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Estado unitario

Estado gobernado por un único centro de poder

Un Estado unitario es en política, una forma de Estado donde el poder existe en un solo centro de autoridad que


extiende su accionar a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado.[1] Este, mediante sus agentes y
autoridades locales, delegadas de ese mismo poder central, o electas por sufragio de los habitantes locales o
regionales.

CaracterísticasEditar

En su mayoría un Estado unitario puede contar con:

 Un solo aparato legislador (salvo ciertas excepciones), que legisla para todo el país;

 Un solo poder judicial , que aplica el derecho vigente a todo el territorio del Estado y en cuyo seno
se establece una Corte Suprema de Justicia , la cual tiene jurisdicción a nivel nacional;

 Un solo poder ejecutivo , que está conformado por todos los gobernantes (presidente,
gobernadores, alcaldes, etc.); y

 Una sola constitución política , que rige en todo el territorio y a la cual se hallan sometidas todas
las autoridades habitantes del Estado.

 Tenía un sistema liberal y centralizado

En otras palabras, en el Estado unitario se da la cuádruple unidad:

 Unidad de ordenamiento jurídico

 Unidad de autoridades gubernativas

 Unidad de gobernados o destinatarios del ordenamiento jurídico y de las decisiones políticas

 Unidad de territorio.[2]

Tipos de Estado unitarioEditar

Centralismo puroEditar

Esta sección es un extracto de Centralismo puro.[editar]

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada

Este aviso fue puesto el 31 de enero de 2012.

El centralismo puro es el modelo estatal en el que se da una unidad política y territorial que lleva consigo la unidad
administrativa. El poder central es el único que tiene la facultad de dictar normas, y el único que gestiona los
servicios y cuida de administrar el país. La centralización se justifica en la necesidad de que el Estado llegue a todos
por igual, para mantener la unidad y la cohesión nacional, y para evitar la dispersión de poder.

Sin embargo, un Estado totalmente centralizado es difícil de mantener porque el poder central no puede realizarlo
todo y porque las comunidades inferiores tienen una existencia, poseen unas exigencias y están llamadas a cumplir
unas tareas que el poder central no puede desconocer. Un Estado unitario totalmente centralizado se presentó en
los inicios de la vida estatal y es, en teoría, un esquema ideal, pero no tiene realidad práctica.

En el mundo, son muy pocos los Estados en que no hay divisiones administrativas, tratándose casi siempre
de micro-Estados, como la Ciudad del Vaticano o Mónaco.
DesconcentradoEditar

La desconcentración es una técnica administrativa que consiste en el traspaso de la titularidad o el ejercicio de


una competencia que las normas le atribuyan como propia a un órgano administrativo en otro órgano de la
misma administración pública jerárquicamente dependiente.

La propia norma que atribuya la competencia habrá de prever los requisitos y términos de la desconcentración así
como la propia posibilidad de su ejercicio. Requiere para su eficacia la publicación en el Boletín Oficial que
corresponda. La desconcentración se realizará siempre entre órganos jerárquicamente dependientes y en sentido
descendente. El hecho de que se transfiera la titularidad y no únicamente su ejercicio (como es el caso de
la delegación de competencias) implica que el órgano que recibe la competencia la ejerce como propia.

En virtud de la desconcentración, una unidad organizativa puede realizar una o ambas de las siguientes acciones.
Por una parte, crear órganos para ubicarlos fuera del lugar sede del organismo, sin afectar la unidad organizativa. A
esto se denomina desconcentración orgánica. Por otra parte, delegar o reasignar atribuciones desde un órgano que
los concentra hacia otro u otros órganos de la misma unidad organizativa. A esto se denomina desconcentración
funcional.

CentralizadoEditar

El centralismo es una doctrina política que propugna la centralización política o administrativa. Es decir, el


centralismo promueve un sistema político en el cual el gobierno central reúne la mayor parte de los poderes y
facultades para dirigir la nación. Por tanto, el Estado asume competencias ante los estados federados o divisiones
administrativas en esta forma de gobierno.

Un estado totalmente centralizado es aquel en el que hay una unidad política, territorial y administrativa; o sea, que
aun respetando la autodeterminación y soberanía de las divisiones administrativas, el gobierno central de forma
simétrica tiene mayor poder de tomar decisiones políticas y es el superior encargado de la gestión administrativa de
todas las competencias del país. Esta forma de gobierno es muy poco común, aplicándose casi exclusivamente
en confederaciones. Sin embargo, existen otras formas de gobierno centralista menos puras que se aplican, por
ejemplo, en Francia ―donde existe descentralización administrativa― y en algunos países hispanoamericanos ―en
los que existe un gobierno central que convive con gobiernos subnacionales con ciertas atribuciones―.

Entre los motivos de esta centralización se pueden contar:

 La necesidad que tienen los estados de dar servicios a sus ciudadanos que económicamente los


territorios federados por sí solos no pueden por falta de fondos.

 La necesidad de grandes cantidades de inversiones que exigen un gran porcentaje de recursos,


materiales económicos y humanos que colapsarían los territorios federados.

 La necesidad de hacer una planificación centralismo administrativo. Sin causa probable

DescentralizadoEditar

La descentralización es el proceso de dispersar funciones, poderes, personas o cosas fuera de una ubicación o
autoridad central.[3][4] Si bien la centralización, especialmente en el ámbito gubernamental, es ampliamente
estudiada, no existe una definición o comprensión común de la descentralización. La dedicación de la
descentralización puede variar en parte debido a las diferentes formas en que se aplica.[5] Los conceptos de
descentralización se han aplicado a dinámica de grupos y administración empresas y organizaciones
privadas, ciencia política, derecho y administración pública, economía y tecnología.

Listado de Estados unitariosEditar

Repúblicas unitariasEditar

 Bandera de Afganistán  Afganistán
 Bandera de Albania  Albania

 Bandera de Argelia  Argelia

 Bandera de Armenia  Armenia

 Bandera de Bangladés  Bangladés

 Bandera de Barbados  Barbados

 Bandera de Benín  Benín

 Bandera de Birmania  Birmania

 Bandera de Bolivia  Bolivia

 Bandera de Botsuana  Botsuana

 Bandera de Bulgaria  Bulgaria

 Bandera de Burkina Faso  Burkina Faso

 Bandera de Burundi  Burundi

 Bandera de Cabo Verde  Cabo Verde

 Bandera de Camerún  Camerún

 Bandera de Chad  Chad

 Bandera de Chile  Chile

 Bandera de Colombia  Colombia

 Bandera de Chipre  Chipre

 Bandera de Corea del Norte  Corea del Norte

 Bandera de Corea del Sur  Corea del Sur

 Bandera de Costa Rica  Costa Rica

 Bandera de Costa de Marfil  Costa de Marfil

 Bandera de Croacia  Croacia

 Bandera de Cuba  Cuba

 Bandera de Dominica  Dominica

 Bandera de Ecuador  Ecuador

 Bandera de Egipto  Egipto

 Bandera de El Salvador  El Salvador

 Bandera de Eritrea  Eritrea
 Bandera de Eslovaquia  Eslovaquia

 Bandera de Eslovenia  Eslovenia

 Bandera de Estonia  Estonia

 Bandera de Filipinas  Filipinas

 Bandera de Francia  Francia

 Bandera de Grecia  Grecia

 Bandera de Guatemala  Guatemala

 Bandera de Guinea Ecuatorial  Guinea Ecuatorial

 Bandera de Guyana  Guyana

 Bandera de Haití  Haití

 Bandera de Honduras  Honduras

 Bandera de Hungría  Hungría

 Bandera de Indonesia  Indonesia

 Bandera de Irán  Irán

 Bandera de Irlanda  Irlanda

 Bandera de Islandia  Islandia

 Bandera de Islas Marshall  Islas Marshall

 Bandera de Israel  Israel

 Bandera de Italia  Italia

 Bandera de Kazajistán  Kazajistán

 Bandera de Kenia  Kenia

 Bandera de Kirguistán  Kirguistán

 Bandera de Kiribati  Kiribati

 Bandera de Laos  Laos

 Bandera de Lesoto  Lesoto

 Bandera de Letonia  Letonia

 Bandera de Líbano  Líbano

 Bandera de Liberia  Liberia

 Bandera de Libia  Libia
 Bandera de Lituania  Lituania

 Bandera de Macedonia del Norte  Macedonia del Norte

 Bandera de Madagascar  Madagascar

 Bandera de Malaui  Malaui

 Bandera de Maldivas  Maldivas

 Bandera de Malí  Malí

 Bandera de Malta  Malta

 Bandera de Mauricio  Mauricio

 Bandera de Mauritania  Mauritania

 Bandera de Moldavia  Moldavia

 Bandera de Mongolia  Mongolia

 Bandera de Mozambique  Mozambique

 Bandera de Namibia  Namibia

 Bandera de Nauru  Nauru

 Bandera de Nicaragua  Nicaragua

 Bandera de Niger  Níger

 Bandera de Palaos  Palaos

 Bandera de Panamá  Panamá

 Bandera de Paraguay  Paraguay

 Bandera de Perú  Perú

 Bandera de Polonia  Polonia

 Bandera de Portugal  Portugal

 Bandera de la República Centroafricana  República Centroafricana

 Bandera de República Checa  República Checa

 Bandera de Taiwán  República de China (Taiwán)

 Bandera de República del Congo  República del Congo

 Bandera de República Democrática del Congo  República Democrática del Congo

 Bandera de la República Dominicana  República Dominicana

 Bandera de la República Popular China  República Popular China


 Bandera de Ruanda  Ruanda

 Bandera de Rumania  Rumania

 Bandera de Samoa  Samoa

 Bandera de San Marino  San Marino

 Bandera de Santo Tomé y Príncipe  Santo Tomé y Príncipe

 Bandera de Senegal  Senegal

 Bandera de Seychelles  Seychelles

 Bandera de Sierra Leona  Sierra Leona

 Bandera de Singapur  Singapur

 Bandera de Siria  Siria

 Bandera de Somalia  Somalia

 Bandera de Sri Lanka  Sri Lanka

 Bandera de Sudáfrica  Sudáfrica

 Bandera de Sudán  Sudán

 Bandera de Surinam  Surinam

 Bandera de Tayikistán  Tayikistán

 Bandera de Timor Oriental  Timor Oriental

 Bandera de Togo  Togo

 Bandera de Trinidad y Tobago  Trinidad y Tobago

 Bandera de Túnez  Túnez

 Bandera de Turkmenistán  Turkmenistán

 Bandera de Turquía  Turquía

 Bandera de Ucrania  Ucrania

 Bandera de Uganda  Uganda

 Bandera de Uruguay  Uruguay

 Bandera de Uzbekistán  Uzbekistán

 Bandera de Vanuatu  Vanuatu

 Bandera de Vietnam  Vietnam

 Bandera de Yemen  Yemen
 Bandera de Yibuti  Yibuti

 Bandera de Zambia  Zambia

 Bandera de Zimbabue  Zimbabue

Monarquías unitariasEditar

 Bandera de Andorra  Andorra

 Bandera de Antigua y Barbuda  Antigua y Barbuda

 Bandera de Arabia Saudita  Arabia Saudita

 Bandera de Baréin  Baréin

 Bandera de Bahamas  Bahamas

 Bandera de Belice  Belice

 Bandera de Brunéi  Brunéi

 Bandera de Bután  Bután

 Bandera de Camboya  Camboya

 Bandera de Catar  Catar

 Bandera de Dinamarca  Dinamarca

 Bandera de España  España

 Bandera de Granada  Granada

 Bandera de Jamaica  Jamaica

 Bandera de Japón  Japón

 Bandera de Jordania  Jordania

 Bandera de Islas Salomón  Islas Salomón

 Bandera de Kuwait  Kuwait

 Bandera de Liechtenstein  Liechtenstein

 Bandera de Luxemburgo  Luxemburgo

 Bandera de Mónaco  Mónaco

 Bandera de Marruecos  Marruecos

 Bandera de Nueva Zelanda  Nueva Zelanda

 Bandera de Noruega  Noruega

 Bandera de Omán  Omán
 Bandera de los Países Bajos  Países Bajos

 Bandera de Papúa Nueva Guinea  Papúa Nueva Guinea

 Bandera del Reino Unido  Reino Unido

 Bandera de San Vicente y las Granadinas  San Vicente y las Granadinas

 Bandera de Santa Lucía  Santa Lucía

 Bandera de Suazilandia  Suazilandia

 Bandera de Suecia  Suecia

 Bandera de Tailandia  Tailandia

 Bandera de Tonga  Tonga

 Bandera de Tuvalu  Tuvalu

Países o territorios unitarios dependientesEditar

 Bandera de Aruba  Aruba (territorio autónomo de los Países Bajos, se considera una Monarquía


Unitaria)

 Bandera de Curazao  Curazao (territorio autónomo de los Países Bajos, se considera una


Monarquía Unitaria)

 Bandera de República Árabe Saharaui Democrática   República Árabe Saharaui


Democrática (disputado entre el Frente Polisario y Marruecos como el Sahara Occidental, el país
se considera un Estado Unitario)

 Flag of Sint Maarten.svg  San Martín (territorio autónomo de los Países Bajos, se considera una


Monarquía Unitaria)

Federalismo
El federalismo es una doctrina política que busca que una entidad política u organización esté formada por
organismos (estados, organizaciones, agrupaciones, sindicatos, etc) que se asocian delegando algunas libertades o
poderes propios a otro organismo superior, a quien pertenece la soberanía (Estado federado o federación) y que
conservan una cierta autonomía, ya que algunas competencias les pertenecen exclusivamente. En otras palabras, es
un sistema político en el cual las funciones del gobierno están repartidas entre un grupo de Estados asociados, en
primer lugar, que luego delegan competencias a un Estado federal central.[cita requerida]

Principales características del federalismo[editar]

Para entender mejor el federalismo existen cuatro características esenciales, así como principios y procesos
operacionales que son comunes en un sistema federal:

a) Constitución escrita. También conocida como carta magna y, una necesidad de las democracias que forman
federaciones para regular los principios por los que se regirá el gobierno, pues si éstas tuvieran que actuar sin un
cuerpo de leyes específico produciría enfrentamientos.

b) División territorial. El federalismo está constituido por la división de poderes sobre la base geográfica de cada
territorio.
c) Descentralización. En un sistema federal existe tanto un gobierno central como unidades de gobierno inferiores
al central, tomando decisiones cada uno respecto a la provisión de ciertos servicios públicos en sus respectivas
jurisdicciones geográficas.

d) Suprema Corte de Justicia. Para contrarrestar la rigidez de la constitución escrita, se requiere la acción judicial
para que interprete dicha constitución y se puedan efectuar cambios necesarios.

Federación y confederación[editar]

Federación y confederación se diferencian principalmente en que una confederación tiene un poder central más
limitado. También puede ser una serie de organismos que, temporalmente, comparten su soberanía en aspectos
puntuales, pudiendo separarse.

Diferencias

Confederación Federación

Un solo Estado compuesto por varias unidades


descentralizadas

Poderes legislativos, ejecutivos y judicial de la

Federación y de las unidades


Conjunto de Estados soberanos e independientes
Las unidades no pueden abandonar la Federación
Asamblea para tomar acuerdos comunes
Dos ordenamientos jurídicos subordinados
Cada Estado tiene facultad de anular los acuerdos
Las unidades integran la Segunda Cámara en su órgano
y de secesión
legislativo; teniendo así, una cámara de senadores, y una
cámara de diputados.

Competencias exclusivas, compartidas y concurrentes

de la Federación y de las unidades concurrentes.

Constitución[editar]

La mayoría de los Estados federales suelen estar organizados con respecto a una Constitución, que define las
competencias exclusivas de cada entidad y las que son compartidas. Suele tratarse de constituciones democráticas
en distintas formas (democracia directa, democracia indirecta, democracia semidirecta).

Sistema simétrico y asimétrico[editar]

El federalismo simétrico está basado en la igualdad de competencias para cada organismo, es decir, cada territorio
tendría los mismos poderes.

El federalismo asimétrico dispone de un Estado en el que habría uno o varios territorios con más atribuciones que
el resto, este caso se da normalmente en países multiculturales para reconocer las diferencias de una región con
respecto a las demás. Un ejemplo es Canadá, donde Quebec tiene una lengua oficial diferente que el resto del país.

Estados federales[editar]

Algunos países con regímenes federales son: Austria, Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Birmania, Estados


Unidos, India, México, Pakistan, Rusia, Venezuela, Suiza (que a pesar de llamarse Confederación
Helvética funciona como una federación).
Sin embargo, España, Italia y el Reino Unido son Estados descentralizados. Su organización territorial tiende a
parecerse al federalismo. La reforma constitucional en curso en Italia tiene por objetivo convertir al país en
una república federal.

De entre los grandes Estados de la Unión Europea, Francia es el país menos descentralizado. No obstante, desde la
revisión constitucional del 28 de marzo de 2003 una gran parte de las responsabilidades sobre transporte y
educación han sido descentralizadas.

La Unión Europea es una confederación (ver federalismo europeo). Las Naciones Unidas no son más que una
asociación intergubernamental, pero si se tiene en cuenta el conjunto de tratados que forman organizaciones como
la OMC, la FAO, el FMI, etc., se obtiene un resultado similar a una federación.

Federalismo y anarquismo[editar]

Pierre-Joseph Proudhon —quien fue la primera persona en definirse como anarquista o partidario del anarquismo


— usó más adelante el término federalismo para describir su ideología, de tal manera que sus seguidores han sido
conocidos tanto como anarquistas, mutualistas, proudhonianos como federalistas y escribió un libro titulado El
principio federativo. Francisco Pi y Margall coincidió en Proudhon en la idea del federalismo. Mijaíl Bakunin,
inspirándose en consejos de obreros, teorizó sobre las federaciones de asambleas que hoy son la base organizativa
del anarcosindicalismo y vio en la Comuna de París el prototipo de una estructura para una federación anarquista.
El cantonalismo constituye una forma de federalismo radical como un puente de unión entre el anarquismo y el
federalismo. El anarquista individualista estadounidense Benjamin Tucker afirmó que "Los anarquistas son,
simplemente, demócratas jeffersonianos hasta las últimas consecuencias y sin miedo de estas. Ellos creen que 'el
mejor gobierno es el que menos gobierna', y el que gobierna menos es el que no gobierna en absoluto", haciendo
referencia a unas citas de Thomas Jefferson (republicano) y Henry David Thoreau (anarquista).

Dando una visión anarquista al respecto, el federalismo es la principal forma en que los anarquistas prefieren
organizarse. Los grupos anarquistas como (en Argentina) Red Libertaria, OSL, FORA, (en Chile) OCL y otros tantos
son ejemplos claros de lo dicho.

Por otra parte, es bueno ampliar la idea Proudhoniana de la federación. Es muy importante aclarar que para
Proudhon la federación no es una forma de Estado sino un principio. Un individuo está federado si y solo si cada
parte recibe a cambio de lo entregado algo proporcional y si se entrega a la federación menos libertad de la que
tiene el individuo (en contraposición a posturas central-demócratas o estatistas donde el individuo entrega a la
organización más libertad de la que se queda). "Si no hay acuerdo, no hay libertad". Por lo tanto, fuera de lo que
está acordado, nadie se puede legislar, y no hay federación.

Lista de estados federales[editar]

Repúblicas:

  Austria

  Alemania

  Argentina

  Birmania

  Bosnia y Herzegovina

  Brasil

  Estados Federados de Micronesia

  Estados Unidos
  Etiopía

  India

  Irak

  México

  Nigeria

  Pakistán

  Rusia

  Somalia

  Suiza

  Sudán

  Sudán del Sur

  Venezuela

Monarquías:

  Australia

  Bélgica

  Canadá

  Emiratos Árabes Unidos

  Malasia

  San Cristóbal y Nieves

Países o territorios dependientes de una federación:

  Islas Marianas del Norte (  Estados Unidos)

  Puerto Rico (  Estados Unidos)


¿Por qué somos un Estado federal?

ESPAÑA es desde hace años un Estado federal. Puede sorprender al lector, pero lo cierto es que lo es de la manera
tan peculiar y diferente que lo son muchos de los Estados federales existentes en el mundo, distintos también entre
sí. España es así un Estado federal porque cumple los requisitos básicos que desde el Derecho Público definen la
estructura y funcionalidad de dicho modelo. En primer lugar, porque, además del poder local, existen en España
otros dos niveles de poder, el central y el autonómico –el federal y el federado–, que se organizan a través de un
entramado institucional de gran complejidad que ha hecho de las comunidades autónomas una especie de estados
en letra pequeña, de estados federados dentro del Estado federal.

Con la organización institucional propia de los Estados (parlamentos, presidentes, consejos de gobierno y
tribunales superiores), las autonomías disponen de capacidad para condicionar una vida política propia y peculiar
en cada territorio. Pero, España es también un Estado federal porque el ejercicio de las competencias estatales se
organiza a partir de un peculiar principio claramente federal: el juego de competencias exclusivas y compartidas
para legislar y ejecutar.

Quizá solo falte para configurar sin ambages el modelo federal español una reforma del Senado como auténtica
cámara de representación territorial. Pero, España además de organizarse sobre el principio federal en las esferas
institucional y competencial, no hay que olvidar que dispone también de los necesarios mecanismos de garantía
típicamente federales: unos Tribunales Superiores de Justicia y un Tribunal Constitucional que protegen la
Constitución y los estatutos de autonomía. Esta y no otras es la realidad que conforma un complejo normativo y
jurídico-político que ha terminado convirtiéndose en pieza fundamental de nuestro Estado federal de las
autonomías.

Doctor en Derecho Público

¿España es un país federal?

Ferran Requejo

ferran.requejo@upf.edu

Ferran Requejo es catedrático de Ciencia política en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde es director
del Grupo de Investigación en Teoría Política (GRTP). Sus principales campos de estudio son las teorías de la
democracia, el federalismo, las democracias plurinacionales y el liberalismo político después de la Segunda Guerra
Mundial. En 1997, fue galardonado con el premio Rudolf Wildenmann (ECPR), en 2002 recibió el premio Ramon
Fargas y en 2006 el premio al mejor libro de la Asociación Española de Ciencia Política (Multinational Federalism
and Value Pluralism, Routledge 2005). Entre sus libros más recientes, destacan Federalism, Plurinationality and
Democratic Constitutionalism (Routledge 2012) y Federalism beyond Federations (con K. J. Nagel, Ashgate 2011).

Resumen

El presente artículo analiza las características federales del caso español. Al haber iniciado un proceso de
descentralización política como pilar integral de la transición democrática, suele asumirse que España es un país
federal o cuasifederal. Basándose en una perspectiva comparativa, este artículo argumenta que, aunque España
posee algunas características federales, diversos elementos centrales del federalismo no están presentes en el caso
español.

 
En términos generales, los estudios actuales que plantean una clara división territorial de las competencias
federales o regionales pueden situarse en cinco ejes analíticos básicos, según las preguntas de investigación a las
que se quiera dar respuesta:

1. el eje uninacional-plurinacional

2. el eje unitarismo-federalismo

3. el eje centralización-descentralización

4. el eje simetría-asimetría

5. el eje competencia-cooperación

Estos ejes analíticos exigen una serie de variables e indicadores para poder llevar a cabo una comparación. Para dar
respuesta a la pregunta del título de este breve artículo, nos centraremos solo en el segundo y el tercer eje (grados
de federalismo y descentralización), prestando especial atención a la situación del Estado de las autonomías desde
una perspectiva comparativa.

Por un lado, el eje unitarismo-federalismo se centra en «cuán federal» es realmente una federación o un Estado
regional. Se establece asignando un grado de federalismo a cada unidad política. Incluiremos como indicadores la
existencia o no de: políticas federadas como unidades constituyentes (1); garantía constitucional de su autogobierno
(1); pacto de reforma constitucional (1); dualismo institucional con respecto a los tres poderes clásicos: ejecutivo,
legislativo (2) y judicial (1); modelo de federalismo fiscal (2); cámara alta con representantes designados por las
instituciones de las entidades federadas (1) y con escaños distribuidos territorialmente (no proporcionales a la
población) (1); competencias de la cámara alta dentro del sistema institucional (2); asignación de competencias no
asignadas a las unidades federadas (2); tribunal para arbitrar los litigios (2) en el que las entidades subestatales
tienen voz y voto respecto al nombramiento de sus miembros (2); y, por último, regulación, o no, del derecho de
secesión de (algunas) unidades federadas (2). Los números entre paréntesis se refieren a la puntuación de cada
indicador. En conjunto, la escala global de cada caso se sitúa entre 0 (ausencia de lógica federal) y 20 (grado
máximo de federalismo constitucional). No consideramos en este eje los indicadores «parainstitucionales», es
decir, aquellos que tienen un efecto sobre el federalismo como proceso (por ejemplo, sistemas de partidos políticos
o relaciones intergubernamentales). (Véase Requejo 2015, 2010.)

Por otro lado, el eje centralización-descentralización se refiere al grado de autogobierno de las unidades dotadas de
autonomía política. El grado de descentralización (o falta de centralización) se mide aquí también en una escala
global que va de una puntuación de 0 (máxima centralización) a una puntuación de 20 (máxima descentralización).
También se mide utilizando distintos indicadores: a) el tipo de competencias legislativas que tienen estas
subunidades (8), subdivididas en los siguientes ámbitos de gobierno: economía /infraestructuras/comunicación
(2), educación y cultura (2), bienestar (2), código penal/civil/de asuntos internos y otros (2); b) las competencias
administrativas/ejecutivas (2); c) si las entidades federadas tienen o no derecho a dictar su propia política exterior,
teniendo en cuenta tanto el alcance de los asuntos como los pactos con apoyo federal (2); y d) su descentralización
económica (8), calculada según un índice medio único que se obtiene considerando la distribución de los ingresos y
los gastos públicos (índices GFS/FMI) en cada país. Los casos de Etiopía y Malasia no se incluyen en el grado de
descentralización debido a la falta de datos económicos fiables (véase también Rodden 2004).

El universo del siguiente análisis comprende las federaciones democráticas, excepto las federaciones de
archipiélagos como Micronesia, las Comoras, St. Kitts y Nevis, así como las que están muy lejos de la lógica
democrática (como Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Nigeria, Pakistán, etc.). También se han excluido los estados o
federaciones asociados y las entidades supraestatales como la Unión Europea. Por otro lado, se incluyen tres
estados democráticos de la Europa occidental que muestran una clara división territorial de competencias: el Reino
Unido, España e Italia. En total, hay diecinueve federaciones o estados regionales en el siguiente análisis.

La figura al pie relaciona el grado de federalismo constitucional y el grado de descentralización existente en los
casos estudiados (los casos plurinacionales están marcados en verde, mientras que los asimétricos están
subrayados).
Aunque el Estado de las autonomías español muestra un nivel intermedio en el eje de descentralización, aparece
con un nivel bastante bajo en el eje de federalismo constitucional. Sin embargo, se trata de un Estado
descentralizado en comparación con otros estados regionales y tiene algo importante en común con las
federaciones: la descentralización está diseñada para todas las subunidades territoriales y no solo para algunas de
ellas. El conjunto de los territorios que disfrutan de autonomía política garantizada por la Constitución —
actualmente diecisiete comunidades autónomas más dos ciudades del norte de África: Ceuta y Melilla—
prácticamente conforman la totalidad del territorio de España.

Algunos de los elementos que diferencian el actual modelo español de las federaciones estándar (Gagnon, Keil y
Mueller 2015, Requejo 2005, Filippov, Ordeshook y Shvetsova 2004, Griffiths y Neremberg 2002, 2005, Watts
1999, Stepan 1999, Elazar 1991) son los siguientes:

1. Unidades constituyentes: las comunidades autónomas (CA) no son unidades constituyentes.


La actual Constitución española (1978) establece «la indisoluble unidad de la nación española»
(art. 2) y define al «pueblo español» como el sujeto de la «soberanía nacional» (art. 1). Algunas de
las CA ni siquiera existían como regiones administrativas antes de 1978.

2. División de poderes: la descentralización de los poderes legislativos no está clara. El poder


central mantiene su hegemonía mediante las llamadas «leyes de bases» y «leyes orgánicas» (leyes
básicas y constitucionales), que son las mismas en todo el Estado y pueden desarrollarse de forma
centralizada en muchos ámbitos (educación, políticas de bienestar, poder local, funcionarios,
universidades e investigación, etc.). No hay reglas claras de procedimiento de «gobierno
compartido» en el marco constitucional español.

3. Poder judicial: a diferencia de los poderes legislativo y ejecutivo, el Estado de las autonomías
no ha tenido prácticamente ningún efecto sobre la estructura del poder judicial, que sigue siendo
el de un Estado centralizado.

4. Senado: la cámara alta no está vinculada a las unidades federadas. La mayoría de los senadores
son elegidos por las «provincias», un conjunto de divisiones administrativas que datan del siglo
Las CA no desempeñan ningún papel práctico en el poder legislativo de la «federación».

5. Fiscalidad: el Estado de las autonomías dista mucho de parecerse a cualquier modelo de


federalismo fiscal. Los impuestos más importantes los recauda el poder central, que
posteriormente devuelve una cantidad equivalente a la que «necesita» la CA para financiar sus
competencias (un cálculo siempre polémico). El País Vasco y Navarra son excepciones a esta
regla, ya que disfrutan de un pacto fiscal asimétrico con el poder central, basado en una serie de
«derechos históricos» anteriores a la Constitución de 1978 y que se regulan en términos que son
incluso más confederales que federales. Por otro lado, esta es la característica jurídica más
asimétrica del sistema político español.                                                                                                            

6. Unión Europea: las CA no se consideran actores políticos en la relación con las principales


instituciones de la Unión Europea, a diferencia de las federaciones de la UE (en particular,
Bélgica y Alemania). El gobierno central se ha resistido a conceder un papel importante a las CA
en materia de asuntos europeos.

7. Reforma constitucional: las CA no participan en el proceso de reforma constitucional, que


queda en manos del Parlamento central y de los ciudadanos del Estado mediante referéndums.

La conclusión general es que el Estado de las autonomías español no tiene los elementos importantes
(institucionales y de procedimiento) que suelen definir a las «federaciones». De hecho, la Constitución española
incorporaba más elementos asimétricos potenciales que elementos auténticamente federales. Sin embargo, la
mayoría de estos elementos asimétricos no se han desarrollado en la práctica política y legislativa
posconstitucional. A pesar de que las CA tienen un grado medio de autonomía en algunos ámbitos, las
características prácticas del modelo se han desarrollado mayoritariamente bajo una perspectiva regionalista. De
este modo, se estableció una asimetría transitoria de poderes para alcanzar el máximo nivel de autogobierno. Pese a
que en algunos estudios de política comparada el Estado español aparece algunas veces clasificado, de manera
metodológicamente poco precisa, bajo los estados «federales», hay muchos argumentos que sugieren que tal vez
sería más apropiado situarlo en el grupo de estados «regionales».

Publicado en 2017.

Figura: Grado de federalismo y de descentralización

¿Qué es un Estado Federal? ¿Como sería España si lo fuera?

¿Un Estado Federal sería la panacea que curaría todos los males que sufre España? ¿En qué consiste exactamente
esta propuesta?

Por Néstor Parrondo

3 de octubre de 2017

Mucho se está hablando estos días de una vía intermedia entre las propuestas de secesionistas catalanas y la actual
postura del Gobierno de España. Pero, ¿de verdad existe alguna? Iñigo Urkullu, lehendakari del Gobierno vasco
ha instado a Mariano Rajoy a que busque un encaje en España para las naciones catalana y vasca. Su idea es la
de “actualizar el concepto de territorialidad”.

El Partido Socialista lleva años debatiendo sobre la España federal como forma de integrar a los nacionalismos. Lo
mismo asegura Nicolás Sartorius, uno de los fundadores de Comisiones Obreras y miembro de la organización
Federalistas de Izquierdas. Y así, una larguísima lista de intelectuales y artistas.

Pero, ¿cómo sería una España federal? ¿cómo se organizaría? ¿Sería la solución a las tensiones que atenazan a
nuestro país en estos momentos o solo agravaría la solución, ya que no contentaría a nadie?

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**¿Qué es un Estado federal?  **

Un sistema de poder descentralizado en el que las diferentes autonomías tendrían aún más independencia que en la
actualidad, pero que deben obedecer una Constitución federal, en la que se establece cómo se distribuyen las
competencias ente las instituciones centrales y las territoriales. Sería una evolución del actual Estado de las
Autonomías.

¿Dónde estaría el poder?

El poder estaría las difernetes cámaras federales (una por estado) y luego en el Senado. En la actualidad la Cámara
Alta es percibida como un cementerio de elefantes al que van a parar ex ministros, antiguos presidentes de
comunidades autónomas o altos cargos que tuvieron relevancia en el pasado, pero que en la actualidad andan de
capa caída. La verdadera acción está en el Congreso de los Diputados.

En una España federal, las tornas cambiarían. El Senado sería la cámara en la que se discutieran todas las
decisiones importantes. En esta institución cada comunidad estaría representada y en ella se debatirían las leyes
generales.

**¿Qué poder tendría el Estado central?   **

La defensa nacional, la política exterior, la garantía de los derechos básicos, las relaciones con la Unión Europea
serían algunas de las cuestiones que debería encargarse el Estado central y que no podrían ser discutidas por las
autonomías.

**¿Qué nuevas competencias tendrían las comunidades?   **

En Estados Unidos, los diferentes estados disponen de leyes penales diferentes. Así, un mismo crimen puede
suponer la pena de muerte en Florida y una pena de prisión en Nueva York. La carga fiscal es mucho menor en
Alaska que en Maryland. En una España federal es difícil que se produzcan estas diferencias, porque nos
encontramos bajo el paraguas de la UE, que otorga un escaso margen de maniobra a los estados en cuestiones
fiscales y económicas.

**¿Madrid seguriía siendo el centro de poder?  **

Los que defienden un Estado federal piden que que los diferentes ministerios estén distribuidos por toda la
geografía estatal. Así, el de Turismo podría estar situado en las Islas Baleares, el de Industria en el País Vasco, el de
Organización Territorial en Cataluña… La idea es que el poder pudiera distribuiré por toda la geografía y así
expandir la sensación de que no todo tiene que pasar por la capital... pero los inconvenientes organizativos serían
evidentes.

**¿Qué es el federalismo simétrico y asimétrico?  **

Tal y como señala Plataforma Ahora, en un Estado simétrico cada territorio disfrutaría de las mimas competencias
que los demás. Sin embargo, en uno asimétrico algunos territorios tendrían más independencia que otros. Eso es lo
que ocurre actualmente en España, con comunidades como el País Vasco que disfrutan de un nivel de
independencia mucho mayor al que tiene Extremadura, por ejemplo.

**¿Habría 17 constituciones y una Constitución general?   **

En realidad no, habría 17 estatutos como los que hay ahora pero estarían más desarrollados que los actuales. Se
garantizaría la aplicación de los estatutos y no habría negociaciones continuas con el Estado central, como ocurre
en la actualidad. Pero esa sería la teoría: habría que ver si en la práctica un gobierno autonómico no solicitaría
ayuda económica al más mínimo contratiempo, en vez de asumir responsabilidad sobre la gestión.

**¿Se podría independizar una federación del Estado central?   **


Depende de lo que dijera su estatuto federal y de la Constitución general del Estado central. Si en la Carta Magna se
reconociera el derecho a la autodeterminación y se explicara con claridad cómo se podría realizar este paso, sí que
podría hacerlo. Si en la Constitución no se reconociera este derecho, no se podría hacer

España, un Estado federal plurinacional

Antonio Arroyo Gil

6 de Noviembre de 2019, 20:00

A propósito del revuelo mediático que se ha armado como consecuencia de la modificación del programa electoral
del PSOE para incluir en él una referencia a la Declaración de Granada de 2013 y a la Declaración de Barcelona de
2017, en las que se reconoce la necesidad de avanzar hacia un Estado federal de carácter plurinacional, que fue
además objeto de gran controversia en el pasado debate electoral de los cinco candidatos, conviene hacer algunas
precisiones con el único propósito de contribuir, siquiera sea muy modestamente, a despejar confusiones, bien o
mal intencionadas.

Lo primero que hay que señalar es que el Estado autonómico español, aunque no se denomine federal,
en realidad se inscribe en la órbita del federalismo, hasta el punto de poder considerarlo nuestra
contribución a la historia de este movimiento político, que busca un modo de organizar el poder público de un
Estado de manera descentralizada, procurando mejorar así la democracia interna mediante la división vertical del
poder y la adecuada integración de las partes en el todo; ganando, además, con ello cotas de eficacia en la gestión de
los asuntos públicos. Resumidamente, éstas son las ideas que se encuentran detrás de estados que constituyen,
desde muchos puntos de vista, un referente positivo para nosotros, como son los casos de Estados Unidos (el
primer Estado federal moderno de la historia), Alemania, Suiza, Austria o Canadá, por ejemplo.

Aunque todos estos estados son federales, las diferencias entre ellos son notables pues, como es lugar común entre
los estudiosos del federalismo, no hay dos estados federales idénticos o, dicho de otro modo, cada uno lo es a su
manera. Algo así sucede con el Estado autonómico español, que aun siendo un Estado equiparable a estos federales,
como reconoce la mayor parte de los mejores expertos españoles e internacionales en federalismo, presenta, sin
embargo, sus peculiaridades. Además, tanto uno como los otros no están exentos de ciertas insuficiencias,
deficiencias o disfunciones en su organización y funcionamiento que, en lo posible, interesa corregir.

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A tal efecto, resultan no sólo convenientes, sino también necesarias, determinadas reformas, preferiblemente
constitucionales, con el fin de superar dichos problemas o carencias, ya sea en el plano competencial (para
clarificar el reparto de funciones y materias entre el Estado central y las comunidades autónomas),
en el institucional (para convertir al Senado en una genuina cámara de representación de los
intereses autonómicos), en el financiero o en el cooperativo; buscando inspiración, a tal efecto, en las
enseñanzas del federalismo comparado.

Más controvertida es la referencia a la plurinacionalidad de nuestro Estado. Desde un punto de vista jurídico-
constitucional, es indudable que nuestra Ley Fundamental parte de la existencia de "La Nación Española" (así
comienza el Preámbulo de la misma), de la "soberanía nacional", que reside en el pueblo español (artículo 1.2 de la
CE), y, en fin, de la "indisoluble unidad de la Nación española" (art. 2 CE).

Es cuestionable, sin embargo, que la existencia de la Nación española sea incompatible con el
reconocimiento de otras naciones (como, por ejemplo, la catalana) que puedan convivir armónicamente
compartiendo un mismo espacio territorial. A esa idea puede aludir el propio artículo 2 de la Constitución cuando
"reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las 'nacionalidades' y regiones que la integran". Lógicamente,
la aceptación de esta interpretación que, en definitiva, abogaría por el reconocimiento de la plurinacionalidad del
Estado español (la "España: nación de naciones" a que se refiere Juan José Solozabal, uno de nuestros más
reputados constitucionalistas y federalistas) conlleva unas exigencias ineludibles.

En primer lugar, aceptar, como premisa de partida, que la identidad nacional de carácter plural (española y
catalana, por ejemplo) sólo será posible si las diferentes identidades en tensión se reconocen a sí
mismas como existentes e indisolublemente relacionadas. Esto supondría, en el ejemplo señalado, que la
identidad nacional española no se puede entender correctamente sin la aportación que Cataluña realiza a la misma,
de igual modo que la identidad nacional catalana resulta incomprensible sin tomar en consideración el marco
nacional español en el cual aquélla se encuentra integrada junto al resto de nacionalidades y regiones,
acomodándose lealmente todas ellas a un proyecto federal común, que la propia Constitución española diseñaría,
previa reforma de la misma por la vía del artículo 168 de la CE.

Desde otra perspectiva, el reconocimiento constitucional de la plurinacionalidad exigiría que Cataluña, al igual que
los demás territorios integrantes del Estado dotados de identidad nacional propia y compartida con la
española, renuncian a la construcción de un Estado propio, en la medida en que están leal e
inescindiblemente vinculados al mantenimiento y perfeccionamiento federal del Estado español, en tanto que
reflejo de la Nación española, de cuya identidad forman parte imprescindible.

En definitiva, desde este planteamiento el posible reconocimiento en sede constitucional de otras identidades
nacionales diferentes de la española, como puede ser la de Cataluña, en absoluto supondría poner en riesgo el
fundamento mismo de la Constitución, la unidad del Estado y de la Nación española, en la medida en que el titular
de la soberanía sólo lo sería (y lo seguiría siendo) el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado.

Este modo de entender el federalismo y la plurinacionalidad en España no sólo puede tener cabida a través de una
reforma constitucional, sino que, además, podría contribuir a reforzar la vigencia de dos de los principales fines a
que ha de servir una buena Constitución: una correcta organización de los poderes públicos, como requisito
imprescindible para garantizar adecuadamente el respeto de los derechos y libertades fundamentales, y una
adecuada integración de la diversidad territorial que caracteriza a un Estado como el nuestro. De ahí que  la
propuesta del PSOE de incluir en su programa electoral la reforma del Estado autonómico en clave federal y de
reconocer la plurinacionalidad del mismo deba de ser bien recibida, en tanto que supone una apuesta racional
por la mejora organizativa y funcional de nuestra distribución territorial del poder y por la mejor integración y
cohesión de los distintos territorios que integran España.

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