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2020)
Cultivo: Hortícolas
Subtitulo: Lechuga
LECHUGA
OBSERVACIONES:
Sclerotinia sclerotiorum (Lib.) De Bary. Esta especie fúngica, perteneciente a los Helotiales, vive
sobre una gran cantidad de vegetales entre los cuales se encuentra la lechuga, en cuyos
cultivos puede provocar pérdidas económicas importantes por el desarrollo de esta enfermedad.
Las plantas enfermas pueden manifestar síntomas desde los primeros momentos de su
desarrollo, apareciendo plántulas que mueren súbitamente al poco de nacer; no obstante, el
síntoma más frecuente de la enfermedad se presenta cuando la lechuga forma el cogollo, y se
caracteriza porque las plantas afectadas aparecen sin turgencia, mustias, arrancándose con
extraordinaria facilidad del suelo; por otra parte, las hojas basales están ennegrecidas y
húmedas. Sobre los tejidos putrefactos se forman los esclerocios, blancos al principio y negros
después, con un tamaño variable de 4 a 10 mm.
El hongo productor de esta enfermedad sobrevive en los esclerocios del mismo que se
encuentran en el suelo. Estos esclerocios tienen un extraordinario potencial de supervivencia
–mantienen su capacidad infectiva durante 6 años–, así como dispersiva del patógeno si al final
del invierno, a los días de heladas le suceden otros lluviosos y con temperaturas cálidas. En
este caso, se forman sobre la superficie de los esclerocios unos apotecios con gran cantidad de
esporas que pueden llegar, merced al viento y al agua, a distancias muy alejadas del sitio donde
han sido originadas. Si durante 3-4 días las superficies vegetales permanecen mojadas por la
lluvia y la temperatura está cercana a 18ºC, se produce la infección; a continuación aparece el
micelio blanco que caracteriza a la enfermedad y, entre el mismo, los esclerocios del hongo.
Otra forma de propagarse la enfermedad es por la germinación de los esclerocios de un suelo
donde anteriormente hubo un cultivo de lechuga enfermo. Éstos alcanzan con su micelio el
cuello de las plantas que, de esta manera, son infectadas, para lo cual sólo es necesario que se
produzca una humedad ambiente alta y temperaturas alrededor de los 20ºC, condiciones que se
suelen dar con nieblas densas persistentes de primavera.
Terapéutica:
El patógeno sobrevive en los restos de vegetación enferma y caídos al suelo, bien como micelio
o como oosporas. Algunos autores atribuyen a la semilla un papel dispersante del hongo. El
desarrollo de esta enfermedad está ligado a hojas mojadas, bien por la lluvia, nieblas o rocío y
temperaturas frescas – alrededor de 15ºC–, de ahí que esta enfermedad tenga un desarrollo
preferentemente en otoño e invierno, con días oscuros, lluviosos y frescos, mientras que días
luminosos y con temperaturas por encima de 25ºC detienen el progreso de la enfermedad.
Terapéutica:
Esta enfermedad suele ser actualmente frecuente en otoño-invierno, por ello es recomendable
aplicar un específico autorizado cuando se produzcan condiciones idóneas para el desarrollo del
patógeno, o bien cuando aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad.