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José Luis Mateos, del departamento de sistemas complejos del Instituto de Física de la
UNAM, presentó en su ponencia, durante el Congreso Nacional de Marketing digital,
una ponencia titulada Redes de mundo pequeño: seis grados de separación, el www y
las redes sociales, en la que explicó la diferencia entre las redes que existen en el
planeta.
Según la física, las redes son puntos que se conectan entre sí, en ese caso, los puntos
pueden ser genes o átomos, en otro terreno, pueden ser personas o compañía, por lo
tanto, se puede decir que todo es una red. Hay muchos tipos de redes, existen las
ordenadas, las hexagonales, como las que hacen las bajas, puede ser cuadrada, triangular
o una en la que todos los nodos de conectan entre sí, a eso se le llama una red completa
porque todo se conecta con todo.
Existen otras redes en las que todos los puntos son iguales, otras donde se mezclan
distintos tipos de conexiones o incluso otras donde todas son distintas. El www es una
red de millones de sitios, igualmente las redes sociales están conformadas por millones
de personas que se conectan unas con otras, pero no todas se conectan con todas, como
sucede con las neuronas en física. Fueron los físicos quienes inventaron el WWW
(WORLD WIDE WEB), al hacer el primer mapa de Internet, se veían cientos de puntos
conectados entre ellos, cada punto, representaba un sitio, hoy hay de 3 a 4 sitios web por
cada habitante del planeta, por lo tanto, se trata de una red compleja. El WWW se
inventó en el centro de investigaciones nucleares, para que los físicos pudieran
comunicarse entre ellos, por lo tanto, la ciencia, la física, el Internet y las redes sociales,
están íntimamente conectados, aunque en el día a día, no nos demos cuenta.
(Castellanos, 2012)
Los Sitios de redes sociales (SRS) se definen como “servicios basados en la Web que
permiten a los individuos (1) construir un perfil público o semi público dentro de un
sistema limitado; (2) articular una lista de usuarios con quien se comparte una conexión,
y (3) visualizar y recorrer su lista de conexiones y aquellas hechas por otras personas
dentro del sistema”. Ejemplos de SRS son Academia.edu, ResearchGate, y Mendeley,
pues son sitios destinados a la comunidad científica y, además de las funciones
mencionadas, también permiten cargar y compartir artículos, apoyar el trabajo de
colegas o encontrar literatura relacionada.
La divulgación científica a través de las redes sociales es fácil y rápida, lo que resulta
muy útil para dar una gran visibilidad inmediata al conocimiento tanto para los
profesionales como para la población general. Sin embargo, dicha comodidad podría
empujar a dejar de lado la divulgación de la discusión argumentada y la investigación
como fuente de conocimientos contrastados cuyo vehículo natural es la revista
científica.
Hoy en día, nadie duda del papel de la tecnología digital en la difusión del conocimiento
en todos los ámbitos, sin exceptuar la salud. En el año 2018, España, con 46,38 millones
de habitantes, se contabilizó que un 86,4% disponía de internet en casa, de los que
alrededor del 85,8% realizaba búsquedas de información y el 66,1% eran activos en las
redes sociales. Ese mismo año, con una tendencia ascendente, el 55% de la población
acudió a un motor de búsqueda de internet para resolver sus dudas de salud. Asimismo,
las redes sociales ha facilitado la interacción interpersonal y el contraste de opiniones,
más y menos acertadas, sobre la información de salud obtenida en internet.
Los profesionales de la salud, como población general, también hacen uso de internet y
de las redes sociales para temas de salud. No obstante, dicho uso no se limita al
consumo de información, sino que también se sirven de ellas como herramientas tanto
para informar a la población como para divulgar y discutir el conocimiento entre
iguales. Para ello, incluso existen publicaciones dirigidas a desarrollar las competencias
digitales de los profesionales de la salud, con las que optimizar el uso de las redes
sociales para difundir contenidos de valor en salud.
A este respecto, la revista Nature acaba de hacerse eco de las bondades de las redes
sociales, en este caso Twitter, como palanca de cambio en la investigación médica,
aludiendo a cuatro puntos: permitiendo un análisis inmediato bajo una crítica
democratizada; generando foros de discusión; cambiando estructuras de poder que
hacen cuestionar los cánones establecidos para la evaluación de revistas, profesorado e
instituciones; y facilitando la actualización de profesionales a los que también permite
su interacción. (García, 2020)
Por otro lado, es reseñable el hecho de que los integrantes del sistema educativo no solo
deben considerarse simples usuarios de las TIC e Internet, sino han de tener un papel
constructor y productivo del conocimiento en el mismo. Esto supone la principal
diferencia con el sistema educativo tradicional, en el que sus componentes tan solo son
receptores de información desde una participación pasiva.
La alfabetización digital, según Gómez (2005) “es la habilidad para entender y usar
información, en múltiples formatos, en una extensiva gama de fuentes digitales” (p. 61)
desde las TIC. Así, trabajando dichas habilidades en el aula, se verá beneficiado el
aprendizaje de los alumnos a través de las nuevas tecnologías.
El uso de las TIC e Internet en la escuela, como solución a los problemas educativos, no
puede basarse en una simple implantación de los recursos tecnológicos, sino que ha de
tener un fundamento pedagógico y didáctico. Por tanto, es fundamental tomar en
consideración las prácticas educativas como recurso necesario para el establecimiento
las TIC en el desarrollo integral de los alumnos, además de mejorarlas para ofrecer una
enseñanza de calidad en los centros educativos.
Para ello, los educadores son responsables de organizar los diversos elementos o
recursos de los que se dispone en el aula (tecnológicos, personales, etc.) y usarlos en
función de la metodología a aplicar. “La innovación no se consigue por la novedad de
aplicación tecnológica, sino por la aplicación de criterios para conseguir nuevos
escenarios formativos y comunicativos, en los cuales puedan interaccionar los
estudiantes” (Cabero, 2016, p. 7). Además, este autor considera necesario sustituir el
concepto de TIC (tecnologías de la información y la comunicación) por el de “TAC
(Tecnologías para el Aprendizaje y el Conocimiento) y/o TEP (Tecnologías para el
Empoderamiento y la Participación)” (Cabero, 2016, p. 8). De esta forma, la noción
tradicional del uso de las tecnologías en el aula se vería reemplazada por una visión
encaminada a la transformación educativa. Como consecuencia, el modelo educativo se
centraría en el alumno como principal protagonista del proceso de enseñanza y
aprendizaje, y las tecnologías e Internet como herramienta necesaria en la construcción
de conocimientos. (Salonsog, 2018)