grupo de repre-
\··J) lo que se trata es de la realidad psíquica, de la actividad sentaciones que trata de protegerse de toda perturbación o
"t (O ~ fantasmática que encubre y revela a un tiempo la vida se- conflicto, se enfrenta con una representación insoportable
pY'~' xual infantil. Esto no significa que un abuso sexual en la que suscita en él un afecto displacentero; es decir, el yo
+ infancia no tenga efectos traumáticos, sino que no todo sín- como agente de las operaciones defensivas interviene cuan-
~ te- ,1> l toma se origina en una experiencia real de seducción. Ha- do se desencadena una excitación interna, fundamen-
talmente de carácter sexual. La satisfacción de un deseo,
4
° Freud, Historia del movimiento psicoanalítico, op. cit., t. II, que podría procurar placer, amenaza con provocar displa-
p. 1900. cer en función de otro tipo de exigencias, ya sea morales,

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEOR[A PSICOANALITICA

ideales, o de la necesidad del yo de mantener su constan- emplazar los síntomas histéricos por palabras. Se plantea
,y
cia, coherencia e integridad. La represión de las representa- entonces el problema de hallar una explicación a la efica- ~O'
ciones vinculadas al deseo o a la pulsión constituye una cia de estas palabras que funcionan como un sustituto del
forma de resolver, falsamente por cierto, el conflicto. síntoma puesto que lo hacen desaparecer, tomándolo inne-
En suma, los síntomas_J;e constituyen como tales en la cesario al enunc~ aquello (conflicto, deseo) que, por ser
medida en que las representaciones de carácter sexual, inexpresable, solo había podido representarse (o, más
asociadas a las escenas de la infancia, son reprimidas y de- bien, presentarse) en el cuerpo mismo.
vienen inaccesibles a la consciencia, es decir, no pueden La primera referencia freudiana al respecto alude a la
ser representadas mediante palabras, no pueden ser pensa- eficacia simbólica de la magia. En un artículo escrito en
das. Es esto lo que las toma patógenas, puesto que lo re- 1890 para una enciclopedia, titulado El tratamiento psí-
primido no deja de influir en la vida psíquica y conserva la quico, Freud habla de una cura de las perturbaciones aní-
fuerza que intenta lograr su expresión. Es necesario, en- micas y corporales con un medio que actúa inmedia-
o 1 tonces, que la represión fracase, produciéndose el retorno tamente sobre lo psíquico: «Tal medio es ante todo la
1\ -.~~o\ de lo reprimido: el de~o inconsciente busca expresarse,
palabra, y las palabras son también el instrumento esen-
\ (:} e ser reconocido, pero solo lo logra a través de una transac- cial del tratamiento psíquico. Seguramente para el lego
f""' 1 ción con las fuerzas represoras, de una «formación de será difícil comprender que se puedan vencer las enfer-
\J compromiso» que satisface parcialmente a ambos polos medades del cuerpo y del alma mediante "meras" pala-
del conflicto. ¿C_Qglo es posible este compromiso? Me- bras del médico. Pensará que se lo alienta a creer en la
diante la formación de un sustituto de lo ree.rimido, que lo magia. Al hacerlo no se equivoca tanto; las palabras de
representa pero al mismo tiempo lo oculta. Así, el deseo nuestro hablar (Reden) cotidiano no son otra cosa que
1inConscieñie sófo se abre camino a la consciencia de una magta descolonda. Será necesario, sin embargo, dar un
1manera simbólica, disfrazado, de modo que se satisface en rodeo para hacer comprensible cómo la ciencia se las
cierta medida en tanto logra expresarse, pero el yo tam- arregla para devolver a la palabra al menos una parte de
bién encuentra su cuota de satisfacción por cuanto es en- su antiguo poder mágico» 41 •
gañado por la formación sustitutiva en la que no llega a re- Esta afirmación puede resultar sorprendente; sin em-
conocer al deseo conflictivo, de modo que no experimenta bargo, Pierre Bourdieu, desde una perspectiva sociológica
displacer ni angustia. Tal expresión simbólica del deseo actual, ha observado que la magia de las palabras, en el
reprimido es el síntoma; como dice Freud, el síntoma sus- caso de los enunciados performativos o, en otros términos,
tituye a un acto psíquico que no se ha producido. la fuerza ilocutoria del discurso no se puede explicar con
- ¿Qué efectos tÜvo esta concepción del síntoma sobre un criterio estrictamente lingüístico. El principio de esta
el método freudiano? Este ha pasado a ser un procedi- magia reside, para él, en el misterio del ministerio, es decir,
miento terapéutico que opera exclusivamente por medio
del habla; el lenguaje inmediato del que se ocupará el psi- 41 Freud, «Psychische Behandlung>>, Studienausgabe, Ergiinzungs-
coanálisis, a partir de este momento inicial, es el discurso band, Fráncfort, Fischer Verlag, 1982, p. 17 (Siempre que remito a la edi-
del paciente; de modo que el psicoanálisis consiste en re- ción alemana, la traducción es mia), Psicoterapia, op. cit., t. I, p. 1014.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORIA PSICOANALfTICA

en la delegación por la cual un agente (rey, sacerdote, por- pías interrupciones eran contraproducentes y que «no po- \ ,,~
tavoz; podríamos añadir a esta lista al psicoterapeuta) reci- día ahorrarse el escucharla [a la paciente] hasta el final»: O'~':,
be el mandato de hablar o está investido de un poder deri- es su capacidad de escuchar al otro, sustrayéndose a la ac- ..rto./1
vado de una institución socialmente existente. La titud del chamán, lo que hizo posible el nacimiento del ('-".o
institución de un determinado ministerio constituye al man- • psicoanálisis; la incapacidad del analista para escuchar se-
datario legítimo como capaz de actuar mediante las pala- llará, inversamente, su fin.
bras sobre el mundo social y lo dota de ciertos signos e in- 2. Si la formulación lingüística es eficaz en la cura,
signias que nos recuerdan que no actúa en su propio ello se debe a que un enunciado verbal que no había llega-
nombre. De modo que es necesario considerar la relación do a ser formulado intervino, de algún modo, en la pro-
entre las propiedades del discurso, las de quien lo pronun- ducción del síntoma. El método terapéutico es correlativo,
cia y las de la institución que lo autoriza a hacerlo 42 • Es de entonces, al desarrollo de una teoría psicopatológica.
este complejo de propiedades d~ donde se derivan los efec- 3. Los síntomas se interpretan en el plano de la signi- 1
tos de sugestión que Freud intentó eliminar de la práctica ficación: aquello que no puede decirse con palabras en la si-
psicoanalítica a través del análisis de la transferencia, aun- tuación traumática postulada como origen de la histeria, en- \
que no dejó de reconocer que existe siempre un margen de cuentra una forma de expresión simbólica en los síntomas.
sugestión irreductible al análisis 43 • Freud procede así a una verdadera deconstrucción del
Volviendo al texto de Freud, este alude a un rodeo que poder mágico de las palabras que dará lugar a la creación
conduce del antiguo poder mágico de las palabras a la insti- de un método terapéutico y de una teoría psicopatológica.
tución de un procedimiento técnico que encuentra en el len- El caso de Isabel de R. muestra este proceso de una ma-
guaje tanto su campo de acción como el instrumento privi- nera paradigmática. El primer plano de su sintomatología
\c' 1 legiado de su eficacia. Este rodeo supone varios momentos: (astasia-abasia 44 ) lo ocupa una zona dolorosa en la cara
~;!' 1) En la cura psicoanalítica, la magia o efica_9a sim- anterior del muslo derecho. Freud recurre al concepto de 17J,'f'-~e (<A
\u-
'f(' ef ~~ corresponde a la palabra "del te;apeuta, sino a la zona histerógena que había sido formulado por Charcot y Y..''~
dJ· y.rl' ~, del propiO paciente. El lugar del analista no es el mismo que se define como una parte del cuerpo cuya excitación
1"'\Y.~rJ · que eCdel chamán,- sino que requiere el desarrollo de una es capaz de desencadenar una crisis histérica. Para Char-
~ \ \< particular forma de escucha que ha de ir más allá del senti- cot, estas zonas están bien delimitadas y se puede estable-
'rl', vJ' 1 do convencional de los discursos establecidos. Fueron los cer en función de ellas una especie de mapa corporal
0
vf propios pacientes de Freud quienes exigieron ser escucha- prácticamente invariable de un sujeto a otro. Freud modi-
~ c. n'.,. dos, revelando el deseo de hablar «libremente», sin guía ni fica este concepto: la topografía de las zonas histerógenas
LV'\ orientación alguna. Freud ya había constatado que sus pro- es esencialmente individual, variable de un sujeto a otro,
V'" y está deteññinada _pOf'Ciei.tiSCTrcunstancias del pasaao.
42
Porotra parte,Ta zona histerógena es también una zona
Bourdieu, Pierre, Ce que parler veut dire. L 'économie des
échanges linguistiques, París, Pierre Fayard, 1982, p. 73.
43
Esta digresión pretende mostrar que el problema recogido por
44 Dolor en las piernas y dificultad para andar.
Freud sigue ocupando a lingüistas y sociólogos, entre otros especialistas.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

y..c.'v '\ erogena


' ' . aparecer á a1go m ás tarde en
(aunque este terrruno
lacionada con algún giro verbal. La perturbación de la fun- \
¿ ~ su obra), es decir, lo que se desencadena a causa de la ex- ción se produce o se intensifica mediante un proceso de
(}\ citación de la misma es algo semejante a una exCitaeiOn simbolización. En el caso de Isabel de R., la astasia-abasia
Y("' sexual, que se manifiestaen la crisis histérica que:-ar-mis- le proporcionaba una expresión somática de su dependen-
,!/'' \0-r f"' m o tiempo, la encubre. Podemos apreciar entonces que la cia, de su situación de impotencia frente a los problemas y
J.. fl' ) anatomía subyacente al síntoma histérico no guarda rela- desgracias familiares y personales. No se trata sÓlo, enton-
<-tA. ción con la información que la biología nos proporciona ces, de una parálisis psíquica creada por asociaciones, sino
acerca de nuestro cuerpo, sino que se trata de una anato- de una parálisis funcional simbólica. Algunas locuciones
mía subjetiva o fantasmática: la topografía de los dolores (Redensarten) como «no avanzar» (nicht von der Stelle
está asociada con ciertas escenas desagradables o doloro- kommen), «no tener apoyo» (keinen Anhalt haben) propor-
sas. Así, por ejemplo, Freud refiere que se pudo esclare- cionaban un puente para el acto de la conversión 46 •
cer el origen de una zona histerógena atípica cuando la De este modo, es un puente verbal, una frase, lo que
paciente, al referirse a sus dolores en las piernas, relató opera como intermediario entre el dolor y determinadas
que sobre la zona dolorida del muslo había descansado representaciones teñidas de afecto: el salto del dolor psí-
cada mañana la pierna hinchada de su padre, mientras ella quico al dolor físico se produce merced a esta mediación
le cambiaba las vendas. Pero luego las piernas doloridas lingüística. En este contexto, Freud evoca otro caso clíni-
comenzaron a «participar en la conversación» (mitspre- co, el de Cecilia: el dolor en el talón derecho que le impe-
chen), a hablar conjuntamente con Isabel: cada vez que día andar desaparece cuando ella pronuncia una frase de-
aparecía un recuerdo referido a ese fragmento de su histo- terminada, a saber, que temía «no entrar con buen pie» en
ria, se presentaba también una sensación dolorosa, que se un medio social desconocido. La expresión alemana rech-
mantenía mientras la enferma continuaba dominada por te Auftreten significa tanto «pisar bien» como «presentarse
dicho recuerdo, alcanzaba su culminación cuando ella se correctamente». En este caso, como en los ejemplos men-
disponía a expresar lo esencial y decisivo de su informa- cionados con respecto a Isabel, podemos apreciar c1ara-
ción y desaparecía con las últimas palabras referidas a ese . mente que el puente verbal se constituye como tal en ra-
tema. zón de su polisemia.
«Así aprendí a utilizar este dolor como una brújula», Freud insiste en que el síntoma histérico se configura
escribe Freud, «Cuando ella se callaba, pero el dolor per- mediante la simbolización por medio de la expresión ver-
manecía, sabía que aún no lo había dicho todo» 45 • La lo- bal (sprachliche Ausdruck) 47 • Pero hace la salvedad de
calización del síntoma neurótico en el cuerpo, en conse- que quizá no sea correcto decir que la histeria crea estos
cuencia, está determinada por la estructura de un sistema puentes merced a un proceso de simbolización: tal vez no
de pensamientos cuya expresión plástica a menudo está re- se trata de que la enfermedad tome como modelo el uso
/
lingüístico, sino de que ambos producen sus resultados a

45
Freud y Breuer, Studien über Hysterie, Fráncfort, Fischer Ver- 46
Ibídem, p. 143.
lag, 1985, p. 120. Estudios sobre la histeria, O. C. t. l. 47
Ibídem, p. 146.

58 59
SIGMUN D FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORfA PSICOANALfTICA

partir de una misma fuente. De todos modos, es innegable te, es posible que este diga que la imagen se vuelve frag-
que, si las palabras reemplazan a los síntomas en el pro- mentaria y oscura a medida que continúa describiéndola.
ceso de curación, simétricamente, han sido las palabras El paciente se está deshaciendo de ella al ponerla en pala-
las que dieron una forma específica a los síntomas. Al in- bras, al dar una expresión verbal al recuerdo 48• V~
terpretar literalmente una expresión verbal como si se tra- Se establece así una oposición entre el uso del lengua- <0-..1' V,.r-t 9
tara de «una puñalada en el corazón» o «una bofetada», je en el proceso de formación de síntomas y su empleo en '0 :-.
es decir, al experimentarla como un suceso o acto real, el el análisis . En efecto, Freud considera que el síntoma
histérico no está jugando abusivamente con las palabras, histérico se funda en un tipo particular de formación de
sino que simplemente revive las sensaciones que, precisa- símbolos; en el Proyecto de una psicología para neuró-
mente, constituyen el referente de esa expresión verbal. logos (1895) especifica que se trata de una simbolización
' La diferencia entre una ~unciación «normal» y otra his- inconmovible, rígida (Symbolbildung sofester Art) 49 , en la
térica es la misma gue existe entre los usos figurado _y li- cual la cosa ha sido completamente sustituida por el sím-
terafaeílenguaje. Puesto que es la estructura misma del bolo 50 . Por el contrario, el discurso del analizan te es de
lenguaje lo que hace posible la existencia de este doble carácter fluctuante; su significación deriva, por un lado,
uso, se establece una articulación entre la construcción in- de la historia del sujeto y, por otro, de su referencia trans-
dividual de la significación y las propiedades generales de ferencia! a la persona del analista a quien le habla. Como \
la lengua. ha observado Forrester, lo que se dice en el análisis es efi-
Como hemos visto, el síntoma es la expresión de caz en la medida en que participa del carácter efímero, no
enunciados que no pudieron ser formulados en su momen- permanente, de la consciencia, opuesta a la persistencia
to debido a la intervención de la represión: el paciente de la memoria que es correlativa del síntoma 51 •
produce síntomas y escinde su personalidad psíquica para Pero el habla del paciente también tiene un carácter
) defenderse de ciertas representaciones que le resultan into- sintomático: los lapsus, los sueños, los chistes, dicen lo
lerables. Tales representaciones aluden habitualmente a que podría ser enunciado mediante el lenguaje, pero lo ha-
acontecimientos de índole sexual, de modo que se estable- cen «con otras palabras». Lo que opera como eje del tra-
ce una íntima asociación entre los conceptos de incons- bajo analítico es una estructura lingüística rígida, que se
ciente y sexualidad. S~ reprime porque no se quiere sab~r repite continuamente, ya sea a través de un síntoma corpo-
~da sobre algo gue ex1ge ser reconocido; pero lo gue se ral, como en el caso de la histeria, o de un síntoma de los
rgJrime no es un sabeuobre el sexo sino, por el contrario, que emergen en el habla del paciente. Esa estructura puede
la falta de sabeLacerca delmismo. ser formulada mediante una proposición lingüística, tal
La cura, como se desprende de la concepción de la
psicopatología, consiste en poner en palabras los recuer-
48
dos investidos de afecto que habían llegado a configurar Ibídem, p. 27.
49 O. C. , t. I, p. 251.
síntomas. Freud afirma que el recuerdo visual parece di- 50 O. C., t. I, p. 249.
solverse en el momento en que se lo pone en palabras: una 51 Forrester, John, El lenguaje y los orígenes del psicoanálisis,
vez que ha surgido una imagen en la memoria del pacien- México, FCE, 1989.

60 61
SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALfTICA

como Freud ha demostrado en sus trabajos sobre la para- mo como objeto de estudio, es uno de los rasgos esenciales
noia y el masoquismo 52 • Se puede decir que el neurótico de la empresa freudiana. Uno de los sueños de comodidad
ha renunciado a la multiplicidad de combinaciones posi- que encontramos en La interpretación de los sueños es el
bles latente en el lenguaje humano, para limitarse a una in- de un estudiante de medicina que tiene que realizar sus
sistencia monótona como la que caracteriza a los repro- prácticas y, a la hora de levantarse, sueña que está acostado
ches obsesivos. en una cama del hospital. Las imágenes oníricas revelan así
su carácter de compromiso entre el deseo de dormir y la
obligación de ir a trabajar: no hace falta que se despierte,
Los sueños porque ya se halla en el hospital. Sin embargo, Mannoni
observa que este ejemplo, seguramente no por azar, pone
En oposición a las concepciones científicas vigentes de manifiesto la identificación del médico con el enfermo.
en su época, que los consideraban como productos -sin Mientras que la formación médica y psiquiátrica hace todo
valor psíquico alguno- de la desorganización de la acti- lo posible por desentenderse de esta identificación, Freud
vidad cerebral durante el reposo, Freud, recuperando la la asume: la psicopatología no es patrimonio exclusivo del
antigua tradición interpretativa desde una perspectiva paciente, sino que es análoga al funcionamiento psíquico ¡
científica, afirma que los sueños pueden ser descifrados, de cada uno, pues todos acusamos los efectos de los proce- /
esto es, que tienen un sentido. Al mismo tiempo, se trata sos inconscientes 53 • De ahí que el pasaje por la experiencia
< de un fenómeno normal que contribuye a esclarecer los del psicoanálisis propio sea una parte esencial en la forma-
,.._.c..~ hechos psicopatológicos ya que constituye la via regia (el ción de los aspirantes a psicoanalistas.
~ \- camino real) p~a acceder a. lo inconsciente, tant~ s~ se De hecho, el primer sueño analizado sistemáticamente
,l · trata de un anahzante en particular, como del conocimien- por Freud en 1895 es uno suyo, el célebre sueño de la in-
' '''Jo "' to teórico de lo inconsciente o el reconocimiento de su yección a Irma. Poco después de la publicación del libro,
~ \( existencia en el proceso del aprendizaje del psicoanálisis. escribe a Fliess, desde una casa en los alrededores de Viena
De ahí su valor como modelo o paradigma de las forma- en la que pasaba el verano: «¿Crees que en esta casa podrá
ciones del inconsciente. leerse algún día una placa de mármol que diga así: "Aquí,
Freud comienza a ocuparse de los sueños cuando, al el 24 de julio de 1895, se le reveló al doctor Sigmund
aplicar el método de la asociación libre, encuentra que los Freud el enigma de los sueños"?» 54 • Este es el primero de
pacientes, espontáneamente, le relatan sus sueños; al mis- una extensa serie de ejemplos que, en La interpretación de
mo tiempo intenta comprender los suyos. Como ya he los sueños, permiten ilustrar las proposiciones teóricas.
mencionado, este compromiso de su propia subjetividad en Ante todo los sueños, a pesar de su aparente falta de sentí-
el proceso de investigación, que lo lleva a tomarse a sí mis-
53
O. Mannoni, Freud, Paris, Seuil, 1968, p. 66.
52 54
Freud, <<Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de para- Carta del 12-6-1900, O. C., t. III, p. 3643. Aunque Freud duda-
noia autobiográficamente descrito», O. C., t. 11, p. 661; <<Pegan a un ba de que ello fuera posible, hoy podemos, efectivamente, leer esa
niño>>, O. C., t. 1, p. 1195. placa en la Villa Bellevue.

62 63
SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEOR(A PSICOANALITICA

~(e,
do, no carecen de él; constituyen una forma particular de latentes a una distinta forma expresiva, cuyos signos y re- ( r~
pensamiento, de modo que pueden insertarse en la cadena glas de construcción hemos de aprender por la compara- .:f lLcP
de nuestras actividades psíquicas propias de la vigilia, a las ción del original con la traducción» 55 .
que siguen durante el estado de reposo. Por eso habrá de Freud menciona dos métodos diferentes de interpreta-
tratar el sueño como un síntoma, aplicándole el mismo mé- ción de los sueños, que comparten con el suyo el supuesto
todo de invest1gacióp. - de que aquellos tienen un sentido; sin embargo, difieren en
El secreto del sueño consiste en que este representa la aspectos importantes. Uno es el método simbólico, que

~~~ realización de un deseo; es decir, el deseo es la fuerza mo-


1 triz del sueño. Pero no se trata solo de la mera necesidad
considera al contenido de cada sueño en su totalidad e in-
tenta reemplazarlo por otro contenido comprensible y aná-
-no solo fisiológica, sino también psíquica- de dormir: logo, en ciertos aspectos, al original. El otro es un método
más allá del primer compromiso mencionado, encontra- de descodificación que toma al sueño como una escritura
mos una segunda transacción entre un deseo de carácter cifrada, en la que cada signo puede traducirse por otro sig-
inconsciente y el yo que se defiende de él mediante la re- no que tiene una significación conocida, de acuerdo con
presión (tal como sucede en el síntoma). Por eso la realiza- una clave prefijada.
ción del deseo no es evidente en el sueño y se hace nece- El método psicoanalítico se aproxima más al segundo de
sario un procedimiento de interpretación en la medida en los procedimientos mencionados, por cuanto ambos trabajan
que aquel comprende una dualidad de textos: el contenido sobre un sueño concebido como una serie de elementos que
manifiesto y el latente. deben considerarse por separado pero, por lo demás, ambos

v
c.¡t' ."\
El contenido manifiesto es el relato que hace el que
-1: sueña; su descripción de las imágenes oníricas (puesto que
los sueños son, fundamental aunque no exclusivamente,
procedimientos son completamente diferentes; podríamos
decir incluso que se oponen. El método de la descodificación
o desciframiento encuentra una relación fija entre las imáge-
.¡. . de carácter visual ), que suelen ser caóticas, absurdas o nes visuales del sueño y su significado. Freud, en cambio,
,o-
{" ~ \.;l. enigmáticas; el texto del sueño antes de haber sido inter- rechaza la posibilidad de establecer una relación tan simple,
pretado. El contenido latente es el conjunto de pensamien- puesto que un mismo sueño puede tener distintos sentidos,
\y tos, representaciones, significaciones al que conduce el según quién lo sueñ:; según el estado particular en que se
análisis del sueño. Una vez que ha sido descifrado, el sue- produce el sueño. Solo es posible encontrar la significación
r"'
ño ya no es un relato en imágenes, sino una organización de cada elemento particular a través de un procedimiento ~~CL!I.¡;.V t
que permite acceder a, o más bien construir, las ideas la- ( ••'
de pensamientos, un discurso cuyo sentido está dado por
\ ,\g'f
la expresión de un deseo. Freud indica que 1~­ tentes del sueño. Se trata, naturalmente, del método de la
ción del s~ño consiste en~sar del texto manifiesto del
~o~
asociación libre, que permite situar cada elemento onírico en y. .f ~ \
"
mismo a las ideas la e a manera de una traducción una serie de asociaciones o cadenas de representaciones, 1\lc> .,· V
¿ ,,
o, más exactamente, del desciframiento de un jeroglí 1co: pero no opera con ese elemento tal como aparece en el con- v'()o.
«Se nos presentan comüaos versiones deTmismo conteni- ~'{ \-L·
do en dos idiomas distintos o, mejor dicho, el contenido
1 manifiesto se nos aparece como una versión de las ideas 55 Freud, La interpretación de los sueños, op. cit. t. l, p. 516.

64 65
SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSI COANALÍTI CA

tenido manifiesto, bajo la forma de una representación plás- La idea diurna representa en la formación del sueño ,&<1-
tica, de una imagen visual, sino tal como se lo puede repre- el papel de socio industrial, dice Freud: «El socio indus- :r.._,~ \{'(}-.
sentar, o construir, en términos verbales. Es decir, las imáge- trial posee una idea y quiere explotarla, pero no puede
nes del sueño deben ser traducidas a palabras para que se les hacer nada sin capital y necesita un socio capitalista que ~
pueda encontrar una significación. La diferencia fundamen- corra con los gastos. En el sueño, el capitalista que corre }.o'(\,p.\
tal con el método simbólico radica, entonces, en la preemi- con el gasto psíquico necesario para la formación del \"'-cr"
nencia que Freud asigna a la expresión verbal, al tiempo que sueño es siempre, cualquiera que sea la idea diurna, un e {·r...
subraya la singularidad de las relaciones de significación. deseo de lo inconsciente» 57 . De este modo, un deseo in- ~,.Y.~
. Dice Freud: «El contenido del sueño se presenta en consciente que se remonta a la infancia y ha sido d~- ~
a-.. una escritura en imágenes (Bilderschrift) cuyos signos de- pertaao por unoeseo actual, se transfiere a una repre- ( c\/'0 \ ,\·
sentación preconsciente (impresiones recientes, div~rsas
1
V ben traducirse al lenguaje de los pensamientos del sueño. 0,\<J.
{~el' /" ~ Evidentemente nos veríamos llevados a un error si quisié- actividades del pensamiento de la vigilia, fragmentos de íf\
ramos leer estos signos en función de su valor como imá- discursos oídos o pronunciados) pero, al hacerlo, fa so-
genes y no por su relación significante» (Zeichenbe- mete a las reglas de operación de lo inconsciente, ~e
ziehung) 56 • responden a una lógica diferente. Así, se representa la re-
~entes a las que nos conduce el análisis del alización del deseo al articularlo en una secuencia de
~o...., \<-"' sueño no son en sí mismas inconscientes: se trata de pen- imágenes plásticas (contenido manifiesto) cuyo carácter
\Ú'v!" samientos o fantasías de carácterprecúñsciente (es decir, absurdo y distorsionado es un resultado de la aplicaci6n
\, c.. con un ordenamiento lógico y sintáctico) y de restos diur- de aquellas reglas. De este modo, mediante una traduc-
c.. ·,e c.t· nos (recuerdos de los acontecimientos del día precedente) ción que lo hace irreconocible, se produce el retorno de
'<f· '{~ que están conectados asociativamente con deseos incons- ro repnmtdo, de aquelfc)"(llle no se puede decir ni recoño-
'?S'.fi cientes cuya expresión permiten y encubren al mismo cer sin suscitar displacer o angustia. Como esta transpo-
tiempo. Pero un deseo insatisfecho de la vigilia, aunque sición de las ideaSlatentes se produce para disimularlas
contribuye a provocar el sueño, no es suficiente para cre- ante la defensa del yo_, Freud la compara con las argucias
arlo: el deseo consciente s6Ío suscita el sueño cuando llega de los periodistas y escritores para burlar la censura polí-
a despertar otro deseo inc~sczente que lo refuerza; este tica: circunloquios, alusiones, juegos..de palabras, qÜe in-
constituye la fuerza impulsora. Sin embargo, la representa- tenta;expresar un pensamiento sin formularlo de manera
ción inconsciente, como tal, no puede acceder a la directa. -
·c'-
consciencia si no se asocia con alguna representación (la En el caso de los sueños penosos, que parecen contra- YJI!.~c\c')
mayoría de las veces sin importancia) que ya estaba allí, a decir la teoría de que todo sueño es un sustituto de un de-
la cual transfiere su energía y que le sirve de cobertura. seo, el displacer se desencadena por la indignación del yo ~
ante la satisfacción imaginaria del deseo reprimido. En

56
Freud, Die Traumdeutung, Studienausgabe, II, p. 280 (La in-
terpretación de los sueños, t. 1, p. 516). 57
o. C. , t. 1, p. 686.

66 67
SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

otros casos, pueden ser de carácter punitivo, realizando el las ideas latentes, aunque no se trata de un mero resumen
1 deseo de autocastigo por un anhelo ilícito. de estas ideas. Por un lado, si bien cada elemento maní)
La articulación del deseo en el sueño solo se realiza en fiesta está determinado por varias significaciones latentes,
\ la medida en que {ste es interpretado. El sentido del sueño
1 emerge a través de las asociaciones verbales del soñante:
no se trata de ninguna manera de un significado último
también suele ocurrir que cada idea latente se traduzca e
varios significantes manifiestos. Por otro lado, el element
manifiesto no reúne todas las significaciones de las que
¡
que residiría supuestamente al final de la cadena asociati- deriva, como lo haría un concepto, sino que alude a ellas,
va, ni tampoco de desvelar unos símbolos universales, encubriéndolas al mismo tiempo.
como sostenía Jung en su postulación de un inconsciente Desde el punto de vista económico, que toma en consi-
colectivo dotado de arquetipos esenciales y comunes a deraciÓn la carga de energía o de afecto de las representa-
toda la humanidad. Se trata de los efectos de significado ciones, podemos decir que a la representación que resulta
que se crean al asociar unas representaciones con otras. de la condensación se sumanJas..euergías gue han circulado
La interpretación recorre, entonces, el mismoc amino parlas diferentes cadenas asociativas, lo que determina que
que el proceso de elaboración del sueño, pero en sentido algunas lln.á~nes del su~o seMespecialmente vivaces.
inverso. La elaboración o trabajo del sueño es el conjunto Un ejemplo de condensación son las figuras combina-
de operaciones que transforman los materiales del sueño das, en las que una persona o situación presenta rasgos de
(pensamientos latentes, restos diurnos, estímulos corpora- otras diferentes. Así, en el sueño de la inyección de Irma,
les) en un contenido manifiesto en el cual aquellos son Freud observa que el personaje principal del contenido ma-
irreconocibles; la transformación los ha desfigurado o nifiesto es Irma, una paciente suya, que aparece con su fiso-
disfrazado. Un aforismo condensa la esencia de este fenó- nomía real. Pero se encuentra junto a una ventana, y Freud
meno: El sueño es la realización (disfrazada) de un deseo examina su garganta; esta posición proviene de un recuerdo
l reprimido 58.
El proceso que disfraza el contenido latente sustitu-
referente a otra señora: las ideas latentes indican que Freud
preferiría tenerla como paciente en lugar de Irma. Esta pa-
yéndolo por el manifiesto comprende diversos mecanis- dece, en el sueño, de difteritis, lo que le recuerda una en-
mos: condensación, desplazamiento, representación plás- fermedad de su hija mayor; asociada a ella, por llevar el
tica y elaboración secundaria. mismo nombre, se encuentra una paciente muerta por into-
\"' La condensación no solo interviene en el trabajo del xicación. Esto no significa que todas ellas tengan realmente
e - - =-
~O.cf sueño: es una de las operaciones esenciales de los proce- algo en común, sino que el soñante crea inconscientemente
/ sos inconscientes. Consiste en que una única idea o pensa- esa comunidad para hacer posible la realización de un de-
C miento, que se encuentra en el punto c!_e intersecCl.Q!l de seo; en este caso, simplificando el complejo análisis que re-
varias cadenas asociativas, asume la repre~ción de to- aliza Freud, se trata de aliviarse del sentimiento de culpabi-
das ellas. En el caso del sueño, se pone en evidencia por- lidad por fallos en su práctica profesional.
que el relato manifiesto es muy breve en comparación con La labor de la condensación se hace sobre todo evi-
dente cuando afecta a las palabras y nombres, creando
58 T. 1, p. 445 . productos mixtos basados en elementos comunes interme-

68 69
SIGMl/ND FRELID
FUNDAMENTOS DE LA TEORfA PSICOANALfTICA
).;
dios. Un discípulo de Freud le refiere un sueño del que El desplazamiento, como la condensación, es tanto un ~ .,~\,.-tGY'"
solo recuerda una frase: «Eso actúa erzefilisch (palabra efecto de la censura como una operación del proceso in- %
creada por el sueño, inexistente en la lengua alemana) so- consciente: el acento psíquico, el interés afectivo, la sig-
bre el sentimiento sexual». Comprende que el término nificación deu na representación se transfiere a otra, que
adecuado sería erzieherisch (educativamente). Se le ocurre originariamente era poco intensa o significativa y se én-
luego la palabra sífilis y a continuación erziihferisch (de cuentra vinculada con la primera por una cadena asociatí-
erzahlen: relatar). Recuerda que el día anterior fue induci- va. Así, los elementos más importantes del contenido
do por la institutriz de sus hijos (Erzieherin) a hablar latente pueden estar representados por detalles nimios,
(erziihlen) sobre la prostitución y actuar educativamente por hechos recientes, a menudo indiferentes. Por eso dice
(erzieherisch) sobre su vida sentimental. Piensa que el tér- Freud que el desplazamiento consiste en una transmuta:
mino sífilis en este contexto equivale a veneno. La frase ción de los valores psíquicos. Desde el ~unto de vista
absurda del sueño, traducida a pensamientos latentes, re- económico, en el desplazamiento l~gía se desprende
sulta lógica, según el mismo soñante: «Con mi relato de una representación y se desliza a lo largo de las ví~s ~.
(Erziihlung) he querido actuar educativamente (erziehe- asociativas hasta instalarse en otra. yJ"
risch) sobre la vida sentimental de la institutriz (Erziehe- La representación en imá~es (Darstellbarkeit, tradu- { t\"""'u-1'
rin) pero (... ) temo que mis palabras puedan actuar sobre cido también como «cuidado de la representabilidad») ~- {f'G . •,./'
ella como un veneno (Sífilis)» 59 • siste en una selecció'l..Y. transformación..deJos pensam.ie.P!Q§ 1 (V'"'v,:
El ejemplo mencionado muestra cómo los procesos de latentes del sueño Qara hacer posihle__que.. estos_s~pre-
elaboración del sueño tratan las palabras como si fueran sentados por imágenes, fundamentalmente visuales. En
cosas, de modo que aquéllas sufren desplazamientos, sus- efecto, todas las significaciones, inclusive las más abstrac-
tituciones, uniones y condensaciones, merced a una verda- tas, se expresan mediante las im<!genes oníricas.~ Las pala-
dera «química de las sílabas», que las divide y yuxtapone, bras que aparecen en los sueños no deben interpretarse en
produciendo un efecto «chistoso»: «El sueño se hace chis- función del sentido que tienen en el lenguaje verbal, sino
toso porque encuentra cerrado el camino más recto e in- como significantes que remiten a otra cosa; pueden aludir,
mediato para la expresión de sus pensamientos, quedando por ejemplo, a la situación en que fueron pronunciadas o a
así obligado a buscar rodeos» 60. El mismo mecanismo es otros elementos del discurso del que formaron parte. Este
el que empleamos durante la vigilia para la producción de carácter plástico del sueño requiere que se seleccione entre
chistes, y se presenta también en los juegos verbales en las diversas ramificaciones o cadenas asociativas de las ide-
que los niños tratan las palabras como objetos, inventando as latentes aquella que permita una figuración visual; las ar-
nuevos idiomas y palabras compuestas artificiales. Estos ticulaciones lógicas, por consiguiente, quedan eliminadas.
productos verbales se observan también en las psicosis. Los desplazamientos, que se producen muchas veces al
servicio de la condensación, se orientan asimismo hacia
sustitutos figurativos de los pensamientos latentes, ya sea
59
Ibídem, p. 531. mediante una permuta de la expresión verbal de dichos
60 Ibídem, p. 528. pensamientos o bien aprovechando la polisemia o ambi-

70 71
SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALfTICA

güedad de la palabra que, según Freud, es un «equívoco duetos ya elaborados por aquellos. Interviene cuando el
predestinado». En efecto, el lenguaje le facilita al sueño la s'trjeto !re ~oxíma.al estaño oe
vigilia y también poste-
representación figurativa de sus pensamientos, puesto que riormente, cuando hace el relato del sueño, poniéndolo en
dispone de una serie de palabras que originariamente tení- palabras.:.
an un sentido figurativo y concreto y en el presente se em-
plean en)ln sentido abstracto. Por lo tanto, el trabajo del
sueño s6lo tiene que devolver a estas palabras su significa- Las funciones fallidas
do primero o retroceder un paso en el proceso de cambio
de significado de la palabra. Por ejemplo, el sueño de una En su Psicopatología de la vida cotidiana (190 1) 62
señora incluye una imagen en la que ella y una amiga «Se Freud extiende sus descubrimientos acerca de los sueños a
habían quedado sentadas» en el teatro: esta expresión ver- otros campos y demuestra la pertinencia del modelo cons-
bal tiene en alemán un doble sentido, equivalente al caste- truido, para dar cuenta del síntoma y del sueño, en un área
llano «quedarse para vestir santos». Cuando su hermana más accesible, puesto que se trata de fenómenos que se
menor dice, en la misma escena onírica, que «no sabía que producen cotidianamente en la vida de todo ser humano.
duraría tanto», en el contenido manifiesto se refiere a «la Más que de actos, deberíamos hablar de funciones fallidas,
representación», pero las ideas latentes aluden a su soltería. puesto que incluyen una amplia gama, desde el lapsus lin-
Esta condición del trabajo del sueño se origina en el guae hasta el olvido de nombres o cosas y la pérdida de
mecanismo de la regresión, que consiste en la actualiza- objetos, pasando por los errores en la lectura y en la escri-
ción de antiguas modalidades de funcionamiento psíquico: tura (lapsus ca/ami). No se trata de cualquier tipo de fallo
la transformación de las ideas en imágenes visuales puede en la palabra, la memoria y la acción, sino fulo de aquellos
ser «la consecuencia de la atracción que el recuerdo, re- casos en que el sujeto es capaz de realizar tales funciones
presentado visualmente, y que tiende a resucitar, ejerce so- correctamente; sin embargo, no logra el resultado que bus-
bre las ideas privadas de consciencia, que aspiran a hallar ca, que es reemplazado por otro. Generalmente no se les
una expresión» 61 . El sueño sería entonces el sustituto de presta atención y se atribuye el fracaso a la distracción o al
na escena infantil, modificada por su transferencia a lo azar; frente a la opinión científica «oficial», que las consi-
~1'''
~'~ú
reciente. deraba como fenómenos meramente accidentales, Freud
. Finalmente, la elaboración secundaria tiende a _pro- sostiene la tesis del determinismo psíquico (nada es pro-
\V~.roporcionar cierta organización al sueño, para presentarlo ducto del azar) y no las considera como funciones real-
~ ~/ co""iñiUn argumento relativamente unificado, coherente y mente fallidas sino exlfosas, pues son las que permiten la
'/' comprensible. En realidad, no es un mecanismo incons- eXj)i'eSion de un deseo mconsc1ente. En este sentido, reco-
ciente-como los anteriores, sino qu~ tratade liñ'Segun- ge la tradición de los novelistas y dramaturgos que se ha-
do tiempo del trabajo del sueño, Jl~ actúa sobre los pro- bían valido de los lapsus para hacer entrever al lector los
pensamientos secretos de .sus héroes.

61 Ibídem, p. 678. 62 o. C., t. l.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

Como todos los derivados del inconsciente, son for- sea insignificante; Freud postula un determinismo (in-
maciones de compromiso, intentos de transacción en el consciente) qúe equivale a afirmar que todo cuanto deci-
conflicto entre un deseo y una exigencia defensiva del yo; mos o hacemos es susceptible de ser interpretado. En
entre una representación reprimida (asociada a sentimien- suma, las funciones fallidas tienen siempre un sentido, y
tos e impulsos hostiles, celosos, egoístas y, fundamen- este se refiere a algún deseo que, tras haber sido ocultado
talmente, sexuales) y otra represora. Cuando la represión por la represión, reaparece de algún modo en la palabra.
fracasa se produce el retomo de aquello que había sido re- De este modo, la cuestión del sentido (deconstrucción del
primido, de una manera deformada, por medio de un sím- sentido convencional, reconstrucción o construcción de
bolo o sustituto: el síntoma, el sueño, el lapsus. otro sentido) coincide con el descubrimiento del incons-
Veamos algunos ejemplos: en sus épocas de penuria ciente, de manera que, simultáneamente, la consciencia
económica y escasez de pacientes, Freud escribe una car- pierde su papel de centro del sujeto y de las relaciones de
ta en el mes de septiembre pero la fecha en octubre; pre- significación.
cisamente en octubre comenzará el tratamiento de un nue-
vo paciente. El aparente error denuncia su deseo de
adelantarse al calendario y recibir al paciente inmedia-
tamente. También menciona el caso del presidente de la El chiste
Cámara Austro-Húngara, quien abre un día la sesión de
este modo: «Señores diputados, en la apertura de la se- Freud tenía una verdadera pasión por los aforismos,
sión, hecho el recuento de los presentes, y viendo el sufi- los juegos de palabras, los chistes judíos (que frecuente-
ciente número, se levanta la sesión». El sujeto dice así lo mente se refieren a casamenteros o a pedigüeños, así
contrario de lo que quería decir, poniendo de manifiesto como también al sexo, el matrimonio y la familia y expre-
su deseo de levantar la sesión para no tener que soportar- san jocosamente los problemas de la comunidad judía de
la. Otro discurso, efecto del deseo inconsciente, interfiere la Europa Central, acosada por el antisemitismo), que co-
el
con discurso manifiesto, irrumpe en la palabra que creí- leccionó a lo largo de toda su vida. Su estilo muestra una
amos controlar. gran riqueza de figuras retóricas; las citas y referencias li-
Del mismo modo que en el sueño o en el síntoma, la terarias son numerosas en todas sus obras. Los testimo-
condensación y el desplazamiento operan sobre los ele- nios de quienes lo conocieron revelan que en múltiples
mentos verbales en el lapsus, con el resultado de que el ocasiones recurría a la ironía para burlarse de sí mismo o
sujeto dice algo que no quería decir, o no sabe lo que de alguna situación, por dramática que fuese. Según refie-
dice; emerge, a través de esta formación del inconsciente, re su hijo Martín, cuando la Gestapo irrumpió en su do-
algo ajeno y no reconocido por nuestro yo oficial, que micilio en 1938, obligó al psicoanalista a firmar una de-
tampoco coincide con Jo que los demás esperan social- claración en la que aseguraba que los funcionarios nazis
mente de nosotros; algo procedente de otra escena irrum- lo habían tratado con toda corrección. Freud añadió las
pe .~ la palabra enunciada. No hay nada en nuestra pala- palabras: «Puedo recomendar de todo corazón la Gestapo
bra ni en nuestros actos que se produzca por azar o que a todos».

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

La lectura de una obra sobre la comicidad y el humor claro es que sólo en la medida en que esto es posible a un
del filósofo alemán Theodor Lipps, a la que se sumó la in- millonario», sino de la expresión verbal. La condensación
fluencia de Lichtenberg, Cervantes, Moliere y Heine, lo condujo a la formación de una palabra mixta, gracias al ele-
incitó a escribir El chiste y su relación con lo inconsciente mento común mili*. El chiste está hecho con palabras, ejer-
(1905), libro que consideraba como una digresión de La cita la función lúdica del lenguaje originada en el juego de
interpretación de los sueños. Así como que el sueño ex- los niños, que obtienen placer mediante el libre empleo de
pres!'l el cumplimiento de un deseo y una evitación del dis- vocablos e ideas, sin preocuparse para nada del sentido.
placer, que conduce a una regresión al pensamiento en El análisis e interpretación de los síntomas, sueños, fun-
1imágenes, el chiste tiende a proporcionar placer. ciones fallidas y chistes, en los que se revelan los efectos de
Freud distingue los chistes inocentes (o abstractos) de lo inconsciente, se acompaña en la obra de Freud de la cons-
los tendenciosos, motivados por la hostilidad, la sexuali- trucción de un modelo teórico de nuestro funcionamiento
dad, el cinismo y el escepticismo. Este último es el más psíquico. Tal modelo es el resultado de un proceso de elabo-
terrible de los móviles porque se refiere al sinsentido; no ración, transformación y enriquecimiento de los conceptos
ataca a una persona o institución sino a las certezas de la en función de los hallazgos realizados en la práctica clínica:
razón y del lenguaje. Puede usar la verdad al servicio la teoría psicoanalítica es por ello indisociable de 1'- aplica-
de la mentira, o a la inversa, como lo ilustra este cuento: ción del método freudiano, así como este método solo cobra
en una estación de Galitzia se encuentran dos judíos. sentido en el marco de la teoría que lo fundamenta. Sin em-
«¿A dónde vas?», pregunta uno de ellos. «A Cracovia», bargo, el hecho de que la construcción teórica se haya reali-
responde el otro. El primero se enfurece: «Si me dices que zado en un lapso tan extenso, en el que el autor iba gestando
vas a Cracovia, es para que yo crea que vas a Lemberg, nuevos conceptos que lo obligaban a revisar los anteriores,
cuando seguramente vas a Cracovia. ¿Por qué me mien- hace que la exposición, a la que el lenguaje impone un desa-
tes?» No podría haber mejor ejemplo del escepticismo rrollo lineal, se tome difícil. Debemos decidir, a cada paso, a
lingüístico, que subraya la inconmensurabilidad de las pa- qué área conceptual nos dirigimos, porque unas --como la
labras y las cosas, de los significantes y los significados. representación de los fenómenos psíquicos- solo se pueden
Igual que el sueño, el chiste se vale de los mecanismos comprender en función de otras --como la teoría sexual- a
de condensación y desplazamiento, que permiten la libera- las que nos referiremos más adelante.
ción de la energía que se había aplicado a la represión, pro-
lporcionando un modo de expresión socialmente aceptable
1de los deseos rechazados. Freud toma un ejemplo de Heine. Un modelo del «aparato psíquico»:
Un pedicuro se vanagloria de su relación con el opulento la primera tópica
barón de Rotschild: «Una vez me hallaba yo sentado junto a
Rotschild y me trató como a un igual suyo, muy famillonar- La palabra tópica, que se deriva del griego topoi, sig- ¡
mente». En este caso, la comicidad no depende de la idea, nifica teoría de los lugares y fue utilizada por la filosofía
que al ser expuesta como tal pierde toda la gracia: «Rots-
child me trató como a su igual, muy familiarmente, aunque • En alemán:familiiir-millioniir.

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Wi.'vf U.' \D FREUO FUNDAMENTOS DE LA TEOR(A PSICOANAL(T!CA

desde la Antigüedad. Para Aristóteles los lugares designa- Aunque se pueden rastrear los orígenes de la primera
ban rúbricas, de valor lógico o retórico, de las que se saca- concepción tópica hasta el Proyecto de una psicología para
ban las premisas de la argumentación. Para Kant, la tópica neurólogos --donde se presenta en el marco neurofisioló-
trascendental es la determinación del lugar que conviene a gico de un aparato neuronal-, es en el capítulo 7 de La in-
cada concepto. terpretación de los sueños donde encontramos su exposi-
El aparato psíquico es un modelo (Freud lo considera ción en términos psicológicos o, más bien, metapsicológicos. \ \ ~i'·
una ficción teórica) de nuestro funcionamiento mental, en- Freud acuñó este nombre --en el que resuena el de metafi- ~.o\ u.
tendido como un trabajo. La tópica o topografía psicoanalí- sica- para diferenciar su teoría, que pretende dar cuenta 'f" \o €
tica supone una diferenciación de ese aparato en diversos de lo que sucede más allá de la consciencia, de la psicolo- r"
sistemas dotados de otras tantas características o funciones gía clásica que toma precisamente a la consciencia como
y dispuestos en cierto orden. Se trata de una representación objeto de estudio. Pero no se trata de una mera analogía;
espacial que considera esos sistemas, metafóricamente, por el contrario, las construcciones metafísicas, del mismo 1
\ como lugares psíquicos. El punto de partida de esta figura- modo que las creencias supersticiosas o algunos delirios ~~\8
ción es una serie de observaciones referidas a com{1orta- paranoicos, proyectan en fuerzas externas aquello que, en
((Jo.
mientos, recuerdos, representaciones, de los que el sujeto realidad, pertenece a nuestra vida psíquica, aunque nos re-
no dispone conscientemente («grupos psíquicos separa- sulte desconocido. Así, «gran parte de aquella concepción j
dos», dice Freud en sus primeros trabajos), pero qüe, sin mitológica del mundo que perdura aún en la entraña de las r
embargo, producen efectos, tal como se había J?Odid2 apre- religiones más modernas no es otra cosa que psicología
ciar mediante la aplicación de la hipnosis o en los casos de proyectada en el mundo exterior. La oscura percepción (po-
«doble personalidad». En los Estudios sobre la histeria dríamos decir percepción endopsíquica) de los factores psí-
\e(., Freud concibe lo inconsciente como una organización en quicos y relaciones de lo inconsciente se refleja ( ...) en la
/~..~' capas que supone cierto orden entre los distintos grupos de construcción de una realidad sobrenatdrai que debe ser
f?~ V representaciones. Así, los recuerdos estarían ordenados en
«archivos» en tomo a un núcleo patógeno, pero ese orden
transformada por la ciencia en psicología de lo ir:coftscien-
te» 63 • El objetivo es entonces desconstruir la metafísica
V,_ no es solo cronológico, sino que responde también a una para sacar a la luz su fundamento metapsicológico. Ahora
?:J"yr lógica: las asociaciones entre las ideas siguen determinados bien, una exposición metapsicológica consiste en fa i.h•s-
'r"' caminos o secuencias. La consciencia, asimismo, se define cripción de un proceso psíquico conforme a sus relaciones
en términos espaciales como un «desfiladero» que no deja no solo tópicas sino también dinámicas y económicas. \l G
pasar más que un recuerdo cada vez al «lugar» del yo. Desde una perspectiva descriptiva, el témlioo incons- 1 tt\--~t
Freud desarrolla dos modelos tópicos del aparato psí- ciente (como adjetivo) se refiere al conjunto de contenidQS ~(')~ (lV
quico: el primero, que consideraré en esta sección, distin- que no se encuentran presentes en el campo actual de la rJ..~v'\
gue entre Inconsciente, Preconsciente y Consciencia. El se- consciencia; en este sentido, no se establece una distinción 1
gundo, que expondré después de referirme a la teoría de las
pulsiones, fue elaborado veinte años después y diferencia
tres instancias en el aparato psíquico: Ello, Yo y Superyó. 63 S. Freud, Psicopatología de la vida cotidiana, O. C., t. l. p. 918.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

entre inconsciente y preconsciente. La diferencia se pone cristalización de la hipótesis de que existe cierto orden 1
de manifiesto cuando los consideramos como sistemas: temporal en los procesos psíquicos, es decir, que la energía
mientras las representaciones inconscientes no pueden ac- que hace posible el funcionamiento de este «aparato» re- \
ceder de ningún modo a la consciencia, las ideas y recuer- corre los sistemas conforme a una sucesión determinada.
dos preconscientes pueden actualizarse fácilmente. En El sistema preconsciente se encuentra situado entre el l
otras palabras, las primeras son ilf.onscientes de manera inconsciente y la consciencia; está separado del primero
permanente; los segundos lo son solo temporalmente. por una censura severa que impide que las representacio-
\ De acuerdo con el punto de vista tópico, inconsciente, nes inconscientes se abran paso hacia el preconsciente y la
\ l ~\el/\. preconsciente y consciencia son sistemas mnémicos cons- consciencia. Por ello, Jo inconsciente como tal es incog-
tituidos por grupos de representaciones regidosEor jiver- noscible; solo podemos saber algo de él a partir de sus de- <Y"'
sas leyes de asociación. Al referirse a la noción de locali-
dad psíquica -es decir, al campo de la realidad psíquica,
rivados o formaciones, que irrumpen en nuestras palabras
o actos de una manera ajena a las intenciones del yo; en
,~~
de lo que ocurre entre la percepción sensorial y la términos de Jacques Lacan, es el Otro que habla en noso-
ó) ~~
consciencia motriz del yo-, Freud menciona la hipótesis tros. En el otro extremo existe también una censura, pero
de Fechner: las singulares peculiaridades de la vida onírica de carácter permeable, que controla el acceso a la ('•\lif"r . J' r
o
solo pueden comprenderse si admitimos que «la escena en
la que los sueños se desarrollan es distinta de aquella en la
consciencia y a la motricidad voluntaria. Este acceso pue-
de producirse en algunas condiciones, como cierto grado
~'6'\
que se desenvuelve la vida de representación despierta>> 64 • de intensidad de las representaciones preconscientes o de-
Freud compara el «instrumento puesto al servicio de terminada distribución de la atención. De este modo, la
las funciones anímicas» con un aparato óptico -micros- consciencia es una cualidad o estado momentáneo que al-
canzan algunas representaciones, pero no es, hablando con 1
copio, telescopio, cámara fotográfica: la localidad psíquica
corresponde a un lugar situado en el interior de este apara- propiedad, un sistema. Es decir, no tenemos tres modalida- 1

to, en el que surge uno de los grados preliminares de la des de funcionamiento psíquico sino sólo dos: la incons-J
imagen; tal lugar es un punto ideal, es decir, no coincide ciente y la preconsciente; a esta última se le añade, cir-
con ningún elemento concreto del instrumento. La metáfo- cunstancialmente, la consciencia. . ,~
ra espacial, entonces, no representa un intento de localiza- La explicación dinámica distingue al psicoanálisis de }V'"""
1ción anatómica de las funciones mentales, sino que consti- otras concepciones de lo inconsciente, de carácter estático.
tuye una «representación auxiliar» que intenta indicar que Por ejemplo, el psiquiatra francés Pierre Janet consideraba
el modelo del aparato psíquico se descompone en diversas que era un resultado de una incapacidad innata para la sín-
partes -exteriores unas a otras-, cada una de las cuales tesis psíquica. El punto de vista dinámico, en cambio, con-
tiene un modo de funcionamiento especial. El ordena- sidera que la oposición entre los sistemas preconsciente
miento espacial de los sistemas es, en cierto modo, una (susceptible de consciencia) e inconsciente es el producto
de un conflicto entre fuerzas psíquicas enfrentadas que lu-
chan activamente entre sí, de modo que nuestro psiquismo
64
La interpretación de los sueños, t. 1, p. 672. no es homogéneo, sino que se encuentra marcado por con-

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SIGMUND FREUD
FUNDAMENTOS DE LA TEORfA PSICOANALÍTICA

/ tradicciones que lo dividen. Así, el sistema inconsciente es aluden a aquello que produce cierto trabajo mental o que
dinámico en la medida en que está en actividad perma- Ji~CeQOSlble el tunc~ento del aQarato _Qsíquico.
nentemente, lo que re9_.uiere gue una~-la Freud ex lica tal funcionamiento tomando como mo-
represión- intervenga_parumpedir que sus contenidos
accedan al preconsclente. Como hemos visto, las forma-
ciones del inconsciente (sueño, síntoma, lapsus) resultan
delo la concepción neurofisiológica del arco reflejo. 1
sistema nervioso tiene un extremo sensorial (las termina-
ciones nerviosas de los órganos de los sentidos) por donde
~1rl'
t

l de una transacción entre dos fuerzas opuestas (la reprimi-


da y la represora): se produce un retorno de lo reprimido,
pero de una manera disfrazada, lo que da cuenta de la in-
tervención de ambas.
Una explicación económica es aquella que toma en
recibe las excitaciones o cantidades de energía originadas
en los estímulos, y un extremo motriz por donde se des-
carga la energía recibida mediante un movimiento corpo-
ral de respuesta. Entre ambos se sitúan los centros nervio-
wc11<>
!)
~(/\(JV'Q

lfo"'~~
,fl-
1
sos de la médula espinal o del cerebro, encargados de ('"'\Í("
{ consideración las cargas de energía que circulan en el apa- recibir la energía y transformarla en una acción, con el
J._ l !/' rato psíquico; no tenemos ideas o pensamientos de carác- consiguiente efecto de reducir la tensión generada por el
ter neutral: tanto el trabajo clínico como la experiencia co- estímulo.
tidiana revelan que las representaciones psíquicas están El aparato psíquico funciona, en sus orígenes, como
siempre cargadas de afectos de diferentes intensidades. Es un aparato refletQ, lo que no sigñifica, es importante insis-
lo que sucede cuando un neurótic-o obsesivo, por ejemplo, tir en ello, que se atribuya a los sistemas que lo integran
se siente obligado a realizar algún compoi•?.miento ritual una localización anatómica, sino que l~irculación de la
(como lavarse las mar.os continuAmente, contar las baldo- energía sigue un orden determinado que define el lugar de
sas, etc.) que su propia razón rechaza; es frecuente que eSOS'sistemas, esoec1r, que ttene una dirección. Toda
enuncie: «No tiene sentido llacerlo pero no puedo evitarlo, nuestra actividad psÍquica partede estímulos, ya sean ex-
es más fuerte que yo». En est¡) s~ptido, el conflicto psíqui- ternos o internos, y termina en inervaciones motrices, lo
co supone que las diferente8 fuerzas que luchan entre sí que permite adscribir a este aparato ficticio un extremo
).'\~ están dotadas de energía1 y sv resolución dependerá de la sensorial que recibe las percepciones y otro extremo que
ccr\ intensidad relativa de esas fuer~as. (
Freud postula la noción de energía solo como aquello
controla el pasaje a la acción. Entre ambos polos se van
interponiendo, en función de las experiencias que vive un
que da cuenta de ciertos efectos observados en la clínk:t,
como las transformaciones del deseo sexual en lo que res-
niño a partir de su nacimiento, las huellas mnémicas, es ~'\Jt~"(í'
decir, l~ marcas que las percepciones dejan en el psiquis- ,.vvJ', ca'i
pecta a su objeto, su fin o su fuente de excitación, o la pro- tpo y que hacen postble la funcion de la memoria. ~s
ducción de síntomas que se acompaña del empobrecimien- huellas mnémicas su onen modificaciones permanentes
to de otras actividades del sujeto. Así como las ciencias de los elementos del a arato anímico lo
físicas no se pronuncian sobre la naturaleza última de las perdura el contenido de las percepciones, sino que éStas se
magnitudes cuyas variaciones, equivalencias y transforma- encuentran enlazadas entre sí en la memoria, configurando
ciones estudian, sino que se contentan con definirlas por redes asociativas~n consecuencia, la excitación seguirá
sus efectos, las fuerzas de las que habla ~1 psicoanálisis los caminos trazados por estas redes.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALfTICA

«Aquello que denominamos nuestro carácter -dice consciente no tendrá nunca acceso a una gran parte de los f
Freud- reposa sobre las huellas mnémicas de nuestras recuerdos (los más tempranos), que quedan al margen de
impresiones, y precisamente aguellas impresiones que han su influencia y constituyen la precondición de la represión. 1 \J
actuado más intensamente sobre nosotros, o sea, las de ¿En qué consiste el proceso primario que caracteriza al Q ío J.\ &-' 0
nuestra primera juventud, son las que no se hacen cons- sistema inconsciente? Originariamente el aparato psíquico \ tJ '1'-.;f'
cientes casi nunca» 65 . Inconsciente y preconsciente pue- V'~'~ \tiende a descargar totalmente la excitación, percibida sub- \
d"en entenderse entonces como redes de huellas mnémicas 1/1 jetivamente como una tensión desagradable o displacer: la
ue se diferencian, desde el punto de vista t~, por • " { excitación sigue así una vía progresiva (del extremo per-
su posición con respecto a la consciencia y, desde el punto , 0 ceptivo al motriz). Sin embargo, como sucede en el caso de 1 e'
\O llde vista dinámico-económico, según sus modos de funcio- ~, ~~' los sueños, la excitación puede tomar un camino regresivo: ,~'"
¡?~~(f'r¡'·~ namiento, a los que Freud denomina p_roceso prim!!:!if¿ y en lugar de avanzar hacia el extremo motriz del aparato, se · ~
l ·r IJ!!OCeso secundarJ.o, respectivamente. Esto introduce tam- \\()f.~~' propaga hacia el sistema de las percepciones. Esto se expli-
t.D\~11, ,o bién una perspectiva genética, puesto que el psiquismo no f'~ ca por la intervención de la censura y porque el estado de
\~ \J",P opera desde el momento del nacimiento tal como lo hace 1r reposo se acompaña de una modificación de las intensida-

l
en la vida adulta, sino que sufre una serie de transforma- ,,-r§- des psíquicas (recuérdese el desplazamiento como trans-
ciones. De hecho, los términos primario y secundario tie- mutación de los valores psíquicos o energías que invisten a
nen una connotación temporal: si uno alude a la forma pri- las representaciones). Podemos hablar de regresión cuando
1 mitiva de funcionamiento psíquico, el otro consiste en una la representación queda transformada en el sueño en aque-
modificación que hace posible un nuevo tipo de opera- lla imagen sensorial en la que se había originado.
ción. Pero esto no significa que el primero desaparezca, Este proceso no es privativo de los sueños; la memoria
sino que puede irrumpir, como hemos visto, en las diver- voluntaria, la reflexión y otros aspectos del pensamiento
sas formaciones del inconsciente: primario no quiere decir corresponden a un retroceso, dentro del aparato psíquico,
solo originario, sino que indica también que este proceso «desde cualquier acto complejo de representación al mate-
es de mayor importancia y tiene una capacidad funcional rial bruto de las huellas mnémicas en las que se halla basa-
más amplia. Precisamente, debido a la aparición más tardía do» 67 • Sin embargo, durante la vigilia esta regresión no va (¡ ,
del proceso secundario, «continúa constituido el nódulo de 1
más allá de las imágenes mnémicas y no llega a reavivar Y'"P 11 ~
nuestro ser por impulsos optativos inconscientes, incoerci- 0
las imágenes perceptivas, convirtiéndolas en alucinado- 't'w"f'
bles e inaprehensibles para los preconscientes, cuya misión nes, tal como sucede, en cambio, en el sueño y también en v t' \
queda limitada de una vez para siempre a indicar a los im- las psicosis. La regresión supone la sustitución del funcio-
pulsos optativos procedentes de lo inconsciente los cami- namiento preconsciente por el inconsciente; por eso desa-
nos más adecuados» 66 • Por la misma razón, el sistema pre- parecen en la elaboración onírica las relaciones lógicas en-
tre las ideas. Esta transformación regresiva es inducida por

65
Ibídem, p. 674.
66 Ibídem, p. 710-711. 67
Ibídem, p. 676.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORfA PSICOANALfTICA

se plantea la existencia de principios o fuerzas pulsionales lV'ov'l


que van más allá del principio del placer, como veremos al Y'
considerar la noción de pulsión de muerte.
r -r-
Sin embargo, hay algo que viene a obstaculizar este
sencillo modo de funcionamiento: las grandes necesidades
vitales no pueden satisfacerse mediante una descarga lño-
!!}~por mucho que el bebé hambriento gnte y patalee, no
El placer se define solo en términos negativos, como logra modificar su situación. El ser humano nace en un es-
la eliminación o ausencia de displacer. Sin embargo, es tado de inmadurez biológica; en comparación con la ma-
\¡ imposible reducir la tensión hasta un grado cero, porque yoría de los animales, su vida intrauterina es más breve y
ti'()\\
ello sería incompatible con la vida, de modo que esa hipo- pasa por un periodo más prolongado de desamparo o inde-
r r{lt
cV,/' tética búsqueda inicial de la descarga absoluta (principio .. ti fensión (Hiljlosigkeit: desamparo) ante los peligros del
f{\Jt
\~
de inercia), que s6lo tiene el valor de una ficción teórica, mundo exterior. Esto hace que tenga más peso la influen-
se convierte muy pronto en una tendencia a mantener la cia del mundo exterior y determina una dependencia inten-
V-~l actividad psíquica, aunque no tan elevado como para ge-
tensión en un nivel suficiente como para hacer posible la sa y prolongada con respecto a la madre (o al sustituto ma-
terno), cuyo valor para la vida del lactante aumenta en rV'I(f' t
,r~

(~ V rJ(/1
nerar displacer (principio de cQnstaYJfi..a). forma proporcional. Esta omnipotencia de la madre es un
factor decisivo para la organización del sujeto psíquico, '1'1}. \-
~kr ... ~
En términos generales, entonces, el funcionamiento
mental está regulado por la finalidad de evitar el displacer y que no se produce de una manera espontánea o autónoma,
procurar el placer, entendidos, como acabamos de ver, en
'términos económicos. G_on el tiempo, no obstante, F~a­
brá de subrayar el carácter cualitativo del placer y la im"P2si-
sino que habrá de constituirse en la relación con el otro, y
da lugar al anhelo de ser amado, que acompaña al ser hu-
mano a lo largo de toda su existencia.
\J
~lidad de equiparar el displacer con aumento de la tensión El bebé es incapaz, entonces, de realizar la acción es-
y el placer con su disminución, en la medida en que las re! a- pecífica, es decir, la actividad necesaria para lograr la re-
¿) ciones son más complejas; así,_por ejemplo, existen ~nsio- solución de la tensión interna creada por la necesidad. Si
~i~ nes placenteras. Aunque al comienzo lo denominó principio bien su organismo está dotado de algunos reflejos incondi-
fJ'Ilf\ ~r/ ~el displacer, por cuanto su motivación es la de evitar el
0
cionados innatos (succión, deglución, por ejemplo), es im-
~ }\~ /?.isplacer actual y no la de procurar un placer futuro, Freud prescindible una intervención externa adecuada: la madre
.\. y suele hablar, en diferentes textos, de principio del place~: Su le aporta el alimento proporcionándole así una experiencia yv-tl\" ~
'i'v<t" empleo de este concepto, no obstante, presenta cierta ambi- de satisfacción, que suprime la excitación interna e inclu- .¡Jrl''c
~\uuf güedad: en algunos casos lo identifica con el principio de ye la percepc10n del objeto a?ecuado para logr-ª!ill:.•A lli![- \"" ~
\ 1inercia (tendencia a reducir absolutamente la tensión), en tir de este momento, la huella mnémi~ de ~ excitación du\'
\r. L.
cuyo caso no cuestiona nunca su carácter fundamental y úl- derivaoaoe:Ia necesi.'OaO queda aSOciada con lajmagen de r'
~
timo; en otros lo asimila al principio de constancia (tenden- ese ol?jeto, de müdoque cuando vuelv~ _Qresejltarse.._,@_ Jt \'~'- 111
cia a mantener un nivel constante de tensión), en cuyo caso necesidad surgirá también un impu~sí..Q!!i.cQJ:en_<ie.nte a 1:/'

86 87
SJGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEOR[A PSJCOANALÍTICA

~\~ ()
reproducir la situación de la primera satisfacción. Pé!La Se desarrolla así, paulatinamente, un nuevo modo de 'ttJv?~IJ'""
ello, habrá de orientarse hacia la imagen mnérruca del ob- funcionamiento, el proceso secundario, que caracteriza al <f'
jeto: esta comente, que parte del displacer y tiende arpla- sistema preconsciente. Este proceso necesita liberarse de } { ~~
'¡( cer este impulso a reconstituir la experiencia de sati'Sfac- la prestón del principio del placer y atenerse al rinci io i\<1'\
~ión no es otracosa que ei'(j'§selil: - - de realidad, gue le impone no iniciar la acción eficaz (la ~ i~(}
La rea1izacióñ<:íel deseo es, entonces, la reaparición sUCción, por ejemplo, en el caso del hambre) hasta tanto cl>l-)
~
;rrr"V'f
del objeto en tañtOPercibido, y el camino más corto.l!ara no se haya confirmado que el objeto está presente en el
~,' so alcanzarla es la carga psíquica de la percepción. El proce-
primario, regido por el principio. del_Qlacer, bUSCade
campo perceptivo y que no se trata de una mera aluci-
nación. En consecuencia, el proceso secundario se basa en
~J.\Ú este modo la identidad de percepción, es decir, tiende a la ~ión de la libre circulación de la energía, que que-
;Jv V' G
\ íJV'(V'(} algo que se perctba como idéntico a la experiencia de sa- da sustituida por la energía ligada: las cargas se mantie-
\ ~ tisfacción. Puesto que la energía circula libremente, puede nen en reposo y sólo~e utilizan ;; _ee~eñas cantidades
);rr- V'Q\ tomar el camino regresivo que conduce a que el deseo ter- que circulan_29r los caminos asociativos trazados porTa
-\<fr l,v\(OÍ mine en una alucinación (realización alucinatoria del de- memoria, en función de la ex_¡?.eriencia_y del examen de la
1}. (\~ seo, tal como se produce en los sueños). Pero, evidente- realidad y ya no en función de la mera evitaciQn del dis-
J_o~ v< mente, ninguna alucinación puede satisfacer la necesidad, ruacer. Por eso, aunq~ el principio de realidad se opone, /1</'t
~ \(l'p'l\ de modo que esta forma de funcionamiento psíquico está desde el punto de vista lógico, al principio del placer-dis- Jf á,!_ ))
cJif"' condenada al fracaso. placer, en última instancia tiende a la consecución del pla- \ tO\f\
Es la «amarga experiencia de la vida» la que exige una cer y a la realización del deseo, pero de modo efectivo y ' ~ "
1
modificación del proceso primario, una inhibición de la no meramente imaginario. Para ello es necesario suspen- fl.(}\
tendencia regresiva para que esta no llegue al sistema per- der la reacción motriz y soportar durante un lapso la ten- r"'"
ceptivo, sino que se detenga en las huellas mnémicas para sión, lo que introduce un intervalo, un tiempo en el cual se ~0cJf
buscar otros caminos que permitan encontrar la identidad desarrollan los procesos de pensamiento, juicio de reali- ~
deseada en el mundo exterior. Lo que se busca no es la dad, memoria, etc. . ~
identidad de percepción sino la identidad de pensamiento. Mientras las representaciones inconscientes son repre- \LG Jr (~1:}l'
En otros términos, se torna necesario realizar un examen de sentaciones de cosa, las preconscientes son representado- vg f~(,.
la realidad, sustituir la tendencia originaria a la descarga k
nes de palabra. El término 7!i!!!!!i!:ntación Vorstellung)
Ínmediata por el camino más corto posible, por un rOdeo, forma parte del vocabulario clásico de la filosofía alemana p( (;Ú;,~
cuya necesidad ha sido demostrada por la experiencia, para y/'(t y designa «lo que está presente en el espíritu, lo que "se (, ('.;.,
\ o''~.v>'
.{·

lograr la realización óei deseo:Deeste modo el deseo, la el'' representa", lo que forma el contenido concreto de un acto \<1-

única fuerza capaz de inc1tar al trabajo a nuestro aparato


\ \ (/'1{1
de pensamiento», en particular, la «reproducción de una (
o psíquico, es también la fuente del pensamiento: un rodeo percepción anterior» 68 •
~f que se interesa en las vúts asociativas entre las representa-
1 ciones, en función de las huellas mnémicas que ha dejado
la experiencia vivida, sin dejarse engañar por su intensidad.
68 André Lalande, Vocabulario técnico y crítico de la filosofía,
2 tomos, Buenos Aires, El Ateneo, 1953, t. II, p. 1127.

88 89
SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

t ~f 'ti
Sin embargo, Freud utiliza este concepto de una mane- u ..... - - u ..uau u. UA. UV\..-IVII d
JlllgUI¡')U\.,.ae Stgn(I tcante ólJ . s·
tn 1 \ V
l""'

()!"· ra original. Ante todo, establece una diferenciación teórica '\. embargo, mientras la huella mnémica no es más que la
~
¡epf, entre las representaciones y la magnitud o cuántum de ~~ inscripción de un acontecimiento, la representación viene
a investir o reavivar esa huella. --
)-'""' setzung, que se ha tra uct o como carga o investimiento, 1~
' JL afecto o energía psíquica que las inviste o las ocu a e-
'!s\1 - Freud distingue, ya desde su trabajo pre-psicoanalítico ú-~fJI.
C:e~ significa literalmente ocupación). En el fundamento de la
~
sobre las afasias (1891), dos tipos de representaciones: de ~, ,t(.
o "' represión se encuentra, precisamente, una separación de la cosa y de palabra 70 . Aunque las primeras derivan de las ~ íl(J. fl'
if':tJ representaciÓn y el afecto, que tendrán entonces diferentes 1-{ cosas y son esencialmente visuales y las segundas derivan (' t(' \
r./1~ "el" d:§tmos: lo que se reprime, en sentido estricto, es la repre- ~"" ~S de las palabras y son fundamentalmente acústicas, la dis- \rlfl ¡
J \ 11 \ sentación, pues se inhibe o se coarta el afecto de modo _g_ue ~~ tinción no se reduce a su origen sensorial, sino que tiene \ f..
este no llega a desarrollarse -si llegara a hacerlo, ~o 'l-b un alcance metapsicológico: mientras las re~esentaciones ...¡' '['~• .r''r
1
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e_odría ser reprimido, puest~ se lo e~erimentaría ~ preconscientes y conscientes incluyenla r~esentación de \t<- q. ~~..c..
~- - - ¡u ,.u'f'
t
~CI
yo
efectivamente. liemos visto, por ejemplo, que en ércaso
del síntoma histérico el afecto se «Convierte» en energía
somática, al pasar una zona o actividad corporal pasa a
cosa mas m representación de palabra asociada a ella, la 0,~ (!..'"
representación mcons~énte es sÓlo la representación de
cosa._De modo que la única forma en que una representa:'
c.¡.,..l'o
'rJ>"'
r"'
~J\' simbolizar la representación reprimida. El proceso es dife- c¿ón inconsciente puede acceder a la consciencia es me-
t, rente en la neurosis obsesiva: el afecto se desplaza, desde diante su asociación con elementos verbales. El sistema 1
,)'</' ~ la representación patógena asociada al acontecimiento i;'Onsciente incluye las primeras y auténticasocupaciones
f; 1-_.11 e' traumático, hacia otra representación, que el sujeto consi- libidinales del objeto; el sistema preconsciente se constitu-
oJ'-"\' xl ~era anodina, pero que, sin embargo, no deja de acosarlo. ye a medida que la representación de cosa es doblemente
JoJI ~ Por otra parte, Freud habla con frecuencia de <~pre­
0 ocupada por la conexión con la representación de palabra
~,~~., !'sentaciones inconscientes», lo que parece paradójico a correspondiente. Esto hace posible tanto una organización 1
Y;,.e"' o- menos que consideremos que su empleo del término re- psíquica superior como la sustitución del proceso primario 1
presentación no concede tanta importancia a la acepción, por el secundario que domina en el preconsciente. J
prevalente en la filosofía c14sica, de representarse subjeti- Desde este punto de vista, lo reprimido puede enten- ¡t Rpyl ~' e
vamente un objeto, sino que se centra en la inscripción de derse como una representación gue no puede acceder a la ~
las huellas del objeto en los sistemas mnémicos. La me- formulación verbal; como un acto psíquico que careceae (o Yl~(
moria, en efecto, no es un mero almacén de imágenes, la doble carga energética de los sistemas inconsciente y_ vr

'f'l'yl' sino que el recuerdo se inscribe en diferentes series aso- preconsciente. Por eso el área de la expresión verbal es el \
'tf ciativas, en función de sus diversos aspectos (asociacio- campo en el que emergen, de manera privilegiada, los
nes por simultaneidad, contigüidad, contraste, etc.); las
huellas mnémicas no son impresiones semejantes al obje- 69
J. Laplanche y J. B. Pontalis, Vocabulaire de la psychanalyse,
to, sino caminos asociativos facilitados por la experien- París, P.U.F., 1967, p. 415.
cia; en cierto modo, signos coordinados con otros signos. 7
°
Freud, <<Wort und Ding>> (Zur Au.ffassung der Aphasien),
Desde esta perspectiva, ~acan aproximó la representación Studienausgabe, t. III, p. 168.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

t V~
-("~!1'\l\ efectos de lo inconsciente que, como lo real, es inaccesi- erróneamente al inglés y demás idiomas europeos como ~~
\1/' J..l ble; sÓlo puede ser aprehendido a través de los signos o instinto. Trieb significa empuje (treiben: empujar), y lo · \ ' _·
~ ¿ palabras que nos proporcionan una representación someti- mismo sucede con pulsión (del latín pulsio: empujar); se ~ .-)_(
f'' \/' da a sus propias condiciones y limitaciones. Pero la arti- trata de una fuerza relativamente indeterminada en lo que "'"'
~v-\t culación con representaciones de palabra no da lugar, au- respecta al comportamiento al que dará lugar y se refiere \V'-\
tomáticamente, a que u~roceso o representación se haga al carácter irrefrenable del proceso de excitación más que \
consciente, sino que solo supone la posibilidad de que a una finalidad o a un objeto de satisfacción precisos. El ...,V
ello ocurra. En consecuencia, el preconsciente es el domi- término instinto (en alemán Instinkt), en cambio, denota
nio de lo que es potencialmente consciente y sÓlo lo es un esquema de comportamiento heredado, propio de cada

1
aquello que se puede decir. especie -animal, que varía muy poco de un individuo a
otro, se desarrolla según una secuencia temporal prefor-
mada muy poco modificable, está adaptado al objeto ade-
La teoría sexual cuado para su satisfacción y responde a una finalidad pre-
establecida. Podemos apreciar que el «error» de 1~
Freud realizó una verdadera ruptura epistemológica traducción no es una mera cuestión terminológica, sino
con la sexología, desarrollada hacia fines del siglo xrx que entraña el riesgo de confundir la teoría freudiana de
como ciencia natural del comportamiento sexual, al sepa- las pulsiones con la concepción psicológica o biológica
rar la sexualidad de su fundamento biológico, anatómico del instinto animal y de ocultar la originalidad del pensa-
y genital para estudiar su representación subjetiva y so- miento psicoanalítico 71 •
cial. El psicoanálisis no se ocupa del sexo como diferen- Aunque muchos autores emplean ambos términos
cia anatómica, sino de la sexualidad como construcción como sinónimos, Freud habla de instinto solo en referen-
psíquica, como posición del sujeto con respecto al deseo. cia al comportamiento animal tal como lo acabamos de
Este se diferencia del amor en la medida en que está es- definir, de modo que establece una ruptura entre el sexo,
trechamente ligado al cuerpo; pero se distingue asimismo como función biológica al servicio de la reproducción, y
de la necesidad porque su satisfacción depende de condi- la sexualidad específicamente humana que, como tal, no
ciones fantasmáticas que determinan tanto la elección del es un dato natural, sino que se construye en una compleja
objeto como el tipo de actividad sexual. Por eso encontra- historia de relaciones intersubjetivas. A pesar de que no
mos en la teoría psicoanalítica un conjunto de conceptos introduce el té~no Trieb hasta la publicación de sus
que no se refiere al sexo como fenómeno evidente; tal es Tres ensayos para una teoría sexual (1905), ya en el Pro-
el caso de las nociones de pulsión, libido, apoyo, bisexua- yecto de una psicología "Eara _!leuról~~:.~ncon?"~os la
lidad o fantasma. distinción entre dos tipos de excitaciól!.._gue_afect~_n al
El psicoanalista francés Hesnard introdujo el término anarato psíquico: por un lado, las excitaciones externas,
pulsión (que luego se extendió a otras lenguas de origen
latino, como el castellano, el italiano y el portugués) para
71
traducir la palabra alemana Trieb, que había sido vertida Laplanche y Pontalis, op. cit. , p. 203.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALITICA

de las que el sujeto puede huir o proteger§e (cerrando los haciendo, la vida sexual de los niños, capaces, según mi
ojOs ante un estímulo luminoso intenso, por eje~plo) y, repetida y constante experiencia, de todas las funciones se-
por otro, las excitaciones internas del propio organismo, xuales psíquicas y de muchas somáticas».
de las que es imposible escapar. Este flujo constante de Sin embargo, tales experiencias infantiles pueden tener
excitación es la fuente energética que incita a la actividad un efecto aparentemente insignificante en el momento en
psíquica y la hace posible: en la medida en que, a diferen- el que se producen; su efecto patógeno se hace más evi-
cia del instinto, la pulsión es indeterminada, Freud la de- dente posteriormente (nachtriiglich), en épocas más tardías
fine simplemente como «una exigencia de trabajo para el de la vida del individuo, en razón de la reactivación de las
• aparato psíquico». huellas psíquicas inconscientes de Jos sucesos sexuales de
El concepto de pulsión se desarrolla en el marco del la infancia. «En el intervalo entre tales impresiones y su
estudio de la sexualidad humana; en él convergen dos hi- reproducción (o más bien la intensificación de los impul-
pótesis ya mencionadas: una de ellas afirma que las repre- sos libidinosos de ellas emanados), tanto el aparato sexual
sentaciones mentales están cargadas de energía o de afec- somático como el aparato psíquico han experimentado un
to y que la represión es el resultado de un proceso dinámico importante desarrollo, y de este modo el efecto de aquellas
que excluye de la posibilidad de consciencia a todas aque- tempranas experiencias sexuales provoca una reacción psí-
llas que resultan intolerables para el yo; la otra sugiere que quica anormal, surgiendo productos psicopatológicos» 72 •
lo intolerable o angustioso es, esencialmente, de naturaleza En los Tres ensayos Freud sienta las bases de su teoría
sexual. sexual aunque, como sucede con el conjunto de sus con-
Si bien en un comienzo Freud atribuía la histeria a un cepciones, aquella habría de desarrollarse con el correr de
~t' trauma sexual, es decir, a una «seducción» sufrida en la in- los años y el consiguiente procesamiento de la experiencia
~ fancia, ya en 1897, como lo indican sus cartas a Fliess, clínica y la reflexión teórica. Sin embargo, debemos seña-
modifica esa teoría: aunque seguirá sosteniendo que el lar que nunca abandonó su esquema inicial, sino que fue
fundamento de las neurosis es la represión de los deseos incluyendo en él sus nuevos descubrimientos: las edicio-
sexuales que entran en contlicto con otras tendencias del nes posteriores a 1905 agregan fragmentos y notas a pie de
sujeto, se ocupará de elaborar una concepción completa- página datadas en 1910, 1915, 1920 y 1924. Para facilitar
mente novedosa de la sexualidad, al tiempo que introduce la exposición, no obstante, no me ocuparé, salvo en algu-
la noción de fantasma como mediación entre el trauma nos puntos en que ello es imprescindible, del proceso de
real y sus efectos subjetivos. En un artículo sobre «La se- elaboración de los conceptos, sino que me limitaré a pre-
xualidad en la etiología de las neurosis» (1898) rechaza la sentar la teoría de un modo sistemático.
teoría, prevalente en la época, de una «disposición neuro- Los Tres ensayos estudian las perversiones sexuales, la
pática (... )interpretada como un signo de degeneración ge- sexualidad infantil y el acceso a la genitalidad a través de
neral». La etiología de las neurosis, por el contrario, radica las «metamorfosis» de h. pubertad, respectivamente. Ya en
en «sucesos acaecidos en la infancia del individuo; preci- la primera página de esta obra el autor cuestiona la opi-
sa y exclusivamente en impresiones relativas a la vida se-
xual. Es un error desatender por completo, como se viene 72
Freud, O. C., t. 1, pp. 326-7.

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

nión popular que considera que la sexualidad se constituye como tal, la realidad psíquica corresponde a los deseos in-
en el proceso de maduración de la pubertad, se manifiesta conscientes que se expresan en los fantasmas 76 • A diferen-
en la irresistible atracción heterosexual y su finalidad es el cia de la función discriminatoria del juicio, subordinada al
acto sexual 73 . Este cuestionamiento requiere definir las principio de realidad, la creación de fantasmas correspon-
notas características de la pulsión sexual. de a la actividad psíquica que permanece sometida exclu-
Freud entiende la pulsión como «un concepto límite sivamente al principio del placer, y se encuentra en el ori-
\YJ\ entre lo anímico y lo somático, como un representante psí-
1quico de los estímulos procedentes del interior del cuerpo, gen de la formación del síntoma neurótico y del sueño.
El estudio freudiano de la sexualidad se inscribe en

~/
que arriban al psiquismo, y como una magnitud de la exi- una teoría dualista de las pulsiones: en su trabajo de 1905
gencia de trabajo impuesta a lo anímico a consecuencia de distingue las funciones necesarias para preservar la vida
su conexión con lo somático» 74 . Sin embargo, en ocasio- del individuo (lo que en 191 O llamará pulsión de autocon-
nes la asimila al proceso de excitación orgánica que habrá servación) de la pulsión sexual, cuya finalidad es la conse-
de expresarse psíquicamente mediante representantes. Esta cución del placer, y que sirve para la conservación de la
ambigüedad, desde mi punto de vista, intenta eludir el vida de la especie. La función de obtener placer se pone, a
dualismo mente-cuerpo que caracteriza a toda la tradición partir de la pubertad, al servicio de la procreación, aunque
del pensamiento occidental, pues recurre a la noción de a menudo las dos funciones no llegan a coincidir total-
«límite» en el que se sitúa la pulsión. Si bien esta se origi- mente. El hambre, que denota la necesidad de nutrición, se
na en los estímulos corporales que generan tensiones inter- puede tomar como modelo de las grandes necesidades o
nas de las que el sujeto no puede escapar, solo sabemos de funciones corporales indispensables para la vida, pero ca-
ella por sus representantes psíquicos que no son otros que recemos de un téi111ÍnO homólogo para designar la expe-
la representación y su magnitud de afecto (a los que ya me riencia subjetiva de la pulsión sexual; Freud propone el de
he referido) 75 • Estos representantes dan cuenta del destino libido (que en latín significa deseo) para referirse a la
esencialmente psíquico de la pulsión; son, de algún modo, energía psíquica correspondiente a la pulsión sexual. Si la
«delegados» de lo somático en lo psíquico; uno de ellos pulsión sexual se sitúa en el límite entre lo psíquico y lo
ideativo (Vorstellungsrepriisentanz: representación repre- somático, la libido designa su aspecto psíquico, como una
sentante) y el otro energético. energía claramente diferenciada de la excitación sexual so-
El concepto de realidad psíquica, entonces, permite
salir de las oposiciones irreconciliables entre lo psíquico y
lo biológico, lo i11terior y lo exterior, lo real y lo imagina- 76
Si bien fantasía (como el alemán Phantasie) denota tanto la acti-
rio . Puesto que la realidad material es inaprehensible vidad de <<reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o leja-
nas» y <<la imaginación en cuanto inventa o produce», como la imagen
formada por esa actividad (Diccionario de la Lengua de la Real Acade-
mia Española, vigésima edición, 2 tomos, Madrid, 1984), entre los psi-
73 Freud, Tres ensayos para una teoría sexual, O. C. t. II, p. 1172. coanalistas de lengua castellana -siguiendo la propuesta de los france-
74 ses- se ha generalizado el uso del término fantasma para la segunda
Freud, <<Los instintos y sus destinos>> (1915), ibídem, p. 2041.
75 Freud, <<La represión» (1915), ibídem, p. 2057. acepción (imagen), reservando fantasía para la primera (actividad).

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SIGMUND FREUD FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

mática; es la «manifestación dinámica de la sexualidad>> 77 tensión. Como ya he mencionado, los genitales no consti-
en la vida anímica; si la tensión sexual no puede ser utili- tuyen la única fuente de la pulsión sexual, sino que esta
zada mentalmente, se transformará en angustia. Como ve- puede desencadenarse en diversas partes del cuerpo, Ba-
remos más adelante, esta teoría sufrió modificaciones, madas zonas erógenas precisamente por su capacidad
pero la libido nunca fue, para Freud, un factor explicativo para constituirse en fuente de una excitación sexual. En
único, sino que la definió siempre en oposición a otro tipo realidad, no solo cualquier región de nuestro revestimien-
de pulsión cuyo carácter no es sexual: si en un comienzo to cutáneo puede funcionar como una zona erógena, sino
se trataba de la autoconservación, más tarde se tratará de que la propiedad de la «erogenidad» puede extenderse
la pulsión de muerte. también a los órganos internos; Freud llega a decir que
El análisis de la pulsión corresponde, en sentido estric- «en realidad el cuerpo entero es una zona erógena» 79 • Sin
to, a la pulsión sexual, y el concepto freudiano de sexuali- embargo, algunas áreas corporales específicas parecen es-
dad es mucho más amplio que el que se emplea habitual- tar «predestinadas» a convertirse en zonas erógenas. Por
mente: abarca una gran variedad de fenómenos que, a ejemplo, en la succión, la zona oral está predeterminada
menudo, están bastante alejados del acto sexual propia- para su función erógena, no solo por su significación fi-
mente dicho, es decir, localizado en el aparato genital, con siológica sino, fundamentalmente, porque se trata de un
un fin y un objeto específicos. En consecuencia, incluye orificio del cuerpo a través del cual se realizan los inter-
tanto las manifestaciones de la sexualidad infantil como cambios con el entorno, al mismo tiempo que solicita la
las perversiones que encuentran la satisfacción con otros máxima atención, cuidados y por lo tanto excitaciones
fines y objetos ajenos a la genitalidad. Es necesario consi- por parte de la madre.
~~ 1 derar, entonces, Jos elementos definitorios de la pulsión: De este modo, la pulsión sexual no se presenta como

~v..
fuerzaJuente, fin y objeto. una unidad dada sino que se descompone, en la infancia,
L~fuerza\Drang), que se ha traducido también como en una multiplicidad de pulsiones parciales originadas en
empuje, presión o ímpetu, corresponde a la dimensión cuan- las diversas zonas erógenas: oral; anal; pulsión de apode-
(\. t
-1' ' titativa en la que siempre ha insistido Freud. Se refiere al ca- ramiento, cuya fuente es la musculatura; pulsión de ver,
~~~ rácter perentorio o apremiante de la pulsión, que constituye
su esencia, como algo inevitable, a diferencia de los estímu-
cuya fuente es el ojo, etc. Pero estas zonas erógenas no
generan las pulsiones sexuales de una manera espontánea,
los externos-; a su «factor motor; esto es, la suma de fuerza sino como un añadido a las funciones vitales que desem-
\ o la cantidad de exigencia de trabajo que representa» 78 •
La fuente se refiere al órgano en el que se produce la
peñan; por eso Freud afirma que aquellas pulsiones se
originan apoyándose (Anlehnung: apoyo o anaclisis) en
excitación; más específicamente, al proceso orgánico, fí- las actividades de autoconservación. Esto es lo que suce-
sico-químico, que se encuentra en el origen de aquella de en el caso, ya mencionado, de la actividad oral del lac-
tante: en el placer que obtiene el bebé al succionar el pe-
77
Freud, <<Psicoanálisis y teoría de la libido» (1922), O. C., t. Ill,
p. 2674. 79 Freud, «Compendio del psicoanálisiS>> (1938), O. C., t. III,
78
Freud, «Los instintos y sus destinos>> (1915), O. C., t. II, p. 2042. p. 3383.

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cho materno, la satisfacción de la zona erógena estuvo al exhibicionismo, vinculados a la pulsión de ver/ser visto,
comienzo íntimamente ligada a la satisfacción de la nece- etcétera.
sidad de alimento. De este modo, la función corporal le Finalmente, e( objeto)de la pulsión es la persona (o
proporciona a la sexualidad su fuente o zona erógena; le una parte de su cu'erpo:) que ejerce la atracción sexual; es
indica un objeto, el pecho de la madre, y le proporciona aquello con lo cual la pulsión puede alcanzar su fin. «Es
un placer que no se reduce a un mero apaciguamiento del lo más variable de la pulsión -dice Freud-, no se halla
hambre, sino que se trata de una especie de placer gratui- enlazado a ella originariamente, sino subordinado a ella
to. Muy pronto el deseo de repetir esa experiencia de pla- a consecuencia de su adecuación al logro de la satis- '
cer se separa de la necesidad de nutrición; la sexualidad, facción» 80 . Por eso podemos decir que el objeto de la pul-
de este modo, se torna autónoma en un segundo momen- sión es contingente, lo que no significa que cualquiera
to. Esta es una de las características centrales de la sexua- pueda satisfacerla, sino que el objeto erótico, con frecuen-
lidad infantil. cia marcado por rasgos singulares (no todo objeto es
La noción de apoyo pone de manifiesto que existe una atractivo para una persona), está determinado no constitu-
diferencia importante entre las pulsiones de autoconserva- cionalmente, sino por la historia de las experiencias in-
ción y las sexuales: las primeras, a las que Freud llama fantiles del sujeto. Así, cada sujeto erogeniza su cuerpo
con frecuencia funciones o necesidades, están predetermi- de una manera singular o, más bien, es erogenizado por
nadas por su aparato orgánico y el objeto de su satisfac- otro para el cual tiene un valor significante como objeto
ción está prefijado; las segundas se definen por un modo de deseo. El cuerpo del que se ocupa el psicoanálisis, el
de satisfacción que resulta ser un placer marginal derivado cuerpo erógeno, no coincide con el anatómico, sino que
de la operación de las prime~a se estructura a la manera de un mapa dibujado por los
En un sentido amplio, fin de toda pulsión es lograr fantasmas en los que el sujeto representa la realización de
la satisfacción; en término onómicos, una descarga de su deseo.
energía. Sin embargo, así como cada una de las pulsio- Cuando una pulsión queda ligada a un objeto de una
nes parciales tiene una fuente particular, también posee manera especialmente íntima, hablamos de unafijación de
un fin específico, un tipo particular de acción o un cami- dicha pulsión. Esta se producel generalmente, en periodos
no diferente para lograrlo: la excitación adecuada de una muy tempranos del desarrollo <Jibidinal y pone fin a la mo-
determinada zona erógena. Así, en el caso de la pulsión vilidad de la pulsión, oponiéndose intensamente a su sepa-
oral, el fin será la satisfacción vinculada a la succión. En ración del objeto. Asimismo, a diferencia del objeto de la
consecuencia, si las zonas erógenas pueden ser otras que necesidad, el objeto de la pulsión sexual puede ser recrea-
las genitales, el fin sexual también puede diferir del acto do en su ausencia mediante la actividad de la fantasía. Por
sexual adulto considerado como normal. Cuando habla otra parte, el objeto no es necesariamente algo exterior al
de las desviaciones del fin sexual (perversiones), Freud sujeto, sino que puede ser una parte cualquiera de su pro-
se refiere a los diferentes tipos de satisfacción que se
pueden obtener en diversas zonas erógenas como el
beso, correspondiente a la zona oral; el voyeurismo o el 8° Freud, <<Los instintos y sus destinos», p. 2042.
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~ll>\1\ '\1' FRH 1' FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA PSICOANALITICA

pil' (lJL'I"Pi': de e~te 11ll1dl'. ntw de los rasgos definitorios no se hayan producido fijaciones muy tenaces). Gracias a
lk la ~c:\ualidad infantil t'~ el awoerotísmo. que se origina esta capacidad de desplazamiento, que recibe el nombre de
en e1 nwmen1t1 en que la pulsión sexual se desprende de la sublimación, pueden proporcionar la energía necesaria para
fmiL'il1n alimenti~o.· ia ~ de su objeto natural para buscar la realizar funciones muy alejadas de sus primitivos fines.
~ati~f;KL' ión en una parte del propio cuerpo (succión del
pulgar. masturbación. etc.). lo que se acompaña de la re-
feretKia a un objeto fantasm<itico. Las fases libidinales y el complejo de Edipo
Si tomamos nue,·amente como ejemplo la oralidad,
obserYamos que. para la pulsión de autoconservación, el La concepción freudiana de las fases de la evolución
objeto es el pecho materno y el alimento que proporciona; de la libido, del mismo modo que otros aspectos de la teo-
para la pulsión sexual. en cambio, el objeto es aquello que ría psicoanalítica, es el resultado de una elaboración que
se incorpora imaginariamente. El análisis de los fantasmas se fue realizando paulatinamente. En la primera edición de
orales muestra que la actividad de incorporación puede re- los Tres ensayos encontramos una oposición central entre
ferirse a objetos diferentes de los nutridos, configurando dos momentos del desarrollo libidinal : la sexualidad infan-
así una relación oral de objeto, lo que significa que la pul- til, por un lado, y la sexualidad puberal y adulta, organiza-
sión se ha ligado a representaciones que especifican tanto da bajo la primacía genital, por otro. Entre ambas se inter-
el objeto como el modo de satisfacción adecuado. En con- cala un periodo de latencia o detención del desarrollo
secuencia, esa fuerza que comenzó siendo indeterminada sexual, que se extiende desde la declinación de la fase pre-
quedará marcada, en función de los acontecimientos de la genital, en tomo al quinto o sexto año de vida, hasta el co-
vida de cada sujeto, por rasgos muy individualizados. mienzo de la pubertad.
En suma, las pulsiones sexuales son numerosas, proce- Como hemos visto, la sexualidad infantil se caracteri-
den de múltiples y diversas fuentes orgánicas, actúan al za porque surge apoyada en las funciones vitales, de las
principio independientemente unas de otras, lo cual, a su que pronto se desprende; es de naturaleza autoerótica; sus
vez, es fuente de contradicción y conflicto: el polimoifismo fines y las zonas erógenas que constituyen su fuente son
es la tercera característica importante de la sexualidad infan- múltiples, y el objeto de la satisfacción es contingente y
til. Solo ulteriormente quedan reunidos los componentes variable. La novedad de este planteamiento radica en el
parciales en una síntesis más o menos acabada. El fin al que carácter perverso (en el sentido de que sus fines y objetos
tiende cada uno de ellos es la consecución del placer de ór- se desvían de los genitales) y polimorfo (múltiples pulsio-
gano y solo después de su síntesis (a partir del desarrollo nes parciales, cada una de las cuales busca su satisfacción
puberal) entran al servicio de la procreación. Surgen apo- independientemente de las demás) que presenta la sexuali-
yándose en las pulsiones de autoconservación y poco a poco dad humana en sus orígenes.
se separan de ellas; eligen su objeto siguiendo el camino Entre 1913 y 1923 Freud introduce una serie de esta-
que las necesidades vitales les marcan. Se caracterizan por dios dentro de la etapa pregenital: oral, anal y fálico, ca-
la facilidad con que se sustituyen unos a otros y por su ca- racterizados por una forma particular de organización de
pacidad de cambiar indefmidamente de objeto (siempre que la vida sexual. En cada uno de ellos predomina una zona

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