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ADRIENNE L. KAEPPLER
En este ensayo presento la diversidad del arte del Pacífico, además de sus
convenciones artísticas comunes, a fin de crear un contexto para esta exploración
de las tradiciones históricas y contemporáneas de Rapa Nui. Me concentraré en
las artes visuales, pero la música, la danza y la literatura oral tienen una relación
cercana y son manifestaciones de temas estéticos, sociales y religiosos similares,
subyacentes a los sistemas culturales respectivos.
Polinesia
Las tradiciones artísticas no tenían una preocupación especial por las formas o
productos externos estáticos, pero incluyeron el proceso de fabricación con los
materiales adecuados para un objeto utilitario dentro de los límites de la forma
prescrita; la representación visual del estatus y la jerarquía dentro de un sistema
simbólico en constante expansión; las asociaciones históricas y el sentido de la
ocasión que se incrementaron al pasar el tiempo; y la interrelaciones entre las
formas artísticas.
Antes del comercio con Europa, el uso del metal era prácticamente desconocido y
las herramientas eran principalmente elementos de corte, grabado y limado
hechas con piedras, huesos, conchas, obsidiana, dientes de tiburón y pieles de
pescado, unidas a empuñaduras de madera con cordones de fibra vegetal o
tarugos de madera. La introducción del metal y del cristianismo afectaron
profundamente las tradiciones artísticas. La presencia de herramientas metálicas,
como los clavos intercambiados con las tripulaciones de los buques y adaptados
como implementos de grabado, impulsaron un florecimiento en el tallado de la
madera. La introducción de otros bienes europeos, como frazadas y ropa europea,
a menudo tuvo como consecuencia la evolución de sus contrapartes indígenas a
refinados objetos de prestigio. Los balleneros y comerciantes aumentaron la
disponibilidad de ciertas materias primas, como el marfil de las ballenas y las
morsas, y expandieron el acceso a materiales tradicionalmente restringidos para
un amplio sector de la sociedad polinesia.
Tal vez lo más dañino para las tradiciones artísticas fue la introducción de un
nuevo y celoso Dios cristiano, cuyas demandas hicieron de la producción de
imágenes de los antiguos dioses algo inapropiado y, en ocasiones, llevaron a la
destrucción y a la remoción de las que ya existían. Los rituales asociados
disminuyeron y luego cesaron junto con las complejas asociaciones de ciertos
dioses y los jefes descendientes de ellos con la fertilidad de la tierra, el mar y las
personas.
Las diversas formas artísticas de Polinesia son análogas a la mayoría de las que
se encuentran en muchas otras partes del mundo, incluidas la arquitectura, las
artes gráficas y plásticas, las esencias, la música, la danza y la literatura oral. La
escultura se ejecutaba en madera, piedra, marfil, mimbre, cordones y plumas. Las
formas tridimensionales, además del tallado en relieve y los intrincados grabados,
eran importantes por sí mismas y no dependían de la pintura policromada para
lograr un impacto dramático. Las artes gráficas tenían expresiones
bidimensionales como pinturas, petroglifos, tatuajes, grabado en madera y
superposición de elementos coloreados y plumas en materiales trenzados.
En algunas áreas de Polinesia, las artes textiles y de fibras tenían una importancia
similar, sino mayor, que las tradiciones de tallado en madera y piedra. La
manufactura de textiles era, por lo general, un trabajo de mujeres e ilustra la
importante contribución de éstas al arte polinesio. La ropa se fabricaba de tela de
corteza vegetal o se trenzaba a partir de hojas preparadas. La tela de corteza,
llamada tradicionalmente tapa en muchas de las islas de Polinesia, se fabrica
golpeando la corteza interna de ciertos árboles, especialmente de la morera del
papel (Broussonetia papyrifera)5, cultivada específicamente para este propósito.
La corteza externa se extrae y la interna se empapa en agua para ablandarla.
Luego se golpea, por lo general con un batidor sobre un yunque de madera, para
dejarla ancha y blanda. Estos trozos pueden unirse mediante presión, adhesivos o
cosiéndolos para formar trozos más grandes.
Una descripción temprana del proceso tahitiano, obtenida del diario del capitán
James Cook, menciona que las tiras de corteza interna limpias y empapadas se
disponían en dos a tres capas, con las fibras longitudinales colocadas a lo largo
para formar un collage de aproximadamente 30,5 centímetros de ancho y 11
metros de largo. Después de dejarlo reposar durante una noche, gran parte del
agua se evaporaba y las fibras comenzaban a adherirse. Luego se golpeaba el
collage con un batidor de cuatro lados, cada uno de lo cuales contaba con
grabados de líneas rectas de diferentes anchos. Con este proceso, las capas se
unían mediante presión para formar un solo trozo grande. Mediante un proceso
diferente, más característico de Polinesia Occidental, cada trozo de corteza interna
se golpeaba separadamente y luego se unía con adhesivos de pasta vegetal. En
esta etapa, la tela se convierte en un medio de expresión artística. Las
decoraciones varían según la isla y requieren otra serie de herramientas, además
de tinturas y perfumes. Además de la ropa y los cobertores para camas, la tela de
corteza servía para fabricar cometas, para envolver a los muertos y las imágenes
de los dioses y ancestros y grandes trozos del material se usaban en
presentaciones ceremoniales, matrimonios y funerales.
Los jefes en Hawai’i, las Islas de la Sociedad, las Australes, Samoa, Tonga, las
Marquesas y Rapa Nui usaban tocados con plumas, mientras que el uso de
collares, cinturones y fajas con plumas era permitido ampliamente. Los adornos
florales variaban desde los simples collares de flores enhebradas hasta complejas
construcciones de pétalos de flores y lazos de corteza interior de hibiscos. El
cabello humano se usaba para pelucas en Fiji y para tocados adornados en
Samoa, en las Marquesas se utilizaba en los hombros, brazos y piernas y con él
se hacían adornos finamente trenzados para el cuello, el cabello o la cintura en las
Islas de la Sociedad, Hawai’i, las Tuamotus, Tongareva y las Australes.
Situada fuera de los trópicos, Rapa Nui tiene un ambiente físico un poco diferente
al de sus vecinos polinesios. Con un área de 163,6 kilómetros cuadrados y una
población cercana a los 4000 habitantes, Rapa Nui es territorio insular de Chile
desde 1888.
Los jefes (ariki) se distinguían de los plebeyos (hurumanu). El jefe máximo, ariki
mau, descendía por primogenitura8 del legendario fundador de la sociedad, Hotu
Matu’a. Diez tribus descendían de los hijos y nietos de Hotu Matu’a, pero quienes
descendían de su hijo Miru eran considerados de mayor jerarquía. Los individuos
nacían en una clase social y en un grupo específico de descendencia que, por lo
general, se establecía a través de la línea del padre. Sin embargo, las relaciones
de parentesco se determinaban tanto por el lado del padre como por el de la
madre. Los jefes formaban una especie de aristocracia y se les otorgaba estatus y
prestigio de acuerdo a su jerarquía social, y todos ellos, en especial el ariki mau,
tenían privilegios personales y tapu sagrados. Hotu Matu’a, fundador de la
sociedad Rapa Nui se consideraba descendiente de los dioses Tangaroa y Rongo,
lo que daba poderes sobrenaturales a su descendencia.
Se cree que las tabletas de madera grabadas con símbolos, llamados kohau
rongorongo, son representaciones materiales de los cantos. Al parecer, sus
especialistas, los tangata rongorongo10, sostenían las tablillas mientras recitaban
las genealogías y cantaban en importantes fiestas y ceremonias religiosas. Las
tablillas hicieron posible transformar el canto efímero en un objeto material, que
conservaría un cierto grado de santidad después que el canto finalizara. Aunque
es probable que el origen de las tabletas sea post-europeo, destaca que sea el
único sistema de escritura desarrollado en Polinesia y el resto de Oceanía.
Los pectorales de madera, rei miro, eran utilizados por personas de alto rango
durante las fiestas y las ceremonias religiosas. Su forma es similar a la de las
gargantillas y medias lunas de madera de las vestimentas de luto de las Islas de la
Sociedad y de los adornos para el pecho tallados en las figuras de las Australes.
Una variedad de formas talladas en madera, como una cabeza de tortuga o un pie
humano, se usaban suspendidos como adornos.
Las figuras con formas humanas, talladas en madera o hechas con ramas
entretejidas cubiertas con tapa, probablemente representaban a los ancestros. Las
figuras de madera proliferaron durante el siglo XIX en una serie de tipos
reconocibles, a partir de prototipos provenientes del siglo XVIII. Las clásicas
figuras masculinas conocidas como moai kavakava se caracterizan por su tórax
huesudo y suelen tener diseños grabados en la parte superior de la cabeza. Los
moai tangata eran tallados masculinos más realistas. Las figuras femeninas, moai
pa’a pa’a, tienen cuerpos planos y manos elegantes talladas en relieve. Se dice
que estas figuras, algunas de las cuales cuentan con orificios para suspenderlos,
se llevaban colgados como adornos durante las fiestas religiosas. Los tallados de
animales, como lagartos, anguilas y aves, combinadas a veces con formas
humanas, se fabricaban a partir de trozos irregulares de madera para lograr
formas creativamente realistas.
Estas artes visuales como parte del paisaje cultural y como representaciones en
colecciones de museos en todo el mundo, junto con formas evolucionadas de
música y danza, son importantes hoy en día para el pueblo Rapa Nui como
expresiones verbales y visuales de su identidad cultural.
1
Melanesia: Región geográfica que comprende, de noroeste a sureste, islas que forman un arco
que comienza con Nueva Guinea y continúa a través de las islas Salomón, Vanuatu, Nueva
Caledonia, Fiji y numerosas islas más pequeñas. Micronesia: Región que incluye, de oeste a este
las siguientes islas: Palau, Guam, las Marianas, Estados Federados de Micronesia, las Marshall,
Nauru y Kiribati. Polinesia: Amplia región de apariencia triangular en el centroeste del Océano
Pacífico. Su vértice se encuentra al norte en Hawai’i y los ángulos de base son Nueva Zelanda
(Aotearoa) en el oeste e Isla de Pascua (Rapa Nui) al este. También incluye, de noroeste a
sureste: Tuvalu, Tokelau, Wallis y Futuna, Samoa, Tonga, Niue, las Cook, Polinesia Francesa
(Tahiti y las islas de la Sociedad, las Marquesas, las Australes y el archipiélago de Tuamotu,
incluyendo las Gambier, antes llamadas Mangareva) y Pitcairn (Enciclopedia Británica:
http://www.britannica.com/EBchecked/topic/373679/Melanesia,
http://www.britannica.com/EBchecked/topic/380461/Micronesia,
http://www.britannica.com/EBchecked/topic/468832/Polynesia).
Para mayor referencia, se recomienda consultar los mapas incluidos en este catálogo.
2
Jefaturas: Tipo de organización sociopolítica en la que una figura de autoridad controla algunas
funciones administrativas en una sociedad que aún no ha transitado el camino hacia la
conformación de un Estado, por lo que no mantiene un monopolio sobre el ejercicio legítimo de la
violencia.
3
Tal vez de lo que hoy en día es Indonesia, Taiwán o las Filipinas y Borneo.
4
Athens et al 2002: 57 fn.1
5
Este árbol se llama mahute en Rapa Nui.
6
Idiófono: instrumento musical, de madera o metal, que produce el sonido mediante su vibración.
7
Para mayor información, ver artículo de Daniel Quiroz.
8
Primogenitura: derecho que tiene el primer hijo sobre los demás, siendo el fundamento de este
derecho el haber nacido primero.
9
Ahu: Este término designa estructuras ceremoniales y enterratorios, donde se rendía culto a los
ancestros. Eran lugares sagrados, protegidos por tapu específicos. El elemento esencial de un ahu,
es una plataforma elevada rectangular, delimitada por grandes bloques de piedra tallados o
ajustados, rellena de piedras, grava y tierra, con su parte superior plana y pavimentada, asociada a
una explanada o plaza frente a ella. Se localizan generalmente en la costa y se orientan paralelos a
ésta. Algunas estructuras presentan orientaciones astronómicas relacionadas con los solsticios y
equinoccios. Las construcciones más antiguas de este tipo han sido fechadas entre los siglos sexto
y séptimo. Estas estructuras eran los centros político-religiosos de las diferentes tribus y linajes y
tienen su equivalente directo en los marae o altares de la Polinesia Central y Oriental. A través del
tiempo y por más de 1000 años estos monumentos evolucionaron, siendo cada vez más complejos
y de mayor tamaño, incorporándoseles numerosos elementos arquitectónicos, estéticos y de culto.
Entre éstos, una rampa frontal de acceso a la plataforma, pavimentos de piedra, alas laterales,
crematorios y estatuas. En términos generales podemos referirnos a tres tipos de ahu. El ahu moai
el ahu semipiramidal, y el ahu poe poe. A excepción del ahu moai, los otros tipos parecen haber
sido construidos para la función primaria de albergar enterratorios. A partir del siglo XII hay
evidencias de construcción de cámaras funerarias (cistas) en algunos ahu moai, y entre 1680 y
1868 a.D. la gran mayoría fue transformado en grandes tumbas colectivas (Tomado de
http://www.isladepascua.uchile.cl/ahu1.htm, consultado 1 de junio 2009).
10
En Mangareva podemos encontrar especialistas con el mismo nombre.
Aportes de la arqueología
al conocimiento de Rapa Nui
FRANCISCO TORRES
Los Orígenes
Actualmente, además del lugar de origen, uno de los mayores debates está
relacionado con la fecha de llegada de los primeros colonos polinesios a Rapa
Nui. Por mucho tiempo se consideró que las fechas obtenidas en los centros
ceremoniales de Vinapú (857±200 d.C.) y Tahai (690±130 d.C.) correspondían al
primer período de poblamiento. Sin embargo, en la presente década, los
arqueólogos se han dedicado a la tarea de revisar la cronología de poblamiento de
Oceanía en general, siendo más críticos con las fechas tradicionalmente
propuestas.
Fuertes críticas han surgido a este nuevo planteamiento, no sólo por las fechas en
sí mismas, sino por todo lo que significa en cuanto a la velocidad de desarrollo de
la cultura megalítica y su impacto en el ecosistema isleño, un tema al que volveré
más adelante. Pese a todo, el siglo XIII fue un momento de expansión para la
cultura Rapa Nui ya que otros estudios dan cuenta también de un aumento de la
tala de bosques, los que fueron reemplazados por sistemas de cultivo extensivos
en diversos sectores de la isla, incluyendo la península del Poike3 (ver artículos
de Rauch y Orliac en este mismo catálogo). Este proceso estuvo asociado a un
aumento de la población, la cual terminó de ocupar todos los rincones de la isla, y
se caracterizó también por la construcción y/o ampliación de varios ahu, lo que a
su vez implicó un mayor consumo de recursos naturales. Este incremento en la
demanda de recursos terminó por volverse en contra de la propia gente, quienes
debieron adaptarse a un medio ambiente completamente modificado por ellos
mismos y cuya mayor consecuencia fue la escasez de vegetación que protegiera
los suelos, sirviera de leña y proveyera de troncos y otras materias primas
necesarias para trasladar los moai a través de la isla.
De cualquier modo, es indiscutible que los humanos, el clima y las ratas fueron
responsables conjuntamente de la deforestación de Isla de Pascua, y también
podemos estar seguros que una parte importante de la responsabilidad en la
desaparición de los bosques les cabe a quienes habitaron la isla en aquel tiempo.
Sin embargo, analizar ese hecho sólo desde la perspectiva del desastre ecológico,
cuya consecuencia principal fue el colapso de la cultura Rapa Nui, es negar el
resto de la historia, como si nada tuviera valor más allá de la sombra protectora de
los grandes moai; como si la gente Rapa Nui, al dejar de tallar el rostro de sus
antepasados, hubiera perdido cualquier sentido de la vida para transformarse en
improvisados náufragos a la deriva en una isla desierta, esperando ser
rescatados.
El Patrimonio
Podemos incluir dentro de los avances en investigación todos los trabajos que se
están realizando con el fin de proteger y difundir el patrimonio arqueológico de la
isla. Son destacables todos los trabajos que realiza el Parque Nacional Rapa Nui
en la puesta en valor de distintos sitios arqueológicos, preparándolos para recibir
una cantidad siempre creciente de turistas, entregando información adecuada en
términos de interpretación de la historia de cada uno de ellos, así como también
del adecuado comportamiento de los visitantes. De esta manera, se espera
disminuir el efecto negativo que la gran mayoría de las veces tiene el turismo
sobre la preservación de los sitios arqueológicos, fenómeno que no es exclusivo
de Isla de Pascua.
MARTA P. ALFONSO
El poblamiento de Rapa Nui, la isla habitada más aislada del mundo, se enmarca
dentro del proceso de colonización de Polinesia. En este contexto, dada su
ubicación, Rapa Nui habría sido ocupada por seres humanos en forma tardía. El
origen de las poblaciones polinesias, y por tanto de Rapa Nui, es comúnmente
explicado por dos teorías conocidas como “El Tren Expreso” y “El Bote Lento”
respectivamente.
La teoría del “Bote Lento”, por el contrario, estipula que una vez asentada en
Melanesia, la población del Sudeste Asiático se habría mezclado con grupos
locales. De esta mezcla cultural y genética habría surgido el grupo que pobló las
islas polinesias, llevando consigo una cultura (Lapita) y lenguaje (austronesio)
distintivos2.
Estos resultados indican que tanto hombres como mujeres del Sudeste Asiático y
Melanesia habrían contribuido en la formación de grupos polinesios, pero de forma
variable, lo cual podría ser el resultado de prácticas de residencia matrilocales6 en
las poblaciones ancestrales7. De este modo, la evidencia genética apoya al
modelo del “Bote Lento”.
Los estudios genéticos más recientes retoman los orígenes en el Sudeste Asiático
y confirmarían que las poblaciones polinesias provendrían de esta región, con una
contribución de grupos melanesios que se habrían mezclado en lo que es hoy la
costa de Nueva Guinea20. Algunos investigadores incluso conectan este origen
directamente con la actual Polinesia Francesa, señalando que los antepasados de
la población Rapa Nui tendrían sus orígenes en un grupo provenientes de dicha
región, el que más tarde migró a las Marquesas o hacia Mangareva, desde donde
finalmente habrían navegado a Isla de Pascua21.
MIKI MAKIHARA
Traducción
H: (Escucha) ¡Miki!
M: ¿Sí/Qué pasa?
H: ¿Sabes dónde se encuentra el idioma Rapa Nui?
M: ¿Dónde?
H: Ahí, arriba de la montaña Punapau, en la cima. Ahí se encuentra el
idioma Rapa Nui.
M: ¿Ahora?
H: Momento, momento. Cuando llegaron los extranjeros, trajeron su pasto
para plantar y alimentar a las vacas y las ovejas. El pasto tomó raíz y
desplazó al pasto Rapa Nui hasta empujarlo a la cima de la colina. El
pasto Rapa Nui escapó, huyó, hasta la cima de la colina. Así es como el
idioma Rapa Nui escapó del idioma extranjero (continental) hasta que
alcanzó la cima. ¡No lo olvides!
M: ¿Y si lo llamamos para que vuelva?
H: El pasto quiere regresar al lugar donde nació.
M: Para que lo cuiden.
H: Para hundir sus raíces en el lugar donde nació.
La historia del contacto Rapa Nui con los extranjeros es triste y trágica, pero
también una notable historia de mantenimiento de la lengua original y de
supervivencia cultural ante adversidades desalentadoras. Durante la segunda
mitad del siglo XIX, se perdió la mayoría de los 4000 habitantes de la isla, como
resultado del paso de esclavistas que se llevaron una parte importante de los
isleños y de la propagación de enfermedades infecciosas. El resultado fue una
tragedia humana terrible, además de una profunda discontinuidad cultural, ya que
una buena parte del conocimiento local y religioso, así como muchas tradiciones
se perdieron con la muerte de los ancianos y la conversión masiva al catolicismo.
Entre otros, se perdió el conocimiento sobre los rongorongo, la única escritura
desarrollada en Oceanía antes del siglo XX5.
Por lo tanto, la historia moderna de Rapa Nui comienza con una comunidad
pequeña y empobrecida de sólo ciento diez hablantes sobrevivientes. Poco
después que Chile la reclamara como colonia en 1888, dio la isla completa en
arriendo a una empresa comercial llamada “Compañía Explotadora de la Isla de
Pascua”, que la administró como una granja de ovejas durante cincuenta años. En
los siguientes ciento veinte años, el pueblo Rapa Nui enfrentó muchos desafíos
adicionales, no extraños en la experiencia de otros pueblos colonizados, que
colocaron a los hablantes restantes de ésta, la que una vez fue una consumada
civilización polinesia, en lo que parecía ser un camino seguro hacia la asimilación
cultural y la pérdida de la lengua.
DANIEL QUIROZ
Una de estas gallinas americanas, con rasgos “asiáticos” era la gallina araucana
moderna, ave “descubierta” en Chile entre 1914 y 1915 y dada a conocer en
Europa por Salvador Castelló14: la araucana es una gallina sin cola, con aretes y
que pone huevos azules, entre otras características15. La mayoría de los autores
revisados piensan que entre los antepasados de la gallina araucana moderna
habrían dos variedades muy diferentes, ambas criadas por los mapuche: las
ketros, gallinas con aretes, con cola y que ponen huevos café-rosados, y las
kollonkas, gallinas sin aretes, sin cola y que ponen huevos azul-verdosos. Incluso
estas variedades habrían sido criadas en zonas diferentes de la Araucanía16.
Los autores que defendían el origen prehispánico de la gallina, planteaban que las
características biológicas más significativas de las variedades “americanas” las
relacionaban con variedades “asiáticas” y no “mediterráneas”17. Los opositores
argumentaban que los rasgos “asiáticos” podrían haber llegado con gallinas
traídas por los holandeses desde Indonesia, por los españoles desde Filipinas o
por los portugueses desde la India18. Sin embargo, las pretensiones de los
partidarios de la presencia de la gallina en América antes del 1500 d.C. eran
siempre rebatidas por un hecho irrefutable: “ningún hueso o cáscara de huevo de
gallina precolombina ha sido confirmado arqueológicamente en las Américas”19. El
mismo Carter entendía que “sólo la evidencia arqueológica convencerá a los
últimos escépticos”20.
Esta conclusión debe ser complementada con estudios adicionales sobre restos
de gallinas obtenidos en contextos arqueológicos prehispánicos y post-hispánicos
en otros lugares de América y del mundo, con el fin de establecer relaciones
mucho más precisas entre los distintos linajes de gallinas.
1
Crawford, 1984: 199.
2
Fumihito et al, 1994, 1996.
3
Liu et al. 2006.
4
Góngora et al. 2006.
5
Góngora et al. 2006.
6
Góngora et al. 2006.
7
Zeuner 1963.
8
Crawford 1984.
9
Crawford 1990.
10
Nordenskiold 1922; Seligmann, 1987.
11
Gilmore 1950; Carter 1975, 1998; Crawford 1984.
12
Meggers 1975; Johannessen 1981.
13
Latcham 1922; Castelló 1924.
14
Castelló 1921, 1924.
15
Castelló 1921, 1924; Jacobs, Miles y Mather 1997; Góngora et al. 2006.
16
Castelló 1924.
17
Carter, 1971a: 5.
18
Seligman 1987.
19
Godfrey y Cole 1979: 40; cf. Crawford, 1992; Góngora et al. 2006.
20
Carter 1971a: 5.
21
Contreras et al. 2005.
22
Vega: Extensión de tierra baja, llana y fértil generalmente regada por un río.
23
Termoluminiscencia: Toda emisión de luz, independiente de aquella provocada por la
incandescencia, que emite un sólido aislante o semiconductor cuando es calentado. Se trata de la
emisión de una energía previamente absorbida como resultado de un estímulo térmico. Esta
propiedad física, presente en muchos minerales, es utilizada como técnica de datación.
24
Engobe: Suspensión de partículas de arcilla en agua, o bien de los componentes que conforman
una pasta cerámica. Esta mezcla de partículas con agua se aplica a la superficie de la pieza de
arcilla para formar una capa o revestimiento.
25
Aldunate 1989; Dillehay 1990.
26
Osteometría: Rama de la biometría que estudia las dimensiones de los restos óseos para la
determinación de la edad y del sexo
27
Storey et al. 2007: 10337.
28
Storey et al. 2007: 10338.
Paisaje natural y cultural de Rapa Nui
MARCOS RAUCH
Se estima que sólo hace unos diez mil años atrás la isla habría experimentado los
últimos episodios de este vulcanismo oceánico, quedando configurada su peculiar
forma triangular, gracias a estos tres centros eruptivos principales y alrededor de
setenta conos volcánicos secundarios. Finalmente, el incesante oleaje marino se
ha encargado de modelar sus tres vértices, generando grandes acantilados, y un
aspecto desmembrado de sus costas con escasos lugares para desembarcar en
forma segura.
Si se compara con sus vecinas, las islas hermanas de Polinesia, e incluso con el
Archipiélago de Juan Fernández, mucho más cercano a las costas chilenas, Isla
de Pascua no alcanzó a desarrollar una naturaleza abundante de plantas, y menos
aún de animales terrestres. Del total de 355 especies identificadas, sólo 47 se
consideran nativas (lo que equivale a un 36% de endemismo). De esta cantidad,
sólo 17 especies serían únicas de la isla, incluyendo cuatro tipos de helechos, y se
habrían extinguido 16 especies, nueve de las cuales fueron exclusivas de la isla.
Asimismo, de este total, veinte especies habrían sido introducidas hacia el siglo V
d.C. por los tempranos colonizadores polinesios. Es muy probable que el número
de plantas introducidas haya sido mayor, pero hoy se encontrarían desaparecidas
en la isla2.
Con este arribo, según la leyenda encabezada por el ariki Hotu Matu’a, se inició
una nueva etapa ambiental en la isla, que repercutió drásticamente en el paisaje y
el frágil ecosistema terrestre. Durante el asentamiento inicial, los primeros
habitantes de la isla se dedicaron al reconocimiento de los recursos terrestres y
marinos. La isla disponía de una interesante fuente de materias primas volcánicas,
compuestas principalmente por duros basaltos y rocas más blandas conocidas
como tobas y escorias.
Esta división territorial fue demarcada por hitos de piedra llamados pipi horeko,
que con el correr del tiempo se volvieron cada vez más trascendentes en la vida
de los isleños. Curiosamente, las zonas interiores de la isla por sobre los
doscientos cincuenta metros de altura, quedaron al parecer reservadas para un
propósito comunitario, vinculado a la obtención o manejo de algún recurso natural.
Los estudios científicos parecen confirmar lo anterior, pues existen asentamientos
aislados estacionales asociados a talleres líticos y explotación de algunas
especies leñosas. Recientemente, asociadas a las quebradas del Maunga
Terevaka, se han hecho singulares hallazgos relacionados con el manejo del agua
en la isla, consistente en la construcción, con grandes bloques de piedra labrada,
de sistemas de contención y canalización del agua en estas quebradas, indicando
una importancia de tal recurso desconocida hasta la fecha8.
Se estima que hacia el año 1200 d.C. ocurrió el apogeo cultural de la antigua
sociedad Rapa Nui, y cuya impronta fundamental es el megalitismo en torno al
tallado de los moai, las singulares y famosas estatuas de toba volcánica; el
desarrollo de una arquitectura monumental testimoniada por más de trescientos
altares ceremoniales; y un rico arte rupestre, con cientos de diseños labrados
sobre rocas y diseminados por toda la isla.
Este desarrollo demandó una alta organización social, mano de obra especializada
y el uso cada vez mayor de materias primas y recursos naturales, especialmente
de origen vegetal. De este modo, hacia el siglo XVI la isla presentaba un territorio
casi completamente modificado, caracterizado por un asentamiento extensivo
aglutinado en torno a los altares ceremoniales, aldeas, recintos y áreas agrícolas,
además de asentamientos estacionales. Todas estas obras se sustentaron en el
uso de las rocas locales, y se integraron en forma armónica con el paisaje,
dándole un aspecto único de continuidad natural a la arquitectura con fines
rituales, domésticos y agrícolas. Ello todavía es posible observarlo es algunos
sectores dentro de la isla, particularmente en el lado norte de la isla, planicies de
la costa sur y Rano Kau.
Esto provocó una nueva transformación del paisaje isleño, pero sobre la base de
una progresiva alteración del patrimonio arqueológico y una intensa actividad
ganadera prolongada hasta mediados de la década de 1960. De esta manera, la
disminución de la cobertura vegetal ocurrida en el último siglo, con la extinción de
numerosas especies, ha originado el actual paisaje isleño, semejante a una
sabana seca, dominado por un estrato herbáceo abundante, y con presencia de
arbustos aislados y asociaciones boscosas exóticas, que otorgan un paisaje más
bien monótono a las planicies, lomas y conos volcánicos cubiertos con vegetación.
Desde un punto de vista ecosistémico, el territorio ha derivado a una mínima
complejidad ecológica, con una alta pobreza en su diversidad florística, quedando
relegada las escasas especies nativas a lugares aislados como acantilados,
cavernas y quebradas, incluido el magnífico jardín botánico natural existente en la
apagada caldera volcánica del Rano Kau.
Con estas características, Rapa Nui ingresó al siglo XXI, sin embargo, el
desarrollo impulsado por el turismo, el proceso de re-asentamiento rural y
desarrollo agrícola alcanzado en las últimas décadas, hacen presumir nuevos
cambios en el paisaje cultural y natural insular. La existencia de un espacio de
protección del patrimonio cultural y natural de la isla, a través del Parque Nacional
Rapa Nui y la declaratoria de toda la isla como Monumento Histórico, no
garantizan del todo la preservación del rico patrimonio isleño9. En la actualidad, la
ganadería sin control de caballos y vacas ha reemplazado a la de ovejas,
continuando con el proceso de degradación de suelos y praderas, pero esta vez
con nuevos efectos. Desde la perspectiva ambiental, es preocupante la
desaparición de especies vegetales endémicas y la pérdida del suelo por efecto de
la práctica de quemas de pastizales para renovar áreas de pastoreo, las que
finalmente terminan siendo colonizadas por especies invasoras exóticas. Desde la
perspectiva patrimonial, inquieta el pastoreo sobre asentamientos y sitios
arqueológicos emblemáticos, y desde luego los efectos calóricos sobre las rocas
originados por las quemas mencionadas.
Del mismo modo, hay que preguntarse si Rapa Nui está preparada hoy para
absorber un turismo que aumenta anualmente a un ritmo sin control aparente, y
que demanda cada vez más el uso de los escasos recursos naturales y
energéticos disponibles para construcción y entrega de servicios básicos.
Igualmente, vale la pena cuestionarse si los instrumentos de ordenamiento y
regulación territorial resolverán la legítima aspiración de los isleños de acceso a la
tierra para su desarrollo, contemplando planes de conservación de zonas
arqueológicas que aún se preservan en la isla y los subsidios necesarios para
ello.
En una reciente publicación expresé que las respuestas a estas reflexiones están
en los propios Rapa Nui, quienes deben compatibilizar, por un lado, sus legítimas
aspiraciones de prosperidad comunitaria, y por otro, la preservación de su singular
patrimonio cultural y del “museo al aire libre” más espectacular del mundo y con
los retos ambientales globales de los cuales no están ajenos10. A su vez, el Estado
de Chile debería renovar sus 121 años de vínculo con la isla, sopesando a veces
su contradictorio papel histórico, caracterizado por la escasa comprensión de la
realidad sociocultural y patrimonial de la isla, y con una mirada más bien centrada
en el aura de exotismo polinesio que posee la isla.
Sólo recordando la propia historia cultural y natural de Rapa Nui, quienes tienen
en sus manos los destinos de Isla de Pascua, incluyendo sus actuales herederos,
podrán construir el presente y legarlo a los futuros isleños y a toda la Humanidad.
1
Clark et al. 1977; González-Ferrán 1987.
2
Fuentes 1913; Skottsberg 1928; Flenley 1984; Dransfield et al. 1984; Zizka 1991; Orliac 1996;
Rauch et al. 1996; Lefeuvre et al. 2005.
3
Mieth, et al. 2003.
4
Gramíneas: Nombre científico con el cual se agrupan los pastos.
5
Ciperáceas: Nombre común de una familia de plantas con flores parecidas a la de los pastos,
pero que se diferencian de estos por sus tallos de forma triangular.
6
Al respecto Catherine Orliac nos entrega en su artículo una visión más acabada de la evolución
natural de la isla.
7
Ayres 1976; Cristino et al. 1986; Budd 1991.
8
Comunicación personal de la arqueóloga isleña Sonia Haoa.
9
Isla de Pascua fue declarada Monumento Nacional en 1935, año en que también fue declarada
Parque Nacional. Ambas declaratorias fueron impulsadas en su época por destacados científicos
nacionales e internacionales preocupados por el saqueo sin control de las piezas arqueológicas y
el deterioro ambiental producto de la actividad ganadera. El Parque Nacional Rapa Nui, declarado
como Sitio del Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1995, actualmente sólo protege poco más
del 41% de la superficie de la isla.
10
Rauch y Marambio 2007.
11
Peña 2009. El graffiti original decía: “Este país tiene un hermoso futuro, pero.... ¿sobrevivirá al
presente?
Medio Ambiente Vegetal y Materias Primas en Rapa Nui
CATHERINE ORLIAC
Parece difícil atribuir a los antiguos Rapa Nui la destrucción de casi todos los
árboles de su isla. Desde luego, su instalación tuvo que tener un impacto sobre
este medioambiente frágil, pero es difícil imaginar a estos marinos fuera de lo
común, estos horticultores ingeniosos, estos polinesios respetuosos de una
naturaleza enteramente habitada por los dioses, destruyendo todos los árboles,
desde los más grandes a los más pequeños. La respuesta se podría encontrar en
los caprichos del clima, como lo prueban los análisis efectuados sobre los
arrecifes de coral y la circulación de las corrientes marinas en el Océano Pacífico.
De hecho, toda su vasta extensión está sometida al fenómeno de El Niño, el cual
de manera irregular, cada tres o diez años, perturba los parámetros atmosféricos y
oceánicos. Su impacto es idéntico sobre regiones tan alejadas como Isla de
Pascua y Nueva Caledonia, observándose en ambas una caída de la temperatura
acompañada por un alza de la salinidad del agua de mar y una disminución
importante de precipitaciones.
Los Rapa Nui disponían entonces, al menos al comienzo del siglo XVII, de
variadas maderas útiles. En la vida cotidiana, la gran palma de azúcar
Paschalococos disperta11 proveía su savia azucarada y centenas de pequeños
cocos, así como sus hojas para cubrir las hare paenga y fabricar esteras o cestas;
su tronco podía servir para confeccionar rodillos para desplazar los moai. El
raquis12 de otra palmera, todavía no identificada, constituía el asta de lanzas como
aquellas reportadas por Pierre Loti (1862) y el Capitán Arup (1868).
En Tahiti13 y las Islas Marquesas14 la madera de Alphitonia ziziphoïdes era muy
apreciada para la construcción de canoas y servía igualmente como yunque para
golpear y batir fibras vegetales (tapa). La de Elaeocarpus rarotongensis pudo
haber sido utilizada para fabricar zaguales (remos cortos) y lanzas15. Syzygium
malaccense, sin duda traída por el hombre, como en otros archipiélagos
polinesios, era apreciada por sus frutos comestibles16 como también por su
madera dura, resistente y de buena calidad17 al igual que la de Premna18. El
tronco de Psydrax odorata, recto y liviano, era útil para hacer arpones y el
balancín19 de las canoas20 La madera semi-dura de Coprosma, Psychotria y
Psydrax odorata fueron sin duda empleadas como combustible21. En cuanto a
aquellas de Myrsine y Xylosma suaveolens, más resistentes, también debieron ser
utilizadas para múltiples propósitos.
Conclusión
1
Palinología: Determinación botánica del polen (células reproductoras de las flores macho), que
se conservan mucho tiempo en el suelo.
2
Antrocología: Determinación botánica de carbones de madera encontrados en los hornos de las
habitaciones.
3
Flenley y King, 1984: 49-50; Flenley et al. 1991:37-38.
4
Flenley et al. 1991.
5
A veces bajo forma de vestigios, notoriamente al interior del cráter del Rano Kau.
6
Orliac C. y Orliac M. 2008b.
7
Mesófila: Característica de regiones de pluviosidad variable, esta vegetación de formas variadas
es parecida a la que podemos encontrar en los valles bajos o sobre las primeras pendientes de las
islas de la Polinesia Oriental.
8
Delhon y Orliac 2009.
9
Ourbak 2006.
10
Según los datos efectuados sobre El Niño de 1982 (Ourbak 2006).
11
Orliac, 1989: 61-63 ; Arnold M. et al., 1990: 217-219.
12
Raquis: “Parte central de la palmera. Es la continuación del peciolo de donde salen los folios o
segmentos en las hojas pinnadas de las palmeras”. Grau. 2000.
13
Morrison, 1966: 120.
14
Brown, 1935: 168.
15
Brown, 1935: 169.
16
Brown, 1935: 202.
17
Petard, 1986: 242; Henry, 1988: 57.
18
Henry, 1988: 66.
19
Balancín: En Polinesia hay embarcaciones con balancín. En Rapa Nui estas embarcaciones
recibieron el nombre de “vaka ama”. Este balancín “consistía en un palo grueso, del arbol hauhau”
(Englert, 1948), y que permitió una mayor velocidad y estabilidad a la canoa.
20
Morrison, 1966: 120.
21
Orliac C. y Orliac M. 2008a; Orliac, 2009.
22
Orliac 2005.
Conservación del Patrimonio Arqueológico Rapa Nui.
PAULA VALENZUELA
Quizás uno de los aspectos de la cultura ancestral Rapa Nui que más sorprende a
las personas que por primera vez visitan Isla de Pascua, es constatar que todos
los moai que, en algún momento, estuvieron erguidos en una plataforma o ahu,
fueron derribados.
En Isla de Pascua “…hay aproximadamente 300 ahu […] la mitad de los cuales
tenía uno o más moai erectos sobre ellos”2. Hasta el 2009 catorce ahu han sido
restaurados y sus moai re-erigidos sobre las respectivas plataformas, a lo que se
debe sumar la reconstrucción total de la aldea Ceremonial de Orongo. La totalidad
de estos trabajos se ejecutó dentro de la segunda mitad del siglo XX, comenzando
en 1956 con el Ahu Ature Huki, ubicado en el sector de la playa de Anakena, y
terminando en 1999 con el ahu de la caleta de Hanga Piko.
Muchos de los sitios restaurados, hoy son las atracciones turísticas más
importantes de la isla, destacando Ahu Akivi en el centro de la isla (1960); el
complejo Tahai (compuesto de tres ahu y una serie de otras estructuras) dentro
del sector de Hanga Roa (1968-70); la ya mencionada Aldea Ceremonial de
Orongo en Rano Kau (1974-76); Ahu Naunau en Anakena (1978-80) y Ahu
Tongariki en Hanga Nui (1992-95), siendo este último el más monumental de
todos, con quince moai de pie sobre la plataforma.
Esta es una larga discusión entre los especialistas del área, cuya conclusión más
consensuada –y muchas veces poco comprendida- es que ya se tendría un
número suficiente de sitios restaurados que “… ilustran suficientemente el aspecto
y características originales de esas construcciones…”4; que la destrucción de los
mismos es parte de su historia que no se debe desconocer; y que ahora “… ha
llegado el momento… de poner énfasis en la solución de los serios problemas de
conservación que hoy presentan…”5.
En consecuencia, y debido a que su integridad física se encuentra en riesgo, en
los últimos treinta años el eje de la preocupación por preservar el patrimonio
arqueológico Rapa Nui se ha desplazado, paulatinamente, desde la necesidad de
restaurar estructuras arqueológicas a la de conservar la materialidad de las
mismas.
Las fuertes lluvias (en promedio más de 1000 mm al año) y vientos tienen
principalmente dos efectos que afectan la conservación de la toba: por un lado,
erosionan la superficie de la misma y por otro, lavan su elemento cementante, lo
que la debilita estructuralmente.
Otro problema serio que afecta la conservación tanto de los moai como del resto
de las estructuras arqueológicas y el arte rupestre, es el ganado -principalmente
caballares- que circula libre y sin control por toda la isla. Al pastar sin supervisión,
el ganado transita entre los sitios arqueológicos, erosionando la superficie de los
moai al caminar y frotar sus cuerpos en ellos en forma indiscriminada. Igualmente,
con estos hábitos generan otros efectos dañinos como la desestabilización de
muros de otras estructuras arqueológicas y la erosión de los diseños de arte
rupestre asociados a sitios a ras de suelo con petroglifos.
Dada la magnitud del trabajo que queda por hacer en el campo de la conservación,
no se debe eludir por más tiempo la necesidad de generar un plan maestro para la
preservación del patrimonio arqueológico monumental de Isla de Pascua.
Esto es todavía una deuda histórica que Chile tiene como país con el patrimonio
arqueológico Rapa Nui. En mi opinión, una de las primeras acciones que se deben
ejecutar para generar el mencionado plan, es la realización de un diagnóstico del
estado actual de conservación de la estatuaria Rapa Nui, que determine las
necesidades, defina las prioridades y grados de las intervenciones, para
finalmente poder canalizar los recursos e iniciativas de conservación dónde sea
más necesario y urgente.
Es de esperar que en el mediano plazo nuestro país tome conciencia de lo
relevante que es desarrollar la tarea pendiente y se le destinen los recursos
necesarios para su ejecución.
1
Período histórico: Período en que se comienza a tener los primeros registros escritos sobre la
isla. En ellos se puede encontrar las primeras descripciones sobre su geografía, patrimonio
arqueológico, de los habitantes y su cultura, flora y fauna, etc.
2
Charola, 1997: 33.
3
Bahamóndez, 2008: 81.
4
Charola, 1997: 7.
5
Ibíd.
6
Bahamóndez, 2008: 89.
7
Rauch y Noel, 2007: 39.
8
Bahamóndez y González, 2007: 59.
9
Rauch y Noel, 2007: Ibíd.
10
Intemperismo: Acción del viento, lluvia y cambios de temperatura sobre las rocas (también se
puede incluir el efecto de las plantas y animales). Esto provoca la meteorización de éstas, proceso
por el cual las rocas en la superficie de la tierra o cerca de ella se fragmentan y erosionan.
11
Según información del Programa Territorial Integrado de CORFO Tarai Henua, durante el
período 2003-2007 el ingreso de turistas a Rapa Nui pasó de 31 824 a 53 508 personas.
12
Bahamóndez, 2008: 90.
13
Ibíd.
Artesanía tradicional de Rapa Nui
ISABEL PAKARATI
MARCOS RAUCH
PABLO ÁVILA
El valor agregado a las piezas Rapa Nui tomaría nuevos bríos en el siglo XIX. En
1879, cuando aún la isla se consideraba bajo la influencia de Polinesia Francesa,
el tahitiano Alexander Salmon se trasladó a la isla para administrar los negocios
de la firma Brander, que iniciaba la explotación ganadera de ovejas en Rapa Nui.
Salmon, llamado por los isleños Ari’i Paea Salmon, organizó un grupo de isleños
para buscar en las cavernas y lugares ocultos, artículos de valor histórico y
artísticos para comercializarlos en Papeete. Junto con esto, empleó a diestros
isleños para reproducir objetos en madera y piedra copiados de piezas antiguas,
las que vendía a los buques de paso por la isla1. De esta manera, se inició la
reproducción masiva, con fines comerciales, de las artes manuales de Rapa Nui,
basadas fundamentalmente en el tallado en madera y piedra volcánica.
A fines de 1960, con la apertura de la isla al mundo a través del arribo de los
vuelos comerciales, la creación de artesanías adquirió un carácter más
internacional, masificándose la confección de tallados y ampliándose el uso de
materias primas de origen vegetal y marino. Cabe destacar la influencia tahitiana
durante este período, la cual se produjo mediante el contacto mantenido por
algunos Rapa Nui con Tahiti, quienes junto con llevar a Isla de Pascua objetos
confeccionados en fibra como sombreros, carteras, bolsos, esteras y collares
elaborados con caracoles marinos, importaron una nueva visión comercial de las
manualidades y técnicas de elaboración.
Actualmente, existe una variada gama de productos artesanales dispuestos para
la venta a turistas y otros interesados. A continuación, reseñamos las principales
materias primas usadas en el presente y los nombres respectivos de los objetos y
piezas elaboradas:
Por su parte, las fibras vegetales en Rapa Nui se han utilizado desde tiempos
ancestrales, principalmente para la elaboración de vestuario ritual y cotidiano,
confecciones de uso doméstico y para las artes de pesca. En la actualidad, se
usan solamente como fuente de materia prima las especies mahute (Broussonetia
papyriphera), corteza de plátano (kakaka), totora (Scirpus californicus) y hojas de
palmera (Cocos nucifera). Las piezas que se elaboran con estos y otros materiales
más escasos son trajes, esteras, bolsos, sombreros, coronas y cuerdas. Además,
en las últimas décadas, se ha desarrollado la pintura sobre fibra de mahute,
rescatando una antigua práctica de pintado vinculada con el tatuaje corporal
(takona).
En la antigüedad, los Rapa Nui contaron con una escasa diversidad de piezas
elaboradas a partir de huesos, siendo las más importantes anzuelos utilitarios y
rituales llamados mangai, así como pequeños arpones y agujas. Hoy día se
vuelven a reproducir estos objetos para su venta, pero ampliándose los diseños,
siendo posible encontrar, por ejemplo, una rica variedad de anzuelos de hueso
que se combinan con otros elementos y materias primas para darle un mayor
realce y valor a la pieza final.
Mención especial merecen las plumas, con las que se confeccionan elaborados
tocados, trajes y ornamentos en general. Estos presentan una gran demanda
comercial, alcanzando altos valores, dependiendo de la calidad de manufactura,
materiales y el prestigio de la artesana.
Del mar se obtiene principalmente conchitas y caracoles, tales como pure, tomató;
y los pipi: uri uri, anakena, tea tea, recursos usados corrientemente en la
confección de collares y como adornos en los trajes típicos. Estos se combinan
con fibras, plumas, y madera. Debido a la escasez de algunas de estas especies,
se ha empezado a combinarlas con otros caracoles traídos principalmente desde
Polinesia, renovando los diseños. Los collares son ofrecidos en las despedidas de
turistas, familiares o amigos como testimonio de afecto y recuerdo. Destacan los
medallones de pure uri uri, los hakarava, y múltiples combinaciones de conchitas
con plumas, vértebras de pescado, por citar algunas.
Conclusiones
1
Routledge,1919.
Colecciones de Oceanía y Rapa Nui en el
Museo Nacional de Historia Natural de Santiago
MIGUEL Á. AZÓCAR
ELIANA DURÁN
CLAUDIO GÓMEZ
Luego del regreso de Claudio Gay a Francia, asume la Dirección del Museo el
naturalista de origen germano Rodulfo A. Philippi (1853-1897), iniciando una
expansión de la labor científica que significó un considerable aumento de las
colecciones, reduciendo el espacio disponible en el local que ocupaba el Museo
en un edificio de calle Compañía. Tan crítica era la situación, que en 1861, cuando
don José Tomás Urmeneta donó una importante colección de objetos de Oceanía,
éstos debieron ser ubicados en el edificio de los antiguos Presidentes, conocido
popularmente como edificio de las Cajas, emplazado en el sitio en el que hoy se
encuentra el Correo Central. Luego en 1868 fueron trasladados a un salón del
nuevo edificio de la Universidad de Chile.
La Colección de Oceanía
Otras personas que contribuyeron con piezas de origen oceánico fueron: don
Francisco Echaurren, don Carlos Sanfurgo y don Vyville Thompson, por nombrar
algunos.
En el año 1966, siendo directora del MNHN la Dra. Grete Mostny, mediante el
Decreto Nº 3290 de abril de ese año, se concretó un canje con el Museum and
Laboratories of Ethnic Arts and Technology, perteneciente a Universidad de
California, Los Angeles2. Mediante este canje se obtuvieron importantes piezas
tales como máscaras y escudos rituales, pinturas sobre espatas3, postes
ceremoniales antropomorfos, tambores y otros, procedentes de Papúa Nueva
Guinea, Australia y otras islas de Melanesia.
Historia de la Colección de Rapa Nui
A fines del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, las colecciones del Museo
Nacional de Historia Natural se incrementaron gracias a los variados intereses de
los científicos de la época y a los aportes realizados por personas privadas,
quienes entregaron en vida o por herencia, sus colecciones al Museo. Del mismo
modo, el MNHN aprovechó las oportunidades de adquisición que se presentaban
en misiones oficiales del Estado de Chile, especialmente diplomáticas o de las
Fuerzas Armadas.
Podemos afirmar que esta colección se inicia en 1870 con las valiosas piezas
reunidas en Isla de Pascua por Don Ignacio Luis Gana, Capitán de la Armada de
Chile. A este oficial, siendo Director de la Escuela de Aprendices de Marineros, se
le comisionó para que viajase a realizar el levantamiento topográfico de la isla y
levantar planos de las costas que visitara la corbeta O’Higgins, la cual, al mando
del Comandante José Anacleto Goñi, realizaba un viaje de instrucción para
cadetes y marineros a Isla de Pascua.
Es importante recordar que cuando la corbeta O’Higgins visitó Isla de Pascua, ésta
no estaba adscrita a ningún estado-nación de la época, ya que Chile tomó
posesión de ella recién en 1888. El acto de coleccionismo de Gana, por tanto, fue
en su momento uno más de los muchos otros realizados por expediciones
navales, de balleneros y cazadores de focas, misioneros católicos y otros viajeros
que llevaron objetos desde Rapa Nui a distintos países, especialmente de
Norteamérica y Europa.
Con el paso del tiempo, el aporte del Capitán Ignacio Luis Gana cobró especial
relevancia por la singularidad y calidad de los objetos colectados, lo cual era
común en esa época, ya que mientras más exótico o raro pareciera algún objeto,
más atractiva era su adquisición. Entre las piezas más destacadas de esta
colección figuran dos tablillas parlantes (kohau rongorongo), un pectoral de
madera (reimiro), un moai de basalto, distintas figuras de madera (moai kavakava,
moai pa’a pa´a y moai tangata), una concha de caracol de madera (pure),
escultura antropomorfa de piedra y cabeza antropomorfa de piedra, ambas con
dibujos incisos, una red (kupenga), un sedal de pelo (hiri ó taúra), puntas de
proyectil (mata’a) y el bastón rongorongo, pieza única en el mundo.
1
Azuela: tipo de hacha de mango corto y en ángulo agudo con respecto a la hoja, que sirve para
trabajar la madera.
2
Actualmente denominado “Museo Fowler de Historia Cultural de la Universidad de California, Los
Angeles” (UCLA Fowler Museum of Cultural History).
3
Espata: Hoja de color, que protege a las flores y atraen a los insectos. Acompaña a la flor,
sustituyendo a los pétalos.
4
Vesicular: tipo de basalto caracterizado por la presencia de huecos o burbujas dejadas por el gas
volcánico al salir de la lava.