Carrera: Licenciatura en

Marketing y Comercio Ex terior

Asignatura: Fundamentos de
Economía I
Unidad 1 “Objeto, definiciones y
modelos”
Índice
1. Introducción

2. Conceptos y definiciones básicos de economía.

2.1 El recorte de objeto en la ciencia económica

2.2 Economía Positiva y Normativa. Microeconomía y Macroeconomía

3. Pensamiento económico

3.1 Intercambio y elección económica; qué, cómo y para quien producir.

3.2 Los modelos y los obstáculos de la economía.

4. Frontera de posibilidades de producción.

4.1 Preferencias de producción y distribución eficiente.

4.2 Elecciones y posibilidades de expansión futura.

4.3 Especialización del comercio

5. Conclusiones

6. Referencias bibliográficas.

1. Introducción
El contraste entre ideología y materialidad -entre idea y materia- es, probablemente,
uno de los puntos neurálgicos que nutren las diferentes vertientes teóricas de la
ciencia económica, sin desmerecer los aspectos filosóficos de otras ramas del cono-
cimiento científico -y que hacen de ese contraste su principal enfoque de desarrollo-,
es dable puntualizar que dentro de las ciencias sociales, la economía como ninguna
otra ciencia se encarga de la indagación y operación sobre nuestro entorno material.
La economía no solo explica y comenta sucesos y eventos sociales, sino que opera
sobre ellos. La efectividad de sus supuestos y conceptualizaciones, puede rápida -y
en forma contundente- contrastarse con la vida de todos y cada uno de nosotros de
manera concreta. Por lo tanto, un marco de referencia equivocado de esta cienciaso-
cial puede llevar a indeseados desequilibrios de magnitud.
Para comenzar a pensar y abordar la unidad con mayores elementos, sería pertinen-
te reflexionar sobre algunas formas de definir a la ciencia económica (definición que
expone el recorte del objeto de estudio según sea el caso):
-Economía es la administración de una casa o familia.
-Economía es la administración eficiente de recursos escasos y de usos alternativos.
-Economía es el gran proyecto de investigación sobre la naturaleza y causa de la
riqueza de las naciones.
-Economía es la ciencia social que estudia la extracción, producción, intercambio,
distribución y consumo de bienes y servicios.
-Economía es la ciencia que observa los principios normativos del trabajo humano
y el intercambio de su fruto mediado por un objeto común, el cual refleja el trabajo
incorporado en forma de dinero mercancía.
Como se observa, en la medida que se avanza en las definiciones, la complejidad de
las mismas parece ir en aumento. Es importante entoncesno olvidar que el debate
sobre el objeto de la ciencia económica no ha sido cerrado, por más que en nuestras
vidas profesionales tengamos un standard operativo definido. También es impor-
tante la característica normativa y positiva del desarrollo de la ciencia económica.
Y la relación entre nuestras decisiones y los resultados de las decisiones conjuntas
en un gran agregado; la relación existente entre la economía del comportamiento
individual (microeconomía) y la economía del comportamiento agregado (macroeco-
nomía), el proceso de intercambio, la toma de decisión y los incentivos.
Finalmente, la construcción de las herramientas de análisis y sus posibilidades oper-
ativas, al ser pilares principales mediante los cuales la economía genera su aporte,
aprenderemos a utilizar los modelos para comprender los fenómenos económicos.
En especial aquellos mediante los cuales se explica y cuantifica la especialización del
comercio y las ventajas que de ella se derivan para una economía con una determi-
nada dotación de recursos dada.
2. Conceptos y definiciones básicas de economía
2.1 El recorte de objeto en la ciencia económica.
Si tomamos una definición genera que nos sintetice la diferencia entre el conocimien-
to científico y otras formas de conocimiento, podríamos argumentar que la ciencia
es el arte de la medición y la comparación. Para medir, la ciencia ha de tener princi-
palmente un objeto; el “qué” medir. Es en el ámbito de la ciencia económica donde
la búsqueda de un objeto de medición es un dilema crucial. Probablemente sea esta
búsqueda lo que ha nutrido de conceptos y dinamizado la construcción teórica de
esta apasionante ciencia social.
Si damos una rápida mirada a los manuales de texto tradicionales en economía, gen-
eralmente encontraremos la siguiente definición que de ella se traza: “la economía
es la administración eficiente de los recursos escasos y de usos alternativos”. Esta
definición, luego de intensos debates, quedo ligada -injustamente para algunos- a
la corriente conocida como “Economics” (cuya traducción literal al castellano es
Económicas, ligado directamente a “Matemáticas”). Suele ser fácil confundir entonc-
es a la economía como la ciencia de administrar, quedando a un segundo plano el
aspecto filosófico de la contemplación del hecho material y su correspondiente ex-
plicación teórica.
Aquella primera definición, aquí planteada, madura en 1932 mediante un célebre
ensayo de Robbins (1932). Al analizar con mayor detenimiento tal definición, po-
demos observar en ella fortalezas ciertas, aunque también debilidades. Por un lado,
respecto del quehacer material cotidiano, parece ser una síntesis conceptual que
apoya un rango metodológico correcto; desde ella podemos dar cuenta de los re-
cursos disponibles, la escasez o abundancia de los mismos, su administración y la
eficiencia (o deficiencia) de nuestro desempeño cotidiano. Todos ellos, elementos
clave de la materialidad en sentido estricto.
Por otro lado, hay corrientes de pensamiento que sostienen que aquella definición
adolece de límites intrínsecos y solo es una emanación de un momento del estado
de pensamiento de la estructura teórica neoclásica. En efecto, si por caso intenta-
mos hacer un ejercicio filosófico sobre las valoraciones que rodean nuestras vidas
y su correspondiente acompañamiento material, seguramente nos toparemos con
límites en forma de preguntas qué, o bien no tenemos respuestas claras y concretas,
o bien ante cada respuesta aparece un sinfín de nuevas preguntas. Probablemente
la -aún no madura- comprensión de las relaciones entre el quehacer económico de
procesos simples y la amplificación de los resultados mediante la reproducción con-
junta de todas las fuerzas materiales de la naturaleza -ser humano incluido-, sea el
detonante de estas dicotomías y diferentes posturas ante la delimitación del objeto
de estudio. La cercanía de la política, probablemente también, ha conspirado para
mantener a raya el avance de la ciencia en un sentido positivo.
Siguiendo entonces con el análisis filosófico de la delimitación conceptual, podría-
mos trazar el siguiente ejemplo; imaginemos que, por caso, alguien nos preguntase;
“¿de dónde adquieren su valor los bienes materiales e inmateriales que consumi-
mos? ¿Cómo es el proceso mediante el cual estos bienes adquieren valor?”. Obser-
varíamos rápidamente que la definición de manual de texto acostumbrada no nos
brinda herramientas lo suficientemente explicativas para intentar una respuesta sat-
isfactoria. Si desde la definición anterior pretendemos brindar una respuesta artera
y no guardar un justo silencio, deberíamos concluir; “...que los bienes mencionados
adquieren valor por que se administran eficientemente...”. O bien; “adquieren valor
debido a su escasez”. Aquí se abrirá sin dudas la discusión entre “valor y precio”. No
es lo mismo precio que valor –esta es una discusión muy importante en el ámbito
profundo de la filosofía económica-.
Ambas respuestas parecerían acotadas e insuficientes para responder aquella pre-
gunta, dado que una cosa sería el valor a secas y otra muy distinta los precios, que
serían el reflejo del valor, pero no valor en sí. Sería interesante puntualizar entonc-
es que dicha pregunta toca un punto neurálgico si hablamos de ciencia económica.
Paralelamente, esas respuestas, entre otras, son las que nutren el debate de las dif-
erentes vertientes de la ciencia.
Es necesario no perder de vista que la ciencia económica no solo se ha desarrollado
con las herramientas emanadas de la primera definición. El avance conceptual tam-
bién ha discurrido, entre otros, por la observación de aquellas tendencias históricas
que hacen a una “ley del valor”. En este sentido, el marxismo y sus diferentes inter-
pretaciones se han abocado a la tarea. Pero también la Escuela Austríaca, con sus
célebres teóricos como Eugen von Böhm-Bawerk, Ludwig Heinrich Edler von Mises,
Friedrich Hayek y Carl Menger, quienes en su afán por corregir las debilidades lógicas
y las inconsistencias teóricas de la escuela marxista, nutrieron el concepto de escasez
dando cuerpo a una vertiente de la ciencia que ha generado brillantes pensamientos
y aportes, desprendidos casi por completo de las abstracciones matemáticas.
Marx (1867) argumentó que el valor de todo intercambio material descansa en úl-
tima instancia en el trabajo, si bien el aporte primigenio a esta argumentación fue
generado por el gran pensador Escocés A Smith y el economista inglés David Ricardo
–considerados como los padres de la economía moderna y cimientes del pensamien-
to de Marx-. En este punto entonces, debemos dejar en claro ciertas diferencias en-
tre la definición de ciencia económica como la presentada al inicio de la unidad y
definiciones de otras escuelas.
También debemos dejar claro que en la contemporaneidad, parece haber adquirido
preponderancia aquella definición en desmedro de otras alternativas. La practicidad
de sus conceptos y la operatividad de sus herramientas, parecen ser las causas de
esta instauración. En el desarrollo teórico actual y en casi la totalidad de las escuelas
de economía y negocios, no se menciona el valor a secas, se puntualiza el concepto
de precios, y dichos precios no se forman como consecuencia del valor del trabajo
o de un movimiento tendencial de una “ley de valor”, descansan en la utilidad y la
escasez relativa. En cuanto a los procesos de intercambio, no se los menciona como
una relación mercantil motorizada por la paradoja que surge de una concordancia
momentánea y efímera de opuestos que se niegan, sencillamente se habla de oferta
y demanda.
En lo que respecta a la ansiedad y/o la frugalidad en el consumo, no se ahonda en
el “hedonismo natural” como motor de empuje a la creación de bienes materiales e
inmateriales, se habla de maximización de utilidades. En adelante entonces, y luego
de haber incorporado las puntualizaciones que considero de rigor, desarrollaremos
la indagación introductoria a la ciencia económica desde el marco de los precios, las
utilidades y el costo de oportunidad de las decisiones que cotidianamente tomamos.
Pero antes un punto más:
Probablemente alguno de vosotros se preguntará; “pero si aquél desarrollo teórico
puede presentar limitaciones de contenido ¿Por qué motivo lo seguimos indagan-
do?” A lo que debo contestar con la siguiente argumentación.
Los seres humanos somos los únicos capaces de toparnos una y cien veces con la
misma piedra convencidos en que la próxima vez no será así. En el desarrollo de las
ciencias, muchos y muy importantes conocimientos han quedado fuera de validación
en determinados contextos históricos. Algunas teorías han sido descartadas (hasta
ahora) y otras-en principio sepultadas-, han sido revitalizadas porque demostraron
ser explicativas en otro contexto de observación. El marco analítico que indagaremos
es el que explica y opera en nuestro momento histórico de manera más ajustada y
práctica para los objetivos que hoy se consideran primordiales (con independencia
a juicios de valor respecto de su instauración). Solo el tiempo y la historia indicaran
si nos hemos topado nuevamente con la misma piedra o si, por el contrario, hemos
dado finalmente el salto hacia delante.
2.2Economía positiva y economía normativa; microeconomía y macroeconomía
Como hemos avanzado, una de las características del conocimiento científico, al
poseer un método y al indagar cuantitativa y cualitativamente mediante ejercicio
comparado, suele empujar a la presunción de mayor objetividad. En el caso de la
ciencia económica, esta presunción se manifiesta en la operación y detección de los
mecanismos que subyacen al funcionamiento de nuestro entorno, nuestra naturale-
za (ciencias experimentales) y de nosotros como sujetos sociales (ciencias sociales).
Si bien el desarrollo de las teorías positivistas en torno a esta cuestión metodológica
no es el eje de la presente unidad, es importante mostrar que en economía la dis-
cusión derivó en una contraposición; la economía normativa y la economía positi-
va. La economía normativa buscaría elementos para la promoción de un deber ser
económico, en tanto la economía positiva indagaría lo que en realidad es. Aquí entra
lo central en esta ciencia, dado que el deber ser suele estar imbuido por juicios mo-
rales que, quienes sostienen la búsqueda de asepsia conceptual, indican que tales
sentencias de valor moral no deberían circundar el marco analítico de la ciencia
económica.
Otro punto central en la construcción de parámetros de observación en los cuales se
asienta la construcción de los modelos de indagación económica, es la relación entre
las decisiones individuales y las colectivas: la observación de la conducta individual
y sus consecuencias agregadas. En este punto tenemos dos líneas que enmarcan el
cuadro teórico de la ciencia económica; la microeconomía y la macroeconomía. La
primera estudia el comportamiento, cuantifica resultados e indaga optimizaciones
de las conductas que nos mueven como sujetos individuales. Aquí el análisis del
consumidor, del productor y los elementos que subyacen a sus tomas de decisiones
dan cuerpo a la microeconomía (como su nombre lo indica, es la indagación de “lo
pequeño”). La segunda estudia el comportamiento, cuantifica resultados e indaga
optimizaciones posibles respecto de los agregados económicos, de esta manera
toma cuerpo la macroeconomía (y como su nombre lo indica, es la indagación de “lo
grande”, si se permite esa definición común).
La necesidad de construcción de modelos macroeconómicos se debió a la obser-
vación de lo que se percibió como desequilibrios reales en el sistema de mercado,
los cuales no pudieron ser explicados solamente desde la microeconomía (que era
el marco teórico disponible en ese momento). El argumento central fue que debía
hallarse la manera de cuantificar los agregados para observar la circulación general
de bienes, servicios y capital en el conjunto de un país. Los modelos de flujo circular
son los principales sustentos con los que se argumenta la acción de los agregados
económicos. De tales modelos se derivan progresivamente las herramientas para op-
erar en el contexto ampliado mediante acciones de aplicación global con influencia
sectorial y a la inversa.
Como una explicación adicional en esta presente unidad, incorporamos un ejemplo:
Al emprender la lectura de los periódicos, lo que cotidianamente podremos observar
de manera generalizada son expresiones que parecen reflejar la neuralgia de nues-
tra expresión económica, títulos que parecen decirnos “vamos bien” o “estamos mal
pero vamos bien”. O, por el contrario; “estamos bien pero vamos mal…”. Con todo,
aquellas sensaciones se sintetizan en las siguientes frases que más adelante serán
desarrolladas por los matutinos; “los niveles de desocupación tocaron un máximo
histórico” “el producto bruto de la economía creció a un nivel record de….” “el dólar
no para su escalada ascendente…” “el Fondo Monetario recomienda recortar el défi-
cit fiscal por temor a desequilibrios futuros….”.
El nexo entre estos parámetros técnicos y nuestras sensaciones al indagarlos, pasa
por el hecho que indica que aquellas magnitudes están sintetizando y reflejando (al
menos en parte) el resultado de nuestro accionar individual cotidiano en un todo
agregado. Pero también, generan un reflejo que nos determinará en nuestras pre-
disposiciones cotidianas. ¿Acaso no mejora nuestra predisposición ante una bue-
na noticia sobre la economía cuanto que desmejoramos ante noticias de un tenor
catastrófico? Las herramientas utilizadas para medir la totalidad de lo producido en
nuestro accionar diario e individual como sujetos económicos, son las inventadas y
utilizadas por la Macroeconomía. Esta parte de la ciencia económica es precisamente
eso. Una batería de contables y funciones que pretenden dar cuenta del agregado de
producción de todo el sistema económico, con todo lo que interviene en ese agrega-
do productivo, sea de manera directa o de manera indirecta.
La distinción entre microeconomía y macroeconomía no surge tan solo como una
mera especulación teórica dentro del acotado mundo de egos intelectuales en el
ambiente científico, sino por la necesidad de dar respuesta a preguntas que se trans-
formaron en cuestionamientos fundamentales para el desarrollo de la ciencia; pre-
guntas que emanaron de la observación de la calle y no de la especulación adentro
de los claustros científicos. Una de las preguntas fundamentales pasa por el siguiente
cuestionamiento; ¿es el interés personal y la organización económica basada en el
comportamiento de tal interés el mejor motor para empujar a una economía a su
máximo desarrollo para asegurar la consecución de metas de satisfacción e intereses
colectivos? Esta pregunta retumba en todas y cada una de las discusiones que se
abordan cada vez que se pretende pensar el beneficio económico que supone una
forma de organizar a la sociedad en busca de tal fin. En este sentido no hay una re-
spuesta final que haya sentenciado un consenso.
Como veremos más adelante, tanto en el desarrollo de la presente unidad como de
las restantes, hay ejemplos e interpretaciones con los cuales se dictamina que es
el individuo y su decisión libre el motor primigenio para asegurar el máximo apo-
geo económico de una sociedad, o es el Estado y su intervención necesaria quien
“domaría” –si se permite el término- las anomalías a las que empujan las decisiones
libres (que esconden relaciones de poder que agigantan asimetrías), transformán-
dose en un principal rol benefactor con el cual se aseguraría la máxima justicia dis-
tributiva de aquel máximo apogeo buscado.
Sugiero reflexionar sobre la relación entre el beneficio social de las acciones
individuales y la necesidad de intervención pública para minimizar los ries-
gos que suponen tales acciones.
3. Pensamiento económico
3.1 Intercambio y elección económica; qué, cómo y para quien producir.
Imaginemos a los gobernantes de Mozambique; en su discurso proponen que el país
debe destinar todos sus recursos materiales e intelectuales a la construcción de un
cohete espacial para posicionarse en el mercado de las telecomunicaciones como
uno de los países capaces de poner en órbita satélites geoestacionarios. También
sostienen que, mediante este proceso de producción, Mozambique adquirirá capaci-
dades y aprendizaje para poner el primer hombre africano en la luna, cuanto que
también en Marte. Imaginemos también que el premier Japonés, en su nuevo dis-
curso político sobre los destinos de Japón, indica que deben dejar de producir man-
ufacturas de contenido tecnológico para dedicar todos sus recursos a la producción
de granos y carne vacuna…
Si pensamos la condición geográfica de un país y otro, concluiremos inmediatamente
que los únicos que están en la luna son sus gobernantes: ¿por qué pensaremos esto?
Principalmente porque es notorio que Japón es una isla cuyo RECURSO ESCASO es
la tierra, y en consecuencia no es recomendable intentar destinar todo el esfuerzo
en la producción de un bien cuyo recurso principal es escaso en proporción a otros
recursos dentro de un sistema de circulación económica. Si esto se hiciera, se corre el
serio riesgo de dejar afuera del sistema de producción económica a un número may-
or de participantes. Y también se corre el riesgo de llegar al final del ciclo productivo
con un nivel de producto absoluto muy por debajo del producto potencial con el cual
se nutre el conjunto de la sociedad. Lo inverso sucedería con Mozambique: dado
que el principal recurso para poner un cohete en órbita es la tecnología y la indus-
trialización madura (con todas sus implicancias); nuevos materiales, aprendizaje y
trabajo en forma especializada. Lamentablemente Mozambique no dispone de estos
factores. Intentar destinar los recursos del producto de sus esfuerzos en un ciclo de
producción para la construcción y prueba de una rampa satelital es cuanto menos
una locura. Derrocharían los recursos disponibles (de por si escasos en este ejem-
plo) a riesgo de desaparición de su población por inanición. El ejemplo es forzado,
ciertamente, pero se intenta mediante el mismo mostrar el contraste de situaciones
contrapuestas para que tengamos un punto de partida para la comprensión de las
preguntas; ¿qué producir? ¿Cómo producir? ¿Para quién producir?
El modelo que se ejecuta para el análisis, cuantificación y decisión de este tipo de
desafíos, se denomina Frontera de Posibilidades de Producción, y tiene relación di-
recta a la respuesta de aquellas tres preguntas. En el ejemplo que venimos desarrol-
lando podremos evidenciar algunas cosas, principalmente el principio denominado
como “costo de oportunidad de decisión”. O simplemente el costo de oportunidad.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que los países tienen límites en cuanto
a su capacidad potencial de producción. Ningún país puede hacerlo todo de lo que
pueda pretender su sociedad y/o sus gobernantes. Hay restricciones de recursos; na-
turales y sociales, que impiden que las naciones autónomamente decidan producir y
realizar gestas de cuanto les venga en boga.
Intentar un movimiento contranatural respecto de lo que se dispone para producir,
puede ser cuanto menos una catástrofe. El costo de oportunidad de elegir cohetes
en desmedro de la producción de carne o cereales, puede ser muy alto para Mo-
zambique (habrá escasez de alimentos y no podrán sobrevivir ni para construir un
ordenador para el diseño de ese cohete). De manera inversa, el costo de oportunidad
que significa destinar todos sus incentivos y recursos para la producción de cereales
y carne en desmedro de manufacturas de alta tecnología, puede ser muy alto para
Japón (deberán derrumbar todas sus fábricas y edificios para destinar la poca tierra
que poseen para la producción de soja y ganado y esperar que mediante el inter-
cambio de ese bien en el comercio puedan lograr adquirir los bienes de contenido
tecnológico que dejaron de hacer). Los japoneses deberían ir a vivir al mar y ni así
lograrían la cantidad de producción justa para poder adquirir en cambio las computa-
doras y motos que dejarían de producir. Las restricciones (fronteras) de posibilidades
de producción para cada caso se pueden graficar en un análisis funcional que desar-
rollaremos en la próxima unidad.
Sugiero buscar en la web la composición de producción de las exportaciones
argentinas y la de sus importaciones y contrastar si efectivamente se corre-
sponde con el concepto de frontera de posibilidad de producción.
3.2 Los modelos y los obstáculos de la economía.
Al inicio de la presente unidad hemos mencionado las características distintivas que
hacen particular a la ciencia económica. A saber; que al ser una ciencia social po-
see características diferentes a las que poseen las ciencias naturales. Una de ellas
es la imposibilidad de recrear marcos experimentales (la falta de laboratorio), pero
también la imposibilidad de inducir comportamientos (es una ciencia deductiva). En
este sentido la construcción de modelos para poder describir y predecir compor-
tamientos observa desafíos particulares. La observación mediante la cual se trazan
abstracciones para luego deducir parámetros de comportamiento, se apoyan princi-
palmente en datos. Los datos son la forma de cuantificación y medición insoslayable
en el cuerpo de herramientas de la economía. Sin embargo, puede suceder –y de
hecho sucede-, que los datos den lugar a malas interpretaciones y luego, a la con-
strucción de modelos que predicen un comportamiento de manera anómala y, por
lo tanto, empujan a tomar decisiones equivocadas (en especial en el ámbito de las
políticas públicas, instituciones de máxima responsabilidad y de cuyas decisiones se
afecta a gran cantidad de miembros de una población). Es por estos motivos que la
observación y la medición, la construcción y comprobación de los modelos observa
esos particulares desafíos.
El principal aspecto a tener en cuenta, y que suele ser soslayado cuando se pierde la
observación periférica profundizando el empeño de persistir en el modelo de com-
portamiento, es el contexto social de predicción y aplicación, teniendo en cuenta el
contexto social de construcción del modelo y sus datos de sustentación. Por caso, si
trabajamos con modelos de comportamiento que se han mostrado efectivos para
una economía que posee altos niveles de formalidad, para tomar decisiones sobre el
comportamiento de una economía con altos índices de informalidad, existe la posib-
ilidad que el resultado esperado no promueva el efecto positivo buscado, sino uno
diferente (o inverso). Si un modelo para la economía de Estados Unidos predice que
ante un determinado porcentaje de baja de tasa de interés, seguirá un determina-
do porcentaje de incremento de las inversiones, puede suceder que, replicando esa
recomendación para incrementar inversiones en una economía como la argentina,
decante en el incremento de demanda de dólares y no de la inversión. Lo que pone
en discusión la propia estructura de la ciencia en su fase de herramientas de predic-
ción y comportamiento.
Otro de los obstáculos que se presenta en la construcción del parámetro de obser-
vación, medición y operación, es la relación entre las causas y los efectos. Es muy
común observar confusiones en torno a la inversión entre causa y efecto cuando se
habla de inflación; hay quienes sostienen que la inflación es una suba generalizada
de precios, por lo tanto, para buscar su solución atacan primero a los remarcadores
de precios. Sin indagar si la remarcación se debe a la necesidad de recuperar sus
costos operativos –debido al proceso inflacionario-, dictaminando de antemano que
se trata de remarcaciones espurias que pretenden ganancias extraordinarias. La con-
trastación a esta observación que decanta en definir a la inflación como una “suba
generalizada de precios”, indica que eso es solo el efecto, la causa de la inflación sería
una pérdida de valor del medio de intercambio por una abundancia del mismo, que
hace que se pida más de él para cerrar las satisfacciones de oferentes y demandan-
tes. Al ser abundante en exceso la cantidad de dinero, éste pierde su valor, al perder
su valor, los vendedores piden más de él y los trabajadores también. Al todos pedir
más de él tenemos un contexto en donde los vendedores remarcan y los trabajadores
piden incrementos de salario –piden más papeles porque valen menos-. La suba de
precios generalizada no es la causa de la inflación, es el efecto de la pérdida de valor
del dinero por su abundancia, cosa ésta que es la causa del proceso inflacionario.
4. Frontera de posibilidades de producción
4.1 Preferencias de producción y distribución eficiente.
Como podremos observar en la bibliografía recomendada por la guía de lectura, y
tal como avanzamos en la primera parte de la presente unidad, si hay un modelo
que sintetiza de manera clara la disponibilidad de recursos de una sociedad y el cos-
to de tomar una decisión sobre la utilización de ellos y su maximización (o no), es
el conocido como el modelo FPP (o Frontera de Posibilidades de Producción). Esta
modelización teórica permite comprender claramente los límites de las posibilidades
de producción presente, pero también los derroches, la sobre utilización de un recur-
so o su sub-utilización. Nos permite entender el costo de decidir en términos de la
relación de oportunidad de esa misma decisión tomada en la alternativa. El modelo
FPP explica de manera sistemática una multiplicidad de opciones económicas que
muchas veces suelen ser confundidas con el sentido común. Al inicio mencionamos
el costo de oportunidad ejemplificando el caso de Mozambique y Japón, ahora es
momento de presentar la manera en que podemos construir el modelo explicativo
sobre la base FPP.
Como en su nombre subyace, una frontera implica un límite. El límite es el tope de
capacidad de utilización de un recurso dado. Para graficar ese límite en un plano,
debemos pensar en sus ejes. Para contrastar aún mejor, pensemos que en uno de
sus ejes tenemos la producción de vacas y en otro la producción de computadoras
personales. Los puntos de la frontera indican el costo de oportunidad de elegir com-
putadoras en términos de vacas o a la inversa. A continuación nos valdremos de una
imagen para explicar el concepto puro de frontera.

FIGURA 1. Frontera y relación de producción. Fuente: elaboración propia.
En la imagen uno interesa principalmente observar la proporción de dimensiones de
los ejes. Las diferencias entre la frontera 1 y la frontera 2 expresan la esencia de los
costos de oportunidad. Si tomamos los tramos de cada extremo, podremos ver que
la frontera 1 puede producir más computadoras que vacas (aproximadamente en
una relación 4 a 1 que puede verse en la cantidad de veces que entra el tramo V en el
tramo C). En cambio la frontera 2 muestra lo inverso; puede producir más vacas que
computadores (aproximadamente en una relación de 4 a 1 contraria a la frontera 1)
Lo que esto significa es lo siguiente. En frontera uno, que la máxima producción
posible de vacas sea un cuarto de la máxima producción posible de computadoras,
indica que si decido destinar los recursos a la producción de vacas, deberé resignar
producir muchas computadoras. Por lo cual el costo de oportunidad de las vacas, en
términos de computadoras, es muy alto. En la frontera dos, sucede lo inverso. Si qui-
en decide los destinos de producción persiste en pretender producir computadoras,
cuando los recursos de que dispone indican que podría producir más vacas, decidir
por computadoras conlleva un costo de oportunidad muy elevado en términos de la
cantidad de vacas que debo dejar de producir para producir computadoras (nueva-
mente alrededor de cuatro vacas por cada computadora).
La forma de la frontera no es arbitraria, debemos siempre pensar en las cantidades
de recursos que se utilizan para producir cada bien. En el ejemplo, hemos contrasta-
do Vacas con Computadoras para mostrar claramente las cualidades e intensidades
de recursos de uno y otro bien de producción. Pensemos que si quisiéramos produ-
cir, en la vida real, mil cabezas de ganado, necesitaríamos mucha más tierra que cap-
ital y trabajo para hacerlo, por caso, con tres trabajadores, tres caballos y un par de
perros, nos alcance. Pero necesitaré indefectiblemente no menos que 100 hectáreas
para que el ganado pueda pastear y desplazarse. Esto quiere decir que la producción
de vacas es intensiva en tierra. Al contrario, si quisiera producir mil computadoras,
no necesariamente precisa 100 hectáreas de área, probablemente en una fábrica de
no más de una hectárea pueda hacerlo. La diferencia es que necesitaré tres turnos
rotativos de 100 personas para lograrlo; esto quiere decir que la computadora es un
bien intensivo en trabajo.
Si una economía dispone de más trabajo que tierra, tiene una dotación de factores
que promueve la eficiencia en la intensidad de producción hacia el bien “trabajo in-
tensivo” (en este caso las computadoras). Si una economía dispone de más tierra que
trabajo, tiene una dotación de factores que promueve la eficiencia en la intensidad
de producción hacia el bien “tierra intensivo” (en este caso las vacas).
Si en una economía que posee más tierra que trabajo, relativamente, decidiéramos
producir bienes que son intensivos en trabajo, entonces estaríamos tomando una
mala decisión, porque estaríamos desperdiciando la oportunidad de producir más
bienes de cuyo factor de producción se posee abundancia. Si en una economía que
posee más trabajo que tierra, relativamente, decidiéramos producir bienes que son
intensivos en tierra, estaríamos desperdiciando la oportunidad de producir más
bienes del factor trabajo, que es abundante. Es desde este contraste que a una
economía como, digamos, Japón, le sería muy costoso en términos de tecnología,
dedicarse a producir ganado. Y a una economía como Mozambique, le sería muy
costoso en términos de ganado (o granos), dedicarse a producir tecnología.
4.2 Elecciones y posibilidades de expansión futura.
Los países no están destinados de manera inamovible a resignarse a producir aquello
que sus recursos naturales indican (lo que tenemos debajo de los pies). Se pueden
tomar decisiones que empujan a cambiar esas razones de recursos. Sin embargo,
también hay un costo de oportunidad en la toma de estas decisiones. Si suponemos
que en lugar de consumir todo lo producido, tomamos la decisión de destinar re-
cursos para mejorar la productividad futura de la producción, obtendremos con los
mismos recursos disponibles mayores cantidades.
Siguiendo con el ejemplo, supongamos que en lugar de destinar todos los recursos a
la producción de vacas, destinamos una pequeña parte para producir una computa-
dora con la cual pueda diseñar un nuevo sistema feedlot con control alimentario
programado. Al principio reduciremos la producción de cabezas de ganado, pero el
incremento tecnológico hará que en el mediano plazo pueda, con menos cantidad de
tierra, producir el doble de ganado que producía anteriormente. Lo mismo vale para
el caso inverso. Japón podría dedicar parte de su producción tecnológica a la diferen-
ciación de producto en carne vacuna, y así hacer aparecer con un sistema novedoso,
los cortes Kobe de altísima diferenciación y precio.
4.3 Especialización del comercio.
Ahora supongamos que ambas economías que venimos desarrollando en el ejem-
plo, se encontraran en el comercio internacional y decidieran intercambiar sus pro-
ducciones. Tendríamos diferentes situaciones posibles, analizando cada una de ellas
podremos establecer aquello que en economía se ha conocido como ventajas del
comercio, ventajas de especialización, relativas y absolutas. También la riqueza po-
tencial que se gana con el comercio y la producción indirecta que se gesta mediante
el proceso de intercambio.
FIGURA 2. Proporción de producción relativa ente sectores. Fuente: elaboración pro-
pia.
En la figura 2 hemos desplegado las razones de cambio de las economías que veni-
mos presuponiendo. Esta razón se calcula mediante la superposición de variaciones
en uno y otro eje. Cuando la razón de cambio es favorable a un bien, dedicarse a la
producción del mismo implica poder producir más del bien desfavorable mediante
el intercambio.
FIGURA 3. Frontera y relación de producción. Fuente: elaboración propia.
En la figura 3 hemos retomado el ejemplo de figura 1 para poder establecer clara-
mente los parámetros de intercambio y especialización. Supongamos un escenario
en el cual ambas fronteras representan a los dos países que conforman el contex-
to mundial. Y supongamos que en la economía 1 se decide producir vacas y en la
economía 2 se decide producir computadoras. La riqueza de todo el mundo sería de
4 vacas y cuatro computadoras. Sería un mundo pobre a comparación de lo que po-
dría producirse potencialmente. Se estaría derrochando recursos en ambos países y
habría escasez. En cambio si cada una de las economías se especializa, podría produ-
cir 16 computadoras y 16 vacas. El mundo tendría 32 productos y por lo tanto habría
más para distribuir.
Pensemos también que en cada uno de los países, los precios de cada uno de los
bienes producidos están determinados por el valor relativo de ellos. En la economía
1 el precio de las vacas es de cuatro computadoras (la vaca es el bien caro y escaso).
En la economía 2 el precio de las computadoras es de 4 vacas (la computadora es el
bien caro y escaso). Esto es así en ausencia de comercio. Si los países intercambian
en el comercio internacional, el intercambio solo se dará si el precio de cambio está
en un intermedio entre los precios internos de cada uno de los países. Si supone-
mos que en el comercio internacional podrían intercambiar una computadora por
una vaca (es el intermedio perfecto). Entonces el país que se especializa en producir
vacas, podría hacer 16 vacas, dejar 8 para el mercado interno, ir al comercio interna-
cional y entregar 8 vacas y traer 8 computadoras. A la inversa con el país de la contra-
parte. Luego del comercio, ambos países logran obtener 8 bienes que originalmente
era imposible producir: el país con dotación para especializarse en vacas, solo podría
producir 4 computadoras resignando la totalidad de la producción de vacas. Ahora
ha logrado, por la especialización, producir 8 vacas y 8 computadoras! La especial-
ización lo ha hecho expandir su frontera de posibilidad de producción de manera
insospechada. Lo mismo sucederá con el país que tiene dotación contrastante y que
entra en comercio. Ambos se enriquecen especializándose, ambos producen más de
aquello que era restrictivo, vía la producción indirecta que supone el intercambio.
FIGURA 4. Frontera de producción, intercambio y producción indirecta. Fuente:
elaboración propia.
En la figura 4 hemos dejado claramente expuesto el proceso recientemente expli-
cado. Como puede observarse, el punto azul indica que se han llegado a lugares,
debido al comercio, imposibles de llegar sin él. Y en la especialización, se ha llegado
a producir aquello que era imposible de hacer en ausencia de comercio; luego del
comercio tenemos un mundo más rico, y más posibilidades para redistribuir en cada
economía por mayor abundancia de bienes.
5. Conclusiones
En la presente unidad hemos comenzado a recorrer el fascinante mundo de la
economía. Hemos abierto puertas que nos irán conduciendo, a lo largo de las restan-
tes unidades, por senderos de aprendizaje que nos permitirán comprender los prin-
cipales aspectos que empujan los arduos debates a los cuales hoy asistimos en los
medios y las academias. En este primer recorrido hemos observado que la ciencia
económica posee características desafiantes por lo sensible de su estudio y las re-
percusiones de sus recomendaciones. Hemos visto que la imposibilidad de experi-
mentación empuja a más responsabilidad en la construcción de parámetros de ex-
plicación, medición y comparación. En ese sentido dimos cuenta de los escollos que
suelen presentarse implícitos y, por tal situación, suelen ser pasados por alto si la
entrega por el conocimiento se cierne en una excesiva mirada de un parámetro par-
ticular, perdiéndose la observación de restantes que se relacionan. La delimitación
del objeto de estudio, la relación entre causas y efectos, el costo de oportunidad de
tomar una decisión y la forma correcta –o no- de medir y comparar, son aspectos
de relevancia para acometer una práctica profesional en el campo de la economía
que en el transcurso de estas primerasdos semanas será deseable intercambiar y
profundizar.
Una correcta modelización puede brindar un diagnóstico adecuado con el cual per-
mitirnos tomar una decisión menos alejada de la posibilidad de equivocación. Sin
embargo, hemos visto que los mismos modelos también pueden explicar que no
siempre lo que indica el sentido inmediato puede ser la mejor decisión. Hay tempo-
ralidad en las decisiones y es posible decidir consumir menos hoy para consumir más
mañana. Y con ello cambiar un patrón de especialización. También es posible produ-
cir más de algo escaso, dedicándonos a producir lo abundante. En este ejemplo he-
mos visto las ventajas del comercio y la abundancia relativa que éste nos promueve
de decidir correctamente la producción de intercambio. No es ocioso recordar que
los modelos no son la realidad, sin embargo, un buen modelo puede darnos buenas
herramientas para tomar las mejores decisiones sobre la realidad que nos circunda.
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