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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR


PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA DE CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS

Utopía
PRIMER AÑO DE DERECHO SECCIÓN: 13 (Fines de Semana)
Profesor: Abg. Ochoa Álvaro.

Integrante:
N° C. I
APELLIDOS Y NOMBRES

1. 14.985.843 NAHIR ANDREA ZAMBRANO GALIANO

San Juan de los Morros, Julio de 2023


UTOPÍA
Uno de los escritos políticos más importantes de la edad moderna es Utopía, en
donde Tomás Moro muestra la imagen de lo que debería ser el Ideal de un Estado
Social, así como también crítica la forma de estado existente, preguntas como
¿existirá el estado en donde todas las personas sean felices y reciban el trato social
justo? giraban en la mente del escritor que vivió en Inglaterra en el siglo XVI, en
pleno renacimiento, la reforma, las guerras de la religión y los descubrimientos de
nuevas tierras en el mundo. En esta obra muchas de las ideas son
apresuradamente socialistas, incluso comunistas, esto sucedió 300 años antes de
que Karl Marx escribiera su famosa obra, aquí Moro discute el tema de la propiedad
privada.

El libro consta de dos partes en donde el primero se establece un dialogo entre


Tomás Moro, Rafael Hitlodea y Pedro Guilles, basado en temas políticos,
económicos y civil en un marco filosófico, este dialogo tuvo lugar en Filandes
durante los primeros años del siglo XVI, referido a la situación en Inglaterra. Aquí
Hitlodea mejor conocido como el navegante comenta sobre su experiencia viajando
y conociendo lugares extraordinarios al estilo Platón y Ulises. Comenta la existencia
de ciudades y reinos muy poblados y organizados de forma admirable, es así como
sale a relucir el reino o Republica de Utopía, en donde les hace un análisis, reflexivo
y profundo de la manera cómo funcionaba esta República, basado en la explicación
de su experiencia se le aconsejo de porque no poner al servicio de un Rey todos
esos conocimientos adquiridos en sus viajes y experiencias, a los cuales este alego
que no creía que ningún rey estuviera interesado en su experiencia por diferentes
motivos.

El segundo libro esta, basado en la narración que hace Rafael Hitlodea sobre su
experiencia en el tiempo vivido en Utopía, cuyo nombre en realidad fue inventado
por Moro y sobre el cual algunos autores dicen que sus orígenes provienen del
griego, uno es “OU” que significa no y el otro “EU” que significa bueno, en ambos
casos el prefijo se complementa con la palabra topos “lugar”. En esta parte del libro
Tomás Moro se imagina una comunidad basada en los ideales filosóficos y políticos
del mundo clásico y el cristianismo y que es expresada o narrada por el navegante o
explorador ya nombrado. Al respecto este plantea que utopía es una comunidad
pacífica que establece la propiedad común de los bienes, contrastando con la
propiedad privada y las sociedades europeas en constantes conflictos.
Según el narrador Utopía es una isla que tiene una parte central que es la más
ancha y una extensión de 200 millas que se mantiene a lo largo de toda ella y que
se va estrechando poco a poco hacia sus extremos, para así cerrarse y formar un
arco de 500 millas dándole a toda la isla una especie de forma de luna creciente. El
mar se adentra por entre los cuernos de estas, separadas por unas once millas,
hasta formar una inmensa bahía rodeada por todas partes de colinas que la ponen
al resguardo de los vientos. Casi todo su litoral es casi un solo puerto accesible a los
navíos en todas las direcciones. La entrada a la isla es sumamente peligrosa y la
única manera de entrar en ella es acompañado, por un utopiano conocedor de la
ubicación de los arrecifes sumergidos y además que, si la entrada no fuera dirigida
desde la costa con señales, un simple cambio de estas señales bastaría para
acabar con toda una flota enemiga.

La isla está gobernada por el Rey Utopo, quien se apoderó de la isla, dándole
su nombre y quien llevo a este pueblo tan inculto y salvaje a ese gran grado de
civilización y cultura que lo pone o coloca por encima de casi todos los pueblos,
después de conseguida su victoria se propuso y lo consiguió cortar un istmo de
quince millas que unía a la isla con el continente, con ello logro que el mar rodease
totalmente a la isla .Para la realización de tan gigantesca obra este rey echo mano
no solo de los habitantes de la isla sino también a todos sus soldados, por lo que fue
rematada con inusitada celeridad, para sorpresa de los pueblos vecinos. Esta isla
esta, conformada por 54 grandes y magnificas ciudades, todos ellos hablan la
misma lengua, tienen idénticas costumbres, instituciones y leyes construidas sobre
un mismo plano y todos tienen la misma apariencia, excepto las diferencias del
terreno. La separación entre ciudades vecinas es de 24 millas, sin embargo,
ninguna esta tan lejos que no se pueda llegar a ella desde otra ciudad en un día de
camino.

Quien conoce una ciudad las conoce todas, pero la más importante es
Amaurota por ser la sede del senado, una ancha muralla guarnecida de torres y de
fortalezas frecuentes, hace de la ciudad una plaza fuerte. En sus tres lados hay una
fosa sin agua, ancha y profunda pero impracticable a causa de la maraña de
espinos, en el otro lado el rio mismo hace de foso. Los edificios son elegantes y
limpios en forma de terraza y están situados frente a frente a lo largo de toda la
calle. Las fachadas de las casas están separadas por una calzada de veinte pies de
ancho. En su parte trasera hay un amplio huerto o jardín tan ancho como la misma
calzada y rodeada por la parte trasera de las demás manzanas. Cada casa tiene
una puerta principal que da a la calle y otra trasera que da al jardín. Ambas puertas
son de doble hoja que se abre con un leve empujón y se cierran automáticamente,
todas las personas pueden entrar y salir de ellas pues nada se considera de
propiedad privada, las mismas casas se cambian cada diez años después de
echarlas a la suerte.

En cuanto a la vestimenta los vestidos tienen la misma forma para todos los
habitantes de la isla, cada familia confecciona sus propios vestidos. La misión de los
sifogantes es velar para que nadie se entregue a la ociosidad y a la pereza. En un
momento dado del relato se hace una comparación entre Utopía y el resto de los
pueblos basado en los medios de producción y los trabajadores en general, donde
se concluye que en Utopía difícilmente se puedan encontrar quinientas personas en
edad y en condiciones de trabajar exentas de trabajo.

Otro factor abordado es el económico y trata sobre la dedicación a los oficios


esenciales, los cuales les permite realizar el trabajo con menos esfuerzo que los
demás pueblos de igual forma en Utopía todo esta tan previsto y la comunidad tan
organizada que no se destina nuevas áreas a edificar casas es decir no se
conforman con reparar las ya existentes sino que se pone remedio a las que
amenazan ruina, por lo que pudiera decirse que todos en Utopía trabajan en
actividades útiles, que requieren poco trabajo, que se refleja en la abundancia de
todas las cosas necesarias.

En cuanto a la religión, se observa que hay diferencia entre ciudades, en unos


sitios se adoran al sol, en otros a la luna o a las estrellas errantes como a un dios,
así como otros tienen como a un dios a algún ancestro o antepasados, es decir hay
una libertad religiosa, tolerancia y respeto por las diversas religiones de la isla, se
condena las conversaciones forzosas y de la violencia por causa de la religión,
moral hedonista y pacifista.

En lo relacionado a la política todos los años, cada grupo de treinta familias


elige su juez, llamado sifogante en la primitiva lengua del país y filorca en la
moderna, cada diez sifogantes y sus correspondientes trescientas familias, están
presididas por un protofilorca, antiguamente llamado traniboro. Finalmente, los
doscientos sifogantes después de haber jurado que elegirán a quien juzguen más
apto, eligen en voto secreto y proclaman príncipe a uno de los cuatro candidatos
nominados por el pueblo. La razón de esto es que la ciudad esta, dividida en cuatro
distritos, cada uno de los cuales presenta su candidato al senado. El principado es
vitalicio a menos que el príncipe sea sospechoso de aspirar a la tiranía, por su parte
los traniboros se someten todos los años a la reelección, si bien no se les cambia
sin graves razones.

Los demás magistrados son renovados todos los años. Cada tres días, incluso
con más frecuencia, si así lo piden las circunstancias los traniboros, presididos por
el príncipe se reúnen en consejo, deliberan sobre los asuntos públicos y dirimen con
rapidez los varios conflictos que pudieran surgir entre los particulares estos invitan
siempre a las deliberaciones del senado a dos sifogantes, los cuales son distintos
cada sesión. Los asuntos importantes son llevados por dos sifogantes a las familias
a su cargo donde se discuten para que el sifogante presente luego la opinión común
en consejo. En Utopía existe la esclavitud, si bien son los castigados por sus
crímenes, no por su compra. Los Utópicos tienen pocas leyes y entre ellas y entre
ellas una que prohíbe la caza, también tiene prohibido de los lisiados o cualquier
persona con deformidad.

En lo referente a la ética o filosofía de las costumbres coinciden con los


mismos problemas que nosotros. Se plantea el problema del bien o felicidad del
alma, del cuerpo y de los bienes extremos. Les preocupa saber si el término bien
conviene a estas tres categorías o solo a las dotes del espíritu. En lo que se refiere
al placer para el vulgo, todo eso queda completamente descartado para los
utopianos debido a su formación, es decir ellos aceptan en primer lugar los placeres
que son considerados por ellos como los primeros y principales, además prefieren la
práctica de las virtudes y del testimonio de una buena conciencia.

En cuanto al arte de la guerra estos abominan la misma con todo corazón.


La consideran bestial, aunque ninguna bestia recurre a ella con tanta frecuencia
como el hombre. Contrariamente a lo que sucede en la mayor parte de las naciones,
creen que nada hay menos glorioso que la gloria conquistada en la guerra. Ello no
impide que, en días señalados, tanto hombres como mujeres, se ejerciten en el
adiestramiento la guerra, con el fin de estar preparados para la lucha si fuere
necesario. Pero no van a la guerra sin graves motivos, tales como: defender sus
fronteras, expulsar de los territorios amigos a los invasores, liberar del yugo y
esclavitud de un dictador a algún pueblo oprimido por la tiranía, En este último caso
siempre lo hacen por razones humanitarias. Si prestan ayuda a los pueblos amigos,
no siempre lo hacen para que puedan repeler una agresión, sino también para
vengar y reparar una injuria. No llegan a una declaración de guerra, si previamente
no han sido consultados, sí no examinan a fondo la justicia de la causa, y si, tras
exigir reparaciones, se les han denegado. Y, finalmente, si no llevan la iniciativa y la
dirección de la misma. A esta decisión llegan cuantas veces los enemigos arramblan
con un cuantioso botín. Y más enfurecidos todavía, cuando sus agentes, a causa de
leyes injustas o por una interpretación pérfida de las justas, han sido objeto de
vejaciones y de falsas acusaciones en el extranjero. No otro fue el origen de la
guerra, que poco antes de llegar nosotros, mantuvieron los utopianos contra los
Alaopolitas en favor de los Nefelogetas. Se trataba de una injuria -así al menos les
pareció a ellos-, injuria con visos de legalidad a los mercaderes de los Nefelogetas
en territorio de los Alaopolitas. Fuera injuria, fuera derecho, lo cierto es que fue
vengada con una guerra atroz. Al odio y a la fuerza de las dos partes contendientes,
se juntaron las pasiones y los refuerzos de los países vecinos. Fueron arrasados
pueblos muy florecientes, otros duramente castigados. Y no cesaron los males
hasta que los Alaopolitas fueron totalmente derrotados y reducidos a servidumbre.
De este modo, fueron sometidos a los Nefelogetas -los utopianos no hacían su
propia guerra-, pueblo que, cuando los Alaopolitas nadaban en la prosperidad, no se
podía comparar con ellos.

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