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Falansterio

El Falansterio es el edificio colectivo mixto de producción y residencia. Estaría conformado


por trescientas a cuatrocientas familias, unas mil ochocientas personas, que reemplazarían
a la familia como la institución básica de la organización social.

Esta sociedad se iría formando de manera gradual, voluntaria y pacífica. Cada persona
podría decidir libremente y cuando quisiera si quería pertenecer o retirarse del
establecimiento. La Falange no obedecía un patrón único, que se reproduciría de forma
repetitiva, sino que variaría según las preferencias de sus habitantes con el objetivo de
crear un espacio estimulante, en donde el trabajo fuera una fuente de diversión y placer y
no un elemento opresivo. La agricultura sería el eje principal para el trabajo y el
abastecimiento. Los miembros del Falansterio consumirían lo que ellos mismos
producirían. Los trabajos serían de libre elección, según el rol que quisiera desempeñar
cada persona, y rotativos, para que nunca resultaran tareas aburridas.

El edificio estaría conformado por un espacio central destinado a las funciones públicas,
como comedores, salas de estudio, biblioteca y lugares para asambleas. Una de las alas
contendría espacios ruidosos y grandes salas especializadas, tales como talleres de
carpintería y cocinas, mientras que en la otra se ubicarían los baños y los lugares de
relaciones con personas ajenas. Contaría también con un jardín de invierno, teatro, iglesia,
depósitos y establos. Las grandes galerías facilitarían reuniones y la circulación de todos
los individuos. Otros sectores estarían destinados a la privacidad de los departamentos.
Está regulado por un minucioso código de la edificación que define distancias entre las
unidades habitacionales en relación con las alturas, las anchuras de las calles y las formas
de los tejados. Su propuesta de armonía no permite la construcción de casas pequeñas,
sino solo casas colectivas que favorecerían la concentración de los servicios y de las
relaciones. Cada familia viviría en su propio apartamento, y utilizaría los restaurantes y
salones comunes. Los pisos tendrían dimensiones distintas dependiendo de las
necesidades y los gustos, así como diferencias económicas entre las distintas familias.

Fourier no defiende la igualdad económica total, ni tampoco se opone al capitalismo, sino


que, al contrario, ve la posibilidad de que el capitalista que estuviera dispuesto a invertir en
la realización del Falansterio se convirtiera en un dirigente a quien se le intentaría
modificar su forma de pensar. Por otra parte, según su análisis, la principal causa del
conflicto social en las ciudades era la pobreza, y no la desigualdad económica-cultural. Por
lo tanto, si se garantizaban las necesidades mínimas de todos, incluyendo a los menos
pudientes, la sociedad viviría en equilibrio, aún habiendo diferencias de clases.

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